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Porqué se estriñe mi niño y cómo solucionarlo

Cómo resolver el estreñimiento en niños que ya tienen una dieta completa y sin pañal.

Cuando un niño se estriñe sufre. Te explico cómo arreglar el problema entendiendo las causas. Explicación para Madres y Padres.

Este artículo no es corto. Pero si de verdad quieres solucionar el estreñimiento de tu hijo, aquí tienes realmente las respuestas que necesitas.

Me voy a centrar aquí en el estreñimiento en niños que ya tienen una dieta completa y han dejado de usar pañal.

El mecanismo en estos casos es igual al de los adultos. Así que si además de tu hijo tú sufres estreñimiento, esto es igual de válido para ambos.

¿Qué es estreñimiento y qué no lo es?

Estreñido es el niño que sufre cuando tiene que hacer caca.

La clave no es la frecuencia. Es habitual que el estreñido haca caca con poca frecuencia. Pero si un niño tarda días en hacer, sin que eso le produzca dolor, tampoco es un problema.

La clave es el dolor. Y puede ser de dos tipos:

  1. Si no hacer caca aumenta la presión en la barriga y esa presión le hace quejarse con frecuencia de dolor de barriga, no pudiendo resolverlo haciendo con facilidad, tiene estreñimiento.
  2. También puede ocurrir que haya dolor haciendo caca. Esto puede producirse porque las heces sean duras y voluminosas y hagan daño al salir, en ocasiones generando una herida en el ano que llamamos fisura anal. Cuando hay fisura suele haber una hemorroide en el exterior y puede manchar la caca con sangre, con dolor intenso al intentar expulsar la caca. La fisura suele estar en el interior y en la mayoría de las veces no se ve.

¿Qué ocurre cuando un niño se estriñe?

El estreñimiento puede empezar de muchas formas, pero lo más habitual es que lo haga porque en su dieta hay poca fibra o demasiados alimentos astringentes.

Fibra y estreñimiento

Muchas veces veo niños a los que para resolver el estreñimiento se le dan suplementos de fibra. Esto sólo funciona si hay poca fibra en la dieta.

La fibra es la parte de la alimentación que no podemos digerir y que por tanto se queda en la caca dándole volumen.

Si un niño toma poca fibra, hay poca caca. Esto pude hacer que el intestino reduzca su movilidad en la parte final, ya que la cantidad que tiene que expulsar es escasa y puede acumular lo que sobra durante más tiempo.

Para que un niño haga caca necesita que se abran dos esfínteres (dos cierres en el ano): el interno, que es involuntario y se abre de forma automática cuando detecta que la parte final del colon se dilata de repente; y el externo, que es voluntario y que podemos mantener cerrado hasta que llegamos al baño, para relajarlo entonces y dejar salir las heces.

Cuando hay poca fibra, la parte final del colon no se llena rápidamente, sino poco a poco. Eso hace que no detecte la sensación de estar llenándose que relaja el esfinter interno.

Por eso llega un momento en que hay mucha caca acumulada, hay presión y dolor, pero el niño intenta hacer caca y no puede, porque el cierre interno del ano está cerrado.

Dureza de las heces y estreñimiento

Pero no es sólo cuestión de fibra. De hecho, muchos niños toman cantidad suficiente de fibra, y las heces son voluminosas, pero son tan duras que causan dolor al salir.

Para algunos niños, hacer caca es como un parto. Por su ano deben salir heces de un volumen tan grande y tan duras que resulta muy doloroso.

El motivo no es la falta de fibra. La composición de esa gran bola que le cuesta expulsar es fibra. El problema es que está tan seca que se ha vuelto compacta y es tan grande que no puede salir.

La Causa es la falta de agua en la caca. Y esto puede ocurrir por tres motivos:

  1. El niño bebe poco líquido. Teóricamente sería lo que pensaríamos en primer lugar. Pero por experiencia os digo que es la menos frecuente.
  2. Toma demasiados alimentos astringentes. Los alimentos astringentes son aquellos que clásicamente se han dado a un niño con diarrea, porque incluso con el intestino dañado se digieren con facilidad y se absorben, arrastrando agua al interior del cuerpo: Patata, zanahoria, arroz, plátano maduro, manzana, yogur, queso fresco, pan blanco…. Si un niño toma demasiados alimentos de este tipo su caca tendrá poca agua, porque al digerirse en forma de azúcares simples se absorben con facilidad arrastrando agua y dejando la caca seca. Tomar alimentos en puré degrada la fruta y la verdura haciéndolos más fáciles de digerir, lo que los vuelve astringentes.
  3. Tiene un intestino que se ha acostumbrado a absorber demasiado bien el agua. Esto ocurre en algunos niños de forma espontánea, en otros porque toman alimentos astringentes con mucha frecuencia y en otros porque el paso de heces es lento y deja tiempo de sobra al colon para absorber el agua.

El círculo vicioso del dolor

Haya empezado por falta de fibra, por exceso de alimentos astringentes, por falta de agua…. el problema se agrava si hacer caca duele. 

Porque si duele el niño va a retener más la caca. Cuando note que el esfínter interno se relaja y tiene ganas de hacer caca, va a cerrar el externo de forma voluntaria, porque tiene miedo de que le haga daño.

Si esto ocurre, la caca se retiene, se compacta y aumenta su tamaño, con lo que cuando no tenga más remedio que hacer el dolor aumenta.

En muchos niños esto empeora si al salir se estira tanto la mucosa del ano que se desgarra, haciendo una fisura anal. 

Esta fisura hace que el dolor sea muy intenso cuando la caca sale, a veces acompañada de sangre, y con frecuencia justo debajo de la fisura se forma una bolsa de piel en la que las venas del ano están dilatadas (una hemorroide o almorrana), que también es dolorosa por sí misma.

Para romper el círculo vicioso hace falta tiempo

El principal problema que veo al tratar estreñimientos es que no se entiende que esto es un problema crónico.

El estreñimiento no se resuelve:

Haciendo dieta, sino cambiando a una dieta sana. Si un niño se estriñe porque su dieta es pobre en fibra o rica en astringentes debe cambiar su dieta para siempre, o volverá el estreñimiento.

Cuando hace blando. Hacer blando una vez es signo de que vamos por buen camino, pero muchos padres en cuanto su hijo hace blando eliminan el tratamiento, con lo que volvemos a empezar.

Para resolver de verdad el estreñimiento necesitamos:

Que el dolor desaparezca y no vuelva. Porque si duele entramos en el círculo vicioso con mucha facilidad.

Cerrar la fisura si la había. Esto suele ocurrir en cuanto pasa 7-10 días sin que haga cacas duras ni voluminosas. Las cremas para que cierre una fisura anal son innecesarias y contraproducentes. Pueden ser útiles para aliviar el dolor. Pero en muchos casos enlentecen la curación, especialmente porque el propio aplicador de la crema puede reabrir la fisura.

Mantener el final del colon (recto) vacío el tiempo suficiente para que recupere la sensibilidad que relaja el esfínter interno cuando se llena. Esto puede tardar semanas en recuperarse.

Recuperar la movilidad normal de intestino. Depende de cuanto tiempo lleve con el estreñimiento. En casos en los que ha durado años, pueden ser necesarios muchos meses para esto.

Acostumbar al colon a que no absorba tanta agua y no compacte tanto las heces. Esto en alguna ocasiones no se logra nunca, porque hay personas en las que esta capacidad es excesiva y sólo puede compensarse reduciendo de forma radical los astringentes o con laxantes de forma casi permanente.

Todo esto se consigue teniéndo una estrategia clara a largo plazo. Es un problema crónico y la solución es siempre de largo plazo.

El tratamiento del niño que se estriñe

Tiene 3 elementos fundamentales:

– Hábito de no aguantar la caca.

– Dieta adecuada.

– Laxante.

