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Introducción sobre el sueño en niños

Una guía sobre diferentes opciones con un único objetivo, que niños y padres descansen bien.

Una guía sobre diferentes opciones con un único objetivo, que niños y padres descansen bien.

Tener un hijo es una de las mejores experiencias de la vida. Es fantástico, ilusiona, sorprende… Pero siempre agota.

Una vez me dijo una madre:

“La depresión postparto no existe,
es agotamiento”.

Creo que en mis años de experiencia como pediatra, antes de que el niño cumpla los dos meses, no he visto a una sola madre que no tuviera cara de ir a morirse en cualquier momento.

En los primeros meses el coeficiente intelectual de cualquier padre o madre baja de forma alarmante. Esto no lo entiende nadie hasta que le pasa.

Pero es que necesitamos dormir, y el inicio de la vida de un niño suelen romperle el ritmo de sueño a cualquiera.

No se descansa bien y eso pasa factura. Os sentís agotados y el humor se resiente.

Cuando se habla sobre el sueño de los niños, hay quien centra el tema sólo en el niño, pero es importante pensar un poquito más allá.

Al niño le conviene tener unos padres descansados y de buen humor, porque va a convivir con ellos.

Y no le recomiendo a ningún niño la vida con unos padres que llevan seis meses o a veces seis años sin una noche de descanso decente.

Hablando de sueño y niños, a mi modo de ver, el objetivo es que todos (hijos y padres) podáis descansar bien.
Respecto al sueño de los niños hay teorías muy diferentes.

Pero es que hay padres, niños y circunstancias muy diferentes.

Hay defensores radicales de cada una de esas teorías, la mayoría muestran sus argumentos y atacan a la contraria.

Yo sinceramente creo que ninguna de ellas es la única verdad, ni válida para todos.

Intentaré exponer las dos posturas que en este momento tienen más difusión:

El colecho.

Enseñar a los niños a dormir solos.

Son teorías muy diferentes en sus principios y en su aplicación.

Hasta el punto de que los defensores de cada una consideran en muchos casos una barbaridad lo que la otra propone.

Mi labor intento que consista en informar, ofreciendo consejos que puedan ayudar a algunos padres.

Pero en ningún caso pienso que soy poseedor de la verdad absoluta.

Yo no creo en dar información a los padres generándoles continuamente miedos.

Diciendo como hacen algunos que no obedecer sus indicaciones harán un daño irreparable a su hijo.

Estos autores hacen mención continua a estudios que respalden lo que afirman.

Y en teoría eso es positivo, quiere decir que no es una opinión subjetiva, sino que son afirmaciones científicamente comprobadas.

Pero es que tratándose de educación infantil todo es subjetivo.
Todas las teorías tienen una fuerte carga ideológica.

Y hay estudios que “demuestran” una cosa y otros de “demuestran” la contraria.

Yo he leído libros, estudios y hablado con defensores de una postura y de otra.

Pero sobre todo hablo con padres y sé que lo que a unos les funciona es para otros impensable.

Y con ambas teorías puede conseguirse el objetivo:

Que padres e hijos puedan descansar.

Por tanto las expondré del modo en que yo las entiendo, con sus condicionantes y métodos distintos y sois vosotros los padres, los que debéis decidir cual es más adecuada para vuestra familia.

O si debéis buscar otro método distinto de estos dos.

Como en tantas otras cosas, hablando de educación, cuanto antes se empiezan a hacer bien las cosas, menos trabajo cuesta. Y si empezamos haciéndolo mal, es más difícil corregirlo cuanto más tiempo pase.

Por eso, lo recomendable sería que esto se leyera antes de tener el niño y especialmente antes de que aparezcan los problemas de sueño.

Escribo este libro por “puro egoísmo”.

Porque como pediatra sé que existe una cadena de acontecimientos inmutable por la cual:

“Si el niño no duerme, no duermen lo padres.

Y si los padres no duermen, no duerme el pediatra.”

Y ese soy yo.

Así que vamos a ver si dormimos todos.

Capítulo siguiente: Bases para entender el sueño en niños…