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Cuándo dar Antibiótico a un bebé o a un niño

Cuándo dar antibiótico a un niño o bebé

Un antibiótico no debe ser dado a un niño o bebé sin que lo prescriba el pediatra. Pero muchos padres se preguntan en qué nos basamos para hacerlo o no. Así que os lo voy a explicar.

¿Qué es un Antibiótico?

Un Antibiótico es un medicamento que mata bacterias y/o dificulta que se reproduzcan.

Por lo tanto lo usamos para ayudar a defenderse a un paciente que sufre una infección producida por bacterias.

No sirve para luchar contra infecciones causadas por otros gérmenes distintos, como hongos, virus, protozoos

¿Es malo dar Antibióticos a los niños y bebés?

Los Antibióticos on medicinas. Y como cualquier medicamento tienen efectos secundarios. Por eso no deben usarse más que cuando está justificado.

Un Antibiótico mata bacterias malas, pero también hay bacterias «buenas». Es imposible eliminar de forma permanente a las bacterias de nuestro organismo. En nuestra piel, muestras mucosas y en nuestro tubo digestivo hay y siempre habrá gérmenes.

Pero somos capaces de convivir con la mayoría de ellas. Estas bacterias con las que vivimos sin que nos agredan son las que llamamos «Flora Saprofita». La más conocida es la Flora Intestinal.

Cuando tomamos un Antibiótico dañamos a esa flora. A veces es necesario para defendernos de alguna bacteria agresiva que nos está haciendo daño. Pero tomarlo cuando no está justificado es hacer daño a las bacterias buenas con las que convivimos. Y eso significa dejar campo libre que puede ser ocupado por bacterias malas. No conviene hacerlo si podemos evitarlo.

Los Niños y los Bebés tienen una flora intestinal más débil que puede ser dañada con más facilidad cuando usamos Antibióticos. Por eso hay que justificar muy bien su uso.

Probióticos para evitar el daño de la flora si toma Antibiótico

Hay una forma de reducir el riesgo de usar Antibióticos sobre la Flora del niño. Y es acompañarlos siempre de un probiótico.

Hay varios tipos de probióticos:

  • Bacterias. Son bacterias de las que componen la flora buena de nuestro intestino. El problema es que darlas simultáneamente al antibiótico no sirve. Ya que si son sensibles a él, por mucho que las demos van a morir con la siguiente dosis. Son útiles tras finalizar el tratamiento antibiótico.
  • Hongos. Hay algunos hongos beneficiosos que forman parte de nuestra flora como el Saccharomyces Boulardii que son beneficiosos por dos vías:
    • Ocupa el espacio que cuando tomamos antibiótico puede ser ocupado por otro hongo muy perjudicial, la Candida Albicans.
    • Cuando el Saccharomyces se asienta en el intestino produce sustancias que seleccionan a las bacterias que crecen a su alrededor. Y da la casualidad de que escoge a bacterias que son buenas para nosotros.
    • Además no es sensible a los antibióticos por lo que puede darse ya durante el tratamiento antibiótico y servir como base para que luego se colonice con bacterias buenas.

Mi recomendación sobre cómo usar los Probióticos cuando damos un Antibiótico a un niño

  1. Usar el Antibiótico sólo cuando esté justificado y sea prescrito por un pediatra.
  2. Dar Saccharomices Boulardii durante el tratamiento Antibiótico.
  3. Dar un Probiótico Bacteriano tras acabar el tratamiento Antibiótico.

Criterios en los que nos basamos los Pediatras para dar un Antibiótico a un Niño o Bebé

Lo que hacemos es buscar la causa de la infección. Y sólo cuando es bacteriana indicamos el uso de Antibióticos.

