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Síntomas «Imaginarios» en niños

Síntomas imaginarios en niños

Los síntomas que un niño dice tener no siempre corresponden a la realidad. A veces porque no conoce su significado, a veces porque miente. ¿Cómo actuar?

Estoy escribiendo este artículo y acabo de ver a una de mis pacientes de 6 años que acude por un dolor de muñeca después de que su hermano ayer jugando le hiciese daño.

La situación es que ella no tiene signos de inflamación y mueve perfectamente la muñeca. De hecho no para de moverla gesticulando mientras me explica cómo su hermano le hizo daño.

Al preguntarle dónde le duele se señala una veces en un punto y al instante en otro. Al preguntarle 5 segundos más tarde por el punto en que dijo que sí dolía, ahora no es ahí, sino allá…

Su madre la mira, me mira, y acaba diciendo «si yo sé que no tiene nada», pero estábamos ya para entrar al colegio cuando me ha dicho que le sigue doliendo desde ayer y he pensado » a ver si me voy a pasar de lista y la niña va a tener algo de verdad».

Resultado: La niña no ha ido al colegio y a la madre le toca buscar alternativas a toda prisa para organizar la mañana.

Esto es algo bastante frecuente en cuanto un niño tiene la capacidad de hablar y decirnos lo que siente. Lo que se agradece, después de varios años en los que no podía expresarlo y teníamos que adivinarlo. Pero no siempre podemos aceptarlo sin más.

¿Es simplemente mentira? ¿Es algo «imaginario»? ¿Exagera? Hay varias posibilidades. Las más habituales:

  • Está mintiendo. Desde que podemos hablar, podemos mentir. Y decir que sientes algo que no es real es una posibilidad. Pero incluso las mentiras tiene siempre algo real, y es el motivo por el que se miente. Siempre lo hay, búscalo. Lo más frecuente son llamadas de atención buscando el afecto o que le dediquemos un instante. Otras es una mentira que le permite lograr lo que cree que no puede pedir: No ir al colegio, por ejemplo.
  • Está simplemente diciendo algo que siente, pero no sabe la importancia que tiene. Todos tenemos dolores o pequeñas molestias a lo largo del día, todos los días. Pero ya tenemos la experiencia suficiente para desechar la mayoría de esas sensaciones como no importantes. Los niños, cuando adquieren la capacidad de expresarse pueden no dar importancia a esas sensaciones o comunicarlas. Depende de su forma de ser y del resultado cuando lo hace. Si haciéndolo logra algo positivo para él, como que mostremos nuestro afecto, el niño puede hacerlo cada vez más en cuanto se nota cualquier cosa. Esto en sí no es negativo, refuerza la sensación de seguridad del niño y su confianza en nosotros. Pero debemos tener claro que es simplemente eso. Si ya nos preocupa y distorsiona nuestro día a día pasa a ser algo negativo.
  • Está expresando algo que siente pero no sabe cómo llamarlo. Para mí el ejemplo típico de esto es el mareo. Vemos con frecuencia niños que acuden porque dicen estar mareados. Se queja de otras muchas cosas, como dolor de cabeza, que está cansado… Pero cuando dice que está mareado los padres interpretan que tiene «vértigo», una alteración del equilibrio. Y eso habitualmente se asocia a causas reales. Por lo que los padres suelen explicar que lo han traído porque ya el «mareo» les ha preocupado. Pero mayoritariamente, cuando les pregunto qué es el mareo para ellos o no saben definirlo o no lo tienen.

Cómo diferenciar los síntomas importantes de los que no lo son tanto

Yo creo que en todos los casos debemos dedicar un instante a plantearnos porqué aparecen esos síntomas. Incluso en los que veamos como falsos o exagerados. Cuando un niño expresa que algo no va bien, suele ser cierto. Pero muchas veces el problema real está oculto.

¿Le impide el síntoma hacer su vida normal?

Los dolores «imaginarios», «exagerados» o «falsos» más frecuentes son de cabeza, barriga o piernas.

Estas son algunas de las preguntas típicas cuando un niño dice que le duele algo, para valorar lo importante que es:

  • ¿Le despierta de noche el dolor?
  • ¿Le impide hacer cosas que le gustan, como jugar, ver la televisión…?

Si la respuesta es que no, el dolor no suele ser importante y en algunos casos ni es real.

En otras ocasiones como decimos es real, pero aunque es leve el niño está expresándolo de forma tan repetitiva que acaba preocupándonos o directamente lo está exagerando de forma intencional para lograr algo.

¿Hay signos evidentes del dolor?

A parte de lo que nos dice seguimos teniendo los signos visibles que usábamos para darnos cuenta de que el niño no estaba bien antes de que fuese capaz de expresarlo.

Me refiero a que un dolor importante suele ir acompañado de otras cosas que son objetivas y pueden verse si uno las busca:

  • En un dolor de cabeza o barriga importante es normal que se tenga mala cara, palidez de piel, las ojeras más marcadas.
  • Un dolor tras un golpe que sea relevante es habitual que se acompañe de inflamación.

¿Qué hacer cuando el síntoma es falso o exagerado?

Hay quien pensará que simplemente debemos ignorarlo. Pero no lo veo así.

A todos nos duele algo

En los casos más simples no hay intencionalidad alguna. Simplemente, el desarrollo del lenguaje le hace posible expresar molestias leves.

Muchas veces basta con explicarle que todos tenemos molestias leves que vienen y van sin mayor importancia. Y que los demás no lo decimos porque sabemos que van a ceder y no son graves.

Qué hay detrás del síntoma imaginario

Pero en otros casos el niño expresa estas molestias con intencionalidad.

Lo más habitual es que sea una simple llamada de atención para lograr que de dediquemos un momento.

Pero en otros casos expresa un problema oculto:

  • Un niño que muestra los dolores siempre que va al colegio nos está diciendo que tiene problemas allí. De acoso, de mala relación con un profesor, de falta de amigos, de aburrimiento…
  • Un niño que expresa molestia cuando llevamos un rato atendiendo a un hermano está expresando celos.
  • Un dolor de barriga antes de comer puede ser su forma de evitar que le obliguemos a comer algo que no le gusta.

En resumen: Si tu hijo expresa un problema en su salud siempre hay una causa real, a veces es la evidente, pero otras hay que descartar lo que dice y pensar un poco más allá. Ante la duda por supuesto el pediatra puede ayudarte a comprobar si hay un problema físico o de otro tipo.

