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Dosis de Estilsona en niños o bebés y el prospecto explicado

Calculadora para la dosis de estilsona en niños y bebés

Calculadora para la Dosis de Estilsona (Prednisolona) en niños y bebés. Es el corticoide más usado en España. Prospecto resumido y explicado a los padres.

Calculadora de Dosis de Estilsona cada 24 horas.

Peso en Kg

ml cada 24 horas.

¿Qué es la Estilsona?

La Estilsona (Prednisolona) es un corticoide.

Se puede usar cada 6 – 8 – 12 – 24 – 48 h.

Yo recomiendo darla en una sola dosis por la mañana si es posible. Porque dándola por la mañana respeta más el ciclo de secreción de corticoides del propio cuerpo.

Es un medicamento que se usa desde 1969, por lo que conocemos muy bien sus efectos.

Dosis máxima de Estilsona:

La dosis máxima recomendada de estilsona es de 2 mg /kg /día. Sin sobrepasar 60 mg al día.

Es decir que en niños con más de 30 kg la dosis máxima es de 60 mg sea cual sea el peso.

Pero hay algunos casos graves en los que puede ser usado a dosis mayores.

Puedes ver el Prospecto completo de la Estilsona aquí.

Composición de la Estilsona

Se vende en presentación «gotas«. Cada ml tiene 7 mg de prednisolona.

En la caja tienes una pipeta para medir la dosis en gotas.

1 ml = 1 cc = 40 gotas = 7 mg

Cada ml de jarabe tiene 40 gotas, por lo que puedes calcular en gotas multiplicando lo que te ha dado la calculadora por 40.

Pero yo prefiero medirlo en ml y no en gotas:

  • Es más exacto.
  • Más rápido.
  • Mucho más fácil que el niño se tome la estilsona de la jeringuilla que gota a gota o echando las gotas en una cuchara.

¿Para qué sirve la Estilsona?

Se usa para reducir la inflamación en enfermedades en las que el cuerpo responde de una forma tan intensa que genera más problemas de los que resuelve.

Todos sabemos que la inflamación es en realidad un mecanismo de defensa del cuerpo. Hay quien dice que interferir con estos mecanismos es contraproducente.

Pero a veces el cuerpo se defiende con una intensidad mayor de lo necesario y empeora más que arregla.

Estos medicamentos ayudan a modular la inflamación a niveles más adecuados en:

  • Bronquitis.
  • Laringitis.
  • Alergias.
  • Enfermedades auntoinmunes

No usar Estilsona en los siguientes casos

Si el niño es alérgico a la prednisolona o alguno de los excipientes. En teoría uno puede ser alérgico a cualquier cosa. Pero no se sabe en muchos casos hasta que se prueba.

Hay infecciones agresivas que empeoran si tomamos Estilsona. Las más frecuentes son Varicela, Herpes, Hongos y Tuberculosis.

Puede reducir el efecto de las vacunas. Para no interferir lo ideal sería no tomar Estilsona 2 meses antes de una vacuna ni hasta dos semanas después de ponerla. Pero hay edades en las que eso es casi imposible. No te preocupes demasiado. La mayoría de las vacunas se ponen en varias dosis porque así garantizamos un efecto suficiente.

Precauciones al usar Estilsona

Bajar la dosis poco a poco. El cuerpo produce corticoides y si le damos el trabajo hecho suprimimos la producción del propio cuerpo. Bajar poco a poco es la forma de que el cuerpo retome el control de los corticoides.

Si se da mucho tiempo y a dosis altas suprimiendo el tratamiento de golpe puede dar una bajada de azúcar y de tensión importante.

Haciendo pautas de descenso adecuadas esto no ocurre. Evitarla si es posible cuando haya problemas del estómago. Los corticoides pueden hacer algo de daño en el estómago. Especialmente cuando ya está dañado.

Vigilar el azúcar en diabéticos. Los corticoides pueden subir el azúcar.

Puede afectar al cartílago de crecimiento si se usa en períodos prolongados. Por lo que los corticoides es mejor usarlos sólo en períodos cortos y cuando esté justificado.

Para reducir estos efectos secundarios es mejor dar los corticoides aplicados directamente en la zona que necesitamos que actúen en lugar de darlos por vía oral. Por ejemplo como crema en la dermatitis atópica o como inhaladores en la bronquitis.

No necesita ser conservado en frigorífico, pero como todos los medicamentos, es conveniente mantenerlo en lugar fresco y seco.

Efectos en sobredosis de Estilsona

Si un niño toma una dosis excesiva de Estilsona podemos notarlo ansioso, confundido, con retortijones, sangre en las heces o los vómitos, azúcar alta, tensión alta, y retención de líquidos con edema.

No hay antídoto. Se tratarán los síntomas hasta que ceda el efecto del medicamento.

 

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Alimentación Complementaria del Bebé Alimentación del Bebé y el Niño Bebé 12 meses, 1 año Blog Diabetes Obesidad Infantil

Alimentación tradicional contra sobrepeso en niños

Alimentación Tradicional

Sobrepeso en niños: ¡Vuelve a la alimentación tradicional y no te arrepentirás! Observarás que en los países dónde no ha llegado la civilización occidental, apenas hay niños con sobrepeso. Tampoco los teníamos aquí antes de iniciar la era híper-industrial.

  • ¿Cómo era la alimentación tradicional antes de la era híper-industrial?
  • ¿Disponemos de alimentos adecuados en la actualidad?
  • Cuáles son las características de las «enfermedades de la civilización occidental en los niños»
  • ¿Cómo nos alimentamos en la era híper-industrial?
  • Nutrientes que nos conducen a las «enfermedades de la civilización occidental»
  • ¿Cómo podemos alimentarnos actualmente para controlar el peso y ser fieles a nuestro nicho ecológico?

¿Cómo era la alimentación tradicional antes de la era híper-industrial?

Hace años en nuestro entorno mediterráneo, los alimentos que consumíamos habitualmente tenían una procedencia cercana, de muy pocos kilómetros a la redonda, ya que las comunicaciones eran escasas y lentas.

Los alimentos frescos y perecederos no podían ser trasladados, ya que fermentaban y se estropeaban. Solo los alimentos artesanales, debidamente procesados para su conservación, llegaban a las tiendas que entonces se llamaban de Ultramarinos.

Comprando verduras en el mercado tradiconalPor tanto, la mayoría de los alimentos consumidos en la alimentación tradicional procedían de productores locales y solo durante periodos de «temporada». Cuando se terminaba la temporada de un producto, se iniciaba la temporada de otros productos.

Sobre todo en el invierno y a principios de primavera había escasez de alimentos, debido a la climatología hostil. A menudo era época de ayuno obligado y a veces institucionalizado como la «cuaresma» de los países cristianos.

En esa época, había muchas ocasiones en las que se pasaba hambre y la población estaba desabastecida frecuentemente. La escasa alimentación y la escasa higiene, propiciaba el desarrollo de enfermedades carenciales, deficitarias de determinados nutrientes, que favorecían el desarrollo de las enfermedades infecciosas.

En nuestro país, según la zona podían predominar unos alimentos sobre otros, pero en general, la alimentación estaba basada en el modelo que hemos llamado «Dieta Mediterránea Tradicional», cuyas características principales consistían en el consumo de alimentos frescos y perecederos de origen vegetal, como frutas, verduras, hortalizas y setas.

A los que se sumaban los alimentos vegetales desecados, que permitían su conservación durante un periodo largo de tiempo, pero que se mantenían «vivos», con todas sus propiedades y con la capacidad de germinar, como los granos de cereales, las legumbres, los tubérculos, las semillas, los frutos secos, las frutas desecadas y finalmente las aceitunas, de las que se extraía el aceite de oliva.

Con estos alimentos se elaboraba el pan, las ensaladas, los gazpachos, los potajes y guisos a los que ocasionalmente se añadían pequeñas porciones de alimentos de origen animal a modo de condimento, debido a su alto precio y a la dificultad para conseguirlos.

El consumo de alimentos de origen animal en la alimentación tradicional era escaso y quedaba reservado para celebraciones y agasajos. Únicamente en las comarcas costeras habría un consumo moderado de productos del mar.

Los alimentos artesanales que tenían la propiedad de mantenerse comestibles durante un periodo más largo de tiempo, se reservaban para los periodos invernales.

Es importante que os quedéis con estas tres cualidades de la Alimentación Tradicional Mediterránea:

  • Predominio de alimentos de origen vegetal: Productos vegetales frescos, perecederos, y de temporada.
  • Limitación de alimentos de origen animal, usados ocasionalmente como «condimento» para guisos y cocidos.
  • Reserva de los alimentos artesanales e industriales para los periodos de escasez.

¿Disponemos de alimentos adecuados en la actualidad?

Actualmente no tenemos problemas de abastecimiento en la mayoría de nuestros hogares. No se presentan temporadas de hambruna como sucedía antaño, y los recursos sociales se encargan de proveer alimentos a las familias más necesitadas.

Los medios de transporte nos traen alimentos frescos y perecederos de buena calidad, habiendo aumentado enormemente la variedad de alimentos de los que disponemos y que antaño no se conocían.

Vienen de sitios a veces muy alejados de nuestra residencia y disponemos de ellos no solo durante el periodo de temporada, sino que podemos adquirirlos durante todos los días del año, al ser de procedencia geográfica lejana con otro ciclo climático.

Mercado de Alimentación TradicionalLa lista para elegir  alimentos saludables ha aumentado exponencialmente.  Hace aproximadamente 50-60 años, habría menos de 50 productos en los mercados tradicionales en los mejores momentos de temporada.

El porcentaje de gasto de las familias en alimentarse ha disminuido considerablemente; antes se trabajaba para poder comer cada día, actualmente se pueden hacer muchas más cosas.

Estamos en una situación optima, para que tu familia y tus hijos se alimenten adecuadamente, y para mantenerles en un magnífico estado de salud ….. y sin embargo nos hemos encontrado de repente con un elevado número de enfermedades que antes eran inusuales y que hemos denominado «enfermedades de la civilización occidental».

