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El bebé de alta demanda afectiva

Bebés de Alta demanda

Hay bebés de alta demanda, que piden continuamente ser atendidos, alimentados, entretenidos, ¿Es así por su propio carácter o es que lo hacemos todo mal?

Son niños que se caracterizan por lo que sigue:

-Pide comida continuamente:

Suele hacer tomas muy cortas pero muy frecuentes.

– Pide afecto continuamente:

Tolera muy mal la separación de los padres. Especialmente de la madre.

– Exigente:

Tiene crisis de llanto exigente. Pide la satisfacción inmediata de sus necesidades. Calmándose momentáneamente en cuanto es atendida.

– Carácter fuerte:

Cuando quiere algo no para hasta conseguirlo.

– Muy activo:

Sus ratos de descanso son mínimos. Durante el día casi no duerme. Y en cuando una crisis de llanto cesa porque le damos lo que pide, comienza otra al poco rato.

– Agotador:

Superan la capacidad de esfuerzo de padres, abuelos y casi cualquiera que se ofrezca a echar una mano.

-Insatisfecho:

Es como si nunca tuviese suficiente. A pesar de atender todo la anterior, enseguida vuelve a llorar por otra cosa.

– Impredecible:

Cuando parece que empiezas a cogerle el tranquillo, lo que ayer ayudó, no sirve hoy.

– Muy sensible:

Nota cualquier mínimo cambio. La despierta cualquier ruido. Es muy influenciable por el estado de ánimo de los que le rodea.

En estos niños, la estrategia que parece funcionar mejor es lo que algunos llaman “Crianza Natural”.

Básicamente consiste en:

– Alimentación con pecho a demanda.

– Contacto continuo íntimo con la madre.

– Colecho (duerme en la cama de los padres).

Aunque es un método válido para cualquier familia, en los bebés de alta demanda, otras alternativas son casi insoportables. Aplicando métodos próximos a la «Crianza Natural» suelen mejorar poco a poco en el primer año de vida.

Yo no conocía la existencia de los bebés de alta demanda cuando acabé la especialidad. No me explicaron nada sobre ellos.

Mi experiencia como pediatra, es que lo más duro para los padres de un bebé de alta demanda es la sensación de frustración que les genera. El sentimiento de culpa que nace en ellos pensando que no son buenos padres. La mayoría de los padres a los que toca un bebé de este tipo no repiten. Yo los llamo a veces «niños cuco» (donde entra uno, no hay más).

En muchos casos, lo que más agradecen los padres cuando les das el diagnóstico, no es que les des una solución (que la que hay no es fácil), sino que por fin entienden que su hijo es así, y no lo es porque ellos sean malos padres. Sino que posiblemente para que su hijo progrese, van a tener que ganarse el título de PADRES con mayúsculas.

A la larga también tiene su parte buena:

– Los niños que fueron bebés de alta demanda son muy inteligentes y muy constantes. Lo que a la larga es una garantía de que conseguirán en la vida casi cualquier cosa que se propongan. La labor de los padres es que intentemos orientarlos hacia objetivos positivos.

Son grandes actores en potencia y personas con muchísimo carisma.

 

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Niños superdotados

Llamamos superdotado al niño que destaca en alguna capacidad intelectual comparado con la media de la población. ¿Pero qué significa más allá de serlo o no?

Este es un tema que me he resistido a escribir. Y lo he hecho, porque de todas las etiquetas que pueden colgársele a un niño, calificarlo de superdotado es una de las que creo que más repercute en su vida.

Podría hablar sobre las pruebas, las clasificaciones y otras consideraciones para llegar a calificar a un niño de superdotado. Si queréis información sobre estos asuntos podéis echar un vistazo a la página de wikipedia sobre superdotación intelectual.

Pero yo voy a centrarme en este artículo en otros enfoques.

¿Qué significa para los padres tener un niño superdotado?

En la mayoría de los casos, un problema. Puede que asombre, pero es cierto. Y lo es porque raramente la superdotación es general y equilibrada.

Me refiero a que la inteligencia no es algo unificado. Cada vez se distinguen más tipos de inteligencia. Si hacemos una reducción muy exagerada yo distinguiría inteligencia emocional (que más bien llamaría madurez afectiva) e inteligencia en su concepción clásica, como capacidad de aprendizaje, comprensión de conceptos y creatividad… Como digo es una reducción burda. Pero útil para lo que quiero explicar.

Consideramos habitualmente como superdotados intelectuales a los que tienen una alta capacidad en la inteligencia. Pero no tienen porqué tenerla en la madurez afectiva.

Lo que vemos muchas veces es a niños que con edades muy precoces son capaces de entender cosas que a la mayoría de los de su edad se les escapan. Pero el problema es que en muchos casos su madurez afectiva no está al nivel de asimilar esas cosas que entienden. Temas como la muerte, los problemas económicos familiares, una mala relación de pareja entre los padres, problemas sociales, políticos o económicos… Algunos de estos niños podrían explicarnos perfectamente esos temas, pero otra cosa es que sepan cómo afrontarlos a nivel afectivo. Y en muchos casos viven esos temas con angustia.

Para los padres, tratar con un niño superdotado puede ser complejo, porque se debe cuidar la información que se le facilita y cómo se hace. Y hay que estar especialmente atento a la forma en la que le afecta anímicamente. Suelen dar la impresión de ser demasiado sensibles, pero es que entienden lo que captan más allá de lo que cabría esperar para su edad, con una capacidad para asimilarlo similar a su edad real.

