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¿Qué puedo hacer si mi bebé echa muchas bocanadas? ?

Qué hacer si tu bebé echa bocanadas.

Prácticamente todos los bebés echan bocanadas. En la mayoría de los casos no son nada serio. Pero te explico las causas más habituales y qué hacer cuando ocurren.

En la etapa en la que el bebé toma sólo leche, la expulsión de esa leche es algo muy, muy habitual. No lo hacen el 100% a diario, pero casi.

Bocanadas normales en el bebé

Cuando esto ocurre la causa más frecuente es simple. El estómago del bebé no tiene un cierre efectivo en su parte superior. Es como una bolsa de agua caliente sin tapón. Si la llenas de leche y presionas, rebosa.

A veces la presión la hace el propio bebé al moverse apretando la barriga o moviendo las piernas… Otras veces lo hacemos nosotros al cambiarle de postura. Pero no te preocupes, es algo muy normal y no le has hecho ningún daño.

Muchos piensan que conforme crece irá echando menos. Pero lo normal es lo contrario. Cuanto más crece, más come y más se mueve. Y si esto ocurre las bocanadas suelen ir a más.

Mejoran sin hacer nada cuando el bebé empieza a comer alimentos sólidos, más fáciles de retener y se acaba formando un pliegue en la salida superior de sus estómago que actúa como válvula (el cardias).

Si nos preocupan y queremos que haya menos bocanadas la solución no es espaciar las tomas. Cuanto más las separemos mayor cantidad tomará en cada toma, y si llenas mucho el estómago hay más bocanadas. Lo que te recomiendo es precisamente lo contrario: Dale con más frecuencia. Al hacerlo el bebé irá tomando cantidades menores que caben mejor en su estómago y las bocanadas se reducirán.

La duda más frecuente es ¿Lo ha echado todo con la bocanada?

Si esto nos preocupa es en parte porque pensamos que si echa la leche no va a alimentarse bien. Pero es que con las bocanadas se echa sólo una parte. Son muchas las familias que me dicen que ellos creen que no le ha quedado nada dentro.

Hay una forma fácil de saberlo: ¿Gana peso? ¿Llora por hambre?

Si gana peso y cuando llora le damos de comer y se calma aunque eche, está quedando suficiente en su interior para alimentarle.

Si las bocanadas se acompañan de un llanto inconsolable o de pérdida de peso, entonces hay que buscar la causa, porque hablamos de otra cosa…

Cuando el bebé echa Leche y Sí es un Problema (algo más que bocanadas)

Si la expulsión se acompaña de llanto o malestar evidente en el bebé o el peso va ma hay que descartar varios problemas:

  1. Gastroenteritis. Cualquiera puede sufrir una infección que afecte al tubo digestivo. No son muy frecuentes en los primeros meses de vida porque el bebé cuenta con los anticuerpos de su madre en su sangre y es inmune a todas las infecciones que ella haya superado en su vida. Pero a veces algún virus nuevo se presenta y desarrolla una gastroenteritis. Suelen presentar algo de moco, fiebre y empiezan con vómitos. En alguna ocasión después viene la diarrea y otras no. Lo más característico de la infección es la fiebre. Siempre que la hay debemos pensar en infección. El tratamiento en bebés suele ser dar un probiótico, fraccionar las tomas de leche, dándole cantidades más pequeñas más veces y tratando la fiebre si sube con antitérmicos. Si los vómitos son frecuentes puede darse un medicamento para cortarlos y en los casos más intensos puede necesitar un suero para rehidratarlo.
  2. Infección de Orina. Otra infección que puede acompañarse de vómitos con facilidad es la de Orina. Debemos pensar en ella cuando un bebé está irritable, con fiebre, orina que huele más fuerte o más oscura y rechazo del alimento con vómito fácil. La forma de saber si hay infección de orina es analizar la orina y si se confirma infección daremos tratamiento con antibióticos.
  3. Algunas Infecciones Respiratorias. En Catarros, Bronquitis y otras infecciones en las que hay mucho moco, algunos bebés tienen facilidad para vomitar con la tos. Los vómitos suelen mejorar al tratar la mucosidad.
  4. Alergias alimentarias. Cuando un bebé toma algo en la leche que no tolera puede vomitar tras tomarla. El vómito no se diferencia de la bocanada por la cantidad o la fuerza con que expulsa, sino porque antes de echar está molesto y cuando echa la cara se pone pálida y sudorosa. Si no tiene fiebre, en lugar de pensar en infecciones (aunque las puede haber sin fiebre) solemos pensar en alergias. La más frecuente en la leche es a las proteínas de la leche de vaca. Cuando toma biberón suele mejorar al cambiar la leche adaptada normal por una hidrolizada. Y si toma pecho hay casos en los que el problema es uno de los alimentos que toma la madre y pasa a través del pecho.
  5. Estenosis Hipertrófica de Píloro. Mucho menos frecuente que los casos anteriores, pero se ve a veces. Es un problema más frecuente en bebés varones y consiste en que el cierre inferior del estómago (píloro) tiene tanta fuerza que impide que el contenido del estómago pase al intestino. Lo que vemos es que de repente un niño que comía perfectamente echando alguna bocanada, sigue queriendo comer, pero al poco de acabar expulsa cada vez más cantidad de leche hasta que llega el momento que lo hace en todas las tomas y el peso empieza a bajar. Puede diagnosticarse mediante una Ecografía.

Como siempre la información general orienta, pero en muchos casos hay que hacer una valoración más individualizada para ver la causa y la solución.

Recuerda que puedes consultar a tu pediatra y que yo estoy a tu disposición Online.

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Mi bebé no hace pis

Qué hacer cuando creo que mi bebé no hace pis

Si te preocupa tu bebé porque no hace pis o crees que es poca cantidad, te aclaro tus dudas para que sepas diferenciar lo que es normal y lo que no.

La orina es necesaria para eliminar del cuerpo muchas sustancias que sobran tras su funcionamiento normal. Un mal funcionamiento de los riñones que impida que esto se produzca adecuadamente puede dar lugar a una intoxicación.

Pero hay muchas situaciones en las que un bebé puede producir una cantidad de orina menor de lo habitual sin que sea nada preocupante.

En este artículo quiero aclararte cómo diferenciar unas y otras.

El bebé no hace pis de noche

Esto es algo relativamente frecuente.

Se trata de un bebé ya grandecito, habitualmente por encima de los 9 meses, que de repente nos llama la atención porque empieza a despertar con el pañal seco.

Es algo que pongo como ejemplo cuando hablo precísamente de lo contrario, de la enuresis nocturna primaria. Es decir, de esos niños que por encima de los 5 años siguen sin controlar la orina durante la noche.

Lo que ocurre es que hay una hormona llamada Vasopresina o también Hormona Anti Diurética, cuya función es reducir la producción de orina durante la noche. Es algo que casi todos los adultos producimos en un pico nocturno. Su objetivo es que de noche podamos descansar, reduciendo las veces que necesitamos vaciar la vejiga.

Los bebés pequeños no producen este pico de hormona al dormirse. Unos antes y otros después llegarán a hacerlo. Y algunos lo hacen muy pronto, con meses.

Cuando ocurre, notamos que de repente, un bebé que previamente llenaba los pañales tanto de día como de noche, deja de hacerlo durante la noche. Aunque sigue produciendo tanta orina o más que antes durante el día.

Si hay una distribución tan clara de la producción de orina y el bebé está bien por lo demás, no te preocupes. Es simplemente que ya controla la orina de noche y llegado el momento será más fácil prescindir del pañal.

El bebé no hace pis y pienso que puede estar deshidratado o que no come suficiente

Otra duda que nos asalta cuando un bebé no hace pis como antes es si puede ser por falta de líquidos.

A parte de eliminar sustancias tóxicas, la función fundamental de la orina es regular la cantidad de líquido en el cuerpo.

Cuando bebemos más agua eliminamos más en forma de orina.

Si bebemos menos o perdemos líquido por el sudor o en vómitos o diarrea es normal que orinemos menos. Por lo que en principio orinar poco puede ser un signo de deshidratación.

