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Cómo resolver el 90% de los cólicos del lactante que toman biberón, sin usar medicación

Cómo resolver el 90% de los cólicos del lactante que toman biberón, sin usar medicación

Usando el sentido común para entender qué falla y cambiando lo que hacemos mal, se consigue mucho más.

Si lees este artículo, posiblemente ya tienes claro que tu hijo tiene cólico del lactante. Es más que probable que hayas acudido desesperado a urgencias más de una vez y a uno o varios pediatras en busca de una solución. Y que familiares y conocidos te hayan aconsejado de todo.

Pero, desgraciadamente, si estás leyendo, es que nada te ha funcionado por ahora.

Esa era la experiencia que yo tenía como pediatra cuando acabé la especialidad. Me habían explicado que para el cólico del lactante, había:

– Leches anticólico.

– Biberones anticólico.

– Infusiones.

– Medicamentos.

– «Fórmulas magistrales», que poco tienen de magistrales y sí muchos riesgos.

– Masajes.

– Posturas.

– Hamacas con vibración, paseos en coche, sacudidas en brazos….

Es posible que ya hayáis probado una buena parte de ellos sin resultado.

Después de esa experiencia, parecía que la postura más lógica era la del «sincero comprensivo», que te echa la mano por el hombro, y te dice:

«Para los 3 ó 4 meses se pasa, y mientras tanto, sombra de ojos para camuflar las ojeras.»

Pero es que el Cólico del Lactante Sí tiene solución.

Y no en 3-4 meses. Sino en un tiempo mucho más razonable.

De hecho la solución se alcanza mucho antes, cuanto antes se trata de forma adecuada.

¿Y cuál es esa solución para el cólico del lactante?

Yo llegué a ella, replanteándomelo todo, observando a los niños con cólico del lactante y preguntando a los padres.

La clave es, ¿qué tienen en común todos los niños con cólico?

– Comen con ansiedad.

– Ganan un peso normal o habitualmente muy por encima de lo normal.

– Tienen muchos gases.

– Lloran mucho.

Vamos a desmenuzar:

– Si tu hijo no come con ganas, posiblemente no tiene cólico. Es más probable que tenga algún problema (reflujo gastroesoágico, infección de orina, intolerancias alimentarias).

– Si tu hijo gana poco peso, posiblemente no tiene cólico. La lista de causas es similar a la anterior. Y tampoco hay que descartar que esté simplemente pasando hambre.

– Si tu hijo no tiene muchos gases, tampoco entra en la categoría de cólico. Volvemos a la lista superior.

– Si tu hijo no llora mucho, definitivamente no tiene cólico. Dar apretones y ruiditos no es cólico. Pero eso, los padres de un niño con cólico, lo tenéis muy claro.

La realidad, es que lo que llamamos cólico de verdad es:

Un bebé, entre la semana y los 4-5 meses que llora todos los días más de 3 horas de forma inconsolable, come con ansiedad, gana peso de sobra y tiene muchos gases.

Pero esto se puede confundir con otros problemas parecidos que son diferentes.

En el 90% se ajusta a lo descrito.

Y si ese es vuestro caso, esta es la Solución:

– Dadle de comer cada vez que pida y la cantidad que quiera.

– No hay tiempo mínimo entre las tomas. Pero sí máximo: si durante el día pasa más de 2 horas sin comer, despertadlo y ofrecedle el biberón.

Cada vez que pida quiere decir, que si lo ves inquieto, no le pongas el chupe o le des manzanilla, dale biberón con su leche.

La cantidad que quiera, significa que prepares los biberones de forma que cuando no quiera más siempre quede leche. Si se acaba los biberones, es que hay que aumentar la cantidad.

No hay tiempo mínimo entre tomas, es, que si toma y no quiere más, pero 10 minutos después lo ves inquieto de nuevo, prueba a ofrecerle de nuevo el biberón.

Sé que esto contradice muchos consejos que os habrán dado.