Otra preocupación para muchos padres de niños superdotados, es que se sienten a veces abrumados por una responsabilidad añadida. ¿Qué deberíamos hacer para que pueda desarrollar ese «don» que ha recibido? ¿Colegios especiales? ¿Actividades extra-escolares?

En bastantes casos significa, por raro que parezca, tener problemas en el colegio. Esto lo explicaremos en el siguiente apartado.

¿Qué significa para un niño ser superdotado?

Lo primero y más llamativo, como decía, problemas en el colegio. Aunque parezca extraño, la mayoría de los niños superdotados que conozco tienen problemas en el colegio. Especialmente en los primeros años de escolarización. A veces mejoran con la edad y otras empeoran.

Y creo que el factor determinante en esto es si conseguimos que su madurez afectiva alcance a su alta capacidad intelectual. Cuanto mayor es el desfase, peor lo pasa. Si conseguimos reducir el desfase, mejora.

Puede resultar extraño que un a un «niño listo» no le vaya bien en el colegio, pero no lo es. Un niño superdotado suele aburrirse con los niños de su edad. Entiende y le interesan cuestiones que la mayoría de los de su clase no comprenden aún. Con lo que cuando entra en una conversación o un juego e intenta llevar la atención del grupo hacia uno de los temas que le gustan a él suelen mirarlo extrañados sin entender de lo que va. Si esto ocurre con frecuencia no es raro que se sienta marginado.

Es frecuente que acabe intentando juntarse con niños mayores que él o incluso con adultos, rehuyendo a los niños de su edad. Eso suele interpretarse como un problema para relacionarse con los demás. Pero no lo es. Es que está fuera de sitio. Por eso cuando se habla de subir de curso a algunos de estos niños superdotados puede ser un acierto. No como medida general, pero sí individualizada. Dependerá de si tiene un nivel de madurez afectiva que le permita relacionarse con niños mayores.

Otra de las cosas que ocurren es que suelen responder muy bien a actividades nuevas, pero llevan fatal la repetición. En cuanto dominan una actividad les aburre soberanamente hacerla una y otra vez. Muchas veces se dicen cosas como «iba muy bien y ahora, de repente, ha dado pasos atrás». Cuando en realidad si probamos a que afronte el paso siguiente vemos que responde adecuadamente. No es que haya olvidado lo que logró hace una semana, es que necesita un reto nuevo y si le hacen repetir lo de la semana pasada lo hace cada vez con más desgana.

Tengo que decir que a un buen número de los niños superdotados que he conocido los habían calificado de niños con déficit de atención. Lo que significa que se otorga este diagnóstico tal vez de forma muy superficial en algunos casos.

¿Qué pasa cuando «descubren» que es un niño superdotado?

Pues puede variar mucho.

Depende de la forma en la que reaccionan los adultos que le rodean: los profesores y especialmente sus padres.

Hay gente que es como si descubriese una mina de oro: «Hay que sacar hasta la última pepita». Está claro que esa actitud convierte al niño en un esclavo de su «don». «Deberías hacer tal o cual cosa porque tú puedes». No somos felices porque hagamos lo que podemos hacer mejor que nadie. Sino porque hagamos lo que nos guste hacer.

También los hay que lo hacen mucho mejor. Centrándose en que es un niño con necesidades especiales y podemos facilitárselas. El planteamiento aunque parezca similar difiere mucho. No es cuestión de hacer todo lo necesario para que gane el premio Nobel. Sino de poner a su alcance lo necesario para que acabe siendo feliz y se sienta realizado. Y eso significa:

  1. Adecuar su ritmo educativo a sus demandas (y estas no tienen porqué ser lineales). Pero esto es complicado porque los centros escolares llevan mal la educación a ritmo individualizado. No es cuestión de voluntad, que la hay, sino de medios en la mayoría de los casos. Si un sistema no permite la movilidad de estudiantes entre niveles y satura a los profesores con un número excesivo de alumnos y una carga burocrática incomprensible e inútil, la individualización es la primera sacrificada.
  2. Que los padres nos esforcemos ante todo en ayudarle en la maduración afectiva, que como decía antes, creo que es la clave real para que estos niños superdotados acaben siendo felices.
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Pie plano en niños

Los pies planos en niños son un tema controvertido. ¿Son útiles las plantillas? ¿En qué edad podemos hablar realmente de pie plano? ¿Qué calzado es mejor?

Hablamos de pie plano cuando el arco del pie es mucho más bajo de lo normal, haciendo que la cara interna del pie apoye claramente sobre el suelo.rn

Lo primero que hay que aclarar, es que el pie normal de un bebe suele ser plano. Y lo es porque el arco se va formando con el crecimiento, y porque los bebés tienen en esa zona una capa de grasa más gruesa que en los adultos que lo rellena.

Hablar de pie plano antes de que un niño empiece a andar o cuando lleva pocos meses haciéndolo no tiene sentido.

Lo que apreciamos en un niño con pie plano es que si le observamos por detrás el talón no es recto, sino que se curva, volcando ligeramente la cara interna del tobillo hacia dentro.

pie plano

¿En qué edad podemos hablar realmente de pie plano?

Hasta los 3-4 años lo habitual es que los niños tengan pies planos más o menos marcados.rn

Entre los 3 y los 6-7 años el arco se va formando y son cada vez menos los niños en los que lo apreciamos. Y esto sin hacer nada.rn

Por encima de los 6-7 años la mayoría de los niños que siguen teniendo pie plano es porque lo van a seguir teniendo así.

