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Prevención de la obesidad infantil

En obesidad infantil es mejor prevenir que curar: Descubre cómo hacerlo.

Seis normas claras para evitar la obesidad infantil.

 

Uno de los problemas del tratamiento de la obesidad es lo poco efectivo que suele ser.

En adultos, la reducción del peso se consigue sólo en algunos casos, pero mantenerlo bajo a largo plazo es algo que se logra en muchos menos.

Las medidas que voy a describir son aplicables desde el momento que se empieza a introducir alimentación distinta a la leche:

  • Dar de comer sólo comida de calidad y sólo a la hora de las comidas. Así conseguimos una buena nutrición obligando al cuerpo a consumir grasas entre las comidas y sin causar un aumento del nivel de tolerancia al azúcar.
  • La única bebida para quitar la sed es el agua. Cualquier otra bebida reduce poco a poco la capacidad de soportar el ayuno, aporta calorías para quitar algo que cede sólo con líquido e impide el descenso de azúcar en sangre, normal entre las comidas, que obliga al cuerpo a consumir parte de las grasas almacenadas.
  • No sustituir la comida que toca por otros alimentos. Cuando hacemos sustitución se selecciona la dieta en función de los gustos del niño, no de las necesidades de su cuerpo, lo que lleva a dietas con poca variedad y mala calidad. Si no la toma, se queda sin comer hasta la siguiente toma. La mayor catástrofe que sufrirá el niño por ello será saber lo que es el hambre. Ningún niño se muere de hambre si se le ofrece comida de forma regular, aunque no sea la que prefiere. De hecho la mayor parte de los obesos, en el período de introducción de la alimentación destacaron más por seleccionar la comida y ser malos para comer, que por ser comilones.
  • No poner la tele cuando comen. Aunque muchos padres afirman que es la única forma de que el niño abra la boca y nos deje darle de comer, a la larga nunca comerá sólo, porque la tele lo emboba y no se concentrará en la comida mientras tenga la tele delante.
  • Evitar la televisión como tranquilizante de niños. Tienen que moverse. En los lactantes hay que jugar con ellos, no plantarlos delante de la tele para que estén callados. Cuando crecen favoreced que salgan a jugar a la calle el máximo tiempo posible. Dedicadles tiempo para jugar con ellos en juegos que precisen de actividad física. Sé que no hay quien siga el ritmo de un niño, pero no podemos pretender que sean ellos los que sigan el nuestro, el sedentarismo.
  • No usar la comida como entretenimiento ni como premio. Si un niño está asustado o nervioso abrázalo, si está aburrido juega con él. Como premio usa cualquiera de las dos anteriores.

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