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Familiares y «amigos» en la crianza

Familia y amigos en la crianza

Los familiares y «amigos» son las personas que más influyen sobre los padres en la crianza de los hijos. ¿Porqué somos tan vulnerables a sus opiniones?

Debemos entender algo para empezar. Hoy en día son una minoría los padres que deciden estar preparados para serlo. Esa minoría lee y se informa como estás haciendo tú en este momento. Porque prefieren tener un criterio propio a la hora de tomar decisiones en algo tan importante como la forma en la que van a criar a sus hijos.

Pero empecemos por el principio de la historia.

Antes de que su hijo nazca, si no son los propios padres los que se preocupan de hacerlo, nadie les da formación. Hace décadas las familias eran más numerosas y su conocimiento sobre la crianza dependía del lugar que ocupaban en el orden de los hermanos. Si eran de los mayores tenían la experiencia de ver cómo sus padres fueron criando a sus hermanos pequeños desde su nacimiento. Pero si eran el menor, pues nada.

También hace unas décadas «las niñas jugaban con muñecas». Eso, que hoy en día consideramos sexista era una forma de adquirir por imitación (junto a ver a los padres hacerlo) habilidades básicas (cambiar un pañal, estar pendiente de darle la comida al bebé, ayudarle a echar los gases, bañarlo, acunarlo, darle cariño…). No era negativo que las niñas aprendiesen esto. Lo negativo era que lo aprendiesen «sólo las niñas». Pero como somos así, ponemos el sello de juego sexista al tema y ya está: ¡Ahora no lo aprende nadie!

La cuestión es que cuando por fin los padres van a tener su bebé, son dos personas. Y de repente, tras el parto son 3 (a veces más). Y esa tercera personita está totalmente indefensa, no la conocemos de nada y sus padres somos los únicos responsables de su bienestar en este mundo.

Si tenemos la «suerte» (la mayoría de las veces lo es, pero no siempre) de tener cerca a nuestros familiares y amigos para que echen una mano o nos aconsejen, lo agradecemos. Porque todo son dudas y el bebé necesita siempre más atención de la que la mayoría de los padres esperan.

Tiene en ese momento sentido la frase «para criar a un niño hace falta toda la tribu». En la mayoría de los casos, agradecemos tener esa ayuda.

Pero a veces aparecen los conflictos.

Cuando ocurre, suele ser porque algunos de los familiares o amigos no tienen claro cuál es el papel de cada actor.

Existe un nucleo esencial: El niño, la madre y el padre.

Los demás: Abuelos, tíos, amigos… son accesorios. Bienvenidos para ayudar y aconsejar. Nunca para decidir ni presionar.

Pero muchos lo hacen. En la mayoría de los casos con toda la buena voluntad del mundo. Pero la realidad es que algo tan esperado por toda una familia como la llegada de un bebé, no pocas veces es el origen de problemas importantes en las relaciones familiares.

Los conflictos más frecuentes:

Puede sonar sexista, si en algún caso no corresponde a la realidad pido disculpas a ese caso. Pero el objetivo de este artículo es concretar y para eso necesitamos generalizar lo más frecuente.

La realidad es que quienes más se implican en la crianza de los bebés, especialemente desde el naciento, son las mujeres de la familia. En los años que llevo como pediatra, suelen ser las madres las que me cuentan que tienen un problema con abuelas o tías.

Y si rizamos el rizo, sin pretender herir sensibilidades los conflictos suelen ser con las suegras y cuñadas.

Hay motivos para que sea así.

En primer lugar la confirmación o excepción de esta «regla», depende del caracter de los familiares. Hay gente que cree poseer verdades absolutas y tiene la necesidad de defenderlas a ultranza. En realidad esto lo que demuestra es inseguridad. Como la crianza de los hijos es algo que nos preocupa tanto y en lo que estamos tan inseguros, algunas personas necesitan creer que la forma en la que hacen las cosas es la única posible. Porque si hay otras opciones, ¿no me estaré equivocando? Hay personas que no pueden soportar esa idea en un tema que les afecta tanto como este. Y eso hace que cuando ya no tienen posibilidad de arreglarlo (sus hijos ya los criaron de un modo concreto), lo único que queda es reforzar la idea de que la forma en la que lo hicieron era la única correcta. Es por tanto comprensible y no se lo toméis a mal. Lo hacen con la mejor intención. Pero es que para ser capaces de aceptar que pudimos hacer mejor algo tan importante como criar a nuestros hijos hay que tener una humildad y una flexibilidad mental que no es habitual.

La segunda parte es que hace unas décadas, cuando las abuelas criaron a sus hijos, los consejos que se les daban desde instituciones educativas y por parte de los pediatras eran muy diferentes a las que se defienden hoy en día.

Un ejemplo claro es la lactancia materna: Hace décadas, los pediatras no sabían prácticamente nada sobre lactancia. Y en cuanto surgía un problema, disponíamos de una «solución científicamente diseñada» que lo solucionaba todo: El biberón.