Pero cuando la deshidratación llega al punto de reducir de forma importante la producción de orina en un bebé, hay también otros signos de deshidratación evidentes:

  • Boca seca. Los bebés suelen babear mucho. Si se deshidratan se reduce de forma evidente la producción de baba y la lengua se reseca. Si tiene baba abundante, aunque orine poco, no es por falta de líquido.
  • Caca dura. Si el bebé dispone de poca agua intentará absorberla de donde pueda, y lo que hay en su intestino es la primera fuente disponible. Si la caca no se endurece puede ser un signo de que no hay deshidratación. Pero mientras no sufra diarrea, ya que si un niño tiene diarrea, la caca puede ser líquida y estar deshidratándose.
  • Decaimiento. Si un bebé está deshidratado hasta el punto de afectar la secreción de orina debe estar decaído. Si lo ves activo y contento es casi imposible que la falta de orina sea por deshidratación.

El bebé no hace pis y me preocupa que sus riñones no funcionen bien

Cuando un bebé no orina porque sus riñones no funcionan, deben aparecer dos signos claros:

  • Mal estado general. Cuando los riñones no filtran la sangre se acumulan toxinas que hacen que el bebé se vuelva primero irritable y después muy decaído. Si esto no ocurre, a pesar de que orine poco es porque los riñones hacen su trabajo.
  • Retención de líquidos. Cuando hay poca orina porque el riñón no elimina el exceso de líquidos del cuerpo aparecen edemas. Especialmente en as extreñimidades cuando están incorporados y en los párpados cuando están tumbados.

Si hay poca orina y el bebé está activo, contento y sin edemas, es que la causa de la falta de orina no es un fallo de los riñones.

Mi bebé no hace pis y me preocupa que tenga una infección de orina

Cuando tenemos infección de orina nos escuece al orinar. Eso hace que muchos niños con infección de orina hagan menos pis porque la retienen para evitar el dolor.

Pero en la infección de orina hay otros síntomas:

  • A veces fiebre. Si no la hay es muy probable que no sea una infección de orina. Aunque no siempre aparece la fiebre.
  • Comen mal. Cuando un bebé tiene infección de orina suele comer fatal. Que coma bien casi descarta la infección.
  • Cuando por fin orina, llora. Un bebé no va a decirte que le escuece al orinar, pero llorará cuando lo hace. Si ves que orina poco y cuando lo hace le desencadena dolor, puede ser infección. Pero si cuando hace no muestra molestias, posiblemente la falta de orina no es por eso. Si llora cuando orina viene bien hacer una analítica.
  • La orina es oscura o huele peor de lo habitual. En una orina infectada están creciendo bacterias que cambian el color y el olor de la orina. Si orina poco y huele más fuerte o es más turbia de lo habitual conviene hacer analítica de orina.

Otras situaciones en las que el bebé hace menos pis

Hay otras muchas situaciones en las que un bebé puede reducir la producción de orina y que no reflejen un problema serio:

  • Calor. Si sudamos perdemos líquido a través de la piel. Y el riñón reduce entonces la secreción de orina para ahorrar agua. Pero sin que eso signifique que llega a tener una deshidratación. Tenemos mucha capacidad de compensación antes de llegar a eso. Simplemente ofrece al bebé líquido con más frecuencia (si toma leche a demanda, basta con la leche para hidratarle)
  • Fiebre. Cuando tenemos fiebre, sudamos y respiramos más rápido, eliminando agua a través de la piel y la respiración. Eso puede hacer que orine menos tras tener fiebre, sin que implique que tenga que ser por una infección de orina.
  • Que coma un poco menos. No siempre comemos igual. Hay días que nos comeríamos las piedras y otros que estamos desganados. Que un niño en una de esas rachas en las que tiene menos hambre orine menos es muy frecuente sin que suponga un problema serio.

Resumiendo: Cuando un bebé hace menos pis lo importante es si va acompañado de otros síntomas de malestar. En casi todas las situaciones graves va acompañado de decaimiento intenso o mucha irritabilidad. Si no los hay no te preocupes mucho y sigue observándole por si aparecen otras señales.

Ante cualquier duda los pediatras estaremos encantados de valorar cada caso y aclarar vuestras dudas.

 

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? Infección del Pene: Qué hacer si al niño le pica al hacer pipí.

Balanitis, infección del pene, le pica al orinar

Infección del pene en niños. La Balanitis o irritación del prepucio y el glande. Te explico porqué se produce, cómo actuar y cómo evitarla.

El pene de los niños nace cubierto de una piel que llamamos prepucio. Antes o después esa piel debe poder retirarse con facilidad dejando al descubierto el glande.

Entre el prepucio y el glande queda un huevo que llamamos espacio balano prepucial. En él hay glándulas que producen secreción para mantener bien hidratado al glande.

Qué es la fimosis en un niño o en un bebé

Decimos que hay fimosis cuando la abertura del prepucio es tan escasa que no permite retirarlo hacia atrás para dejar el glande al descubierto.

Cuando esto ocurre las secreciones que se producen en ese espacio tienen dificultad para salir y pueden infectarse por una higiene deficiente. En realidad, porque resulta imposible realizarla.

Cuando se infecta produce una irritación en el pene del niño. 

Para resolver este problema os recomiendo que leáis el artículo sobre fimosis y cuidados del pene en el bebé.

Otras causas que pueden generar escozor en el pene de un niño que no tiene fimosis:

  • Lavarse mal a pesar de que pueda bajarse el prepucio.
  • Usar jabones agresivos en la zona.
  • Tocarse el pene con las manos sucias.
  • Dejarse restos de jabón por no enjuagarse bien.
  • Una infección de orina. En las infecciones de orina suele haber más síntomas:
    • Le pica o le duele al hacer pipí.
    • La orina tiene un olor más fuerte.
    • Puede tener fiebre.
    • Comen peor.
    • Dolor abdominal.

Si aparece alguno de estos síntomas o varios de ellos con el picor al orinar podemos saber si realmente hay infección de orina con una analítica.

Hay tiras reactivas que son muy rápidas y pueden descartar la infección de orina. Si la tira no detecta infección es casi seguro que no la hay.

Si la tira dice que puede haber infección, lo recomendable es confirmarlo con un sedimento de orina. Es una prueba que en cualquier hospital pueden realizar en menos de una hora. 

Cuando el sedimento confirma la infección se inicia el tratamiento con antibióticos y se hace un cultivo de la orina para identificar al germen que causa la infección y los antibióticos a los que es sensible o resistente. Pero este cultivo puede tardar entre 3 y 7 días en dar un resultado. En muchos casos, el resultado llega cuando el niño ya está bien. Pero si no va bien puede decirnos qué hacer. Hay veces que el antibiótico que hemos usado de entrada no mata al germen que causa la infección de orina. Si llega el resultado del cultivo nos puede decir cuál es el mejor tratamiento en ese caso.

Cuando no hay ningún signo de infección más que los que vemos en el pene y las analíticas son normales hablamos de balanitis (sólo infección del pene en su parte final).

Los síntomas que suelen aparecer en la balanitis son:

  • Inflamación del prepucio. A veces con un enrojecimiento llamativo y un abultamiento que puede asustar.
  • Mal olor por el crecimiento de bacterias en la secreción.
  • Dolor en el pene que empeora con el mínimo roce o al orinar. Cuando el niño puede expresarse suele decir que el pene le escuece, le pica, le duele
  • Es raro que haya fiebre. Si la hay valorar si hay infección de orina y si necesita tratamiento antibiótico por boca.
  • Secreción purulenta en la apertura del prepucio.

Diagnóstico y tratamiento cuando hay una infección del pene de un niño

No hace falta ninguna prueba complementaria para diagnosticar y tratar una balanitis.

Es algo muy evidente y suele responder muy bien al tratamiento con cremas antibióticas (mupirocina por ejemplo) y un anti-inflamatorio en jarabe, por ejemplo el ibuprofeno del que puedes calcular la dosis en esta calculadora.

La mayoría con esto ceden en 2-3 días como mucho.

Si no es así puede ser recomendable hacer un cultivo de la secreción para averiguar el germen causante y a qué antibióticos es más sensible o resistente.

Raramente es necesario dar antibiótico por boca. En casi todos los casos basta con aplicarlos directamente en la zona.

Pero además tenemos que pensar en la causa por la que se ha producido la infección del pene

Deberemos mejorar la higiene, en la mayoría de los casos siendo menos agresivos. No es necesario bajar la piel a diario y frotar con jabón. Eso es demasiado irritante.