Sé que para muchos padres puede resultar contrario a la lógica.

Pero si algo sé, es cuál es el resultado cuando los padres lo aplican. Y es una clara mejoría en pocos días y la práctica desaparición del cólico en menos de dos semanas. Cuando la expectativa que les pintaban eran meses de lo mismo.

Para aquellos que desean entender porqué esto funciona y saber qué hacer en ese 10% de casos en los que la definición de arriba no es exacta para su hijo o lo anterior no funciona, hay más recursos a vuestra disposición:

Un ebook que explica en detalle el tema del cólico y las otras patologías que se confunden con él distinguiéndolas y diciendo como tratarlas:

Bebé sin cólico

Si aún así quedan dudas, yo las intento resolver de forma más personalizada en mi consulta o a través de consultas online para los que no pueden venir hasta Granada.

Intentadlo. De verdad, mi experiencia dice que el Cólico del Lactante tiene Solución.

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Despertares programados

Aprende a usar una técnica que puede ayudar a los padres de niños con sonambulismo o terrores nocturnos.

 

El Sonambulismo y los Terrores Nocturnos son cosas que ocurren en una fase de sueño muy profundo.

Habitualmente en la primera mitad de la noche. En muchos casos, poco después de que los padres se acuesten a dormir.

No hay tratamiento médico para estos fenómenos. Pero se puede usar una técnica psicológica llamada Despertar Programado.

Su objetivo es romper el ciclo de sueño que le llevará a la situación en la que se produce el Sonambulismo o el Terror nocturno.

Es especialmente útil cuando:

– El Sonambulismo o el Terror nocturno ocurre con mucha frecuencia.

– Tiene un horario más o menos fijo.

Cuando se dan las dos condiciones anteriores, el Despertar programado, consiste en que una hora antes de la habitual en la que el niño tiene el Terror Nocturno o el Sonambulismo, intentemos despertarlo, sin llegar a hacerlo del todo.

No es necesario que se despierte. Basta con que el niño responda a nuestro intento quejándose levemente.

Cuando eso ocurre, hemos interrumpido el ciclo de sueño que lo llevaba a la fase de sueño más profundo en la que se desencadenan el Sonambulismo o el Terror Nocturno.

Si estos eran frecuentes, veremos que tras repetir este proceso durante varias noches seguidas, los Terrores Nocturnos y el Sonambulismo desaparecen una temporada.

Si vuelven a reaparecer con frecuencia, repetimos el proceso unos cuantos días, y poco a poco iremos reduciendo la tendencia del niño a ese tipo de sueño anormal.

Si os ha resultado útil difundidlo dando a «me gusta» o «compartiéndolo» con vuestros amigos.

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Mezclar estómago, cabeza y corazón: Complicación

Consecuencias negativas de confundir la comida con afectividad en niños.

El afecto es un ingrediente positivo en cualquier mezcla hablando de relaciones humanas. El problema es la sustitución del afecto por comida.

La alimentación es una necesidad primaria. Todo ser humano no enfermo come para nutrirse. Los niños no son una excepción.

Yo establezco una diferencia fundamental entre dos grupos de edad en relación a la comida: El lactante y el niño. El lactante es alguien a quien alimentamos. El niño es alguien que se alimenta de forma activa. No pongo un límite de edad. Porque hay niños a los que se les alimenta durante años.

En la primera fase de la vida (el lactante, por ponerle algún nombre), el ser humano no es capaz de alimentarse a sí mismo. Depende de los adultos para que le alimenten. Y si los adultos que le cuidan tienen una relación normal con él, cuando le alimentan le dan afecto sistemáticamente. El ejemplo más claro es la lactancia materna. Pero también una lactancia artificial dada con afecto (que es lo habitual).

