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Masajes para el bebé con cólicos del lactante

Masajes para el cólico del lactante

La Fisioterapeuta Lorena Gutiérrez Fernández, autora de FisioByM.com nos explica cómo dar masajes a los bebés con cólico del lactante.

Los cólicos del lactante son, sin duda, uno de los procesos más temidos por padres y madres de bebés desde su nacimiento. Lo más frecuente es que aparezcan en los primeros meses de vida del bebé, disminuyendo la probabilidad de padecerlos a partir de los 4 meses. Se caracterizan por el llanto intenso e inconsolable del bebé sobre todo a última hora del día y, diría yo también, por la impotencia y frustración de sus padres al no saber cómo consolarle.

Para entender el cólico del lactante lo primero que necesitamos es una dosis de asertividad, es decir, pongámonos en la piel de nuestros bebés. Los adultos sabemos lo difícil que es definir un dolor. Cualquier sensación subjetiva es muy personal, y el ponerle adjetivos puede ser una tarea ardua. Si nos han preguntado alguna vez “en una escala del 1 al 10, puntúa tu dolor” o “¿qué tipo de dolor sientes?: punzante, quemante, etc.”, sabremos lo difícil que es puntuar o describir una sensación dolorosa. Como Fisioterapeuta, estoy muy familiarizada con el dolor (ajeno en este caso) y con la dificultad que supone para el paciente definir algo tan personal como es el dolor, y para mí llegar a entender lo que la otra persona está sintiendo.

Volvamos a nuestros bebés, y pongámonos en el lugar de un ser que acaba de llegar al mundo (hace días o semanas), con un sistema digestivo inmaduro y que se ve expuesto a una cantidad de estímulos que a veces no es capaz de asimilar. Imaginemos por un momento que sentimos un dolor de tripa intenso, al final del día que es cuando más cansados estamos, y que no pudiésemos comunicar lo que nos está pasando con palabras. ¿Qué haríamos para comunicarnos?: ¡llorar!. Y si a nuestro alrededor percibo que cuando más lloro y más me duele, se genera más nerviosismo y ansiedad ¡llorar aún más!. Lógicamente, un papá o mamá que ve a su bebé llorar no puede quedar impasible, pero sí observar su reacción y tratar de mantener la calma sabiendo que su bebé se está sano y lo que le está pasando es una etapa más de su maduración.

Como papás nos preguntaremos “¿y podemos hacer algo para ayudarle?”. La respuesta es “¡claro que podemos!”. Cómo os decía más arriba, lo primero es la asertividad, ponernos en la piel de nuestro bebé, y trasmitirles que estamos ahí y que les vamos a ayudar. El masaje nos puede ayudar tanto desde el punto de vista físico como desde el punto de vista emocional. Ayudará a nuestros bebés a relajarse, a sentirnos cerca y estar menos irritables. Pero no sólo tiene beneficios para nuestro bebé, sino que también nosotros disfrutaremos de sentir la calidez de nuestros pequeños. Y por supuesto, será muy reconfortante saber que está en nuestras manos poder ayudarle. Mi recomendación personal y profesional es acudir a cursos o talleres específicos de Masaje Infantil, donde un profesional pueda enseñarnos toda la rutina de masaje para todo el cuerpo, no sólo la del abdomen.

El masaje siempre deber realizarse en un momento del día en el que el bebé esté tranquilo (nunca en plena crisis). Siempre empezamos por la maniobra llamada “manos que reposan”, que consiste en simplemente (o no tan simplemente) en colocar nuestras manos sobre el abdomen de nuestro bebé. Muy probablemente, si el bebé ha padecido cólicos recientemente, rechace el contacto o flexione brazos y piernas manifestando su incomodidad. Debemos ser receptivos y saber que el bebé necesita tiempo para relajarse y entender que le vamos a ayudar. Puede ser que durante varios días sólo podamos poner las manos sobre su abdomen y nada más.

El masaje realizado por los papás es un perfecto complemento para el tratamiento de Fisioterapia u Osteopatía que haga el profesional. Los bebés tienen una gran capacidad de recuperación, por lo que suele ser suficiente con 2-3 sesiones de tratamiento. En estas sesiones se identifican las zonas que están en tensión y se aplican maniobras específicas para relajarlas. El terapeuta nos indicará en qué puntos debemos incidir a lo largo de la semana para seguir ayudando a nuestro bebé.

Además del masaje, tenemos más recursos para que nuestro bebé nos sienta cerca, minimizando su estrés o sobrestimulación. El portear a nuestro bebé, en un portabebé ergonómico que respete la posición fisiológica del bebé y reparta el peso adecuadamente en nuestra espalda. De hecho, hay estudios que demuestran los beneficios del piel con piel, y por otra parte se ha sugerido que los bebés porteados sufren menos cólicos del lactante ya que la posición vertical favorece la expulsión de gases, y el calor que les trasmitimos con nuestro cuerpo les calma a nivel digestivo. Al igual que con el masaje, hay que ser observadores y buscar el momento más adecuado ya que, si nunca hemos porteado a nuestro bebé, tendremos que empezar progresivamente y siempre fuera de las crisis de llanto-dolor.