Cuáles son las características de las «enfermedades de la civilización occidental» en los niños:

  • Hay un acumulo excesivo de grasa corporal en toda la población, que no sabe como desprenderse de ella y que conduce hacia el sobrepeso y la obesidad.
  • Hay un exceso de afecciones y molestias respiratorias que ocasionan dificultad respiratoria, toses irritativas frecuentes y a veces fatiga por broncoespasmo, que van configurando el asma infantil.
  • Hay una tendencia hacia la piel seca, áspera y pruriginosa, que va conformando la dermatitis atópica.
  • Hay cada vez más niños con enfermedades reactivas frente a pólenes, epitelios de animales, hongos, polvo doméstico, etc., que condicionan la rino-conjuntivitis y el asma alérgico.
  • Hay cada vez más problemas con determinados alimentos, que conducen a intolerancias alimenticias.
  • Ha aumentado la reactividad clínica frente a las enfermedades víricas, de modo que los catarros se repiten y aumentan de intensidad, convirtiendo la experiencia de la guardería en un verdadero suplicio para los padres y el niño.
  • Hay una mayor susceptibilidad a las complicaciones bacterianas, repitiéndose procesos como las faringo-amigdalitis, otitis y rino-sinusitis, que a menudo llevan aparejados un excesivo tratamiento con medicamentos.
  • Hay un exceso de formación de tejido linfoide, que origina el agrandamiento de amígdalas y vegetaciones, que finalmente tienen que ser operadas, porque conducen a la obstrucción nasal persistente e incluso a no poder tragar los alimentos.
  • Hay muchas dificultades digestivas frecuentes, que van en aumento, como las regurgitaciones, los vómitos, los dolores de barriga, el estreñimiento, las hemorroides, etc.
  • Es frecuente la inapetencia infantil, con el extraño rechazo de los niños sanos a la comida habitual, que hace pensar en un estado de empacho persistente.
  • El dolor de cabeza recurrente, el dolor de extremidades y otras muchas molestias que podríamos añadir y que debido a su mayor incidencia desde que nos hemos incorporado al desarrollo industrial, van delimitando las patologías que hemos llamado «enfermedades de la civilización occidental».

 ¿Cómo nos alimentamos en la era híper-industrial? ¿Qué está sucediendo? ¿Cuál es el modelo actual?

Hemos modificado el modelo de alimentación tradicional casi sin darnos cuenta. De la noche a la mañana estamos cambiando los hábitos y las conductas en torno a la alimentación

  • Hemos dejado de ir al mercado y a la tienda de la esquina; ahora vamos al híper-mercado.
  • Hemos dejado de tomar alimentos frescos, locales y perecederos; ahora tomamos alimentos procesados.
  • Hemos dejado de comprar alimentos a diario, ahora los compramos una vez a la semana o más.
  • Hemos dejado de cocinar y preparar los alimentos; ahora nos dan las comidas pre-cocinadas.
  • Hemos dejado de comer en familia; ahora se come en el colegio, en el trabajo, en el bar de enfrente.
  • Hemos roto el vínculo social de la comida, con los padres, los hermanos, y los abuelos; ahora comemos solos o con los compañeros de trabajo.

Todos estos cambios van conformando una nueva manera de alimentarse y de nutrirse.

¡No son los mismos nutrientes!

¡Son los nutrientes de la era híper-industrial!

Nutrientes que nos conducen a las «enfermedades de la civilización occidental»

Por si no te has dado cuenta, vamos a repasar cuales son algunas de estas diferencias:

  • Antes se bebía agua fresca, actualmente se consumen multitud de bebidas azucaradas.
  • Antes se tomaba pan «entero» o integral y actualmente se toma pan blanco o refinado.
  • Antes se tomaba fruta como postre, ahora el postre se relaciona con dulces, helados y pasteles.
  • Antes se consumían muchos alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, hortalizas, legumbres, setas, etc. Actualmente se ha reducido enormemente su consumo.

Alimentación industrial

  • Antes se tomaban pocas grasas y proteínas de origen animal. Actualmente se consumen proteínas hasta cuatro veces las recomendaciones de las Agencias de Salud Internacionales.
  • Antes apenas se consumían aditivos y productos conservantes. Ahora se nos acumulan y nos salen por las orejas.
  • Antes se tomaban ocasionalmente productos artesanales o industriales. Actualmente se consumen infinidad de productos elaborados y modificados por la industria.

¿Cómo podemos alimentarnos correctamente para controlar el peso y ser fieles a nuestro nicho ecológico? Alimentación Tradicional

Para que tú y tus hijos os escapéis de las garras industriales, por motivos fundamentalmente economicistas, es necesario que tengáis una fuerte convicción.

¡Tenemos que armarnos ideológicamente!

Somos seres humanos y nuestra alimentación tiene un modelo patrón, está pre-diseñada. No podemos comer de» todo». Tenemos un nicho ecológico, como todos los seres vivientes.

Comer de acuerdo a nuestro nicho ecológico es también respetar el nicho de los demás seres vivientes. Podemos convivir juntos en el Planeta y el conocimiento de nuestras necesidades y la de los demás seres vivientes nos llevará al equilibrio de las especies. La destrucción de los demás nichos ecológicos, es también el inicio de nuestra propia destrucción.

Nuestra alimentación tiene un modelo Patrón. Es el modelo tradicional.

En nuestro entorno estamos hablando de la Alimentación Tradicional Mediterránea.

No debemos dejar que nos confundan, que nos conviertan en clientes, que nos adoctrinen, que nos sometan, que nos engañen, que nos enfermen.

¡Tenemos que ser como arboles enhiestos plantados junto a una fuente!

Tenemos que tener un estandarte, una bandera, un escudo y una misión por la que luchar. Debemos tener claros nuestros principios. Tenemos que resistir a la sociedad del consumo ilimitado y «sinsentido».

En la próxima entrada os presentaremos un estudio de investigación que hemos realizado en niños con sobrepeso y obesidad a los que «únicamente» les hemos propuesto que sigan la Dieta Mediterránea Tradicional.

Alcanzar la Salud a través de Alimentación Tradicional

Sin contaje de calorías, sin modificación de la actividad física, con una dieta familiar e intuitiva.

Los resultados han sido muy satisfactorios.

Solamente ha sido necesario ser tercamente afín a la Dieta Mediterránea Tradicional y resistente a las manipulaciones del mercado.

No es fácil, es muy difícil debido a la presión que ejercen el marketing y la publicidad, pero es muy ilusionante su consecución porque nos conduce a un Estado de Salud, y a lo «Lo que tiene sentido».

Fernando Calatayud, Pediatra Nutricional

Autor: Fernando Calatayud Sáez

Pediatría Nutricional en Ciudad Real.

Trabajo codo con codo con una nutricionista, mi hija: Blanca Calatayud Moscoso del Prado.

Pediatría Nutricional

Estamos estudiando la relación entre las enfermedades infantiles y el abandono de la Dieta Mediterránea Tradicional.

Nunca la Pediatría y la Nutrición estuvieron tan cerca.

Autor de la web y del blog: pediatríanutricional.com,

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Azúcar Alta en niños

Situaciones en las que un niño puede tener el Azúcar Alta sin ser Diabético

Hay varias situaciones en las que un Niño puede tener el Azúcar Alta sin ser Diabético. Es más habitual de lo que creen los Padres. ¿Quieres conocerlas?

En esta web podéis encontrar otro artículo en el que hablo de la Diabetes en Niños.

Pero en esta ocasión lo que quiero tratar es una situación mucho más frecuente: El Azúcar alta sin Diabetes.

Lo que sí es diabetes

Para que no liarnos, la Diabetes Mellitus tipo I es una enfermedad en la que los niños dejan de producir Insulina. La Insulina es la hormona que se encarga de que el azúcar entre en las células del cuerpo. De modo que si un niño no puede producirla el azúcar se mantiene alta en sangre y acaba escapando por la orina.

El resultado es que se orina mucho, porque el azúcar al salir arrastra líquido. Esto produce en el niño una sensación constante de sed, que le hace beber mucho. Pero además, como el azúcar es lo que determina la sensación de hambre y no puede entrar en las células, el niño come más de lo habitual. A pesar de lo cual pierde peso, porque como no puede usar ese azúcar para generar energía en las células, consume la grasa y las proteínas del cuerpo como alternativa.

Así aparece la Tétrada Típica de la Diabetes:

Orina mucho + Bebe mucho + Come mucho +Pierde Peso.

Sabemos que cuando un niño reúne estas 4 condiciones debemos hacer una analítica de sangre y orina buscando cifras altas de azúcar. Y si las encontramos, es diabético.

La diabetes suele aparecer en niños por una destrucción de las células del páncreas que producen la insulina. Es un proceso muy rápido en el que aún no se conocen exactamente las causas (predisposición genética y virus parecen implicados, pero aún no están identificados todos los genes y virus concretos).

Situaciones en las que se puede tener el azúcar alto sin ser diabético

Ya creo que os queda claro lo que sí es Diabetes. Pero con más frecuencia aún vemos niños en los servicios de urgencias con el azúcar alto sin que lo sean.

Podemos resumirlo en una situación: Estrés intenso.

Cuando el cuerpo se siente amenazado desencadena una serie de reacciones para defenderse. Una de las cosas que hace es liberar azúcar a la sangre para que las células que lo necesiten dispongan de la energía necesaria para la defensa.

Con mucha frecuencia vemos a niños sanos que de repente sufren una situación que les supone un desafío importante, pero momentáneo.

Las más frecuentes son:

  • Vómitos intensos
  • Crisis de Asma intensas
  • Infecciones de rápida evolución
  • Quemaduras extensas
  • Traumatismos serios
  • Miedo intenso
  • Crisis de ansiedad….

Ante cualquiera de esas situaciones u otras similares el cuerpo desencadena la liberación de azúcar en sangre para garantizar el suministro.

Pero es una subida de azúcar que desaparece en cuanto mejora la situación de Estrés. Mientras que el auténtico diabético sigue con el azúcar alta cuando mejoran los demás síntomas.

