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Falta de Leche Materna

Momentos más frecuentes en que puedes tener la duda de si Falta Leche Materna

La Falta de Leche Materna es una de las preocupaciones que aparecen antes o después si das el pecho. ¿Cómo saber si es verdad y cómo actuar si es así?

Ser madre es una situación nueva en la que es fácil que aparezcan inseguridades. Cuando se está dando leche materna, como es algo que no puedes cuantificar aparecen dudas con bastante frecuencia.

Hay muchos planteamientos frente a esas dudas. Hay quien dice que si das a demanda no te preocupes, porque el pecho siempre funciona bien haciéndolo. Pero la experiencia me dice que lo que entienden las madres por dar el pecho a demanda varía de unas a otras. Y además sé que luego el enfoque de las dudas es diferente según la situación en la que surgen. Por eso quiero hacer este artículo desde un enfoque diferente. Quiero hablar de las situaciones en las que suelen aparecer las incertidumbres sobre si el pecho está produciendo la leche que el bebé necesita y cómo suelo responder a las madres en cada una de esas situaciones.

Los momentos más frecuentes en los que cualquier madre se plantea que tal vez le falta leche materna para alimentar a su hijo son:

– En los primeros días.

– En las crisis de crecimiento.

– Si el bebé gana poco peso.

– Cuando el pecho se adapta al efecto de las hormonas que regulan la producción de leche materna.

– Cuando empieza a trabajar y no se puede mantener el pecho a demanda.

– Una vez instaurada la alimentación complementaria.

En los primeros días tras el nacimiento

Esto es casi constante, incluso en las madres con experiencia previa dando el pecho, todas en algún momento se plantean si su pecho está produciendo todo lo que necesita el bebé.

La mayoría dudan de que el pecho haya sufrido los cambios necesarios para pasar de no producir nada a hacerlo en la cantidad necesaria para que el bebé no tenga carencias.

Hay que entender dos cosas:

– En realidad tu pecho lleva produciendo leche materna desde hace muchas semanas antes de que el niño nazca, pero está produciendo calostro. Es una leche muy concentrada en nutrientes y pobre en líquido. Pero esa falta de líquido no es un problema. Ya que cuando nacen a todos los bebés les sobra agua. Han estado sumergidos en agua durante todo el embarazo. La mayoría pierden peso (es normal hasta un 10% del peso que tenían al nacer, si lo supera, consulta a tu pediatra), lo que eliminan es un exceso de agua que era normal cuando estaban sumergidos pero no necesita ni puede retener una vez que vive en un medio seco. Por tanto lo que necesita que se le aporte es nutrientes concentrados. Eso es el calostro.

– Para que funcione y tengas cantidad suficiente de alimento la clave es que vacíe el pecho con frecuencia. Entendemos por frecuencia que le ofrezcas el pecho cada vez que lo veas activo. Y si no se despierta de forma espontánea que hagas por despertarle y ofrecerle no dejando más de 2-3 horas durante el día ni más de 4-5 horas durante la noche. En bebés prematuros puede ser necesario hacerlo aún con más frecuencia, no dejando más de 2 horas ni de día ni de noche.

Pero ¿Y si no funciona? Entendemos que no funciona cuando a pesar de hacer esto el niño no para de llorar ni siquiera cuando le ofrecemos el pecho y cuando la pérdida de peso de los primeros días supera ese 10-12% que consideramos normal.

Esto a veces ocurre a pesar de hacer las cosas bien. Pero es más frecuente porque no las estemos haciendo. En muchos casos es porque no estamos ofreciendo realmente el pecho con frecuencia porque «lo veo dormido y me da pena despertarlo» o «yo le doy a las 3 horas, pero si me pide antes le pongo el chupe, le doy manzanilla, lo acuno y se duerme…», «no hay forma de despertarlo…» En estos casos debes entender que a demanda no significa cuando llore, sino ofrecer y ofrecer y ofrecer cada vez que lo vemos despierto. Debes comprender que si llora a los 5 minutos de darle o en cuanto lo separas de ti, lo que debes hacer es volver a ofrecerle y que si se calla al hacerlo es que necesitaba tomar de nuevo.

