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Segundo mes de embarazo (II), cafeína ¿Si o No?

Embarazo y cafeína

El consumo de cafeína es tan cotidiano que normalmente no la consideramos adictiva y/o tóxica, pero lo es, está presente principalmente en el café, té, chocolate, refrescos de cola, bebidas energéticas y algunos medicamentos. La taza de “energía matutina”, con su rico aroma y sabor, produce esta sensación porque la cafeína es un estimulante moderado del sistema nervioso central.

Sus efectos van desde el aumento de la actividad cerebral, atención y concentración hasta el nerviosismo, irritabilidad, insomnio, arritmias, etc., crea dependencia física y según cada persona y su dosis de consumo habitual, dejarla de golpe puede producir síndrome de abstinencia (irritación, cansancio, somnolencia e incluso depresión o ansiedad) que desaparece en unos días.

Con respecto a las consecuencias del consumo habitual en dosis exageradas, se pueden encontrar diversidad de opiniones, probablemente porque la cafeína es uno de los productos más consumidos en el mundo, y a la hora de establecer conclusiones hay estudios basados en grupos de personas con características totalmente opuestas e interrelacionada con múltiples afecciones. De entre los efectos sobre los que parece que hay unanimidad, aquellos que pudiesen estar relacionados con problemas en el embarazo, son: molestias estomacales, llegando a favorecer las ulceras gástricas, la anemia del hierro e incluso hay estudios que la asocian a nacidos prematuros y riesgo de aborto.

Para eliminarla de nuestro organismo, sigamos con una taza de café, podemos necesitar entre cuatro y seis horas, si bien en el caso de las embarazadas, el tiempo para metabolizarla será mayor pudiendo llegar hasta 15-18 horas. Además se sabe que la cafeína atraviesa la placenta y el bebé no la metaboliza muy bien, pudiendo afectar a su correcto desarrollo.

En resumen, después de todo lo expuesto, la conclusión es fácil: como norma habitual moderación en el consumo de cafeína y especialmente durante el embarazo, en el que habría que reducir su ingesta todo lo que se pueda. Aprovecho para recordar que al igual que cualquier otro estimulante, no es necesaria en la dieta ya que no contiene ni añade ningún valor nutritivo y es adictiva.

Realmente, el contenido de una taza de café no resulta significativamente pernicioso a largo plazo, pero nuestro consumo total de cafeína es la suma de los alimentos que la contienen, y muchos no detallan en sus envases la cantidad, por lo que resulta difícil saber el consumo diario real. Dado que, de haberlos, los síntomas de abstinencia desaparecen en unos algunos días, al conocer la confirmación del embarazo debes controlar y reducir el consumo de cafeína, la alegría de la buena noticia te ayudará y posteriormente, como poco, agradecerás no sumar su efecto diurético.

En resumen, que una embarazada tome una taza de café o productos que contienen cafeína en pequeñas cantidades, no es perjudicial para el embarazo ni para el desarrollo del bebé, pero mucho mejor es sustituirla por leche, agua y zumos, que serán beneficiosos.