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La Crianza Natural

Crianza natural, recordar de donde venimos

La crianza natural es una forma de cuidar y educar a sus hijos escogida por muchos padres, con sus ventajas y condicionantes. Esta es mi opinión sobre ella.

La Crianza Natural es una teoría que se basa en el estudio de la forma de criar a los niños en primates y otros animales, lo que se supone que debió ser en las poblaciones prehistóricas de humanos y en otras culturas distintas a la occidental.

Postulan que la forma actual de criar niños en los países occidentales es muy diferente a la de otras culturas y a la que la especie humana realizaba en sus inicios. Y que muchos de los problemas que surgen en la crianza son fruto de una forma de hacerlo que va en contra de las necesidades biológicas del niño.

Puntos principales en la práctica de la Crianza Natural

  • Lactancia materna a demanda de día y de noche y hasta la edad que en niño la solicite (habitualmente entre los dos y cuatro años, algunos más).
  • Colecho. El niño duerme con la madre o con los padres hasta que prefiera dormir sólo por propia iniciativa (entre los 5 y 10 años).
  • Mantener durante todo el tiempo posible el contacto íntimo entre el niño y la madre (habitualmente hasta los 3 años al menos).

Otras cuestiones en las que insiste esta opción pero que no incluyo dentro de sus puntos principales porque yo no considero que sean propias de ella, sino de cualquier teoría educativa decente:

  • Quered a vuestro hijo tanto como podáis, procurad desde un principio que sepa que lo queréis y lo respetáis.
  • La mayoría de los problemas que tenemos con los niños son porque no les entendemos. No porque tengan la intención de hacernos la vida imposible.
  • Hacer daño a un niño nunca es una herramienta educativa adecuada.

Reivindicaciones desde la crianza natural

El abandono de estos principios en la cultura occidental se ha defendido por parte de supuestos expertos que no aportaban ninguna prueba de que mejorasen en nada la calidad de vida ni de padres ni de hijos, y en muchos casos amenazando a los padres con graves consecuencias para sus hijos si mantenían este tipo de crianza. Amenazas que no tenían ningún fundamento.

Afirman que muchos problemas de la cultura occidental, que no son tan marcados en otras culturas, ni lo eran en la antigüedad son fruto de criar a los niños en unas condiciones que van en contra de sus necesidades biológicas y afectivas

Sería necesario ampliar la baja maternal hasta los 3 años para no impedir a las madres trabajadoras la posibilidad de realizar una crianza adecuada de sus hijos.

Puntualizaciones a la crianza natural

(Esto son opiniones mías)

Hasta que en España se consiga que la baja maternal dure los 3 años necesarios para hacer una adecuada crianza natural (en realidad sería lo deseable para una adecuada crianza sin más), hay muchas madres para las que aplicar este sistema resulta imposible.

Del mismo modo que no había fundamento para las amenazas que algunos pseudo expertos usaban para ir en contra de la crianza natural, tampoco veo adecuado que se plantee a las madres que no aplicarla genere graves problemas a sus hijos. Porque al igual que en las amenazas de los “expertos” citados, no es cierto.

Las opciones que algunos defienden (basadas en el conductismo, que es una forma de modificar una tendencia inconsciente), no son más que intentos de facilitar la adaptación de algunos niños a un sistema de vida que no es el idóneo ni para niños ni para adultos. Hay muchas formas de conseguir esa adaptación. Ciertas formas de conductismo usadas, por ejemplo para enseñar a los niños a dormir solos, son muy criticadas por los defensores de la crianza natural. Y a mí tampoco me gustan, sobre todo porque hay opciones mejores para conseguir lo mismo.

En resumen, mi opinión

La Crianza Natural es una opción, posiblemente la idónea para el ser humano en general, pero viviendo en el mundo en que vivimos, como en todo lo demás referente a la crianza de vuestro hijo, debéis valorar vuestras propias circunstancias y preferencias:

Es vuestro hijo.
Ni aplicarla, ni dejar de aplicarla
es una garantía de nada
positivo ni negativo.

Lo fundamental para criar a vuestro hijo es a mi parecer

Que le dediquéis tanto tiempo como vuestras circunstancias personales os permitan, sin agobios ni sentimientos de culpa.

Que en ese tiempo disfrutéis de él y le deis tanto amor como podáis y lo tratéis con respeto y cariño.

Si cumplís estos dos requisitos creo sinceramente que habréis puesto como padres lo que podíais para que vuestro hijo sea feliz (duerma sólo o con vosotros, tome pecho o biberón, vaya o no a la guardería…).

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Colecho no aceptado: ¿Peleas para no meter al bebé en la cama?