En estas situaciones en las que el azúcar está alta para responder a una amenaza no hacemos nada para que se controle el azúcar. Es una respuesta adecuada que ayuda al cuerpo a superar la situación que la ha generado. Y el azúcar bajará sola en cuanto el cuerpo interprete que no la necesita.

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Diabetes Mellitus Infantil

Diabetes Mellitus Infantil

Explicación para padres de que es la diabetes mellitus en niños ¿Porqué aparece? ¿Cómo se trata? ¿Cuál es su evolución y qué supone en la vida de un niño?

Qué es la Diabetes Mellitus Infantil

La diabetes mellitus es una de las enfermedades crónicas más conocidas en niños.

Diabetes significa orinar mucho. Porque uno de los síntomas más llamativos de esta enfermedad es que se orina mucho más de lo normal. Pero no empecéis a poneros nerviosos si vuestro hijo orina con frecuencia. Es normal que algunos niños orinen con mucha frecuencia por otros motivos. El sólo hecho de orinar mucho no es signo de diabetes.

Mellitus significa dulce. En la antigüedad, cuando se empezó a definir la diabetes mellitus se hablaba de que la orina era dulce. Sé que puede resultar «asquerosillo», pero se diagnosticaba saboreando la orina del enfermo. Es que no había laboratorios de análisis clínico…

Hablamos de Diabetes Mellitus porque hay otro tipo, la diabetes insípida: Es una enfermedad en la que se orina demasiado, hasta el punto de deshidratar al paciente, pero no hay un exceso de orina en sangre ni en orina. Se produce porque el riñón deja escapar demasiada cantidad de orina.

Por tanto Diabetes Mellitus es orinar mucho y con altas concentraciones de azúcar (glucosa) en orina y en sangre.

Cualquier analítica de sangre y orina puede diagnosticar la diabetes mellitus en cuestión de minutos. Y las determinaciones de azúcar en sangre capilar (pinchazo en el dedo) puede hacerlo en segundos. Hoy en día se están desarrollando incluso sistemas para controlar el nivel de azúcar en sangre sin necesidad de pinchar al enfermo.

Tipos de Diabetes Mellitus

Hay dos tipos fundamentales de Diabetes Mellitus:

Diabetes Mellitus Tipo 1. Se produce porque el Páncreas (uno de los órganos que tenemos en el abdomen) deja de producir insulina. Es la más frecuente en niños y su causa es en la mayoría de los casos Autoinmune. Esto significa que en algunos niños que tienen predisposición genética, a veces a partir de una infección producida por un virus el cuerpo empieza a producir defensas contra ese virus pero se confunden con las células que producen insulina en el Páncreas. Si esto ocurre el propio cuerpo puede acabar con esas células en cuestión de horas o pocos días. El resultado es que de repente el niño deja de producir insulina (la hormona que regula la concentración de azúcar en nuestra sangre), y el nivel de azúcar sube de forma incontrolada. Es irreversible. Aquél que la sufre ha perdido la capacidad de generar insulina de por vida, aunque se están experimentando técnicas para revertirla.

Diabetes Mellitus Tipo 2. Se produce porque el cuerpo pierde la sensibilidad a la acción de la insulina. Se asocia siempre a sobrepeso importante. Es cada vez más frecuente debido al aumento de la obesidad infantil. Es reversible si se reduce el peso del paciente.

Síntomas que deben hacernos sospechar de Diabetes Mellitus en un niño o bebé

La diabetes puede aparecer en cualquier edad, pero es mucho más frecuente en menores de 30 años.

En el caso que nos centramos, la Diabetes Mellitus Infantil, puede aparecer en cualquier momento desde el nacimiento.

Los 4 síntomas que nos suelen orientar a pensar que un niño pueda tener Diabetes Mellitus son:

Bebe mucho, orina mucho, come mucho y pierde peso.

IMPORTANTE: Son los cuatro síntomas juntos los que nos hacen pensar en Diabetes Mellitus. Si no reúne los 4 a la vez no sospechamos diabetes mellitus:

– Un niño puede beber mucho porque use el líquido como forma para tranquilizarse (potomanía) y si lo hace orinará mucho. Pero habitualmente estos niños no comen demasiado porque llenan su estómago de líquido y eso les hace sentirse saciados. Cuando esto es así a veces pierden peso. Pero como vemos en el ejemplo reúne 3 de los 4, y no es Diabetes Mellitus.

– También hay niños que beben mucho, orinan mucho y comen mucho (bulimia-potomanía). Pero no suelen perder peso, sino ganarlo en exceso.

– Hay también niños que orinan con mucha frecuencia, pero lo hacen en cantidades muy pequeñas. En este caso la causa sueles ser que se trate de niños nerviosos, vejiga hiperactiva o infecciones más o menos intensas de la vía urinaria.

Por tanto para sospechar Diabetes Mellitus, los cuatro síntomas a la vez.

Diagnóstico de la Diabetes Mellitus

Se diagnostica mediante analíticas:

Nivel de azúcar en sangre: El valor de glucosa en sangre con el que se considera que un niño tiene Diabetes Mellitus ha ido cambiando con el tiempo y no os lo voy a dar para que el diagnóstico se haga como debe ser por un profesional. La razón es que hay situaciones en las que podemos ver niveles de glucosa elevados sin que sea una Diabetes Mellitus. Los más frecuentes, en vómitos persistentes o en situaciones graves de estress (por ejemplo en infecciones graves, accidentes o quemaduras extensas). Pero además cuando se diagnostica una Diabetes Mellitus el tratamiento debe iniciarse en un hospital hasta que nos aseguramos de que los padres están preparados para seguir el tratamiento adecuadamente en su casa.

Nivel de azúcar en orina: La detección de azúcar en orina es prácticamente diagnóstico claro de Diabetes Mellitus. Pero me remito a lo dicho en el punto inferior. Debe confirmarse siempre y empezar a tratarse en un hospital.

Nivel de Insulina en sangre: Es lo que nos diferencia la Diabetes tipo 1 de la tipo 2. En la primera el nivel de Insulina es muy bajo o indetectable. Mientras que en la tipo 2 el nivel de insulina es normal o incluso alto, pero no hace efecto.

Evolución de peso: En la Diabetes Mellitus tipo 1 vemos una pérdida de peso desde que aparece hasta que se controla. Mientras que en la Diabetes Mellitus tipo 2 ha habido una ganancia de peso importante antes de la aparición de la enfermedad.

Tratamiento de la Diabetes Mellitus Infantil

En la Diabetes Mellitus tipo 1

Insulina

Dado que la Diabetes Mellitus tipo 1 significa que el niño no produce insulina, debemos dársela. Se administra por inyecciones bajo la piel. Pero también puede hacerse con bombas de infusión.

No me extenderé demasiado en esto porque sería tema para un artículo completo. Pero ningún niño diabético tipo 1 debe ser dado de alta de un hospital sin que los padres controlen adecuadamente la administración y modificación de dosis de insulina de su hijo.

Dieta

Evidentemente como estos niños no regulan bien sus cifras de azúcar en sangre, es recomendable que la dieta elimine alimentos ricos en azúcar de fácil absorción y que tomen alimentos con azúcares de absorción más lenta y más estable.

Es decir: Eliminar azúcar como tal (alimentos industriales, salsas tipo ketchup y todo tipo de bebidas diferentes al agua) y aumentar la cantidad de fibra en la dieta (frutas, verduras, legumbres y cereales integrales).

Ejercicio

Es importante realizar ejercicio en los diabéticos, porque la ausencia de ejercicio favorece en estos niños la pérdida de masa muscular que se va consumiendo cuando el cuerpo necesita otros recursos de los que obtener energía.

Regularidad

Controlar el azúcar sin tener ascensos importantes pero tampoco hipoglucemias (bajadas, que son más peligrosas aún que las subidas) es algo complicado. Pero casi imposible si la dieta y el ejercicio físico tienen altibajos importantes. Y conseguir esa regularidad en niños y más aún en adolescentes es muy complicado. Pero esencial para la evolución a largo plazo.

En la Diabetes Mellitus tipo 2

Insulina o Hipoglucemiantes

En la diabetes mellitus tipo 2 lo que tenemos en una pérdida de sensibilidad a la insulina. Se puede tratar administrando dosis mayores de insulina, pero habitualmente no es útil a medio plazo. Lo que se usa son otros medicamentos que actúa reduciendo la cantidad de azúcar en sangre por otras vías. Suele empezar a tratarse en casa. No es necesario el ingreso hospitalario en la mayoría de los casos.

Los demás elementos del tratamiento son similares a la forma de actuar en la diabetes tipo 1.

Disminución de peso

Es lo más importante en la diabetes mellitus tipo 2. Lo recomendable es aplicar una estrategia estable guiada y seguida por un nutricionista.

Control de complicaciones en Diabetes Mellitus

Ser diabético significa que el exceso de azúcar daña los vasos sanguíneos de quien lo padece cuando el azúcar se mantiene en cifras altas. Por eso es importante el control adecuado.

Cuanto peor se controla el azúcar y más alta es de forma mantenida más fácil es que los capilares se dañen y acabe afectando a distintos órganos. Los más sensibles son 3:

Ojos: Al dañar los capilares de la retina, aparece lo que llamamos retinopatía diabética, que puede acabar en ceguera.

Riñones: Al dañar los vasos de los riñones puede producir insuficiencia renal. Muchos diabéticos acaban precisando diálisis.

Piel de los pies: Al dañar el riego de sangre de la piel, especialmente en los pies pueden aparecer úlceras en la piel que se infectan con facilidad y si no se tratan adecuadamente pueden acabar en amputaciones (cortando trozos de carne muerta, primero los dedos, a veces después porciones completas de los pies).

No enumero estas complicaciones para ser sensacionalista. Ser diabético tipo 1 es una faena. Para los padres de un niño pequeño es una de las peores noticias que pueden recibir, porque significa que su hijo va a tener toda su vida problemas de salud y va a tener que ser cuidado de forma especial. Lo contrario pasará una factura muy dura en secuelas y pérdida de esperanza de vida.

