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Sufrimiento fetal en el parto

Pérdida del Bienestar fetal o Sufrimiento fetal. Secuelas y tratamiento

El sufrimiento fetal o pérdida del bienestar fetal es uno de los problemas que pueden ocurrir en torno al nacimiento.

Decimos que un recién nacido ha sufrido, cuando durante el parto o antes de él tiene problemas para que le llegue el oxígeno a través de la placenta.

Una vez que sale, será capaz de conseguir el oxígeno a través de sus pulmones.

Pero hasta que puede respirar fuera hay varios motivos por los que puede faltarle oxígeno.

Las Causas más frecuentes de Sufrimiento Fetal

Puede haber muchas razones por las que a un bebé le falte oxígeno justo antes de nacer.

Las más habituales son:

Desprendimiento de placenta: La placenta es una parte del feto en realidad. Empezó a formarse al mismo tiempo que él, al comienzo del embarazo. Y tiene que seguir funcionando hasta que el feto sale de su madre. Es el filtro que toma de la sangre de la madre alimento y oxígeno para el feto y le sirve para limpiar su sangre de desechos. La placenta está fijada a la mucosa del útero. Deberá desprenderse cuando el niño salga. Pero a veces lo hace antes del nacimiento. Si eso pasa, el líquido amniótico se tiñe de sangre. Y el feto no recibe el oxígeno y nutrientes que necesita.

Alteraciones en el cordón umbilical: El cordón sirve para llevar los nutrientes y oxígeno de la placenta al feto. Pero a veces puede anudarse o enrollarse en torno al feto, y eso puede reducir el paso de sangre por él.

Se encaja y no sale: Durante la salida del feto a través del canal del parto, hay veces que por una mala postura o por ser demasiado grande, puede costar mucho que el feto salga. En esos casos el ginecólogo o la matrona deben sacarlo. Hay ocasiones en que las maniobras para extraerlo pueden provocar hematomas o incluso una fractura de clavícula al recién nacido. Pero es que cuando está ya encajado debe salir, porque en ese punto no llega suficiente oxígeno. Es preferible una clavícula rota que una secuela por sufrimiento fetal.

Cuando por cualquiera de estas causas hay una falta de llegada de Oxígeno al bebé puede generar daños.

Grados de Sufrimiento Fetal

Hay muchos grados de sufrimiento fetal.

Los dos datos más importantes que nos indican si el sufrimiento fetal ha sido importante o no son el Apgar y el pH de cordón umbilical.

Apgar

El Apgar es una forma de valorar la vitalidad con la que ha nacido un bebé. Tiene en cuenta la coloración, el tono muscular, la frecuencia del corazón, la respiración y las reacciones del bebé.

Cuanto más alta mejor. Puede alcanzar una puntuación máxima de 10.

Se suele valorar en varias ocasiones en los primeros minutos tras el nacimiento. Lo normal es que la puntuación sea ya superior a 7 al nacer. Y que suba rápidamente en los primeros minutos.

Es una valoración subjetiva del profesional que atiende al bebé tras nacer.

Ph de Cordón

El PH de cordón es una analítica que mide la acidez de la sangre del cordón umbilical del bebé nada más nacer. Es mucho más objetivo.

Lo normal es que tenga un PH superior a 7,1.

Cuanto más bajo sea es indicativo de una falta de oxígeno más prolongada y que por tanto puede tener peor pronóstico.

Secuelas del Sufrimiento Fetal

Cuando un niño tiene falta de oxígeno de forma prolongada el órgano más delicado es el Cerebro.

Y es esto lo que más nos preocupa.

Ya que puede dar lugar a secuelas en el desarrollo posterior del niño.

En la actualidad disponemos de muchos medios para evitar que se llegue a una situación así. Pero a veces no puede evitarse.

Cuando ocurre las secuelas pueden ser inmediatas o manifestarse en los primeros años de vida conforme el niño crece y su cerebro tiene que ir afinando sus funciones.

Las secuelas dependen de la zona del cerebro que se ha dañado y de si afecta a neuronas cuya función es irreemplazable o no.

Tratamiento tras padecer sufrimiento fetal

Para evitar llegar a esta situación, hoy en día se monitoriza el bienestar el feto durante el parto por medio del Registro Cardiotocográfico.

Ciertas alteraciones de ese registro son indicios claros de problemas y cuando se detectan se actúa para evitar que acabe produciendo un Sufrimiento Fetal intenso.

Cuando no se logra evitar, una vez nacido el niño lo primero es asegurar una reanimación que le permita oxigenarse adecuadamente ya fuera de su madre.

Si no es posible que lo haga él solo puede necesitar la ayuda de medios de los que disponemos hoy en día. Como el respirador mecánico.

Para reducir las secuelas y permitir una mejor recuperación tras el sufrimiento hoy en día se usa también la Hipotermia controlada. Consiste en mantener al bebé a una temperatura más baja de lo normal durante las primeras horas de vida hasta que pasa la fase inicial de reacción tras la falta de oxígeno.

Durante ese periodo pueden administrarse al bebé medicamentos que reducen la actividad del cerebro, para minimizar el daño.

Rehabilitación tras padecer sufrimiento fetal

Los niños que han pasado por una situación así necesitan un seguimiento más estrecho durante los primeros años de vida.

Algunos de los daños sufridos son reversibles con el apoyo necesario.

Para ello se constituyen equipos multidisciplinares de profesionales que cooperan con los padres para detectar y tratar los problemas generados.

En este equipo suele haber Neuropediatras, Psicólogos, Fisioterapeutas, Logopedasa, Trabajadores sociales…

Muchos de estos niños acaban teniendo una vida normal hoy en día.

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Fisioterapia Infantil

Fisioterapia y Osteopatía Infantil en Alhama de MurciaLa fisioterapia infantil es una de las especialidades más importantes en los primeros años de vida. Útil en muchos problemas que deben tratarse a tiempo.

Peketema sugerido por Alba en nuestra Página de Facebook:

¿Podrían hablar de Fisioterapia pediátrica? Mucha gente no conoce los múltiples beneficios de la fisioterapia en nuestros bebés y niños. Tanto fisioterapia respiratoria (bronquiolitis, neumonías, asma, catarro de vías altas), digestiva (estreñimiento, cólico del lactante, diarrea) como neurológica (trastornos pre y post natales como hipotonía e hipertonía, malformaciones congénitas, daño cerebral o cerebeloso, pie equino varo…) y muchos más campos.

Me encanta que hayáis pedido este tema. Porque realmente creo que en Pediatría a veces no se da la importancia debida a la Fisioterapia Infantil. y por lo concreta que es la propuesta imagino que Alba es Fisioterapeuta.

En las primeras etapas del desarrollo infantil hay una serie de problemas que pueden corregirse con ayuda de la Fisioterapia Infantil y que son importantes. Porque tienen repercusión a largo plazo.

Pero son muchos más lo problemas en los que la Fisioterapia Infantil puede ser útil.

¿Qué es la Fisioterapia Infantil?

La Fisioterapia Infantil es una serie de técnicas terapéuticas que usa exclusivamente medios físicos: Movimientos, masajes, frío, calor, corrientes eléctricas…

Es una de las Ramas Terapéuticas esenciales junto a la Farmacología, la Cirugía, la Psicología y la Nutrición.

