La primera semana de septiembre ha sido para muchos niños la primera vez que les llevaban a la «guardería».
Como en todos los cambios significativos de un niño, habréis notado algunas reacciones. Cada niño tiene las suyas, pero hay algunas que son más frecuentes.
Sé que cuando se habla de guardería, hay gente que simplemente dice: Yo nunca lo llevaré. Irá al colegio cuando ya no haya más remedio.
Pero para muchas familias no hay más remedio que llevarlo a la guardería. Así que lo que no voy a hacer es juzgar la decisión de ningún padre cuyas circunstancias no conozco. Ya se encarga de bombardear a los padres algún voluntario siempre.
En ese aspecto un consejo: Hagáis lo que hagáis en la crianza de vuestro hijo, siempre habrá quien os critique. Y por algún extraño motivo, los hay que siempre critican cuando sois más vulnerables. El comienzo la escolarización es uno de esos momentos. Porque es siempre un cambio duro. Es la primera separación seria de vuestro hijo en la mayoría de los casos. Y habitualmente no lo llevan bien ni padres ni hijos.
Consideración aparte, y para que estéis preparados, es muy frecuente:
– Evidentemente, que el niño llore los primeros días. No es agradable. De hecho el porcentaje de padres que salen por la puerta llorando no es menor del de niños que se quedan.
– Muy probablemente, comerá peor durante un tiempo (varía según el carácter del niño y cómo se adapte). Tienden especialmente a comer peor aquellos cuyos padres más preocupados están por el tema.
– Tolerará mucho peor separaciones mínimas. Querrá estar siempre con vosotros, preocupándose simplemente si salís de la habitación.
– De lo anterior se deduce que si dormía sólo, empeorará el sueño con más dificultades para dormirse y más tendencia a las pesadillas y a llamar durante la noche.
Consejos:
La gran mayoría de las guarderías tienen hoy día períodos de adaptación. Consisten básicamente en ir aumentando progresivamente el tiempo de estancia del niño en la guardería. Algunas incluyen la estancia de los padres en el interior de la guardería (ideal cuando se puede). Para que el niño vincule a las cuidadoras de la guardería con los padres. Pero no siempre es esto posible (depende de las capacidades de espacio y organizativas de la guardería. Si lo ofrecen y podéis, haces uso de ese período de adaptación.
Sed muy comprensivos con los cambios descritos arriba. Vuestro hijo está adaptándose a un cambio muy radical en su vida. Llevad esos cambios con paciencia y sin modificar mucho la forma en la que hacéis las cosas. A veces intentar compensarlos nos lleva a problemas aún mayores. La forma más adecuada de ayudarle es mostrarle nuestro afecto de forma clara.