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Porqué se estriñe mi niño y cómo solucionarlo

Cómo resolver el estreñimiento en niños que ya tienen una dieta completa y sin pañal.

Cuando un niño se estriñe sufre. Te explico cómo arreglar el problema entendiendo las causas. Explicación para Madres y Padres.

Este artículo no es corto. Pero si de verdad quieres solucionar el estreñimiento de tu hijo, aquí tienes realmente las respuestas que necesitas.

Me voy a centrar aquí en el estreñimiento en niños que ya tienen una dieta completa y han dejado de usar pañal.

El mecanismo en estos casos es igual al de los adultos. Así que si además de tu hijo tú sufres estreñimiento, esto es igual de válido para ambos.

¿Qué es estreñimiento y qué no lo es?

Estreñido es el niño que sufre cuando tiene que hacer caca.

La clave no es la frecuencia. Es habitual que el estreñido haca caca con poca frecuencia. Pero si un niño tarda días en hacer, sin que eso le produzca dolor, tampoco es un problema.

La clave es el dolor. Y puede ser de dos tipos:

  1. Si no hacer caca aumenta la presión en la barriga y esa presión le hace quejarse con frecuencia de dolor de barriga, no pudiendo resolverlo haciendo con facilidad, tiene estreñimiento.
  2. También puede ocurrir que haya dolor haciendo caca. Esto puede producirse porque las heces sean duras y voluminosas y hagan daño al salir, en ocasiones generando una herida en el ano que llamamos fisura anal. Cuando hay fisura suele haber una hemorroide en el exterior y puede manchar la caca con sangre, con dolor intenso al intentar expulsar la caca. La fisura suele estar en el interior y en la mayoría de las veces no se ve.

¿Qué ocurre cuando un niño se estriñe?

El estreñimiento puede empezar de muchas formas, pero lo más habitual es que lo haga porque en su dieta hay poca fibra o demasiados alimentos astringentes.

Fibra y estreñimiento

Muchas veces veo niños a los que para resolver el estreñimiento se le dan suplementos de fibra. Esto sólo funciona si hay poca fibra en la dieta.

La fibra es la parte de la alimentación que no podemos digerir y que por tanto se queda en la caca dándole volumen.

Si un niño toma poca fibra, hay poca caca. Esto pude hacer que el intestino reduzca su movilidad en la parte final, ya que la cantidad que tiene que expulsar es escasa y puede acumular lo que sobra durante más tiempo.

Para que un niño haga caca necesita que se abran dos esfínteres (dos cierres en el ano): el interno, que es involuntario y se abre de forma automática cuando detecta que la parte final del colon se dilata de repente; y el externo, que es voluntario y que podemos mantener cerrado hasta que llegamos al baño, para relajarlo entonces y dejar salir las heces.

Cuando hay poca fibra, la parte final del colon no se llena rápidamente, sino poco a poco. Eso hace que no detecte la sensación de estar llenándose que relaja el esfinter interno.

Por eso llega un momento en que hay mucha caca acumulada, hay presión y dolor, pero el niño intenta hacer caca y no puede, porque el cierre interno del ano está cerrado.

Dureza de las heces y estreñimiento

Pero no es sólo cuestión de fibra. De hecho, muchos niños toman cantidad suficiente de fibra, y las heces son voluminosas, pero son tan duras que causan dolor al salir.

Para algunos niños, hacer caca es como un parto. Por su ano deben salir heces de un volumen tan grande y tan duras que resulta muy doloroso.

El motivo no es la falta de fibra. La composición de esa gran bola que le cuesta expulsar es fibra. El problema es que está tan seca que se ha vuelto compacta y es tan grande que no puede salir.

La Causa es la falta de agua en la caca. Y esto puede ocurrir por tres motivos:

  1. El niño bebe poco líquido. Teóricamente sería lo que pensaríamos en primer lugar. Pero por experiencia os digo que es la menos frecuente.
  2. Toma demasiados alimentos astringentes. Los alimentos astringentes son aquellos que clásicamente se han dado a un niño con diarrea, porque incluso con el intestino dañado se digieren con facilidad y se absorben, arrastrando agua al interior del cuerpo: Patata, zanahoria, arroz, plátano maduro, manzana, yogur, queso fresco, pan blanco…. Si un niño toma demasiados alimentos de este tipo su caca tendrá poca agua, porque al digerirse en forma de azúcares simples se absorben con facilidad arrastrando agua y dejando la caca seca. Tomar alimentos en puré degrada la fruta y la verdura haciéndolos más fáciles de digerir, lo que los vuelve astringentes.
  3. Tiene un intestino que se ha acostumbrado a absorber demasiado bien el agua. Esto ocurre en algunos niños de forma espontánea, en otros porque toman alimentos astringentes con mucha frecuencia y en otros porque el paso de heces es lento y deja tiempo de sobra al colon para absorber el agua.

El círculo vicioso del dolor

Haya empezado por falta de fibra, por exceso de alimentos astringentes, por falta de agua…. el problema se agrava si hacer caca duele. 

Porque si duele el niño va a retener más la caca. Cuando note que el esfínter interno se relaja y tiene ganas de hacer caca, va a cerrar el externo de forma voluntaria, porque tiene miedo de que le haga daño.

Si esto ocurre, la caca se retiene, se compacta y aumenta su tamaño, con lo que cuando no tenga más remedio que hacer el dolor aumenta.

En muchos niños esto empeora si al salir se estira tanto la mucosa del ano que se desgarra, haciendo una fisura anal. 

Esta fisura hace que el dolor sea muy intenso cuando la caca sale, a veces acompañada de sangre, y con frecuencia justo debajo de la fisura se forma una bolsa de piel en la que las venas del ano están dilatadas (una hemorroide o almorrana), que también es dolorosa por sí misma.

Para romper el círculo vicioso hace falta tiempo

El principal problema que veo al tratar estreñimientos es que no se entiende que esto es un problema crónico.

El estreñimiento no se resuelve:

Haciendo dieta, sino cambiando a una dieta sana. Si un niño se estriñe porque su dieta es pobre en fibra o rica en astringentes debe cambiar su dieta para siempre, o volverá el estreñimiento.

Cuando hace blando. Hacer blando una vez es signo de que vamos por buen camino, pero muchos padres en cuanto su hijo hace blando eliminan el tratamiento, con lo que volvemos a empezar.

Para resolver de verdad el estreñimiento necesitamos:

Que el dolor desaparezca y no vuelva. Porque si duele entramos en el círculo vicioso con mucha facilidad.

Cerrar la fisura si la había. Esto suele ocurrir en cuanto pasa 7-10 días sin que haga cacas duras ni voluminosas. Las cremas para que cierre una fisura anal son innecesarias y contraproducentes. Pueden ser útiles para aliviar el dolor. Pero en muchos casos enlentecen la curación, especialmente porque el propio aplicador de la crema puede reabrir la fisura.

Mantener el final del colon (recto) vacío el tiempo suficiente para que recupere la sensibilidad que relaja el esfínter interno cuando se llena. Esto puede tardar semanas en recuperarse.

Recuperar la movilidad normal de intestino. Depende de cuanto tiempo lleve con el estreñimiento. En casos en los que ha durado años, pueden ser necesarios muchos meses para esto.

Acostumbar al colon a que no absorba tanta agua y no compacte tanto las heces. Esto en alguna ocasiones no se logra nunca, porque hay personas en las que esta capacidad es excesiva y sólo puede compensarse reduciendo de forma radical los astringentes o con laxantes de forma casi permanente.

Todo esto se consigue teniéndo una estrategia clara a largo plazo. Es un problema crónico y la solución es siempre de largo plazo.

El tratamiento del niño que se estriñe

Tiene 3 elementos fundamentales:

– Hábito de no aguantar la caca.

– Dieta adecuada.

– Laxante.

Los enemas son algo que puede usarse sólo de forma puntual, cuando la presión de caca en la barriga es tal que necesita vaciar rápidamente para que desaparezca. Pero el estreñimiento debe arreglarse por arriba, por lo que entra por la boca. El Enema es una solución de último recurso, porque puede empeorar el dolor abriendo una fisura y porque el niño tiende a cerrar aún más el esfínter si se le irrita.

No aguantar la caca

Muchos niños cuando tienen ganas de ir al baño se aguantan hasta que se le pasan las ganas.

Evidentemente lo hará si hay dolor al hacer caca.