Pero hoy en día disponemos de más herramientas que nunca para que eso pueda reducirse si lo hacemos bien. Y seguimos avanzando de forma constante. Lo que pasa es que a veces entender esto se transforma en una carga de responsabilidad difícil de soportar.

Por eso os recomiendo que si vuestro hijo es diagnosticado de Diabetes Mellitus tengáis en cuenta dos recursos esenciales:

Apoyo Psicológico. Para vosotros y cuando llegue su momento para vuestro hijo. Convivir con esta enfermedad puede ser duro y puede generar ansiedad o depresión. La solución no es recurrir a medicamentos que te hacen depender de ellos, sino desarrollar las actitudes y habilidades necesarias para tener una vida plena a pesar de la Diabetes Mellitus.

Asociaciones de Diabéticos. Conocer a otros padres que están pasando por esta situación y recibir apoyo, comprensión y consejos por su parte (y darlos) es esencial para convivir con esta enfermedad.

Por último. Si tu hijo es diagnosticado de Diabetes Mellitus, es sin duda algo que todos preferiríamos que no hubiese ocurrido. Pero si es la realidad que ha tocado afrontar, hazlo con buen ánimo. Es un reto, pero va a fortalecer tu papel como padre o madre. Serlo con responsabilidad nunca es fácil. Esto es un matiz que debe serviros de impulso para afrontar la paternidad con más dificultades, pero también de forma más vital.

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El azúcar en la alimentación infantil

El azúcar en la alimentación infantil.

La introducción de azúcar en la alimentación infantil es origen de muchos problemas. Debería prohibirse, pero mientras no lo hagan evítala por su salud.

Si tengo que nombrar a un experto en este tema que me haya influido es alguien que no era médico: Michel Montignac

Su aportación principal fue enfocar el problema del síndrome metabólico (obesidad, exceso de grasa y azúcar en sangre) con el índice glucémico en lugar del recuento de calorías.

Cuando se entiende esta idea se aprecia hasta qué punto el azúcar añadida en nuestra alimentación es la clave para entender muchos problemas. Y porqué es tan importante evitarla en la alimentación infantil.

El índice glucémico frente a las calorías

Todos los alimentos tienen una composición compleja. Prácticamente todos contienen de forma natural azúcar. Cada alimento cuando lo comemos produce una elevación de azúcar en sangre. Lo que mide el índice glucémico es cuánto sube el azúcar en sangre tras tomar una cantidad fija de cada alimento.

Este índice puede cambiar dependiendo de la forma en la que el alimento esté cocinado, de forma que no es igual comer zanahoria cruda que hacerlo con zanahoria cocida. Cocida subirá mucho más el azúcar que cuando está cruda, porque cocida las formas complejas de azúcar se simplifican haciéndose más fáciles de digerir y absorber.

La teoría imperante sobre dietética en las últimas décadas fue la del recuento de calorías:

  • Los hidratos de carbono producen 4 calorías por gramo.
  • Las proteínas 4 calorías por gramo.
  • Las grasas 9 calorías por gramo.

Eso hace que cuando nos basamos en las calorías para el control del peso el producto a evitar sean claramente las grasas.

Pero un kilo de zanahorias cocidas tiene las mismas calorías que un kilo de zanahoria cruda…

Michel Montignac defendía (murió en 2010) que la cuestión no es el recuento de calorías. Es algo levemente más complejo, pero aún así fácil de entender:

Si pensamos por ejemplo en la alimentación que existía hace 50 años nos daremos cuenta de que el consumo de grasas era mayor que ahora. Lo que hacía que en recuento de calorías la dieta fuera más potencial generadora de obesidad que en este momento. Pero sin embargo en la actualidad hay mucha más obesidad. Esto se debe a que la capacidad del cuerpo de absorber grasas es más limitada que la de absorber azúcar y almacenarla en forma de grasa.

Niveles de azúcar importantes en sangre

Cada persona tiene dos niveles de azúcar en sangre que son importantes:

  • Hay un nivel por debajo del cual si baja el azúcar sentimos hambre. Todos, hasta los niños «que no comen», sentimos hambre cuando ese nivel es traspasado. Cuando ocurre buscamos comida y tenemos tendencia a buscar alimentos ricos en azúcar para corregir el desequilibrio.
  • Hay otro nivel por encima del cual nuestro cuerpo interpreta que sobra azúcar y libera insulina, una hormona que hace que el azúcar se introduzca en las células, especialmente, cuando sobra, lo hace en las células del tejido adiposo (el tejido graso de nuestro cuerpo). Cuando más rápida y elevada es la subida de azúcar más insulina se libera y más se almacena ese azúcar transformada en grasa en nuestro cuerpo. En las personas con sobrepeso el origen de la grasa que acumula procede en mucha mayor medida del azúcar que el propio cuerpo ha transformado en grasa que de la grasa absorbida de la dieta.

Otro efecto importante del azúcar. La saciedad

Cuando el nivel de azúcar es bajo en sangre hay zonas de nuestro cerebro que desencadenan la reacción que llamamos hambre. Cuando esas zonas captan azúcar suficiente, desaparece el hambre.

Es importante entender esto para comprender dos efectos frecuentes:

  • Comer rápido engorda. Cuando uno come lentamente, da tiempo a que se vayan absorbiendo azúcares que al alcanzar el nivel adecuado desencadenan la saciedad. Ya no tenemos más hambre. Pero si comemos muy rápido la cantidad que nos da tiempo a tomar antes de haber permitido que se absorban los primeros azúcares es mayor. Y como hemos dicho antes si los azúcares se absorben lentamente el nivel alcanzado es menos alto y se libera menos insulina. Si comemos rápido la misma cantidad de azúcar hace un pico más elevado que estimula una mayor secreción de insulina.
  • Los edulcorantes no son la solución. Hay estudios que muestran que la gente que come con productos light (bebidas light por ejemplo) come más que cuando no lo hace. Al parecer los edulcorantes tienen la capacidad de unirse a las zonas del cerebro que controlan la saciedad, dificultando que lo haga el azúcar, pero no siendo capaces de desencadenar la reacción de que el hambre ha cedido. Eso hace que la cantidad de azúcares que uno acaba comiendo para acabar sintiéndose saciado es mayor si hay edulcorantes en la comida.

¿Qué ocurre cuando comemos azúcar?

Ya he dicho que todos los alimentos contienen azúcares. Y lo que diferencia unos de otros es la facilidad que el cuerpo tiene de absorberlos en mayor o menor proporción, más rápida o más lentamente.

Cuando el nivel de azúcar en mi sangre es bajo, algunas zonas de mi cerebro que controlan este nivel desencadenan una reacción que llamamos hambre.

Empiezo a buscar alimentos ricos en azúcar que corrijan la falta.

Si tomo alimentos ricos en azúcar y pobres en fibra

El azúcar se absorberá rápidamente. Pero lo hará cuando el alimento llegue al intestino, en lo que tardará un rato. Si cómo muy rápido, la cantidad de alimento que he tomado hasta que empiece a subir el azúcar será mayor.

Una absorción rápida de azúcar abundante subirá por encima del nivel en el que mi cuerpo interpreta que sobra, produciendo dos efectos:

Saciedad: Se me quita el hambre. Pero como he dicho será más difícil alcanzar este nivel si he tomado edulcorantes, no lo olvides. Cuando las zonas del cerebro que controlan el hambre y la saciedad reciben cantidad suficiente de azúcar nos «premian» liberando endorfinas (que producen una  sensación placentera).

Secreción de insulina: Cuando más rápido sube el azúcar y más alto llega mayor es la secreción de insulina. Todas las células del cuerpo absorberán parte de ese azúcar, pero sobre todo lo harán las células capaces de transformar ese exceso de azúcar en grasa para almacernarla. Si la subida ha sido muy intensa, la alta dosis de insulina segregada para corregirla hará que baje rápidamente. Hasta el punto de volver a situar el azúcar en sangre por debajo del nivel en el que volvemos a tener hambre.

Este proceso puede durar menos de 2 horas, volviendo a buscar alimentos ricos en azúcar.

Las personas con sobrepeso:

– Sienten hambre con más frecuencia porque este proceso se repite una y otra vez, con lo que comen más y ganan más peso.

– Liberan cantidades mucho mayores de insulina lo que hace que con el tiempo la sensibilidad de las células del cuerpo a su acción vaya siendo menor (es lo que llamamos diabetes tipo 2).

– Producen en su cuerpo cantidades mayores de grasa para almacenar ese exceso de azúcares, haciendo que suban los triglicéridos y el colesterol.

– El sobrepeso reduce la movilidad de estas personas volviéndolas más sedentarias y reduciendo el consumo de azúcar y grasas de almacenamiento.

– El exceso de grasa ayuda a conservar el calor corporal lo que reduce la cantidad de energía necesaria para mantener la temperatura del cuerpo.

– Su aspecto es socialmente rechazado lo que les lleva a tener una vida menos activa en relaciones y a sufrir ansiedad y depresión. Las endorfinas producidas cuando sube el azúcar en sangre alivian tanto la depresión como la ansiedad momentáneamente. Lo que lleva a las personas con problemas psicológicos asociados al sobrepeso a consumir más alimentos ricos en azúcar. Tener cifras de endorfinas altas en sangre con frecuencia hace que respondamos cada vez menos a ellas, no disfrutando de las pequeñas liberaciones de endorfinas que producen otras conductas distintas a la comida.

Todo esto junto es lo que llamamos Síndrome Metabólico. El mayor problema de salud crónico de los países desarrollados.

Y si tomo alimentos pobres en azúcar o ricos en fibra

La fibra dificulta la absorción de azúcares. La fibra en realidad es también azúcar. Pero son azúcares unidos en una estructura tan compleja que al cuerpo le cuesta horas digerirla. Y sólo lo consigue en parte.

Cuando tomamos alimentos compuestos de azúcares complejos (fibra como la de las legumbres, la fruta, las verduras o los cereales integrales que además no están demasiado cocidos) el azúcar sube, pero lo hace lentamente y de forma mantenida durante horas.