Por eso, la mayoría de las abuelas de hoy en día son desgraciadamente unas nefastas consejeras de lactancia. Y con la mejor intención, pero suelen bombardear a sus hijas o nueras con las frases que en su momento les dieron a ellas: «No tienes suficiente leche», «tu leche no es buena», «déjate de tonterías y dale un biberón», «estás empeñada en la teta y con el biberón se crían de maravilla». Y esto si no hay problemas, como los haya… Pobre de la teta y de la madre: «Si ya te lo decía yo», «esto mismo me pasó a mí y por eso no te pude dar pecho», «¿ves, ya te lo dije? En la familia es que no damos buena leche, te pasa lo mismo que me pasó a mí»….

Repito. Son comentarios bienintencionados. Pero es que cualquier problema en esa época tenía una misma solución: Biberón.

Y ¿porqué los conflictos son más frecuentes con suegras y cuñadas?

Pues por prudencia. La mayoría de las veces las madres tienen la confianza suficiente con sus madres o sus hermanas para decirles con todo el «cariño del mundo»: «Anda, mamá. ¡Ve y date una vuelta un rato y deja de calentarme la cabeza!» Pero decirle eso a una suegra o una cuñada… No queremos generar conflictos con la familia de nuestra pareja y no tenemos la confianza suficiente para poder «defendernos» del bombardeo sin medir las consecuencias.

Y luego están los «amigos».

Hay amigos de verdad y conocidos. Algunos «amigos» ven la paternidad como una competición en la cual cuando hablamos de los hijos y de cómo los criamos lo esencial es dejar claro al final de la conversación que su hijo es el mejor y la forma en la que lo están criando la única correcta. Evidentemente no son la mayoría, y muchos tenemos la suerte de tener amigos que son un apoyo y personas con las que podemos compartir, desahogarnos y aprender.

Me gustaría que esto lo lean tanto padres y madres como familiares y «amigos».

Los únicos con capacidad de decisión sobre cómo se cría un niño son: el niño, la madre y el padre.

Todos los demás (ahí entramos hasta los pediatras) pueden ofrecer ayuda y consejo, pero mientras entiendan con agrado que los de arriba tienen la opción de aceptar o rechazar ambos.

Y más que un consejo una necesidad:

La salud mental de los padres depende de que desarrollen lo antes posilble lo que llamo «órgano de supervivencia de los padres».

Es un conducto que se acaba desarrollando, cuanto antes mejor. Este conducto comunica oreja y oreja y es selectivo.

Su función es que cualquier comentario o consejo que no vaya acompañado de una explicación que nos parezca razonable, pase de oreja a oreja y salga de nuestra cabeza sin dejar ningún residuo en el camino.

De verdad, ¡Esencial para sobrevivir el primer año de vida de nuestro hijo!

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Manchas Blancas en las uñas

Olvida creencias sin base y averigua por qué se producen las manchas blancas que todos hemos tenido en las uñas alguna vez.

La razón por la que a veces aparecen manchas blancas en las uñas no es una falta de calcio. Aunque es una creencia muy extendida.

mancha blanca uña

Las manchas blancas en las uñas aparecen cuando te golpeas en la raiz de la uña, o cuando se daña por una infección cuando está formándose. La infección más habitual en producir estas manchas y a veces incluso el desprendimiento de la uña es el síndrome boca mano pie.

Lo más frecuente: Cuando te pillas el dedo con una puerta o un cajón.

Lo que es mucho más habitual en preescolares.

La aparición de manchas blancas en la uña es rarísima antes de que en niño empiece a andar.

Muy frecuente en la edad preescolar.

Y menos frecuente en adultos.

Porque es raro que un lactante se pille un dedo (ya que está en un ambiente controlado en el que evitamos cosas con las que pueda pasar), es muy frecuente en los preescolares (cuando empiezan a explorar) y empieza a ser cada vez menos habitual cuando vamos creciendo y nos hacemos más hábiles y menos «locos».

La razón de la mancha blanca en la uña es la siguiente:

La uña se está formando en la raíz, bajo la piel que hay por encima de la uña.

Se forma por unas fibras de queratina que están alineadas. La uña es transparente si estas capas están paralelas.

Si en cualquier momento hay algo que desorganiza las láminas, la uña deja de ser transparente y se vuelve opaca (blanca).

En la mayoría de los casos no solemos relacionarlo con el golpe que lo causó, porque muchas veces el golpe no es muy importante. La molestia suele durar menos de un día.

Pero al ritmo que crece la uña, tarda en ser visible entre una y tres semanas. Con lo que muchas veces no nos acordamos del golpe que lo causó.

La mancha blanca siempre aparece a partir de la raiz y se va desplazando poco a podo hacia el borde de la uña. En la dirección en la que va creciendo. En muchos casos (como en la imagen de este artículo) hay una mancha blanca que es seguida de una especie de estrías que se extienden entre la mancha blanca y la raiz. Como unas líneas claras pero no tanto como la mancha.

Su motivo es que el golpe desorganiza mucho la zona de uña que se está formando en ese momento (mancha) y después va creciendo pero sin ser totalmente normal varias semanas mas, hasta que se repara por completo la raiz de la uña.

No es necesario hacer nada, la mancha blanca se acaba eliminando sóla con el crecimiento de la uña.