Pero muchos lo hacen simplemente porque están haciendo algo que les gusta y prefieren aguantarse para seguir con su actividad. O porque no se dan las circunstancias para que haga cómodamente, como ocurre a veces si les da ganas fuera de casa o en el colegio y el baño disponible no está muy en condiciones.

Debemos procurar que el niño disponga de buenas condiciones para hacer caca cuando tenga ganas, para eso lo mejor es que se acostumbre a hacer a una hora en la que habitualmente está en casa: Al levantarse por la mañana, a lo largo de la tarde….

Esto se hace estando atento a si presenta ganas en cualquiera de estos momentos y animándolo a que vaya al baño en ese momento.

Dieta adecuada

Tiene tres puntos clave, y no es algo temporal. Son los puntos de definen una dieta sana, no astringente:

Cantidad suficiente de fibra. Esto se consigue con Fruta, Verdura y Legumbres lo menos procesadas que sea posible. Hasta que reeduquemos los gustos del niño puede ser necesario usar Suplementos de Fibra. Pero si tu hijo tiene unas heces voluminosas que le causan dolor no aumentes la cantidad de fibra.

Evitar alimentos astringentes, ricos en azúcares de absorción fácil: Estos alimentos suelen gustar a los niños porque al absorberse el azúcar con facilidad producen endorfinas, que dan sensación de placer. Los alimentos ricos en fibra enlentecen la absorción de azúcar reduciendo ese pico de endorfinas. Por eso la mayoría de los niños tienden a comer mejor los alimentos astringentes y a rechazar los ricos en fibra. Alimentos astringentes a reducir son: Patata, zanahoria, arroz, plátano, manzana, lácteos, harinas refinadas (pan, pasta, cereales destronados…)

Cantidad suficiente de agua. Muchos niños no beben nunca agua. Toman todo tipo de bebidas azucaradas en su lugar, porque le hacen sentirse bien al tomarlas. Pero recuerda que este azúcar, además de otros problemas nutricionales, se va a absorber arrastrando más agua y resecando la caca.

Laxantes

Los dejo para el final porque son lo más importante cuando el estreñimiento ya es un problema crónico.

Evidentemente si con hábito y dieta se resuelve, no vamos a necesitar el laxante.

Pero en muchos, muchos casos, es la herramienta que nos permite romper el círculo vicioso del estreñimiento.

El problema es que la gente no sabe usarlos.

Se tiende a recurrir a ellos tarde y a retirarlos pronto.

En niños sólo usamos laxantes osmóticos, ni los grasos ni los procinéticos.

Un laxante graso tiene el problema de que si el niño lo vomita y lo aspira puede dañar los pulmones.

Los procinéticos son laxantes que directamente ordenan al intestino que se mueva. Su problema es que generan tolerancia y dependencia.

Los que usamos en niños son los Laxantes Osmóticos. Son sustancias que no podemos digerir, de modo que se quedan en la caca y tienen una gran capacidad de retener agua. Es como fibra húmeda. Su función es hacer la caca más blanda. Y siempre funcionan. No hay nadie a quien no le sirvan, es cuestión de cuánta dosis necesita para vencer la capacidad del intestino de absorber el agua y el efecto de los alimentos astringentes.

Y lo importante es que cuando los usamos para romper el círculo vicioso del estreñimiento debemos mantenerlos el tiempo suficiente para que:

– Al niño se le olvide que hacer caca duele.

– Si hay una fisura se cierre.

– El recto recupere la sensibilidad que le hace relajar el esfínter interno cuando se llena.

– El intestino recupere su movilidad y se acostumbre a dejar una caca blanda.

Esto puede ser cuestión de meses, muchos meses. 

Suelo recomendarlos en forma de jarabe porque así se dosifican mejor que en sobres, y permite ir subiendo o bajando la dosis según su efecto.

Como hay tantos factores que definen la dureza de la caca, la dosis va a tener que cambiar cada día, de forma que aumentemos si se endurece y bajemos si se ablanda.

A modo de ejemplo:

Macroglol en jarabe:

Podemos empezar con 1 ml al día por cada año de vida. De modo que en un niño de 5 años empezamos con 5 ml al día. 

Si la caca es dura (duele) o no hace subimos 1 ml cada día. 

Si la caca es blanda (no duele) bajamos 1 ml cada día. 

Con esa norma tan simple de modificación podemos estar el tiempo que sea necesario y llegar a la dosis que haga falta. No hay problema si son cifras que te parecen altas. Si vas subiendo ml a ml sólo puede ocurrir que se aligere mucho, pero mejorará en cuanto bajes dosis.

No se suprime el laxante cuando hace blando. Se baja poco a poco, volviendo a subir si vuelve a estreñirse.

No se suprime el laxante porque lleve “mucho tiempo tomándolo”. Recuerda que es un problema crónico y el tratamiento debe mantenerse de forma prolongada.

Si necesitar un consejo personalizado estoy a tu disposición. Puedes consultarme por WhatsApp y te contestaré en menos de 24 horas.

Consulta Online de Pediatria por WhatsApp a Jesús Garrido

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El Aceite de Palma ? en las Leches Infantiles

Aceite de palma en las leches infantiles

Aceite de Palma en las Leches Infantiles: Hablemos de problemas cardiovasculares, cáncer, deforestación y orangutanes. Pero sin que nos tomen el pelo…

Mira que no quería escribirlo… Pero lo pedís y ahí va. Os voy a contar lo que pienso del famosísimo aceite de palma en alimentos infantiles. Concretamente en las leches adaptadas para bebés.

Esta semana, el Peketema más votado ha sido éste, pedido por María:

«Aceite de Palma en los alimentos infantiles. Consecuencias de tomarlo. Lo llevan hasta las leches de fórmula para recién nacidos…»

Hace un par de semanas, una revista de primera línea se puso en contacto conmigo para que le contase mi opinión sobre este tema que tanta polémica está generando.

Les dije que no. Porque este tema precisaba una aclaración suficientemente a fondo. Y hacerlo en una entrevista que luego pudiese no quedar clara no me parecía lo adecuado.

He ido viendo todo lo que se va contando y la verdad… Creo que se está haciendo es una campaña de manipulación de la opinión pública «de libro».

Voy a empezar por un par de aclaraciones importantes para los que lean este artículo sin conocerme:

En mi opinión:

¿Cuál es la mejor leche que puede tomar un bebé?

La de su madre. Aunque a veces son necesarias alternativas.

¿Cuál es la mejor alimentación para los niños cuando empezamos con alimentación complementaria?

Si tienes una dieta sana y variada, la tuya es la mejor. Si son alimentos ecológicos de temporada cultivados cerca de tu ciudad, aún mejor.

No la dieta que harías para un bebé. Sino la que haces para ti. Puedes ver aquí el folleto con el que yo explico a los padres la introducción de la alimentación complementaria en mi consulta.

Y ahora vamos al tema del Aceite de Palma en las leches infantiles

¿Qué es el Aceite de Palma y cómo se obtiene?

Hay muchos vegetales ricos en grasa. Para los españoles el aceite de oliva es «el rey de la dieta mediterránea».

Otros aceites conocidos son el de girasol, el de soja, el de colza, el de coco, el de maíz y cómo no… el de Palma. Que últimamente se «lleva la Palma».

Podéis verlo en la foto que encabeza este artículo. Se obtiene de los frutos de un tipo de palmera tropical.

¿Porqué tiene tan mala prensa el aceite de palma?

Las grasas pueden clasificarse según su tamaño. Son cadenas de carbono. El aceite de palma tiene muchas grasas diferentes. La más abundante es el ácido palmítico. Una grasa con 16 átomos de carbono en su molécula.

También pueden diferenciarse según  lo saturadas o no que son, en saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas. Lo de saturadas se refiere a si todos los enlaces de la cadena de carbono están ocupados con átomos de hidrógeno o no.

Se suele simplificar diciendo que las saturadas son malas y las monoinsaturadas y poliinsaturadas buenas. Pero es una simplificación absurda.

En realidad necesitamos los tres tipos. Todas forman parte de nuestro organismo. El problema es que haya un desequilibrio en el que las grasas saturadas sean demasiado abundantes.

El aceite de palma es uno de los aceites vegetales que más ácido palmítico (grasa saturada) tienen en su composición:

40-48% grasas saturadas (principalmente ácido palmítico).
37-46% grasas monoinsaturadas (fundamentalmente ácido oleico).
10% grasas poliinsaturadas.