Suele bastar con retirar el prepucio y enjuagar un poco con el mismo agua del baño. Y con hacerlo un par de veces por semana suele bastar.

Cuando el problema es una fimosis o adherencias balano prepuciales pueden resolverse de forma «civilizada» como te explico en el artículo anteriormente citado sobre cuidados del pene.

Dar tirones fuertes es contraproducente. Puede empeorar el problema por generar cicatrices que estrechen aún más el prepucio. Y además hacerlo es muy doloroso para el niño.

Lo que os recomiendo es que solucionéis este tema cuando el niño es aún pequeño. Muchos a partir de los 3-4 años ya no permiten que les hagas nada en la zona y entonces puede prolongarse el problema dando lugar a infecciones repetidas en el pene.

Si esto ocurre puede dar lugar a una fimosis cada vez más marcada, ya que la inflamación y las cicatrices sucesivas en el prepucio pueden ir estrechando cada vez más a apertura.

Para mí una buena edad para arreglar el tema es entre los 6 meses y el año de vida.

Por tanto si ves el pene de tu hijo irritado o inflamado y se queja de picor o escozor al orinar:

  • No te preocupes. No suele ser grave y tiene fácil solución.
  • Si tiene fiebre acude al médico por si puede necesitar tratamiento antibiótico por boca y descartar infección de orina.
  • Si no hay fiebre, ni dolor de barriga. Cuando sólo está la inflamación y el escozor de la zona suele bastar con un jarabe que baje la inflamación y un crema que combata la infección.
  • Tras resolver el problema inmediato de la infección, debemos intentar resolver la fimosis si la hay y replantearnos la higiene que hacemos. 
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Bebé de 5 meses Blog Malformaciones Congénitas Urinarias

Malformaciones Urinarias

Malformaciones urinarias en niños y bebés, cada vez se detectan más gracias a las ecografías durante el embarazo, pero hay que pensar en ellas ante cualquier niño o bebé con infección de orina.

Malformaciones urinarias: Una de las malformaciones más frecuentes en niños y bebés. Cómo se detecta, infecciones de orina frecuentes y su tratamiento.

Este artículo lo he escrito en respuesta al peketema sugerido por Jessica en nuestra Página de Facebook. Si no has dado tu me gusta no pierdas la oportunidad de recibir temas interesantes sobre salud infantil de forma gratuita.¡Cada día temas nuevos con tan solo dar tu «me gusta»!

Podemos hablar sobre la hidronefrosis y sus cuidados empezando por los cuidados de la comida cuidando el potasio, el sodio y las proteínas como evitar las infecciones en vías urinarias y la duplicación del uréter saber a que se debe este problema y por qué es común en las niñas please!!

Partes del sistema urinario para entender las malformaciones urinarias

Partes del Sistema Urinario para entender las malformaciones urinarias

  1. Dos riñones. Son los órganos que se encargan de filtrar la sangre eliminando las sustancias que deben eliminarse del cuerpo a través de la orina. Hay personas que nacen con un sólo riñón (monorenos) o que tienen alguno o los dos riñones con formas o capacidad de hacer su trabajo alterados.
  2. Dos uréteres. Son los conductos que llevan la orina producida en los riñones hasta la vejiga de la orina. Hay uno por cada riñón. Aunque a veces puede haber dos uréteres para un mismo riñón. Y en ocasiones estos conductos pueden estar más dilatados de la cuenta.
  3. Vejiga de la orina. Es la «bolsa» en la que se va acumulando la orina hasta que decidimos expulsarla. Los riñones filtran orina constantemente, se almacena en la vejiga y ahí se retiene hasta que la expulsamos orinando.
  4. Uretra. Es el conducto que lleva la orina al exterior desde la vejiga. Hay una diferencia importante en longitud entre niños y niñas (mucho más corta) lo que hace que las infecciones de orina sean más frecuentes en niñas. Entre la vejiga y la uretra hay un cierre o «esfínter» que controla la salida de la orina. Si no funciona bien hace que la orina se escape involuntariamente.

Qué son las malformaciones urinarias

Cuando cualquiera de estos elementos no está bien formado hablamos de malformaciones urinarias.

Hay muchos tipos de malformaciones urinarias, que a veces aparecen de forma aislada y otras veces se asocian entre sí. Lo esencial en ellas es que pueden producir:

  • Mal funcionamiento del sistema urinario. Haciendo que los riñones no puedan hacer su trabajo de eliminar sustancias de desecho del cuerpo. Cuando esto ocurre pueden acumularse tóxicos que hacen que el cuerpo enferme. En los casos más graves pueden necesitar diálisis y/o trasplante de riñón. Pero por suerte, aunque las malformaciones urinarias son bastante frecuentes, la gran mayoría son leves y no afectan al funcionamiento de los riñones. Son muy, muy, muy pocos los niños que a pesar de tener una malformación urinaria acaban necesitando diálisis o trasplante. En mi familia por ejemplo tenemos tendencia a estas malformaciones y aunque 3 de mis sobrinos las tenían al nacer ninguno de ellos ha llegado a necesitar medidas especiales.
  • Infecciones de orina. Cuando hay una malformación en cualquier punto del trayecto de salida de la orina, esta puede retenerse. Si ocurre es más frecuente que pueda infectarse y dar lugar a infecciones de orina repetidas con cierta asiduidad.

Las malformaciones urinarias más frecuentes en bebés y niños

Si vamos de arriba hacia abajo:

Malformaciones urinarias en el número de riñones de un niño o bebé

  • Falta un riñón. Hay personas que en lugar de tener dos riñones, al nacer presentan sólo uno. Esto puede detectarse ya durante el embarazo, con las ecografías que hacemos para el seguimiento normal. Que alguien tenga un sólo riñón es compatible con una vida normal. Pero supone un riesgo, porque si por cualquier infección o accidente se daña pone la salud en una situación delicada. En la práctica, cuando un bebé presenta un sólo riñón lo que debemos hacer es:
    • Comprobar que funciona correctamente y es capaz de mantener la función que corresponde en condiciones normales a los dos riñones. Es lo que suele ocurrir.
    • Tener especial vigilancia de traumatismos o sospechas de infección de orina en estos niños. En los niños que tienen un sólo riñón lo adecuado cuando tiene fiebre es hacer siempre analítica de orina para descartar infección y si la hay tratarla de forma adecuada cuanto antes. Y si sufren un traumatismo que sospechemos que puede haber afectado al riñón debemos vigilar la orina por si aparece sangre (orina oscura) realizando ecografía y analítica de orina si sospechamos que el golpe ha podido dañar el riñón.

Malformaciones urinarias que afectan a la forma de los riñones

  • Uno o ambos riñones tienen formas alteradas:
    • Riñón poliquístico. Es cuando un riñón está mal formado y en su lugar aparece una masa de quistes (como bolsitas) incapaz de realizar la función normal de filtrar la sangre y producir orina. Estos riñones pueden extirparse, porque no tienen capacidad de hacer ninguna función y pueden infectarse o dar origen a tumores (a largo plazo) con más frecuencia que un riñón normal. Pero hay muchos grados y se pueden adoptar actitudes más agresivas o más expectantes según el caso. Tu especialista te aconsejará lo mejor en cada caso.
    • Lobulaciones fetales. Cuando el riñón empieza a formarse en el feto lo hace como un racimo de trocitos que acaba fusionándose en el riñón final. A veces quedan pequeñas hendiduras entre algunos de estos trozos. Yo mismo las tengo en mi riñón derecho. No suelen afectar a la capacidad del riñón de hacer su trabajo ni a una mayor frecuencia de infecciones de orina. A mí no me han afectado en nada durante mi vida.
    • Atrofia del parénquima. En el riñón podemos diferenciar dos partes, la que filtra sangre y la que drena orina. Cuando algo afecta al riñón durante su formación puede hacer que la parte que tiene que filtrar la sangre (parénquima) no se desarrolle lo suficiente. Cuando esto ocurre, aunque el riñón tenga un tamaño y una forma aparentemente normales no funciona adecuadamente.