Ya de paso… La carencia de calcio importante en niños no es nada habitual.

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Quemaduras en niños y bebés

Las quemaduras en niños y bebés. Lo más importante es evitar que ocurran previniendo las causas más frecuentes. Y si ocurre ¿qué pueden hacer los padres?

Dentro de los accidentes en niños y bebés, por detrás de las caídas y los cortes, el tercer lugar con «honores» lo ocupan las quemaduras.

Lo bueno y lo malo de las quemaduras, es que en la mayoría de los casos son evitables.

Hay pocas cosas en el ambiente que nos rodean capaces de producir quemaduras. Y eso hace que cuando unos padres se conciencian la posibilidad de que un niño sufra una quemadura se reduce muchísimo.

Situaciones calientes

Creo que en esto lo más útil es describir las situaciones que suelen producir quemaduras en niños con más frecuencia. De ese modo cuando en vuestra vida cotidiana estéis en una de ellas vuestro cerebro de forma inmediata se activará y os hará estar alerta para evitar la quemadura a vuestro hijo.

En la cocina:

Estamos preparando la comida. Eso significa en muchos casos calentar alimentos. De las cuatro formas más habituales, hervir, freir, asar, hornear. Cada una de ellas es susceptible de producir quemaduras diferentes:

  1. Quemaduras por agua hirviendo. Lo más habitual es cuando ponemos los cazos con el asa hacia fuera y el niño tira de ella hacia abajo, volcándose el líquido hirviendo encima. Pero también cuando repartimos la comida en los platos y la dejamos para que se enfríe. Es importante si hay un niño cerca que no estén a su alcance, con las asas de los cazos haciendo algo tan simple como girarlos para que no queden hacia el exterior de la encimera. Las quemaduras por agua hirviendo no suelen ser muy profundas, pero sí muy extensas.
  2. Quemaduras por aceite caliente. Cuando freímos sea con sartén o con freidora es importante como en el caso de los cazos poner siempre las asas de forma que el niño no pueda colgarse de ella volcándosela encima. En este caso aún más, porque las quemaduras por aceite son más frecuentes. Sin embargo lo más frecuente no es esto, sino las quemaduras por salpicadura. A todos nos ha pasado que al echar algo a la sartén con el aceite caliente ha saltado. Por eso nunca eches a freir nada con el niño cerca y ten siempre preparada la tapa de la sartén para aplicarla en cuanto eches lo que vas a freir. Lo mismo al retirar la tapa de la sartén. Retira siempre la sartén del fogón antes de abrir la tapa para que la intensidad de ebullición del aceite baje un poco. Como en el caso anterior, también debes mantener los alimentos recién fritos fuera del alcance del niño hasta que se enfríen. Y recuerda que algunos alimentos cuando la superficie ya parece fría pueden mantener mucho el calor en su interior y que te quemes al morder.
  3. Quemaduras al tocar cazos, ollas, planchas de asar, vitrocerámicas, fogones. Son elementos metálicos que calentamos para calentar los alimentos. Siempre hay que mantenerlos fuera del alcance del niño hasta que se enfríen. Suelen producir quemaduras en la yema de los dedos o palma de las manos. Igual que cuando tocan los fogones o la superficie de una vitrocerámica que no se ha enfriado aún.
  4. Hornos. ¿Porqué la mayoría de los hornos están bajo la encimera? Es incómodo para introducir y sacar los alimentos. Es incómodo para limpiarlo. Y está a una altura a la que cualquier niño que ya ande puede llegar… Tocar el frontal del horno cuando está a plena temperatura produce quemaduras como las anteriores, en yemas de los dedos o en palma de las manos. Suelen ser menos intensas que en el caso 3. Pero más frecuentes por ser el horno la mayoría de las veces más accesible.

Fuera de la cocina:

Fuera de la cocina son 4 los elementos que con más frecuencia producen quemaduras:

  1. Comida o bebidas enfriándose: Especialmente la sopa y las infusiones. Son quemaduras por agua hirviendo, extensas y poco profundas habitualmente.
  2. El baño: Evidente. Prueba la temperatura del agua siempre antes de bañar a tu hijo y no lo dejes sólo con alcancen para abrir el agua caliente si no tienes claro que entiende el riesgo.
  3. Sistemas de calefacción: Braseros, Radiadores eléctricos, estufas, chimeneas… Siempre fuera del alcance de los niños.
  4. Cigarros: Esto es sencillo. NO FUMES. Si tienes un hijo, evitar que se queme con un cigarro es la menos importante de las razones para que dejes de fumar. La principal: Que tu hijo quiere que le acompañes muchos años y lo hagas lo más sano posible. ¿Cuánto tiempo de vida compartida con tu hijo estás dispuesto a perderte por culpa del tabaco? Sé que no es fácil. Pero no te engañes diciéndote que puedes dejar de fumar cuando quieras. Si esto no es un motivo suficiente ¿qué lo es?

Fuera de casa:

Aquí la lista es muy amplia: Tubos de escape de motocicletas (muy frecuente), fuego en fiestas que lo incluyen como tal o pirotecnia.