Los enemas son algo que puede usarse sólo de forma puntual, cuando la presión de caca en la barriga es tal que necesita vaciar rápidamente para que desaparezca. Pero el estreñimiento debe arreglarse por arriba, por lo que entra por la boca. El Enema es una solución de último recurso, porque puede empeorar el dolor abriendo una fisura y porque el niño tiende a cerrar aún más el esfínter si se le irrita.

No aguantar la caca

Muchos niños cuando tienen ganas de ir al baño se aguantan hasta que se le pasan las ganas.

Evidentemente lo hará si hay dolor al hacer caca.

Pero muchos lo hacen simplemente porque están haciendo algo que les gusta y prefieren aguantarse para seguir con su actividad. O porque no se dan las circunstancias para que haga cómodamente, como ocurre a veces si les da ganas fuera de casa o en el colegio y el baño disponible no está muy en condiciones.

Debemos procurar que el niño disponga de buenas condiciones para hacer caca cuando tenga ganas, para eso lo mejor es que se acostumbre a hacer a una hora en la que habitualmente está en casa: Al levantarse por la mañana, a lo largo de la tarde….

Esto se hace estando atento a si presenta ganas en cualquiera de estos momentos y animándolo a que vaya al baño en ese momento.

Dieta adecuada

Tiene tres puntos clave, y no es algo temporal. Son los puntos de definen una dieta sana, no astringente:

Cantidad suficiente de fibra. Esto se consigue con Fruta, Verdura y Legumbres lo menos procesadas que sea posible. Hasta que reeduquemos los gustos del niño puede ser necesario usar Suplementos de Fibra. Pero si tu hijo tiene unas heces voluminosas que le causan dolor no aumentes la cantidad de fibra.

Evitar alimentos astringentes, ricos en azúcares de absorción fácil: Estos alimentos suelen gustar a los niños porque al absorberse el azúcar con facilidad producen endorfinas, que dan sensación de placer. Los alimentos ricos en fibra enlentecen la absorción de azúcar reduciendo ese pico de endorfinas. Por eso la mayoría de los niños tienden a comer mejor los alimentos astringentes y a rechazar los ricos en fibra. Alimentos astringentes a reducir son: Patata, zanahoria, arroz, plátano, manzana, lácteos, harinas refinadas (pan, pasta, cereales destronados…)

Cantidad suficiente de agua. Muchos niños no beben nunca agua. Toman todo tipo de bebidas azucaradas en su lugar, porque le hacen sentirse bien al tomarlas. Pero recuerda que este azúcar, además de otros problemas nutricionales, se va a absorber arrastrando más agua y resecando la caca.

Laxantes

Los dejo para el final porque son lo más importante cuando el estreñimiento ya es un problema crónico.

Evidentemente si con hábito y dieta se resuelve, no vamos a necesitar el laxante.

Pero en muchos, muchos casos, es la herramienta que nos permite romper el círculo vicioso del estreñimiento.

El problema es que la gente no sabe usarlos.

Se tiende a recurrir a ellos tarde y a retirarlos pronto.

En niños sólo usamos laxantes osmóticos, ni los grasos ni los procinéticos.

Un laxante graso tiene el problema de que si el niño lo vomita y lo aspira puede dañar los pulmones.

Los procinéticos son laxantes que directamente ordenan al intestino que se mueva. Su problema es que generan tolerancia y dependencia.

Los que usamos en niños son los Laxantes Osmóticos. Son sustancias que no podemos digerir, de modo que se quedan en la caca y tienen una gran capacidad de retener agua. Es como fibra húmeda. Su función es hacer la caca más blanda. Y siempre funcionan. No hay nadie a quien no le sirvan, es cuestión de cuánta dosis necesita para vencer la capacidad del intestino de absorber el agua y el efecto de los alimentos astringentes.

Y lo importante es que cuando los usamos para romper el círculo vicioso del estreñimiento debemos mantenerlos el tiempo suficiente para que:

– Al niño se le olvide que hacer caca duele.

– Si hay una fisura se cierre.

– El recto recupere la sensibilidad que le hace relajar el esfínter interno cuando se llena.

– El intestino recupere su movilidad y se acostumbre a dejar una caca blanda.

Esto puede ser cuestión de meses, muchos meses. 

Suelo recomendarlos en forma de jarabe porque así se dosifican mejor que en sobres, y permite ir subiendo o bajando la dosis según su efecto.

Como hay tantos factores que definen la dureza de la caca, la dosis va a tener que cambiar cada día, de forma que aumentemos si se endurece y bajemos si se ablanda.

A modo de ejemplo:

Macroglol en jarabe:

Podemos empezar con 1 ml al día por cada año de vida. De modo que en un niño de 5 años empezamos con 5 ml al día. 

Si la caca es dura (duele) o no hace subimos 1 ml cada día. 

Si la caca es blanda (no duele) bajamos 1 ml cada día. 

Con esa norma tan simple de modificación podemos estar el tiempo que sea necesario y llegar a la dosis que haga falta. No hay problema si son cifras que te parecen altas. Si vas subiendo ml a ml sólo puede ocurrir que se aligere mucho, pero mejorará en cuanto bajes dosis.

No se suprime el laxante cuando hace blando. Se baja poco a poco, volviendo a subir si vuelve a estreñirse.

No se suprime el laxante porque lleve “mucho tiempo tomándolo”. Recuerda que es un problema crónico y el tratamiento debe mantenerse de forma prolongada.

Si necesitar un consejo personalizado estoy a tu disposición. Puedes consultarme por WhatsApp y te contestaré en menos de 24 horas.

Consulta Online de Pediatria por WhatsApp a Jesús Garrido

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?Dolor de Piernas en niños sin haberse golpeado?¿Qué hacer?

El dolor de piernas en niños que no se han golpeado

¿Qué hacer cuando a un niño le duelen las piernas sin haberse golpeado? ¿Cuáles son las causas más frecuentes y cómo diferenciarlas?

Muchas veces los niños presenta dolor en las piernas. La causa más frecuente suele ser que se ha dado un golpe. Pero no es raro que duelan sin que haya tenido ningún traumatismo. Y en ese caso nos despista y nos preocupa.

Te explico cuales son las causas más frecuentes y cómo diferenciarlas.

¿Le doy importancia a un dolor de piernas?

Empecemos pensando cuándo debemos dar a ese dolor importancia y cuando no. La clave es:

  1. ¿Cómo afecta a su actividad? Cuando un niño se queja de dolor y resulta evidente que es intenso no tenemos dudas. Pero no es raro que algunos niños se quejen con frecuencia, pero sin una cara acorde a lo que dice. La forma de ver en estos casos si debemos darle importancia es ver si le impide hacer lo que desea. Un niño que juega cojeando o directamente deja de jugar por el dolor, cuando habitualmente no para ni atado, debe tener un dolor real y de cierta importancia. Pero si a pesar de que se queja con frecuencia no para de correr y saltar, no me preocuparía mucho.
  2. ¿Cómo de insistente es el dolor? La causa más frecuente de dolor en las piernas suele ser un golpe o una rotura fibrilar en músculos o tendones por un esfuerzo. Aunque no recordemos nada que haya podido causarlo, los niños no paran, y no es raro que la causa sea esta y no seamos capaces de saber cómo fue. Pero estos dolores suelen ser pasajeros en pocos días. Un dolor que afecta a la vida del niño impidiéndole hacer lo que quiere y que además es fijo en una localización y persiste durante más de 3-4 días debe ser valorado por el Pediatra. Si cede sólo en menos de 3 días y ahora duele aquí y luego duele allí, poco importante.
  3. ¿Se acompaña de signos visibles, como hematomas o inflamación evidente? Si el dolor va acompañado de un hematoma o inflamación evidente es que debe ser valorado por el Pediatra. No en todos los casos será por un golpe. Algunas reacciones inflamatorias y hematomas con dolor pueden producirse por reacciones del sistema inmunitario.

Causas más frecuentes de dolor de piernas en niños, cuando no reúne ninguno de los criterios anteriores:

Sobrecargas

Es lo más frecuente. Y lo que la gente suele llamar dolores de crecimiento.

El crecimiento no duele.

