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Meningitis en niños

Punción lumbar en meningitis de niños y bebés.

Información para ayudar a los padres de un niño con Meningitis. ¿Qué es? ¿puede morir o tener secuelas? Tipos de meningitis. Punción lumbar.

 

La idea de este artículo es explicar los conceptos que con más frecuencia suelen ser motivo de dudas para los padres de un niño ingresado por meningitis.

¿Qué es la meningitis?

Es una infección que inflama las Meninges.

Las meninges son unas membranas que cubren al sistema nervioso central.

En algunos casos, una infección banal (lo más frecuente, una faringoamigdalitis) empieza en un niño que por cualquier motivo tiene en ese momento las defensas bajas. La infección pasa a sangre y se asienta en las Meninges.

Ya quisiéramos los pediatras que hubiese alguna forma de saber, entre todos los niños con faringoamigdalitis, cuál va a hacer la Meningitis y cuál no. Pero hasta que la hace, es imposible.

Con lo que a la pregunta «¿Esto, podía haberse evitado?» La respuesta es «No. En esta vida hay cosas que dependen de la buena o mala suerte.»

La única prevención razonable para evitar Meningitis es la vacunación.

Lo que nos lleva a la segunda pregunta frecuente.

Mi hijo está vacunado contra la Meningitis, ¿Cómo es posible que la haya cogido?

Hay tres motivos por los que un niño «vacunado contra la meningitis» puede sufrir una:

– Hay muchos gérmenes capaces de producir Meningitis. No todos ellos tienen vacuna. Y de los que si la tienen, no todos los niños están vacunados. Depende del país. En España por ejemplo ya están incluidos en calendarios vacunal los gérmenes más frecuentes que causan esta infección: Hemófilus, Neumococo, Meningococo C. Desde enero de 2015 hay otra disponible, la vacuna de Meningococo B, que en España puede ponerse a los niños pero no es financiada por la Seguridad Social.

– Algunos niños vacunados no alcanzan el nivel de defensas suficientes para que las garantías de evitar la meningitis se aproximen al 100%. En medicina el 100% no existe. Estas vacunas suelen obtener un 70-90% de efectividad.

– En algunos momentos cualquier persona, vacunada o no, puede tener su sistema defensivo agotado. Si en ese momento sufre la infección puede desarrollar la Meningitis.

¿Son todas las Meningitis en niños iguales? No

Hay diferentes tipos.

La distinción más importante para los padres es entre Viral y Bacteriana:

– Las producidas por virus suelen ser menos agresivas. En la mayoría de los casos incluso se tratan en casa. No es necesario tratar a las personas que han tenido contacto con el niño. Los antibióticos en estos casos son innecesarios e inútiles.

– Las generadas por bacterias suelen ser más agresivas. Su tratamiento se realiza en el Hospital. Se recomienda a las personas que tienen contacto con el niño con meningitis (compañeros de clase, no todo el colegio, y familiares directos) que tomen tratamiento preventivo. El tratamiento preventivo en contactos de niños que la sufren suele ser una pauta corta de antibióticos.

¿Es peligrosa una meningitis en niños? ¿Puede un niño con meningitis morirse o quedar con secuelas graves? Desgraciadamente sí.

En las Meningitis causadas por bacterias pueden quedar secuelas o producir la muerte.

No es lo habitual. Si queréis un porcentaje, puede decirse que el 80% de los niños que padecen la infección no muere ni tiene secuelas.

Las secuelas más frecuentes de esta infección son Sordera y Epilepsia (convulsiones).

Las probabilidades de que cure sin secuelas aumentan cuanto antes se inicia el tratamiento.

Las probabilidades de muerte en una Meningitis se reducen muchísimo si sobrevive a las primeras 24-48 tras iniciar el tratamiento.

¿Qué es una Punción lumbar?

Entre las meninges y el cerebro y la médula hay un líquido (Líquido cefalorraquídeo).

Cuando se sospecha una Meningitis en niños, la punción lumbar ayuda a confirmar que lo es, y a diferenciar al causante (virus o bacteria). Ese resultado está disponible en menos de 1 hora en cualquier hospital que se precie.

En los casos en que es una bacteria, se hace además un cultivo que identifica la bacteria y a qué antibióticos es más sensible (aunque ese resultado tarda unos días en estar disponible -y no es acelerable, consiste en sembrar el líquido en un cultivo y esperar a ver si crece-).

La punción lumbar consiste en pinchar en la espalda, entre las vertebras a la altura de la cintura, con una aguja para sacar un poco de ese líquido y analizarlo.

No es simple, ni está exento de riesgos, pero es más arriesgado no hacerlo. Porque en la Meningitis hay que actuar rápido. Y cuanta más información se tiene, mejor puede tratarse.

La meningitis es por tanto una infección grave. Sería absurdo e irresponsable quitarle importancia. Pero por suerte cada vez son menos frecuentes gracias a la vacunación y tenemos antibióticos que suelen curarla en un gran porcentaje de casos. Cuando más tiempo pase tras el diagnóstico sin que el niño empeore mejor es el pronóstico.

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¿Cómo mejorar los vómitos en el embarazo?

Vómitos en el EmbarazoTener nauseas e incluso vómitos en el embarazo es un problema tan frecuente como molesto que incluso puede ocasionarte deshidratación.

Hoy, de la mano de nuestro ginecólogo Francisco Zorrilla, autor de consultatuginecologo.com, te damos 23 consejos útiles para reducir la frecuencia de las nauseas y vómitos durante la gestación.

Durante la gestación aumenta la sensibilidad de los sentidos, sobre todo del gusto y del olfato. Se trata de un mecanismo natural para protegerte de ingerir posibles sustancias nocivas para tu bebé.

Por tanto es un mecanismo fisiológico, de difícil solución, pero que podemos mejorar con algunos consejos.

¿Cuáles son las causas de los vómitos en el embarazo?