Y un capítulo a parte: Quemaduras solares.

Una explicación a tiempo

Cuando los niños empiezan a entender el lenguaje, un a de las mejores prevenciones que existen es avisar de los peligros.

Podemos alertar a los niños de que hay cosas que hacen daño y de las que debe alejarse. La mayoría de los focos de calor son graduables. Y especialmente en los niños que son tocudos a veces puede ser útil dejarle que toque elementos calientes pero que no lleguen a quemar para que entienda el riesgo.

¿Qué hacer si un niño o bebé se ha quemado?

Lo primero es enfriar y alejar de lo que quema:

Siempre tras una quemadura, lo mejor es agua fría.

Para seguir enfriando y mientras preparamos los siguientes pasos, podemos mantener la quemadura fría aplicando un paño con agua fría que cambiemos a los pocos minutos.

A partir de ahí, depende del grado de quemadura:

La gravedad de una quemadura depende de tres cosas: Profundidad, extensión, zona.

Profundidad:

No es lo mismo que la piel se ponga roja (primer grado) que si forma ampollas (segundo grado) o si la piel ha desaparecido dejando a la vista el tejido que hay debajo (tercer grado).

Extensión:

Una quemadura que afecte más del 30% de la superficie del cuerpo se considera grave, aunque no sea muy profunda ni afecte zonas importantes. Esto es así porque la piel tiene dos funciones que se ven comprometidas cuando una quemadura es grande: Evitar la pérdida de líquidos y evitar la infección.

Habitualmente una quemadura extensa necesita tratamiento antitbiótico, en muchos casos intravenoso para evitar una infección grave a partir de la piel. Y eso significa ingreso hospitalario en muchos casos.

En quemaduras grandes se puede perder mucho líquido, sales y proteínas a través de la piel quemada. Y para controlarlo es necesario a veces realizar analíticas repetidas y aportar esas sustancias por vía intravenosa en los primeros días tras la quemadura. De nuevo es criterio de ingreso hospitalario frecuente.

Zona:

No es lo mismo quemarse la espalda (una zona con poca funcionalidad fina) que la cara, las manos o los genitales. Estas tres son las zonas más graves cuando se queman, por sensibilidad, por estética y porque tienen funciones finas que es fundamental preservar.

Dos opciones por tanto:

  1. Una quemadura profunda (con apollas inmediatamente) extensa (no puedes cubrirla con apósitos normales que tienes en casa) O que afecta manos, cara o genitales debería ser al menos valorada en urgencias lo antes posible. Importante el O. Con que cumpla cualquiera de las tres características, a urgencias. El transporte a urgencias hazlo cubriendo la quemadura con paños húmedos y manipulando lo menos posible las zonas quemadas. Si tienes algún analgésico en casa te recomiendo que se lo des antes de salir para que empiece a calmarle por el camino.
  2. Una quemadura poco profunda (primer grado) poco extensa (se puede cubrir con facilidad con un apósito) y que no afecte a manos, cara ni genitales, puede tratarse en casa en la mayoría de los casos. Y es esto lo que voy a explicar a continuación.

Tratamiento en casa de quemaduras leves

Si como hemos dicho es leve porque no es profunda, no es grande y no afecta manos, cara, genitales, puedes tratar la quemadura en casa siguiendo estos pasos:

  1. Enfriar con agua fría.
  2. Cuando la zona ya se ha enfriado y hemos limpiado con agua lo que le quemaba, yo suelo recomendar una sola aplicación si tienes en casa de una crema de corticoides. Se suele hablar de las típicas soluciones caseras, como la pasta de dientes…. Pero realmente una crema de corticoides es lo más adecuado. ¿Para qué? Muchas quemaduras leves no tienen ampollas (si las tiene desde el principio es una quemadura de segundo grado y como decimos ya no es leve, a urgencias) al principio, pero las forman horas después. Aparecen por la inflamación que ha generado la quemadura. Para eso las enfriamos con agua. Pero si una vez enfriada, aplicamos un corticoide podemos evitar que las ampollas aparezcan. No es bueno aplicar corticoides después en las fases en las que ya el daño está hecho, porque los corticoides disminuyen la capacidad de la piel para regenerarse y defenderse. Por eso es una sola aplicación inmediata, en los primeros minutos tras la quemadura.
  3. Si le duele puedes (debes) darle un analgésico.
  4. Si la piel está integra, ha desaparecido la inflamación y no ha salido ampolla unas horas después de la quemadura, el tratamiento ha terminado.
  5. Si finalmente sale alguna ampolla pero es pequeña y no afecta zonas especialmente sensibles (cara, manos, genitales) lo mejor es:
  6. Aplicar alguna crema antibiótica y cubrir con un apósito. Cambiarlo 1-2 veces al día, o más si se mancha. Puede quitarse el apósito y lavarse la zona normalmente mientras la piel mantenga su superficie conservada.

Respecto a las ampollas

Si una ampolla no produce un dolor intenso, lo mejor es no pincharla. Ya que es la forma natural de curar de una quemadura. Mantiene protegida la zona para que la piel se regenere por dentro a cubierto. Y sigue sirviendo como barrera para las infecciones.