El ácido palmítico es casi el 44% de la grasa del aceite de palma.

Cuando tomamos demasiado ácido palmítico:

  • Sube el colesterol.
  • Puede causar problemas cardiovasculares.
  • Hay estudios que lo relacionan con la propagación de metástasis en algunos tipos de cáncer.

Pues entonces está claro: lo prohibimos… A partir de ahora todo alimento que contenga el ácido palmítico prohibido….

¡Bien, que guay!!!! Pero…. Ahora vamos a ver que no es tan simple.

Hablemos del alimento infantil en el que el 22% de sus grasas son Ácido Palmítico: La leche materna

En la leche materna hay grasas. Son necesarias para alimentar a los bebés. Y hay gasas saturadas, monoinsaturadas y poliinsaturadas….

Estas grasas presentes en la leche son esenciales para muchas cosas. Entre ellas el crecimiento del cerebro. Eso sí, tienen una proporción determinada que es importante.

De esas grasas presentes en la leche materna, adivina cuál es la grasa saturada más abundante….

El ácido palmítico. Ese asesino que vamos a prohibir.

Pero entonces…

La cuestión es la proporción. Un 22%, que es lo que hay en la leche materna está bien si el resto de grasas son las adecuadas. Las leches artificiales lo que hacen es imitar ese porcentaje, que es diferente en la leche de vaca. Tanto en su  porcentaje como en su tipo.

Pero tampoco todo el ácido palmítico es igual.

El ácido palmítico es una cadena grasa con 16 átomos de carbono. Pero hay variedades.

El de la leche de vaca, por ejemplo es una variante que si la toman los niños pequeños favorece el estreñimiento y dificulta la absorción de calcio.

El de la leche humana y el de la palma son en una proporción alta «ácido palmítico en posición beta«. Que es digerido con más facilidad por los bebés y favorece la absorción de calcio sin causar estreñimiento.

Por eso en las leches adaptadas sustituyen el ácido palmítico de la leche de vaca por ácido palmítico de otro origen (aceite de palma). Para evitar el estreñimiento del lactante.

No. No lo hacen porque sea el aceite más barato. Lo más barato sería dejar el que tiene la leche de vaca.

Ni por maldad. Ni para que los denunciemos…

Si yo sé que las teorías de la conspiración visten mucho. Pero si queréis una, os la voy a dar:

Principales aceites consumidos en el mundo y Guerras Comerciales.

Los dos aceites más consumidos del mundo son:

1º: Palma.

2º: Soja.

La producción de ambos está dominada por Multinacionales muy poderosas.

La soja se produce en muchas partes. Una de ellas: EEUU.

La Palma no se produce en EEUU.

Así que adivina cuál es el bueno y cuál el malo de la película.

De las cosas que habrás leído por ahí:

La producción de acéite de palma está deforestando Indonesia. Cierto. Hay multinacionales que están promoviendo esto.

– Pero… ¿No es la soja la que se está comiendo el Amazonas?

Pongamos que se prohíbe el aceite de palma en alimentos.

Efecto inmediato: Aumenta el consumo de soja.

¿Alguien interesado en ocupar el primer puesto mundial de producción de aceite?

Podríamos hablar también de la forma de producción y extracción.

¿Es lo mismo un aceite producido con pesticidas o sin ellos?

¿Piensas que es igual un aceite extraído con disolventes o calor que el obtenido sólo exprimiendo el fruto graso?

¿Da lo mismo el aceite de oliva ecológico virgen extra de primera morturación en frío, que el de orujo…?

Pues claro que no. Esto es aplicable a cualquier aceite que consumamos.

Estaría bien que las empresas que usan aceite de palma especificasen cómo se ha producido y extraído ese aceite. Porque si se ha producido con pesticidas y el aceite se ha extraído con calor o disolventes es claramente perjudicial para la salud.

Alternativas sin que nos tomen el pelo…

Lo voy a dejar en forma de preguntas:

¿Y si en lugar de tomar alimentos que incorporan en su composición aceites que hay que traer de la otra punta del mundo (lo que ya es anti-ecológico en sí mismo), consumimos lo que da nuestro campo cercano?

¿Qué pasaría si en lugar de abandonar campos en nuestra tierra para que las multinacionales deforesten los países en vías de desarrollo, pagamos a los agricultores de aquí para que puedan vivir dignamente un precio justo por unos alimentos ecológicos de calidad?

¿Qué tal si en lugar de gastar nuestro dinero en comprar cualquier «producto infantil» simplemente porque al niño le gusta (básicamente por el azúcar que lleva), tiene «dibujitos» y está «enriquecido en…», nos lo gastamos en comprar alimentos ecológicos?

Si te ha gustado compártelo. A ver si creamos un poco de cultura nutricional y somos menos manipulables.

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Si no come bien ?, la solución no es insistir, es resistirse a lo que no debe.

Si no come bien, lo has probado todo y quieres algo efectivo, cambia el chip

«No come bien» Una de las quejas más frecuentes de los padres que se traduce en una pelea en cada comida para que la acepte, cuando debería ser al revés.

No deja de asombrarme cada vez que lo veo en la consulta:

¿Cómo es posible que haya tantas familias que estén convencidas de que su hijo no comería si no le insistiesen?

Os voy a pedir que os quitéis de la cabeza por un momento vuestro caso concreto y respondáis a las siguientes preguntas de forma general:

  • ¿Conoces algún ser vivo que no sienta hambre?
  • ¿Crees que algún ser vivo de este planeta puede morir de hambre si se le ofrece comida de forma regular?
  • ¿De verdad crees que tu hijo es la única excepción en toda la Naturaleza?

Si tu hijo «no come bien» y llevas tiempo peleando en cada comida para que la acepte te propongo una alternativa descabellada…

Hay algo que raramente falla en las familias que acuden a la consulta porque su hijo «no come bien»:

  • El niño está sano.
  • El niño no para.
  • El niño sí que come, pero sólo lo que le gusta y cuando le apetece.

Los padres se quejan de que:

  • Tengo que darle yo de comer.
  • Cada comida es una pelea.
  • Cada vez come peor. No sólo es imposible que tome alimentos nuevos, sino que rechaza algunos que antes tomaba bien.
  • Es ver la comida y ya la rechaza.

Lo primero es comprender porqué tu hijo «no come bien»

Cuando tenemos una idea sobre la cantidad que un niño debe comer y no se cumple empiezan los problemas.

A veces esa cantidad nos la han dicho «los expertos». Es lo que ocurre cuando damos un potito para una edad determinada y el bebé nunca lo acaba o cuando no hay forma de que tome la cantidad de leche que indica la lata para su edad. Ocurre también cuando tiene un percentil de peso por debajo de la media. O ya si rizamos el rizo y nos ponemos a buscar listas de «requerimientos nutricionales»…

Todas estas cifras son «medias». Son cifras que se obtienen de una estadística en la que hay niños que comen más que la media y otros que comen menos de la media.

Pero todos los que usamos para hacer la estadística, incluidos los que comen menos de la media están sanos.

No tiene sentido que intentemos que la cantidad que come un niño concreto sea la media exacta. Porque además nadie come siempre la misma cantidad.

Pero en otros casos es que hacemos una cantidad y nuestra cabeza nos dice que eso es lo que tiene que tomar. Porque sí. Porque yo lo he pensado así.

¿Qué pasa cuando las necesidades del cuerpo del niño son menores?

Hay dos opciones:

  1. Nos damos cuenta de que nos equivocamos.
  2. Nos peleamos con el niño para que coma «un poquito más». Seguido de «otro poquito más»….

La consecuencia de esa pelea es:

  • Que convertimos el momento de la comida en algo desagradable. Lo que empeora poco a poco la situación y nuestra relación con nuestro hijo.
  • Que convertimos al niño en un comedor pasivo. Ya que no come por iniciativa propia al no confiar nosotros en esa iniciativa, le forzamos a hacerlo sin hambre, y hacemos que nunca muestre interés por la comida. Lo contrario de lo que buscábamos.

Esto es algo muy frecuente por desgracia en crianza. No entendemos las cosas como son y acabamos generando justo lo contrario de lo que buscamos.

¿Y si la solución para que coma bien es justo la contraria?

Es muy posible que ya lleves tiempo en esta pelea para que coma. Tal vez ya estés harta de esa lucha cada vez que toca comer.