Malformaciones urinarias en las vías de eliminación de la orina

  • Los uréteres no drenan bien la orina:
    • Por dilatación. Los uréteres tienen habitualmente un grosor que va creciendo con la edad. Si el grosor es excesivo para la edad del niño es un signo de que la orina se está reteniendo en ellos, bien porque no puede llegar bien a la vejiga (estenosis) o bien porque una vez que llega a ella refluye hacia los uréteres (reflujo vésico-ureteral)
    • Porque el número de uréteres sea distinto de 2. Puede haber riñón si uréter (pero habitualmente ese riñón no funciona) o que un riñón tenga dos uréteres. El problema cuando un riñón tiene dos uréteres es que habitualmente tienen tendencia a engrosarse porque uno o ambos están mal formados y tienen o estrechamientos o un flujo de orina muy lento que favorece que se retenga la orina y se infecte.
  • Malformaciones de la Vejiga de la orina. Hay mucha variedad. La cuestión es si es capaz de recibir la orina de los uréteres sin resistencia y evita que vuelva hacia ellos y si es capaz de almacenar adecuadamente la orina y vaciarla de forma correcta.
  • Malformaciones de la uretra. Puede haber estrechamientos que dificultan la salida de la orina o que la salida de la uretra al exterior no esté en el sitio habitual (en niños especialmente). En el caso de varones esto puede hacer que la salida esté en sitios diferente de la punta del pene. Es lo que llamamos hipospadias (si está por debajo) o epispadias (si está por encima). De nuevo aquí hay muchos grados y se actúa de forma diferente según cada caso.

Diagnóstico de las malformaciones urinarias en niños.

Cada vez más, muchas de estas malformaciones urinarias son detectadas mediante ecografías a lo largo del embarazo, antes de que el niño nazca.

Cuando nacen tienen unos primeros días en los que se elimina mucho líquido, lo que puede hacer poco fiable la valoración.

Una vez pasados esos primeros días puede confirmarse y estudiarse más detalladamente la malformación urinaria mediante ecografía.

Otra vía para descubrir estos problemas es cuando en un niño o bebé normal aparecen infecciones de orina. Si existe la posibilidad (no todos los sistemas sanitarios disponen de los medios), lo ideal sería hacer ecografía a todo niño que sufre una infección de orina, para comprobar si hay una malformación urinaria que haya podido favorecerla y si esa malformación tiene más o menos importancia.

Lo más frecuente que encontramos en la ecografía es una dilatación de las vías urinarias con un aumento o disminución del tamaño de los riñones. Os explico cómo actuamos en este caso.

Dilatación de las vías urinarias.

Si un niño o bebé presenta dilatación de las vías urinarias debemos comprobar si el problema es que la orina no baja bien o refluye. Para averiguarlo, tras la ecografía se realiza una prueba llamada Cistografía o CUMS. Consiste en introducir un contraste en la vejiga de la orina y comprobar si se retiene allí o refluye hacia los uréteres. No debería refluir.

  1. Si hay dilatación pero el contraste no sube hacia los uréteres es que debe haber una Estenosis. Es decir que la orina no puede bajar del uréter a la vejiga.
  2. Si hay dilatación y el contraste sube es que lo que tenemos es Reflujo Vesico-Ureteral. Dependiendo de la facilidad que tenga el contraste para subir se gradúa de 1 á 5. En los casos más leves tenemos que hacer seguimiento para comprobar que se va resolviendo sólo (que es lo que ocurre en la mayoría). En los casos más graves puede ser necesario operar para corregir el reflujo, porque si no lo hacemos puede causar una acumulación de orina que acaba dañando al riñón, por infecciones y por la propia presión que la orina puede ejercer sobre el riñón.

Tratamiento de las malformaciones urinarias.

La clave es si es necesario operar, lo que ocurre en muy pocos casos. Suele operarse cuando la malformación es tan importante que afecta seriamente a la capacidad del sistema urinario de hacer su trabajo.

Cuando no es así toca hacer seguimiento para comprobar la evolución. En muchos casos acaban resolviéndose solas, pero mientras ocurre debemos vigilar:

  • Que el funcionamiento del sistema urinario es correcto. Lo que puede hacerse mediante:
    • Analíticas de sangre que vigilen la creatinina (es malo si sube).
    • Renograma isotópico: Una prueba que consisten en administrar en la sangre una sustancia y comprobar cómo la eliminan los riñones.
  • Detectar y tratar las infecciones de orina si aparecen. Para ello, en un niño que sabemos que tiene una malformación urinaria hay que descartar infección de orina mediante analítica de orina siempre que:
    • Tenga fiebre (aún febrícula  de 37º-38º) con pérdida de apetito, irritabilidad, náuseas…
  • Prevenir las infecciones de orina: Para ello se pueden usar antibióticos a dosis bajas o extractos de arándano. Ambos métodos están en revisión. Tu especialista te dirá si tiene sentido dependiendo de la malformación que tenga tu hijo.

Lo importante que debes entender de este tema es que hay mucha variedad en malformaciones urinarias, que son frecuentes, pero en su mayoría se solucionan solas con el tiempo. Y que lo esencial para actuar adecuadamente cuando hace falta es un diagnóstico precoz y el seguimiento por un especialista en Nefrología o Urología Infantil.

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Vulvovaginitis en niñas

Vulvovaginitis en niñas.

Vulvovaginitis es la irritación de la vulva en niñas. Hablamos centrándonos en este artículo cuando ya no tienen pañal. Sus causas más habituales.

La vulva es la parte externa de los genitales femeninos. Lo normal es que en esa zona haya gérmenes. Muchos de ellos son parecidos a los que forman parte de la flora intestinal.

Puede aparecer vulvovaginitis cuando algo irrita la zona. En la mayoría de los casos va asociado a una alteración de los gérmenes que están presentes.

Las causas más frecuentes de Vulvovaginitis son:

  • Limpiarse de atrás hacia delante cuando van al baño. Cuando las niñas dejan de usar el pañal y empiezan a limpiarse, estando sentadas lo más fácil es hacerlo de atrás hacia delante. Pero cuando hacen esto arrastran los gérmenes de la caca hacia delante, lo que puede alterar la flora que hay en la vulva. Hay que insistirles una y otra vez en que lo hagan correctamente: «Siempre hacia atrás».
  • Limpiarse demasiado. Muchas mujeres tienen una preocupación excesiva por la limpieza de la vulva. Cuando limpiamos demasiado acabamos debilitando la flora normal que debe ocupar la zona. Eso tiene un efecto contrario al buscado. Favorece que gérmenes nuevos se asienten en la vulva y si algunos de ellos son más agresivos van a producir Vulvovaginitis.
  • Tocar la vulva con las manos sucias. Eso siembra gérmenes nuevos en la zona, algunos de los que pueden no ser buenos. En las niñas preescolares puede resultar complicado evitarlo.
  • Diarrea con heces irritantes. Algunas diarreas tienen cacas más ácidas. Esa acidez irrita la piel del año y de lo que hay cerca, como la vulva. Además los hongos crecen mejor con la acidez y aparecen acompañando a la diarrea o tras ella. De los hongos que pueden asentarse en la zona el más típico es la Cándida Albicans que puede acompañarse de una secreción blanquecina en la vulva.
  • Intolerancias o alergias alimentarias. Cuando no somos capaces de digerir un alimento hablamos de Intolerancia. Alérgia es cuando nuestro sistema defensivo responde defendiéndose ante algo. Tanto en un caso como en otro suele haber irritación de la piel en torno al ano y puede afectar por su cercanía a la vulva.
  • Lombrices. Cuando una niña tiene lombrices, suelen salir de noche a poner huevos alrededor del ano. Y eso produce una gran irritación el la vulva. Lo más llamativo de esta situación es que el picor es mucho más intenso de noche y que aunque tratemos la Vulvovaginitis, no acaba de desaparecer. Sólo se resuelve si tratamos las lombrices.
  • Alergias a celulosa, tejidos, colorantes, detergentes… Lo característico de estos casos es que mientras tenga contacto con aquello que le produce alergia la Vulvovaginitis no desaparece. Puede mejorar con cremas de corticoides, que reducen la reacción alérgica localmente. Pero si vuelve a tener contacto con aquello a lo que tiene alergia, vuelve una y otra vez.
  • Sentarse en el borde de la piscina. Los bordes de las piscinas suelen tener agua encharcada, no muy limpia que digamos. Tanto los gérmenes que pueden crecer en esas aguas como el propio cloro que se usa para controlarlos cuando se quedan en la zona baja del bañador un rato pueden acabar produciendo vulvovaginitis.