Si está tan a presión que el dolor es muy intenso lo más habitual es que el niño se toque y acabe reventando. En esos casos es mejor pincharla con una aguja previamente desinfectada para permitir que alivie la presión y así se reduzca el dolor. Pero no presiones la ampolla intentando que se vacie totalmente. Va a ir haciéndolo a su ritmo, de modo que el flujo constante de líquido dificulta que los gérmenes entren. Pero además en una ampolla pinchada te recomiendo aplicar una crema antibiótica y cubrir la lesión con un apósito.

Sí te advierto que en quemaduras grandes o de zonas en las que es especialmente importante mantener la movilidad (cara interna de la mano, cara, articulaciones…) a veces los médicos pueden decidir a lo largo de la evolución de una quemadura retirar la superficie de las ampollas.

Pero en quemaduras leves que no afectan esas zonas, lo mejor es dejar que la piel que cubre la ampolla caiga sola a su ritmo una vez que ha cumplido su función y la piel se ha regenerado por debajo.

Es un tema largo, pero espero que os sea útil.

Y lo más importante: Si tienes dudas consulta a tu médico. En estética y funcionalidad tras una quemadura, cuanto antes actuamos más margen tenemos.

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Le ha entrado algo en el ojo

¿Qué pueden hacer los padres cuando a su hijo le entra algo en el ojo? ¿Cuándo deben acudir al médico?

Los ojos son una de las partes delicadas más expuestas del cuerpo. Si pensamos cuál es el sitio en el que más nos preocupa que pueda sufrir un golpe nuestro hijo, independientemente de la intensidad, seguro que son los ojos.

Por eso tenemos algo que los protege, los párpados, y un reflejo que hace que se cierren cuando las pestañas notan cualquier contacto.

Es tan efectivo que incluso cuando queremos limpiarnos el ojo nos resulta difícil mantener los párpados abiertos.

Aún así, a veces algo puede entrar en el ojo.

Lo primero que nos planteamos ¿Cómo limpiar el ojo cuando entra algo?

Lo más básico, no «¡te frotes!» Creo que esto lo tienen claro todos los padres, pero por si acaso. Si lo que haya entrado en el ojo es duro, al frotarnos puede arañar el ojo.

Si conseguimos que no se frote, vemos lo que ha entrado y creemos que puede sacarse con cuidado, podemos intentarlo con la esquina de un papel o tela blandos (la típica esquina del pañuelo). Otra cosa es que el niño nos deje. Porque la molestia que genera tener algo en el ojo hace que sea complicado conseguir la colaboración de un niño. Especialmente cuanto más pequeño o más nervioso es el niño.

Cuando no vemos lo que ha entrado en el ojo o no podemos sacarlo, pero el niño sigue quejándose de que nota que tiene algo en el ojo, lo recomendable es lavar el ojo.

Para hacerlo tumbamos al niño y echamos líquido (si esposible suero fisiológico o agua hervida, si no tenemos a mano agua potable) abundante si sin demasiada presión para que no resulte más desagradable de lo que es.

Se puede repetir el lavado 2-3 veces si el niño sigue con la sensación de tener algo en el ojo o no tenemos seguridad de que haya salido.

¿Cuándo debemos llevar a un niño al médico tras entrarle algo en el ojo?

Como decíamos, el ojo es muy delicado. Y la parte externa más sensible que puede dañarse por entrar algo en el ojo es la córnea. Es la parte transparente del centro del ojo, a travé de la que la luz entra.

Si se hace una herida en cualqueir parte del «blanco del ojo» en la mayoría de los casos es sólo cuestión de evitar que se infecte.

Pero si la herida está en la córnea nos preocupa además que cicatrice lo más perfecta posible, porque si no puede deformarla y eso haría que el niño después no vea bien.

La córnea es además muy sensible, y cuando se daña suele provocar un dolor intenso.

Por tanto, si tras entrarle algo en el ojo a un niño sigue quejándose de dolor intenso o de que no ve bien, debería valorarlo el médico.

Habitualmente lo que hacemos cuando llega un niño así es explorar el ojo para cercionarnos de ya no está lo que hubiese entrado.

Y valorar si ha causado heridas.

A veces se pueden encontrar a simple vista. Pero usamos normalmente un colirio de Fluoresceína. Es un tinte que se fija a las heridas dándoles una coloración fosforescente que facilita que se localicen.

En función de lo que encontremos puede ser necesario desde no hacer nada, hasta que tenga que valorarlo el oftalmólogo con urgencia.

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Se ha tragado una moneda

Que un niño se trague una moneda o los padres piensen que lo ha hecho es algo muy frecuente. Puede pasar con cualquier otro objeto, pero las monedas son algo muy frecuente.

La primera duda que surge es: ¿Qué puede pasarle?