Si aún no estás bastante cansada de esto, sigue una temporada y vuelve para seguir leyendo entonces. Cuando te des cuenta de verdad de que te estás equivocando.

La clave no es pelear para que coma lo que debe, sino Resistir cuando después nos pide comer Lo Que No Debe

Todo niño vivo come. Espero que no discutamos hasta esto.

Todo niño activo come la cantidad necesaria para mantener esa actividad. Los niños no fabrican energía de la nada. Espero que esto también lo entiendas.

Luego si no come la comida de verdad, es porque está «manteniéndose» con otras cosas.

Haz el siguiente ejercicio:

  1. Haz una lista con esas cosas que sí come. Son lo que llamamos «comodines». 
  2. Elimina especialmente:
    1. Zumos, ni siquiera naturales.
    2. Infusiones, ni siquiera manzanilla.
    3. Batidos, natillas, yogur y derivados, flan, gelatina…
    4. Productos para niños. Ni siquiera compres los «que suben las defensas», ni los «reforzados con hierro y DHA», ni los «que tienen muñequitos» dibujados, ni siquiera los que tienen «el sello de la AEP»…
    5. Cereales para bebés.
    6. Pan, galletas, gusanitos, piquitos de pan….
  3. Sí puede comer:
    1. La misma tostada que comes tú.
    2. Esa misma fruta que comes tú.
    3. La ensalada que comes tú.
    4. Comida de olla: La que comes tú.
    5. La misma cena que comes tú.
    6. El mismo bocadillo que comes tú.
  4. Ofrécele 5 comidas al día:
    1. Desayuno: Su leche (Pecho, leche entera normal y corriente si tiene más de un año, leche adaptada si es menor, sin cereales ni azúcar. La leche sabe a leche). Acompañándola de lo que tú desayunas (Fruta, tostada, una magdalena o un trozo de bizcocho casero…)
    2. Media mañana: Bocadillo (con pan normal o integral, no de molde) y/o fruta.
    3. Medio día: Comida de olla (potajes, cocidos, estofados, arroz con carne o pescado…). Plato único. No hay segundo ni postre.
    4. Merienda: Como la media mañana. Bocadillo y/o Fruta.
    5. Cena: Lo que cenes tú: Carne o pescado con guarnición de verduras. Tras eso si quiere su vaso de leche (sin cereales).
  5. No hay más bebida que el agua.
  6. No peleas con él para que las coma. Le avisas de que la comida está en la mesa y apagas la televisión o equivalente emboba-niños (móvil o tablet). Si llora que llore. Si no hace ni caso y quiere seguir jugando, déjale.
  7. Si te pide comida, le ofreces el último alimento que habías preparado. En la siguiente comida pasamos a lo que toque. No le perseguimos con lo mismo comida tras comida.
  8. Esta pauta es PARA SIEMPRE. Aplícala con paciencia y tranquilidad.

Y descubrirás algo: Tu hijo tiene hambre. Y va a llorar pidiéndote las cosas del punto 2.

La clave no es pelear para que coma lo que debe. Es aguantar para no darle lo que no debería haber comido nunca:

Productos ricos en azúcar que distorsionan la alimentación empobreciéndola.

Porcentaje de efectividad de esta medida: 100% – Porcentaje de padres que la aplican de verdad: Tal vez un 10%

Quien sepa por qué no lo hacen todos los padres, por favor, que me lo explique….

Pensamientos parásitos que dan vueltas en nuestra cabeza y nos llevan a no aplicarlo:

  • «Es que no ha comido nada ¿y si le pasa algo?». Hay millones de niños en este mundo que por desgracia pasan hambre. Ni uno sólo de esos niños se muere si se le ofrecen 5 comidas variadas al día. Si piensas que tu hijo es el único que ha nacido sin hambre, te equivocas. ¿Por qué crees que llora para que le des su «comodín»?
  • «Si no le insisto no comería». No es cierto. Lo que puede ocurrir es que no coma la cantidad que tú quieres. Pero si esto ocurre de forma mantenida y el niño sigue sano y activo, quien se equivoca eres tú. Te puedo decir que en mi experiencia son los padres los equivocados prácticamente siempre. Tenemos una idea de lo que deberían comer que supera sus necesidades.
  • «Es que yo lo hago, pero x (abuela, abuelo, el otro progenitor, la cuidadora…) no lo cumple». Entonces hay dos opciones: O hablamos los adultos como adultos, en serio, o da el tema por perdido.

Y la reina de todas las excusas

  • «Es que me da pena». Una dieta pobre en los primeros años de vida puede cambiarse. Con 7, 8, 10 años ya no hay forma. Cuando son pequeños sólo pueden comer lo que los adultos les damos. Conforme crecen aumenta su capacidad de buscar alimentos alternativos. Si un niño tiene la típica dieta pobre (mucho azúcar, poca o nada de fibra) tiene todas las papeletas para sufrir en cadena:
    • Estreñimiento. No les gusta la fibra. La fibra son alimentos difíciles de procesar, que no saben a nada. Además cuando tomamos un alimento rico en azúcar sin fibra se absorbe rápidamente. La subida rápida de azúcar estimula al cerebro a liberar endorfinas. Las endorfinas son las «hormonas del placer». El azúcar tiene premio y produce adicción.
    • Obesidad. Sí. La mayoría de los niños que «no comen bien» acaban con sobrepeso. Es una dieta rica en azúcar sin fibra que se absorbe con facilidad y se acumula en forma de grasa. La mayoría de los malos comedores tienen sobrepeso evidente antes de los 10 años.
    •  Diabetes. A fuerza de sobrecargar al cuerpo con azúcar llega un momento que agotamos nuestra capacidad de manejarla y aparece la diabetes tipo 2. Cada vez es más frecuente en niños la que antes llamábamos «diabetes del adulto».
    • Colesterol alto. El exceso de azúcar se almacena en forma de grasa. Una parte de ese azúcar se transforma en colesterol aumentando sus cifras aunque el niño no coma grasas.
    • Cáncer de Colon. Con el tiempo, tras toda una vida de dieta inadecuada, puede aparecer el cáncer de colon.
    • Esta sucesión no es un «asusta viejas». Es una realidad cada vez más frecuente. Una realidad que marca la existencia de cada vez más gente, limitando su calidad de vida y acortándola. No solucionar esto sí que debería darte pena. Que llore por no darle su «dosis de azúcar» hasta que se «desenganche», es lo que debemos hacer para corregir los errores previos que hemos cometido.

Si tienes la suerte de leer esto antes de introducir la alimentación complementaria estás a tiempo de hacerlo bien desde el principio.

Siempre os pido que compartáis los artículos.

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El recorrido del agua en el cuerpo de un niño o bebé

El agua es el principal componente del cuerpo del bebé. Es importante mantenerlo hidratado y hacerlo con agua de buena calidad.

El agua es el principal nutriente del organismo. Este vídeo explica fácilmente el camino que sigue en el organismo de un niño o bebé.

El agua es el nutriente más importante de los seres vivos. Para los seres humanos no es una excepción.

Y los niños tienen una mayor proporción de su cuerpo en forma de agua.

El vídeo nos muestra de forma esquemática algunos detalles importantes:

  • El agua entra en forma de líquido o con los alimentos.
  • En el intestino la absorbemos y pasa a la sangre.
  • La circulación la lleva a todos los puntos del organismo. Sirve de base de transporte, pasa a los tejidos ocupando espacio entre las células y en su interior.
  • Arrastra además los desechos del organismo que son purificados en el riñón y expulsados en la orina.
  • Pero no todo el agua que ingerimos es absorbida. Una parte debe quedar en las heces. Cuando esa cantidad es muy baja nos estreñimos. Cuando es demasiada aparece la diarrea.
  • La perdemos además a través de la respiración, en la mucosidad y con el sudor…

El cuerpo debe mantener una cantidad casi constante de este elemento. Y está muy bien preparado para hacerlo. Pero cuando hay pérdidas extraordinarias puede necesitar un aporte de agua por encima de lo normal.