Pero a veces lo hacemos todo «bien» y sin embargo pierde más peso de la cuenta y llega un momento en que realmente cuesta que se agarre al pecho. Cuando esto ocurre es importante entender que suplementar a tiempo y de forma adecuada puede ser la mejor forma de conservar la lactancia. Los bebés en los primeros días si no se alimentan se debilitan con mucha facilidad. Si esto ocurre entras en un círculo vicioso en el que como está débil no come bien lo que le debilita más… La forma de romper esto es suplementar. Hacerlo y que el bebé se refuerce, pero manteniendo la lactancia materna es posible. Busca un profesional que te apoye y controle la evolución del proceso. Con la ayuda necesaria se puede recuperar el estado nutricional del bebé y mantener la lactancia materna.

En las crisis de crecimiento

Suele decirse que cuando el pecho se va ajustando a lo que el bebé necesita y él va dominando la técnica de extracción las tomas empiezan a espaciarse poco a poco.

Pero cuando todo iba a ese ritmo, a veces un día el bebé empieza a pedir con mucha más frecuencia y ansiedad. Es lo que llamamos crisis de lactancia. A veces de debe a una reducción momentánea de la producción de leche (porque has espaciado las tomas algo más de lo debido, porque el bebé ha necesitado dormir más o ha estado enfermo y ha comido menos…) y otras a un crecimiento del bebé que hace que necesite más alimento.

Sea un caso u otro lo que notas es que pide el pecho con más frecuencia. Dáselo. Al hacerlo aumentará la producción de leche ajustándola a lo que el niño demande. Si de verdad lo haces lo normal es que tras 2-3 días de tomas más frecuentes vuelva a su ritmo habitual.

Si el bebé gana poco peso

Aquí lo esencial es entender ¿Qué es poco peso?

– Menos de lo que ganaba antes. Eso es normal. Las primeras semanas pueden ganar 150-200 gramos por semanas. Algunos mucho más. Pero después lo normal es que esa ganancia vaya bajando poco a poco. Por eso son «curvas de peso» no «líneas rectas de ganancia de peso». Conforme un bebé crece, cada vez lo hace más lentamente. Lo importante es si esa reducción ocurre en un niño sano que come tranquilo o en un niño irritable, débil o con otros signos de enfermedad.

– Por debajo de la media. La mitad de los niños está por debajo de la media en las gráficas de percentiles de peso y talla. Es una cosa puñetera que tienen las matemáticas. La mitad de los niños sanos (las tablas se hacen con sanos) está por debajo de la media. Pero es que en percentiles mucho más bajos pasa igual. Un 5% de los niños sanos está por debajo del percentil 5. Si el tuyo está sano y está ahí no hay que hacer nada.

Pero hay casos en los que la ganancia de peso se frena y va perdiendo percentiles acompañado de malestar o debilidad en el bebé. ¿Qué hacer en ese caso? Lo primero es buscar causas diferentes a una falta de leche materna. En la mayoría de los casos la falta de leche llega después, cuando el bebé deja de vaciar el pecho porque algo (una infección, una intolerancia, un problema de reflujo o gases…) ha hecho que no pueda comer bien. Y para recuperar la producción de leche ofrece el pecho con más frecuencia. En la mayoría de estos problemas las molestias aparecen interrumpiendo la toma tras unos primeros minutos en los que el hambre es más fuerte que el dolor. La solución para que se alimente bien mientras resolvemos la causa del problema es que tome más veces aunque interrumpa la toma antes.