Eso hace que alcancemos el nivel en el que hay azúcar suficiente para que no tengamos hambre. Pero ese nivel estimula una secreción de insulina mucho más leve.

El resultado es que:

– Se liberan endorfinas en una dosis menor. Nos sentimos bien, pero estos alimentos no tienen la capacidad de aliviar depresión o ansiedad de los alimentos ricos en azúcar puro. En contrapartida, también ocurre que como los niveles de endorfinas a los que se acostumbra el cuerpo son menores, cualquier liberación más leve es más apreciada por el organismo. Con lo que en realidad acabamos sintiéndonos mejor y apreciando más otros placeres de la vida distintos a comer. Y eso nos impulsa a realizar otras actividades generadoras de endorfinas, como la afectividad, el deporte, la realización personal…

– Pasamos más horas sin hambre, lo que hace que comamos menos y por tanto no ganemos peso.

– La secreción de insulina al ser menor produce una absorción más equilibrada del azúcar por todas las células del organismo y menor por las que acumulan el exceso en forma de grasa.

– Al no tener exceso de grasas de almacenamiento, colesterol y triglicéridos bajan.

Por tanto está claro que para evitar el síndrome metabólico la clave no es la reducción de grasas en la alimentación sino:

– La reducción drástica de azúcares de fácil absorción.

– El aumento de fibra (azúcares de difícil absorción) en la dieta.

– Estimular la realización de actividades generadoras de endorfinas distintas a comer: Deporte, afectividad, realización personal…

Este esquema aplicado a niños

Todo lo explicado hasta aquí es igual independientemente de la edad. Pero ahora voy a centrarme en niños y porqué en ellos es especialmente importante entender esto.

Programación metabólica y de conductas

Para que se entienda, yo suelo decir que un niño es un ordenador con muy poca programación de base. Es como si tuviese el sistema operativo, pero depende de los programas que le carguemos después funcionará de un modo u otro.

En los primeros años de vida se programan cinco aspectos que son esenciales y van a seguir ahí el resto de la vida:

– Metabolismo.

– Conductas relacionadas con la alimentación.

– Conductas relacionadas con la afectividad.

– Conductas relacionadas con el sueño.

– Inmunidad.

Todos son modificables en mayor o menor medida en etapas posteriores, pero en su mayoría no reversibles del todo. Cuanto antes se establece una forma concreta de funcionamiento en uno de esos aspectos y más tiempo persiste, más difícil es de cambiar.

Todo lo hablado antes respecto al síndrome metabólico en niños lleva a que una dieta rica en azúcar:

– Produzca un sobrepeso ya desde la infancia.

– Una alteración del esquema corporal que lleva a ser rechazado por los demás y a rechazarse a sí mismo. Con una menor autoestima y la tendencia a realizar menos actividades productoras de endorfinas alternativas a la comida.

– Un tejido graso sobre-dimensionado que almacena azúcar con más facilidad en forma de grasa.

– Un exceso de secreción de insulina que hace que el organismo se vuelva cada vez menos sensible a su efecto (diabetes tipo 2). Cada vez tenemos mayor número de niños con este tipo de diabetes.

– Un exceso en grasas de almacenamiento que empiezan a acumularse precozmente en sitios donde dan problemas como las arterias o el hígado.

– Tomar productos azucarados distorsiona la dieta infantil, ya que al sentirse saciados rechazan tomar otros alimentos que les resultan menos atractivos, teniendo dietas con cada vez más azúcares y menos fibra.

Reflexión final ¿Prohibición del azúcar en alimentación infantil?

El síndrome metabólico es la enfermedad crónica más frecuente en los países «desarrollados».

El consumo de alcohol y tabaco está prohibido a los niños, porque sabemos que tiene un efecto adictivo y que genera un daño claro para la salud. No podemos controlar el hecho de que alguien privadamente dé alcohol a un niño o fume en su presencia (por tanto ellos fuman). Pero lo que sí hace el Estado es impedir con leyes que haya quien se lucre con ello.

Pues el consumo de azúcar es adictivo y genera problemas de salud claros. No podemos evitar que los padres den alimentos enriquecidos en azúcar a sus hijos. Pero desde luego lo que el Estado sí debería hacer es prohibir la comercialización (y no hablemos de la publicidad en horario infantil) de productos enriquecidos en azúcar dirigidos a niños.

Yo cada vez que veo un anuncio de una bebida azucarada para niños es como si viese un anuncio de tabaco dirigido a ellos: En horario infantil, con un personaje especialmente pensado para resultarles atractivo, con regalos que incentivan su consumo y con una sustancia adictiva en su composición que hace que tienda a tomarse de forma irracional.

¿Qué pensarías si vieses un anuncio similar pero en el que estimulasen a tu hijo a fumar o beber destilados?

Esto no es ninguna exageración.

Hace unos años la OMS publicó un estudio en el que se mostraba que el consumo de una bebida azucarada al día en niños de 10 años podía generar 7 kg de sobrepeso al año. ¿Y sabéis que echan la mayoría de las madres a sus hijos para que tomen en la merienda del colegio como bebida? Zumos, batidos, bebidas para deportistas, yogur líquido… Todos son productos azucarados.

Si en algún momento se decide hacer una legislación que regule esto es importante que no se simplifique a azúcar (sacarosa) y tengamos claro que hay formas camufladas de añadir azúcares a los alimentos (para volverlos más dulces, no es que se pretenda dar azúcar porque sí), como añadir extractos de alimentos ricos en ella (extracto de piña, uva, manzana….) o calentarlos para fraccionar los azúcares complejos y liberar los más simples.

Estos trucos llegan a usarse incluso en alimentación para bebés.

Lo que debería restringirse en alimentos destinados a niños es:

  1. La cantidad total de azúcares en forma de disacáridos y monosacáridos (azúcares simples). De modo que no pueda tener un índice glucémico superior al alimento natural del que proviene.

  2. La presencia de edulcorantes.

Mientras esto no se legisle, si eres padre o madre y has llegado a leer hasta aquí, mi consejo es que no compres estos productos.

Que cuando hagas la compra mires la composición de lo que compras y prescindas de todos aquellos alimentos enriquecidos en azúcar.

Los más frecuentes son:

Zumos, batidos, yogur líquido, bebidas para deportistas, lácteos azucarados, repostería, pastelería, bollería, salsas tipo Ketchup, salsas para ensaladas, pan de molde…

Y que si tu hijo empieza a tener problemas de sobrepeso:

  1. Elimines totalmente estos alimentos de su dieta. No los compres.
  2. Añadas la mayor cantidad posible de fibra a su dieta: Fruta (no zumo, a bocados), verdura cruda (no cocida, especialmente evita arroz, zanahoria y patata cocida), cereales integrales, legumbres.

Me alegraría mucho que alguien con la capacidad política para promover una ley así leyese esto.

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Azúcar baja en niños y bebés

Azúcar baja en niños y bebés

Hay distintas situaciones en las que un niño puede tener el azúcar baja. Las principales diferencias se establecen según su edad. Algunas pueden ser graves.

Nuestro cuerpo consume energía para funcionar. Y la fuente básica que usan nuestras células para obtenerla es la glucosa. Es como nuestra gasolina.

En realidad estamos preparados para usar otras fuentes de energía alternativas, como las grasas, las proteínas o los cuerpos cetónicos. Pero hay algunos de nuestros órganos que son más selectivos. El principal de ellos es el cerebro, que consume casi en exclusiva glucosa.

Eso hace que cuando no hay cantidad suficiente de glucosa en la sangre los primero síntomas que aparecen suelen afectar al funcionamiento del cerebro. El primer síntoma que aparece es el hambre.

Las situaciones que llevan al azúcar baja y la forma en la que se manifiesta depende de la edad. Podemos hablar de dos grupos esenciales: Los recién nacidos y los escolares.

Azúcar baja en recién nacidos

Cuando un bebé nace, ha estado durante meses recibiendo de forma constante azúcar a través de la placenta. Eso hace que no necesite almacenarla para períodos prolongados de ayuno.

Pero tras salir del útero empieza a alimentarse en las tomas. Al principio suelen ser tomas muy frecuentes de pequeña cantidad. Es lo más parecido a ese paso constante que tenía durante el embarazo.

Aún así aparecen intervalos en los que el bebé no recibe nuevos aportes y el azúcar tiene subidas y bajadas a lo largo del día. Suele subir tras la toma alcanzando un máximo entre la hora y dos horas después de comer y a partir de ahí empieza a bajar.

Lo normal es que la bajada de azúcar desencadene el hambre. El bebé se active, empiece a mostras incomodidad y se le dé una nueva toma.

Pero en ocasiones, algunos bebés tienen bajadas muy rápidas y pasan a una situación en la que están más dormidos. Cuesta despertarles para que coman y eso hace que el azúcar baje aún más. Si la situación se prolonga pueden aparecer otros síntomas de mal funcionamiento del cerebro. El más llamativo son las convulsiones.

Os añado el enlace a un vídeo en el que puede verse una. Si os fijáis el bebé hace sacudidas con la pierna izquierda. Y coincidiendo con eso la concentración de Oxígeno (que mide el aparato con la pantalla) baja. Cuando cede la convulsión la concentración de Oxígeno sube de nuevo.

El azúcar baja en bebés es más frecuente en recién nacidos:

Con peso elevado. Es frecuente que los hijos de madre diabética lo sean. Son bebés que han recibido mucha azúcar durante el embarazo y como consecuencia han crecido más de lo normal y la consumen con facilidad. En estos bebés es fácil que durante los primeros días se queden con una falta de alimentación que favorezca la bajada de azúcar. Se les suelen hacer controles de azúcar las primeras horas para comprobar que la controlan bien y es recomendable darles de comer con mucha frecuencia.

Con bajo peso. También los niños que nacen con un peso muy bajo tienen facilidad para tener el azúcar baja. En este caso disponen de muy pocas reservas de energía y al tener una menor capa de grasa en la piel necesitan gastar más para mantener su temperatura que un bebé de peso normal. Igual que en los más grandes lo recomendable es controla el nivel de azúcar y alimentarlos con frecuencia.