Pero los niños no paran en todo el día. Y cuando se motivan mucho en algo “lo dan todo” y evidentemente sin calentar. Por eso no es raro que con ciertos esfuerzos puedan dañar levemente tendones, músculos o articulaciones.

Lo típico de este dolor de piernas es que aparezca cuando ha cesado la actividad que lo motivó. Mientras está en caliente es un dolor que no suele impedir que siga, pero tras un rato de haber parado, especialmente de noche, es frecuente que se quejen.

Sin embargo, al día siguiente vuelve a poder hacer su actividad sin problema, y si a la noche siguiente vuelve la molestia es habitual que haya cambiado de localización: se trata de una nueva sobrecarga.

Si el dolor es intenso y le impide descansar podemos darle un antiinflamatorio, aunque no es raro que reaccione mejor a los mimos que al medicamento.

Síndrome de Piernas Inquietas

Es un Trastorno de Conciliación del Sueño.  Consiste en una sensación desagradable o dolor de piernas que ocurre típicamente a primera hora de la noche, en la cama, impidiendo al niño que se duerma. Tiene la necesidad de salir de la cama y caminar porque si no lo hace el dolor va en aumento.

La solución en el momento es levantarse y caminar, no volviendo a la cama hasta que se tenga mucho sueño.

No suele mejorar tomando antiinflamatorios, aunque a muchos padres les parece que sí porque es autolimitado y acaba cediendo en un rato.

En algunos casos se debe a una falta de Hierro y mejora cuando el niño aumenta su ingesta, bien con cambios en la dieta o con suplementos.

Existe tendencia familiar a heredar este síndrome, por lo que muchos padres recuerdan que también ellos lo sufrieron.

Calambres

Lo característico del calambre es que es muy intenso y repentino. Se trata de una contractura súbita de un grupo de músculos, tan intensa que genera un dolor de piernas brusco y muy llamativo.

Suele afectar con frecuencia a los gemelos o la planta del pie de una sola extremidad. Cuando ocurre veremos que presenta una postura forzada y rígida con dolor evidente.

Suele ceder en pocos minutos de forma espontánea, pero podemos hacer que ceda antes moviendo y masajeando el músculo afectado o con calor.

Cuando ocurre con frecuencia suele deberse a un nivel bajo de potasio o magnesio, los iónes implicados en la relajación de los músculos. Esto ocurre cuando el niño tiene una dieta pobre en variedad o suda mucho y las sales no se reponen adecuadamente. Pueden mejorar con cambios en la dieta o con suplementos minerales.

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Vacuna del Virus del Papiloma Humano

Mi opinión sobre la vacuna del Papiloma humano

La primera vacuna que nos promete combatir uno de los tipos de cáncer más frecuentes de la mujer: El de cuello de útero.

Hay muchos tipos de virus del papiloma, desde los que producen las típicas verrugas en manos y pies hasta las que pretende prevenir esta vacuna: Las verrugas genitales. Es una infección que se contrae por medio de relaciones sexuales.

Evidentemente es una infección que también pueden sufrir los hombres. Por lo que una de las polémicas en torno a la vacuna es porqué solo vacunar a las mujeres. Está claro que el criterio es económico. El cáncer de pene es menos frecuente que el de cuello de útero y es mucho más evidente y visible en fases iniciales, por lo que se trata con más facilidad y en fases en las que es más fácil de controlar.

Pero si aspiramos a reducir la frecuencia de este problema lo lógico sería vacunar a ambos sexos.

Virus del Papiloma y Cáncer

Muchos tipos de cáncer tienen un origen desconocido, pero en el cáncer de cuello de útero (uno de los más frecuentes en mujeres) el Virus del Papiloma Humano es el factor desencadenante claro. Siempre puede haber mayor o menor predisposición genética. Pero el factor que al final en las mujeres predispuestas genera el cáncer, parece ser en la gran mayoría de los casos, padecer esta infección.

De ahí surgió la idea: «¿Y si pudiésemos evitar la infección?»

Y para eso se han desarrollado las vacunas para este virus.

¿Cuándo se debería poner esta vacuna?

Se recomienda entre los 11 y los 12 años. Antes de la introducción del calendario vacunal único en España había comunidades autónomas con fechas diferentes.

Desde la introducción del Calendario Único se ha decidido que se ponga a los 12 años.

La edad ideal es en realidad algo que depende de cada persona. Lo recomendable es vacunarse antes de empezar los primeros contactos sexuales. Pero no es algo que esté siempre planificado ni que se “anuncie a los padres con antelación…”

¿Cuántas dosis se ponen?

Son 2 dosis:

Una primera dosis y la segunda a los 6 meses de la primera.

En España es una vacuna gratuita incluida en el Calendario Vacunal. Es optativa, pero con la información disponible en este momento os la recomiendo.

Se está hablando de la necesidad de vacunar también a varones y mi recomendación es hacerlo.

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Blog Conciliación Conducta del Bebé y el Niño Enfermedades Crónicas en Bebés y Niños Enfermedades Raras Niño de 24 meses, 2 años Otros temas de Salud Infantil Pesadillas y Terrores Nocturnos Se Despierta Mucho Sueño del Bebé y Niño

Terrores nocturnos en niños

 

Niños con terrores nocturnos, diferéncialos de las pesadillas y aprende cómo actuar.

Un terror nocturno es un fenómeno anómalo del sueño que suele aparecer en niños de 2-4 años. Aunque puede ocurrir antes de esa edad y va bajando en su frecuencia hasta la edad adulta.

El niño parece estar despierto, grita como si estuviese asustado y actúa como si viese algo que le causa pánico. Pero en realidad está dormido. Se encuentra en la fase N3 de Sueño No REM. Una forma de sueño muy profundo.

El niño no responde normalmente a los estímulos de su entorno, porque cuando vamos a tranquilizarlo no nos reconoce pudiendo incluso empeorar la reacción cuando nos acercamos a él.

Estas crisis ceden solas volviendo a dormirse el niño a los 5-15 minutos. Y si preguntas al niño a la mañana siguiente no recuerda nada. Él ha dormido bien. Por el contrario, si le despiertas se encontrará desorientado. Por lo que se recomienda no hacerlo.

En un terror nocturno lo único que debemos hacer es evitar que se haga daño.

Es mejor no contarle nada al día siguiente, porque no le va a ayudar y puede preocuparle al hacerle pensar que hay algo raro en él.

Cómo evitar los terrores nocturnos:

Los terrores nocturnos suelen ocurrir en las primeras horas de sueño o en las siestas cuando el niño se duerme especialmente agotado. Esto puede deberse a que tenga una mala calidad de sueño (por ejemplo si ronca mucho), a que se acueste muy tarde, a que haya tenido un día agotador….

Por lo que lo primero que debemos hacer es respetar sus horarios.

Si vemos que hay un día especialmente agotador, insistirle en que eche una siesta a media tarde (especialmente en los menores de 5 años).

Si hay algún problema que empeore su calidad de sueño, corregirlo. Si quieres que te ayude en esto puedes hacerme una consulta por WhatsApp.

Además podemos aplicar lo que llamamos despertares programados. 

Es una técnica en Psicología que consiste en despertar al niño o casi despertarlo una media hora antes de la que suele tener los terrores. Cuando lo hacemos varias semanas seguidas dificultamos la tendencia que tienen estos niños a hacer el terror nocturno.

Puede hacerse durante un mes, la frecuencia se reduce claramente. Y si vuelven puede repetirse la pauta.

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Alimentación del Bebé y el Niño Blog Conducta del Bebé y el Niño Convivencia Niño de 24 meses, 2 años Rabietas

Berrinches a la hora de comer a los 2-3-4 años

Rabietas o berrinches con la comida 2 3 4 años

Si cada comida es una pelea con tu hijo preescolar (2, 3, 4 años) te explico lo que está fallando y cómo solucionarlo sin que vuelvas a pelear y mejorando la alimentación de tu hijo.