Hoy en día vemos un tipo de pie plano cada vez con más frecuencia y que es típico del adulto. El pie plano por sobre-peso. Hay niños cuyo peso es tal que vence el arco del pie generando un pie plano que no tuvieron antes de adquirir ese peso, que empeora sin engordan y puede mejorar adelgazando.

¿Son útiles las plantillas?

Las plantillas son adaptaciones que podemos hacer para introducir en el calzado que actúan equilibrando el pie.

Plantillas para el pie plano

Hubo un tiempo en que tanto las plantillas como los zapatos ortopédicos se usaron mucho. En muchos casos en niños que simplemente no habían desarrollado aún el arco del pie por su edad.rn

Eso ha hecho que se desacrediten bastante.

Pero en realidad tienen su utilidad:

– Dolor por el pie plano. Hay niños con pie plano que no tienen molestias. Pueden correr o andar sin problemas y sin molestias. Pero algunos se cansan con facilidad o se caen con frecuencia cuando corren. Otros presentan dolor en la cara interna de la rodilla, del tobillo, en los gemelos o en la planta del pie. En estos casos al poner plantilla a veces mejoran claramente. Cuando esto ocurre yo creo que la plantilla es útil. No va a curar el pie plano, pero puede reducir las molestias y permitir al niño tener una actividad física normal.

– Pie plano asimétrico. Lo más habitual es que el pie plano sea más o menos simétrico y si no es muy marcado no suele ocasionar mucho problema. Pero a veces un pie tiene el arco mucho más plano que el otro. Cuando esto ocurre el problema se centra en la espalda. En estos casos, estando de pie, la cadera del pie más plano queda más baja que la otra. El resultado es que la cadera está inclinada y sobre ella la espalda, que buscando el equilibrio se curva. En estos casos sí es importante el uso de plantillas para evitar los problemas de espalda.

escoliosis

¿Qué calzado es mejor?

En realidad esta pregunta es algo más amplia. ¿Está demostrado que haya cosas cotidianas que los padres puedan hacer para mejorar el pie plano?

Hay algunas cosas que están claras:rn

Andar de puntillas. Fortalece el arco del pie. Pero no veo muy operativo animar a los padres a poner a sus hijos a andar de puntillas 10 minutos al día o cosas similares.

Andar sobre superficies irregulares descalzo. Sobre arena o hierba por ejemplo. Esto si es más factible, en los casos en los que sea posible, animar a los padres a jugar con sus hijos descalzos en este tipo de superficies.

Calzado. Se ha tendido a recomendar mucho el uso de zapatos de horma recta y reforzada para evitar el pie plano. Pero un estudio realizado en la India con 2300 niños muestra que el pie plano es más frecuente en los niños que usan habitualmente zapatos cerrados que en los que usan sandalias. Y yo le veo todo el sentido a este estudio si pensamos en el punto anterior. Pretender además rectificar el tobillo impidiendo su movilidad normal no me convence lo más mínimo. Las articulaciones están hechas para moverse.rn

Por tanto, adiós a los zapatos de horma reforzada y recta.

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Andador o tacatá para el bebé: No

Riesgos del andador o tacatá en bebés.

Porqué no es bueno usar el andador o tacatá para el bebé.

La pregunta ya tiene respuesta desde el principio: ¿Es bueno usar el tacatá, tacataca o andador para los bebés? Pues claramente, No.

Riesgos por el uso del andador o tacata

Os voy a explicar cada uno de los puntos que destacan en esta infografía:

Los perjuicios del uso de andadores o tacatás se concentran en 2 grupos:

– Accidentes.

– Alteraciones del desarrollo.

Accidentes en bebés debidos al uso de andadores o tacatás:

Todos los pediatras los hemos visto, os describo algunos de los más frecuentes:

– Caída con el andador por las escaleras. De los más frecuentes y por lo aparatoso de los que con más frecuencia se ven en el hospital.

– Se ha volcado el tacatá y ha caído quedando atrapado bajo el cacharro.

– Ha cogido impulso y ha frenado chocando con la cabeza contra el borde de la mesa (suele quedar a esa altura).

– En un momento ha llegado a la mesa, ha tirado del mantel y se ha echado encima… La sopa caliente, la cubertería, el jarrón…

Resumiendo: El tacatá o andador da al bebé una movilidad excesiva, que aún no controla y que le permite hacer cosas que no está preparado para reconocer como peligrosas. Yo suelo decir que es como regalarle una moto de alta cilindrada a un adolescente: No es seguro que se la vaya a pegar, pero las posibilidades son muy, muy altas…

Alteraciones en el desarrollo de los bebés por andadores o tacatás:

El tacatá supone poner al niño en una postura y hacer que la mantenga el tiempo que nosotros consideremos oportuno de forma artificial.

Por definición, se usa en niños que aún no andan, ya que cuando andan ya no lo necesitan.

Eso lo que hace es forzar que el bebé se mantenga en una de las tres posibles posiciones durante un tiempo artificialmente prolongado:

De pie. Cuando los niños empiezan a ponerse en pie lo hacen por períodos progresivamente más largos. Al principio aguanta pocos segundos. Conforme va haciendo más fuertes los músculos y ligamentos necesarios irá alargando ese tiempo. Pero no es bueno forzarlo. Algunos niños tienen problemas en de madurez en las caderas (tendencia a que se salgan de su sitio). Cuando es el niño el que se pone en pie por sí mismo, se echa al suelo en cuanto se nota incómodo. Pero cuando lo ponemos en el tacatá lo mantenemos en esa postura el tiempo que nosotros consideramos oportuno y eso puede superar lo adecuado para él. También puede afectar la espalda, ya que si se mantiene erguido demasiado tiempo acaba adoptando posturas perjudiciales.