Cuando acabamos haciendo colecho pero peleamos para no hacerlo

Hay muchas familias en las que el problema que les impide dormir bien es lo que llamo «colecho no aceptado».

En ocasiones, los problemas surgen cuando las soluciones más evidentes entran en conflicto con nuestros prejuicios. Llevo un par de semanas pensando en escribir este artículo, porque en este tiempo han sido varias las familias que me han contado el mismo problema.

Os resumo una de estas conversaciones, por si se da el caso de que os ocurra lo mismo. Y si no es así, para que sirva de ejemplo de lo sencillas que pueden ser a veces las respuestas y de lo mucho que cuesta verlas:

– «Lo hemos probado todo. Y no hay forma, todas las noches en torno a las 4-5 de la mañana nuestro hijo se despierta y no para de llorar hasta que me acuesto con él o me lo llevo a la cama.»

Yo: – «Y, ¿Cómo lo duermes habitualmente?»

Ante lo que hay una de estas dos respuestas casi siempre:

  1. «Me echo con él en su cama, y cuando está ya dormido lo dejo.»
  2. «Lo duermo conmigo en mi cama y cuando ya está profundamente dormido lo llevo con mucho cuidado a su cama.»

Yo de nuevo:

– «Y ¿cuando se despierta por la noche qué haces para que vuelva a dormir?»

– «Pues, lo he intentado todo, pero como no me eche con él a dormir o me lo lleve a mi cama no para, nos podemos tirar horas y ya no pegar ojos en toda la noche.»

Y entonces la pregunta clave:

– «Y cuando lo echas en tu cama ¿se duerme en seguida? y ¿duermes bien con él a tu lado?.»

Lo sorprendente es que en la mayoría de los casos la respuesta es que sí a ambas preguntas. Y en ese caso no puedo reprimirme:

– «Me quieres explicar entonces a qué estáis jugando. Es decir, en la práctica haces colecho. Tu hijo se duerme contigo. El cree que duerme toda la noche contigo. Pero cuando se despierta se encuentra con que no estás. Entonces acudes y vuelves a acostarte con él. Pero a veces, después de liar la de San Quintín. Y el caso es que duermes bien con él. ¿Me quieres explicar entonces para qué tanto tira y afloja? La postura del niño la entiendo, es pura coherencia, ¿pero la vuestra?».

– «Es que me han dicho que si hago eso estoy perdida, que se va a acostumbrar, que…»

Resumiendo. Que mucha gente hace a los ojos del niño colecho con él. Hasta les gusta. Son capaces de descansar bien cuando lo hacen. Pero no son capaces de aceptarlo.

Y por eso, empiezan a desarrollar montones de estrategias para enmascararlo, no entendiendo la conducta del niño. Cuando la del niño es la única coherente con lo que se está haciendo.

Y todo, porque tienen una idea negativa sobre el colecho, sin darse cuenta de que es lo que están haciendo lo que genera el problema.

Si es tu caso, haz un experimento:

Si tu hijo tiene que acostarse antes que tú, como es normal que sea, acuéstate a su lado (como en realidad estás haciendo todas las noches). Y una vez dormido, te levantas hasta la que sea tu hora de dormir. Pero déjalo en tu cama.

Y cuando vayas a dormir hazlo en esa cama, de nuevo con él.

Si cuando se despierte a la hora de siempre, el «sorprendente» resultado es que simplemente se acerca a ti, te abraza y vuelve a dormirse, y dormís por fin decentemente después de meses o años… no te sorprendas demasiado.

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¿Qué pasa si a partir de los 6 meses el colecho + lactancia da por resultado mal sueño?

Lo primero que debo aclarar es que para mí la lactancia materna a demanda y exclusiva durante los 6 primeros meses de vida y el colecho en esa fase me parecen las opciones naturales en crianza. Pero la frecuencia con la que a partir de los 5-6 meses las madres que han hecho este dúo empiezan a plantearme dudas y preguntas, porque hay problemas, también me dejan claro que al defender esta forma de hacer las cosas, lo hacemos muchas veces una forma excesivamente bucólica. Y que en muchos casos, las respuestas que somos capaces de dar para mejorar la situación no están a la altura. Posiblemente porque somos poco realistas y tenemos bastantes prejuicios. Lo malo es que eso acaba marcando con el sello de la ansiedad una maternidad. De hecho esto es la respuesta a una madre a través del sistema de consulta de Qoolife. Una Pekerrespuesta.

En concreto os voy a poner un ejemplo:

Hay niños que van muy bien de peso y talla. Incluso por encima de lo normal (pero daría igual si está en cualquier otra posición de las tablas). Lo que sí nos dice que esté por encima de la media, es que en realidad lo que voy a describir como un problema, lo es para la madre, no para el niño de forma directa. Lo que pasa es que como el vínculo madre-hijo es tan importante, cualquier problema que afecte de forma importante a la madre, acaba afectando al hijo.