Respuesta a la petición de Peketema de esta semana de Gandy en nuestra comunidad de Facebook: “Cómo lidiar con los berrinches de nuestros “adolescentes” de dos años a la hora del almuerzo.”

Los terribles dos años, la época de los berrinches, las rabietas… es un gran desafío para las familias. De repente descubres que tu bebé tiene carácter. Y ¡vaya si lo tiene!

Cuando un bebé es pequeño y se habla de educación, suelo decir a los padres que:

Al bebé se le atiende, al niño se le educa además de atenderlo.

Os lo explico:

Los bebés tienen un cerebro muy básico con capacidad de expresar necesidades biológicas. Si está incómodo, tiene hambre, frío, dolor, falta de estímulos, afecto…. Llora. Y en cuanto suples su necesidad o alivias su molestia deja de llorar.

Un niño ha desarrollado su cerebro y es más complicado. Se parece más a nosotros: Tiene preferencias, deseos y herramientas más elaboradas para lograrlos.

Cuando un niño que ya tiene capacidad para pensar, prever y elegir quiere algo, lo pide. Y si se encuentra una negativa, pone en marcha una serie de estrategias para alcanzar su objetivo.

Empieza haciéndolo con lenguaje, a veces hablado y a veces con gestos.

Pero si hay una negativa reiterada se frustra y manifiesta esa frustración mediante lo que llamamos rabieta, berrinche…

Es cuando empieza esta etapa cuando tiene sentido plantearse la educación de nuestro hijo.

Educar es:

Evitar que tenga acceso a aquello que le perjudica.

Promover conductas que le permitan adaptarse mejor a la sociedad, evitando aquellas que dificultan la adaptación.

Que un niño haga rabietas con estas edades no es un signo de que esté mal educado.

Simplemente está probando conductas innatas para ver las que le permiten adaptarse mejor a su entorno.

La rabieta y la violencia son conductas innatas. Hubo épocas en las que mejoraban la supervivencia de los niños:

El niño violento o que hacía rabietas sobrevivía frente a que no lo era si había 10 niños y comida para 4….

Pero hoy en día preferimos que usen herramientas diferentes, como la inventiva, la oratoria, la colaboración, el pacto, ser zalamero… Son conductas mejor aceptadas y que permiten conseguir los objetivos de forma “correcta” en nuestra sociedad.

Desde esta idea, ahora vamos con la comida.

Hay una serie de ideas erróneas que suelen generar peleas con la comida:

– Come poco.

– Si no le insisto no come.

– Tiene que sentarse a comer.

Voy comentarlas una por una.

Mi hijo come poco

¿Tiene tu hijo actividad para agotarte a ti y todo el vecindario?

Si es así, ¿de dónde crees que saca tanta energía?

La etapa preescolar, comparada con la de lactante es una fase de crecimiento lento, tanto en peso como en talla:

En el primer año de vida se sube alrededor de un 50% la talla y un 200% de peso.

En los 3 años siguientes se gana en torno a un 10% de talla y un 25% de peso cada año.

Como veis hay una diferencia muy evidente. Esto significa muchos menos recursos necesarios para crecer. Por lo que muchos preescolares comen menos que cuando eran bebés.

Si esto no se entiende empezamos a hacer cosas para aumentar a costa de lo que sea la cantidad de lo que come.

Pueden pasar dos cosas:

Que el niño pelee para no comer más y lo consiga, en cuyo caso tu sigues con la pelea, generando una relación cada vez peor con la comida.

Haciendo berrinches cada vez que toca comer.

O que ganes tú y generes sobrepeso.

Ambas opciones son malas.

Pasamos entonces a la segunda, ¿nos creemos de verdad “Es que…?

“…Si no le insisto, no come.”

Yo suelo poner un ejemplo aquí: ¿Habéis tenido mascota alguna vez?

Yo perro durante 13 años. Y no murió de hambre, a pesar de que nunca le di de comer. Mi labor respecto a su comida consistía en ponerle comida en su cuenco. Él venía a comer cuando quería y cuando no le apetecía no lo hacía.

Tengo claro que mi niño no es menos inteligente que mi perro… No tiene estropeado el instinto de supervivencia, y cuando tiene hambre, teniendo comida a su alcance, no va a pasar hambre pudiendo evitarlo.

Luego, si está sano, no hay niño que pase hambre teniendo acceso a la comida, a no ser……

A no ser que haya cosas que distorsionen su conducta alimentaria. 

Si un niño hace un berrinche con la comida es porque:

– Le estás obligando a comer cuando no tiene hambre.

– Le estás obligando a comer cuando tiene más interés en jugar o lograr estímulos para desarrollar su cerebro.

– Le estás obligando a comer cuando tiene sueño.

– Le estás obligando a comer cuando tiene una molestia que le impide comer.

– Le estás ofreciendo un alimento que no le gusta, y aunque tiene hambre, prefiere comer otra cosa.

En los 3 primeros casos, no pasa nada por que no coma si tiene otra necesidad en este momento. Simplemente, ya comerá más adelante. La próxima comida no va a ser en una semana… No se va a morir de hambre antes de que llegue.

Si hay una molestia es evidente que no es cuestión de insistirle en comer, sino de buscar la causa y tratarla.

Y por último, si es que no le gusta la comida, una comida que antes sí tomaba,  la cuestión es si estamos distorsionando la alimentación ofreciendo cosas ricas en azúcar. Cuando lo hacemos, además de producir obesidad, estamos haciendo que poco a poco rechace aquellos alimentos cuyos sabores son menos atractivos en comparación. En este caso la solución no es pelear para que coma lo que debe. Sino para no darle aquello que no debe.

Recuerda que educar era evitar aquello que perjudica al niño. 

El origen de la disputa otras veces no es sobre si come o no, es la forma en la que come…

No hay forma de que se quede sentado comiendo y voy persiguiéndole con la comida

Para los niños de estas edades, comer es una necesidad que se cubre con facilidad. Con lo que comen un poco y en seguida muestran interés por volver al juego.

Muchos adultos pretenden que un niño de 2-3 años se quede sentado mientras todos comemos y hacemos la sobremesa…. Pero para el niño eso no es un estímulo en el que pueda participar. Así que se aburre y quiere levantarse de la mesa en cuanto se siente saciado. Si es que habíamos logrado sentarle….

Tiempo habrá de que acabe portándose como un “caballerito” o una “dama” en unos años. Pero en esta edad es absurdo.

Asegurado el acceso a comida y a una dieta variada, el principal problema en esta edad con la comida son las conductas a las que llegamos para lograr algo que se consigue sólo: Que coma.

Cuando cada comida es un berrinche, quiere decir que estamos distorsionando tanto la relación del niño con ese momento que no le dejamos otra alternativa.

La solución, especialmente en los peores casos pasa por cambios drásticos. Debemos desvincular de la comida todos esos aspectos emocionales.

Para eso, en niños con autonomía para desplazarse y cuyo interés por la comida es secundario lo mejor es ponerles de comer, no darles de comer. Y nunca pelear por ellos para que coman.

Os lo concreto.

Si a partir de ahora en cada una de las 5 comidas del día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena) tu pones el plato de comida para el niño en una mesa baja a la que pueda llegar cuando el quiera.

El plato del desayuno está a su alcance para que venga y coma cuando quiera. A media mañana lo cambias por lo que tú vayas a comer a media mañana. A medio día lo cambias por los que vayas a comer a medio día…

Y te olvidas de la comida.

Cuando él quiera que se acerque, coma y se vaya a jugar. Al ritmo que se lo marque el hambre.

No le ofreces otra comida alternativa. Hay lo que tú vayas a comer. No hay zumos, batidos, galletas, pan…. Hay comida en el plato.

No le entretienes para que coma, no le das de comer, no peleas con él para que coma.

Es lo que hacemos con las mascotas y funciona.

¿Sabes qué ocurre en el 100% de los casos cuando haces esto?

Ninguno se muere de hambre. 