La Fisioterapia Infantil no es simplemente Fisioterapia aplicada a niños. Los niños sufren problemas específicos y en los problemas comunes con los adultos la forma de responder del niño y la evolución a largo plazo no es igual que en el adulto.

Hay dos características importante que diferencian la respuesta del niño frente al adulto cuando aplicamos Fisioterapia:

  • La mejor capacidad de regeración del niño. Ante los problemas que suelen precisar Fisioterapia el niño tiene más facilidad para evolucionar hacia la curación que el adulto. Por ejemplo, muchos esguinces de tobillo en niños curan espontáneamente o con menos ayuda de la que precisaría un adulto.
  • La importancia de tratar adecuadamente un cuerpo en crecimiento por la forma en la que un problema no resuelto puede influir en el posterior desarrollo de este organismo. Un problema no tratado adecuadamente puede dar lugar a más problemas posteriores de los que daría en el adulto. Con el mismo ejemplo, si un esguince en un niño no cura adecuadamente, puede degenerar en alteraciones posteriores en otras partes del organismo con más facilidad, ya que el crecimiento amplifica el problema no resuelto. Pueden aparecer desviaciones de espalda, por ejemplo.

Por tanto, para tratar niños, especialmente cuanto menores son, más importante es que el Fisioterapeuta esté especializado en Fisioterapia Infantil, para que entienda los problemas exclusivos del niño y la forma particular en que cualquier problema evoluciona en un cuerpo en crecimiento.

¿Cuáles son los campos más frecuentes en los que la Fisioterapia Infantil puede ser útil?

Alba los nombra en su propuesta de Peketema: Problemas Respiratorios, Digestivos, Neurológicos y por supuesto Traumatológicos y Ortopédicos. Hay algunos más. Pero usemos estos a modo de ejemplo. Veréis que en todos voy a hablar de la Fisioterapia infantil, pero lo haré siempre desde el enfoque multidisciplinar que tanto me gusta.

Fisioterapia Infantil en problemas Digestivos

Estreñimiento, Reflujo, Gases, Cólico del Lactante… La Fisioterapia Infantil dispone de técnicas que permiten mejorar la movilidad del intestino y relajar la tensión en sus estructuras. Lo que puede ser muy útil para mejorar la expulsión de heces y gases, el vaciamiento adecuado del estómago… Puede reducir la excitabilidad nerviosa que origina algunos dolores…

Pero puede ser útil también en problemas digestivos en los que no pensamos en la Fisioterapia Infantil. Por ejemplo en las Intolerancias Alimentarias. Si un niño tiene Alergia a las Proteínas de la Leche de Vaca, la medida más importante para eliminar los síntomas es evidentemente suprimir la leche de vaca de su dieta. Pero aplicar Fisioterapia puede hacer que la recuperación de la movilidad intestinal, que está alterada se produzca antes y así los síntomas mejoren en menos tiempo.

Fisioterapia Infantil en problemas Respiratorios

Bronquitis y Bronquiolitis, Neumonías, Catarros… Situaciones en las que uno de los problemas es la acumulación de mocos en zonas donde estorba. Hay técnicas de Fisioterapia que pueden ayudar a movilizar y expulsar esa mucosidad. Esto puede mejorar los síntomas del bebé, pero pueden también evitar complicaciones y actuar sobre pacientes con un problema crónico mejorando su evolución.

Fisioterapia Infantil en problemas Neurológicos

Es uno de los aspectos en los que la Fisioterapia es muchas veces la única técnica terapéutica de la que disponemos. Y en estos casos puede marcar una clarísima diferencia.

Son bastantes los niños que presenta problemas de hipertonías (exceso de fuerza), hipotonías (falta de fuerza) que pueden corregirse con Fisioterapia. A veces no se detectan, no actuándose sobre ellas y pueden llevar a que con el desarrollo generen problemas en cascada.

Por ejemplo, una distonía de la musculatura de la espalda que haga que un bebé suela arquearse levemente hacia un lado puede llevar a una deformidad de la cabeza, y a problemas posteriores a la hora de alcanzar logros del desarrollo, como la capacidad de sentarse, mantenerse en pie o caminar de forma adecuada. En algunos casos esto lleva a deformidades que ya no son reversibles en piernas, espalda, cabeza…

No es cuestión de generar alerta ni agobios. Es cuestión de que si vemos algo que no parece normal sea valorado y en caso de necesidad actuemos a tiempo para corregirlo.

La Fisioterapia es también esencial en la rehabilitación y estimulación precoz de niños con problemas desde el nacimiento. Como prematuridad, sufrimiento fetal, traumatismos del parto…

Fisioterapia Infantil en problemas Traumatológicos y Ortopédicos

Y por supuesto aquello en lo que todos piensan en la Fisioterapia: La Rehabilitación tras un traumatismo; la corrección de problemas en las extremidades. Sea por deformidad o por accidentes.

Resumiendo: La Fisioterapia Infantil no es Fisioterapia de adultos aplicada a niños. Tiene problemas muy específicos de los niños. Y la aplicación en problemas comunes a los adultos tiene en los niños matices importantes.

Es una de las Terapéuticas esenciales que puede colaborar con otras para resolver los problemas de salud del niño.

Todo Pediatra necesita a un Fisioterapeuta Infantil de referencia. Con él colabora en el tratamiento de los niños que atienden.

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Problemas en el parto: la lesión del plexo braquial en recién nacidos

Lesión del plexo braquial en el parto

Causas de la falta de movilidad de un brazo en bebés, la lesión del plexo braquial. Cómo detectarla, tratamientos disponibles y recuperación.

¿Has tenido un parto complicado y han tenido que usar instrumental (fórceps, espátulas, ventosas, etc.) o tirar fuertemente de tu bebé para ayudarle a nacer?

Si te preocupan las repercusiones que esto puede tener en la salud de tu hijo y quieres saber cuál es el tratamiento a seguir, no dejes de leer este artículo del traumatólogo Eugenio Ferrer, autor de la web Traumatología y más.

En un artículo anterior te hablé de las fracturas en los recién nacidos durante el parto. Así que en este post te quiero comentar los aspectos más importantes de otra lesión algo menos frecuente, pero que aún así sucede con cierta frecuencia durante el parto; es la parálisis del plexo braquial.

La parálisis del plexo braquial es la lesión de un conjunto de nervios situados en la base del cuello y el hombro. Es una de las lesiones típicas en bebés nacidos de partos laboriosos o en los que se ha tenido que usar instrumental para ayudar a su alumbramiento.

Pero no quiero asustarte pues con el tiempo la mayoría de bebés se recuperan completamente. Así que voy a comenzar a explicarte en qué consiste la lesión del plexo braquial en bebés y cuál es su tratamiento.

¿Qué es el plexo braquial?

Primero empezaré aclarándote lo que es el plexo braquial, ya que puede que sea la primera vez que oigas hablar de él.

Un plexo es un conjunto de interconexiones entre varias raíces nerviosas a su salida de la columna vertebral. Forman como una red por la que circulan tanto la sensibilidad como los impulsos que le dan movimiento a los brazos (plexo braquial) o las piernas (plexo lumbosacro). En concreto, el plexo braquial se encuentra entre la base y el lateral del cuello.

¿Cuándo se puede lesionar el plexo braquial?