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Cómo alargar la tomas nocturnas en un bebé

Espaciar las tomas nocturnas entendiendo y respetando ritmos del bebé

Tomas nocturnas en un bebé: ¿Hay alguna forma sencilla de lograr que espacie las tomas durante los primeros meses de vida para mejorar el descanso?

Este artículo es la respuesta a una solicitud de Peketema en Facebook. C. R. proponía como tema:

«Como alargar las tomas nocturnas. Mi bebé toma desde que nació cada dos horas, no falla, y eso que ya tiene 3 meses… ¿Es malo intentar que coma menos de noche?»

Descansar es necesario. Esta pregunta es muy común. Habrá quien diga que tener un bebé lleva no descansar en el paquete. Y es evidente que menos se descansa.

Pero en muchos casos según mi experiencia lo que ocurre es un simple fallo en el ritmo con el que empezamos. Me ha gustado la pregunta porque al responderla se pueden aclarar dos factores importantes. Ritmos y equilibrios en los bebés.

Cuando los niños nacen, tras el parto, tiene una horas de adaptación en las que están agotados. Tienen que hacerse cargo de muchas funciones que hasta ese momento se les daban hechas: Controlar la temperatura, respirar, alimentarse, digestión, eliminación de residuos…

Los bebés tienen 3 necesidades básicas:

  • Comer.
  • Descansar.
  • Estímulos.

En los primeros días de vida el tema de los estímulos es el menos llamativo, ya que respecto a los que recibía dentro del útero, de forma pasiva en el exterior le llegan muchos más de los que estaba acostumbrado a tener.

Por lo tanto empiezan con un balance en el que se despierta para alimentarse y se duerme casi inmediatamente en cuanto se alimenta.

Tras esas horas de agotamiento inicial el bebé se activa y su necesidad prioritaria es alimentarse.

Si esta activación ocurre durante la noche entramos en el siguiente ritmo:

  • El bebé pide comer con frecuencia durante la noche. Como está activo los padres mantienen la luz encendida para atenderle.
  • Llega la mañana y el bebé está agotado. Ha comido mucho, ha descansado poco. Tiene sueño. Y los padres bajan las persianas, echan las cortinas, y si las visitas les dejan hasta aprovechan para descansar un poco por la mañana.
  • Por la tarde-noche el bebé vuelve a activarse, hambre, comer, luz encendida.

El resultado si seguimos en esa dinámica es que podemos tener un ritmo de actividad y tomas nocturnas.

Lo malo es que cuando esto se prolonga, al bebé le resulta indiferente, pero para los padres es agotador.

Yo soy de la opinión de que es importante respetar los ritmos de los bebés, pero que debemos buscar la forma más respetuosa posible de que esos ritmos sean compatibles con el bienestar de todos los miembros de la familia.

¿Cómo reducir el ritmo de tomas nocturnas?

Pues habría dos opciones:

  • No darle si pide de noche. No es buena opción. Ante una necesidad insatisfecha el bebé va a llorar. Vas a acabar dándole después de un mal rato para él y para vosotros y no vas a conseguir que duerma mejor, sino que tanto él como vosotros os activéis.
  • Ofrecer alimento con más frecuencia de día y cambiar la iluminación. Es la opción que recomiendo. Os la voy a explicar para que la entendáis.

Ofrecer alimento con más frecuencia de día para reducir las tomas nocturnas

No puedes obligar a un bebé a comer. Y no vas a conseguir que lo haga cuando está muerto de sueño. Debemos respetar sus necesidades prioritarias.

Pero a veces no identificamos momentos en los que nos pide alimentarse y los dejamos pasar. Y cuando duerme hay momentos en los que la necesidad de alimento y descanso están sin una prioridad clara y tendemos a hacer cosas que lo llevan a descansar en lugar de alimentarse.

Esto surge de un error común de muchos que consideran excesiva la frecuencia con la que el bebé pide alimentarse en las primeras semanas. Hay que entender que en el útero recibía alimento de forma constante. Lo más parecido a eso es tomar muchas veces, cantidades pequeñas.

Cuando en un bebé, que hace con más frecuencia las tomas nocturnas que la diurnas, notes durante el día cualquier signo de que está activo:

  • No le entretengas con chupe, manzanilla, acunándolo.
  • Ofrécele alimento.

Si pasa muchas horas sin comer durante el día, intenta despertarlo para que coma. Yo suelo decir que debes ir reduciendo progresivamente este tiempo hasta que lo máximo que aguanta durmiendo de noche supere claramente a ese margen.

Por ejemplo, si un bebé pide alimentarse de noche cada hora o menos y de día puede dormir 3-4 horas seguidas sin comer, empieza intentando que no pase más de 3 horas sin comer de día. Si sigue pidiendo de noche con mucha frecuencia, ofrécele no dejando más de 2 horas de día… Hasta que claramente las horas entre tomas nocturnas superen a las que deja de día.

Es cuestión de equilibrio. El bebé está pidiendo de noche con frecuencia porque con lo que toma de día no recibe lo necesario. Al tomar con más frecuencia de día y dormir menos, llega a la noche con más sueño y menos hambre.

Cambiar la iluminación para reducir las tomas nocturnas

Otro factor importante es la iluminación. Los humanos regulamos el ritmo día noche con la Melatonina. Una sustancia que se libera con un ritmo que marca la luz. Se segrega al anochecer para favorecer que durmamos.

Cuando un bebé pide alimentarse de noche con frecuencia suele atenderse con la luz encendida. Eso hace que en el mejor de los casos no haya una diferencia entre el día y la noche.

Pero es que a veces rizamos el rizo manteniendo al bebé a oscuras mientras descansa durante el día.

Si hacemos esto para el bebé el día es noche y la noche es día.

Junto con el ritmo de las tomas es esencial para que cambie que adaptemos la iluminación, de forma que durante el día haya luz, aunque duerma y que de noche haya oscuridad, aunque coma.

Cuando hacemos estas dos simples modificaciones, cualquier bebé que hacía las tomas nocturnas con mucha frecuencia y dormía más de día, cambia.

Entender los mecanismos que rigen la conducta del bebé, puede hacer que la crianza sea una labor más llevadera sin que eso signifique dejar de respetarlos.

