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No vacunar también tiene efectos secundarios

Efectos secundarios de Bexsero, ¿qué hay de cierto en lo que se dice?

¿Vacunar o no vacunar? Una de las dudas que más preocupa a muchos padres. Es un debate abierto en torno al miedo. Porque todos queremos lo mejor para el niño.

Cuando se habla de este tema no presupongo que haya buenos y malos. A priori pienso que todos los padres y profesionales que cuestionan la seguridad de las vacunas son buenas personas. Y lo mismo opino de los padres y profesionales que defienden la vacunación.

Tampoco creo que sea una lucha entre ignorantes y sabios.

Las vacunas son una de las intervenciones sanitarias con mayor protagonismo en Salud Pública. Y todo es cuestionable. No es extraño que se haga con ellas.

Cuando hablamos de salud tenemos siempre que gestionar el miedo. Y por supuesto, como queremos lo mejor para los niños, tenemos miedo a equivocarnos. No tenerlo sería propio de inconscientes.

Pero a veces el miedo nos lleva a pensar que no hacer nada es la mejor opción. Simplemente porque nos paraliza y parece que “no decidirnos a hacer” equivale a retrasar la decisión.

En Salud todos quisiéramos escoger entre lo bueno y lo malo. Y por supuesto cogeríamos lo bueno, desechando lo malo.

Pero creo que nunca es esa la elección. Habitualmente en Salud escogemos entre lo Malo y lo Menos Malo.

Por supuesto que las vacunas tienen efectos secundarios.

Todo lo que hacemos lo tiene. Y si quieres conocerlos no tienes más que leer el prospecto de las vacunas.

A todos nos preocupa la seguridad de las vacunas. Son muchas las vacunas que han sido eliminadas antes de llegar al mercado porque no cumplían nos niveles de fiabilidad exigidos.

El efecto secundario más frecuente es…. Ninguno. Es decir, la gran mayoría de los niños que se vacunan quedan protegidos frente a la enfermedad para la que se creó y no presentan ningún efecto negativo detectable.

Algunos presentan fiebre o inflamación… Y dependiendo de la vacuna se pueden presentar otros efectos secundarios, que como te digo aparecen en el prospecto.

Siguiendo la teoría de la conspiración, si un laboratorio detectase un efecto secundario importante, por su frecuencia y su gravedad, y lo ocultase, estaría cometiendo el error más estúpido de su historia. Antes o después se haría evidente que generaba un perjuicio y acabaría pagando en demandas judiciales mucho más de lo que podría ganar vendiendo la vacuna.

Para que una vacuna sea aprobada y se mantenga en el mercado, debe demostrar su seguridad y el balance entre los efectos secundarios (por su frecuencia y gravedad) y los efectos de la infección que pretende prevenir debe ser clarísimo a favor de la vacunación.

Pero no olvidemos que No Vacunar También tiene efectos secundarios.

No vacunar puede permitir que una infección se extienda como siempre lo hizo y alcanzar los niveles que tenía antes de la Vacunación. Con los efectos sobre la salud que tuvo históricamente.

Y el problema es que tenemos mala memoria. Nos asusta lo que hay ahora (las vacunas) y hemos perdido el miedo a lo que hoy en día no vemos (las infecciones). Tal vez por eso cuando surgen infecciones nuevas de las que asustan, como el Ébola, hay poca controversia y casi todos queremos una vacuna efectiva lo antes posible.

Esas infecciones de las que protegen las vacunas sí que daban miedo. Lee la lista de efectos secundarios de la vacuna, multiplica su gravedad y frecuencia y tal vez te acerques a lo que puede hacer la infección.

¿Tendremos que volver a verlas y sufrirlas en nuestros hijos para que recordemos porqué se empezaron a desarrollar las vacunas? El tiempo lo dirá.

Mientras tanto, el esfuerzo por hacer que las vacunas sean cada día más seguras debe seguir. Mientras tengan efectos secundarios es que son mejorables y ahí debemos trabajar.