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Repelentes de piojos

Repelentes para piojos, funcionan o no?Repelentes de piojos. ¿Funcionan o no? Ese producto maravilloso con el que sueñan todos los padres en algún momento de la infancia de sus hijos.

Como en casi todo lo que preocupa mucho a los padres hay montones de soluciones que supuestamente resuelven el problema de los piojos.

La realidad es que sí disponemos de productos para eliminarlos. Y hay varias opciones efectivas. El problema es que son insectos vivos y se desplazan con facilidad para buscarse la vida. Con lo que no basta con eliminar los piojos de nuestro hijo. Mientras alguien de su entorno siga teniendo, los piojos pueden volver una y otra vez.

Ante esa realidad la pregunta que asalta a todos los padres es: ¿No hay repelentes de piojos efectivos?

Como dirían algunos: «haberlos, los hay, otra cosa es que funcionen».

Vamos a lo concreto. Los piojos son insectos, y como tales, al ser seres con capacidad de moverse, se adaptan a su entorno. Parte de esa adaptación consiste en huir de aquello que asocian a una situación de peligro. Todos los animales tenemos sustancias que por su olor o sabor nos producen rechazo.

En los piojos se ha visto que hay algunas de esas sustancias que no les resultan agradables, como el famoso extracto de árbol de te, el de geranio, le limón o de lavanda y el N-acetil-N-butil-beta-alaninato de etilo. Éste último es un producto químico bien tolerado que forma sobre el pelo una película de protección que repele a los piojos con más fuerza que los extractos de plantas.

¿Por qué en muchos casos los Repelentes de Piojos no funcionan?

Los repelentes de piojos generan rechazo a este bichito. Pero nada odia más el piojo que pasar hambre o ser exterminado. El suyo para la supervivencia es un problema simple: Se reproduce mucho, pero si su número aumenta se hace tan llamativo que nadie le libra de ser sometido al tratamiento de eliminación. Y como decimos estos tratamientos funcionan.

Su oportunidad de seguir sobreviviendo como especie es saltar de cabeza en cabeza con frecuencia en cuanto aumentan su número. De forma que ocupen tantas cabezas como sea posible.

Si en una clase hay 25 niños y aparece uno con piojos, en pocas semanas todos podrían tenerlos. Sin aplicar ningún tipo de repelente de piojos, habrá niños que los sufren con muy poca frecuencia y otros que parecen un imán. Y es que hay ciertas sustancias que producimos que pueden actuar como repelentes o a tractores naturales para estos insectos.

Los repelentes de piojos suelen funcionar cuando en una clase hay pocos niños que los usen. Pero si su uso es la norma, pierde efectividad. En su afán por buscarse la vida los piojos irán saltando de cabeza en cabeza. Si les es posible buscarse la vida evitando al niño que tiene repelente lo harán, como nosotros evitaríamos vivir en un piso a pie de un vertedero. Pero cuando la necesidad apremia se vuelve uno menos selectivo, de modo que si en una clase son pocas las cabezas libres que quedan y encima son las que usan repelente, pues no queda otra. Aunque sea con la «nariz tapada» acabarán ocupando esa cabeza.

¿Usar el tratamiento eliminador de para piojos como repelente?

No.

Muchos padres me comentan que usan los tratamientos para eliminar piojos a modo de prevención. Lo hacen con dos planteamientos:

  • Uso el tratamiento para eliminarlos a dosis baja para que actúe como repelente. La idea no es absurda. Si esto mata a los piojos, no es raro que acaben aprendiendo a huir de él. Pero el problema es que no funciona y que además usar algunos tratamientos como prevención a dosis bajas está haciendo que los piojos se acostumbren a ellos y pierdan efectividad cuando por fin lo necesitamos.
  • Aplican el tratamiento cada cierto tiempo para acabar con los piojos, aunque no los vean. Por si acaso. El problema es que estos tratamientos no son inocuos y sólo se justifica usarlos cuando realmente hay piojos.

Sé que puede ser desesperante, pero la realidad es que estos «trucos» no funcionan.

Lo único razonable es:

  • Buscarlos como una rutina más de higiene, de modo que los detectemos lo antes posible si están.
  • Tratarlos cuando efectivamente los hay.
  • Como repelente, usar sólo repelentes para piojos con la esperanza (pero no la seguridad) de que prefieran otras cabezas a la suya.
  • Mi recomendación principal es que en un colectivo, si queremos mantener a raya de forma efectiva a los piojos, debemos tratar todos los casos a la vez, o irán saltando de cabeza en cabeza todo el curso. Los piojos no se coordinan (no lo necesitan). Pero los padres sí pueden coordinarse.