Las situaciones que pueden hacer perder agua con más facilidad a un bebé o un niño son:

  • Diarrea. Cuando hay una irritación en el intestino que impide que absorba el agua que el cuerpo necesita. Aunque estemos tomándola en cantidad adecuada, se pierde.
  • Vómitos. Una irritación del estómago hace que lo que entra en él no pase hacia el intestino, sino que se retenga y sea expulsado por arriba. Suele ocurrir cuando el estómago detecta algo que le daña y se activan mecanismos para expulsarlo en lugar de permitir que pase hacia el intestino y lo dañe.
  • Fiebre. Cuando el cuerpo sube su temperatura puede perder agua por dos vías: Sudando y con la respiración, ya que cuanto más sube la fiebre más se acelera la respiración y más agua sale en ella.
  • Exceso de calor en el ambiente. Por ejemplo si dejamos a un bebé en la playa en las horas centrales del día. Aunque esté bajo una sombrilla puede estar a temperaturas muy superiores a 40º C. Y en esas condiciones la única vía para mantener la temperatura del cuerpo es sudar.

Aporte adecuado de agua

En todas estas situaciones es especialmente importante aportar cantidad suficiente a niños y bebés para evitar la deshidratación. Y será mucho más acuciante cuanto menor sea la edad del bebé. Ya que en los más pequeños la capacidad de adaptación es menor.

Cuando falta en el organismo hablamos de deshidratación. En un bebé suele notarse porque la boca está seca, la piel pálida y las ojeras marcadas.

Lo ideal para evitarlo es aportar cantidades pequeñas pero frecuentemente. Así suele ser mejor tolerada que si damos mucha cantidad de golpe. Especialmente será recomendable fraccionar las tomas cuando el bebé presente vómitos o diarrea. Porque cuando toma cantidades más pequeñas es más fácil que se retenga y asimile. Cuando toma cantidades mayores es más probable que se desencadene el vómito o el retortijón que acabe en diarrea.

En el cuerpo hay un equilibrio importante entre minerales y agua. Cuando aportamos un exceso de minerales deben ser eliminados por el riñón. Es parte de su trabajo. Entre las cualidades a destacar de un agua buena para niños y bebés está el hecho de que tenga una mineralización baja. Ya que si no es así, para el riñón supone una sobrecarga tener que eliminar constantemente una cantidad mayor de minerales que el cuerpo no necesita.

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Masaje para el lactante estreñido

Ana Cachinero, mamaenfermera.comColaboración de mamaenfermera.com sobre los masajes para ayudar al lactante estreñido.

«Mi hijo estuvo con lactancia mixta desde el segundo día de vida. Eso me ocasionó bastantes quebraderos de cabeza, porque tiene los inconvenientes de ambas y no tiene las ventajas de ninguna. Pero en fin, era lo más parecido a lo que yo quería haber hecho (lactancia materna exclusiva) así que, con más pena que gloria, me conformé.

Uno de los inconvenientes que sufrí es que mi hijo era bastante estreñido.

Ahora que he leído mucho más sobre el tema y he comprendido los procesos fisiológicos del bebé durante sus primeros meses de vida, veo que no era un estreñimiento real, sino más bien el «Pseudoestreñimiento del lactante«.

Sus heces no eran duras, sino grumosas, pero tardaba un par de días en hacerlas y para el segundo día ya se ponía bastante penoso.

Al principio como casi todos los bebés, hacía caca en cada toma, pero las fue distanciando, y al par de meses dejó de hacerlas, llegando a pasar incluso dos días. Al llegar el segundo día se ponía bastante penoso y molesto por lo que algo me indicaba que era hora de solucionar el tema.

Lo que mejor me funcionó eran los masajes en la barriga. Procuraba empezarlos el segundo día sin hacer caca, a media tarde, antes de que se pusiera penoso del todo y sobre todo antes de que tuviera hambre, porque si no, no había manera. El resto de los días siempre había masaje, después del baño, pero de cuerpo entero para relajarlo antes de dormir.

El masaje en la barriga para los lactantes no siempre es agradable, pueden estar con la barriga muy molesta y no permitirlo, por eso hay que iniciarlos tranquilamente, con un ambiente cálido en el que podamos desnudarlos sin que pasen frío y en una posición cómoda, para nosotros y para ellos.

Puedes utilizar una crema, para mi gusto lo más agradable es el aceite. Te lo echas en las manos y lo calientas con fricción para que no de un respingo. Eso ayuda a que las manos resbalen por su piel de manera más gustosa.

Yo le hacía los masajes sin pañal, y alguna vez casi me arrepentí de ello, aunque claro, era tan feliz cuando salía la caca que merecía la pena. (Mi marido siempre decía que a él no le aplaudía tanto las cacas ni los gases).

Empieza por acariciar toda la barriga, incluso todo el tórax y los brazos y piernas, para que se sienta tranquilo y cómodo con lo que vamos a hacer.

Después, alternando una mano y otra, haz un barrido desde el final del esternón hasta el pubis. Como si estuvieras alisando la arena. Si la barriga estuviera muy dura porque sienta dolor, hacerlo suavemente y conforme se vaya relajando se puede ir presionando un poco más, que apenas descienda uno o dos centímetros.

Cuando notes que la barriga no ofrece resistencia empezamos con el masaje circular, siempre en el sentido de las agujas del reloj. Eso tiene su explicación anatómica, es el mismo camino que sigue la caca por el intestino y es una manera de estimular el peristaltismo del bebé. Empieza con la mano derecha desde el lateral derecho de su barriga, cuando la atravieses hasta el lado izquierdo empiezas con la otra mano el mismo camino, y vas trazando un círculo hasta que te cruces con la mano izquierda y pasas por encima para volver a empezar. Al principio puede ser una caricia y poco a poco ir haciendo un poco más de presión, siempre una cosa moderada.

Otra técnica es hacer movimientos de derecha a izquierda de su barriga con la mano plana y los dedos cerrados haciendo ondular como una ola, avanzando poco a poco con la presión desde el talón de la mano hasta los dedos y levantando para avanzar, como un gusanito. Con esta técnica mi hijo se pegaba pedos (con perdón) al ritmo de mi mano y yo disfrutaba como una enana.

Finalmente he de reconocer que yo nunca utilicé ningún enema tipo Verolax o Paidolax. Utilizaba la técnica del dedo. Cogía mi dedo meñique, lo mojaba en aceite de oliva y masajeaba su esfínter con círculos. Poco a poco se va dilatando y ya con la barriga relajada por el masaje tardaba bien poco en aparecer la tan añorada plasta.

Cuando trabajaba en la urgencia de pediatría y venían los niños con gases, yo siempre pedía unos minutos para hacerles el masaje antes de empezar a estimularlos con sondas y demás. Me cuelgo la medalla porque en muchos de los casos conseguí no llegar a necesitar más estimulación que un masaje, aunque si puedo elegir, lo prefiero tranquila en casa y no con la presión de una camilla de hospital.»

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Problemas con la comida en niños

aplicación bebé sin cólico para iphone

Por fin respuestas claras para que coma bien.

 

La alimentación es uno de los pilares fundamentales de la salud en los niños, junto con:

– Afectividad.
– Sueño.
– Sistema defensivo.
– Desarrollo cerebral.

De hecho, los problemas en la alimentación pueden afectar a los otros cuatro pilares.

Pero por frecuencia de consulta está en segundo lugar (después de las infecciones durante los dos primeros años).

Uno de los motivos para que los padres se agobien con la alimentación de sus hijos, es que es algo muy cambiante: Los niños son seres humanos en desarrollo, y en el tema de la comida, deben pasar de alimentarse únicamente con leche a tener una alimentación completa y con sólidos antes de los 2-3 años.

Es un proceso que encima no es igual en todos los niños. Tanto padres como pediatras nos guiamos por pautas de introducción de la alimentación complementaria. Pero la queja de muchos padres es que hay muchas pautas diferentes y es difícil saber cuál es la adecuada para su hijo en concreto.

Lo que yo voy a hacer en este libro es explicar cuales son a mi parecer los pilares para obtener una alimentación saludable en nuestros hijos. Lo haré desde mi experiencia como pediatra al que le gusta dialogar con los padres de forma abierta, para conocer otras opciones y lo que funciona o no en cada niño.

Otros pediatras lo enfocarán de forma diferente, y es muy probable que vosotros hagáis modificaciones propias según las características de vuestros hijos. Estad tranquilos haciéndolo.

Lo primero que hay que tener claro en alimentación es que el cuerpo de vuestro hijo está preparado para compensar de sobra la mayoría de los errores que podamos cometer. Así que empezad por algo fundamental: No os agobiéis.