Las causas concretas no están bien establecidas y, por tanto, te hablo de factores que influyen en que tengas esa molesta sensación de asco y nauseas tan característicos, sobre todo al comienzo de la gestación

  • Predisposición familiar: viene establecida en nuestros genes. Las embarazadas hijas de madres que tuvieron vómitos en el embarazo tienen más riesgo de padecerlos.
  • Predisposición del propio embarazo: No todos los embarazos son iguales. Por ejemplo, si tu gestación es gemelar, la cantidad de hormonas de embarazo es mayor, y mayor los síntomas secundarios como las nauseas y los vómitos.
  • Predisposición individual: Depende de las propias características de cada mujer. Si eres de las que se marean en el coche, o vomitan fácilmente con los anticonceptivos, o en embarazos anteriores. Es característica tu forma de tener los embarazos. Si en un primer embarazo tuviste vómitos es muy posible que se repitan en gestaciones posteriores.
  • Factores sociales: el estrés y la presión social pueden afectarte enormemente durante la gestación. Estás más sensible y vulnerable. Es básico obtener apoyo familiar en tu nueva situación.
  • Factores emocionales: como embarazada, fruto de su cambio hormonal, te vuelves más sensible y vulnerable emocionalmente. Factores como el estrés, la falta de apoyo de marido o de la familia, la sobrecarga por el trabajo, las tareas domésticas o del cuidado de los otros hijos, pueden llegar a afectarte y traducirse en un aumento de los vómitos y nauseas en la gestación.
  • Órganos de los sentidos muy sensibles: El olfato es el órgano más sensible durante la gestación. Habrás observado la cantidad de olores que puedes notar y la sensibilidad que se consigue, que puede llegar a ser insoportable en algunas ocasiones.
  • Factores hormonales: los cambios hormonales propios de la gestación son realmente los culpables de esta situación.

En el embarazo, se producen un intenso cambio hormonal en tu organismo. El objetivo es modificar el entorno en el que se va a desarrollar el embarazo para protegerlo.

Desde el primer momento de la fertilización, tu ovario produce grandes cantidades de progesterona, y la placenta produce hormonas como la gonadotropina corial (entre otras).

La gonadotropina corial (HCG) es la hormona que detectan los test de embarazo para darte la buena noticia de tu gestación.

Ambas son responsables de los cambios que notas en tu cuerpo de embarazada.

¿Cuáles son los 23 consejos más útiles para disminuir los vómitos en el embarazo?

  1. Evita exponerte a los olores que desencadenen las crisis de nauseas.
  1. Ventila bien la casa.
  1. Evita factores predisponentes personales como habitar en sitios cerrados, viajes en coche, etc.
  1. Evita las situaciones de estrés, busca ayuda en el trabajo, en las tareas de la casa y con los otros hijos que tengas.
  1. Solicita apoyo familiar. Necesitas comprensión, no reproches.
  1. Haz ejercicio diario, sobre todo al aire libre.
  1. Disfruta de la vida y de tu gestación. Distráete.
  1. Intenta no tener el estómago vacío. Come poco, pero frecuentemente. Las galletas saladas pueden ser una buena opción. Tenlas a mano.
  1. Come los alimentos que mejor te sienten. Haz pruebas.
  1. Come algo salado nada más levantarte.
  1. No te acuestes recién comida.
  1. Evita las comidas grasas.
  1. Las comidas sólidas mejor que las líquidas y las frías mejor que las calientes.
  1. Evitas las comidas que por su olor te provoquen nauseas. No te empeñes.
  1. Cepíllate los dientes con frecuencia para evitar el efecto nocivo del ácido sobre el esmalte dental.
  1. Bebe líquidos fríos con frecuencia para evitar la deshidratación. A pequeños sorbos.
  1. Las infusiones templadas/frías pueden ayudarte: te, menta, poleo, melisa, etc.
  1. Toma fruta Mejora el estreñimiento también.
  1. Descansa las horas que tu cuerpo necesite. En general , las embarazadas duermen más.
  1. El jengibre puede ser útil. Tómalo en forma natural o en medicamentos.
  1. Toma las vitaminas recomendadas para tu embarazo, como el ácido fólico y el yodo, y además puede ser útil que contengan vitaminas de tipo complejo B.
  1. Si no mejoras puedes consulta con tu ginecólogo el uso de medicamentos que contengan antieméticos como la doxilamina.
  1. Si el cuadro empeora, y los vómitos son tan frecuentes que ni siquiera puede hidratarte, acude tu centro hospitalario para rehidratación con sueros vía intravenosa. Piensa que tu bebé necesita alimento.

Las nauseas y los vómitos son frecuentes durante la gestación. Lo habitual es que desaparezcan y mejores tras los tres primeros meses de la gestación. Aprovecha al primera visita de control de tu gestación para consultarlo con tu ginecólogo.

¡No olvides disfrutar el embarazo!.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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¿Qué hacer cuando un niño vomita? 4º Vídeo en MedicinaTV

Canal de Pediatría en MedicinaTV

¿Qué hacer cuando un niño vomita? 4º Vídeo en el canal de Pediatría de MedicinaTV en el que explicamos qué son los vómitos, porqué se producen y cómo atajarlos.

Con este vídeo completamos nuestro primer mes en este canal de Youtube dirigido a padres y cuidadores de niños en general.

En esta ocasión hablamos de otro de los síntomas más alarmantes en los niños: Los vómitos.

Os contamos qué podemos hacer los padres cuando nuestro hijo vomita.

Respondemos a dudas como:

¿Para qué sirven los vómitos y cómo se generan?

Si me pide agua nada más vomitar ¿Es bueno o malo que se la dé?

¿Qué es lo mejor para re-hidratar a un niño cuando vomita? ¿Aquarius, Coca-cola sin gas, manzanilla? ¡No! Os contamos porqué.

¿Cuándo debo acudir a urgencias si mi hijo vomita?

¿Cuándo puede volver a comer mi hijo tras vomitar?

Esperamos que se resuelvan vuestras dudas y si os queda alguna haced un comentario al vídeo en Youtube. 

Este vídeo es el cuarto de la serie que estamos publicando todas las semanas en el canal de Pediatría de MedicinaTV en Youtube. Con él completamos nuestro primer mes de difusión con miles de visualizaciones. Muchas gracias a todos. Esperamos seguir respondiendo a vuestras inquietudes.

Añade un comentario en Youtube con el tema del que te gustaría que hagamos nuevos vídeos.

Cada martes un nuevo vídeo en el que trataremos un problema frecuente de salud infantil.

Intentamos usar un lenguaje claro, con el objetivo de que aprendáis a comprender y manejar los cambios más habituales en la salud de vuestros hijos.

Puedes accecer a los vídeos anteriores sobre la fiebre la tos y los mocos.

No olvides suscribirte al canal si no quieres perderte ninguno.

Y por supuesto si crees que pueden ayudar a alguien te agradecemos la difusión.

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Mi hijo está malo desde que empezó el curso

«Mi hijo siempre está malo » Algo muy frecuente el primer año de guardería. No busques respuestas milagrosas sino entender cuándo preocuparte o verlo normal.

¿Tienes un hijo menor de tres años que acude por primera vez a la guardería este año?

Si es así, seguro que el título te ha llamado la atención. Debes llevar dándole vueltas desde hace meses.