Hay 2 perfiles de personas que pueden sufrir esta lesión:

  • En personas adultas sucede por haber recibido un impacto violento en miembros superiores. Por ejemplo en accidentes de moto, bici, traumatismos penetrantes (apuñalamientos y armas de fuego) o en accidentes laborales (construcción, etc.)
  • Y en recién nacidos en los que se ha ejercido una tracción excesiva en el brazo por diversas razones. En estos casos se denomina parálisis braquial obstétrica, y éste es el perfil de lesión de la que te voy a hablar en este artículo.

¿Es muy frecuente la lesión del plexo braquial en recién nacidos?

Los registros indican que ocurre en 2 de cada 1000 nacimientos aunque el riesgo no es igual para todos los bebés, ya que hay circunstancias que aumentan el riesgo de que se produzca, como:

  • Bebés de embarazo múltiple
  • Bebés de gran tamaño
  • Bebés de partos laboriosos o instrumentados

¿Cómo puedes detectar si tu bebé tiene parálisis del plexo braquial?

Si tu bebé recién nacido ha sufrido una lesión del plexo braquial, tendrá una movilidad bastante limitada del brazo afectado.

Los primeros signos aparecen ya a la primera exploración que se le hace al bebé al detectar que mueve peor un brazo que otro. Pero también conviene descartar que no se deba a otros problemas como puede ser una fractura de clavícula o de húmero en ese mismo brazo.

La parálisis puede afectar al hombro, al codo o la mano según la parte del plexo braquial que haya resultado afectada.

La lesión puede ser:

  • Únicamente una inflamación de los nervios del bebé debido a las maniobras a las que se le ha sometido durante el parto, y se recuperará casi completamente.
  • O una lesión más grave que lamentablemente tendrá peor recuperación.

¿Cómo se trata la lesión del plexo braquial en bebés? ¿Hace falta operar?

La actitud inicial es la de observar al recién nacido y explorarlo periódicamente para vigilar estrechamente su recuperación.

Aquellos bebés que antes de los 6 meses ya pueden flexionar el codo con normalidad o que antes de los 9 meses son capaces de asir un objeto a media altura, presentan mejor pronóstico de recuperación.

El 90% de los bebés recuperan toda la movilidad de forma espontánea sin necesidad de ningún tratamiento especial. Pero decirte que la recuperación completa puede tardar hasta 18 meses.

Por otra parte, en bebés a los que se les detecta mediante un electromiograma (prueba para comprobar el funcionamiento de los nervios) que tienen una mala función del bíceps (músculo encargado de la flexión del codo), se recomienda operarlos cuando tengan 6 meses de edad.

Las operaciones que se realizan para tratar la parálisis braquial obstétrica pueden consistir en:

  • Suturar los nervios dañados.
  • Realizar injertos nerviosos: se cogen nervios menos necesarios de otra zona del cuerpo para reparar los del plexo braquial.
  • Transferencias tendinosas: desinsertar un músculo de la zona e insertarlo en los tendones de los músculos afectados para que recuperen fuerza.
  • Osteotomías: son cortes en los huesos necesarios en personas con lesiones muy graves y que han llegado a provocar luxaciones en el codo o el hombro del brazo afectado (cuando una articulación se desencaja).

Si tu bebé necesita un tratamiento quirúrgico para tratar una lesión del plexo braquial, la operación debe realizarla un equipo con la suficiente experiencia ya que no son intervenciones que se hagan de manera muy habitual.

La recuperación de cada bebé tras la operación es difícil de predecir, pues dependerá mucho del grado de lesión que tuviera inicialmente. Y la recuperación de la movilidad del miembro afectado que alcance el niño se irá viendo con el tiempo.

SOBRE EL AUTOR DE ESTE POST:
Eugenio Ferrer TraumatólogoEugenio Ferrer es Traumatólogo y autor de la web Traumatología y más, donde se ofrece como traumatólogo online para quienes necesiten una segunda opinión médica, ampliar información o aclarar dudas. ¡Prueba la consulta online por 1ª vez de forma gratuita!

También publica un blog de traumatología en el que encontrarás información médica explicada de forma sencilla y clara con respuestas sobre tratamientos, consejos y recomendaciones a seguir.

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Fracturas en Bebés durante el Parto

Fracturas del bebé durante el parto¿Tu bebé ha sufrido alguna fractura durante el parto?

Si necesitas orientación sobre los tipos de tratamiento, cómo es y cuánto durará la recuperación de tu bebé, no te pierdas este artículo del traumatólogo Eugenio Ferrer, creador de la web Traumatología y más.

Hay personas a las que la vida se les plantea dura ya desde el principio. Me refiero a que ya los inicios en este mundo pueden ser difíciles si surgen complicaciones en el parto. En concreto, en aquéllos que se desarrollan por vía natural a través de lo que los médicos denominamos el canal del parto.

¿Cómo se producen las fracturas en recién nacidos durante el parto?

Está claro que el canal del parto está diseñado para que un bebé pase por él, pero en algunos casos un recién nacido puede sufrir lesiones durante este proceso debido a:

  • Los giros y maniobras realizadas por la persona que está asistiendo el parto para ayudar en la expulsión del recién nacido. Generalmente ocurren en partos laboriosos o en los que el bebé se ha situado para salir en una posición que lo hace difícil.
  • Por ser un parto instrumentado (en el que se ha empleado un fórceps, unas espátulas o una ventosa)
  • Si el bebé venía en una posición anómala como es en la presentación de nalgas, podálica o braquial.
  • Otra causa puede ser una caída del bebé al salir al exterior, pero esto es mucho menos frecuente.

Los huesos que habitualmente se fractura un recién nacido en estos casos son la clavícula, el húmero o el fémur.

¿Cómo se diagnostican las fracturas que se han producido durante el parto?

El diagnóstico de una fractura en un recién nacido puede ser inmediato, al notar la persona que ha hecho la maniobra un chasquido y tras pedir una radiografía para confirmar la sospecha de fractura.

En otras ocasiones, la fractura se diagnostica a las semanas de nacer cuando sus padres lo llevan al pediatra porque notan que al vestirlo o bañarlo el bebé no termina de mover bien el miembro afectado. Si en la radiografía aparece un callo de fractura, este hallazgo confirma que la lesión está curada y que por tanto no hay que añadir ninguna medida adicional, ya que con el tiempo el bebé recuperará la movilidad.

La mayoría de las veces el diagnóstico de la fractura lo realiza el pediatra al detectar una asimetría en la movilidad entre ambos brazos o ambas piernas del bebé durante la primera exploración que se le realiza al nacer, y entre las posibles causas está la posibilidad de una fractura.

¿Cómo se trata una fractura en un recién nacido?

Cuando un bebé se hace una fractura, el tratamiento inicial que aplico es siempre conservador por 2 razones:

  • El esqueleto de un recién nacido tiene un gran componente de cartílago y no está preparado para recibir los implantes que se usan en niños más mayores o en adultos.
  • Asimismo, tiene una gran capacidad de reparación por lo que con una inmovilización y con manejo cuidadoso, debería de ser suficiente.

Por lo tanto, si la fractura es en una extremidad superior recomiendo colocar el brazo afectado por dentro de la camiseta que se le pone al niño para que haga de cabestrillo provisional. Es importante que los padres tengan mucho cuidado a la hora de asearle, empleando una esponja y sin separarle mucho el brazo del torso.