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Los ruidos de los niños mientras duermen

Los Ruiditos y los Movimientos de los niños mientras duermenTodos hacemos ruidos mientras dormimos. Pero los niños suelen hacer aún más. Son muy activos y durante el sueño también. Pero esto a veces crea problemas.

En realidad no es sólo cuestión de ruiditos (bufidos, gruñidos, ritmos de respiración extraños, toses esporádicas, gemidos…). Es que no paran ni cuando duermen.

Algunos piensan que el sueño es una fase inactiva de nuestra vida. Pero no es así. De hecho la actividad del cerebro en algunas fases del sueño es mayor que cuando estamos despiertos.

Y los niños sabemos que tienen un nivel de actividad mucho mayor que el de los adultos. Durante el sueño no es una excepción.

Si grabáis a vuestro hijo mientras duerme y ponéis el vídeo a cámara rápida posiblemente os asombre lo mucho que se mueve.

Esto es natural y no supone un problema para el niño en ningún caso. Por mucho que se mueva o por muchos ruiditos que haga.

Pero sí puede serlo para los padres. Hay muchos que no tienen claro cómo actuar ante esto. Y hay muchos padres que no pueden dormir junto a sus hijos a causa de esta actividad mientras duermen.

Yo sé la carga de ansiedad que supone ser padres y que la mejor forma de disiparlo es entender porqué no preocuparse o cuando debe uno preocuparse. Así que voy a explicarlo.

Los distintos ruiditos y porqué no preocuparse:

Ritmo extraño de respiración las primeras semanas.

En las primeras semanas de vida los bebés tienen un ritmo de respiración mientras duerme que resulta llamativo. A veces lo hacen tan superficial que parece que dejase de respirar, y de repente hacen varias respiraciones más intensas. Esto se debe a la inmadurez de su centro respiratorio. Cuando los gases en sangre están a concentraciones normales casi se le olvida respirar. Se espacian y son muy superficiales.

Pero, cuando tras varias respiraciones más superficiales se acumula dióxido de carbono y falta oxígeno, es como si recordase de repente que tiene que respirar y lo hace de forma más intensa hasta que se normaliza.

Todo esto es normal. Y no es necesario hacer nada. Sólo en los prematuros puede ser un problema. Porque en ellos a veces el centro respiratorio es tan inmaduro que no controla bien y pueden hacer Apneas (pausas sin respirar más allá de lo recomendable). Pero en niños nacidos a su tiempo esto es rarísimo. O sea que tranquilos por este tema.

Ruidos al respirar.

Los primeros meses la mayoría de los bebés tienen la nariz congestionada, especialmente durante la noche. Es lo que llamamos rinitis seca del lactante. Suena como un cerdito. Es más evidente de noche porque no hay más ruidos, y porque en los dormitorios el ambiente suele estar más seco, lo que hace que se congestionen más.

A partir de que el niño empieza a pasar catarros lo que ocurre es que el niño ronca. Tiene la nariz taponada de moco y respira con la boca abierta, vibrando el paladar (ronquido).

Si ni uno ni otro caso hacen que el niño llegue a despertarse, en principio no hay que hacer nada.

Ruidos mientras sueña.

En torno a los 5-6 meses el patrón de sueño de los niños ya es parecido al de los adultos y eso hace que muchos niños ya tengan sueños y pesadillas. Durante esos sueños pueden gruñir, gemir, lloriquear y aquellos que ya hablan, hasta hablar…

Pero de nuevo no es necesario hacer nada. En realidad el niño está dormido y la fase de sueño en la que hacen esto es una de las más reparadoras. Lo mejor es no interrumpirlas. Cuando no se despiertan, les pasa como a nosotros. Si tu pareja nota que estás haciendo estos mismos ruidos durante la noche y no hace nada, al preguntarte a la mañana siguiente cómo has descansado dirás que bien y no recordarás nada. Si te despiertas sí recordarás el sueño.

Estos ruidos pueden ir acompañados de movimientos más o menos bruscos con los que el niño se va desplazando por la cama y cambiando de posición en función de su capacidad para moverse. Según la edad, los más pequeños giran la cabeza y mueven pies y manos, los más grandes pueden desplazarse por la cama, darse la vuelta, dar patadas, pelear… Pero todo con los ojos cerrados. Es decir, dormidos.

Resumiendo

Como podéis ver la mayoría de estos ruidos y movimientos son normales y no suponen un problema para el niño.

Pero hay casos en los que los padres no descansa debido a que interrumpen su sueño de forma demasiado frecuente. Cuando esto ocurre debemos entender la familia como una unidad en la que la falta de descanso de uno de sus miembros acaba afectando a todos. Y empezar a plantearnos soluciones.

Una posible solución es que el niño deje de dormir con los padres y lo haga en su propio dormitorio. Pero todo son opciones y sois vosotros quienes valoraréis hasta qué punto es necesario tomar medidas.

 

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Aprender a dormir solo

Aprender a dormir solo

Lograr que un niño aprenda a dormir solo es el objetivo de muchos padres. Os contamos algunas de las claves para lograrlo respetando los ritmos del bebé.

Cuando decidimos no aplicar el Colecho por cualquier motivo, la otra opción que conozco es enseñar a los niños a dormir solos.

Algún autor de la Crianza Natural defiende que enseñar a dormir a un niño es absurdo. Todos necesitamos dormir y aunque no se nos enseñe lo vamos a hacer. Pero estamos hablando de conseguir que el niño duerma de una forma que no es aquella para la que está preparado instintivamente.

Razones para enseñar a un niño a dormir solo. Es decir, de un modo que va en contra de su instinto

1º El modo en que vivimos hoy día hace imposible, en algunos casos, aplicar la Crianza Natural del modo en que se hace en otras culturas o lo hacían nuestros antepasados.

Pero eso no es algo que ocurra sólo con el sueño. Comer como lo hacían nuestros antepasados pero con la facilidad de acceso actual a la comida (y sobre todo a ciertos alimentos como el azúcar refinado del que no disponían en la antigüedad) genera problemas como la obesidad.

Y por eso, aunque todos sabemos comer, es necesario aprender a comer bien. Porque aplicar en nuestra sociedad los esquemas de alimentación que instintivamente tendemos a usar, genera problemas.