Es frecuente que el primer año de guardería pagues para que se ponga malo. Va dos días, una semana sin ir. Vuelve otros dos días, otra semana malo…

Suelo decir que si uno calcula lo que se paga de guardería y el número de días que va de verdad, sale más caro que enviarlo a estudiar a EEUU.

Como habréis deducido, es bastante normal. Vuestro hijo no es una excepción. No tiene las defensas mal.

Y no es que no acabe de curarse ni que tenga un «resfriado mal curado». La causa real es que no han acabado con una infección cuando ya están incubando la siguiente.

¿Porqué está malo constantemente?

Cuando un niño se escolariza por primera vez empieza a tener relación con muchos niños que provienen de familias difrerentes. Sin que un niño se relacione con otros también puede enfermar. Los adultos lo hacemos con menor frecuencia porque ya hemos pasado y formado defensas contra la mayoría de los gérmenes que nos rodean.

Para que se entienda voy a poner un ejemplo conocido: La varicela.

La mayoría la hemos pasado en nuestra infancia. Las personas que han pasado la varicela, si en un momento determinado tienen una bajada de sus defensas pueden reactivar ese virus, que está como hivernando en nuestro interior. Aparece lo que llamamos una «Culebrina» o herpes zoster.

Cuando un adulto tiene una culebrina libera vírus de la varicela. Si un niño está cerca y aún no la ha pasado, puede desarrollarla. El período de incubación es de 7-10 días habitualmente. Y en ese tiempo el niño ya está liberando virus que pueden contagiar a otros.

Si un niño no está escolarizado las posibilidades de que un adulto de su entorno desarrolle una culebrina son bajas.

Pero si está escolarizado las posibilidades de que alguno de sus compañeros tenga contacto con un adulto con culebrina se multiplican.

Por eso enferman más si van a la escuela.

¿Deberíamos evitarlo no llevándolo a la escuela hasta que sea mayor?

El sistema defensivo es un elemento que como todos los demás en los niños está en construcción. Pero es uno de los que maduran más rápidamente hasta el máximo de capacidad. Nos va en ello la supervivencia.

Los primeros 3-4 meses contamos con la ayuda de los anticuerpos que pasa la madre a su hijo a través de la placenta.

Tras el nacimiento la ayuda puede mantenerse a través de la lactancia, pero de forma más limitada que en la primera fase.

A partir de ahí los niños deberían haber desarrollado su propia capacidad de defenderse.

Suele considerarse que las infecciones en menores de 3-6 meses son más graves que en niños mayores de los 6 meses. Porque antes de esa edad consideramos inmaduro al sistema defensivo.
Y eso nos lleva a algo: Que la escolarización antes de los 6 meses debería estar contraindicada. Pero para eso sería necesario que la baja tras el nacimiento durase ese período como mínimo.

A partir de esa edad las probabilidades de un niño de enfermar cuando se escolarice son las mismas, lo haga a los 6 meses o a los 6 años.

La diferencia está en que se hará de forma más condensada si se escolariza pronto. Si lo hace tarde irá pasando infecciones a un ritmo menor. Pero el resultado final, si hiciésemos un recuento del número de infecciones sufridas sería casi el mismo.

Pero algunos niños están malos con más frecuencia que otros

Eso es algo que cualquiera puede apreciar. Los propios trabajadores de las escuelas infantiles lo notan y cuando los padres hablan entre sí también.

¿Qué ocurre? ¿Es que hay niños que sufren todas las infecciones y otros que no? Pues en realidad está ahí la diferencia. Lo que marca la diferencia entre las veces que enferman los niños no es que los gérmenes no afecten a unos y si a otros. Sino la forma en la que lo hacen.

Hay niños que cuando contactan con un virus, por ejemplo, desarrollan algo de moqueo y en un par de días están bien. Otros ante ese mismo virus se defienden haciendo fiebre alta, una bronquitis, vómitos, diarrea… Síntomas mucho más llamativos. Y en realidad el segundo, el que parece enfermar más no es que tenga una falta de defensas, sino que responde de forma mucho más exagerada.

Luego hay niños que tienen una mayor tendencia a que ciertos gérmenes aniden en su cuerpo. Es el caso de los niños con amigdalitis (anginas) o infecciones de orina de repetición.

En estos niños hay cosas que podemos hacer para reducir su tendencia a reaccionar de forma exagerada frente a las infecciones o a evitar esas infecciones de repetición. Es labor del pediatra ir un poco más allá de tratar cuadros agudos uno tras otro y plantear estrategias de prevención. Especialemente cuando el cuadro que sufre el niño es repetitivo y casi siempre con el mismo patrón.

No podemos evitar que el siguiente germen con el que tenga contacto le infecte. Pero sí podemos modular o prevenir ciertas formas de enfermar que vuelven una y otra vez.

El problema para hacer ese planteamiento es que se necesita tiempo. Muchos pediatras no disponen de ese tiempo por masificación y el resultado es que se pierde la oportunidad de conocer adecuadamente a un paciente hasta el punto de poder controlar bien sus particularidades y prevenir problemas posteriores. Lo que reduciría la demanda.

Otro problema es la continuidad. Ante la masificación de muchas consultas algunos padrs se ven obligados a acudir una y otra vez a urgencias y eso hace que su hijo sea atendido como cuadro agudo una y otra vez sin que ningún pediatra de urgencias pueda establecer una estrategia de prevención estable y que pueda seguir para adaptar a la evolución del niño.

Por eso, cuando un niño empieza la escolarización, mi consejo a los padres es que tengáis un pediatra de referencia al que acudáis cada vez que vuestro hijo enferme y recurráis a urgencias sólo cuando no podáis hacerlo a vuestro pediatra «de cabecera».

Pero ante todo, y a pesar de lo desesperante que pueden ser estos primeros años, asume que es normal que mañana pueda tener una nueva infección y da gracias si pasa una tras otra sin necesitar ser hospitalizado. Porque eso significa que en realidad está superando este reto de forma adecuada y debe hacerlo.

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Infección de Orina en niños y bebés

Todo lo que los padres quieren saber sobre los bebés y niños con infección de orina: Tratamiento y pruebas a realizar. Ecografía de vías urinarias.

Todo lo que los padres quieren saber sobre  los bebés y niños con infección de orina: Tratamiento y pruebas a realizar. Ecografía de vías urinarias.

Por su forma de presentarse debemos diferenciar dos formas fundamentales:

La infección de orina en el lactante.

La infección de orina por encima de 1 año.

En el lactante la infección de orina produce irritación, rechazo del alimento, fiebre escasa intermitente en la mayoría de los casos y a veces orina más oscura o con peor olor.

En el niño más grande el síntoma fundamental es el dolor o escozor al orinar.