Habitualmente en torno a las dos semanas de vida los bebés han ido acumulando azúcar en el hígado. De forma que cuando baja tienen reservas a las que recurrir y las bajadas de azúcar se hacen menos frecuentes.

El niño mayor con bajadas de azúcar

Las bajadas de azúcar son menos frecuentes entre las dos semanas y los 6-7 años. Habitualmente con esta edad los niños se alimentan de forma regular y sus mecanismos de regulación del azúcar suelen funcionar bien.

Pero cuando empiezan a dar el «estirón», unos antes y otros después y especialmente cuando los niños empiezan a definir su conducta alimentaria, es frecuente que reaparezcan.

El caso típico de azúcar baja en niños sanos es el preadolescente que no desayuna bien y se marea en el colegio.

Suele ser un niño o niña que está creciendo rápidamente y que suele desayunar poco o nada. Con las prisas para llegar al colegio muchas veces sale de casa casi en ayunas. Y en el colegio su cerebro consume azúcar a un ritmo superior al habitual. Como la merienda de media mañana llega tras horas de clase, es frecuente que acudan a urgencias por un mareo antes del recreo.

La solución es evidente: Debe desayunar.

En algunos casos los padres dicen que el niño en realidad sí desayuna y que además lo ha hecho con alimentos ricos en azúcar. Ese es a veces el problema. Cuando tomamos alimentos ricos en azúcar sin fibra la absorción es muy rápida. Tanto que el cuerpo libera insulina para bajarla y a veces la bajada viene como respuesta al subidón de azúcar previo.

Para evitarlo lo que debe tomar son alimentos ricos en azúcar CON FIBRA. Es decir, Fruta (no zumos en los que eliminamos la fibra) y cereales integrales (con su fibra). La fibra hace que la absorción de azúcar sea lenta y mantenida, consiguiendo niveles adecuados de azúcar en sangre durante las horas necesarias hasta la merienda de media mañana.

Azúcar baja por alteraciones en la insulina

Hasta ahora hemos hablado de situaciones en las que el azúcar baja en niños sanos. Pero hay casos en los que la bajada corresponde a un problema en las regulaciones de nuestro cuerpo. La hormona principal encargada de regular esto es la insulina (también los corticoides influyen y algunas otras).

Lo más conocido en este tema es la diabetes. Consiste en un aumento de la glucosa en sangre porque la cantidad de insulina que produce el cuerpo es escasa (tipo I) o porque no tiene suficiente efecto (tipo II).

Los diabéticos necesitan medicamentos o insulina externa que les ayuden a regular el azúcar. Pero a veces, si se come mal, se consume mucha más azúcar de lo habitual (ejercicio, fiebre…) o nos pasamos con la dosis de medicación, el azúcar puede bajar.

Cuando pensamos en diabetes solemos centrarnos en los efectos perjudiciales de tener el azúcar alta. Pero sus problemas suelen ser más a largo plazo. Tiene que subir mucho para dar problemas agudos. Es la cetoacidosis diabética, que suele verse sólo cuando la diagnosticamos.

En el diabético diagnosticado y con tratamiento la situación de emergencia más frecuente no es una nueva cetoacidosis por exceso de azúcar. Lo más habitual que lleva a urgencias a un diabético es el azúcar baja. Como en los bebés puede llegar a provocar convulsiones.

Otra situación mucho menos frecuente que la diabetes es el Hiperinsulinismo. Es una situación en la que el cuerpo produce demasiada insulina haciendo que el niño tolere muy mal el ayuno. Genera mareos o convulsiones muy repetitivas. Debe ser siempre estudiado en niños que a pesar de tener una dieta adecuada tienen bajadas de azúcar frecuentes.

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La Obesidad: Prevención y Tratamiento

Hoy os presento a una amiga pediatra. Y lo hago a través de una colaboración suya en esta web. Ella ha escogido el tema, en primer lugar porque le gusta, y segundo, porque es, posiblemente, uno de los problemas de salud infantil más importantes en la actualidad: La Obesidad

Blanca Santos Ruiz nació en Valencia en 1978, aunque su familia se trasladó muy pronto a Granada donde creció y cursó sus estudios.
Estudió Medicina y Cirugía en la Universidad de Granada y la especialidad de Pediatría en el Hospital San Cecilio de Granada.
Desde entonces ha trabajado como pediatra en hospitales y, actualmente, en atención primaria.

Con cierta frecuencia llegan a mi consulta padres porque sus hijos tienen problemas de sobre-peso. Muchos de ellos me piden “una dieta”, una analítica (por si es un problema hormonal) o incluso una derivación a Endocrinología Infantil. Aunque es cierto que algunos de estos niños tienen un problema endocrino que justifica una atención especializada y una dieta restrictiva, en la mayor parte de las ocasiones unas simples pautas de vida saludable pueden solucionar el problema. Quiero puntualizar la diferencia entre poner un niño a dieta (creo que todos los que hemos estado alguna vez a dieta sabemos lo difícil que es mantenerla) y enseñar a toda la familia a llevar un estilo de vida más saludable que beneficia a todos (tanto al niño con problema de sobre-peso como a su hermano que está “hecho un fideo” y a sus padres).

Según los libros, se necesitan tres semanas para que una conducta nueva se convierta en un hábito, por lo que los cambios en el estilo de vida deben ser graduales y no debemos pretender cambiarlo todo a la vez, ni que el niño empiece a perder peso enseguida. De hecho, el peso no es lo más importante: aunque no se perdiera ni un gramo, simplemente el hecho de no engordar más hará que el niño adelgace a medida que crece.

Las pautas que yo doy a mis pacientes son:

1.- Limitar el ocio pasivo a menos de dos horas diarias: el ocio pasivo incluye televisión, ordenadores, vídeo-consolas y todas las demás pantallas, pero también la lectura, juegos de mesa, etc (aunque sea raro encontrar un niño que se pase más de dos horas diarias leyendo).

2.- Un desayuno completo: lácteo, cereales y una pieza de fruta.

3.- Tres piezas de fruta al día.

4.- Dos raciones de verdura al día (si puede ser, en forma de ensalada antes de la comida y la cena).

5.- Limitar las chucherías, fritos, salsas y embutidos.

6.- Implicar al niño en la compra y  preparación de las comidas.

7.- Evitar los zumos y refrescos. Si tiene sed, el niño debería beber sólo agua.

Realizando simplemente uno de estos cambios a la semana se puede conseguir que el niño se acostumbre a comer de una forma más equilibrada sin que suponga tener que ponerse a dieta.
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Enuresis nocturna primaria

Concepto de enuresis nocturna primaria: Niño que ha cumplido los 5 años y no ha llegado a controlar la orina mientras duerme.

Enuresis: Incapacidad para controlar la orina.

Nocturna: Durante el día no tiene problema para controlarla.

No tiene molestias al orinar.

Orina dormido casi todas las noches.

Primaria: Nunca ha llegado a controlarla.

Causa de la enuresis nocturna primaria:

La hormona que regula la cantidad de orina que se filtra es la vasopresina o ADH.

En el desarrollo hay dos pasos biológicos imprescindibles para que un niño no orine mientras duerme:

  • Tiene que tener receptores para la ADH.
  • Tiene que producir una dosis alta de ADH al dormirse.

Hay niños que no realizan esos pasos hasta los 10-15 años de forma espontánea. Con lo que pueden seguir sin controlar la orina de noche hasta esa edad. Suelen ser además niños con el sueño profundo, por lo que por mucho que se les insista no se enteran de noche.

Motivo para tratar la enuresis nocturna primaria:

La autoestima.

Aunque sea normal que algunos niños no controlen la orina de noche hasta bastante mayores, las expectativas sociales hacen que el niño acabe tomando conciencia de que los demás ven como extraño y no aprueban que se orine mientras duerme. Se recomienda empezar el tratamiento por encima de los 5 años y antes de que tome conciencia del problema. De hecho en niños que no se tratan o se intenta “educarlos” para que controlen, sólo se consigue machacar su autoestima. Hasta el punto de que no es raro asociar antidepresivos al tratamiento de la enuresis.

Tratamiento de la enuresis nocturna primaria:

Dar una dosis nocturna de ADH (Minurín® bucodispersable) hasta que el niño la produzca por sí solo.

Forma de administración:

Lo primero a tener en cuenta y que muchas veces se olvida es si el niño tiene ya receptores para la ADH o no.

No tener ésto en cuenta provoca muchos supuestos fracasos del tratamiento.

Yo recomiendo que durante 7 días hay que poner el pañal al niño por la noche y pesarlo a la mañana siguiente, anotando los pesos cada día.

Durante esas noches debemos indicar al niño que haga la misma rutina que después le indicaremos con el tratamiento. Solo que sin dárselo.

La rutina sin tratamiento

Una hora antes de acostarse ya no se puede beber nada.

Justo antes de acostarse hay que orinar.

Cuando tengamos los datos de pesada de los pañales esos 7 días, empezamos el tratamiento y seguimos poniéndole el pañal y pesándolo a la mañana siguiente durante 7 días más.

La rutina con tratamiento

Una hora antes de acostarse le damos 2 comprimidos juntos de Minurín.

Desde ese momento ya no puede beber nada.

Justo antes de acostarse hay que orinar.

Si el peso de los pañales al dar el tratamiento no tiene un claro descenso (al menos la mitad) que antes de empezar el tratamiento asumimos que aún no tiene receptores suficientes para que sea efectivo, con lo que se suprime para intentarlo de nuevo 6 meses después, o antes si apreciamos que espontáneamente los pañales empiezan a pesar menos.Durante ese tiempo ponemos al niño el pañal durante la noche y no le damos la más mínima importancia al tema.

Si el peso se reduce a menos de la mitad que antes, mantenemos el tratamiento anotando en un calendario los días que el pañal está seco por la mañana.

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de dos a una y media).

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de una y media a una).

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de una a media).

Si pasan 15 días sin mojar el pañal, reducimos el tratamiento en media pastilla (pasamos de media a cero, hemos acabado).