Sentado con las piernas colgando. Esta postura favorece de nuevo en los niños con inmadurez en las caderas, que el propio peso de las piernas tienda a separarlas de la articulación, favoreciendo la luxación.

De puntillas. Muchos bebés empiezan a usar el andador cuando aún llegan al suelo sólo de puntillas. Hacer esto de forma repetitiva favorece que se fortalezcan demasiado los gemelos haciendo que el desarrollo de la musculatura de las piernas sea desequilibrado.

Entorpece que el bebé aprenda a andar. Con el tacatá los niños lo que hacen es impulsarse con ambas piernas o hacerlo sin usar su equilibrio. Ambas conductas son contrarias a lo que el niño necesita para aprender a andar. No ayuda a que ande antes (lo que además no tiene ninguna ventaja), sino que favorece que el niño use esquemas que son perjudiciales para andar correctamente.

A mi parecer, esto debería ser más que suficiente para que se prohibiese la venta de estos «artilugios del demonio». Lo siento por los que se dedican a fabricarlos y venderlos. Pero no tienen ninguna ventaja y son peligrosos.

Mientras las autoridades llegan a la conclusión de que deben hacerlo, no lo compres ni lo uses con tu bebé. Es mi recomendación clara.

Y sabéis que no suelo ser tan tajante.

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Edad a la que habla un niño

¿Cuál es el momento en el que el niño empezará a hablar? Otra preocupación para los padres cuando no se explica bien.

Cuando entendemos el desarrollo de los niños como una sucesión de exámenes de actitud, ver como crece nuestro hijo es una preocupación constante. Ese es el motivo por el que entre los alrededor de 500 artículos que ya he escrito no vais a encontrar ninguna tabla de «hitos del desarrollo». En la mayoría de los casos sirven sólo para generar ansiedad. Especialmente cuando se entienden de forma rígida.

Cada niño es diferente y en el desarrollo siempre hay que considerarlo en su conjunto.

Hace unos días no pude evitar reirme. Me comentaba una madre que le habían dicho en el control del niño sano que su hijo tenía un problema de desarrollo, porque pasándole la encuesta, punto por punto en plan ITV, la enfermera se alarmó porque el niño aún no apilaba 5 cubos para hacer una torre. La madre, que dicho sea de paso ya tiene claro que las listas de cosas que los niños «tienen que hacer» no son más que simplificaciones absurdas, respondió sin pensarlo: «Pues como le deje el IPad puedes flipar viendo como lo maneja.»

Hay listas del mismo tipo diciendo con qué edad hay que decir cuantas palabras, o frases de qué longitud… No voy ni a mencionar las fechas que suelen dar en esas listas con más frecuencia precisamente para que no le hagáis ni caso.

La cuestión es que por simple comparación, hay niños que empiezan a hablar más tarde. Y son esos padres los que de verdad empiezan a preocuparse por el desarrollo de sus hijos y en los que voy a centrarme.

Hay niños normales que hablan con una claridad asombrosa con poco más de un año y otros que no alcanzan ese nivel hasta los 3 años o más.

La cuestión no es qué hacer para que empiece a hablar cuanto antes.

Sino diferenciar los niños que empiezan más tarde a hablar porque tienen un problema de los que no hablan aún, pero son normales. Y eso para ver si en los que tienen problemas hay algo que podamos hacer para ayudarles.

Hay que tener claro que además en el desarrollo hay muchas habilidades diferentes y que pueden desarrollarse a velocidades muy variables.

Y ¿cómo diferenciamos a los niños con problemas de los que no los tienen? Os puede explicar lo que yo hago:

– Lo más importante: Observa a tu hijo en su conjunto. Si dejas de un lado el tema del lenguaje, dirías que en el resto de habilidades de tu hijo están bien, o incluso por encima de lo que observas en otros niños de su edad. Si es así no te preocupes demasiado. En los niños en los que esto ocurre es importante la siguiente pregunta.

¿Entiende lo que le dices? La comprensión del lenguaje se desarrolla antes que el hablar. Cuando un niño tarda en empezar a hablar pero entiende lo que se le dice descarta dos problemas importantes: El primero, que el niño escuche bien. Cuando un niño no atiende a lo que le decimos, hay que investigar es si oye bien. Evidentemente si un niño no oye, no va a desarrollar el lenguaje oral. En eso se puede cometer un error: Un niño puede tener problemas de audición a pesar de que responda a sonidos. Para escuchar, entender y reproducir el lenguaje es necesario escuchar, pero además deben escucharse unas frecuencias concretas que son las que usamos al hablar. Cuando se tienen problemas para oír, lo más frecuente es que el fallo esté en unos sonidos concretos, no en todos. Y algunos niños responden a ruidos muy variados, pero sin embargo no lo hacen al lenguaje. En los niños que retrasan claramente el desarrollo del lenguaje y no parecen entender lo que se les dice, lo primero que os recomiendo es que sea valorado por el Otorrino para descartar problemas de oído. En segundo lugar: Si el niño entiende lo que se le dice es que además de funcionar bien el oído lo hace la zona del cerebro encargada de entender el lenguaje. Así, si un niño no entiende lo que se le dice por encima de los 18-24 meses debe ser valorado por el Otorrino, y si no hay problemas de oído, os recomiendo que lo vea el neurólogo. Pero la mayoría de los niños que no hablan aún con esa edad entienden lo que se les dice. En esos casos, no os preocupéis y dadle su tiempo.