Una infección de orina puede aparecer en cualquier edad, pero hay 2 edades fundamentales en las que es mucho más frecuente: mientras se usa el pañal (sobretodo el primer año de vida) y en las niñas pre-escolares que empiezan a ir solas al baño.

Los microbios más habituales en una infección de orina suelen estar en las heces, y actúan ascendiendo desde la entrada del conducto de la orina.

Dado que el conducto de la orina que une la vejiga con el exterior es mucho más corto en las niñas, la infección de orina aparece con mucha más frecuencia en ellas.

Mientras tienen pañal, cada vez que hacen una deposición, aunque le limpiemos inmediatamente, las heces se han extendido por toda el área cubierta por el pañal, de forma que los gérmenes que hay en las heces colonizan todos los pliegues de los genitales, y desde estos pueden ascender por el conducto (uretra) hasta la vejiga.

Si además suben por los uréteres hasta los riñones pueden producir una infección del riñón (Pielonefritis) que puede dañarlo dejando secuelas.

Pero que no es frecuente.

Desde el momento en que se deja de usar el pañal las infecciones de orina se producen cada vez con menos frecuencia, hasta que las niñas empiezan a ir solas al baño, porque suelen limpiarse de la forma más cómoda (de atrás a delante) con lo que arrastran todos los bichitos de la caca hacia los genitales favoreciendo la infección.

En un niño o una niña que se queja de que le escuece al orinar, puede haber una infección de orina o simplemente una irritación de los genitales (vulvo-vaginitis en niñas, balanitis en niños).

El segundo caso en niñas suele aparecer por arrastre al limpiar de atrás a delante y su tratamiento suele ser corto (2-3 días lavando con un antiséptico), y ceden bien, aunque tienden a repetir si no se cambia la mala técnica de limpieza.

La infección de orina real suele precisar tratamiento con antibiótico durante al menos 10 días.

Y si la fiebre es alta (más de 38,5º en la axila), lo que suele ser signo de que la infección afecta ya a los riñones precisa en muchos casos tratamiento hospitalario (sobretodo si el niño es más pequeño).

Antes de tratar una infección de orina con antibióticos se realiza una primera prueba (sedimento) que nos indica si hay infección o no.

Pero esta analítica no nos dice cual es el germen que produce la infección ni a qué antibiótico es más sensible.

Esta información nos la puede dar sólo un cultivo de orina con antibiograma.

Cuando se sospecha una infección de orina en un niño, se confirma que esta existe con el sedimento.

Y puede empezar a tratarse desde ese momento.

Pero al no conocer cual es el germen causante, ni a que antibiótico es más sensible existe la posibilidad de que tras los 10 días de tratamiento la infección permanezca.

Por ello se recomienda que antes de iniciar tratamiento con el antibiótico (que se prescribe en función de la frecuencia con que son sensibles a él las infecciones de orina en general), se recoja la muestra de orina para hacer el Urocultivo con antibiograma.

Esta prueba debe solicitarse en todas las infecciones de orina para que si la evolución con el tratamiento de entrada no es buena, podamos disponer de la información para tratarlo adecuadamente.

Hay niños y sobre todo niñas con tendencia a hacer infecciones de orina con frecuencia.

Si esto ocurre a pesar de realizar una higiene correcta de los genitales, hay que descartar que exista una malformación en las vías urinarias que retenga la orina favoreciendo las infecciones de repetición.

La prueba de elección para estudiarlo es la Ecografía de vías urinarias.

Y si en la ecografía se aprecia un engrosamiento de los canales por los que drena la orina (uréteres) a veces precisan otras pruebas y un seguimiento con controles periódicos de orina (ya que muchas infecciones pueden dar síntomas poco claros).

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Los Vómitos en niños y bebés

Vómitos en niños y bebés. Explicación a los padres de causas y soluciones.

¿Tu hijo tiene vómitos? Resuelve tus dudas, comprende cuando puede ser peligroso o no y cómo puedes actuar para aliviar su malestar y que cedan los vómitos.

Alarman porque resultan inesperados y porque se acompañan de síntomas vagales (palidez, ojeras, decaimiento…). Además son a veces signo de enfermedad grave. Y si se dan en niños pequeños o son persistentes pueden deshidratar a un niño en pocas horas.

Lo primero que hay que diferenciar hablando de vómitos y niños es:

¿Vómitos o bocanadas en el lactante?

El vómito es echar el contenido del estómago por la boca de forma brusca y con fuerza. Vacían el estómago casi por completo. Es como si el propio estómago se exprimiera hasta la última gota.

La bocanada es como si escurriese el contenido del estómago poco a poco hacia fuera. Vacía sólo parte. Parece como si dejásemos abierta una bolsa de agua caliente, según la postura o si se le aprieta desde fuera derrama parte de su contenido.

En los lactantes las bocanadas son muy frecuentes. Debido a que el cierre superior del estómago en los primeros meses puede ser muy débil, con lo que cuando llenan mucho la barriga pueden echar, se va escapando su contenido como si rebosara. Suele coincidir con momentos en los que movemos al niño, de tal modo que si apretamos la barriga lo suficiente puede salir con fuerza como en los vómitos. Pero nunca vaciará del todo el estómago.

Ya que el vómito vacía el estómago y la bocanada sólo echa parte del contenido, con el vómito puede deshidratarse el niño, con las bocanadas (y a veces muchas más en número) queda contenido que pasa al intestino y se absorbe siendo más difícil que se deshidrate.

En las bocanadas el tema es cuánto echa y sobretodo cuánto queda, de modo que:

Si un niño echa 20 bocanadas al día, pero gana el peso que debe, es que echa lo que le sobra.

Pero si no gana o incluso pierde peso (lo cual sólo se comprueba pesándolo), es que está echando más de la cuenta.

En el primer caso (si gana peso) la razón de que eche es que come más de lo que debe y punto.

En el segundo es que hay un cierre del estómago excesivamente débil (Reflujo Gastro-esofágico), está enfermo (Infección de orina por ejemplo), hay algo que impide que el alimento pase hacia el intestino (Estenosis hipertrófica de Píloro) o no tolera el alimento que se le da (Intolerancias a las proteínas de la leche de vaca o a la lactosa).

Por tanto, si pierden peso, sí hay que averiguar la causa y tratarla.

Si gana peso, puede darse las tomas más frecuentes pero con menos cantidad y si aun así echa pero sigue ganando peso, pues se gasta más en leche y lavadora pero no pasa nada.

Todo lo anterior se refiere al lactante, ya que conforme crecen es cada vez más rara la bocanada.