En el caso de una fractura en una extremidad inferior, en concreto una fractura de fémur, resulta algo más incómodo:

  • De inicio se le coloca al bebé un yeso que abarca la pelvis y la pierna afectada si la fractura no está muy desplazada o deformada.
  • Y si tuviese mucho desplazamiento, habría que tener al niño con un peso tirando de la pierna durante unos 10 días para luego pasarle a un yeso u otro tipo de inmovilización.

¿Cuánto tarda en consolidar una fractura en un bebé?

Las fracturas en los bebés consolidan rapidísimo por la gran capacidad biológica que tienen al ser un organismo en crecimiento.

Ya se pueden apreciar signos de consolidación de la fractura a las 2 semanas de producirse. Las inmovilizaciones no se suelen dejar más de 20 días o a lo sumo un mes, cuando ya se aprecia una consolidación más firme en las radiografías de seguimiento.

¿Supone una fractura en un bebé un problema para su crecimiento o algún tipo de invalidez en el futuro?

La repercusión en el crecimiento es escasa ya que al bebé le queda mucho desarrollo por delante y es capaz de corregir si ha quedado alguna deformidad.

Las fracturas que repercuten más en el crecimiento son las que se producen en las articulaciones o cerca de ellas y las fracturas en el parto no suelen afectar estas localizaciones.

Una pregunta muy clásica que me suelen hacer los padres en la consulta respecto a la fractura de fémur, es si el niño se puede quedar cojo. Decirte que el riesgo es bajísimo por lo que te he comentado sobre la capacidad de reparación que tienen los tejidos de un bebé. Las fracturas a esta temprana edad tienen un resultado muy bueno en cuanto a consolidación.

Reseña sobre el Autor:

Eugenio Ferrer TraumatólogoEugenio Ferrer es Traumatólogo y autor de la web Traumatología y más, donde publica un blog sobre lesiones en traumatología en el que puedes encontrar información médica de interés con respuestas e información sobre tratamientos, consejos y recomendaciones.

También ofrece consultas online de traumatología para quienes necesiten ampliar información,

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Incontinencia urinaria en el posparto

Incontinencia Urinaria Posparto

Qué hacer para resolver la Incontinencia Urinaria en el Posparto y otras disfunciones del suelo pélvico.

Esta es la segunda colaboración de ensuelofirme.com en nuestra web.

El embarazo y el parto son dos momentos clave en la vida de cualquier mujer, tanto por la multitud de cambios que experimenta en el plano físico, como en el emocional y, sin lugar a dudas, por lo que atañe a la estabilidad e integridad de su suelo pélvico.

Si en la recta final del embarazo, como te contaba en este post  ya era frecuente encontrar mujeres que presentaban escapes de orina al toser o estornudar, el posparto va a ser de nuevo una etapa de riesgo en la que la incontinencia urinaria podrá aparecer o continuar, sumada además a otras posibles complicaciones del posparto, como el dolor al retomar las relaciones sexuales (a menudo provocado por las cicatrices de desgarros o episiotomías practicados en el parto) o la sensación de pesadez en la zona genital (propia del descenso de órganos pélvicos o prolapso).

¿Cómo pueden afectar el embarazo y el parto al suelo pélvico?

El aumento del tamaño del útero, con el crecimiento progresivo del bebé y la placenta, supone un incremento de presión sobre los músculos que cierran la pelvis por su parte inferior, es decir, sobre el suelo pélvico, que ha de contrarrestar este “peso extra” durante los nueve meses de gestación.

Este simple hecho, independientemente de cómo se desarrolle el parto (cesárea o parto vaginal) ya es causa suficiente para el debilitamiento de la musculatura perineal y puede desencadenar una incontinencia urinaria en el posparto.

La manera en que la mujer dé a luz indudablemente también tendrá consecuencias sobre la salud de su suelo pélvico.

Este conjunto de músculos (y otras importantes estructuras) no responde del mismo modo tras un parto natural que instrumental (con fórceps, ventosa, etc.); no sufrirá la misma presión durante unos pujos tumbada y en apnea (aguantando la respiración) que con unos pujos en exhalación y favorecidos por la Ley de la gravedad; no se recuperará igual si ha sufrido una episiotomía o desgarro que si ha sido capaz de elastificarse de forma natural al paso de la cabecita del bebé.

Tanto el aumento de presión mantenido durante la gestación como en el momento álgido del parto puede provocar un debilitamiento y distensión de los músculos perineales, interfiriendo negativamente en:

  • Sus funciones de sostén: el suelo pélvico se encarga de sostener las vísceras pélvicas: vejiga y uretra, útero y vagina, intestinos, recto y ano.
  • Su función de continencia: los músculos del suelo pélvico forman los esfínteres, tanto de la uretra (conducto que comunica la vejiga con el exterior para expulsar la orina) como del ano (de cuyo adecuado cierre depende la continencia de gases y heces). Un fallo en estas estructuras, por debilitamiento muscular o por daño nervioso, puede provocar escapes de orina, incontinencia fecal y dificultad para contener los gases.
  • Su función sexual: unos músculos perineales débiles o hipotónicos, o bien hipertónicos (con un aumento de tensión en estado de reposo) sea por lesión muscular o de los nervios del suelo pélvico, pueden ser el origen de disfunciones sexuales como la aparición de dolor en las relaciones (dispareunia), disminución en la calidad de las mismas, dificultad para llegar al orgasmo, etc.

¿Se puede solucionar la incontinencia urinaria posparto?

En el mejor de los casos, la incontinencia urinaria posparto puede ser transitoria, es decir, resolverse transcurrido un breve periodo de tiempo, una vez que las estructuras pélvicas, los músculos y los nervios perineales recuperan su estado previo al embarazo.

Sin embargo, esto no es lo habitual, y a diario vemos en consulta cómo las mujeres tras haber dado a luz, y a fin de superar la incontinencia urinaria y otras complicaciones asociadas al posparto, necesitan prestar una atención especial a su suelo pélvico durante esta etapa y realizar una reeducación específica de la zona abdomino-pélvica, algo esencial para recuperarse adecuadamente y volver a disfrutar de la vida, en todos los sentidos.

El cuerpo de una mujer durante el posparto viene de sufrir una gran transformación, progresiva, a lo largo de la gestación; pero también súbita, tras el parto. Por ello, necesita la ayuda de determinados especialistas en el cuidado de la mujer durante esta etapa: ginecólogos, matronas y fisioterapeutas de suelo pélvico.

La importancia de la valoración del suelo pélvico en el posparto

Si alguien me preguntara qué me gustaría que me regalasen tras haber dado a luz, sin duda, respondería: una buena rehabilitación del suelo pélvico.

El gran reto en el posparto no es recuperar la talla de pantalón que utilizabas antes de quedarte embarazada. El verdadero reto es lograr que aquellas funciones que tu suelo pélvico realizaba sin que tú fueras consciente, se puedan seguir llevando a cabo.

Retomar tu deporte favorito sin tener escapes de orina, volver a utilizar un tampón durante la menstruación sin que se te caiga, disfrutar de tus orgasmos, practicar la penetración sin sentir dolor, contener las heces o aguantar los gases… pueden ser tarea difícil si tu suelo pélvico sufre una disfunción.

Por ello, una vez transcurridas seis semanas del nacimiento del bebé (ya sea vía vaginal o por cesárea), es necesario acudir a un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico que valore el estado de la musculatura abdominal y perineal, y que diseñe un plan de tratamiento para la recuperación integral de la mujer.