¿Dice ya alguna palabra con sentido? Si la respuesta es sí y el resto del desarrollo del niño es normal, es que seguramente todo está bien. Porque si un niño es capaz de reproducir una palabra con sentido, es porque puede oírla, entiende que esa palabra tiene un significado y es capaz de articular el lenguaje. Es decir, que tiene todo lo necesario para que cuando esté preparado y lo necesite, pueda desarrollarse.

¿Consigue todo lo que necesita sin necesidad de usar el lenguaje? Muchos niños tardan más en desarrollar el lenguaje porque consiguen lo que necesitan sin necesidad de usarlo. Y eso es en algunos casos un signos precisamente de que el niño es más inteligente y no lo contrario. Yo suelo poner un ejemplo: «Imagina que te vas a vivir a un edificio en las afueras de Moscú, y dentro de 6 meses has conseguido que todos tus vecinos aprendan tu idioma. ¿eso es un signo de falta de inteligencia?» Ante esto hay quien recomienda «incentivar» al niño a usar el lenguaje. Por ejemplo escolarizándolo si no lo estaba o no haciendo caso al niño cuando nos pide algo si no usa el lenguaje.

La cuestión clave es ¿es peor que un niño hable más tarde? o dicho de otro modo ¿debemos forzar el desarrollo del lenguaje? Y la respuesta es que no. Mientras el niño no tenga un problema de oído o neurológico y desarrolle el lenguaje antes de la escolarización no va a suponer un problema. Y si no lo ha hecho, el momento de la escolarización suele incentivar a que se haga ese desarrollo. Evidentemente no hablar puede dificultar su adaptación al colegio, pero precisamente por eso no tiene sentido adelantar la escolarización para acelerar el lenguaje forzando un paso para el que unos meses después el niño estará mejor preparado.

 

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Los bebés necesitan ir en brazos

Soy pediatra y no voy a regañar a una madre por «tener a su hijo en brazos» tanto como desee. ¿Porqué?

Una de las cosas que me resulta llamativa en mi actividad como pediatra es que para muchos padres uno es como el «policía de la crianza» o algo así.

Trabajo en un hospital donde visito a diario a los nuevos padres. Y es frecuente que me comenten como una de sus dudas: «Es dejarlo en la cuna y llora, pero se calla en cuanto lo cogemos. Pero nos han dicho que tenemos que dejarlo en la cuna, que si no se va a acostumbrar a que lo tengamos siempre en brazos.»

Entonces es cuando les explico lo siguiente:

Hay formas diferentes de criar niños.

Existe una que consiste en que los niños deben hacer las cosas que nosotros consideramos adecuadas cuando nosotros consideramos adecuado.

Pero hay otra que se basa en entender que cada niño tiene su propio ritmo. Es mucho mejor entender sus necesidades y que hay un momento adecuado en cada niño para los cambios que generar conflictos innecesarios por querer hacerlos en un momento que no está preparado.

Si escogéis como yo la segunda opción, debemos entender que un bebé necesita que lo cojan. Al nacer ha salido de un ambiente de recogimiento que le inspira seguridad. Verse sólo en un espacio muy abierto le genera inseguridad. Si cuando lo dejas en la cuna llora y si lo coges se calla, tu instinto te dice que lo cojas, tu corazón te dice que lo cojas: ¡Pues cógelo!

Algunos dicen que si se coge a un niño demasiado se le hace inseguro y dependiente. Pero es al revés. Cuando un niño es llevado en brazos con frecuencia y recibe afecto de forma continua se cría sintiéndose querido y seguro. Poco a poco, la curiosidad le hará buscar la separación para explorar el ambiente que lo rodea.

Así que escoged vuestra forma de criar a vuestro hijo. Si lo que os sale es darle afecto constantemente, no os cortéis. Al afecto no hace daño nunca.

Y si vamos a llevar a un niño en brazos hasta que esté preparado para «independizarse» hay cosas que pueden ayudar. Como las mochilas porta bebés. Ayudan a que llevar al niño en brazos sea compatible con un mayor número de actividades y a que hacerlo resulte más cómodo. Las mochilas ergonómicas lo hacen además en la postura más adecuada para el niño.

Si queréis información sobre cual escoger según vuestras necesidades os recomiendo el siguiente enlace. En este formulario una madre experta en porteo os puede asesorar sobre la elección.

 

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El control del niño sano en crisis

El Control del Niño Sano es muy importante en la prevención y en la formación. Pero cada vez son más los centros de salud en los que no puede hacerse por masificación.

Hace ya 12 años que acabé la especialidad de Pediatría. Cuando yo la hice, no era necesario rotar durante nuestra formación por atención primaria. Yo lo hice porque lo solicité. Fui el primero de mi promoción en hacerlo. Después me imitaron otros.

La formación de los pediatras vía MIR es fundamentalmente hospitalaria. Y se centra en el tratamiento de la enfermedad.  La resolución de problemas de sueño, conducta, alimentación y los consejos sobre cómo evitarlos no suelen darse en el hospital. El seguimiento del desarrollo y crecimiento de niños normales tampoco se hace en el hospital.

Esto tiene una consecuencia. La mayoría de los pediatras no recibe formación específica para realizar el Control del Niño Sano.