En cualquiera de estos pasos si tras llevar menos de 15 días se orina hay que empezar a contar de nuevo (aunque llevara 14). No bajéis la dosis hasta que haga los 15 días consecutivos sin mojar.

Hay niños que siguen orinándose una vez cada menos de 15 días durante un tiempo muy prolongado lo que establece una dosis desde la que no podemos bajar en bastante tiempo.

Conseguimos con ello reducir al mínimo el problema que para el niño supone la enuresis.

Además si por ejemplo hemos llegado a una dosis de media pastilla de la que por ahora no podemos bajar, si una noche el niño quiere quedarse a dormir en casa de un amigo sin pañal, se le puede dar puntualmente dos comprimidos completos.

Tratamientos que no funcionan:

Desde que existe este problema (desde siempre) se han intentado distintas soluciones.

Una de ellas que algunos siguen usando aún son las terapias psicológicas. Y mira que me gusta a mí la psicología.

Con todo el respeto: En la ENURESIS NOCTURNA PRIMARIA no sirven.

Es como pretender que un diabético controle su nivel de azúcar en sangre con psicoterapia.

Le falta una hormona necesaria para hacerlo y no lo va a hacer, por mucho que el niño lo intente, poniéndole alarmas, premiándolo ni castigándolo…

Le falta una hormona.

Hay que darle la hormona igual que al diabético le ponemos la insulina.

La diferencia es que el tratamiento en este caso es transitorio porque acabará produciéndola (salvo algún caso raro -diabetes insípida-).

Las terapias psicológicas en este caso son incluso contraproducentes porque hacen pensar al niño y a la familia que el niño podría controlarlo si quisiera (lo que no es cierto) y al fracasar daña su autoestima.

Influencia de las estaciones en la enuresis nocturna primaria:

El pico de hormona antidiurética se produce cuando vamos a dormir. Eso quiere decir que es la Melatonina (una sustancia que regula el ciclo día noche guiándose por la luz ambiental) la que controla esa liberación.

Como durante la época del año en la que los días son más largos y la luz solar más intensa la Melatonina define mejor su ciclo, el pico de hormona antidiurética es más potente en esta estación. Y lo es menos cuando los días son más cortos y con más frecuencia está nublado y por tanto con menos luz.

El resultado es algo que llama la atención de muchos padres, y es que un niño que ha controlado por primera vez la orina durante el verano, pueda volver a no controlarla durante el siguiente invierno. Lo habitual es que cuando llegue de nuevo el buen tiempo empiece a controlar la orina durante la noche y sea ya de forma definitiva.

Por eso mismo, es más fácil que el tratamiento resulte efectivo, cuando empezamos a aplicarlo en primavera, que si lo hacemos en otoño.

Otra cosa son las enuresis secundarias:

Niños que controlaban perfectamente y pasan a no controlar durante la noche (y no es como decimos con el cambio de estación) En esos casos la gran mayoría tienen un origen y un tratamiento psicológico.

Aunque hay algunas causas no psicológicas que también pueden explicarlo, especialmente la vejiga hiperactiva.

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Obesidad en niños que ya cogen la comida

Guía para tratar la obesidad en niños que ya eligen lo que comen.

Normas claras para tratar la Obesidad en niños que ya cogen la comida o adultos: La forma más complicada de tratar de Obesidad

Cuando ya están en edad de coger ellos mismos la comida, se necesita en primer lugar contar con su interés en corregir la situación. Si no se consigue es labor poco menos que imposible.

Suelen ser adolescentes o preadolescentes, edad en la que empieza a importarles su aspecto por la influencia que tiene en las relaciones con los demás.

En esta edad se inician muchas alteraciones psicológicas relacionadas con el cuerpo y la alimentación, como la bulimia o la anorexia.

Ayudarles a corregir su obesidad es la mejor forma de prevenir esas alteraciones:

  • En primer lugar hay que explicar al adolescente que si tiene más peso del normal es porque tiene unos hábitos que no son los adecuados y que es posible cambiarlos.
  • Además debe tener claro que la razón para corregir su obesidad no es que por tener un aspecto físico u otro sea mejor o peor como persona. Ni debe rechazar a otros por ser obesos ni debe rechazarse a sí mismo. «Si quieres tener otro aspecto, debe ser porque te permitirá vivir mejor, más sano y sin limitarte lo que podrás o no podrás hacer por ti mismo».
  • Otra cosa fundamental es descartar desde el principio las “dietas”. Cualquier obeso de más de 30 años al que se pregunte, afirmará haber hecho una lista interminable de dietas sin ningún resultado. El fallo de raíz de cualquier dieta es estar basada en un régimen fijo que nadie es capaz de cumplir de por vida. Si la solución que se te ofrece no puede ser tu regla de alimentación para siempre, no solucionará el problema. Casi todos los padres que acuden con hijos obesos a la consulta me piden una dieta a la antigua usanza, con gramos de cada cosa que hay que comer en cada comida. No conozco a nadie que cumpla una dieta de ese tipo y esté bien de la cabeza. Lo que hay que hacer es eliminar los alimentos que claramente no tienen función nutricional alguna, establecer un hábito de alimentación correcta y de actividad física regular. Eso si es mantenible de por vida y puede por tanto corregir el problema para siempre.
  • Estas son las normas para el adolescente colaborador y para cualquier adulto que quiera seguirlas para corregir la obesidad:

Comer sólo Comida, no tonterías.

La Comida es todo aquello que comemos porque es necesario para estar bien alimentados, no por su aspecto, ni por la publicidad, ni porque nos gusta su sabor. Para una alimentación completa no se puede prescindir de tomar azúcar, grasas, proteínas, vitaminas, minerales, agua y fibra. Todos estos grupos deben estar incluidos en la alimentación, pero hay formas y formas de tomarlas.

¿Qué es comida y qué tonterías?

Sencillo: “Lo que no comía mi abuela es que no es necesario para la alimentación humana.” Luego son tonterías (con mucho marketing, pero tonterías).

En primer lugar, cuanto menos elaborados mejor, y cuanto más claramente sepamos lo que comemos aún mejor. Por ejemplo si vamos a comer salchichas, mucho mejor las de carnicería que las envasadas, vasta con leer la composición de unas y otras.

Los azúcares en forma de harina y no como azúcar refinado (panadería, no bollería), el pan de panadería es harina con agua, levadura y sal. Punto.

El pan de molde (Bimbo, Panrico…) es bollería porque a lo anterior añade grasas y azucares refinados. Si podemos elegir el mejor es el pan integral de panadería, ya que la fibra que lleva dificulta la absorción excesiva de azúcares y grasas.

Las grasas vegetales, sí, pero no todas son iguales. Los aceites de palma, de aguacate o de coco son mucho peores que el de oliva o girasol. De todos, el mejor es el de oliva. A la hora de comprar algo que lleve grasa, que nos digan que lleva grasas de origen vegetal es como no decir nada, ya que algunas grasas vegetales son peores que las animales (los aceites de palma o coco son mucho peores que la grasa del jamón serrano o del pescado). Si no tienes seguridad de lo que contiene realmente, no lo compres. De hecho si no especifican que es aceite de oliva es porque es una de las grasas vegetales de mala calidad (más baratas).

Las proteínas están sobre todo en la carne, la leche, el pescado y el huevo. Yo no soy vegetariano, pero respeto esa opción. De hecho es infinitamente más sana que la dieta actual. Pero si tuviese que recomendar algo sobre la dieta vegetariana es que durante el crecimiento no se aplique si no es la ovolactovegetariana, es decir, no comer carne ni pescado si se desea, pero si lácteos y huevo. En concreto una dieta infantil que no incluya los lácteos (a no ser que siga con leche materna) es una barbaridad.

Para el resto de los mortales incluido yo y aquellos niños cuyos padres no sean vegetarianos: Hay que tender a la mayor variedad posible. Unos días carne y otros pescado, huevo un par de veces por semana y lácteos.

Los lácteos merecerían un capítulo aparte. Hoy en día hay tal variedad que sin temor a equivocarme puedo decir que muchos niños sobreviven de ellos en exclusiva, aunque más bien tendría que decir que malviven de ellos.

Dentro de los alimentos comodines, es decir aquellos que damos a un niño que no come para tranquilizar nuestra conciencia y no tener que pelear más con él, el primero de la lista son los lácteos.

Los hay con fruta, con huevo, con “defensas”, con grasa de pescado, enriquecidos en calcio, en vitaminas, en aminoácidos… Si hay una comida de astronautas que ha llegado a la vida normal son los lácteos.

¿Y porqué este despliegue de tecnología en torno a un alimento como la leche? Pues porque son cómodos, se les puede dar el sabor dulce que se prefiera y sobre todo son rentables. Nos están metiendo el excedente de producción láctea de los países centroeuropeos con embudo, y nuestros hijos se lo están tragando.

La leche es eso, leche y debemos consumirla como tal. Si nuestro interés es únicamente la nutrición sólo hay tres formas en las que debería consumirse la leche: como leche (sin apellidos), como queso fresco y como yogur natural (sólo o con fruta natural).

Todo lo demás es basura nutricionalmente hablando y marketing.

Vitaminas, minerales y fibra. Nadie que tenga una dieta variada necesita suplementos vitamínicos o de minerales. A no ser que padezca una enfermedad que dificulte su absorción o aumente su consumo. La fuente fundamental de ellas es la fruta y la verdura. Y os recuerdo, cuanto menos procesada mejor. O sea, la fruta a bocados, para eso tenemos los dientes.

Darla en zumo, elimina fibra, que es importantísima. Que os quede claro, el zumo no es un sustituto aceptable de la fruta.

Y la verdura, nada de pasarla por el pasapurés, elimina la fibra.

La fibra regula en movimiento del intestino evitando el estreñimiento y además dificulta la absorción de grasas y azúcares en exceso y protege al intestino de irritantes que a la larga pueden dar problemas graves (como el cáncer de colon, que es el más frecuente hoy día).

Y por último el agua. Es el principal elemento para la vida. Tanto que todos los seres vivos la buscamos y hemos desarrollado un instinto más difícil de aguantar que el hambre: la sed.