Aunque lo ideal sería haber acudido ya durante el embarazo a este profesional, para que valorara nuestros músculos antes del parto y nos diera una serie de recomendaciones tanto para el final de la gestación, como para el día del parto, como para el posparto inmediato y el tardío.

Pero tranquila, si no lo hiciste antes y acabas de ser mamá, en este artículo encontrarás algunas recomendaciones básicas para el cuidado de tu suelo pélvico en el posparto.

¿Cómo puede ayudar la reeducación pelviperineal en la incontinencia urinaria posparto?

En países vecinos como Francia, la seguridad social cubre diez sesiones individuales de fisioterapia para la recuperación posparto. Algo que no es de extrañar, ya que la mayoría de las mujeres presenta algún tipo de disfunción en esta etapa.

Una adecuada valoración abdomino-pélvica, un diagnóstico acertado y un tratamiento profesional por parte de un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico son la clave para superar la incontinencia urinaria posparto.

En función del origen de los escapes de orina (bien por debilidad de la musculatura, o por descenso de algún órgano pélvico, o por afectación neurológica), tu fisioterapeuta de suelo pélvico pondrá a tu disposición un amplio abanico de técnicas para paliar y, en la mayoría de los casos, solucionar la incontinencia urinaria.

El uso de herramientas como el biofeedback o la electroestimulación, la práctica de gimnasia abdominal hipopresiva y de ejercicios perineales, el aprendizaje de técnicas de reeducación y entrenamiento vesical, y el mantenimiento de una correcta higiene postural son algunas de las claves para recuperarse, en todos los sentidos, de los efectos que el embarazo y el parto tienen sobre el cuerpo de la mujer.

Tanto si acabas de ser mamá, como si tu bebé ya ha cumplido varios meses de vida, y tienes síntomas de disfunción del suelo pélvico, hazme caso: no te resignes y busca la ayuda de un profesional cualificado.

Tener pérdidas de orina, sentir dolor pélvico o lumbar, ver disminuida la calidad de las relaciones sexuales o cualquier otra anomalía que puedas asociar con tu suelo pélvico no es una consecuencia normal del embarazo o del parto ni un peaje que debas pagar por haber sido madre.

Desde En Suelo Firme trabajamos para ayudar, tanto a hombres como a mujeres, a cuidar su cuerpo de forma integral, con especial atención a la esfera pelviperineal, enseñándoles a conseguir y preservar la salud de su suelo pélvico, en cualquier etapa de la vida, y tengan o no síntomas de disfunción perineal. No te conformes, busca información de calidad y ayuda profesional.

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Tortícolis congénita

Tortícolis congénita

Hay muchos bebés que tienen problemas para mover bien el cuello. Te explico los casos más frecuentes de tortícolis congénita.

Algunos bebés tienden ha tener la cabeza girada casi siempre a un mismo lado.

Lo primero que debemos distinguir es si:

Puede girarla hacia el lado contrario sin problema. Cuando esto ocurre, el motivo por el que la gira más a un sólo lado, puede ir desde una deformidad de la cabeza a una simple tendencia sin importancia del bebé. En la mayoría de estos casos o no se hace nada o se hacen medidas posturales, como favorecer que el propio peso de la cabeza haga que gire hacia donde queremos, o presentarle más estímulos desde esa dirección hacia la que no mira habitualmente.

No puede girarla o cuesta hacerlo al lado contrario. En estos casos lo más frecuente es que haya un problema en los músculos del cuello. Es lo que realmente llamamos tortícolis. La causa más frecuente en bebés suele ser un daño en el músculo EsternoCleidoMastoideo (el ECM es el músculo que une la parte de atrás del cráneo con la unión de las costillas al esternón) que es fácil que se produzca al tirar de la cabeza del bebé para ayudar a que salga en el parto. Esto es más habitual en niños muy grandes al nacer.

tortícolis congénita

La tortícolis real

En las tortícolis reales, las segundas descritas, hay un daño en uno de los músculos del cuello. Un daño que puede a veces formar un hematoma, que en ocasiones se retrae después haciendo que el músculo quede más corto y con menos capacidad de alargarse.

A veces se palpa en el músculo ECM un bulto que corresponde a la zona en la que se ha hecho el desgarro, la inflamación y el hematoma que lo acompañan.

El tratamiento en la tortícolis real de recién nacido es la fisioterapia. Y cuanto antes empiece a aplicarse mejor.

Si se trata de forma adecuada, la movilidad del cuello se recupera por completo en la mayoría de los casos.

Si no se trata, puede generar:

– Deformidades en la cabeza.

– Una tortícolis permanente.

– Otros problemas en el desarrollo de la espalda.

Si tienes dudas consulta a tu pediatra o fisioterapeuta.

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María Blanca Garrido García, Pediatra Neonatóloga

María Blanca Garrido García, Pediatra NeonatólogaMaría Blanca Garrido García es Pediatra Neonatóloga. Trabaja en la actualidad en el Hospital de Manises en Valencia. Y su colaboración en esta página es algo en lo que no ceso de insistir desde hace años en cada reunión familiar.

Mi nombre es Blanca Garrido y sí, soy hermana de Jesús Garrido. Soy también pediatra, no creáis que es tradición familiar, somos los dos únicos pediatras de la familia y, hasta hace unos años, los únicos que éramos médicos en ella.

Para mí la medicina y, dentro de ella, la pediatría son a la vez mi vocación y mi medio de ganarme la vida, he tenido la suerte de poder aunar así ambas cosas. Hace ya unos años que acabé la residencia de pediatría, en la que me centré sobre todo en el cuidado neonatal y del niño crítico. He dedicado la mayor parte de mi carrera profesional a la atención hospitalaria, sin dejar de lado tampoco la atención del niño sano y la puericultura, que me interesan especialmente, pues pienso que no se nos forma adecuadamente en estos temas y se nos llena la cabeza de “verdades inmutables”, que no son ciertas.

Además de ser pediatra, también soy madre, próximamente por segunda vez y os aseguro que la maternidad ha dado una dimensión nueva a todos mis conocimientos y opiniones acerca de la pediatría. Estoy recorriendo un camino que me ha llevado a la conclusión de que el camino es el ejercicio de la profesión basado en el respeto, al propio niño y a su entorno familiar, teniendo en cuenta vuestras circunstancias y lo que como padres queréis transmitir a vuestros hijos. Para esto es importante que la atención sea lo más personalizada posible (no hay dos niños ni dos familias iguales) y con buenas dosis de sentido común.

Me he decidido a colaborar en esta página web porque, como vais, tenemos un sentir común de la pediatría y del cuidado del niño. Afortunadamente cada vez más pediatras dejamos de ser los típicos pediatras autoritarios de “esto se hace así y punto”, para pasar a ser aquellos que os den las herramientas necesarias (información) para que vosotros como padres seáis parte activa de las decisiones que conciernen a la salud y la crianza de vuestros hijos.

Dada mi experiencia en el campo de la pediatría hospitalaria, mis colaboraciones en esta página y mi propia página web, que está en creación, irán orientadas a dar explicaciones comprensibles y claras para que entendáis qué les pasa a vuestros hijos cuando las cosas no van bien y surge algún problema importante que requiera hospitalización.

Soy consciente de que, muchas veces, los pediatras os hablamos en un lenguaje poco claro, lleno de terminología médica y a veces incluso con poca empatía hacia la situación tan difícil que pasáis como padres cuando vuestro hijo se pone enfermo, con la preocupación y nervios lógicos que acompañan a esa circunstancia.