En muchos casos, en los centros de salud, ni siquiera es una labor realizada por el pediatra. Se ha relegado a enfermería. No lo digo en sentido despectivo hacia enfermería. Muchas veces hacen una labor mejor que la de muchos pediatras. Lo digo porque es verdad. Ha sido relegado. En teoría el seguimiento del desarrollo infantil y la resolución de los problemas (no enfermedades) que pueden aparecer en ese crecimiento, eran parte del trabajo del pediatra. Pero en muchos centros se ha eliminado por la masificación.

Cuando los pediatras tienen demasiados pacientes, y no pueden ver adecuadamente a los niños enfermos por falta de tiempo, los gerentes han decidido que la solución es que dejen de ver al Niño Sano y se centren en el enfermo.

Esto ha empeorado aún más con los recortes en sanidad.

Pero el Control del Niño Sano y la participación del Pediatra en él, me parece esencial por varios motivos:

–        Sirve para detectar muchos problemas de salud no evidentes.

–        Establece una relación estable entre pediatra, padres y niño. Eso permite al pediatra conocer mejor las particularidades del niño y su familia. Lo que ayuda a abordar de forma individualizada los problemas que surjan y seguir mejor los problemas crónicos.

–        Crea un vínculo de confianza entre los padres y el pediatra que es esencial en el tratamiento de problemas que no tienen solución inmediata. Cuando esa confianza no existe, los padres se desesperan y empiezan a peregrinar. Eso suele significar que nadie acabe resolviéndolo: “Un médico cura, dos médicos dudas, tres médicos, muerta segura.”

–        Es el mejor modo de dar formación e información individualizada a los padres sobre Puericultura. Es decir, sobre cómo abordar los cambios que el bebé experimenta en su crecimiento.

Suele definirse la Pediatría como la Medicina del ser humano en crecimiento. Pero la estamos transformando en la Medicina del niño enfermo. Es un claro empobrecimiento.

Hay un problema añadido. Los pediatras, para realizar decentemente esta labor debemos esforzarnos para dedicarle el tiempo necesario (que muchos pediatras no tienen) y para adquirir la formación adecuada para dar este servicio. Ya que la que recibimos en el hospital es en la mayoría de los casos escasa y dada por otros pediatras que no la ejercen.

Por desgracia hay pediatras que actúan sobre los cambios de crecimiento de un niño como un elefante en una cacharrería. Hay quien “regaña y amenaza” a los padres, para al final, darle consejos basados en prejuicios que en muchos casos empeoran los problemas y generan ansiedad en los padres, pero no resuelven nada.

En otras ocasiones medicalizan cuestiones que nada tienen que ver con fármacos, sino con la forma en que hacemos las cosas con el bebé.

Hay que salvar el Control del Niño Sano, pero los pediatras necesitamos formarnos mejor para estar a la altura.

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¿Trastorno por déficit de atención o de motivación?

El trastorno por déficit de atención – hiperactividad (TDAH) se diagnostica cada vez con más frecuencia en niños. Tal vez con demasiada frecuencia.

Hace escasos 20 años esta enfermedad era prácticamente desconocida. Pero en la actualidad hay zonas donde se diagnostica de déficit de atención a uno de cada cinco niños o más.

El tratamiento en la mayoría de los casos es un medicamento, el metilfenidato. Es un estimulante. Para ser exactos una anfetamina. En los casos de déficit de atención reales, puede mejorar mucho la vida del niño. Pero en mi consulta veo una y otra vez diagnósticos más que dudosos.

Y en muchos casos existen alternativas al tratamiento menos agresivas y con menos efectos secundarios.

El primer problema es que creo que se diagnostica demasiado. ¿Y esto por qué?

Pues a mi parecer, el motivo es que no se tienen claras ciertas cosas:

¿Qué es de verdad el Trastorno por déficit de atención – hiperactividad o TDAH?

Es un defecto del cerebro. En las personas que lo sufren (también los hay adultos), la parte anterior del cerebro, que es la que regula la conducta, es menos activa de lo normal. Eso hace que les cueste mantener la atención y que su conducta sea desordenada.

Una de las cosas que resulta llamativa es que en los niños hiper-activos se use un estimulante como tratamiento. Pero es porque el efecto de los estimulantes en estas personas es diferente al que cabría esperar. Como el problema es que la parte que controla la conducta está como adormecida (por eso actúan de forma desordenada, lo que hace que les llamen hiper-activos), al darle un estimulante esta zona del cerebro se activa, tomando el control de la conducta. Pasa a actuar de una forma más centrada y controlada.

Del mismo modo, si le damos algún medicamento que habitualmente produce somnolencia (como los antihistamínicos) responden poniéndose más nerviosos.

La forma en que reaccionan ante estimulantes y medicamento que dan sueño es para mí más clara para diagnosticar un TDAH que cualquier otro test.

El problema a veces es que para hacer el diagnóstico se recurre a test basados en preguntas y respuestas.

Es cada vez más habitual que en los colegios se hagan evaluaciones psicológicas a los alumnos. Entre las pruebas que se realizan está cada vez con más frecuencia el diagnóstico de TDAH. Para eso se pasa un Test de preguntas y respuestas en el que se valora la capacidad de concentración del niño.

En algunos casos se pasan esas mismas pruebas en niños que tienen problemas de rendimiento escolar y ya se sospecha que pueda sufrirlo.

El problema es que en un niño que tiene mal rendimiento escolar porque los estudios no le motivan o le aburren (lo que puede hacerle parecer despistado), al pasar este tipo de prueba puede también tener la misma falta de motivación y que los resultados respalden la sospecha sin que sea real.