El vómito en preescolares y escolares atiende a dos causas fundamentalmente:

Casi siempre a una enfermedad, pero hay niños que se lo provocan, bien porque les gusta (mericismo) o porque les sirve como arma de chantaje.

Lo más difícil de tratar es el mericismo.

Se pueden usar anti-eméticos pero la mayoría de las veces la única solución es psicológica.

En cuanto a los que vomitan como forma de chantaje, la clave es que el niño llegue a la conclusión de que no consigue nada vomitando.

Para ello hay que ser inflexible, de modo que si pide algo y como forma de presión si no se le da vomita, nunca debe cederse.

Se le limpia con las mínimas manifestaciones posibles de que nos moleste (nada de enfados) y se le explica porqué no se lo damos, se confirma que no se le va a dar y que nunca se le dará nada que pida con pataletas o vómitos.

Los vómitos de verdad, los que pueden deshidratar al niño se tratan desde 3 puntos de vista:

Dieta que recomiendo a un niño que vomita:

Cuando sólo hay vómitos sin diarrea no tiene sentido poner dieta astringente (arroz, zanahoria…).

En estos casos solo hay que evitar las grasas, que son los alimentos que más irrita la mucosa del estómago.

Es decir, se evitaran fritos, bollería, pastelería y embutidos y quesos curados.

En cuanto a cantidad, se dará de comer más veces al día pero menos cantidad en cada toma.

De este modo llenamos menos el estómago, lo que hace el vómito menos probable.

No debemos insistir con la comida en el niño con nauseas.

Si toma 2 cucharadas y no quiere la tercera es mejor aguantar dos que echar tres.

Reponer lo que se pierde con el vómito para evitar la deshidratación.

Se pierde agua pero también sales por lo que para reponer las pérdidas no vale el agua ni la manzanilla sola.

Se deben tomar sueros de re-hidratación oral en pequeños sorbos para que lo tolere mejor.

En los últimos años ha habido un esfuerzo por parte de los laboratorios por ajustarlos a las necesidades reales de los niños y a sus gustos.

Los más soportables a mi parecer son Recuperation, Bioralsuero, Oralsuero, Citorsal, Citoral e Isotonar.

Depende de las preferencias en sabor de unos niños y otros la elección entre ellos.

El Recuperation lo venden ya preparado y hay de cola, plátano y mango, naranja, sabor a caldo de gallina y yogur. Por sabores no será.

En cualquier caso guardándolo en el frigorífico cualquiera de ellos mejora sensiblemente su sabor.

El Aquarius y demás bebidas para después de hacer deporte no sirven y pueden ser peligrosas.

Medicaciones para calmar los vómitos en niños: Hay muchas.

Cuando los vómitos son seguidos y muy frecuentes la medicación hay veces que hay que ponerla pinchada o en un suero intravenoso.

Tras el pinchazo, se deja al niño una hora sin que tome nada y a partir de ahí empieza con sueros de re-hidratación a pequeños sorbos durante 1-2 horas y si lo tolera ya puede empezar a comer (sin grasas y sin forzar).

Si haciendo todo lo anterior en cualquier momento vuelve a vomitar hay que dejarlo una hora sin tomar nada y empezar de nuevo poco a poco con los sueros de re-hidratación y después con la dieta.

Si aún así sigue vomitando todo lo que toma, debe re-hidratarse por vena (es decir en el hospital) y dejarlo a dieta absoluta (sin tomar nada por boca).

Tanto en los vómitos como en la diarrea, el problema principal es la deshidratación.

Cuando un niño se deshidrata se nota en:

La boca está seca. Si a un niño se le cae la baba, aunque halla vomitado 10 veces o hecho diarrea otras tantas, no está deshidratado.

En los lactantes pequeños que aún tienen abierta la fontanela (“mollerilla”), si está hundida cuando el niño está tumbado (que se hunda un poco cuando está de pie es normal) es signo de que anda escaso de líquido.

Cuando se van deshidratando, las ojeras se van marcando cada vez más.

El niño está más decaído y más pálido.

Si apretamos las uñas, al soltarlas el lecho de la uña se ha quedado pálido, pero recupera su color rápidamente. Si tarda más de 3 segundos es que el riego de sangre es escaso lo que entre otras puede ser signo de deshidratación (a veces ocurre con la fiebre o con la anemia por ejemplo).

Si aparecen estos signos es recomendable que sea valorado por un pediatra lo antes posible.

Pero, por encima de todo lo que te he explicado, no pierdas de vista lo esencial:

En la mayoría de los casos los vómitos son pasajeros y no son graves. Pero es una ocasión de que tu hijo sienta tu cercanía y le aportes un refugio seguro cuando sufre. No te agobies y hazlo todo dándole tanto afecto como preocupación sientes.

Cuéntanos tu experiencia en Facebook y si te parece útil, compártelo.

 

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Síntomas del Ébola en niños

Ébola en niños, síntomas

Este artículo es en respuesta a la petición realizada a través de nuestra comunidad de Facebook para ofrecer información a los padres sobre el virus Ébola y cómo se puede manifestar en niños.

Para una información más amplia sobre la Enfermedad por el virus del Ébola os paso el enlace al artículo en la web de la OMS. Me baso en esos datos para explicar lo siguiente de la forma más clara posible.

No me voy a enrollar diciendo lo que podéis leer en cualquier parte sobre el Ébola. Voy a resumir mucho lo básico y luego voy a centrarme en las dudas más frecuentes que me están preguntando los padres.

Qué es el Ébola

Es un virus. Procede de África, donde ha estado presente desde hace mucho posiblemente.

Una de las cosas que la gente no entiende es que las selvas ecuatoriales son la reserva biológica del planeta. Eso significa que hay muchísimos animales, plantas y microbios que no conocemos aún que habitan en ese ecosistema.

Desde que la presión humana ha invadido esas zonas hemos ido conociendo nuevas especies de seres vivos y entre ellas hay también enfermedades «nuevas». No son en realidad nuevas, pero no se extendieron hasta que hubo población humana suficiente para ello. La primera vez que se describió el Ébola fue en 1976.

Es lo mismo que pasó con el SIDA o VIH. Proviene también de allí.

Lo más llamativo de este virus es que es muy agresivo. Dependiendo de los brotes tiene una mortalidad de entre el 40 y el 90%.

Si nos atenemos a los datos que conocemos parece que este brote se mueve en mortalidades inferiores al 50%. Pero eso a veces cambia con la evolución del brote, a mejor o a peor. Y la verdad, una mortalidad del 40% ya es para echarse a temblar.

¿Cómo se contagia el Ébola?

No se contagia por vía respiratoria. Es una de las pocas ventajas de este virus. Si se contagiase por el aire como la gripe íbamos listos.