Cuando el pecho se adapta al efecto de las hormonas que regulan la producción de leche

Al principio el pecho no está acostumbrado al efecto de la Prolactina. Esta aumenta el riego de sangre en el pecho y se inflama. Es un efecto añadido al aumento de producción de leche.

Pero semanas antes o después llega el momento en que la Prolactina ya no genera inflamación y el aumento de riego de sangre no es tan llamativo. Entonces muchas madres notan que el pecho ya no se llena tanto como antes y surgen las dudas sobre si estará reduciéndose la producción de leche.

No es así en la mayoría de los casos, porque junto a ese cambio aparecen otros:

– El bebé tiene ya más fuerza y más experiencia vaciando el pecho. Hasta el punto de que tomas que antes duraban 20-40 minutos se pueden reducir a 2-5 minutos.

– La ausencia de inflamación y el tiempo que lleva ya la leche saliendo por los conductos hace que la salida sea más fácil.

Lo que notamos es que el bebé está bien y que no llora de hambre como sería de esperar si realmente estuvieses produciendo menos leche. Que esas extrañamente cortas tomas no se interrumpen con llanto de desesperación porque no consigue sacar lo que necesita, sino porque una vez sacado (a veces en pocos minutos) está tranquilo y o se duerme o se entretiene con cualquier cosa.

Cuando son circunstancias ajenas al pecho las que reducen la frecuencia de las tomas

No me refiero aquí a situaciones como infecciones ya tratadas arriba. Sino a otros cambios que pueden llegar para quedarse. Los más frecuentes son:

– Incorporación de mamá al trabajo.

– Introducción de la alimentación complementaria.

Es frecuente que vayan ambos de la mano. El resultado es que el pecho pasa a vaciarse menos, sea porque no está cuando el bebé lo busca o porque lo busca menos al recibir otros alimentos que cubren parte de sus necesidades.

Esto son cambios que tenían que llegar. Podemos hablar de lo poco razonable que es la duración de la baja maternal… Cosa que ya hago en otro artículo.

Pero sea como sea la duda de muchas madres es. ¿Podré realmente seguir aportando con mi pecho la cantidad de leche que mi hijo necesita? ¿O necesitaré ofrecer otros lácteos diferentes a la leche materna?

Como hemos dicho en este artículo la leche materna aumenta si se vacía con más frecuencia el pecho y se reduce cuando no es así. Es evidente que una reducción del vaciado va a bajar su producción. Pero no va a eliminarse mientras siga vaciándose, se va a ajustar.

En ese sentido la clave para poder mantener la lactancia como fuente de leche exclusiva depende de la frecuencia y regularidad con la que puede seguir ofreciéndose el pecho y el interés del niño en seguir tomándolo.

Hay madres por ejemplo que tienen trabajos que implican separarse de su hijo durante periodos de muchas horas o varios días (guardias médicas, comerciales que viajan mucho…). En estos casos es en los que se hace más difícil mantener la lactancia. Existe la posibilidad de usar el sacaleches cuando no estás con el bebé y conservarla para que quien cuida del bebé pueda dársela en tu ausencia, pero depende mucho de las circunstancias realistas de cada trabajo que eso sea o no posible.

Si tienes un horario más razonable en el que tu separación del bebé es de 7-8 horas al día como mucho se puede mantener perfectamente la lactancia en las horas en las que sí estás con él y con 3-4 tomas diarias de pecho (de las que varias pueden ser junto con otros alimentos) la mayoría de niños cubre sus necesidades de leche.

Espero haber cubierto la mayoría de situaciones y dudas. Pero como regla esencial si te surgen dudas de si falta leche materna en otra circunstancia:

Mira a tu bebé, ¿él está bien? Seguramente tiene leche suficiente.

¿Parece que no está bien? Intenta ofrecer el pecho con más frecuencia.

Si con eso no mejora, consulta a un asesor de lactancia en quien confíes.

Otros artículos donde puedes encontrar información complementaria:

AlbaLactancia

CrianzaNatural