La falta de motivación de los niños en los estudios sí es cada vez más frecuente. Y yo creo que gran parte del diagnóstico que hoy en día se hace de TDAH corresponde en realidad a niños con falta de motivación.

Con mucha frecuencia llegan a mi consulta niños a los que se ha diagnosticado o catalogado como sospecha de TDAH y que en realidad no lo sufren.

¿Porqué creo que se tiende a sobre-diagnosticar y porqué es un problema?

Pues porque es más sencillo pensar que el problema de nuestro hijo se soluciona «dándole una pastillita» que abordar un problema psicológico como es la falta de motivación. Y más en adolescentes.

Ante esto se está viendo cada vez más niños diagnosticados de TDAH con efectos secundarios de la medicación y sin mejora de su supuesto TDAH.

Pero lo más grave no es eso, sino que muchos padres llegan a la conclusión de que diagnosticado y tratado; no ha funcionado; luego no hay solución. Se pasa por encima de lo que es más frecuente: la falta de motivación. Y no se hace nada, quedando estos niños tras el fracaso diagnóstico y de tratamiento sumidos en el fracaso escolar.

Otros aspectos a tener en cuenta

Ir más allá del tratamiento puramente farmacológico

De hecho yo prefiero empezar por otros enfoques. No puedo negar que soy un gran amante de la psicología. Y que veo a la Psiquiatría como un paliativo de nuestra incapacidad en muchos casos de dar soluciones más adecuadas. Recurrir a las anfetaminas y punto es un abordaje muy pobre incluso en los casos en los que el TADH está bien diagnosticado y en los que el niño mejora con el fármaco. Porque lo hace depender de él.

Hay muchos factores que pueden mejorar la hiperactividad y el déficit de atención con y aún sin el tratamiento farmacológico

Alimentación:

Se ha visto que en muchos niños el exceso de azúcar en la dieta, de grasas trans y de aditivos alimentarios como colorantes y conservantes empeoran el TADH y que dar una dieta en la que reduzcamos lo más posible estas sustancias supone una clara mejoría. Merece la pena controlar este aspecto.

Sueño:

Entre lo que presenta un niño con TADH y lo que podemos ver en un niño cuya calidad o tiempo de sueño es pobre no hay mucha diferencia: Tendrá dificultad para concentrarse y una conducta más desordenada. Y en muchos casos cosas tan simples como no dejar que un niño tenga televisión, ordenador, tablet o móvil en su habitación e insistir en que se vayan a la cama antes y sin estas distracciones es más que suficiente para apreciar una mejora en su conducta.

Apoyo psicológico:

Que un niño aprenda técnicas de concentración y relajación y los padres usen estrategias adecuadas para reforzar la motivación del niño, supera con mucho a largo plazo los beneficios de cualquier fármaco. Esto es algo en lo que no me da miedo generalizar. Siempre es mejor tener las herramientas para afrontar problemas vitales en nuestro interior, que depositar nuestra capacidad de adaptarnos a ellos en una pastilla que mañana puede o no estar ahí.

Incluso si nos garantizasen que nunca nos faltará, no hay mejor pastilla para trata la mente que la que nuestra propia mente es capaz de fabricar, adaptar a nuestras particularidades y regular según nuestras necesidades. Eso lo hace superar los problemas desde la psicología. Jamás lo consigue la farmacología.

La farmacología sólo nos ayuda en esos casos en los que la situación de partida psicológica es tan pobre que dificulta mucho dar los pasos iniciales. Pero esto es la excepción, no la regla.

 

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La risa del niño: Peketip 9

La infancia acaba el día que desaparece la sonrisa pura y sincera.

Los adultos, incluso cuando reímos, seguimos preocupados por otras cosas.

Pero cuando un niño ríe, lo hace con todo su ser.

Por eso es tan valiosa la risa de un niño.

Este peketip precisa poca explicación. Pero sí una meditación:

Dejad a los niños que lo sean mientras puedan. Dejad que disfruten de la vida sin los agobios que nos rodean hasta que le beneficie en algo ser consciente de ellos.

Tendrán toda la vida para preocuparse. Evita que lo haga antes de que le sirva o pueda contribuir a solucionar un problema. Protege su niñez. Un día la perderá y no volverá más.

Y mientras dure, con su risa, sana todos tus males. Haces posible esa risa, y sólo eso dice que mereces estar en este mundo, porque eres muy importante para una personita especial.

Peketip 8
Peketip 10

 

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Enuresis nocturna primaria

Concepto de enuresis nocturna primaria: Niño que ha cumplido los 5 años y no ha llegado a controlar la orina mientras duerme.

Enuresis: Incapacidad para controlar la orina.

Nocturna: Durante el día no tiene problema para controlarla.

No tiene molestias al orinar.

Orina dormido casi todas las noches.

Primaria: Nunca ha llegado a controlarla.

Causa de la enuresis nocturna primaria:

La hormona que regula la cantidad de orina que se filtra es la vasopresina o ADH.

En el desarrollo hay dos pasos biológicos imprescindibles para que un niño no orine mientras duerme:

  • Tiene que tener receptores para la ADH.
  • Tiene que producir una dosis alta de ADH al dormirse.

Hay niños que no realizan esos pasos hasta los 10-15 años de forma espontánea. Con lo que pueden seguir sin controlar la orina de noche hasta esa edad. Suelen ser además niños con el sueño profundo, por lo que por mucho que se les insista no se enteran de noche.