Lo hace por contacto con secreciones (saliva, lágrimas, moco, orina, heces, esperma, secreciones vaginales y sangre) de un paciente que está en fase activa (no contagia al parecer durante la incubación y una vez superada totalmente la infección, no contagia).

No es capaz de atravesar la piel. Por lo que el contagio ocurre cuando alguna de esas secreciones del enfermo contacta con una herida en nuestra piel o con las mucosas (al tocarnos los ojos, la nariz o la boca, o por medio de relaciones sexuales).

Es muy poco resistente fuera del cuerpo (como el VIH, por suerte). Eso es también importante porque significa que el contagio se realiza por tocar directamente las secreciones del paciente y ponerlas en contacto en poco tiempo con una herida o mucosa. Porque si no es así el virus muere. Eso significa que no se contagia por tocar una puerta que fue tocada por un enfermo a no ser que la mano del enfermo estuviese manchada de sus secreciones y toquemos inmediatamente una herida o mucosa nuestra con esa mano.

La fase activa es la que la infección aparece con fiebre. Esta fiebre sube porque el virus se está multiplicando más. Cuando desaparece la fiebre es porque el cuerpo ha vencido a la infección formando anticuerpos contra él y lo elimina por completo. Aunque tarda unos días en haber seguridad.

No parece haber portadores humanos que contagien tras haber pasado la infección. Lo que sí hay son animales portadores sanos. Por eso se sacrificó al perro. Podemos decir que se debía haber hecho una analítica al animal y mantenerlo en observación. Pero la realidad es que escasamente se está preparado para aplicar de forma correcta el protocolo en humanos. Si hubiese ocurrido un fallo en el control de Excalibur y por ello se extendiese el brote costando la vida a más gente ¿Qué se hubiese dicho?

Y se supone que pasar la infección inmuniza contra ese virus en concreto.

Comparando Gripe A y Ébola

Si pensamos en la Gripe A, para hacernos una idea de algo reciente con lo que ya hemos lidiado. La gripe A era muy contagiosa. A estas alturas posiblemente la hemos pasado casi todos. Pero la mortalidad no era mucho más alta que la de una gripe normal.

El Ébola es mucho más agresivo en cuanto a mortalidad, pero se contagia con mucha menos facilidad. Si no fuese así, en los países en los que ha empezado y con los medios de los que disponen, los muertos a estas alturas serían millones, no miles. Pero como no se dote de los medios adecuados a esos países seguirá subiendo el número de forma cada vez más rápida. Esto sólo pueden hacerlo los organismos internacionales. Pero la opinión pública debe presionar a los políticos para que lo hagan.

Estamos agobiados por un caso en nuestro país. Pero si no se ayuda a los países realmente afectados el número de casos aquí irá aumentando en un goteo cada vez más frecuente hasta que nos resulte imposible el control de todos. 

Hasta ahora no se está haciendo todo lo que se puede porque posiblemente los gobernantes de los países desarrollados piensan que se puede controlar la llegada de infectados. Si es así, será un error que empezarán pagando los habitantes de esos países. Pero que acabará afectándonos a todos. Y sería un adecuado castigo a nuestra falta de solidaridad.

La OMS ya ha dicho los recursos que necesita para poder «garantizar» un control del brote en origen, y los países ricos (los nuestros) están haciéndose los remolones. Posiblemente cuando alcancen la cantidad necesaria de dinero en este momento, el coste se tenga que multiplicar por no haberlo hecho en su tiempo. Y la capacidad de respuesta de la OMS incluso disponiendo de los recursos está por demostrarse.

Síntomas del Ébola

La descripción de los síntomas es:
«Se suele caracterizar por la aparición de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones en la piel, fallo del funcionamiento del riñón y el hígado y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.
Las analíticas muestran disminución del número de leucocitos y plaquetas, así como elevación de las enzimas hepáticas.»

Pero a un caso sospechoso de Ébola no debería hacérsele analíticas más que en un Hospital especialmente preparado para ello (muy pocos).

El problema es que estos síntomas son muy similares a la gripe y algunas gastroenteritis virales que son muy frecuentes desde hace unos años. Hay épocas, en las que casi uno de cada tres niños que entra por urgencias tiene esos síntomas.

La incubación, es decir, el tiempo que tardan en aparecer los síntomas desde que se tiene contacto con el virus puede ser de entre 2 y 21 días. Aunque en la mayoría de los casos es de 5 a 12 días.

En la práctica y para el caso que más preocupa ahora en Madrid, si en 3 semanas desde que se resuelva el 1º caso de Ébola en España no aparece ningún nuevo enfermo (hasta este momento se están ingresando sospechosos, pero ninguno parece ser positivo), es que este brote se ha controlado. Esperemos que sea así, que para los siguientes estemos más preparados y que mientras ayudemos a controlar el brote en el origen.

Diagnóstico del Ébola en niños

Sólo puede confirmarse de verdad o desmentirse por medio de una analítica de detecte en el paciente la presencia del virus.

Estas analíticas sólo pueden solicitarse desde centros de referencia (se está estableciendo uno por capital).

Tu médico de atención primaria no puede solicitar esa analítica ni extraerla y no se hace en cualquier servicio de urgencias.

Sólo en el hospital de referencia para sospecha de Ébola y sólo a pacientes que esté justificado pensar en esta enfermedad.

Prevención y tratamiento del Ébola en niños

No hay vacuna contra Ébola. Se están probando varias, pero ninguna está aún disponible para usarla.

Los antibióticos no sirven.

No hay ningún tratamiento milagroso contra él. De los que se habla en los medios son fundamentalmente anticuerpos contra el virus producidos por personas que lo han superado. Pero como ha habido aún pocos enfermos se dispone de muy pocas existencias de este medicamento.

Lo que se hace en realidad es ayudar al cuerpo a resistir hasta que éste se defiende produciendo anticuerpos y elimina el virus. Como los medios para hacer esto han mejorado, la esperanza de supervivencia en los países con medios puede ser algo mayor.

La medida más eficaz en este momento es evitar que se extienda el brote controlando a los infectados y sus contactos de forma adecuada. Esperemos que a partir de ahora la actuación de las autoridades sanitarias esté más a la altura de este problema, porque si no la situación puede ser preocupante.

Especialmente en dotar a todos los centros médicos (públicos y privados) de los medios necesarios para actuar y mejorando MUCHO la comunicación. Eso significa para empezar tener instalaciones que permitan el aislamiento real y la utilización adecuada del material de protección. En cuanto a infraestructura, casi ningún hospital está preparado.