Alguno pelea para que le des aquellos alimentos ricos en azúcar que tanto le gustan en vez de lo que comes tú y debería comer él. Ante lo que debes simplemente negárselos. Y si hace una rabieta debes tener claro que eran tan malos para él que le generaban adicción. Está desenganchándose.

Haciendo esto la comida deja de ser un momento desagradable en el que me impiden jugar y me obligan a comer sin hambre. Pasa a ser algo a su alcance que busca cuando necesita y come sin tanto teatro.

Deja de ser una negociación en la que regateo un poco de buena comida para conseguir la comida de mala calidad.

Pero sé que hay familias para las que hacer esto es “superior a sus fuerzas”. Estás pensando a corto plazo, en que hoy “no se acueste sin cenar”, y empeorando su relación con la comida. No es eso lo que conviene al niño….

Pasar un mal rato y hacérselo pasar a un niño por no cubrirle una necesidad es absurdo.

Perjudicarle a él y su nutrición por no pasar un mal rato, es malo. Y lo paga el niño con su salud futura.

 

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Quitar el pañal a un niño

Evita los problemas más frecuentes al retirar el pañal a un niño.

 

Quitar el pañal a un niño: Uno de los puntos cruciales en el desarrollo de un niño es cuando dejamos de usar el pañal.

El momento para dar el paso de quitar el pañal a un niño depende de varias cuestiones:

Si el niño está preparado. Esto es fundamental. No todos los niños evolucionan a la misma velocidad. Los padres deben intentarlo con margen suficiente de tiempo y entendiendo que es posible que lo intentemos, no funcione en absoluto, lo hagamos semanas después sin éxito, y las veces que sea necesario. Pero sin agobiarnos ni presionar al niño. Todo llegará.

Escolarización: Se tiene mucha tendencia hoy en día a establecer fechas para todo en el desarrollo de los niños. En este caso el problema para muchos padres es que cuando empiezan el curso con 3 años en el colegio ya no dejan a los niños que vayan con pañal. Y eso quiere decir que en la mayoría de los casos se plantea el tema en el verano previo a ese curso. Pero hay niños que están preparados mucho antes y otros que lo estarán algo más tarde. Tanto padres como colegios deberían ser algo flexibles en esto, y en la mayoría de los casos lo son. El problema para los colegios es el número de cuidadores. Está claro que una maestra no puede encargarse de cambiar los pañales de 25 ó 30 niños.

¿En verano? Como todo en esta vida, lo normal es que al empezar a hacer algo, haya fallos. Eso quiere decir que todos tienen algún escape. Y como en verano se necesita menos ropa y si se moja el niño hay menos problemas con el frío, suele preferirse el verano como momento para intentar retirar el pañal. En muchos casos en centros infantiles se hace sin embargo a lo largo del curso en que la mayoría de niños tiene ya 2 años.

El momento escogido en la mayoría de los casos es el primer verano que el niño empieza con los dos años ya cumplidos.

¿Qué va primero, la caca o el pipí?

El pañal recoge tanto caca como pipí. Para poder quitar el pañal al niño necesitamos que controle ambas.

Lo que más problemas suele generar es la caca. Y suele hacerlo por estreñimiento.

Cuando un niño es privado de su pañal sin estar preparado para hacer caca fuera de él, pueden no hacer. Y pueden pasar los días sin que haga. Al final, llegarán lo dolores de barriga y cuando por fín haga (a veces sólo tras un enema) puede ser caca dura y voluminosa.

Al salir, puede hacer daño. Muchos niños hacen fisuras en el ano. Eso duele. El resultado es que el niño no sabe hacer caca fuera del pañal, pero es que ahora tampoco quiere hacer porque le duele. Esta situación es la peor a la que se puede llegar al quitar el pañal: Una fisura anal.

Por tanto, lo primero es conseguir que haga caca fuera del pañal.

¿Donde poner a hacer caca a un niño al que estamos retirando el pañal?

El wáter de los mayores es para la mayoría de los niños un sitio donde no les resulta cómodo sentarse. El agujero es demasiado grande para su mini-culete. Y tiene la sensación de que van a caerse dentro. Además la altura a la que está no les permite apoyar los pies. Con lo que tienen que mantenerse en equilibrio.

Concentrarse en hacer caca mientras intentan hacer equilibrios y no «caer en el abismo», no es precisamente ponerles las cosas fáciles.

Por eso la mayoría suelen empezar en un orinal, más o menos estrambótico según lo que se le ocurre a los padres que puede llamarles más la atención. Con el orinal, debemos buscar uno con el redondel de un tamaño adecuado para el culete del niño. de modo que pueda apoyarse cómodamente en él. Y que la base del orinal sea lo más estable posible.

Los hay con un sensor que al detectar el pis hacen algún ruido (desde aplausos hasta una canción). Para mí esto es totalmente prescindible. Y no es el primer niño que los padres me cuentan que al sonar el ruido se ha levantado despavorido del orinal y no ha querido acercarse más a él en semanas.

El proceso para retirar el pañal al niño

La primera primavera-verano que el niño tiene ya los dos años (o casi), el objetivo es motivarlo para que nos avise cuando tiene ganas de hacer caca o pipí, que llegue hasta el orinal, y sea capaz de hacer allí.

Con la caca distingo dos grupos de niños:

  • Si el niño tiene una hora en la que habitualmente hace caca, conviene animarlo en ese momento a que pruebre a hacer caca en el orinal, celebrando si lo consigue. Y si no lo consigue, poniendo el pañal inmediatamente, para darle la ocasión de hacer en el pañal si así lo prefiere. Una de las cosas que más ayudan a quitar el pañal es tener un horario más o menos claro.
  • En niños que tienen tendencia a estreñirse y no tiene un horario claro para hacer caca recomiendo lo siguiente: Usar un laxante desde unos días antes de intentar retirar el pañal. El laxante se daría un par de horas antes del momento del día en que deseamos que le de ganas de hacer caca. Conviene que sea una hora a la que habitualmente estemos tranquilos en casa, para que sea un ritmo que podamos mantener de forma regular. El laxante que suelo recomendar es la lactulosa. Y la dosis puede empezarse por 2ml y subir o bajar la cantidad poco a poco (medio mililitro más o menos cada día) según el efecto que le haga. Suele tardar en hacer efecto un par de horas. Cuando veamos que lleva varios días haciendo caca «como un reloj», podemos animarle a que se siente en el orinal para hacer la caca. Si lo conseguimos durante varios días seguidos, podemos ir reduciendo la cantidad de laxante poco a poco al tiempo que insistimos en más fribra en la dieta y procuramos no darle más de medio litro de lácteos al día.

Tenemos que superar 3 pasos:

  1. Detectar cuándo tiene ganas de hacer caca. En principio debemos estar atentos a su conducta para detectar cuándo tiene ganas de hacer. Podemos poner excusas: “Es mejora hacer en el baño para que no huela peste en el salón”. Hasta que llegue el momento que sea él quien nos lo pide.
  2. Que aguante a llegar al baño. Y no se le pasen las ganas.
  3. Hacer en el baño. 

Controlar el pipí durante el día.

Una vez que la caca se controla de forma regular, es cuando podemos probar a quitar el pañal también para el pipí. Para evitar los escapes de orina hay que invitar al niño a hacer pipí cada hora: Poneos la alarma en el móvil, para no olvidarlo. Si lo conseguimos y vemos que aguanta bien cada hora, pasamos a no avisarle antes de la hora y media. Si sigue controlando, lo ponemos cada dos horas… Hasta que llegue un momento que sistemáticamente nos avise.

Si en cualquier momento se ve inquieto, invitadlo a ir al baño y recordádselo como máximo cada 3 ó 4 horas durante al menos los 2 años siguientes.

En ningún caso intentéis esto antes de tener regulada la caca.

La clave en esto es recordárselo con frecuencia.

Controlar el pipí de noche no depende de él.

Aún controlando el pipí de día no debéis quitarle el pañal por las noches hasta que apreciéis que se levanta con él seco casi todas las mañanas. Se considera normal que un niño no controle de noche hasta los 5 años. A partir de ahí se considera Enuresis Nocturna Primaria.