La respuesta es que cuando una moneda entra en la boca y no sale por la boca, tiene 3 posibilidades:

  1. Que la moneda se quede en la garganta. Pero en la garganta tenemos muchísima sensibilidad y que una moneda se quede ahí sin dar síntomas claros (náuseas o tos muy persistente) es imposible.
  2. Que la moneda se vaya a la vía respiratoria. Esto es poco frecuente y desencadenaría un ahogo inmediato intenso y muy evidente. No notarás que tose un poco o tiene moco, sino que claramente se ahoga.
  3. Lo más frecuente, que se trague la moneda.

Cuando se tragan una moneda, lo importante es en primer lugar que pase el esófago (el canal que lleva la comida de la garganta al estómago) sin atascarse. Si esto ocurriese, produce un espasmo del esófago que es muy doloroso, con lo que el niño que tiene una moneda (o cualquier otro objeto) en el esófago presenta un dolor evidente y constante mientras la moneda siga ahí.

Si pasa del esófago y llega al estómago, puede no haber dado ninguna sensación de dolor y ya en el estómago puede permanecer un tiempo que varía mucho de un caso a otro. Pero no suele dar problemas ahí, más que en los niños que son alérgicos al alguno de los metales que forma la aleación de la moneda, en los que puede aparecer dolor abdominal, náuseas, o incluso erupciones en la piel.

En la salida del estómago está el último obstáculo. Si la moneda se atascase ahí da también síntomas evidentes: Dolor y vómitos. Tampoco es muy habitual.

Hasta aquí, si hay síntomas de obstrucción en cualquiera de esas alturas, como la moneda es un objeto metálico, es sencillo localizarla con una radiografía. Y si hay efectivamente obstrucción, se extrae por endoscopio (anestesiando al niño para introducir un tubo por la boca hasta donde esté la moneda y extraerla.

Si la moneda llega sin problemas al intestino ya es muy difícil que dé complicaciones, ya que de ahí en adelante no hay estrechamientos. Puede tardar más o menos en salir, pero acabará saliendo. La mayoría de las veces en pocos días.

¿Qué suele recomendarse cuando un niño se traga una moneda?

Muchas veces no tenemos la seguridad de si un niño se ha tragado o no la moneda, y en ocasiones se recomienda hacer una radiografía para cercionarnos de si es así y localizarla.
Si el niño está bien, yo no suelo recomendarlo, porque como hemos explicado cuando da problemas los síntomas son evidentes y si no los hay, de todos modos no hay que hacer nada especial.
Y aunque se haga una radiografía, si 2 horas después aparecen síntomas de obstrucción va a ser necesario repetirla, porque si han aparecido signos que no había antes es que la moneda está en otro lugar ahora.

Menos sentido aún le veo a hacer radiografías sucesivas porque los días van pasando y no hemos visto la moneda en las heces.

Mi recomendación es simplemente dar una dieta más rica en fibra (fruta y verdura) de lo habitual, para ayudar a que la moneda salga siguiendo su camino normal y observar si aparecen síntomas de obstrucción evidentes (dolor y vómitos o náuseas persistentes).

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Lactancia materna en tándem

La lactancia materna en tándem es mantener el pecho como alimento de un hijo durante el siguiente embarazo y compaginarlo con la lactancia del recién nacido. Mis reflexiones sobre ella.

Es algo que puede aparecer en algunos casos de lactancia materna prolongada.

Cuando encontré el primer caso de lactancia en tándem como pediatra, reconozco que me asombré. A ese reconocimiento debo asociar que mis conocimientos sobre la lactancia en general eran bastante pobres en ese momento. Hacía varios años que había acabado mi especialidad pero como comento en otro artículo en el que describo mi relación con la lactancia materna como pediatra, la formación que recibí sobre lactancia materna en la especialidad dejaba bastante que desear.

Lo primero que me vino a la cabeza es que cuando un niño toma pecho se produce liberación de oxitocina. Y que esa hormona, entre otros efectos produce contracciones de la musculatura del útero. Eso me generaba el miedo de si dar el pecho durante el embarazo no sería capaz de dificultar la implantación del embrión en las primeras fases, o de favorecer un parto prematuro al final de la gestación. Mi experiencia es que ninguno de los dos problemas se han dado en los casos que conozco de lactancia en tándem.

Otro problema que le veía era el de la composición de la leche materna. Todos sabemos que una de las ventajas del pecho, es que la composición varía a lo largo del día y desde el nacimiento, adaptándose en cada fase a lo que la naturaleza, durante millones de años, ha escogido como lo mejor para el desarrollo de las crías de los mamíferos. En ese sentido no conozco ningún otro caso de lactancia en tándem en la naturaleza, entre otras cosas, porque el desarrollo de las crías de los demás mamíferos en mucho más rápido que el humano y para cuando se tiene la siguiente cría, en la mayoría de los casos, la anterior es ya autónoma en su alimentación.

A este respecto, en la lactancia en tándem se hizo un estudio sobre la composición de la leche materna durante el embarazo:

¿Existirá el calostro para el recién nacido? Es decir, lo que produce una madre al tener a su hijo pequeño si ha estado dando pecho durante el embarazo ¿es leche madura o calostro? Pues este estudio lo que nos dice es que las hormonas de la madre durante el embarazo actúan sobre la cantidad y composición de la leche haciendo que:

Se reduzca muchísimo la producción de leche. Es decir, que para el niño mayor que sigue con el pecho en la lactancia en tandem, toma en realidad poca cantidad, con lo que el interés de mantenerla durante ese tiempo en el niño mayor es más afectivo que nutricional. Lo que es también muy importante.