Mis aportaciones en esta página están por supuesto siempre abiertas a vuestros comentarios y opiniones, así como a las sugerencias que tengáis acerca de los temas a tratar.

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Problemas en el parto

Los problemas que pueden aparecer tras el parto son en su mayoría fallos en la adapatación a la vida fuera del útero.

En el parto, un recién nacido pasa de estar en una situación en la que tiene todas sus necesidades cubiertas, en un ambiente totalmente estabilizado, sin contacto con sustancias ni seres extraños a tener que respirar o se ahoga, cambia el circuito de la circulación sanguínea, tener que comer o sufrir hambre y un ambiente de lo más agresivo en el que pierde calor, pierde humedad, todo es áspero, son materiales extraños y empiezan a colonizarle millones de seres microscópicos, algunos de los cuales intentarán producir una infección.
De cada una de las adaptaciones anteriores surgen los problemas que un recién nacido puede tener en las primeras horas de vida:

  1. La respiración supone que en cuestión de segundos un órgano que hasta entonces no había servido para prácticamente nada, empiece a funcionar a plena capacidad. Los pulmones estaban colapsados, eran como un racimo de globos cerrados, y en segundos tienes que abrirlos todos. Al hacerlo arrastran hacia su interior parte del líquido que estaba ocupando las vías respiratorias. Si es poca cantidad y va limpio se irá re-absorbiendo en las primeras horas de vida sin problemas. Pero a veces es demasiado, o los pulmones no consiguen abrirse del todo, o antes del parto, por un exceso de estrés el niño ha hecho caca en el líquido antes de salir y lo ha manchado con meconio (las heces que hace los primeros días de color negro verdoso). Lo primero, el exceso de secreciones en el árbol respiratorio suele ceder en cuestión de horas o pocos días en los que suele necesitar un mayor aporte de oxígeno y alguna que otra medida de apoyo. El caso de los pulmones que no consiguen abrirse del todo es más frecuente cuanto más prematuro es el recién nacido, debido a que en las últimas etapas del embarazo los pulmones producen una sustancia llamada surfactante que facilita que las paredes de los pequeños sacos (alvéolos) en los que se produce el intercambio de gases no se queden pegadas. Si un niño nace antes de que haya la cantidad necesaria de esa sustancia muchos de los alvéolos quedarán colapsados. En algunos casos se usa un sustituto de esa sustancia para paliar el problema. En otros puede suponer un esfuerzo tan importante el abrir esos alvéolos colapsados en cada respiración que será necesario mantener al recién nacido con respiración mecánica para evitar que se agote. El último caso da lugar a lo que llamamos síndrome de aspiración meconial. Generalmente tras el parto, el estrés sufrido hace que el recién nacido efectúe su primera defecación. Esta primera y las siguientes serán de un color negro verdoso. Son deposiciones compuestas casi exclusivamente por secreciones intestinales de las que el principal componente son las secreciones biliares, que dan el color a estas heces. Mientras las deposiciones tienen esas características reciben el nombre de meconio. A veces si el estrés que el feto sufre es excesivo antes de salir, puede hacer una primera deposición en el interior del útero. El meconio se mezclará con el líquido que envuelve al niño (líquido amniótico) y puede ser aspirado en el momento del nacimiento hacia el interior de los pulmones. Este meconio es una sustancia muy agresiva en las vías respiratorias, inflamándolas, lo que dificulta la respiración y favoreciendo las infecciones. Cuando esto sucede suelen precisar ayuda respiratoria (respiración mecánica), tratamiento antibiótico para evitar las infecciones y a veces control en una unidad de cuidados intensivos durante los primeros días de vida.
  2. La oxigenación por medio de los pulmones, la alimentación por vía digestiva y la desaparición de la placenta que realizaba ambas funciones determinan que el circuito de circulación sanguínea cambie por completo. Antes del parto el corazón debía enviar la sangre a la placenta para recibir el oxígeno y los nutrientes y eliminar el dióxido de carbono y las demás impurezas resultantes del metabolismo. El pulmón era un órgano más a mantener vivo y en desarrollo pero no el responsable de oxigenar toda la sangre del organismo. Las arterias pulmonares que le llevan la sangre antes del nacimiento, son las mismas que lo tendrán que hacer después con un volumen mucho mayor, con la diferencia de que antes del nacimiento es esta sangre la que debe llevar el oxígeno que necesita el pulmón.Para ello lo recibe por mezcla con la sangre que procede de la placenta a través de unos orificios abiertos en las separaciones internas del corazón y por un cortocircuito entre las dos arterias que salen del corazón (la aorta y la pulmonar). Si estas conexiones permanecen abiertas tras el nacimiento, se oyen unos ruidos anormales en los latidos (soplos), que nos están diciendo que esta adaptación no se ha producido del modo adecuado. Algunos de ellos no tienen repercusión en el riego y oxigenación correcto del organismo (soplos sin repercusión hemodinámica) pero otros pueden dificultarlos seriamente (soplos con repercusión hemodinámica). El cierre de estas conexiones se produce a veces de modo gradual durante los primeros días de vida por lo que durante este período es posible que se detecten soplos que desaparecen en poco tiempo, no teniendo repercusiones serias. En otros casos existen malformaciones graves en el corazón o los principales vasos sanguíneos que no impidieron el correcto desarrollo del organismo mientras funcionaba la placenta y estaban abiertas las conexiones fetales pero que hacen incompatible el correcto riego sanguíneo del organismo una vez se cierran éstas. Cuando sucede el cierre de las conexiones, a veces días después del nacimiento, se produce un empeoramiento claro del niño en cuestión de minutos con palidez de piel que puede llegar a ponerse azulada y un marcado decaimiento. Si esto ocurre debe ser visto por un pediatra de forma inmediata.
  3. En cuanto al hambre. Mientras el niño se alimentó en el interior de su madre a través de la placenta era como si tuviese un suero cogido al ombligo y por él le fuésemos pasando toda la alimentación necesaria. En el momento que nace, se cierra el grifo. A partir de ese momento su cuerpo tiene que acostumbrarse a abastecerse a partir de sus reservas y cuando estas empiezan a agotarse pedir comida y asimilarla. Es un cambio radical. Tan radical que los primeros días tras el nacimiento tiene mucha facilidad para que los niveles de azúcar en sangre bajen. Por ello, estos primeros días, no debe dejarse a un niño sin comer demasiadas horas. De hecho la mayoría de ellos se encargan de que sea así, exigiendo con el llanto que se les dé de comer cada 2 ó 3 horas como mucho.Son como un coche con el depósito de combustible pequeño. Pide pequeñas cantidades de forma continua. Poco a poco su estómago aumentará de tamaño y su hígado regulará cada vez mejor los niveles de nutrientes en sangre hasta que en torno a las 2 semanas de vida ya los controle perfectamente. Desde ese momento veremos que las tomas van espaciándose en el tiempo al ritmo que aumenta la cantidad que come en cada toma y si una noche por fin duerme del tirón 6 ó 7 horas, habrá que agradecerlo y descansar.
  4. Otro aspecto es el mantenimiento de la temperatura corporal. Los seres humanos para el buen funcionamiento de nuestro metabolismo precisamos una temperatura estable entre los 35 y los 37º. Una disminución por debajo de esas cifras enlentece nuestra actividad vital y dificulta el normal funcionamiento del organismo. Es lo que llamamos una hipotermia. Los recién nacidos que son abandonados de cuando en cuando en cubos de basura y similares mueren de hipotermia al agotar sus reservas de energía si no son rescatados antes. Son especialmente proclives a sufrirlas por su escasa capa de grasa y porque su superficie corporal es mayor en relación a su peso de lo que lo será en cualquier otra edad.Para reducir el esfuerzo que debe realizar el recién nacido para mantener su temperatura al principio se recomienda abrigar bien a los niños y mantenerlos en un ambiente cálido y con cambios de temperatura lo más suaves posibles. Abrigarlos bien quiere decir, durante los primeros días de vida 2 capas de ropa más que los adultos que haya a su alrededor. A partir del mes y hasta los 3 meses de edad una capa de ropa más. Y a partir de los 3 meses las mismas capas de ropa que los adultos que le rodean.Al nacer la propia naturaleza ha previsto un sistema para proteger al cuerpo contra la pérdida de calor. Es una grasa blanquecina que cubre el cuerpo del niño cuando nace (vérmix) que es más abundante cuanto más prematuro sea el niño, protegiendo mejor así cuanto más fina es su piel. En la reanimación se seca al niño pero intentando no retirar esa grasa que le protege del frío, pero también de las infecciones.
  5. Al igual que pierden calor, pierden mucho líquido a través de una piel y unas mucosas que hasta entonces habían estado permanentemente hidratadas (sumergidas en líquido amniótico). El efecto en la piel es la descamación durante los primeros días, que en algunos niños llega a ser de todo el cuerpo y muy llamativa.  Lo mismo que se seca la piel se secan las mucosas (nariz, garganta) dando como resultado una congestión nasal con estornudos y poca tos, pero sin moqueo, que a veces los padres confunden con un resfriado. Mejora con hidratar un poco la mucosa echando un par de gotas de suero fisiológico en los orificios nasales. No hace falta aspirar si no ves moco. A veces mejoran también poniendo una fuente de humedad en la habitación.
  6. Por último, otra gran novedad para el organismo, es descubrir que el mundo está lleno de seres y sustancias extrañas.Algunas de ellas agresivas, capaces de producir alergias e infecciones. Hasta el nacimiento el sistema inmunitario de la madre había establecido un cerco en torno al feto que hacía casi innecesario que actuase él, pero desde que nació, a excepción de los anticuerpos heredados de la madre, que no es poco, todo aquello con lo que tiene contacto (y son miles de microbios y sustancias) tienen que ser sobre la marcha catalogados como algo inocuo o algo peligroso y activar el sistema inmunitario en su contra o ignorarlo. De ello puede depender su supervivencia. Tan perjudicial resultaría desencadenar una reacción contra algo que nos rodea por todas partes produciendo una alergia como no reaccionar ante un microorganismo capaz de producir una infección grave. El resultado es que en los primeros días aparece una reacción alérgica más o menos intensa en muchos niños (exantema toxoalérgico) por reacción a ropa, colorantes, detergentes… con los que nunca había tenido contacto su piel, que suele ceder antes de los 10-15 días de vida sin necesidad de tratamiento.
  7. En el extremo contrario están las infecciones neonatales.Infecciones generalizadas (sepsis) y meningitis son más frecuentes y más graves en las primeras semanas de vida. Por lo que en algunos casos es preciso analizar y mantener en observación o incluso tratar preventivamente a los niños ante ciertas situaciones de riesgo que pueden favorecer estas infecciones, como por ejemplo una rotura de aguas de la madre más de 24 horas antes del parto, fiebre de la madre durante el parto o la presencia de un microorganismo en la flora vaginal de la madre (el estreptococo beta galactiae) que es el causante de infecciones neonatales más frecuentes.

