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Tiene el sueño cambiado

Mi niño tiene el sueño cambiado

¿Qué hacer si un niño duerme durante el día y no para durante la noche? Especialmente en los primeros días de vida.

Tiene el sueño cambiado

¿Qué hacer si un niño duerme durante el día y no para durante la noche? Especialmente en los primeros días de vida.

Es decir que de noche no duerme bien y luego durante el día aguanta entre toma y toma más de lo normal. (Estoy aquí hablando de los primeros días de vida).

Esto si es un problema.

Ya que la incompatibilidad con el horario de los padres impide el descanso de estos, cuando en realidad no hay ningún beneficio para el niño por tener ese ritmo.

Al bebé no le interesa que sus padres duerman mal. No es lo mismo para él convivir con unos padres descansados y de buen humor que hacerlo con dos zombies malhumorados que llevan meses sin dormir.

Esta alteración del ritmo es frecuente los primeros días tras el nacimiento. Y si no se soluciona en esos primeros días puede mantenerse algún tiempo.

¿Qué hacer si un bebé duerme de día y está más activo de noche?

Uno de los factores que regula el sueño es la melatonina, una sustancia que se produce en función de la iluminación ambiental.

Por eso, para que duerma de noche es necesario que su ambiente durante el día esté siempre iluminado, aunque esté dormido. Y que esa iluminación se reduzca de noche. Es decir, de día con las persianas y cortinas abiertas, de noche con el mínimo de luz posible.

A modo orientativo (en realidad ya sabéis que no hay tiempo mínimo entre las tomas), los primeros días suelen tomar, cada 1-3 horas. Y los primeros 15 días no interesa que duerman más de 5 horas seguidas sin comer (para evitar una bajada de azúcar por un ayuno prolongado).

Para que esas horas de descanso máximo las haga de noche, conviene que ofrezcamos con más frecuencia el alimento durante el día.

Habrá niños que quieran comer cada hora, cada dos horas… pero no conviene dejarles que estén más de 3 horas durmiendo sin comer durante el día.

Si durante el día le dejáis que descanse períodos de más de 3 horas, llegará a la noche muy descansado y con hambre. Esa combinación significa mala noche garantizada.

De modo que si llegan las 3 horas (contando del principio de una toma el principio de la siguiente) y sigue dormido, cogedlo y dadle un poco de entretenimiento, movedle brazos y piernas, jugad con él, y si no se despierta, quitadle la ropa, hacedle cosquillas… Soltadle al hermano o primo de 3 años… Hacedle la puñeta, vamos.

Hay gente que dice que no hay forma de despertarlos y cuando los veo intentarlo, lo que le hacen es caricias suaves en la carita, les hablan con delicadeza… No es por nada, pero así yo, me duermo.

A veces hace falta pasar un par de noches malas para desarrollar cierto grado de “mala uva” cariñosa.

Durante la noche, las primeras dos semanas despertadlo sólo si pasa más de 5 horas sin comer.

A partir de las dos semanas si aguanta más de 5 horas, lo que debéis hacer es agradecerlo y descansar, que seguro que a esas alturas sin haber tenido una sola noche decente en semanas, lo necesitáis.

Acortando el tiempo entre las tomas durante el día conseguimos varias cosas:

– Estimulamos la producción de pecho (si toma pecho). Tened en cuenta que cuanto más vaciamos el pecho, más leche produce.

– Le damos antes de que esté desesperado, con lo que come más tranquilo y traga menos gases.

– Al darle con más frecuencia durante el día, cuando llegue la noche, tendrá menos hambre y más sueño.

¿Y en lactantes más grandes?

En niños más grandes (sigo refiriéndome a lactantes y como mucho preescolares) que tienen el mismo problema, debemos entender que el niño duerme en total el número de horas que necesita al día.

Ya que no tiene obligaciones que se lo impidan cuando tiene sueño, al final duerme lo que necesita.

Lo único que nosotros podemos elegir es en qué momentos queremos que descanse esas horas, y podemos hacer que se adapte a ese patrón no dejándole dormir en los momentos en que preferimos que esté despierto hasta que acaba acostumbrándose.

Antes de decidir cambiar, pensad bien si la alternativa no es peor.

Se puede modificar su ritmo, pero necesita tener uno y no es cuestión de que estemos continuamente alterándolo. La prioridad a la hora de modificar sus propios mecanismos de regulación debe ser el bienestar del niño. Dentro del que se incluye que sus padres tengan unas condiciones mínimas de descanso «compatibles con la supervivencia».