Pero mientras tanto, no queda otra que hacer vida normal. Recordad la Gripe A, la aviar, la porcina, las vacas locas…. Mientras estamos vivos, estamos sometidos a amenazas que pueden matarnos. Pero vivir agobiados por ello cuando la respuesta no depende de nosotros es poco recomendable. Y la realidad es que hoy en día somos más conscientes de las amenazas y disponemos de mucha más capacidad de respuesta.

Repito, estamos olvidando lo que es esencial: Que se den los medios necesarios para controlar el brote en su origen, porque si no se irá extendiendo y los casos irán apareciendo poco a poco por todas partes.

Ahí tal vez sí dependa de nosotros, debemos presionar a los políticos para que haya dinero para esto (y que no aprovechen para sacar otra tajadita), aunque sea eliminando subvenciones a dedo, asesores inútiles, empresas públicas sin utilidad pública y cargos de confianza.

En cuanto a ciertos cargos políticos que se dedican a criticar a los que están al pie del cañón desde su despacho… Para qué pedirlo, en España no dimite nadie… de los que deberían hacerlo. Pero es vergonzoso.

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Dar manzanilla a los bebés

manzanilla

¿Es necesario dar manzanilla a un bebé? ¿Puede perjudicarles? ¿Ayuda en el cólico del lactante?

¿Es necesario dar manzanilla a un bebé?

En España hay mucha afición a dar manzanilla a los bebés.

Pero, realmente ¿hace falta?

Evidentemente la respuesta es no. Antes de que la humanidad inventara el fuego y tras ello las infusiones, sobrevivimos.

La manzanilla es una planta que preparada en infusión tiene efectos calmantes y de alivio del dolor de tripa.

Pero un bebé sin problemas no la necesita, del mismo modo que tampoco la toman las crías de ningún otro mamífero.

En la leche está todo lo que un lactante necesita para alimentarse. Tiene líquido más que suficiente y el alimento que le resulta imprescindible. Mientras que la manzanilla es agua con muy poco más.

Hace años a las madres se recomendaba no dar agua a los niños pequeños y dar sólo manzanilla.

La razón era que para prepararla había que hervir el agua. En esa época una de las primeras causas de mortalidad en niños pequeños eran las diarreas, que en muchos casos se contagiaban a través de un agua poco potable. Hacer manzanilla era la forma de esterilizar el agua.

manzanilla bebe

Pero es que en realidad los lactantes no necesitan más agua que la que toman en su alimento: La leche.

Ningún lactante se deshidrata tomando la cantidad de leche que necesite.

Vale, no hace falta ¿Pero es malo si le doy?

La manzanilla no es venenosa, pero cuanta más manzanilla tome, menos leche le entra. Y la manzanilla no alimenta.

Se ven niños que tomando cantidades exageradas de manzanilla no ganan peso. Algunos prefieren su sabor y rechazan la leche.

No tiene sentido preocuparse por el peso y estar llenando su estómago con algo que no alimenta.

Además, si lo que toma es pecho, no te recomiendo alterar la lactancia materna introduciendo un biberón si no es imprescindible por falta de alimento. Y en ese caso está claro que no es manzanilla lo que necesita.

¿Puede ayudarle si tiene cólico del lactante?

Entre sus propiedades, la manzanilla tiene un efecto calmante y de relajación del intestino que puede aliviar el dolor de barriga.

Pero no he visto un sólo caso de cólico del lactante que se cure sólo con manzanilla y sí muchos que se han curado sin ella.

Si quieres tener una idea clara de como solucionar el cólico te recomiendo ver el Proyecto «Bebé sin Cólico».

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Se ha tragado una moneda

Que un niño se trague una moneda o los padres piensen que lo ha hecho es algo muy frecuente. Puede pasar con cualquier otro objeto, pero las monedas son algo muy frecuente.

La primera duda que surge es: ¿Qué puede pasarle?

La respuesta es que cuando una moneda entra en la boca y no sale por la boca, tiene 3 posibilidades:

  1. Que la moneda se quede en la garganta. Pero en la garganta tenemos muchísima sensibilidad y que una moneda se quede ahí sin dar síntomas claros (náuseas o tos muy persistente) es imposible.
  2. Que la moneda se vaya a la vía respiratoria. Esto es poco frecuente y desencadenaría un ahogo inmediato intenso y muy evidente. No notarás que tose un poco o tiene moco, sino que claramente se ahoga.
  3. Lo más frecuente, que se trague la moneda.

Cuando se tragan una moneda, lo importante es en primer lugar que pase el esófago (el canal que lleva la comida de la garganta al estómago) sin atascarse. Si esto ocurriese, produce un espasmo del esófago que es muy doloroso, con lo que el niño que tiene una moneda (o cualquier otro objeto) en el esófago presenta un dolor evidente y constante mientras la moneda siga ahí.

Si pasa del esófago y llega al estómago, puede no haber dado ninguna sensación de dolor y ya en el estómago puede permanecer un tiempo que varía mucho de un caso a otro. Pero no suele dar problemas ahí, más que en los niños que son alérgicos al alguno de los metales que forma la aleación de la moneda, en los que puede aparecer dolor abdominal, náuseas, o incluso erupciones en la piel.

En la salida del estómago está el último obstáculo. Si la moneda se atascase ahí da también síntomas evidentes: Dolor y vómitos. Tampoco es muy habitual.

Hasta aquí, si hay síntomas de obstrucción en cualquiera de esas alturas, como la moneda es un objeto metálico, es sencillo localizarla con una radiografía. Y si hay efectivamente obstrucción, se extrae por endoscopio (anestesiando al niño para introducir un tubo por la boca hasta donde esté la moneda y extraerla.

Si la moneda llega sin problemas al intestino ya es muy difícil que dé complicaciones, ya que de ahí en adelante no hay estrechamientos. Puede tardar más o menos en salir, pero acabará saliendo. La mayoría de las veces en pocos días.

¿Qué suele recomendarse cuando un niño se traga una moneda?

Muchas veces no tenemos la seguridad de si un niño se ha tragado o no la moneda, y en ocasiones se recomienda hacer una radiografía para cercionarnos de si es así y localizarla.
Si el niño está bien, yo no suelo recomendarlo, porque como hemos explicado cuando da problemas los síntomas son evidentes y si no los hay, de todos modos no hay que hacer nada especial.
Y aunque se haga una radiografía, si 2 horas después aparecen síntomas de obstrucción va a ser necesario repetirla, porque si han aparecido signos que no había antes es que la moneda está en otro lugar ahora.

Menos sentido aún le veo a hacer radiografías sucesivas porque los días van pasando y no hemos visto la moneda en las heces.

