Para los padres de niños que van por primera vez al cole y no paran de coger infecciones siempre surge esta preocupación: ¿Será que sus defensas no están bien?
Cuando tu hijo nació, en su sangre había defensas que le pasaron a través de la placenta. En los 4 primeros meses de vida casi no enferman (aunque tomen lactancia artificial), gracias a estas. El niño tiene defensas contra cualquier «bicho» que su madre haya pasado en su vida.
Desde los 5-6 meses, y especialmente desde que empieza a ir a la guardería (o si tiene hermanos mayores que van), empieza a enfermar con frecuencia.
A parte de otras muchas cosas, una guardería es el centro de intercambio de bichos por excelencia. Los niños que por encima de los 4 meses pasan a ser caldos de cultivo vírgenes para casi cualquier germen, se reúnen y se ponen al día: intercambio de cromos… Yo traigo un resfriado, yo una gastroenteritis, yo varicela…
No es que sus defensas estén mal. Es que hay más bichos que en la jungla. Y cuando no está peleando con uno, lo está haciendo con más de uno. Si pasa dos semanas sin tos, mocos, fiebre, vómitos ni diarrea, haced una fiesta y celebradlo.
Cuando un niño tiene las defensas mal se nota porque las infecciones que pilla se le complican:
Si pasa en 6 meses 20 resfriados, 2 amigdalitis, 3 gastroenteritis y una infección de oído es normal. Si pasa 1 resfriado y acaba ingresado por neumonía, unas anginas y acaba de nuevo ingresado con meningitis, entonces si tiene las defensas mal.
El primer caso simplemente ha tenido contacto con muchos gérmenes nuevos. Su cuerpo se ha defendido de ellos de forma adecuada en cuanto ha tenido noticias de que le estaban atacando y ha ganado todas las peleas una tras otra sin que le pusieran en peligro.
El segundo, a pesar de que posiblemente no fuese a la guardería y lo tengamos encerrado en casa, las pocas infecciones que ha tenido han sido capaces de superar a su sistema defensivo hasta el punto de necesitar ayuda del 7º de caballería para que no acabaran con él. Sólo en estos niños es útil hacer cosas para subir sus defensas.
Pero hay niños que parecen enfermar mucho menos que el mío
Lo que sí ocurre en muchos casos es que la experiencia de dos niños puede ser muy diferente. En una comunidad con contacto constante como un aula lo normal es que todos acaben pasando más o menos las mismas infecciones.
El problema es que no todos los niños las pasan igual. Hay quien un virus lo pasa con un par de estornudos y un ligero malestar. Y mientras hay otro que hace una fiebre de 39º que le dura 4 días y unos mocos y tos tan intensos que le hacen vomitar.
La mayoría pensaría que el segundo niño tiene las defensas mal. Pero es al revés, lo que le pasa es que responde a las infecciones de forma exagerada. Es decir, en realidad sus defensas se excitan más de lo necesario para responder ante cualquier mínima agresión. Evidentemente a este niño le demos lo que le demos para subir las defensas no va a funcionarle. Porque las tiene de todo menos escasas.