Durante esta fase, es a veces difícil distinguir si lo que nos pide es comida o afecto. Y se dan ambas cosas juntas. Esto no es un problema, sino algo positivo:

Si lo que busca es afecto, se lo damos. Acompañarlo de comida tiene un efecto de refuerzo. Al comer y subir el nivel de azúcar en sangre, se liberan endorfinas (sustancias que en el cerebro desencadenan una sensación de placer). Con lo que recibir afecto ante un falta de afecto se refuerza como la solución idónea.

– Si lo que el bebé buscaba era alimentación. Le damos el alimento y lo hacemos con afecto. Lo que, aparte de ser la forma natural de hacer cualquier cosa con alguien a quien se quiere, evita que se generen reacciones de rechazo a la comida.

Pero llega un momento en que el niño se desarrolla y empieza a actuar de forma más autónoma con su entorno. En cuanto a la comida, empieza a curiosear, a interesarse por otros alimentos que toman los adultos. Y en muchos casos, especialmente si lo hacemos con flexibilidad y naturalidad, empieza a manipular los alimentos y a tomarlos por sí sólo.

Lo habitual es que esto sea un proceso espontáneo que en cada niño se desarrolle a su ritmo y que lo lleve al final a separar poco a poco la comida de la necesidad de afecto. Además el niño expresa mejor sus necesidades y los adultos que le rodean lo conocen y entienden.

Pero pueden aparecer problemas en este proceso. Los más frecuentes son:

Cuando los padres piensan que un niño no se alimenta bien. Si esto ocurre, es habitual que los padres lleguen a la comida con una sensación de angustia, que transmiten al niño. Lo que convierte la comida en algo desagradable y forzado. El niño acaba desarrollando ante eso rechazo. Otros padres no consiguen alimentar al niño sin entretenerlo (frecuentemente con la televisión, el móvil o montando un circo en cada comida…). Eso hace que para el niño la comida sea algo que le dan mientras le entretienen. Pasamos de un descubrimiento activo de la comida a una alimentación pasiva. En la mayoría de los casos, la solución es entender que las necesidades de comer del niño no se ajustan en horarios ni cantidades a un patrón que nosotros tenemos en la cabeza. Y que lo único que debemos hacer es ofrecer comida que el niño buscará en los momentos que tenga hambre.

Cuando ante una petición de afecto respondemos aportando alimentación sin afecto. En otros casos se ve a los niños inquietos, aburridos, nerviosos. En la mayoría de esas ocasiones, lo que el niño nos está diciendo es que necesita nuestra atención. Quiere que juguemos con él. Que salgamos a dar un paseo. O simplemente que le abracemos… Pero ante eso, algunos padres (a veces por falta de tiempo) descubren el milagroso efecto del trozo de pan, el paquete de gusanitos, el biberón de zumo, leche o manzanilla. Es dárselo y el niño se entretiene comiendo sólo. Y en pocos minutos se ha calmado. El mecanismo es, como decía antes, que al comer sube el azúcar en sangre. Eso libera endorfinas. Y se pasa a una situación de placer. Es muy efectivo. Y los padres tienden a usar este sistema más, cuanto menos tiempo tienen para su hijo o menos proclives son a manifestarle su afecto.

Todo esto sucede en una etapa de la vida en la que se forman las conductas inconscientes del niño que van a seguir funcionando de forma inconsciente durante el resto de la vida.

Lo previsible es que su futura relación con la comida sea:

– Muy selectiva: Ya que en su relación con la comida hemos eliminado la curiosidad y el gusto por explorar (lo hicimos pasivo).

– De rechazo: Si lo que hicimos fue una guerra de cada comida.

– Compulsiva: Es decir, va a buscar la comida como forma de calmar las necesidades afectivas.

Por tanto mezclar estómago (la alimentación), con la cabeza (ideas preconcebidas de los padres) y corazón (sustituir afecto por comida) es fácil que produzca complicaciones.

Vuelvo a aclarar: No es dar comida con afecto lo que produce problemas (eso es positivo) es sacar el afecto de la alimentación o sustituirlo por ella.

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