Mi recomendación es simplemente dar una dieta más rica en fibra (fruta y verdura) de lo habitual, para ayudar a que la moneda salga siguiendo su camino normal y observar si aparecen síntomas de obstrucción evidentes (dolor y vómitos o náuseas persistentes).

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Deshidratación en niños

La deshidratación en los niños empieza a preocupar en cuanto empieza el calor. ¿Cómo notarla y cómo evitarla?

Deshidratarse es perder una cantidad excesiva de líquido. Pero eso no es tan fácil como podría parecer. Nuestro cuerpo funciona muy bien, y tiene mecanismos para compensar situaciones muy diferentes.

La cantidad de líquido que hay en el cuerpo se regula como un equilibrio entre lo que entra y lo que sale:

  • Lo que entra: Lo hace por dos vías, comida y bebida. Cuando nuestro cuerpo nota que le falta líquido, aparece la sed. Y cuando esto ocurre nos apetecen más los alimentos ricos en agua y menos los más secos o ricos en sales.
  • Lo que sale. Hay 4 formas de perder agua: Sudor, aliento, orina y heces. Cuando uno se deshidrata empieza reduciendo la cantidad de orina (se vuelve más escasa y densa -oscura-), absorbe tanto como puede de los alimentos y la bebida (las heces se endurecen). La eliminación por el aliento no podemos regularla demasiado. El sudor aumenta si tenemos que compensar un exceso de temperatura. Es mayor cuando hace mucho calor.

Síntomas de deshidratación en niños:

  • En niños muy pequeños, hay veces que el primer signo de deshidratación es que sube la temperatura: Febrícula. Pero si se sigue deshidratando puede subir fiebre alta. Esto se debe a que los niños pequeños tienen menor capacidad de regular su temperatura, y cuando no disponen de agua de sobra para sudar y controlarla pueden subir su temperatura con facilidad.
  • También en los niños pequeños, en cuanto falta líquido se ahorra para los órganos importantes, y la piel no es uno de ellos: Vemos la piel pálida y las ojeras marcadas.
  • Si aún tiene abierta la fontanela (el hueco que queda entre los huesos de la cabeza por encima de la frente) suele verse hundida.
  • La boca está seca, sin saliva. Los ojos están secos, llora sin lágrimas.
  • En cuanto al comportamiento, el niño deshidratado está al principio irritable, pero cuando la deshidratación empeora pasa a estar decaído e inactivo.

Situaciones que causan deshidratación con frecuencia. Las más frecuentes que vemos son:

  • Golpe de calor. Es lo que ocurre cuando sometemos a alguien a un calor excesivo de forma prolongada. Hay dos situaciones a destacar:
    • Actividades al sol, como la playa o las excursiones al campo.
    • Efecto invernadero. De esto el ejemplo más destacable es lo que ocurre cuando se deja a niño pequeño en el interior de un coche al sol. Hace unos meses se publicó un vídeo durísimo sobre esta situación. Que en su momento enlacé porque aunque no es frecuente son cientos los niños que mueren cada año en el mundo por esta causa.
  • Diarrea: Cuando el intestino no es capaz de absorber líquido y seguimos perdiendo, acaba apareciendo la deshidratación. Es más fácil que ocurra cuanto más pequeño es el niño. Pero no tan sencilla como algunos creen. Depende también de la cantidad de líquido y del tipo de líquido que se tome.
  • Vómitos: Cuando todo lo que entra sale sin llegar al intestino la deshidratación es mucho más fácil que aparezca. Los vómitos pueden deshidratar gravemente a un niño en menos de 24 horas si son constantes. La diarrea suele tardar más tiempo.
  • Rechazo de la alimentación y la bebida: Esto no ocurre porque un niño sea «mal comedor» sino cuando por alguna enfermedad rechaza realmente tomar nada (es frecuente por ejemplo en gastroenteritis, infecciones de orina y a veces en infecciones de la boca con llagas que son tan dolorosas que no pueden ni tragar (estomatitis herpética).

Evitar la deshidratación en niños:

  • Evitar exposiciones prolongadas a situaciones de mucho calor: Evitar el sol a las horas centrales del día, lugares que hagan efecto invernadero (como el interior de un coche parado al sol), no abrigar en exceso…
  • Hidratar bien: Ofrecer líquido y comida rica en líquidos con frecuencia (especialmente frutas y verduras). Hago aquí un inciso. En los lactantes, no es necesario más líquido que la leche. Si hace calor dale leche con más frecuencia. Un niño que toma pecho puede pasar el mes de agosto con 40º a la sombra sin mayor problema tomando sólo pecho. En este caso la clave es que la madre esté bien hidratada, y evitar la exposición al calor excesivo (a medio día, en verano, un bebé menor de 3 meses no debe estar en la playa, ni siquiera debajo de la sombrilla).
  • Ante la aparición de situaciones especiales como diarrea, y especialmente vómitos repetidos, acude a tu pediatra para que valore el grado de deshidratación y ponga el tratamiento adecuado lo antes posible.

Tratamiento de la deshidratación:

  • Lo primero, si es posible es corregir la causa. Si está pasando calor, quitarle ropa o llevarlo a un lugar menos caluroso. Si tiene vómitos o diarrea tratarlos…
  • En segundo lugar reponer la falta de líquido y, a veces, de las sales que acompañan ese líquido. Esto se puede hacer dando líquidos para que beba en los casos más leves. En los graves puede ser necesario introducir los líquidos directamente en sus venas (Rehidratación intravenosa).

Los sueros de rehidratación:

Hay que distinguir entre la pérdida de líquidos por sudor y cuando se produce a través del tubo digestivo. En el sudor se pierde fundamentalmente agua con sodio. A través del tubo digestivo (vómitos o diarrea) se pierde mucho menos sodio y más potasio que con el sudor. Y eso hace que los sueros adecuados para cada caso sean diferentes:

  • Bebidas para deportistas: Son adecuadas para reponer la pérdida de líquido por sudar demasiado. Pero aún así no son recomendables en niños menores de 2-3 años.
  • Sueros de rehidratación oral de farmacia: Son necesarios cuando los vómitos o diarrea frecuentes están causando deshidratación. Si un niño vomita un par de veces, o hace 2-3 deposciones de diarrea, no son necesarios. Pero cuando empieza a deshidratarse por vómitos o diarrea abundantes y muy repetitivos son la primera opción. Y si no consiguen corregir la deshidratación o el niño no los tolera hay que rehidratar con suero intravenoso. No deben usarse las bebidas para deportistas en esta situación. Estas bebidas aportan un exceso de sodio y poco potasio que pueden ser muy peligrosas en deshidrataciones graves.