No le quites el pañal de noche hasta que se despierte día tras día con el pañal seco.

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Está muy feo….”Que sigas dando el pecho a un niño tan grande”

Prejuicios de algunos profesionales contra las madres que siguen dando el pecho.

Está muy feo que algunos profesionales sigan haciendo comentarios basados en prejuicios que generan malestar sin justificación alguna.

Sabéis que gran parte de lo que os transmito se basa en experiencia propia.

Así que voy a contar algo que me pasó hace unos días en la consulta.

Una madre de uno de mis pacientes habituales acudió al control del niño sano con un niño de 2 años. Venía disgustada. El motivo era que sigue dando pecho a su hijo. Algo que él pide y ella está encantada de hacer. Pero que le hace recibir críticas constantes de su entorno.

La gota que colmó el baso fue cuando acudió a urgencias por una infección de su hijo unos días antes.

Tras explorar al niño, éste lloraba. Cosa muy frecuente con su edad. Y el niño buscó el pecho de su madre como una forma de calmarse en ese momento de angustia.

Ella con total naturalidad permitió al niño tomarlo y calmarse así.

El pediatra que atendía a su hijo se paró en seco, la miró y le dijo: “Está muy feo que le des el pecho todavía a un niño tan grande”.

La madre me contaba que se sintió ofendida, ridiculizada, avergonzada… Pero sobre todo con una indignación hacia el “profesional” que no supo expresar. La realidad es que su motivo fundamental de consulta cuando acudió a verme era contarme lo ocurrido y saber mi opinión.

Yo me sentí tan avergonzado e indignado como ella. Me sentí avergonzado de compartir profesión con gente que actúa así. E indignado contra un compañero que actúa de tal modo que nos desprestigia a todos los demás pediatras.

¿Cómo es posible en pleno siglo XXI una actitud tan…. absurda?

Podría dar otros calificativos. Pero no es mi intención descalificar a un compañero. Sino generar una reflexión que resumiré en lo que recomendé a la madre que dijese si volvía a recibir un trato similar:

”Lo que está muy feo es que un Profesional haga un comentario así, sin ninguna base científica y que genera malestar en quien lo recibe, para nada…”

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Violencia en la Familia

Maltrato y Violencia en la familia

Hay familias en las que alguien ejerce la violencia. Quienes la sufren a veces se plantean soportarla por los niños. Cuando no deben precisamente por ellos.

¿Qué es una familia?

Una familia existe desde que dos personas sin vínculos previos deciden compartir sus vidas voluntariamente.

A veces fruto de esa unión vienen los hijos. Nuevas personas indefensas que crecerán en esa familia. Para las que serán todo su mundo al principio y una parte de su realidad fundamental el resto de su vida. La familia será su primera escuela. El lugar donde aprenderán algo tan importante como el funcionamiento de las relaciones cercanas.

Pero por desgracia no todas las familias funcionan bien.

En una relación sana de pareja debe haber equilibrio. Un equilibrio en el que ambos aporten en plano de igualdad y reciban también por igual. Especialmente en lo no material.

Siempre que nos relacionamos con otras personas hacemos una especie de intercambio de energía. Cuando en una discusión alguien impone su opinión está absorbiendo la energía de aquél que cede. Visto así es como si fuésemos parásitos de la energía de otras personas.

Pero no es siempre así. Cualquier pareja que está enamorada, cualquier grupo de amigos que funciona, sabe que cuando están juntos hay una relación que hace sentir bien a todos sus miembros. Estas relaciones positivas son generadores de energía. Revitalizan a todos los que participan en ellas.

Existen por tanto dos formas de relacionarse con los demás:

– Generando energía de forma constante que revitaliza a todos. Esto se llama Amor.

– Robando energía al otro, con lo que uno se refuerza debilitando al otro. Esto, que algunos llaman amor, es Violencia.

¿Qué es la violencia?

La violencia no tiene porqué ser física. De hecho, para mí, la peor es la psicológica. En muchos casos se soporta porque no llega a lo físico, argumentando la persona que la sufre que no lo aguantaría ni un minuto más si la otra persona “le tocase”.

¿Porqué lo ve esa persona como “aguantar un minuto más”? Porque en realidad ya está soportando un maltrato. Y no hay justificación para que siga haciéndolo. Aunque jamás se haga física.

Violencia no es sólo si alguien te pega. Violencia es también cuando alguien:

– Controla lo que haces.

– Controla con quién hablas.

– Controla de qué hablas.

– Ignora tu opinión y toma decisiones por ti.

– Te humilla, en público o en privado haciéndote sentir inferior.

– … Te roba energía haciéndote sentir cada vez más débil.

¿Cómo es posible que nadie soporte esto?

Cuando esto se ve desde fuera solemos preguntarnos esto. ¿Porqué la persona maltratada no abandona esa relación? Con todo lo que hoy en día se habla del tema…

Y siempre hay razones:

– “Es que en realidad quien me maltrata es buena persona”.

– “En realidad esa persona que me maltrata sufre mucho”.

– “Está cambiando y necesita mi ayuda para hacerlo”.

– “Me ha prometido que no volverá a hacerlo”.

– “No puedo romper la familia por nuestro(s) hijo(s)”.

– “Todos me animan a luchar por nuestra familia”.

– “Si me separo signifiará un aislamiento social para mí (y los niños)”.

– “Ninguna familia es perfecta, y es mejor mantener una imperfecta que romperla”.

¿Cómo es posible que el maltratador haga esto a quien dice querer?

También quien maltrata tiene sus razones, razones que no para de repetirse a si mismo en su interior y que a veces expresa:

– “Lo hago por su bien”.

– “Es que me saca de mis casillas”.

– “Me obliga a actuar así. Si no hiciese… yo no tendría que…”

– “Somos la familia perfecta, pero por su culpa me veo en la obligación de hacer esas cosas”.

Y también tienen su forma de ver las cosas cuando la situación se rompe, cuando la persona maltratada no lo soporta más y se va:

– “Cómo puede haberme ocurrido esto a mí”.

– “Éramos la familia perfecta y la otra persona se ha vuelto loca tirándolo todo a la basura”.

– “Ha destrozado mi vida”.

– “Yo lo daría todo por mi familia, pero la otra persona no me da una oportunidad”.

– “Todo el mundo me da la razón y piensan que la otra persona se ha vuelto loca al dejarme”.

¿Cómo afecta esto a los niños?

Hay personas maltratadas que quieren mantener la situación “sólo por los niños”.

No entienden lo que esta situación significa para ellos.

Para empezar hablaré de un concepto que creo importante: La Resiliencia. Es la capacidad de mantener a salvo nuestras emociones en un ambiente adverso.

Hay quien tiene más capacidad de Resiliencia y quien menos. Por lo tanto criarse en una familia en la que hay violencia no tiene porqué marcarte de por vida de forma negativa. Pero siempre afecta.

Yo me crié en una familia equilibrada en la que mis padres eran un equipo y en la que sus 7 hijos crecimos viendo el respeto y Amor que se profesaban y sientiendo ese mismo respeto y amor hacia nosotros. Es el mayor regalo que creo haber recibido en la primera etapa de mi vida.

Encontrar una persona con la que compartir mi vida en una relación similar ha sido el mayor regalo que he recibido siendo adulto. Es lo que tengo en la actualidad y lo cuido como mi bien más valioso.

Los modelos de relación se heredan

No me imagino privar a unos hijos de algo así.

Hay familias en las que este regalo se hereda de generación en generación. Pero también hay familias en las que la herencia no es tan positiva.

Los niños asimilan lo que ven. Lo que les dices es importante. Pero mucho más es lo que haces.

Para los niños el lenguaje no verbal es mucho más potente que el verbal. De hecho lo es para todos. Da igual lo que dices, lo importante es cómo lo dices.

Por mucho que quien maltrata diga a su víctima que le quiere, la persona maltratada no se siente amada, sino dañada.