Esta lista podría alargarse aún más. Porque hay otras muchas situaciones que pueden acabar en lo mismo: Una vulva irritada con una alteración de la flora que la ocupa.

Cómo actuar ante una vulvovaginitis

La mayoría de las molestias en la vulva de las niñas son pasajeras. Se deben a un leve desequilibrio que pueden compensar sin hacer nada. Por eso cuando no se quejan mucho o al explorarla no hay irritación o flujo llamativo puede bastar con esperar.

Cuando las molestias son persistente, hay una irritación clara o un flujo que mancha las braguitas conviene actuar.

Cultivo de la secreción

No siempre puede identificarse un germen concreto que esté proliferando en la vulva más de lo normal. De hecho, en muchas de las causas descritas arriba hemos visto que puede ser por motivos diferentes a la infección.

Pero cuando hay una vulvovaginitis evidente y especialmente si hay secreción es recomendable hacer un frotis vulvar. Consiste en recoger una muestra de esa secreción con un bastoncillo y analizar los gérmenes que crecen en ella. El resultado tarda unos días, porque como todo cultivo es sembrar, y esperar a ver si crece algo identificable.

No siempre nos da un resultado claro. Pero cuando lo hace nos identifica un germen concreto y el tratamiento adecuado para eliminarlo.

Probióticos en la Vulvovaginitis

Como he explicado los gérmenes que ocupan la vulva provienen en gran medida del intestino y tener una flora intestinal adecuada reduce las posibilidades de que aparezcan vulvovaginitis.

Especialmente puede ocurrir tras tratamientos con antibióticos que alteren esa flora intestinal. Por lo que dar un probiótico durante y tras un tratamiento con antibióticos es interesante siempre, pero especialmente en niñas.

Lavado con antisépticos y calmantes

Es el tratamiento que al final se usa para tratar las vulvovaginitis. Habitualmente se recomienda un gel para lavar la zona que tiene algún antiséptico y eliminador de hongos y sustancias que calman la irritación. En la mayoría de los casos mejoran tras pocos días de realizar los lavados.

Pueden también aplicarse cremas que calman y protegen la zona tras el lavado, dificultando el crecimiento de gérmenes perjudiciales.

Cuando tras más de 3 días de tratamiento no hay una mejoría clara o si en cuando se suspende el tratamiento reaparece la vulvovaginitis conviene pensar en:

  • Lombrices. Especialmente si pica más de noche.
  • Alergias. 
  • Limpieza incorrecta al ir al baño. De atrás hacia delante.
  • Alguna de las situaciones que favorecen su aparición: Piscinas, tocarse con las manos sucias….

Ante cualquier duda, acude a tu pediatra para realizar un frotis vulvar y valorar las alternativas.

 

 

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Vuelve a No Controlar la Orina al comenzar el colegio

enuresis secundaria

Muchos niños que han llegado a controlar la orina durante el verano, de repente, al poco de empezar el colegio vuelven a no controlarla. Te explico por qué.

Más tarde o más temprano los niños llegan a controlar la orina. Suelen hacerlo primero durante el día. La mayoría lo logra en torno a los 2 años, edad en la que suele retirarse el pañal

Conseguir que se controle la orina de noche puede tardar más. Hay niños que incluso por encima de los 5 años siguen sin controlarla, necesitando el pañal por la noche. Es lo que llamamos Enuresis nocturna primaria.

Esto ya lo había tratado en otros artículos cuyos enlaces veis en negrita más arriba.

Pero ¿Qué ocurre para que muchos niños que durante el verano habían alcanzado ya ese control empiecen de nuevo a tener escapes diarios y/o nocturnos?

Voy a empezar por los escapes exclusivamente nocturnos

Como os explico en el tema de enuresis nocturna primaria, para que un niño no se orine de noche en la cama hace falta que produzca un pico de hormona antidiurética al dormirse. Esta hormona reduce la cantidad de orina que filtramos durante la noche.

Esto se controla por medio de la melatonina. Una hormona que el cerebro produce en función de la exposición a la luz. Su función es definir para cuerpo cuándo es de día y cuándo es de noche.

Y aquí llega el problema, durante el verano los días son más largos y la luz más intensa, con lo que el pico de melatonina es más potente.

Ahora llega el otoño, coincide con el comienzo de curso pero no se debe a él, y al acortarse los días y ser la luz menos intensa los picos de melatonina son menos potentes. Esto hace que también lo sea el pico de hormona antidiurética que el niño produce al dormirse, con lo que aumenta la cantidad de orina filtrada y es más fácil que se escape.

Cuando esto ocurre hay dos opciones:

  • Poner el pañal de nuevo sin darle mayor importancia. Cuando ni el niño ni los padres dan relevancia a esto ni lo ven como un paso atrás es la solución más sencilla.
  • Damos un suplemento de hormona antidiurética. Hay una presentación en pastillas que se deshacen en la boca para los niños que no producen hormona antidiurética o lo hacen en cantidades escasas. Cuando se usa es normal que al llegar la primavera, con el alargamiento de los días y la mayor intensidad de la luz del sol se recupere fuerza en la secreción de melatonina, y con ella en la de hormona antidiurética haciendo innecesario el tratamiento.

Pero hay niños a los que vuelve a escapárseles la orina tanto de día como de noche

En este caso sí que tiene que ver el inicio del colegio. Y más concretamente que muchos niños en el colegio prefieren no ir al servicio.

Puede ser por muchos motivos:

  • Les da vergüenza pedirlo.
  • Les da asco ir al servicio del colegio.
  • Están distraído y cuando podrían, en los descansos, prefieren aguantar para salir a jugar con sus amigos.

El resultado es que el niño retiene la orina. Cuando la vejiga se llena en exceso, la presión irrita a la pared muscular que la rodea y ésta empieza a hacer contracciones involuntarias. Es lo que llamamos vejiga hiperactiva.

Para evitar que se escape el cierre de la vejiga aumenta su fuerza.

El resultado es tripe:

  • Cuesta relajarse para orinar. Y cuando consiguen hacer, en muchas ocasiones hacen poco pese tener la vejiga a tope.
  • Se le escapan pequeñas cantidades de orina de forma involuntaria, lo que hace que la ropa interior siempre esté mojada o huela a orina. Esto tiene una gran importancia en la autoestima del niño, porque produce rechazo por parte de los demás.
  • De noche hay más facilidad para que tenga escapes, porque la vejiga llega llena y excitada a la noche.

La solución es insistir en que vaya al baño con frecuencia para orinar. Si lo conseguimos, la irritabilidad de la vejiga suele desaparecer en cuestión de días, desapareciendo los escapes.

Otras causas a descartar en la enuresis secundaria

A veces, sin que tenga nada que ver con el inicio de curso un niño que controlaba la orina empieza a no hacerlo. Conviene pensar en la vejiga hiperactiva que he descrito justo antes, pero hay que descartar también:

  • Infecciones de orina. A veces son muy leves y no se acompañan de fiebre ni más malestar que una leve irritación al orinar y la sensación constante de tener ganas de ir al baño. Puedes descartarlo con un sedimento de orina. Y la solución evidentemente pasa por tratar la infección aunque sea leve.
  • Motivos psicológicos. Aquí hay muchas situaciones que pueden manifestarse como una incapacidad para controlar la orina. Algunas de ellas por mencionarlas: El nacimiento de un hermano, acoso escolar, cambio de casa…. Si descartas todo lo anterior hay que buscar en este campo. La solución reside en averiguar la causa y abordarla con una solución desde el punto de vista psicológico. Aquí no valen las soluciones médicas.

Lo que no hay que hacer: Dañar la autoestima del niño

Regañar a un niño porque se le escapa la orina no suele evitarlo y sí tiene un efecto perjudicial importante: Daña la autoestima.

El control de esfínteres es uno de los primeros aspectos que cuando no se cumple genera rechazo social. La mayoría de los niños lo saben. Ya es bastante desagradable para ellos. No le castigues por algo que como has visto en casi ninguno de los casos anteriores es voluntario, ni puede controlar de forma voluntaria.

Nos corresponde a nosotros buscar la causa y ponerle solución para evitar que un problema biológicamente banal acabe teniendo una importancia grave sobre su autoestima y capacidad de relacionarse socialmente.