Yo suelo decir que los seres humanos tenemos más problemas con la alimentación que los demás mamíferos porque nos sobran neuronas. Le damos demasiadas vueltas a las cosas. Y en alimentación no somos tan diferentes de otros mamíferos con mucha menos capacidad cerebral que nosotros. Si a ellos les va bien sin calentarse tanto los cascos es que nosotros nos pasamos.

Así que en este libro, mi único objetivo es centrarme en lo que creo que de verdad puede ser importante y desmitificar temas que sé que agobian a muchos padres y que creo que producen más problemas por la preocupación que generan, que por su importancia real.

Voy a centrarme en los primeros 3 años de vida de los niños. Porque es en esta etapa en la que vamos a hacer la mayoría de las cosas importantes sobre alimentación con nuestros hijos.

 

5 Conceptos importantes que aprenderás en las 198 páginas de este libro:

  1. Cómo influye la alimentación en otros pilares del desarrollo de tu hijo, como la afectividad, el sueño, el crecimiento y su aprendizaje.
  2. Cuáles son los principales problemas con la alimentación desde el nacimiento y cómo afrontarlos.
  3. Qué desafíos surgen con la alimentación complementaria y qué hacer para resolverlos.
  4. Problemas concretos con respuestas concretas: El niño que no come, el bajo peso, el estreñimiento, la obesidad
  5. Cómo lograr en definitiva una evolución adecuada desde el nacimiento hasta que tu hijo tenga una dieta completa.

 

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Precio: 9,70 €

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El Cólico del Lactante

Cólico del Lactante

El bebé con gases o cólico del lactante es un tema difícil para quienes lo sufren y para muchos pediatras. Os cuento lo que he aprendido sobre él.

Qué es el Cólico del Lactante

El Cólico del Lactante es una de las mayores pesadillas para los padres los primeros meses de vida.
 Resulta desesperante.

Son niños que lloran mucho con dolor de barriga.

Definición clásica:

Niño menor de 3 meses que llora más de 3 horas al día, más de 3 días por semana.

En teoría sin que esté enfermo.

Esta definición me lleva a la primera consideración importante sobre el cólico: El cólico del lactante no existe.

Si lees esto porque tu hijo cumple la definición y te lo han diagnosticado estarás pensando: «pues empezamos bien».

A lo que me refiero es que el «Cólico del lactante» no es un problema concreto: Es un cajón de sastre en el que se mete a todos los bebés que cumplen la definición. Y ahí está el primer error.

Hay muchas teorías sobre el cólico del lactante.

Hay muchas soluciones para el mismo.

Y hay muchos bebés que tras teorías, medidas alimentarias y medicinas varias siguen con el cólico del lactante durante meses.

Las teorías que hay hablan de intolerancias alimentarias, defectos en la movilidad del intestino…

Lo que se puede ver en todo niño con cólico del lactante es:

– Niño entre los 15 días y los 3-4 meses. Hablar de cólico antes de los 15 días es mucho decir. Ya se apuntan maneras, pero es una fase en la que se está empezando a adaptar a la alimentación y no puede decirse que puntuales momentos de más dolor sean un cólico como tal. En cuanto al final, generalmente suele ceder poco a poco a partir de los 2 meses y medio o 3 meses, aunque hay alguno que sigue hasta los 6 meses.

– Son niños ansiosos para comer.

La solución que me enseñaron para el Cólico del Lactante

Lo que a mí me enseñaron en la especialidad es lo siguiente:

«Pues no la hay.
 Es decir, hay demasiadas. Y cuando algo tiene muchos remedios…
»

Desde el punto de vista de lo que podemos darle hay 3 opciones:

Medicinas que aumentan el movimiento del intestino favoreciendo que echen los gases. 
(Aerored, Carminativo Juventus, Lupidón, Enterosilicona…Colikind, Nux vomica).

Infusiones como Blevit Digest, Colimil, Alivit…

Leches especiales como Blemil AC, Almirón Omneo, Nutramigen, Novalac AC…

Como digo, los hay que después de probarlo todo no mejoran con nada.

¿Porqué no funciona y cómo me planteo el cólico en la actualidad?

Lo que he aprendido del cólico es que en realidad en cada niño es diferente. Ese llanto del niño suele ser el resultado de la combinación de varios problemas. Lo difícil es que cada niño tiene una mezcla diferente. Pero los elementos que están presentes en la mayoría son una lista corta:

  1. Una mala pauta de alimentación.
  2. Gases.
  3. Intolerancia a la lactosa.
  4. Intolerancia a las proteínas de la leche de vaca.
  5. Reflujo gastro-esofágico.
  6. Niño de alta demanda.

No hay tratamiento para el cólico del lactante. Pero sí que lo hay para cada una de las posibles cosas que se combinan en cada caso dando lugar a él. El problema es averiguar cual es la mezcla en un niño concreto. No es algo tan sencillo como dar una infusión o un medicamento. Pero mi experiencia es que con este abordaje es posible obtener mejorías importante en poco tiempo.

Para llegar a descubrir esas causas y cómo solucionarlas ofrezco 3 opciones:

Espero que alguna de esas opciones pueda ayudaros.

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¿Es lo mismo para un niño tomar fruta que zumo?

Muchos padres ofrecen zumo de frutas a sus hijos pensando que es sano. No es una buena solución. El pediatra explica porqué.

 

A muchos niños no les gusta la fruta. Ya desde el principio, cuando se la damos por primera vez a un bebé, suele poner caras raras.

No es extraño. Su sabor es ácido. Y la mayoría de los niños prefieren el dulce.

Esto no es siempre así. A muchos niños les encanta la fruta.

Pero en los casos en que no la aceptan hay un problema.

Los padres tienen claro que la fruta es rica en vitaminas, y se preocupan si su hijo no la toma.

En ese momento, aparece el zumo. Lleva vitaminas y la mayoría de los niños que no quiere comerla, acepta bien el zumo de fruta.

Ahí tenemos varias opciones:

Zumo natural hecho en casa.

Zumo envasado.

– Mezcla de zumo con otras cosas.

Respecto a los zumos envasados y mezclas de zumo con otras cosas: En muchos casos llevan añadido azúcar. No es por maldad.

El sabor dulce gusta, y además compensa el ácido. Y si al consumidor le gusta más, lo compra frente al de la competencia.

Como ya tiene cierta mala fama el tema del azúcar, hay muchos que basan parte de su publicidad en «sin azúcar añadida».

Pero ahí, también hay trucos: Puedo no añadir azúcar como tal, pero añadir extracto de zumo de uva o piña. Se buscan extractos especialmente ricos en azúcar «natural», para añadirlos a otros zumos.

El resultado vuelve a ser un zumo «enriquecido en azúcar«.

Pero, ¿y si le hago yo el zumo a mi niño en casa?

El zumo natural no es malo en sí. Pero es una versión muy pobre de la fruta.

Para hacernos una idea, la diferencia entre el zumo y la fruta es la misma entre una ensalada de remolacha y un terrón de azúcar.

El problema de verdad es que le quitamos la fibra. Y es la fibra la que hace que la fruta y la verdura sean formas sanas de tomar hidratos de carbono. Es decir azúcares.

Las vitaminas son importantes. Pero lo es aún más la forma en la que se absorve el azúcar. Porque en la actualidad, las carencias de vitaminas son algo mucho menos frecuente y grave en nuestra sociedad, que la obesidad infantil.

Podemos entender con facilidad la diferencia:

Cuando tomamos fruta completa, la fibra enlentece la absorción de azúcar, con lo que los niveles de azúcar en sangre se mantiene en cifras suficientes para eliminar el hambre, sin llegar al nivel en el que el azúcar sobrante se almacena en forma de grasa.

azúcar con fibra
Absorción de azúcar con fibra: Sano

Pero cuando tomamos zumo, hemos eliminado la fibra. Eso hace que el azúcar se absorba rápidamente. Sube hasta niveles en los que sobra azúcar, que se almacena en forma de grasa. Y baja en seguida, con lo que se vuelve a tener hambre.

Absorción de azúcar sin fibra.
Absorción de azúcar sin fibra: No es sano.

Hay bebidas azucaradas peores para la salud que los zumos, y evidentemente si estos son naturales, es mejor que los envasados.

Pero la realidad es que la forma sana de tomar fruta, es con su fibra.

Y como bebida, la única realmente sana es el agua.

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El Estreñimiento en niños

Estreñimiento en niños

Cómo recuperar un movimiento normal de la tripa: Vence el estreñimiento de tu hijo.