Y los niños viven e interiorizan eso.

Seguir manteniendo una familia “unida” a pesar de la violencia no es un sacrificio por ellos. Es sacrificarlos también a ellos.

Un niño que vive una situación de maltrato es más fácil que en el futuro crea que esa es la dinámica normal en una familia. Y que acabe maltratando o soportando el maltrato como “lo normal”.

Si vives en una familia en la que sufres maltrato: No tiene porqué ser así. No todas las personas son como quien te maltrata. No es lo normal, de hecho lo normal es lo contrario. No es culpa tuya. No le debes el aguantar, aunque le quieras. No eres egoísta si decides dejar de soportarlo y ser feliz. No está cambiando si no lo reconoce públicamente y no pide ayuda externa a la relación para solucionarlo. Si para salir de la situación necesitas ayuda, ¡pídela!

Y si tienes hijos, especialmente por ellos debes salir de esa situación.

Si eres tú quien ejerce la violencia: No lo haces por su bien. No es culpa de la otra persona. Sólo tú eres responsable de tus actos. Si de verdad no quieres perder a aquellos a quienes quieres debes aprender a amar de verdad. Porque lo que sientes, que tú llamas amor no lo es. Tal vez fue lo que viviste en tu infancia, pero eso no te justifica. Puedes cambiar, puedes llegar a sentir amor de verdad. Pero para ello debes empezar reconociendo que tienes un problema y pedir ayuda. Y no puedes imponer a los demás el acompañarte en ese camino.

Si eres amigo de alguien violento: No le justifiques. Haciéndolo únicamente garantizas que en el futuro se quedará sólo.  Para ayudarle de verdad hazle ver que el amor no es eso. Puede que entonces pierdas a tu amigo. Pero reforzar su pensamiento erróneo no es ser un buen amigo.

Si eres amigo de alguien maltratado ayúdale a salir de ahí. Ponte a su lado frente a quien le maltrata. Rompe los discursos de justificación y expresa de forma clara que jamás hay razones para maltratar.

Cada vez que oigo una noticia de maltrato pienso en las personas a las que quiero. Y que cualquiera de esas personas puede  sufrirlo. No es algo que pasa a otros. Es algo que nos afecta a todos como sociedad.

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Infección de Garganta en Niños. ¿Necesita Antibiótico o no?

Es necesario dar antibiótico en las infecciones de garganta de los niños?

¿Es recomendable dar Antibiótico a un niño en una Infección de Garganta? Te explico el criterio que usamos para decidirlo los pediatras.

De todas las infecciones que puede tener un bebé la mayoría entran por la nariz y la boca. Y el punto común al que todas se dirigen es la garganta. Por lo que no es nada raro sufrir infecciones en la garganta que den lugar a dolor, mucosidad e irritación de esa zona o faringitis.

Algunos niños, de hecho, tienen una mayor tendencia a sufrir infecciones en la garganta que en ninguna otra localización.

Fiebre alta con o sin dolor de garganta y sin casi nada más: «Eso va a ser la garganta».

Y en ocasiones acompañado de todo lo que quieras: Tos, mocos, vómitos…

Causantes de infección en la garganta de los niños

La gran mayoría son causadas por virus. 2 de cada 3 son culpa suya.

Pero hay un tercio aproximadamente causadas por bacterias. Aunque son menos frecuentes son las más interesantes. De estas bacterias el Streptococo pyogenes es uno de los más frecuentes y tiene la peculiaridad de que en algunos niños puede asentarse una y otra vez. Cuando ocurre puede generar infecciones de garganta de repetición que precisan tratamiento con antibiótico una y otra vez y que si no se eliminan pueden dar problemas en otras partes del cuerpo.

Mucho menos frecuentes, pueden también asentarse aquí los hongos. Ocurre en personas con el sistema defensivo muy débil: SIDA, prematuros, enfermos de cáncer, trasplantados en tratamiento con inmunosupresores para evitar el rechazo del trasplante….

Cuándo usar el antibiótico y cuándo no en una infección de garganta

La respuesta «oficial» es simple: «Cuando te lo recomiende tu pediatra«.

Pero muchas veces los padres tenéis dudas. Dudas sobre si algunos pediatras mandamos los antibióticos demasiado a la ligera o nos resistimos a hacerlo aún cuando sería necesario.

Creo que lo mejor es que dedique un rato a explicaros cómo decidimos si se debe o no dar un antibiótico a un niño con una infección en la garganta. Ese rato que a veces no tenemos para hacerlo en la consulta con calma.

Distinto tratamiento para distintos tipos de infección de garganta

Los antibióticos sólo funcionan en las infecciones causadas por bacterias. Los virus y los hongos son inmunes a ellos.

Si una infección de garganta está causada por virus, que como he dicho son las más frecuentes, vemos una garganta enrojecida. En ella solemos ver bultitos que llamamos vesículas y puede haber saliva y moco sobre ellas. Pero no suelen tener lo que llamamos placas. En las faringitis virales sólo podemos usar cosas para aliviar, sean medicamentos o remedios caseros. Se curan solos hagas lo que hagas.

Las placas en la garganta se generan sobre la mucosa de la garganta cuando crecen bacterias. Pero no es tan simple.

Ya he dicho que la bacteria que con más frecuencia puede generar infecciones de garganta es el Streptococo Pyogenes. Pues muchas veces no hace placas. 

Y para rizar el rizo: Hay virus como el de Epstein-Barr (mononucleosis), que pueden dar lugar a placas en la garganta. Pero son unas placas de un aspecto característico.

Sin complicarlo más, no es tan simple como algunos lo pintan. Podría decirte: «mira la garganta de tu hijo y si tiene placas dale antibiótico, y si no las tiene no le des». Pero no es así.

Hay una serie de Signos que pueden orientar a que la infección de garganta sea causada por bacterias, y en eso solemos basarnos:

  • Mal aliento. De hecho algunas amigdalitis bacterianas no hay ni que verlas, se huelen. Es cierto que yo en esto soy un poco peculiar. Tengo el olfato bastante desarrollado para algunas cosas y una de ellas es esta.
  • Placas en la garganta, cuando las hay. Hay que descartar las causadas por algunos virus ya mencionados. Y diferenciarlas de los restos de comida que pueden acumularse en los huecos de las anginas que pueden verse como puntos blancos. Pero cuando son realmente placas es indicativo de bacterias.
  • Enantema en el paladar. El enantema es un punteado rojo llamativo en el paladar que aparece a veces en la infección de garganta por Streptococo Pyogenes. Aún sin placas, si vemos el enantema y tiene el olor típico suele ser bacteriana.
  • Lengua aframbuesada. Otra de las formas en las que puede aparecer la amigdalitis por Streptococo Pyogenes es con una lengua en la que las papilas están inflamadas de forma llamativa aparentando una frambuesa.

Cuando hay dudas y especialmente si el niño está muy afectado en su estado general podemos salir de dudas por medio de analíticas:

  • Hemograma: Es un análisis de sangre rápido que puede hacerse en menos de una hora en cualquier hospital. Lo que nos interesa en este caso es cómo están los leucocitos (glóbulos blancos defensivos de la sangre) y dentro de ellos si predominan los neutrófilos (cuando es una infección bacteriana), o los linfocitos y monocitos (cuando es una infección por virus).
  • PCR y Procalcitonina. Son marcadores de reacción rápidos. Suben cuando la infección es por una bacteria y no se alteran casi nada en infecciones por virus.
  • Frotis faríngeo. Sirve para recoger secreción de la garganta y buscar al germen causante. Hay dos formas de identificarlo:
    • Cultivo y antibiograma. Sembramos ese moco y esperamos a ver qué crece. Este sistema tarda días en dar el resultado pero nos da una información muy interesante: los antibióticos a los que el germen es sensible o resistente.
    • Test rápido de detección de Streptococo Pyogenes. Detecta rápidamente si este germen está o no en la secreción. Su resultado es casi inmediato, pero es un test que no está disponible en todas partes.