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Incontinencia urinaria en el posparto

Incontinencia Urinaria Posparto

Qué hacer para resolver la Incontinencia Urinaria en el Posparto y otras disfunciones del suelo pélvico.

Esta es la segunda colaboración de ensuelofirme.com en nuestra web.

El embarazo y el parto son dos momentos clave en la vida de cualquier mujer, tanto por la multitud de cambios que experimenta en el plano físico, como en el emocional y, sin lugar a dudas, por lo que atañe a la estabilidad e integridad de su suelo pélvico.

Si en la recta final del embarazo, como te contaba en este post  ya era frecuente encontrar mujeres que presentaban escapes de orina al toser o estornudar, el posparto va a ser de nuevo una etapa de riesgo en la que la incontinencia urinaria podrá aparecer o continuar, sumada además a otras posibles complicaciones del posparto, como el dolor al retomar las relaciones sexuales (a menudo provocado por las cicatrices de desgarros o episiotomías practicados en el parto) o la sensación de pesadez en la zona genital (propia del descenso de órganos pélvicos o prolapso).

¿Cómo pueden afectar el embarazo y el parto al suelo pélvico?

El aumento del tamaño del útero, con el crecimiento progresivo del bebé y la placenta, supone un incremento de presión sobre los músculos que cierran la pelvis por su parte inferior, es decir, sobre el suelo pélvico, que ha de contrarrestar este “peso extra” durante los nueve meses de gestación.

Este simple hecho, independientemente de cómo se desarrolle el parto (cesárea o parto vaginal) ya es causa suficiente para el debilitamiento de la musculatura perineal y puede desencadenar una incontinencia urinaria en el posparto.

La manera en que la mujer dé a luz indudablemente también tendrá consecuencias sobre la salud de su suelo pélvico.

Este conjunto de músculos (y otras importantes estructuras) no responde del mismo modo tras un parto natural que instrumental (con fórceps, ventosa, etc.); no sufrirá la misma presión durante unos pujos tumbada y en apnea (aguantando la respiración) que con unos pujos en exhalación y favorecidos por la Ley de la gravedad; no se recuperará igual si ha sufrido una episiotomía o desgarro que si ha sido capaz de elastificarse de forma natural al paso de la cabecita del bebé.

Tanto el aumento de presión mantenido durante la gestación como en el momento álgido del parto puede provocar un debilitamiento y distensión de los músculos perineales, interfiriendo negativamente en:

  • Sus funciones de sostén: el suelo pélvico se encarga de sostener las vísceras pélvicas: vejiga y uretra, útero y vagina, intestinos, recto y ano.
  • Su función de continencia: los músculos del suelo pélvico forman los esfínteres, tanto de la uretra (conducto que comunica la vejiga con el exterior para expulsar la orina) como del ano (de cuyo adecuado cierre depende la continencia de gases y heces). Un fallo en estas estructuras, por debilitamiento muscular o por daño nervioso, puede provocar escapes de orina, incontinencia fecal y dificultad para contener los gases.
  • Su función sexual: unos músculos perineales débiles o hipotónicos, o bien hipertónicos (con un aumento de tensión en estado de reposo) sea por lesión muscular o de los nervios del suelo pélvico, pueden ser el origen de disfunciones sexuales como la aparición de dolor en las relaciones (dispareunia), disminución en la calidad de las mismas, dificultad para llegar al orgasmo, etc.

¿Se puede solucionar la incontinencia urinaria posparto?

En el mejor de los casos, la incontinencia urinaria posparto puede ser transitoria, es decir, resolverse transcurrido un breve periodo de tiempo, una vez que las estructuras pélvicas, los músculos y los nervios perineales recuperan su estado previo al embarazo.

Sin embargo, esto no es lo habitual, y a diario vemos en consulta cómo las mujeres tras haber dado a luz, y a fin de superar la incontinencia urinaria y otras complicaciones asociadas al posparto, necesitan prestar una atención especial a su suelo pélvico durante esta etapa y realizar una reeducación específica de la zona abdomino-pélvica, algo esencial para recuperarse adecuadamente y volver a disfrutar de la vida, en todos los sentidos.

El cuerpo de una mujer durante el posparto viene de sufrir una gran transformación, progresiva, a lo largo de la gestación; pero también súbita, tras el parto. Por ello, necesita la ayuda de determinados especialistas en el cuidado de la mujer durante esta etapa: ginecólogos, matronas y fisioterapeutas de suelo pélvico.

La importancia de la valoración del suelo pélvico en el posparto

Si alguien me preguntara qué me gustaría que me regalasen tras haber dado a luz, sin duda, respondería: una buena rehabilitación del suelo pélvico.

El gran reto en el posparto no es recuperar la talla de pantalón que utilizabas antes de quedarte embarazada. El verdadero reto es lograr que aquellas funciones que tu suelo pélvico realizaba sin que tú fueras consciente, se puedan seguir llevando a cabo.

Retomar tu deporte favorito sin tener escapes de orina, volver a utilizar un tampón durante la menstruación sin que se te caiga, disfrutar de tus orgasmos, practicar la penetración sin sentir dolor, contener las heces o aguantar los gases… pueden ser tarea difícil si tu suelo pélvico sufre una disfunción.

Por ello, una vez transcurridas seis semanas del nacimiento del bebé (ya sea vía vaginal o por cesárea), es necesario acudir a un fisioterapeuta especialista en suelo pélvico que valore el estado de la musculatura abdominal y perineal, y que diseñe un plan de tratamiento para la recuperación integral de la mujer.

Aunque lo ideal sería haber acudido ya durante el embarazo a este profesional, para que valorara nuestros músculos antes del parto y nos diera una serie de recomendaciones tanto para el final de la gestación, como para el día del parto, como para el posparto inmediato y el tardío.

Pero tranquila, si no lo hiciste antes y acabas de ser mamá, en este artículo encontrarás algunas recomendaciones básicas para el cuidado de tu suelo pélvico en el posparto.

¿Cómo puede ayudar la reeducación pelviperineal en la incontinencia urinaria posparto?

En países vecinos como Francia, la seguridad social cubre diez sesiones individuales de fisioterapia para la recuperación posparto. Algo que no es de extrañar, ya que la mayoría de las mujeres presenta algún tipo de disfunción en esta etapa.

Una adecuada valoración abdomino-pélvica, un diagnóstico acertado y un tratamiento profesional por parte de un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico son la clave para superar la incontinencia urinaria posparto.

En función del origen de los escapes de orina (bien por debilidad de la musculatura, o por descenso de algún órgano pélvico, o por afectación neurológica), tu fisioterapeuta de suelo pélvico pondrá a tu disposición un amplio abanico de técnicas para paliar y, en la mayoría de los casos, solucionar la incontinencia urinaria.

El uso de herramientas como el biofeedback o la electroestimulación, la práctica de gimnasia abdominal hipopresiva y de ejercicios perineales, el aprendizaje de técnicas de reeducación y entrenamiento vesical, y el mantenimiento de una correcta higiene postural son algunas de las claves para recuperarse, en todos los sentidos, de los efectos que el embarazo y el parto tienen sobre el cuerpo de la mujer.

Tanto si acabas de ser mamá, como si tu bebé ya ha cumplido varios meses de vida, y tienes síntomas de disfunción del suelo pélvico, hazme caso: no te resignes y busca la ayuda de un profesional cualificado.

Tener pérdidas de orina, sentir dolor pélvico o lumbar, ver disminuida la calidad de las relaciones sexuales o cualquier otra anomalía que puedas asociar con tu suelo pélvico no es una consecuencia normal del embarazo o del parto ni un peaje que debas pagar por haber sido madre.

Desde En Suelo Firme trabajamos para ayudar, tanto a hombres como a mujeres, a cuidar su cuerpo de forma integral, con especial atención a la esfera pelviperineal, enseñándoles a conseguir y preservar la salud de su suelo pélvico, en cualquier etapa de la vida, y tengan o no síntomas de disfunción perineal. No te conformes, busca información de calidad y ayuda profesional.

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Probióticos y antibióticos en niños

Probióticos frente a antibióticos en niños

Respuesta a una consulta en Facebook: ¿Qué probióticos dar a los niños tras un antibiótico? Los probióticos son gérmenes que fortalecen nuestra flora intestinal.