Estreñido es aquel que hace caca dura y con dolor.

Si no hace todos los días, pero cuando sale lo hace sin dolor, y mientras está dentro no causa molestia, no es estreñido.

Hay tres grupos distintos de estreñidos:

El lactante estreñido, el niño que se estriñe al quitarle el pañal y el preescolar o escolar que no tiene unos hábitos adecuados.

Estreñimiento en el lactante:

Hay que diferenciar lo que es estreñimiento real del «Pseudo estreñimiento del lactante».

El «Pseudo estreñimiento del lactante»:

Cuando un niño nace, hace caca con cada toma o incluso más de una vez por toma.

La causa es el reflejo gastrocólico: En cuanto comen y el estómago empieza a llenarse manda órdenes al intestino para que empiece a hacer sitio.

Su barriga tiene poca capacidad y al entrar comida nueva tiene que decidir entre hacer sitio a la nueva (que trae más alimento) o quedarse con la vieja (que tiene menos alimento).

Decide hacer sitio a la nueva y la vieja la echa sin que haya acabado la digestión (por eso salen grumos blancos que es leche sin digerir).

Al principio el cierre del culete (el ano) no tiene capacidad de cerrarse.

Por eso es moverse la tripa y hacer caca, cada vez que come.

Llega un momento (entre las 2 y las 8 semanas habitualmente) en que el ano empieza a tener fuerza suficiente para contener la caca.

El niño puede relajarlo o apretarlo, pero no sabe cuando hacer una cosa o la otra.

El resultado es que después de cada comida sigue teniendo el reflejo gastrocólico.

Empieza a apretar la barriga (lo que muchos padres interpretan de forma equivocada como que tiene gases) y pueden estar un rato molestos y haciendo ruidos de queja hasta que se pasa el reflejo gastrocólico.

Eso le pasa tras cada toma en la que no consigue hacer caca.

En las que hace se queda a gusto en seguida.

Hace caca si relaja el ano mientras tiene el movimiento de tripa: Si relaja cuando la tripa no se mueve o mueve la tripa y no relaja el ano, pueden pasar días sin hacer.

La clave para saber que no es estreñimiento real es:

Cuando por fin hace,

a veces varios días después,

la caca es BLANDA.

¿Por qué no hizo antes?

Porque no dio la casualidad de relajar el ano mientras la tripa se movía.

El tratamiento:

Si lleva más de dos días sin hacer deposiciones hay que conseguir que haga.

Para eso lo que recomiendo son Verolax o Paidolax (enemas de glicerina de 4 ml).

Si leéis el prospecto veréis que pone «no recomendable para menores de 2 años».

Porque en lactantes pequeños si se introduce la cánula del enema hasta el fondo puede hacerles daño.

Por tanto en los menores de dos años puede usarse pero introduciendo sólo 1 centímetro o centímetro y medio la cánula y entonces se comprime el enema para que entre su contenido.

La clave para que sea efectivo está en el momento que lo estimulamos:

El momento más adecuado para usarlo es cuando notamos que el niño está encogiendo las piernas, con la barriga dura y haciendo gruñidos.

En ese momento se están produciendo movimientos en el intestino con la intención de expulsar las heces, pero no consigue relajar el ano.

La introducción de la cánula del enema estimula su relajación, y al introducir la glicerina favorecemos la expulsión de las heces.

Si lo hacemos de este modo conseguimos educar al niño para que entienda que cuando note los apretones de la barriga debe relajar el ano.

 

Hay niños que esto lo entienden en dos días

y otros que tardan dos meses.

No deben usarse los supositorios de glicerina (miden más de 1,5 cm) ya que hacen más daño al entrar y suelen echarlos enteros con lo que también hacen daño al salir.

No deben usarse tampoco el bastoncillo con aceite, la cerilla, la ramita de geranio ni el termómetro, porque ninguno de éstos está esterilizado y si le hacemos una herida puede infectarse con facilidad.

El Verolax o el Paidolax tampoco podemos estar usándolo continuamente.

Puede usarse durante un par de meses si es necesario pero no todos los días:

Si pasa dos días sin hacer nada,

al tercero le toca, cuando tenga el apretón.

O antes de los dos días

si en algún momento está muy molesto.

 

El estreñimiento real en el lactante:

Está realmente estreñido si las heces son duras.

Suele estreñir más la leche artificial que el pecho.

Por lo que algunos se estriñen al introducir la leche artificial.

Los hay también que se estriñen por falta de líquido, generalmente por preparar mal la leche (muy concentrada).

Y los hay que simplemente son estreñidos.

Cuando la caca es dura quiere decir que necesitan en la alimentación algo que les ayude.

Si ya toman fruta hay que evitar la manzana y el plátano maduro porque estriñen.

Le ayudan por ejemplo naranja o mandarina, ciruela, kiwi, piña…

Pero con la naranja, que suele ser lo más usado hay que evitar el error de dar el zumo.

El zumo tiene mucha vitamina C pero no aligera.

Es la pulpa que se queda en el exprimidor lo que aligera.

O sea, que al preparar la fruta hay que echar los gajos enteros (sin semillas) y batirla.

Si además toma verduras evitad la zanahoria y el arroz y no os paséis con la patata porque estriñen.

Deben darse verduras con hebras (judías verdes, puerro, apio…).

Cuando a pesar de tomar todo esto no hace si no se le estimula o si todavía no toma más que leche hay que añadir algo más: La Eupeptina es lo que yo recomiendo en los lactantes.

No uséis Eupeptina en el Pseudo estreñimiento, porque no soluciona el problema, sino que lo empeora: Hace que se mueva más la tripa (más retortijones) pero si no relaja el ano no sale nada.

La Eupeptina es un laxante que no se absorbe y no tiene dosis fija.

Hay niños que con una cucharadita hacen 7 deposiciones y los hay que con 7 cucharaditas no hacen ninguna.

Se empieza con dos cucharaditas al día mezcladas en agua, manzanilla o en el biberón con la leche y si no tiene deposiciones se aumenta una cucharadita más cada día hasta que se regule.

Si llega un momento que hace más veces al día se puede bajar la dosis de cucharada en cucharada mientras siga haciendo bien o volviendo a subirla si se vuelve a estreñir.

Y se puede mantener el tiempo que sea necesario.

Los laxantes no producen adicción como dicen algunos.

Lo que sucede es que cuando alguien se estriñe y con un laxante se regula es porque en realidad necesita más fibra en la dieta.

El laxante es un comodín, y si al retirarlo no lo sustituimos corrigiendo el defecto en la dieta pues se estreñirá de nuevo.

En el preescolar al que se va a retirar el pañal:

La forma adecuada de quitar el pañal a mi modo de ver es la siguiente:

En el primer verano que al comienzo del mismo el niño ya tiene los dos años cumplidos, hay que convencerle de que nos avise cuando tiene ganas de ir al servicio, que llegue y que sea capaz tanto de orinar como de hacer caca en el servicio o en el orinal.

Si se quita el pañal por las buenas, como forma de coacción, tal vez consigamos que orinen en el váter, pero la mayoría de las veces se retienen cuando tienen ganas de hacer caca hasta que se endurecen las heces tanto que no es capaz de hacer.

O le duele y si le dan ganas se retiene por miedo al dolor.

En muchos casos es tan dura al salir que produce una fisura (herida) anal que duele cada vez más al intentar hacer caca.

El resultado es un círculo vicioso: No hace, cuando por fin lo intenta se hace una herida, le duele tanto que no hace… Y empezamos de nuevo.

Este círculo vicioso se rompe obligándolo a hacer y curando simultáneamente la fisura.

Para obligarle a hacer se le da algo que le aligere la barriga lo suficiente para que no pueda aguantarse aunque quiera: Un laxante.

Yo suelo usar la Lactulosa en dosis creciente (no hay dosis fija en los laxantes, no son tóxicos y se puede subir poco a poco hasta conseguir nuestro objetivo) hasta que se suelta y luego se mantiene la dosis necesaria para que haga todos los días blando durante unos 10 días, que suele ser el tiempo necesario pare que le pierdan el miedo y se cure la fisura.

Para que no le duela al hacer yo recomiendo que cuando notes que el niño está intentando contenerse para no hacer, le apliques un pequeño enema de «Lubricante urológico»: Es un anestésico que suele usarse para sondar la vejiga de la orina, que hace efecto en pocos segundos.