Otro ejemplo es la sujeción a horarios, puede que sea una aberración, en algunos casos puede flexibilizarse, pero el caso es que las relaciones entre personas que no se conocen en absoluto ha hecho necesario establecer ciertas convenciones, como los horarios, sin los cuales nuestra sociedad no puede mantenerse. En otras culturas y en la antigüedad, el concepto de tiempo ni existía o era mucho más relativo y laxo.

En resumen, hay muchas situaciones en las que nuestro modo de vida actual ha exigido la modificación de tendencias, que en el ser humano se habían afianzado de forma instintiva durante milenios. Y esos cambios se han producido en pocas generaciones. Es normal que aparezcan problemas de adaptación a una situación que, como la actual, evoluciona de forma muy rápida.

2º Si no podemos aplicar el colecho de forma adecuada, es fácil que aparezcan problemas que son evitables.

Cuando entré por primera vez en el foro de crianza natural uno de los comentarios que me llamó poderosamente la atención, fue el de la madre de un niño de 20 meses que aplicaba el colecho y ella dormía fatal. Decía que «tenía unas ojeras que parecía un mapache y estaba hecha polvo, porque su hijo se despertaba durante la noche un montón de veces, pero todo lo que fuera necesario por el bien de su hijo».

No era el único comentario de este tipo. Lo que me hace pensar hasta que punto se puede influir con una determinada teoría en el comportamiento de la gente, para que sean capaces de seguir adelante en su aplicación, aún cuando vemos que su resultado es claramente perjudicial.

Éste no es un problema de la Crianza Natural. Es una forma de crianza que da muy buenos resultados en muchos casos.

Pero en el caso del ejemplo, lo necesario por el bien de su hijo es que, tanto él como su madre, tengan una calidad de descanso adecuada, sea con colecho o sin él. El colecho es bueno en la medida que genera resultados positivos sobre el niño y la relación con sus padres. Pero no es un bien en sí mismo

Si se recomienda el colecho debe ser porque pensemos que es la mejor opción para el bienestar y el desarrollo del niño. Pero hay que ser más flexibles y entender que si se opta por la crianza con apego (y en eso sí que soy totalmente parcial, no entiendo en qué puede beneficiar a nadie que no le quieran), significa que el vínculo que une al niño con sus padres es tan fuerte que si sus padres no descansan, por fuerza no pueden estar bien, y es imposible que eso no afecte a su hijo.

Si el resultado es similar a ese, conviene plantearse si no estamos aplicándolo bien, o simplemente no es un método adecuado para nuestra familia y deberíamos enseñarle a dormir sólo.

Del mismo modo si intentáis enseñar a un niño a dormir sólo y lo pasáis fatal y no conseguís que descanse él ni hacerlo vosotros, conviene que os planteéis si lo estaréis aplicando mal o no es el método adecuado a vuestra familia y lo que deberíais es probar el colecho.

3º Enseñar a dormir sólo a un niño tiene los siguientes objetivos en la sociedad actual:

  • Que mejore la calidad de descanso de aquellos padres e hijos en los que el colecho no es una opción válida.
  • Hacer más fácil la adaptación del horario de descanso infantil a su horario escolar y al laboral de los padres.
  • Promover una mayor autonomía del niño que haga menos traumática su adaptación temprana al colegio que es necesaria en muchas familias.

Como decía al comenzar en la introducción, estas dos teorías son contrapuestas y cada una ve a la otra como una barbaridad en sus objetivos y en sus métodos.

Yo, en su objetivo, que debe ser que descanséis todos veo que puede ser válida cada una de ellas en un tipo de familia determinado y en los métodos para alcanzarlo pasa igual.

De nuevo sois vosotros, como padres, los únicos que conociendo ambas teorías podréis decidir cual es la apropiada a vuestra familia.

Si quieres que tu hijo aprenda a dormir solo te recomiendo el artículo «cómo enseñar a dormir solo a un niño sin dejarlo llorar» y si has oído hablar del método «duérmete niño» puedes leer mi opinión sobre él. 

Si preferís el colecho y descansáis bien haciéndolo, seguid disfrutando de él.

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Bebé de 17 meses Blog Conducta del Bebé y el Niño Convivencia Se Despierta Mucho Sueño del Bebé y Niño

Mi hijo se destapa por la noche

Qué hacer si tu hijo se destapa cada noche

Qué recomiendo ante esta pregunta de una madre en Facebook:

«Estoy harta, es que es echarle la sabana encima y liarse a pegar patadas hasta que se destapa.»

¿Qué padre o madre no se ha preocupado de que su hijo se destape de noche y pase frío de noche?

Es natural. Sabemos que conforme pasan las horas baja la temperatura y que de madrugada, especialmente en ciertas épocas del año, hasta nosotros pasamos frío y entonces nos tapamos o hasta añadimos una capa más de ropa de cama. ¿Pero y nuestro hijo? ¿No se resfriará si duerme destapado?

Sin embargo, por razones que los padres no consiguen entender, sus hijos se destapan una y otra vez. Hay quien dirá que es porque están demasiado abrigados y les sobra ropa de cama. Que en realidad el niño tiene calor con razón.

Pero casi todos estos padres saben que cuando van a mirar a su hijo al rato de estar dormido, no es raro encontrarlo con un sudor frío. ¡Una explicación! ¿Alguna solución?

Voy a intentar dar la explicación de porqué se destapa

Empecemos por aclarar algunas ideas:

  • Los niños tienen un sueño muy activo. Basta con observarlos. Si hicieses una grabación del sueño de tu hijo durante una noche y la pasases a cámara rápida seguramente te daría la impresión de que hace cualquier cosa menos descansar. Incluso algunos adultos se mueven muchísimo. Pero en los niños, que pueden moverse con más libertad porque pesan poco y caben en su cuna o cama casi en cualquier orientación, es mucho más llamativo. Pretender que acaben durmiendo sobre una almohada (la mejor es ninguna) y tapados por una ropa de cama fija, es labor casi imposible. Lo raro sería que no se destape.
  • Justo en el principio del sueño muchos niños sudan de forma llamativa. Y no es porque haga calor. Lo explico en otro artículo: Porqué sudan al dormirse. La cuestión es que este fenómeno le hace sentirse también acalorado y de nuevo se destapa.
  • Realmente a veces pretendemos que duerman más abrigados de lo que necesitan. Como en tantas otras cosas, a veces la idea que los padres tenemos sobre lo que nuestro hijo necesita no se corresponde con la realidad. Una cucharada más, una manga más, una manta más… ¡Más vale que sobre…! Y al final da igual que pongas una más, porque se destapa.