Motivo para tratar la enuresis nocturna primaria:

La autoestima.

Aunque sea normal que algunos niños no controlen la orina de noche hasta bastante mayores, las expectativas sociales hacen que el niño acabe tomando conciencia de que los demás ven como extraño y no aprueban que se orine mientras duerme. Se recomienda empezar el tratamiento por encima de los 5 años y antes de que tome conciencia del problema. De hecho en niños que no se tratan o se intenta “educarlos” para que controlen, sólo se consigue machacar su autoestima. Hasta el punto de que no es raro asociar antidepresivos al tratamiento de la enuresis.

Tratamiento de la enuresis nocturna primaria:

Dar una dosis nocturna de ADH (Minurín® bucodispersable) hasta que el niño la produzca por sí solo.

Forma de administración:

Lo primero a tener en cuenta y que muchas veces se olvida es si el niño tiene ya receptores para la ADH o no.

No tener ésto en cuenta provoca muchos supuestos fracasos del tratamiento.

Yo recomiendo que durante 7 días hay que poner el pañal al niño por la noche y pesarlo a la mañana siguiente, anotando los pesos cada día.

Durante esas noches debemos indicar al niño que haga la misma rutina que después le indicaremos con el tratamiento. Solo que sin dárselo.

La rutina sin tratamiento

Una hora antes de acostarse ya no se puede beber nada.

Justo antes de acostarse hay que orinar.

Cuando tengamos los datos de pesada de los pañales esos 7 días, empezamos el tratamiento y seguimos poniéndole el pañal y pesándolo a la mañana siguiente durante 7 días más.

La rutina con tratamiento

Una hora antes de acostarse le damos 2 comprimidos juntos de Minurín.

Desde ese momento ya no puede beber nada.

Justo antes de acostarse hay que orinar.

Si el peso de los pañales al dar el tratamiento no tiene un claro descenso (al menos la mitad) que antes de empezar el tratamiento asumimos que aún no tiene receptores suficientes para que sea efectivo, con lo que se suprime para intentarlo de nuevo 6 meses después, o antes si apreciamos que espontáneamente los pañales empiezan a pesar menos.Durante ese tiempo ponemos al niño el pañal durante la noche y no le damos la más mínima importancia al tema.

Si el peso se reduce a menos de la mitad que antes, mantenemos el tratamiento anotando en un calendario los días que el pañal está seco por la mañana.

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de dos a una y media).

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de una y media a una).

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de una a media).

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de media a cero, hemos acabado).

En cualquiera de estos pasos si tras llevar menos de 15 días se orina hay que empezar a contar de nuevo (aunque llevara 14). No bajéis la dosis hasta que haga los 15 días consecutivos sin mojar.

Hay niños que siguen orinándose una vez cada menos de 15 días durante un tiempo muy prolongado lo que establece una dosis desde la que no podemos bajar en bastante tiempo.

Conseguimos con ello reducir al mínimo el problema que para el niño supone la enuresis.

Además si por ejemplo hemos llegado a una dosis de media pastilla de la que por ahora no podemos bajar, si una noche el niño quiere quedarse a dormir en casa de un amigo sin pañal, se le puede dar puntualmente dos comprimidos completos.

Tratamientos que no funcionan:

Desde que existe este problema (desde siempre) se han intentado distintas soluciones.

Una de ellas que algunos siguen usando aún son las terapias psicológicas. Y mira que me gusta a mí la psicología.

Con todo el respeto: En la ENURESIS NOCTURNA PRIMARIA no sirven.

Es como pretender que un diabético controle su nivel de azúcar en sangre con psicoterapia.

Le falta una hormona necesaria para hacerlo y no lo va a hacer, por mucho que el niño lo intente, poniéndole alarmas, premiándolo ni castigándolo…

Le falta una hormona.

Hay que darle la hormona igual que al diabético le ponemos la insulina.

La diferencia es que el tratamiento en este caso es transitorio porque acabará produciéndola (salvo algún caso raro -diabetes insípida-).

Las terapias psicológicas en este caso son incluso contraproducentes porque hacen pensar al niño y a la familia que el niño podría controlarlo si quisiera (lo que no es cierto) y al fracasar daña su autoestima.

Influencia de las estaciones en la enuresis nocturna primaria:

El pico de hormona antidiurética se produce cuando vamos a dormir. Eso quiere decir que es la Melatonina (una sustancia que regula el ciclo día noche guiándose por la luz ambiental) la que controla esa liberación.

Como durante la época del año en la que los días son más largos y la luz solar más intensa la Melatonina define mejor su ciclo, el pico de hormona antidiurética es más potente en esta estación. Y lo es menos cuando los días son más cortos y con más frecuencia está nublado y por tanto con menos luz.

El resultado es algo que llama la atención de muchos padres, y es que un niño que ha controlado por primera vez la orina durante el verano, pueda volver a no controlarla durante el siguiente invierno. Lo habitual es que cuando llegue de nuevo el buen tiempo empiece a controlar la orina durante la noche y sea ya de forma definitiva.

Por eso mismo, es más fácil que el tratamiento resulte efectivo, cuando empezamos a aplicarlo en primavera, que si lo hacemos en otoño.

Otra cosa son las enuresis secundarias:

Niños que controlaban perfectamente y pasan a no controlar durante la noche (y no es como decimos con el cambio de estación) En esos casos la gran mayoría tienen un origen y un tratamiento psicológico.

Aunque hay algunas causas no psicológicas que también pueden explicarlo, especialmente la vejiga hiperactiva.