Todos estos cambios y la adaptación a su nuevo ambiente tras el parto se van completando en las primeras semanas, considerándose período neonatal el primer mes de vida. Es el período en el que suelen dar la cara la mayoría de los problemas congénitos: infecciones, malformaciones, alteraciones metabólicas, tumores neonatales… responsables de la mayor parte de las muertes infantiles.

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Parto

El parto: Una descripción de los cambios que sufre un bebé en el momento del nacimiento.

Si eres impresionable no leas esto hasta después de que nazca tu hijo.

El parto es uno de los momentos de más estrés de nuestra vida. El cambio que un recién nacido sufre es radical. Para poneros en su lugar piensa un momento que fueras él:

  1. Dentro del útero de tu madre, estás en un ambiente con una temperatura de treinta y tantos grados de forma continua. Aún suponiendo que tu madre tuviese fiebre no variaría más de 1 ó 2 grados arriba o abajo en los 9 meses de embarazo. No tienes que hacer nada para mantener la temperatura de tu cuerpo, puesto que es la misma del ambiente que te rodea.
  2. Tienes una humedad del 100%, es decir, estás sumergido en líquido, un líquido que además de tener esa misma temperatura continua, amortigua los sonidos y los movimientos. Ahí dentro todo es suave, fluido y oleaginoso.
  3. No necesitas respirar. El oxígeno que precisas y el dióxido de carbono que te sobra entran y salen respectivamente por los vasos sanguíneos de tu cordón y la placenta se encarga de hacer el intercambio al tiempo que elimina las impurezas de tu sangre y te aporta todos los nutrientes necesarios, por lo que tampoco comes ni sientes hambre.
  4. No hay nada extraño, todo lo que tiene contacto contigo es parte de ti mismo (las células de la placenta y la bolsa que te rodea son genéticamente parte de ti).
  5. Ni hay alergias ni infecciones.

Tu único entretenimiento es crecer y desarrollarte. Es el paraíso.
Un día, algo que te rodea, que ni siquiera sabías que existiese, empieza a comprimirte. Al principio es algo incómodo y ocasional, sólo has notado que cada vez tienes menos espacio para moverte y de vez en cuando una pequeña sacudida. Pero poco a poco el líquido que te rodeaba es cada vez más escaso y sientes que esa fuerza que te empuja te va encajando en un hueco aún más estrecho.
Llevabas un tiempo ya notando otra cosa extraña, una incomodidad rara, como si ya no te llegase todo el alimento que necesitas.
Y de repente esas contracciones empiezan a ser mucho más continuas, te van empujando no sabes hacia donde y no puedes hacer nada para resistirte.
Por si no fuese suficiente con los empujones parece haber otro espabilado que al lado contrario tira y tira de ti, más fuerte aún que los empujones.
Pasas por un hueco tan estrecho que nunca hubieses pensado que fuese posible. De hecho te han dado una paliza descomunal, y si no lo creen que te miren la cara, la traes hinchada y en algunos casos con morados por todas partes.
Tú no sabes lo que pasa, pero estás fuera.
El cambio en el Parto es TAN intenso y TAN brusco que vas a tardar meses en llegar a ser totalmente consciente de ello.
Cuando estabas dentro del útero eras todo el universo. Todo lo que tocabas a tu alrededor eras tú y aunque a veces notabas movimiento o sonidos estos estaban tan amortiguados y te afectaban tan poco que podías ignorarlos. Durante los primeros meses fuera del útero seguirás pensando que todo lo que te rodea es parte de ti. De hecho cuando algo de lo que te rodea no reaccione como esperas no entenderás porqué y te enfadarás y llorarás con frecuencia por tu frustración.
Pero eso será en los próximos meses, en este momento tienes problemas más inmediatos. Para empezar hace un frío horrible. Luego dirán que se han esforzado en que haya buena temperatura, pero es que eso para los que viven fuera son 25º o como mucho 30º. Dicen que más de eso es un calor que no hay quien lo aguante.¿Cómo que no? Si tú llevas nueve meses en los que cuando hacia fresquito a lo mejor estabas a 37º y eso muy de vez en cuando.
Serán hijos de…. Hechas de menos no saber tacos aún.