La cuestión es que se destapa. Y cuando los padres van a ver cómo está, pues está helado. Así que lo tapan y añaden una capa más de ropa de cama por si acaso. El niño pasa calor, suda, se mueve inquieto y vuelve a destaparse. El sudor se enfría, baja su temperatura. Sus padres vuelve a verlo helado y vuelta a empezar…

Precisamente lo que nos preocupa, que nuestro hijo se resfríe es más fácil que ocurra cuando pasa la noche sometido a cambios llamativos de temperatura. Porque cuando alguien pasa frío, para ahorrar calor, reduce el riego de sangre en su piel y mucosas. Y el resultado es que disminuye la capacidad de defenderse.

Os propongo una solución para que no se destape poco usual

¿Y si no lo tapas? Sé que suena raro. Pero entendiendo que los niños se mueven mucho y es normal que acabe destapado, para evitar los cambios bruscos de temperatura, que es lo que le perjudica, lo mejor es prescindir de ropa de cama.

Pon a tu hijo la ropa suficiente para dormir de modo que durmiendo destapado no pase frío. Eso depende de la temperatura que haga y de cada niño. Así que tendréis que hacer pruebas hasta dar con la necesaria para él e ir cambiando con los cambios de estación.

Es decir, que mi sugerencia si tu hijo se destapa constantemente es que duerma sobre el colchón con una sábana y nada más. Y a él ponle los pijamas necesarios para que no pase frío. Pero que tampoco pase toda la noche sudando (no apliques de nuevo el «más vale que sobre»).

Observarás que posiblemente sude un poco al dormirse. Pero si el resto de la noche no suda ya de forma llamativa y tampoco está demasiado frío, es que tiene la ropa adecuada.

Cuéntanos tu experiencia en nuestra comunidad de Facebook.

Todos podemos aprender juntos.

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¿Se despiertan más los niños que toman pecho?

¿Se despiertan más los bebés que toman pecho?

Respuesta a una Peketema propuesto por una madre en Facebook: La lactancia y el sueño. ¿Despiertan más cuando toman pecho? ¿O no esta relacionado?

Uno de los motivos por los que muchas madres se plantean ofrecer a su hijo un biberón por primera vez es porque se despierta mucho de noche. Pero la duda que surge es: ¿Realmente los niños que toman biberón duermen mejor que los que toman pecho? ¿Es la solución dar un biberón?

A partir de esta pregunta surgen varias situaciones a tratar:

El bebé recién nacido que llora por la noche a pesar de ofrecerle el pecho a demanda y se duerme al tomar un biberón

Esta situación es muy frecuente. Bebés de pocos días de vida que por la tarde-noche empiezan a pedir con mucha más frecuencia el pecho y acaban desesperando a los padres.

En muchos casos los padres estaban motivados para dar el pecho como alimentación exclusiva y creían que sabían lo necesario para hacerlo. Pero el bebé no para de llorar y tras horas de tomas frustrantes y mucha desilusión, deciden ofrecer el biberón al bebé. En la mayoría de los casos el bebé toma el biberón con ansiedad y por fin se relaja quedando dormido durante horas.

¿Qué le pasaba a este bebé? No es difícil suponer que tenía hambre. Y no nos equivocaríamos.

Hay que entender algo: El pecho debe pasar de no producir nada a generar toda la leche que un bebé necesita en cuestión de horas. En la mayoría de los casos tras el parto el bebé está muy cansado. Han sido muchos cambios y tiene que adaptarse a muchas necesidades nuevas. Eso hace que en las primeras horas de vida el bebé pida alimentarse con poca cantidad y en seguida se queda dormido. ¡Genial! Porque al principio es poca cantidad lo que hay.

En los días siguientes irá tomando cada vez con más frecuencia y cantidades mayores. Habitualmente al ritmo que va necesitándolo va estimulando al pecho a que produzca cantidades suficientes.

El problema surge cuando esta coordinación no es buena y el bebé no estimula suficiente aumento en la producción de leche. Las causas más frecuentes son:

Aguantar el hambre al bebé para que cumpla un horario. Si tiene hambre y lo ponemos a tomar pecho enseguida, el bebé va comunicando al pecho el ritmo al que necesita el alimento. Pero cuando no le dejamos tomarlo cada vez que lo haría empieza a comer con más ansiedad llevando a la situación que describíamos arriba. Muchos padres no reconocen la necesidad del niño para alimentarse y tratan de calmarlo por otros medios.

Entretener el hambre del bebé con chupe, biberón (de leche o manzanilla) o intentar calmarlo con balanceo cuando tiene hambre. Hacer esto provoca que cuando por fin come lo haga con ansiedad y que mientras el pecho no se haya enterado de que hacía falta más.

– Otras veces el problema es una mala postura del bebé al pecho que impide que se alimente bien y vacíe el pecho en lo que realmente necesitaría. El resultado es que las tomas dejan al bebé con hambre y empieza a comer con más ansiedad.

– Una última puede ser un frenillo lingual corto. Cuando lo hay y dificulta la lactancia resulta muy frustrante. Aparecen grietas en el pezón y el niño se cansa sin lograr sacar la cantidad que necesita.

Puede haber alguna más. Pero el resultado, sea cual sea la causa es el mismo. El bebé no duerme por hambre. Y si en ese momento se le ofrece un biberón suele tomarlo y quedarse dormido, agotado tras el esfuerzo.

¿Cómo evitar llegar a ese punto? Pues ofreciendo al bebé el pecho cada vez que está activo, e incluso haciendo por despertarlo si tras 2-3 horas durante el día sigue dormido.

Y si no lo hemos resuelto antes y ya estamos en la situación ¿qué hacemos, le damos el biberón o no?

Depende. Fundamentalmente del grado de desesperación del bebé y de las preferencias de los padres. Pero en algunos casos la solución es dárselo. Y corregir a partir de ese momento los errores que nos han llevado a tener que hacerlo para que no sea necesario en adelante.

Otra situación diferente: El bebé que a partir de los 4-6 meses empieza a despertarse con más frecuencia pidiendo el pecho

Aquí el problema no está directamente relacionado con el pecho. Es algo que ocurre exactamente igual con bebés que suelen dormirse en brazos tomando el biberón.