Conforme se acerca la fecha del parto, la composición de la leche toma la composición habitual del calostro. Es decir, se hace adecuada para el recién nacido.

Ventaja: Los problemas en el inicio de la producción de leche que acaban con muchas lactancias, no existen en la lactancia en tándem, porque aunque se reduce la producción de leche durante el embarazo, se mantiene un pecho productivo. Desde el primer día el pecho ya está en marcha.

Un último factor, que es para mí casi el más definitivo: el afectivo. Yo doy al pecho más importancia desde el punto de vista afectivo casi que en su composición. La pregunta es ¿cómo influirá en el hijo mayor el hecho de ceder o compartir el pecho con su hermanito recién nacido? Y la respuesta es: Depende de la personalidad del hermano mayor y de cómo lo planteemos.

En ese sentido, en niños con más propensión a los celos, puede ser mejor elección el destete antes del siguiente embarazo. Pero por desgracia no hay respuestas infalibles en esto.

Lamento si este artículo os deja más dudas que respuestas. Siempre prefiero que sea al revés. Pero en este caso especialmente, si tenéis experiencia, os animo a que me la contéis para aprender todos juntos. De hecho he conocido el estudio sobre la composición de la leche en las lactancias en tandem gracias a una madre (Raquel, gracias) que me lo envió tras leer este artículo.

Os dejo un enlace a un artículo muy recomendable sobre el tema:

Albalactancia.org

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Lactancia materna prolongada

Suele llamarse lactancia materna prolongada a la lactancia por encima de los dos años. Como en cualquier otra cosa hablando de crianza, las fechas son orientativas y dependen mucho de cada caso.

La fecha en la que se produce el destete ha cambiado. Si hablamos de estadísticas, en este momento los destetes son muy frecuentes en los primeros 6 meses de vida. Hace años, cuando no había otras opciones de alimentación a los lactantes, era raro que sucediese antes del año, y en la mayoría de los casos ocurría entre los 2 y los 4 años.

Cuando se habla en la actualidad de tiempos en la lactancia, la mayoría de los pediatras solemos recomendar que el pecho se mantenga, cuando así lo escoge la madre, como alimento exclusivo hasta los 6 meses, complementado hasta el año (introducimos otros alimentos, pero el pecho sigue siendo la base fundamental de la alimentación) y como parte de la alimentación normal hasta los 2 años, cuando ya suelen comer de todo.

Esto es una recomendación digamos utilitarista. Es decir mantenemos el pecho mientras seguimos introduciendo alimentos nuevos en la dieta, porque se ha visto que el pecho reduce las posibilidades de aparición de alergia a otros alimentos al introducirlos.

Pero hay otros factores a tener en cuenta a la hora de mantener o retirar el pecho. Y entre ellos el principal es que el niño y la madre estén o no preparados para el destete.

Yo nunca recomiendo un destete. Sondeo la forma en la que la madre vive su lactancia y cómo cree que lo hace su hijo para apoyar o no la insinuación de la madre sobre el destete. Es decir, yo nunca inicio una conversación sobre destete. No hablo del tema más que cuando la madre me dice que está pensando en retirar el pecho a su hijo. Y cuando lo sugiere, me intereso por los motivos que le llevan a pensarlo.

Por desgracia, muchas de las razones que llevan a las madres a pensar en dejar el pecho, no nacen de un deseo suyo de hacerlo, sino de miedos inducidos por mitos que les bombardean.

En la mayoría de los casos, más que hablando de cómo hacer el destete, acabamos haciéndolo sobre porqué los mitos que le llevan a pensar en hacerlo no tienen base.

Los más habituales son:

Deforma los dientes. Falso. El chupe (puedes leer aquí cómo retirar el chupe) o chuparse el dedo lo hacen por dos motivos: Son más rígidos que el pezón; y aunque parezca mentira a muchas personas del entorno de la madre, chupe y dedo se mantienen en la boca más tiempo que el pezón.

Si no se lo quitas con dos años no lo dejará nunca. Hay métodos para hacer el destete de forma no traumática para el niño. Y el momento en que están preparados para hacerlo depende mucho de cada pareja madre-hijo. No hay fechas mágicas.

Si estás pensando en tener otro hijo tienes que ir quitándole ya el pecho a este. Hay una cosa llamada lactancia en tándem. Consiste en continuar dando el pecho al primer hijo durante el embarazo y luego, cuando nace el bebé continuar dándoselo a ambos. Esto puede tener muchos matices de los que hablar. Pero es posible hacerlo. De nuevo es una opción.

Os dejo aquí un par de enlaces a artículos de otras webs que pueden completar lo dicho:

Albalantanciamaterna.org

laligadelaleche.org

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Los niños y el agua: Peketip 16

Los niños y el agua

Es bueno que los niños aprendan a nadar pronto:

Es la mejor forma de evitar el peligro que supone el agua

y una forma sana de diversión.

