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Andador o tacatá para el bebé: No

Riesgos del andador o tacatá en bebés.

Porqué no es bueno usar el andador o tacatá para el bebé.

La pregunta ya tiene respuesta desde el principio: ¿Es bueno usar el tacatá, tacataca o andador para los bebés? Pues claramente, No.

Riesgos por el uso del andador o tacata

Os voy a explicar cada uno de los puntos que destacan en esta infografía:

Los perjuicios del uso de andadores o tacatás se concentran en 2 grupos:

– Accidentes.

– Alteraciones del desarrollo.

Accidentes en bebés debidos al uso de andadores o tacatás:

Todos los pediatras los hemos visto, os describo algunos de los más frecuentes:

– Caída con el andador por las escaleras. De los más frecuentes y por lo aparatoso de los que con más frecuencia se ven en el hospital.

– Se ha volcado el tacatá y ha caído quedando atrapado bajo el cacharro.

– Ha cogido impulso y ha frenado chocando con la cabeza contra el borde de la mesa (suele quedar a esa altura).

– En un momento ha llegado a la mesa, ha tirado del mantel y se ha echado encima… La sopa caliente, la cubertería, el jarrón…

Resumiendo: El tacatá o andador da al bebé una movilidad excesiva, que aún no controla y que le permite hacer cosas que no está preparado para reconocer como peligrosas. Yo suelo decir que es como regalarle una moto de alta cilindrada a un adolescente: No es seguro que se la vaya a pegar, pero las posibilidades son muy, muy altas…

Alteraciones en el desarrollo de los bebés por andadores o tacatás:

El tacatá supone poner al niño en una postura y hacer que la mantenga el tiempo que nosotros consideremos oportuno de forma artificial.

Por definición, se usa en niños que aún no andan, ya que cuando andan ya no lo necesitan.

Eso lo que hace es forzar que el bebé se mantenga en una de las tres posibles posiciones durante un tiempo artificialmente prolongado:

De pie. Cuando los niños empiezan a ponerse en pie lo hacen por períodos progresivamente más largos. Al principio aguanta pocos segundos. Conforme va haciendo más fuertes los músculos y ligamentos necesarios irá alargando ese tiempo. Pero no es bueno forzarlo. Algunos niños tienen problemas en de madurez en las caderas (tendencia a que se salgan de su sitio). Cuando es el niño el que se pone en pie por sí mismo, se echa al suelo en cuanto se nota incómodo. Pero cuando lo ponemos en el tacatá lo mantenemos en esa postura el tiempo que nosotros consideramos oportuno y eso puede superar lo adecuado para él. También puede afectar la espalda, ya que si se mantiene erguido demasiado tiempo acaba adoptando posturas perjudiciales.

Sentado con las piernas colgando. Esta postura favorece de nuevo en los niños con inmadurez en las caderas, que el propio peso de las piernas tienda a separarlas de la articulación, favoreciendo la luxación.

De puntillas. Muchos bebés empiezan a usar el andador cuando aún llegan al suelo sólo de puntillas. Hacer esto de forma repetitiva favorece que se fortalezcan demasiado los gemelos haciendo que el desarrollo de la musculatura de las piernas sea desequilibrado.

Entorpece que el bebé aprenda a andar. Con el tacatá los niños lo que hacen es impulsarse con ambas piernas o hacerlo sin usar su equilibrio. Ambas conductas son contrarias a lo que el niño necesita para aprender a andar. No ayuda a que ande antes (lo que además no tiene ninguna ventaja), sino que favorece que el niño use esquemas que son perjudiciales para andar correctamente.

A mi parecer, esto debería ser más que suficiente para que se prohibiese la venta de estos «artilugios del demonio». Lo siento por los que se dedican a fabricarlos y venderlos. Pero no tienen ninguna ventaja y son peligrosos.

Mientras las autoridades llegan a la conclusión de que deben hacerlo, no lo compres ni lo uses con tu bebé. Es mi recomendación clara.

Y sabéis que no suelo ser tan tajante.