Y no es un problema de falta de alimento, sino de rituales de sueño.

Conforme un niño crece su sueño cambia. Y llega un momento en que le resulta fácil despertarse, pero para dormirse de nuevo necesita hacer un ritual de sueño. El que se le ha enseñado a hacer desde que nació. Sea tomando pecho o biberón, el ritual del bebé necesita la colaboración de sus padres para volver a dormirse y el resultado empieza a ser un aumento del número de despertares.

Se suele plantear a los padres si el bebé toma pecho que el problema se resolvería dándole un biberón para dormir.

Pero es que a los que se duermen tomando el biberón en brazos les recomiendan que empiecen a darles cereales.

Raramente se resuelve con ninguna de las dos opciones. El bebé no se está despertando por hambre, lo hace porque su patrón de sueño a partir de cierta edad incluye despertares que pueden ser cada 45-90 minutos. Pero sólo sabe volver a dormirse haciendo su ritual, y este incluye la colaboración de los padres (sea para dar el pecho o el biberón).

La solución no es un cambio de alimentación, sino un cambio de ritual de sueño.

En resumen, los niños que toman biberón suelen despertarse menos que los que toman pecho.

Pero no es debido habitualmente a un problema del pecho, sino a que no lo estamos dando de forma adecuada o a factores que tiene más que ver con la forma en la que dormimos al niño que con el hecho de si es tomando pecho o biberón.

La solución a los problemas de sueño no es en ningún caso dejar el pecho. Algunas madres hacen destete nocturno sustituyéndolo por biberón en la esperanza de resolver esto. Pero no mejora más que si cambiamos el ritual de sueño por uno que el bebé pueda realizar sin colaboración.

 

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Mi bebé se despierta de noche por hambre

Qué hacer cuando mi bebé se despierta por hambre

Respuesta a la consulta de una madre en Facebook:  «Cómo hacer que los bebes despierten menos en las noches por hambre.» Parece que es hambre, pero no lo es.

Muchos niños se despiertan de noche y no se calman hasta que comen. Usando el sentido común llegaríamos a la conclusión de que lo hacen por hambre. Pero en la mayoría de los casos no es así.

Vamos a distinguir dos grupos de edad. Los bebés de menos de 4-5 meses y los de más de 5-6 meses.

¿Porqué esa distinción? Pues porque el patrón de sueño de los bebés cambia en esa edad.

Hasta los 5-6 meses los bebés tienen un patrón de sueño inmaduro en el que se despiertan y se vuelven a dormir con mucha facilidad. En esta edad, cuando un bebé se despierta, le das de comer y se duerme es que tenía hambre. Hay algunos días en que se despierta de ese modo pidiendo alimento con mucha más frecuencia de noche que de día. Especialmente en niños que toman pecho.

La causa es los más pequeños puede ser un ritmo de sueño cambiado. Es decir, que duerme más de día y come más de noche. En el artículo enlazado en este párrafo os explico más afondo este caso.

Pero en niños que ya tenían un ritmo día noche bien definido y toman pecho, a veces un día de repente el bebé de despierta con más frecuencia de noche por hambre. Y es darle el pecho y dormirse, pero al poco rato vuelve a despertarse. Es una forma de manifestarse lo que llamamos crisis de lactancia. Es lo que ocurre cuando al crecer un bebé necesita un aumento en la cantidad de leche.

El pecho funciona de forma que cuanto más lo vacías más leche produce, de modo que cuando el bebé nota que le falta cantidad responde pidiendo más frecuentemente. En muchos casos a última hora de la tarde y primeras de la noche es cuando la madre tiene menos pecho. Y es a partir de ahí cuando el bebé empieza a pedir con más insistencia y a comer con más ansiedad.

La solución que recomiendan muchos en este caso es complementar con lactancia artificial. Pero hay una solución más simple y adecuada. Ofrece el pecho con más frecuencia durante el día. Al hacer esto va a vaciarlo cuando no está aún desesperado, comiendo con menos ansiedad. Y al vaciarlo con más frecuencia el pecho aumenta su producción. El resultado en pocos días es que al tomar más de día, durmiendo menos durante el día, y aumentar la producción de leche, el bebé llega a la noche con más sueño y menos hambre y las tomas se espacian solas despertando menos.

A partir de los 5-6 meses. El patrón de sueño cambia pareciéndose más al del adulto. Volver a dormirse tras despertarse se vuelve algo más complejo. Precisa realizar un ritual de sueño. En la mayoría de los bebés durante los primeros meses, dormirse era algo que ocurría en brazos de sus padres y comiendo.

El cambio que notamos, porque empiezan a despertarse con más frecuencia pidiendo alimento, no es debido al hambre. Sino a que con ese cambio de patrón de sueño los ciclos son de entre 45 y 90 minutos y cuando se despierta, para volver a dormir necesitan la colaboración de sus padres (en brazos y comer) para volver a dormirse.

Esta fase puede durar meses. A diferencia de los bebés más pequeños que en días volvían a espaciar las tomas nocturnas si le ofreces más de día.

Además no mejoran cuando les das más alimento de día. Sigue necesitando comer para volver a dormirse tras salir de cada ciclo de sueño.

Algunos recomiendan iniciar precozmente la alimentación complementaria, interpretando que se trata de hambre. Pero no suele funcionar. A pesar de darle «la milagrosa papilla de cereales nocturna» sigue despertándose para pedir 4-6 veces en la noche.

En esta situación hay dos soluciones que yo conozca:

Colecho: Es la forma de dormir que permite atender lo antes posible el ritual de sueño del niño (contacto con su madre mientras toma el pecho) y que todos volváis a dormir cuanto antes. Especialmente recomendable en lactancia materna. Pero siempre pongo una salvedad: Si vosotros dormís bien haciendo colecho. Porque hay gente que es incapaz de descansar con su bebé en la cama. Y hablando de problemas de sueño hay que tener claro que lo importante es que todos descanséis bien. Sea cual sea la opción que escojamos, si no descansamos bien deberíamos replantear si es la mejor en nuestro caso.

Que aprenda a dormir sólo. Es decir, cambiar el ritual de sueño que precisa para dormirse de modo que cuando sólo tenga sueño sea capaz de dormirse de nuevo sin la colaboración de los padres y el alimento. Y esto desde luego no se hace dejando al bebé llorar en la cuna. Hay opciones más civilizadas en mi opinión para conseguir exactamente el mismo resultado.