Enséñale a nadar y refuerza dos pilares de su desarrollo:

Uno físico, su espalda y otro afectivo, su confianza

en sí mismo y en ti.

Empieza el verano. Esto es algo así como los propósitos de principio de año, pero del verano y para cumplirlo ¿¡Vale!?:

Enseña a tu hijo a nadar.

El agua y los niños son una combinación peligrosa. Existe un riesgo claro. El ahogamiento.

La mejor forma de evitar ese peligro, no es evitar el agua. El agua es algo que despierta poderosamente la curiosidad de los niños desde muy temprana edad.

La forma de reducir de verdad el riesgo de ahogamiento es enseñar al niño a nadar lo antes posible. Y eso es desde muy pronto. Se puede aprender a nadar con meses.

Si tú no sabes cómo hacerlo, apúntate a un curso de natación para niños. Y por supuesto no pierdas la oportunidad de acompañarlo.

Hazlo como un juego, no como una competición. Disfrutad de hacerlo.

Aprender a nadar tiene también ventajas muy numerosas en otros aspectos. Estas son sólo unos pocos ejemplos:

  • Es un ejercicio divertido.
  • Refuerza la espalda, que es uno de los pilares para un buen desarrollo físico de tu hijo hasta que acabe el crecimiento.
  • Favorece la coordinación.
  • Refuerza su confianza en sí mismo y su autoestima.
  • Y si eres un actor principal de ese aprendizaje, refuerza muchísimo su confianza en ti. ¡No pierdas esa oportunidad!
Peketip 15
Peketip 17

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Convulsiones Febriles. Pekevídeo 5

En este Pekevídeo explico lo que los padres deberían saber sobre las Convulsiones Febriles en Niños.

Las Convulsiones febriles en los niños asustan mucho a los padres. Sobre todo porque es una situación en la que se pierde totalmente el control. Y porque la falta de información lo llena todo de miedos. La solución al miedo es el conocimiento. Por eso en este Pekevídeo explico:

  1. ¿Qué es y qué no es una convulsión febril?
  2. ¿Qué pueden hacer los padres si su hijo tiene una Convulsión Febril?

Convulsiones febriles, ¿qué deberían saber los padres sobre ellas?

 

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La Obesidad: Prevención y Tratamiento

Hoy os presento a una amiga pediatra. Y lo hago a través de una colaboración suya en esta web. Ella ha escogido el tema, en primer lugar porque le gusta, y segundo, porque es, posiblemente, uno de los problemas de salud infantil más importantes en la actualidad: La Obesidad

Blanca Santos Ruiz nació en Valencia en 1978, aunque su familia se trasladó muy pronto a Granada donde creció y cursó sus estudios.
Estudió Medicina y Cirugía en la Universidad de Granada y la especialidad de Pediatría en el Hospital San Cecilio de Granada.
Desde entonces ha trabajado como pediatra en hospitales y, actualmente, en atención primaria.

Con cierta frecuencia llegan a mi consulta padres porque sus hijos tienen problemas de sobre-peso. Muchos de ellos me piden “una dieta”, una analítica (por si es un problema hormonal) o incluso una derivación a Endocrinología Infantil. Aunque es cierto que algunos de estos niños tienen un problema endocrino que justifica una atención especializada y una dieta restrictiva, en la mayor parte de las ocasiones unas simples pautas de vida saludable pueden solucionar el problema. Quiero puntualizar la diferencia entre poner un niño a dieta (creo que todos los que hemos estado alguna vez a dieta sabemos lo difícil que es mantenerla) y enseñar a toda la familia a llevar un estilo de vida más saludable que beneficia a todos (tanto al niño con problema de sobre-peso como a su hermano que está “hecho un fideo” y a sus padres).

Según los libros, se necesitan tres semanas para que una conducta nueva se convierta en un hábito, por lo que los cambios en el estilo de vida deben ser graduales y no debemos pretender cambiarlo todo a la vez, ni que el niño empiece a perder peso enseguida. De hecho, el peso no es lo más importante: aunque no se perdiera ni un gramo, simplemente el hecho de no engordar más hará que el niño adelgace a medida que crece.

Las pautas que yo doy a mis pacientes son:

1.- Limitar el ocio pasivo a menos de dos horas diarias: el ocio pasivo incluye televisión, ordenadores, vídeo-consolas y todas las demás pantallas, pero también la lectura, juegos de mesa, etc (aunque sea raro encontrar un niño que se pase más de dos horas diarias leyendo).

2.- Un desayuno completo: lácteo, cereales y una pieza de fruta.

3.- Tres piezas de fruta al día.

4.- Dos raciones de verdura al día (si puede ser, en forma de ensalada antes de la comida y la cena).

5.- Limitar las chucherías, fritos, salsas y embutidos.

6.- Implicar al niño en la compra y  preparación de las comidas.

7.- Evitar los zumos y refrescos. Si tiene sed, el niño debería beber sólo agua.

Realizando simplemente uno de estos cambios a la semana se puede conseguir que el niño se acostumbre a comer de una forma más equilibrada sin que suponga tener que ponerse a dieta.
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