Los antibióticos son medicamentos que matan bacterias. Los utilizamos cuando una bacteria produce una infección para ayudar al cuerpo a eliminarla.

Anti- Antibióticos.

Hay gente que está en contra del uso de los antibióticos.

Se dicen cosas como que:

«Son sustancias químicas que interfieren con la capacidad del organismo de defenderse por sí mismo»

Para empezar, los antibióticos son sustancias que obtenemos de la naturaleza. Lo que hacemos es observar cómo ciertas sustancias (presentes en la naturaleza) dificultan el crecimiento de microbios que causan infecciones en el ser humano. Cuando identificamos una de ellas, se estudia cual es el efecto de esa sustancia en nuestro organismo. Le los miles de sustancias presentes en la naturaleza que pueden atacar a los microbios que nos infectan se escogen aquellas que siendo más potente contra microbios más peligrosos, tienen menos efectos indeseables en el ser humano. Han salvado millones de vidas y evitado secuelas que antes del descubrimiento de los antibióticos eran frecuentes.

«Cuando toma antibiótico el niño come peor»

Es cierto. Pero es debido a que cuando toma antibióticos es porque el niño está enfermo.

«Destroza la flora intestinal»

Hay antibióticos más agresivos en esto que otros. Pero es cierto. Los antibióticos actúan sobre mecanismos que afectan no sólo a gérmenes perjudiciales. Toda nuestra piel y mucosas están cubiertos por gérmenes que no nos dañan. Es lo que llamamos nuestra «flora saprofita». El sitio donde es más rica es el intestino y de hecho lo que hay en el intestino acaba definiendo en gran medida lo que acaba colonizando el resto de nuestra piel y mucosas.

Los antibióticos pueden también matar una parte importante de los gérmenes no perjudiciales (o algunos incluso beneficiosos) que conviven con nosotros. Y eso sí es perjudicial porque el espacio que no ocupan ellos puede ser conquistado por otros perjudiciales.

Para evitarlo, cuando tomamos antibiótico podemos acompañarlo de probióticos. Son gérmenes de los beneficiosos que queremos que ocupen el espacio libre tras el efecto de los antibióticos.

Es recomendable tomarlos siempre que tenemos que tomar antibiótico hasta acabar el tratamiento y  unos días más. Haciéndolo podemos obtener el beneficio de los antibióticos para vencer infecciones que pueden ser graves evitando los efectos perjudiciales de una flora pobre.

Por tanto, la solución no es no usar los antibióticos. Es escoger el adecuado, usarlo sólo cuando es necesario y recuperar de forma adecuada la flora intestinal.

Para mí la mejor opción sería que los antibióticos se vendiesen de forma conjunta con el probiótico más adecuado para reparar la flora tras su uso (idea de marketing para laboratorios).

Cuál es el mejor probiótico con los antibióticos

En los últimos años se han comercializado montones de probióticos. Están de moda. Y evidentemente todos los laboratorios tienen estudios que defienden al suyo.

La realidad es que posiblemente a cada persona le va mejor uno concreto, porque se adapte mejor a las características de su organismo.

Pero yo los que más recomiendo son Lactobacillus fermentum Lc40, Lactobacillus reuteri y una levadura, Sacaromices Boulardii.

Especialmente Sacaromices Boulardii es útil en reparación de la flora intestinal con tratamientos antibióticos. Ya que al ser una levadura y no una bacteria los antibióticos no le hacen daño. Eso permite empezar a reparar incluso durante el tratamiento antibiótico.

Hay muchos antibióticos y no todos afectan igual a la flora intestinal. Si tuviese que nombrar a «la bestia negra de la flora» en niños sería sin duda la Amoxicilina con ácido clavulánico. Pero es un gran antibiótico en cuanto a efectividad contra las infecciones. Esto significa que no debe usarse a la ligera. Que si la infección creemos que puede combatirse con otros antibióticos menos agresivos, optemos por otros. Pero que si es una infección grave y necesitamos este antibiótico debemos usarlo.

Pero eso sí, siempre con probióticos. Y en este caso mi recomendación es empezar al mismo tiempo que el antibiótico a tomar Sacaromices boulardii y seguir tomándo el probiótico hasta unos días después de acabar el tratamiento antibiótico.

Los probióticos como tratamiento preventivo de infecciones

Otro uso posible de los probióticos es que en algunos casos de infecciones de repetición los probióticos pueden actuar reduciendo la tendencia de algunos niños a desarrollar algunas infecciones concretas.

Algunas mastitis, orzuelos, enterocolitis, amigdalitis, otitis de repetición pueden reducir su frecuencia o desaparecer cuando reforzamos la flora con probióticos.

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Infección de Orina en niños y bebés

Todo lo que los padres quieren saber sobre los bebés y niños con infección de orina: Tratamiento y pruebas a realizar. Ecografía de vías urinarias.

Todo lo que los padres quieren saber sobre  los bebés y niños con infección de orina: Tratamiento y pruebas a realizar. Ecografía de vías urinarias.

Por su forma de presentarse debemos diferenciar dos formas fundamentales:

La infección de orina en el lactante.

La infección de orina por encima de 1 año.

En el lactante la infección de orina produce irritación, rechazo del alimento, fiebre escasa intermitente en la mayoría de los casos y a veces orina más oscura o con peor olor.

En el niño más grande el síntoma fundamental es el dolor o escozor al orinar.

Una infección de orina puede aparecer en cualquier edad, pero hay 2 edades fundamentales en las que es mucho más frecuente: mientras se usa el pañal (sobretodo el primer año de vida) y en las niñas pre-escolares que empiezan a ir solas al baño.

Los microbios más habituales en una infección de orina suelen estar en las heces, y actúan ascendiendo desde la entrada del conducto de la orina.

Dado que el conducto de la orina que une la vejiga con el exterior es mucho más corto en las niñas, la infección de orina aparece con mucha más frecuencia en ellas.

Mientras tienen pañal, cada vez que hacen una deposición, aunque le limpiemos inmediatamente, las heces se han extendido por toda el área cubierta por el pañal, de forma que los gérmenes que hay en las heces colonizan todos los pliegues de los genitales, y desde estos pueden ascender por el conducto (uretra) hasta la vejiga.

Si además suben por los uréteres hasta los riñones pueden producir una infección del riñón (Pielonefritis) que puede dañarlo dejando secuelas.

Pero que no es frecuente.

Desde el momento en que se deja de usar el pañal las infecciones de orina se producen cada vez con menos frecuencia, hasta que las niñas empiezan a ir solas al baño, porque suelen limpiarse de la forma más cómoda (de atrás a delante) con lo que arrastran todos los bichitos de la caca hacia los genitales favoreciendo la infección.

En un niño o una niña que se queja de que le escuece al orinar, puede haber una infección de orina o simplemente una irritación de los genitales (vulvo-vaginitis en niñas, balanitis en niños).

El segundo caso en niñas suele aparecer por arrastre al limpiar de atrás a delante y su tratamiento suele ser corto (2-3 días lavando con un antiséptico), y ceden bien, aunque tienden a repetir si no se cambia la mala técnica de limpieza.

La infección de orina real suele precisar tratamiento con antibiótico durante al menos 10 días.

Y si la fiebre es alta (más de 38,5º en la axila), lo que suele ser signo de que la infección afecta ya a los riñones precisa en muchos casos tratamiento hospitalario (sobretodo si el niño es más pequeño).

Antes de tratar una infección de orina con antibióticos se realiza una primera prueba (sedimento) que nos indica si hay infección o no.

Pero esta analítica no nos dice cual es el germen que produce la infección ni a qué antibiótico es más sensible.

Esta información nos la puede dar sólo un cultivo de orina con antibiograma.

Cuando se sospecha una infección de orina en un niño, se confirma que esta existe con el sedimento.

Y puede empezar a tratarse desde ese momento.

Pero al no conocer cual es el germen causante, ni a que antibiótico es más sensible existe la posibilidad de que tras los 10 días de tratamiento la infección permanezca.

Por ello se recomienda que antes de iniciar tratamiento con el antibiótico (que se prescribe en función de la frecuencia con que son sensibles a él las infecciones de orina en general), se recoja la muestra de orina para hacer el Urocultivo con antibiograma.