Que escojáis una u otra opción (o elaboréis otra diferente) es elección vuestra. Pero mi recomendación es clara: Buscad la que os permita descansar de forma adecuada para ofrecer vuestra mejor versión de vosotros mismos a vuestro hijo el resto del tiempo. No sacrifiquéis el descanso si podéis evitarlo, porque al final el bebé sufriría por tener unos padres agotados y de mal humor.

Al pensar en el bienestar de los niños siempre hay que entender que los padres sois muy importantes para él y vuestro bienestar es una condición necesaria para el suyo.

 

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Destete nocturno en bebés

Destete nocturno

Escribo este Peketema del destete nocturno en respuesta a la duda de una madre en Facebook: «¿Como retirar el pecho a un niño si de noche es su chupete?»

Siempre que hablamos de retirar el pecho saltan las alarmas. ¡No se lo quites! Sigue dándoselo…

Aquí no vamos a entrar en eso. Hay muchos motivos justificados para retirar el pecho y la persona más cualificada para decidir cuando y porqué en cada caso es la madre que lo da. Para quien tengan ganas de gresca con el tema recomiendo la lectura del artículo «Madres juzgadas». Y os recuerdo que nuestra comunidad se basa en el respeto a todos sus miembros.

La cuestión es que cuando se decide el destete nocturno surgen también muchas dudas de cómo hacerlo. Le has dado el pecho hasta ahora porque pensabas que era lo mejor para tu hijo. Y ahora que has decidido que retirarlo es también la mejor opción en vuestras circunstancias, quieres hacerlo de la mejor forma para él.

Lo que te recomiendo es usar lo que llamamos «Destete respetuoso: No ofrecer, no negar».

Pero concretamente, cómo hacer el destete nocturno en un bebé que usa el pecho en su ritual de sueño

Como siempre, para dar una respuesta hace falta aclara antes algunas cosas que influyen en la situación:

  • Los bebés se duermen usando un ritual de sueño. Todos lo hacemos en realidad. Son el conjunto de cosas que necesitamos para que un niño haga el paso de estar despierto a dormido. En la mayoría de los bebés que hacen lactancia materna a demanda el pecho es uno de los elementos esenciales de ese ritual. Pero por suerte no el único y podemos valernos de los demás para hacer el destete nocturno.
  • Cambiar el ritual de sueño de un bebé puede ser difícil. A veces es necesario hacer cambios más intensos y otras podemos hacerlo de forma gradual. Pero depende de cada niño. Algunos se adaptan con una facilidad sorprendente a cualquier cambio de su rutina. Mientras que para otros es casi imposible lograr un cambio si no surge de su propia iniciativa.
  • No existen soluciones milagrosas. Tendemos a pensar que lo que nos ha funcionado a nosotros debería funcionar en todos los casos. Y eso es totalmente falso. Por lo que lo único que podemos hacer es dar opciones para hacer el destete nocturno y que los padres prueben en un orden determinado dependiendo de sus propias preferencias y el conocimiento que solo ellos tienen de su hijo.

Así que os expongo dos opciones evidentes para el destete nocturno:

  1. Probar a que lo duerma en brazos el padre u otro cuidador distinto de la madre. Como decía, cada bebé es diferente. Los hay en los que el pecho es un elemento variable de su ritual de sueño. Que se duermen a veces con el padre, a veces con la madre. Para hacer un destete nocturno en estos niños la forma más fácil es que durante unas semanas sea el padre quien duerma al bebé.
  2. Probar a dormirlo la madre en brazos con el chupe o tomando el biberón. Evidentemente sólo es una opción en los bebés que usan chupe o biberón.

Hay una cuestión añadida. Y es ¿lo que queremos es que acabe aprendiendo a dormir sólo? O ¿queremos hacer colecho pero sin seguir dándole el pecho?

Si la opción es seguir haciendo colecho no hay problema en que se duerma al bebé en brazos dando chupe o biberón.

Pero si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Otra cuestión es, ¿pasamos de darle el pecho cada vez que se despertaba a nada poco a poco o de golpe?

Si aplicamos el principio de destete respetuoso lo que debemos hacer es intentar en cada despertar dormirlo sin darle el pecho de entrada (no ofrecer), pero si ves que no funciona, no te pongas a pelear para no dárselo a las 4 de la mañana (no negar). Dáselo y todos a dormir.

Poco a poco serán cada vez más los despertares en los que volverá a dormirse sin el pecho, del mismo modo que de día serán menos las ocasiones en las que lo pida.

Algo importante es que en función de la respuesta del bebé te adaptes en el ritmo, e incluso, si era una opción, no una necesidad, te replantees hacer el destete nocturno más adelante si claramente tu hijo no está preparado para hacerlo aún.

En cuanto a los motivos, si por lo que has decidido probar el destete nocturno es porque tu bebé se despierta mucho y pide sistemáticamente el pecho, te aviso de que quitar el pecho sin más no arregla ese problema en casi ningún caso. En esos casos lo que hay que plantearse es cuál es el ritual de sueño que preferiríamos que tenga nuestro hijo y hacer los cambios necesarios para ayudarle a ir en esa dirección.

De nuevo, si lo que pretendemos es que aprenda a dormir sólo os recomiendo que leáis «cómo enseñar a un bebé a dormir sólo sin dejarlo llorar».

Si has pasado por esta situación, te agradecemos que nos cuentes tu experiencia en Facebook.

Entre todos podemos ayudar mejor a quienes pasan por ella en este momento.

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Cómo hacer que un niño duerma toda la noche

Dormir toda la noche.

Peketema: Un tema solicitado por las madres en nuestra comunidad de Facebook. ¿Hay alguna forma de que un niño duerma toda la noche?

Hay una serie de ideas que la gente asocia a un «buen bebé»: Que coma bien, que duerma bien, que llore poco, que la caquita justa, ni mucha ni poca, que crezca bien (o si es posible incluso un poquito más de lo normal…)

Y luego está la realidad. Os diría que no hay un solo niño que lo cumpla todo. Alguna vez he pensado en poner en esta web un apartado de «intercambios»: «Cambio niño que no come por niño que no duerme…»

Hablando del tema del sueño.