Cuando los signos son claros o nos lo confirman las pruebas indicando que es una infección de garganta por bacterias, tratamos con antibiótico.

Lo hacemos porque tratando con antibiótico:

  • Curamos antes la infección. 
  • Evitamos complicaciones como la neumonía, las otitis, los abscesos alrededor de la garganta, las sepsis, las meningitis, mastoiditis….
  • Impedimos que se desencadenen reacciones reumáticas, en el riñón, en el corazón… que pueden aparecer si el Streptococo Pyogenes se mantienen en la garganta con frecuencia.

¿Qué pasa si tratamos con antibiótico en las infecciones de garganta que no son bacterianas?

Lo primero, que no va a mejorar en nada su evolución. Los virus pasan de los antibióticos.

Lo segundo, que eliminaremos a gérmenes de nuestra garganta que no son agresivos. Todos tenemos siempre bacterias creciendo sobre nuestras mucosas. Pero habitualmente son bacterias no agresivas que simplemente crecen ahí. En ocasiones incluso son beneficiosas, porque cubren una función de protección frente a otras más perjudiciales.

Cuando tomamos antibiótico matamos bacterias de forma indiscriminada: A las malas, si. Pero también a las buenas. 

Nadie te garantiza que tras usarlo las primeras que colonicen sea buenas de nuevo. Por lo tanto no abras esa caja si no es necesario. Y cuando lo es y tomamos antibiótico, mi recomendación es, tras el tratamiento aportar probióticos para repoblar de gérmenes beneficiosos.

Espero que entiendas ahora mejor cómo tomamos las decisiones en este tema los pediatras.

Verás que no es tan simple como parece y que aunque puedas entenderlo mejor tras leer información como esta, tu pediatra tiene una experiencia que le permite decidir con más base.

Con lo cual, ante la duda, consulta.

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Dolor de Crecimiento en niños

Dolores de crecimiento en niños

Dolor de crecimiento en niños: ¿Realmente puede doler el crecimiento? ¿Qué son esos dolores que atribuimos al crecimiento de los niños y cómo actuar?

Respuesta a la petición de Peketema de Mónica en Facebook: «Me gustaría que, por favor, hablara acerca del dolor de crecimiento: por qué se produce, qué hacer para aliviarlo o si hay algún tratamiento para evitarlo. ¡Muchas gracias!»

Esta es una de esas cosas que todos los pediatras y los padres nos hemos preguntado: ¿Existen realmente los dolores de crecimiento?

El crecimiento como tal no duele. Si el crecimiento doliese estaríamos con dolor desde que nacemos hasta los 18-20 años, cuando acaba este proceso.

Si el crecimiento doliese estos dolores serían más frecuentes en la pubertad y los primeros meses de vida. Y no es así. Lo que la gente llama dolores de crecimiento suele ser más frecuente en niños de 2 á 6 años.

Pero ¿Puede el crecimiento originar alguna forma de dolor? En teoría puede hacer lo siguiente:

Cuando crecemos no lo hacemos de forma constante. A veces se acelera mucho y otras se frena.

Cuando se produce una de esas fases rápidas en las que vemos que al niño se le queda toda la ropa pequeña en poco tiempo los huesos se alargan.

Ese es el primer paso. Los tendones, músculos y articulaciones en ese momento son sometidos a una mayor tensión de la que estaban acostumbrados.

Esa tensión podría producir dolor. Si queremos podemos llamar a eso «dolor de crecimiento».

Lo que habitualmente calificamos de dolor de crecimiento

La fase de 2 á 6 años en la que aparece lo que llamamos habitualmente dolor de crecimiento tiene algo importante: Es cuando un niño empieza a comunicarse. Y comunica todo lo que considera relevante. Una de esas cosas son las sensaciones de molestia o dolor.

Es la etapa en la que muchos niños se quejan de dolores de barriga, de cabeza, de brazos o piernas. Y en su mayoría son dolores reales. Leves e irrelevantes, pasajeros y sin una patología seria detrás… Pero reales.

Lo que pasa es que ese tipo de molestias las tenemos todos. La mayoría con el tiempo hemos aprendido a diferenciar lo importante de lo que no lo es. De modo que llega un momento en que dejamos de mencionarlos siquiera.

Una forma de quitar importancia a esas molestias cuando el niño se queja es decirle: «No te preocupes, es que estás creciendo». Muchas veces ni siquiera nosotros creemos seriamente que sea por eso, pero es una forma de decir al niño que no dé demasiada importancia a esas sensaciones, porque no responden a nada grave.

El motivo más frecuente de lo que solemos llamar dolor de crecimiento

El motivo más frecuente de esos dolores de extremidades que llamamos dolor de crecimiento son en realidad sobrecargas. Es decir, los niños son muy activos. Y no miden sus fuerzas demasiado bien. Por lo que tienen tendencia a hacer cosas en las que lo normal es que te hagas un poco de daño. Sea por pequeños traumatismos o por someter a tendones, músculos, articulaciones… a una tensión excesiva, producimos pequeños daños en todos estos elementos.

En su mayoría son lesiones pequeñas que mientras seguimos activos no dan lugar a una molestia llamativa. El «dolor de crecimiento» suele aparecer en reposo, tras un rato de descansar o justo al despertarse. Lo que ha ocurrido es que al dejar la zona dañada en reposo se activan los mecanismos de reparación. Parte de ellos es la inflamación y con ella el dolor que dice que dejes reposar la zona afectada mientras se repara.

Cómo actuar frente al dolor de crecimiento

Distinguir el dolor importante

Lo primero que debemos hacer es diferenciarlo de otros dolores más significativos y que pueden tener detrás una causa más seria. ¿Y cómo se hace? Pues buscando signos de una causa más seria:

  • Inflamación evidente. La intensidad de la inflamación va en relación a la lesión. Si un niño se queja por ejemplo de dolor en un tobillo tras un mal paso, y creemos que puede tener un esguince, mira la inflamación. Si pasan las horas y la inflamación es imperceptible es que no es un esguince. Puede tener una leve rotura fibrilar, una contusión, pero no un esguince en condiciones. Cuando lo hay se inflama de forma evidente en poco tiempo.
  • Incapacidad funcional. En el mismo caso de antes, puede que no haya mucha inflamación, pero ¿y si aún así el dolor es tan intenso que le impide hacer otra cosa que quejarse? Si tras un mal paso no hay inflamación pero el niño no es capaz de apoyar el pie en el suelo posiblemente tiene una fractura. Las fracturas no siempre van acompañadas de una inflamación intensa, pero sí de dolor y es un dolor muy intenso que impide mover la zona afectada.
  • Duradero y constante. Un dolor que no es puntual, sin que hace que el niño muestre un malestar constante y le impide hacer lo que le apetece durante horas, hay que valorarlo. Hay muchas causas que pueden dar lugar a dolores así, que tal vez no van acompañados de inflamación evidente ni son tan intensos como para que le haga imposible su vida normal. Pero que es constante y vemos que le afecta incluso cuando se distrae. En este caso conviene que sea valorado por el pediatra.

Cómo actuar frente al dolor menos relevante

Si no tiene las características de dolor significativo, lo que podemos hacer es quitarle importancia. Explicando al niño que todos tenemos pequeñas molestias y que son pasajeras.

Si en el momento le impide hacer su actividad normal, aunque no sea totalmente incapacitante ni tenga una inflamación evidente, ¿podemos darle un Antiinflamatorio? Muchas veces no está claro que esto les calme el dolor realmente o que se un poco de efecto placebo. Porque algunos niños verás que es darle el jarabe y a los dos minutos ya «están bien». Ningún antiinflamatorio es tan rápido.

Resumiendo: El dolor de crecimiento realmente no existe. Pero hay muchos dolores sin importancia que son típicos de los niños en esta edad. Lo que debemos hacer es diferenciar los que pueden ser relevantes y apoyar al niño en los otros con explicaciones y comprensión hasta que él mismo llegue a diferenciarlos. Cosa que todos hacemos antes o después.