Pero encima notas una necesidad imperiosa de hacer algo que no habías hecho nunca: respirar. No sabes que está pasando, pero te estás ahogando. De nuevo echas de menos los tacos. ¡Pues no te han sacado a un sitio en el que encima no te llega aire por el cordón como siempre!
¡Y encima ése¡ ¿Qué hace? ¿No será capaz de poner una pinza en el cordón? Pues no, no poco, y por si intento quitarme la pinza va a cortarlo. Será… (Censurado, porque aún siendo educado y el más tímido de los bebés a estas alturas se está literalmente cagando en todos los de fuera y en su perra suerte como mínimo).
Total, que afortunadamente dentro de tu desgracia parece que hay algo que es tu instinto que te dice que a lo mejor si lloras te dejan en paz. Así que eso, lloras, porque si no, siempre hay algún otro que se ofrece a espabilarte como sea. Y tú: “oye que la paliza ya me la han dado antes”.
Sea antes o después de la nueva sesión lloras y ves que se te pasa la necesidad tan acuciante que tenías de oxígeno. Pues va a resultar que aquí fuera también te las apañas, y sin cordón. Pero es más incómodo porque tienes que hacerlo tú y si dejas de hacerlo un rato te ahogas otra vez. ¿No te ahogarás cuando te duermas? Después de un rato empiezas a respirar ya sin darte cuenta, como automáticamente. Menos mal.
Menos mal también porque al parecer tu cuerpo sabe qué hacer. Y una serie de agujeros de tu corazón por los que pasaba la sangre dirigiéndose hacia la placenta a coger aire y comida y luego distribuían la sangre por todo el cuerpo se están cerrando. Como por arte de magia, mira tú, justo los que se quedan abiertos son los que necesitas para que la sangre vaya a los pulmones a coger el aire, al intestino y el hígado a coger el alimento y de allí se repartan por todo el cuerpo.
Es que pareces listo con lo canijo que eres.
Pero sigue haciendo frío. Tanto que tienes la piel morada. Conforme vayas respirando y acostumbrándote a la temperatura la piel se pondrá más colorada. Lo último en pillar color serán los labios, las manos y los pies. Pero si baja la temperatura se te amoratarán enseguida.
Como estabas en líquido, al respirar al principio hay secreciones (flemas) que a veces no te dejan que entre bien el aire. Puede que alguien te meta  entonces una cosa por la nariz y la boca. Es muy desagradable y casi vomitas pero parece que ha quitado las secreciones y puedes respirar mejor.
La luz es fortísima y no consigues ver nada, a pesar de que han procurado que no fuese muy intensa. Los ruidos son fuertes como nunca hubieras imaginado y todo es áspero. Te han puesto sobre algo que notas más suave y caliente en comparación con el resto y con un sonido que te resulta familiar: como un tambor lejano que te acompañaba también en tu etapa anterior y que marca el ritmo de tu vida anterior, que sigue ahí. Ya tienes un color normal y le vas pillando el tranquillo a eso de respirar.
Han pasado unos minutos y empiezas a notarte incómodo, te falta algo. Haces repaso: frío parece que no hace tanto, respirar estás respirando, ¿que será?
Como no das con lo que es, te enfadas y vuelves a llorar al comprobar que tu universo ha cambiado y que ya no lo controlas todo. Antes nada te alteraba.
Si te faltaba algo, no sabías como pero se resolvía. Ahora notas incomodidades para todo y no sabes como resolverlas, así que haces lo que haría cualquiera. Lloras de impotencia.
Y entonces notas que el tambor sigue acompañándote, hay un olor que te resulta familiar y una extraña seguridad que te transmite la superficie sobre la que estás. Será el olor, el ruido de los latidos de su corazón, tal vez su voz. El caso es que por alguna extraña razón te recuerda un mundo en el que estabas hace poco y te sientes seguro.
Algo te toca en la cara, cerca de la boca. Invita a ser tomado. Huele bien, es húmedo y suave y al probarlo sabe bien.
Entra en tu boca, no sabes si eres tú quien la busca o entra por iniciativa propia, el tema es que tu boca, por puro reflejo, la chupa y alucinas.
Suelta algo, no sabes lo que es. Un líquido con el que casi te atragantas, pero parece que sabe seguir su camino de forma que puedes respirar y por alguna razón su sabor te gusta y te resulta agradable seguir chupando.
Esa sensación desagradable que tenías va desapareciendo. Además está calentito. No sabes qué o quién será pero sientes que te vas a llevar bien con Ella”.

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Riesgo de infección en el recién nacido.

La infección en el recién nacido es uno de los peligros que puede correr en los primeros días de vida.

Hay varias situaciones en las que es más frecuente que pueda ocurrir. Como son en su mayoría conocidas, están protocolizadas.

Las situaciones en las que es más habitual que pueda aparecer una infección en un recién nacido son:

  1. Recién nacido prematuro. Los niños que nacen antes de tiempo, tiene varios factores que favorecen la infección: Un sistema inmunitario menos desarrollado y más probabilidades de presentar problemas respiratorios por inmadurez, que pueden complicarse con infección.
  2. Cuando la bolsa se rompe muchas horas antes del parto. Hay protocolos diferentes, pero habitualmente se considera que hay riesgo por encima de las 16-18 horas de bolsa rota antes de la salida del bebé.
  3. Cuando la madre tiene fiebre antes o durante el parto. Es un signo de que la madres sufre una infección. En algunos casos la infección es en la placenta o en el líquido amniótico. También son frecuentes las infecciones de orina de la madre.
  4. Cuando es un parto por vía vaginal (normal) pero la madre tiene en su flora vaginal una bacteria: SGB+. Este germen no produce síntomas en la madre, pero es uno de los causantes más frecuentes de infección en el recién nacido.

En todos estos casos, en cuanto se conocen se inician una serie de acciones que están protocolizadas en casi todos los hospitales:

  1. A veces se administra antibióticos a la madre en las horas previas al parto.
  2. En algunos casos hay que hacer analíticas y administras antibióticos al recién nacido en las primeras horas de vida.

¿Es muy grave el riesgo si diagnostican que mi recién nacido tiene una infección?

En la mayoría de los casos no. Especialmente si se diagnostica por que le han aplicado el protocolo y antes de que el bebé manifestase ningún síntoma. En esos casos, hemos llegado habitualmente antes de que la infección se desarrolle y responden muy bien al tratamiento.

Pero cuando la infección se diagnostica porque el bebé ya está mal, la evolución puede ser a veces muy rápida y tener consecuencias graves. Si es vuestro caso, tened claro que cuantas más horas pasen sin que empeore, mejor es el pronóstico. Cuando las infecciones van mal en niños pequeños, suelen hacerlo muy rápidamente. Si no hay signos de empeoramiento conforme pasan las primeras 12 ó 24 horas, lo habitual es que todo acabe bien.