A lo largo del día tenemos sed con más frecuencia que hambre y es bueno beber con frecuencia. Pero no hay nada que sustituya al agua de forma adecuada.

Lo único que deberíamos beber para quitarnos la sed es agua. El tapeo, los bares… no son sino un intento de quitar la sed con otras cosas y desorganizan cualquier intento de llevar una dieta sana.

Se anuncian continuamente montones de bebidas estupendas para “quitar la sed” y son de hecho uno de los mejores negocios de la actualidad: dar para quitar la sed (necesidad que todo el mundo tiene) algo que vale mucho más que el agua.

Algún día intentarán convencernos de que hay algo mejor que el aire para respirar, y andaremos por ahí con botellas de gas al hombro, y pagando por ellas, claro.

Cada vez nos intentan convencer antes. De hecho la oferta de publicidad sobre bebidas infantiles es interminable, en horario infantil (cosa que debería prohibirse) y en algún caso dirigido a los padres ofreciéndoles directamente un alimento completo en una forma en la que tu hijo lo pedirá y no tendrás que pelear para que esté bien alimentado.

Esto es MEN-TI-RA y no sé a que esperan las autoridades para tomar cartas en el asunto, y prohibirlo como lo que es: Publicidad engañosa. (¿Tal vez esperan a que las empresas productoras dejen de sobornarles?)

Mientras tanto, que no te engañen, no hay bebida más sana que el agua y dar otras bebidas a un niño porque no come bien no sirve más que para llenar los bolsillos del productor y perpetuar el problema de tu hijo con la comida.

Si se siguieran estas normas en cuanto a la calidad de la comida habría menos obesos, menos diabéticos, menos hipertensos, menos infartos, menos hipercolesterolémicos y la alimentación seguiría siendo igual de buena, agradable para el gusto, variada y sabrosa.

La mitad del mérito de la buena alimentación en una familia se lo lleva quien hace la compra.

Todo aquello que no cumpla las normas anteriores simplemente no lo compres.

Se puede vivir sin esos alimentos. De hecho se vive más y mejor sin ellos y además es más barato.

¿Por qué, sin embargo sigues haciendo lo contrario?

¿Publicidad?

¿Comodidad?

¿Costumbre?

Frecuencia y cantidad.

Comer sólo a las horas de comer:

Hay 4 comidas en el día: Desayuno, comida, merienda y cena.

Esas cuatro comidas hay que hacerlas bien, lo que significa que no puede uno quedarse con hambre tras ellas. Todo lo contrario que la mayoría de las dietas, que dan hambre.

Casi todos fallan en el desayuno. Desayunan mal, por lo que cada vez se extiende más la comida de media mañana, hasta el punto de que muchos los colegios obligan a que los niños lleven comida para media mañana.

Si un colegio pretende aplicar normas en cuanto a la alimentación, lo mínimo que se les puede y debe exigir es que atiendan claramente al bien del niño, sin otras consideraciones. Si esto fuese así debería:

-Prohibirse la existencia de tiendas de chucherías, bebidas azucaradas y bollería en los colegios y si las hay en sus proximidades impedir la salida de los niños para ir a comprar en ellas.

-No aceptar otro alimento en el recreo que la fruta o los bocadillos, ni más bebida que el agua.

-En aquellos centros que disponen de comedor, no dar fritos, no dar otra bebida que el agua ni otro postre que la fruta.

-Y si se asume como inevitable que en casa no desayunan, la primera media hora de colegio debería dedicarse a que desayunen allí, pero un desayuno sano, a base de leche con cereales lo menos edulcorados posibles, panadería (no bollería, y no todos los días) y fruta.

Es simple, ¿verdad? Pues la mayoría de los colegios que conozco cumplen todo esto justo al revés.

Segunda comida: A medio día. Suele ser la más fuerte en nuestro país y generalmente en la que los padres más suelen sentir que sus hijos no comen bien y hay que estar encima de ellos para que coman.

Si tu hijo no come bien en esta comida y está gordo, es que tu hijo casi con seguridad es de los que picotean, se llevan comida de mala calidad de media mañana y cuando sale del colegio, camino de casa no perdona la parada en la tienda de chucherías. Entonces llega a casa y claro, comida de cuchara no le apetece. Ya se tirará luego toda la tarde picando.

Por eso, tras el desayuno, que repito hay que hacer en casa y completo, no se come hasta medio día, o en todo caso se toman una o dos piezas de fruta.

En cuanto a la cantidad, si es comida de calidad, debe comer hasta quedar saciado. Es decir, si hay cocido, si quiere puede tomarse dos platos. Los acompañantes, es decir entrantes y postre deben ser respectivamente ensalada y fruta.

Pero una vez que acabe de comer que tenga claro que hasta la merienda solo entrará por su boca agua.

La merienda: Preferentemente debería ser de fruta, pero de vez en cuando puede tomar bocadillo. Por bocadillo me refiero a pan de panadería con embutido o pescado enlatado (atún, sardinas…). No mantequillas tipo Nocilla («leche, cacao, avellanas y azúcar quiere decir: grasa, más grasa, calorías a mogollón y otras cuantas más en forma de azúcar»), ni mermeladas (a no ser expresamente sin azúcares), ni quesitos, ni pan de molde, ni paté…. «Un bocata».

¿Y de beber? Pues agua.

Otra opción si no toma muchos lácteos es un vaso de leche sola, o con Colacao (no batidos que llevan mucho más azúcar) y algo de panadería no industrial. El chocolate no está prohibido siempre que sea de más del 70% de pureza, ya que con purezas menores lo que añaden es azúcar. Esta opción vale de vez en cuando (1 ó 2 días por semana), no todos los días.

Y finalmente la cena: la norma hoy día suele ser fritos. Hay que intentar que sea variada. Carne o pescado no rebozados, fritos con aceite de oliva o mejor a la plancha y de guarnición ensalada o verdura a la plancha. No pasa nada si algún día son patatas fritas o puré. Pero que no sea la norma (no más de dos días por semana).

La cena es la comida que habría que intentar que fuese más ligera.

Evitar las salsas industriales. El ketchup es salsa de tomate con grasa y muchísimo azúcar. Tiene una cantidad de calorías y azúcar inmensa.

Resumiendo:

-Comer a la hora de las comidas comida de calidad (no industrial) hasta saciar el hambre.

-No picar entre comidas.

-Lo único que quita la sed es el agua.

-Evitar zumos, batidos y demás bebidas edulcoradas, bollería y pastelería industrial y salsas industriales.

-Procurar que la cena sea la comida más ligera del día.

-Y por último, gastar más.

No hay que apuntarlo a 20 actividades extraescolares. Facilitad que se apunte a aquella que le guste. Pero sobre todo favoreced que salga a la calle a jugar con los amigos.

Y como una forma de obligarse a gastar más de forma diaria andar una hora al día (además de lo que hacía hasta entonces). No vale hacerse el cálculo de: «entre el trayecto al colegio, cuando voy a casa de mi amigo Pepito y…. ya ando 1 hora». Con eso estás gordo, si quieres dejar de estarlo es que hay que gastar más.

Algo tan tonto como andar una hora al día, acompañado por un adulto favorece la pérdida de peso del niño, pero además siempre será beneficioso para el adulto que le acompañe, para despejarse y relajarse un rato, para bajar su tensión si es hipertenso, para su sobrepeso si le sobra, para mantenerse en forma.

Y por si fuera poco mejora el desarrollo psicológico del niño, ya que una hora de paseo todos los días crea una relación distendida con la persona que le acompaña que favorece que el niño se abra y comente sus inquietudes.

Incluso en los niños sin una obesidad como excusa sería una práctica recomendable.

Usar más el coche de San Fernando (un ratito a pie y otro andando). Ir en coche para cualquier trayecto que se hace en menos de media hora andando tranquilo o subir en ascensor menos de 3 plantas es una… (Barbaridad, estupidez, ser más vago que una estera…). Estáis consumiendo energía (es decir contaminando), sólo para engordar.

Os recuerdo por último que el niño cuenta con unas ventajas respecto al adulto para adelgazar:

No es necesario que pierda peso, simplemente con no ganar, adelgaza conforme crece.

No es autónomo en el acceso al alimento. Si no le compramos chucherías no las puede comer. Si es él quien las compra es que tiene un dinero que tal vez no debería.

Si quien se las proporciona a pesar de que se le explique todo es alguno de los tíos, abuelos…. Tal vez y por mal que les siente haya que explicarles que por el bien del niño y ante su inmadurez, hay que reducir sus visitas si no cambian de actitud.

Ánimo, si quieres, puedes.

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La obesidad infantil

La obesidad y sus consecuencias en niños, un problema importante y difícil de tratar en adultos, pero que es fácil evitar que aparezca.

La obesidad es la epidemia del mundo desarrollado.

Tiene consecuencias devastadoras para la salud de la persona en muchos aspectos:

  • La salud física: El obeso tiene serios problemas de movilidad, que a la larga generan patologías articulares, como la artrosis de rodilla, imposibles de tratar si no pierde peso.

Problemas cardio-vasculares que surgen del sobre-esfuerzo que supone para el corazón bombear sangre a un volumen de tejidos mayor y el esfuerzo necesario para mover ese mayor peso.
Problemas respiratorios. Las patologías respiratorias son mucho más graves si se reduce de forma seria la movilidad del pecho por soportar un peso y una capa de grasa importantes.

  • Afecta a la salud mental: Uno de los factores que influye en la salud mental es la aceptación de nuestro aspecto. Y en ello a su vez es muy importante el rechazo que éste puede suscitar en los demás.

Vivimos en una sociedad que venera el aspecto físico y condena al obeso como “pecador”.
El resultado es que la obesidad genera un rechazo que en no pocos casos acaba provocando ansiedad y depresión. Patologías que empeoran a su vez la obesidad.

  • Este rechazo a nivel personal tiene consecuencias a nivel social.

Los éxitos en el tratamiento de la obesidad en adultos o adolescentes son muy escasos. La clave está en evitar que aparezca.