Espera un minuto y ponle un Verolax (Enema de glicerina) para que envuelva las heces y escurran al salir sin hacer daño.

Si aún así no hace podemos ponerle un Fisioenema infantil (enema de suero fisiológico de mayor tamaño).

Esta pauta se puede repetir a diario hasta que expulse heces blandas, mientras seguimos dándole Lactulosa en la dosis necesaria para que haga al menos una o dos veces al día, y más bien blanda.

Si tras los 10 días hace ya de forma regular y sin dolor la Lactulosa se reduce progresivamente dando un mililitro menos cada día hasta suspenderla del todo.

La retirada del laxante debe acompañarse de un aumento de fibra en la dieta y no hace falta que sea inmediata, de modo que si al bajar la dosis de laxante empieza a estreñirse es mejor aumentar de nuevo su dosis que llegar a hacerse una nueva fisura anal.

En preescolares-escolares:

El dolor del estreñimiento puede ser muy intenso, de hecho la gran mayoría de las supuestas «apendicitis» de los niños se «operan» en el baño.

Como dije al principio se considera estreñido todo aquel que no hace al menos una deposición diaria o quien haciéndola es siempre dura y escasa.

El segundo caso tiene los mismos problemas pero menos frecuentemente.

Se puede ser estreñido a estas edades lo mismo que en los adultos, por falta de fibra en la dieta o por falta de tiempo.

Cada persona tiene un intestino más activo o menos y necesita una cantidad determinada de fibra.

Y tiene más movimiento a una hora concreta del día.

Ese momento hay que aprovecharlo.

Es más, cuanto más nos acostumbramos más fácil se hace.

Hay niños que cuando llega ese momento se aguantan por no dejar lo que están haciendo.

Esos niños aún tomando la fibra adecuada se acaban estriñendo.

Otra causa de estreñimiento es el exceso de productos lácteos.

La mayor parte de los niños que comen mal acaban «mantenidos» con productos lácteos.

Pero si toma más de medio litro al día, contando todos los lácteos, está tomando más calcio del que necesita, y ese exceso de calcio no se absorbe, queda en la caca y la endurece.

Es tan frecuente el estreñimiento que lo primero que hay que hacer cuando un niño se queja de dolor de barriga es decirle que vaya al baño e intente hacer caca.

En la mayoría de los casos si hace se le pasa el dolor.

Mientras sea así, no tiene nada grave, gases o estreñimiento.

Si no es capaz de hacer por sí mismo se le ayuda poniéndole un enema (Fisioenema) con glicerina líquida (Verolax).

El enema lo venden por separado de la glicerina líquida.

Se compran los dos, se abre el enema, se echa un buen chorreón de glicerina, se agita y se le pone.

Debe aguantarse antes de ir al servicio tanto como pueda (generalmente no aguantan ni 5 minutos) porque si lo echa enseguida no le sirve de nada, echa sólo el enema.

Si pasa eso, se le pone otro.

Si al hacer se alivia el dolor estaba estreñido.

Si no mejora debe ser visto por un pediatra para descartar otras causas de dolor abdominal.

Si tras mejorar al hacer, no cambiamos su dieta y no se acostumbra a regular su ritmo de ir al servicio el dolor volverá más tarde o más temprano.

Y cuanto más dure el estreñimiento más vago irá haciéndose el intestino, hasta que llegue un momento que aún con toda la fibra posible no responda.

En algunos casos, un niño habitualmente estreñido, empieza a hacer deposiciones líquidas de poca cantidad y que se le escapan a veces.

Todo ello acompañado de un dolor similar al que ha tenido otras veces al estreñirse.

La mayoría de las veces acuden por pensar que lo que tienen es diarrea.

Suele ser al revés.

Está tan estreñido que la comida que va tomando ya no cave y conforme entra en la barriga va escurriendo entre las bolas duras de heces que ocupan todo el intestino y no es capaz de echar.

El resultado son pequeñas cantidades de comida a medio digerir, líquidas y que se van escapando.

¿Hay algo peor que el dolor de un estreñido?

Pues sí, por ejemplo el de un estreñido con gases.

Son dolores muy fuertes a ratos, que cuando aprieta incluso se queda pálido y puede irradiarse hacia el pecho y la espalda.

Para evitar los gases debemos eliminar las bebidas con gas (cosa que entiende cualquiera), pero además hay que eliminar cualquier aporte de azúcares refinados, es decir chucherías, zumos, batidos, bollería y pastelería… y Chicles.

¿Y eso? Pues por algo muy simple.

El exceso de azúcar se absorbe sólo en parte, tenemos tanta azúcar en el intestino que los microbios que hay en él empiezan a reproducirse demasiado y fermentan esa azúcar, lo que libera gases.

¿Y el chicle si es sin azúcar?

Cuando masticamos chicle, tenemos saliva en la boca. Y al masticar hacemos burbujas con esa saliva, que nos tragamos.

Es decir que estamos tragando aire envuelto en saliva.

Para aquel que tiene problemas de estreñimiento o gases, un chicle es muchas veces «la gota que colma el vaso».

A veces el estreñimiento no se corrige porque se subestima su importancia.

Ser estreñido implica que su alimentación es mala, lo que además de malnutrirlo le causará problemas más graves cuando crezca:

El azúcar y las grasas se asimilan en más cantidad y más rápido cuando no hay fibra que acelere el paso del alimento por el intestino.

A la larga está comprando papeletas para que le toque tener diabetes de adulto y el colesterol alto (es decir infartos y trombosis).

Además, el cáncer más frecuente es el cáncer de colon, cuya causa principal es la dieta pobre en fibra a la que estamos acostumbrados desde pequeños.

Es decir que tres de las principales causas que acortan nuestra vida y la empeoran son debidas a una dieta mala contra la que nuestra barriga lleva toda la vida avisándonos en forma de estreñimiento y dolor y a los que no hemos hecho caso.

No escribo esto para crear una ansiedad innecesaria en unos padres que seguro que ya tienen suficientes preocupaciones.

Entre otras cosas porque la ansiedad no sirve de nada.

Lo que tenéis que tener claro es que tiene un problema que merece el esfuerzo necesario para solucionarlo, y espero que con lo anterior tengáis los conocimientos necesarios para hacerlo.

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Consumismo en la comida de los niños

Problemas con la comida en niños debidos al consumismo de nuestra sociedad.

 

La comida se ha convertido en mucho más de lo que es su función natural de suministro de energía y material para el cuerpo.

Hoy en día es excepcional la reunión social que no se realiza en torno a la comida:

Comidas de negocios, familiares, de navidad, de año nuevo, de noche vieja, bodas, bautizos, comuniones, cumpleaños, despedidas de soltero…

Y cada vez son celebraciones en las que la comida resulta dentro de un ambiente general de exceso, más desproporcionada.

Mis padres no eran ricos, cuando se casaron, invitaron a sus amigos y familiares a chocolate con churros. Pero esa era la norma.

Hoy en día cualquier boda sin una comida con entrantes, dos platos, postre y barra libre es “de muertos de hambre”.

Los Bautizos y las Comuniones han alcanzado el nivel de las bodas.

Los cumpleaños son cada vez más estrambóticos en una especie de competencia por no ser menos que los padres de los amiguitos de nuestro hijo.

Parece imposible quedar simplemente para dar un paseo sin empezar o acabar comiendo. O hacer directamente rutas de tapeo en las que paramos para volver a comer cada 100 metros (especialmente en el sur: vivo en Granada, la ciudad de las tapas gratis).

“Ir de campo” se ha convertido en llegar en coche a un merendero, andar cien metros hasta la barbacoa libre más cercana e hincharnos a comer.

En realidad no puede decirse que no se haga ejercicio: tan sólo acarrear la cantidad de comida, bebida y mobiliario que se lleva a una de estas “excursiones a la naturaleza” es un ejercicio sobrehumano.

En todas estas ocasiones y otras más (cine, centro comercial…), acabamos comiendo comida de mala calidad y en cantidades innecesarias para nuestra nutrición.

Y los niños están dentro de esa forma de hacer las cosas. Les ofrecemos de forma totalmente desordenada esa comida de mala calidad en función, no de sus necesidades, sino de nuestros planes sociales.

¿La consecuencia?

Una obesidad infantil en aumento y una dieta en general difícil de mantener mínimamente sana.

¿La solución?

Actividades de ocio más sanas y activas.

Procurar tener una alimentación en la que cuidemos más de la calidad.

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