Cómo actuar en la transición de la comida de bebé a la comida normal.
Los niños a lo largo de su desarrollo pasan por una serie de cambios, a veces muy rápidos que pueden suponer un reto para los padres.
El paso de la comida de bebé a la normal, es a veces uno de esos retos.
Si ha empezado a probar vuestra comida y ha decidido que ya está bien de tomar potitos insípidos, es frecuente que en pocos días pase de comer bien a rechazar su comida. Cuando esto ocurre, es fácil que empiece a pedir comida de la vuestra y a comer más veces pero cantidades más pequeñas. Ha descubierto que no todos los alimentos saben igual y los hay con sabores mucho más llamativos.
Pero al mismo tiempo esos alimentos suelen ser más trabajosos. Por lo que es normal que tarde más en comer y se canse. Necesita tomar más veces al día en cantidades más pequeñas. Ante eso podemos pelearnos para que siga tomando potitos unos meses más. Eso a costa de que empeore su relación con la comida. No es buena idea.
Os recuerdo aquí lo que para mí son los objetivos que los padres deben tener en la introducción de la alimentación. Lo hacemos bien si:
– El niño tiene una evolución de peso y talla dentro de lo normal.
– Está sano.
– Tiene una dieta variada para lo que corresponde a su edad.
– Su relación con la comida es buena.
Si no cumplimos el último punto, más tarde o más temprano, se resienten todos los demás.
«Más valen dos cucharadas con gusto, que tres peleando.»
Mejor os aconsejaría lo siguiente:
– Evitad el picoteo. Si prefiere vuestra comida y os la pide, ponedle ya a comer con vosotros y dadle de lo que comáis aquello que pueda masticar con más facilidad.
– No le ofrezcáis fuera de las comidas nada que no sea agua.
– Si ha comido poco de lo vuestro, intenta completar con algo de triturado. Pero sin pelearse. Es preferible que tome poco con gusto que poco más, peleando. Piensa, que a la larga (que es lo importante) cuanto más peleemos con la comida, peor comerá, porque habremos hecho de ella algo desagradable.
– Completad con los lacteos, pero intentando no aumentar demasiado la cantidad que toma. Si momentáneamente aumentan tampoco es una catástrofe. Pero después conviene que vayáis reduciendo hasta no superar demasiado el medio litro.
– Intentad, pero sin agobios, que su dieta sea lo más variada posible. A fuerza de probar un día tras otro. Pero no de pelear un día tras otro.
¿Qué no hay que hacer?
– No hagáis de cada comida una guerra.
– No os resignéis a que la restricción de ciertos alimentos acabe siendo definitiva. Si rechaza algo, unos días después, jugando, y entre alimentos que si acepta, intentad reintroducir el alimento rechazado. Sin expectativas y sin agobios. Y retirándolo en cuanto nos dé muestras de rechazo para continuar con lo que sí quiere. Pero con la intención de volver a probar en otra ocasión.
– No ofrezcáis comida fuera de las comidas cuando no la pide.
Os recuerdo que a veces al hacer esta transición, puede aumentar el número de tomas de comida pero con cantidades menores. Ya que son alimentos que toma y digiere con más trabajo.