Esta prueba debe solicitarse en todas las infecciones de orina para que si la evolución con el tratamiento de entrada no es buena, podamos disponer de la información para tratarlo adecuadamente.

Hay niños y sobre todo niñas con tendencia a hacer infecciones de orina con frecuencia.

Si esto ocurre a pesar de realizar una higiene correcta de los genitales, hay que descartar que exista una malformación en las vías urinarias que retenga la orina favoreciendo las infecciones de repetición.

La prueba de elección para estudiarlo es la Ecografía de vías urinarias.

Y si en la ecografía se aprecia un engrosamiento de los canales por los que drena la orina (uréteres) a veces precisan otras pruebas y un seguimiento con controles periódicos de orina (ya que muchas infecciones pueden dar síntomas poco claros).

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Los Vómitos en niños y bebés

Vómitos en niños y bebés. Explicación a los padres de causas y soluciones.

¿Tu hijo tiene vómitos? Resuelve tus dudas, comprende cuando puede ser peligroso o no y cómo puedes actuar para aliviar su malestar y que cedan los vómitos.

Alarman porque resultan inesperados y porque se acompañan de síntomas vagales (palidez, ojeras, decaimiento…). Además son a veces signo de enfermedad grave. Y si se dan en niños pequeños o son persistentes pueden deshidratar a un niño en pocas horas.

Lo primero que hay que diferenciar hablando de vómitos y niños es:

¿Vómitos o bocanadas en el lactante?

El vómito es echar el contenido del estómago por la boca de forma brusca y con fuerza. Vacían el estómago casi por completo. Es como si el propio estómago se exprimiera hasta la última gota.

La bocanada es como si escurriese el contenido del estómago poco a poco hacia fuera. Vacía sólo parte. Parece como si dejásemos abierta una bolsa de agua caliente, según la postura o si se le aprieta desde fuera derrama parte de su contenido.

En los lactantes las bocanadas son muy frecuentes. Debido a que el cierre superior del estómago en los primeros meses puede ser muy débil, con lo que cuando llenan mucho la barriga pueden echar, se va escapando su contenido como si rebosara. Suele coincidir con momentos en los que movemos al niño, de tal modo que si apretamos la barriga lo suficiente puede salir con fuerza como en los vómitos. Pero nunca vaciará del todo el estómago.

Ya que el vómito vacía el estómago y la bocanada sólo echa parte del contenido, con el vómito puede deshidratarse el niño, con las bocanadas (y a veces muchas más en número) queda contenido que pasa al intestino y se absorbe siendo más difícil que se deshidrate.

En las bocanadas el tema es cuánto echa y sobretodo cuánto queda, de modo que:

Si un niño echa 20 bocanadas al día, pero gana el peso que debe, es que echa lo que le sobra.

Pero si no gana o incluso pierde peso (lo cual sólo se comprueba pesándolo), es que está echando más de la cuenta.

En el primer caso (si gana peso) la razón de que eche es que come más de lo que debe y punto.

En el segundo es que hay un cierre del estómago excesivamente débil (Reflujo Gastro-esofágico), está enfermo (Infección de orina por ejemplo), hay algo que impide que el alimento pase hacia el intestino (Estenosis hipertrófica de Píloro) o no tolera el alimento que se le da (Intolerancias a las proteínas de la leche de vaca o a la lactosa).

Por tanto, si pierden peso, sí hay que averiguar la causa y tratarla.

Si gana peso, puede darse las tomas más frecuentes pero con menos cantidad y si aun así echa pero sigue ganando peso, pues se gasta más en leche y lavadora pero no pasa nada.

Todo lo anterior se refiere al lactante, ya que conforme crecen es cada vez más rara la bocanada.

El vómito en preescolares y escolares atiende a dos causas fundamentalmente:

Casi siempre a una enfermedad, pero hay niños que se lo provocan, bien porque les gusta (mericismo) o porque les sirve como arma de chantaje.

Lo más difícil de tratar es el mericismo.

Se pueden usar anti-eméticos pero la mayoría de las veces la única solución es psicológica.

En cuanto a los que vomitan como forma de chantaje, la clave es que el niño llegue a la conclusión de que no consigue nada vomitando.

Para ello hay que ser inflexible, de modo que si pide algo y como forma de presión si no se le da vomita, nunca debe cederse.

Se le limpia con las mínimas manifestaciones posibles de que nos moleste (nada de enfados) y se le explica porqué no se lo damos, se confirma que no se le va a dar y que nunca se le dará nada que pida con pataletas o vómitos.

Los vómitos de verdad, los que pueden deshidratar al niño se tratan desde 3 puntos de vista:

Dieta que recomiendo a un niño que vomita:

Cuando sólo hay vómitos sin diarrea no tiene sentido poner dieta astringente (arroz, zanahoria…).

En estos casos solo hay que evitar las grasas, que son los alimentos que más irrita la mucosa del estómago.

Es decir, se evitaran fritos, bollería, pastelería y embutidos y quesos curados.

En cuanto a cantidad, se dará de comer más veces al día pero menos cantidad en cada toma.

De este modo llenamos menos el estómago, lo que hace el vómito menos probable.

No debemos insistir con la comida en el niño con nauseas.

Si toma 2 cucharadas y no quiere la tercera es mejor aguantar dos que echar tres.

Reponer lo que se pierde con el vómito para evitar la deshidratación.

Se pierde agua pero también sales por lo que para reponer las pérdidas no vale el agua ni la manzanilla sola.

Se deben tomar sueros de re-hidratación oral en pequeños sorbos para que lo tolere mejor.

En los últimos años ha habido un esfuerzo por parte de los laboratorios por ajustarlos a las necesidades reales de los niños y a sus gustos.

Los más soportables a mi parecer son Recuperation, Bioralsuero, Oralsuero, Citorsal, Citoral e Isotonar.

Depende de las preferencias en sabor de unos niños y otros la elección entre ellos.

El Recuperation lo venden ya preparado y hay de cola, plátano y mango, naranja, sabor a caldo de gallina y yogur. Por sabores no será.

En cualquier caso guardándolo en el frigorífico cualquiera de ellos mejora sensiblemente su sabor.

El Aquarius y demás bebidas para después de hacer deporte no sirven y pueden ser peligrosas.

Medicaciones para calmar los vómitos en niños: Hay muchas.

Cuando los vómitos son seguidos y muy frecuentes la medicación hay veces que hay que ponerla pinchada o en un suero intravenoso.

Tras el pinchazo, se deja al niño una hora sin que tome nada y a partir de ahí empieza con sueros de re-hidratación a pequeños sorbos durante 1-2 horas y si lo tolera ya puede empezar a comer (sin grasas y sin forzar).

Si haciendo todo lo anterior en cualquier momento vuelve a vomitar hay que dejarlo una hora sin tomar nada y empezar de nuevo poco a poco con los sueros de re-hidratación y después con la dieta.

Si aún así sigue vomitando todo lo que toma, debe re-hidratarse por vena (es decir en el hospital) y dejarlo a dieta absoluta (sin tomar nada por boca).

Tanto en los vómitos como en la diarrea, el problema principal es la deshidratación.

Cuando un niño se deshidrata se nota en:

La boca está seca. Si a un niño se le cae la baba, aunque halla vomitado 10 veces o hecho diarrea otras tantas, no está deshidratado.

En los lactantes pequeños que aún tienen abierta la fontanela (“mollerilla”), si está hundida cuando el niño está tumbado (que se hunda un poco cuando está de pie es normal) es signo de que anda escaso de líquido.

Cuando se van deshidratando, las ojeras se van marcando cada vez más.

El niño está más decaído y más pálido.

Si apretamos las uñas, al soltarlas el lecho de la uña se ha quedado pálido, pero recupera su color rápidamente. Si tarda más de 3 segundos es que el riego de sangre es escaso lo que entre otras puede ser signo de deshidratación (a veces ocurre con la fiebre o con la anemia por ejemplo).

Si aparecen estos signos es recomendable que sea valorado por un pediatra lo antes posible.

Pero, por encima de todo lo que te he explicado, no pierdas de vista lo esencial:

En la mayoría de los casos los vómitos son pasajeros y no son graves. Pero es una ocasión de que tu hijo sienta tu cercanía y le aportes un refugio seguro cuando sufre. No te agobies y hazlo todo dándole tanto afecto como preocupación sientes.

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