¿Cuando es normal que un niño duerma toda la noche del tirón?

Pues para desgracia de los que se hacen esa pregunta, podremos decir que seguramente hay un problema a solucionar cuando un niño con más de 3 años (p0r poner una fecha) no duerme habitualmente sin despertarse toda la noche. Especialmente hasta los 18-24 meses, lo normal es que se despierten a veces.

Vamos por edades en niños sanos que no tienen ningún problema:

En las dos primeras semanas de vida se recomienda de hecho que no pasen más de 4-5 horas sin comer, porque eso puede producir un descenso de azúcar en sangre para el que no está preparado. Se recomienda que cuando pasan más de ese tiempo sin comer se haga por despertarles.

Los primeros 5-6 meses ya toleran el ayuno sin problemas (tienen reservas de azúcar en el hígado suficientes). El tiempo entre las tomas de noche suele ir aumentando. Hay incluso algunos bebés que llegan a dormir toda la noche. Muchos padres cantan victoria pensando que eso es un paso sin vuelta atrás.

Entre los 5 y los 7 meses empiezan a despertarse con más frecuencia. Esto ocurre porque maduran y cambia el patrón de sueño. Empiezan a aparecer cosas como las pesadillas y los terrores nocturnos. Y los bebés tienen más facilidad para despertarse entre ciclos de sueño (45-90 minutos) pidiendo hacer su ritual de sueño cada vez que quiere volver a dormirse.

Los siguientes 2 años el sueño estará marcado por la opción que escoja cada familia. Son básicamente 2 con tantas variantes como familias. Y en cada familia una por niño.

Hay radicales defensores de una y otra. Yo soy de la opinión de que en cada caso es adecuada una y que sólo conociendo las circunstancias, preferencias y carácter de cada caso puede decirse cuál es la más adecuada. El objetivo, prejuicios a parte debe ser que todos los implicados, es decir toda la familia, descanse lo mejor posible. Porque sea cual sea nuestra preferencia a priori, no descansar perjudica a toda la familia y al niño como miembro de ella.

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Tiene el sueño cambiado

Tiene el sueño cambiado

¿Qué hacer si un niño duerme durante el día y no para durante la noche? Especialmente en los primeros días de vida.

Es decir que de noche no duerme bien y luego durante el día aguanta entre toma y toma más de lo normal. (Estoy aquí hablando de los primeros días de vida).

Esto si es un problema.

Ya que la incompatibilidad con el horario de los padres impide el descanso de estos, cuando en realidad no hay ningún beneficio para el niño por tener ese ritmo.

Al bebé no le interesa que sus padres duerman mal. No es lo mismo para él convivir con unos padres descansados y de buen humor que hacerlo con dos zombies malhumorados que llevan meses sin dormir.

Esta alteración del ritmo es frecuente los primeros días tras el nacimiento. Y si no se soluciona en esos primeros días puede mantenerse algún tiempo.

¿Qué hacer si un bebé duerme de día y está más activo de noche?

Uno de los factores que regula el sueño es la melatonina, una sustancia que se produce en función de la iluminación ambiental.

Por eso, para que duerma de noche es necesario que su ambiente durante el día esté siempre iluminado, aunque esté dormido. Y que esa iluminación se reduzca de noche. Es decir, de día con las persianas y cortinas abiertas, de noche con el mínimo de luz posible.

A modo orientativo (en realidad ya sabéis que no hay tiempo mínimo entre las tomas), los primeros días suelen tomar, cada 1-3 horas. Y los primeros 15 días no interesa que duerman más de 5 horas seguidas sin comer (para evitar una bajada de azúcar por un ayuno prolongado).

Para que esas horas de descanso máximo las haga de noche, conviene que ofrezcamos con más frecuencia el alimento durante el día.

Habrá niños que quieran comer cada hora, cada dos horas… pero no conviene dejarles que estén más de 3 horas durmiendo sin comer durante el día.

Si durante el día le dejáis que descanse períodos de más de 3 horas, llegará a la noche muy descansado y con hambre. Esa combinación significa mala noche garantizada.

De modo que si llegan las 3 horas (contando del principio de una toma el principio de la siguiente) y sigue dormido, cogedlo y dadle un poco de entretenimiento, movedle brazos y piernas, jugad con él, y si no se despierta, quitadle la ropa, hacedle cosquillas… Soltadle al hermano o primo de 3 años… Hacedle la puñeta, vamos.

Hay gente que dice que no hay forma de despertarlos y cuando los veo intentarlo, lo que le hacen es caricias suaves en la carita, les hablan con delicadeza… No es por nada, pero así yo, me duermo.

A veces hace falta pasar un par de noches malas para desarrollar cierto grado de “mala uva” cariñosa.

Durante la noche, las primeras dos semanas despertadlo sólo si pasa más de 5 horas sin comer.

A partir de las dos semanas si aguanta más de 5 horas, lo que debéis hacer es agradecerlo y descansar, que seguro que a esas alturas sin haber tenido una sola noche decente en semanas, lo necesitáis.

Acortando el tiempo entre las tomas durante el día conseguimos varias cosas:

– Estimulamos la producción de pecho (si toma pecho). Tened en cuenta que cuanto más vaciamos el pecho, más leche produce.

– Le damos antes de que esté desesperado, con lo que come más tranquilo y traga menos gases.

– Al darle con más frecuencia durante el día, cuando llegue la noche, tendrá menos hambre y más sueño.

¿Y en lactantes más grandes?

En niños más grandes (sigo refiriéndome a lactantes y como mucho preescolares) que tienen el mismo problema, debemos entender que el niño duerme en total el número de horas que necesita al día.

Ya que no tiene obligaciones que se lo impidan cuando tiene sueño, al final duerme lo que necesita.

Lo único que nosotros podemos elegir es en qué momentos queremos que descanse esas horas, y podemos hacer que se adapte a ese patrón no dejándole dormir en los momentos en que preferimos que esté despierto hasta que acaba acostumbrándose.

Antes de decidir cambiar, pensad bien si la alternativa no es peor.

Se puede modificar su ritmo, pero necesita tener uno y no es cuestión de que estemos continuamente alterándolo. La prioridad a la hora de modificar sus propios mecanismos de regulación debe ser el bienestar del niño. Dentro del que se incluye que sus padres tengan unas condiciones mínimas de descanso «compatibles con la supervivencia».