Para averiguar esa causa:

  • Preguntamos cosas a los padres que pueden orientarnos sobre la causa de la infección. Es lo que llamamos Anamnesis. ¡Qué nombre más raro!
  • Exploramos al niño. Buscamos signos que nos indiquen cuál es el foco de la infección y cuando lo encontramos buscamos las características que nos dicen si puede ser bacteriano:
    • Placas de pus en la garganta.
    • Ruidos característicos al escuchar el pecho.
    • Ciertas lesiones de la piel.
    • Ciertas características de la diarrea.
    • Algunos tipos de supuración…
  • Pruebas complementarias:
    • No siempre está claro con la simple exploración si una infección es producida por bacterias. Cuando esto ocurre podemos completar la exploración con:
      • Analítica de sangre:
        • Sospechamos que es bacteriana cuando los Leucocitos están muy elevados o muy bajos con un aumento de un tipo concreto de ellos que lucha contra las bacterias (Neutrófilos o Polimorfonucleares).
        • Hay marcadores como la Procalcitonina o la PCR que suben en las infecciones bacterianas y no lo hacen cuando es un virus.
        • No está justificado hacerla simplemente por tener fiebre porque no es algo agradable para el bebé que le pinchen y en la mayoría de los casos podemos diagnosticar sin usarla.
      • Frotis faríngeo. Hay hoy en día pruebas que pueden detectarnos gérmenes concretos en el moco de la garganta en minutos. El más usado es para buscar al estreptococo piogenes.
      • Radiografía: Puede usarse por ejemplo para diagnosticar neumonías y según su aspecto nos orienta al posible causante. No es recomendable hacerlas con frecuencia porque sometemos al niño a una radiación que no es inocua. Pero en algunos casos puede ser necesaria.
      • Ecografía: Útil por ejemplo en cuadros como la Apendicitis, Abscesos
      • Punción lumbar: Se hace cuando se sospecha meningitis.
      • Analítica de orina: Cuando sospechamos que la causa sea una infección de orina podemos hacer dos pruebas:
        • Sedimento. Es una prueba rápida que nos dice si hay infección bacteriana (cuando suben leucocitos y nitritos en orina) o no.
        • Cultivo. Es más lenta, tarda lo que tarden los gérmenes en crecer en un caldo de cultivo hasta ser identificables. Varios días.
  • Cuando tenemos los datos necesarios para identificar la infección y tenemos pruebas que demuestran que es bacteriana indicamos el tratamiento con Antibiótico.
  • Un antibiótico que puede cambiar en cuál, en qué dosis y en cuánto tiempo en función de la causa. 

Criterios que No justifican dar un antibiótico a un niño o bebé

La Fiebre no es motivo para dar antibiótico.

Da igual lo alta que sea o cuántos días lleve con ella.

Hay gente que da el antibiótico cuando un niño lleva más de x días con fiebre o cuando sube de xºC de temperatura. Esto es una mala práctica. Una gripe por ejemplo puede causar fiebre muy alta y durar muchos días.

Pero en ella los antibióticos son inútiles.

El Moco Verde no es motivo para dar antibiótico.

Hay quien dice que cuando hay moco verde es porque hay una infección bacteriana y por tanto «Antibiótico al canto». No es así. A poco que tu hijo pase un invierno completo te darás cuenta de que el moco cambia de color con mucha facilidad, incluso durante un mismo día.

Es frecuente por ejemplo que un niño con un catarrro, que tiene moco claro durante el día, lo tenga espeso al despertarse por la mañana. Y que tras limpiarlo vuelva a ser claro durante el día.

En un catarro la causa es un virus, pero durante el día el moco sale porque el niño está de pie. Al fluir sale claro.

De noche, tumbado, el moco se retiene y da tiempo a que se espese y crezcan en el bacterias que no son la causa del catarro y ni si quiera son agresivas. Simplemente pasaban por ahí.

Dar antibiótico porque tenga fiebre y/o moco verdoso es una mala práctica si no hemos detectado cuál es la infección bacteriana causante.

Que el moco esté bajando al pecho no es motivo para dar antibiótico.

Hablamos de que el moco se ha bajado al pecho cuando un niño tiene bronquitis o neumonía. Detectamos que es así por el tipo de tos, auscultando el pecho del niño y a veces haciendo radiografías.

En las bronquitis la mayoría de las veces la causa es, de nuevo, un virus. Y por tanto es inútil dar antibiótico en ellas.

Hay bronquitis en cuyo origen sí puedes haber bacterias y en la mayoría de las neumonías son las bacterias las culpables. Pero no es algo que puedas diferenciar tú en casa. Por lo que toca que lo vea el Pediatra y sea él quien te diga si es adecuado o no tratar con Antibiótico.

Investigar la causa de una infección y pautar de forma correcta un Antibiótico es algo que sólo debe hacer un médico.

Porque sólo el médico tiene la formación, experiencia y herramientas necesarias para hacerlo de forma adecuada.