El problema concreto es que muchos de los niños que han hecho colecho y lactancia materna a demanda, a partir de los 5-6 meses empiezan a despertarse con mucha más frecuencia de lo que lo hacían. Y las madres empiezan a empeorar mucho su calidad de sueño. Los ciclos de sueño de los niños de esta edad duran entre 45 y 90 minutos y los despertares suelen coger esa frecuencia o múltiplos de ella. En algunos casos el bebé sale de un ciclo de sueño y entra en el siguiente sin que lo percibamos. De hecho es lo que ocurría hasta que aparecieron los problemas. Cuando se despierta no es por hambre, porque en la mayoría de los casos es dar dos chupadas al pecho y se queda frito. Pero ya ha interrumpido el sueño de la madre.

A partir de los 5-6 meses lo que ha ocurrido es:

– Que el niño es más activo y más consciente de lo que le rodea. Antes había veces que al despertar simplemente se dormía. Pero con esta edad el desarrollo del vínculo afectivo del niño con la madre está más maduro y cuando sale de un ciclo de sueño y percibe que su madre está a su lado desea más el contacto con ella y tiene más tendencia a hacer su ritual completo de sueño. Su ritual ha consistido desde que nació en dormirse en brazos de su madre, tomando el pecho. Pero ahora él empieza a ser consciente de ello y a pedirlo.

– Empieza la alimentación complementaria. De hecho muchos pediatras aconsejan introducir la papilla de cereales nocturna para que el niño no se despierte por hambre. Funciona cuando es esa la causa, pero no cuando es la descrita en el punto anterior. Muchos de estos niños de hecho asocian un rechazo a la alimentación complementaria, especialmente si es la madre quien la ofrece. En este sentido, evitad luchar con el niño para que coma la alimentación complementaria. Eso sólo genera rechazo a la comida y que acaben comiendo lo que realemnte quiere (el pecho) cuando no se le discute darlo (de noche). La solución es tener claro que no hay prisa en la introducción de la alimentación complementaria, que es mejor que ésta se la dé otra persona que no sea la madre y que cuando sea la madre quien la dé, primero ofrezca el pecho y tras ello la complementaria, aunque haciéndolo así no tome más que unas pocas cucharadas. Esas pocas cucharadas irán poco a poco a más y llegará el día en que el niño acepte empezar con ellas incluso antes del pecho.

– Más frecuente en otoño. Durante las estaciones en las que hay más luz el ciclo de sueño de los niños está mejor definido. Al pasar al otoño los ciclos de sueño de los niños se vuelven menos profundos y menos definidos. Aquí algunos usan la melatonina durante el cambio de estación para favorecer que al salir de un ciclo de sueño y pasar al siguiente se haga sin llegar a despertarse en más ocasiones. A veces ayuda y a veces no.

– Pero lo principal que hace que los problemas aparezcan en esta edad es el hecho de que entre los 5 y los 7 meses cambia el patrón de sueño de los niños. Hasta entonces lo que tenía era una sueño de dos fases poco definidas típicas del bebé pequeño. A partir de esa edad pasa a ser un sueño como el del adulto, con cinco fases, en el que pueden empezar a aparecer las pesadillas o los terrores nocturnos y del que cuando se se sale es algo más difícil volver a dormir. Como el niño siempre ha usado un mismo ritual de sueño (pecho en brazos de mamá) lo pide con más frecuenci.

Soluciones:

Lo primero, ¿es realmente necesario aplicar algún cambio importante? Pues depende de la calidad de sueño de los padres. Y no es algo secundario. Ni me parece un planteamiento adecuado «yo me sacrifico». Hay que entender que si los padres no descansan, precisamente por lo fuerte que es el vínculo afectivo que hemos formado con el niño a través de la lactancia y el colecho, es seguro que el malestar de los padres acabará afectando al niño. Hay que ponerle solución si la situación afecta al descanso de los padres y a su estado de humor.

Vale, y ¿cuál puede ser la solución, especialmente cuando se tiene claro que quiere seguir dándose el pecho?

Hay quien recomienda retirar el pecho durante la noche, dar una papilla de cereales y si de noche se despierta ofrecer el chupe o un biberón de manzanilla. Yo no lo recomiendo, porque un niño que no ha usado chupe o biberón hasta ese momento, difícilmente va a aceptarlo precisamente cuando lo que quiere es dormirse. Y porque dar el chupe o el biberón vuelve a necesitar de nuestra ayuda para hacer el ritual de dormirse. No soluciona nada.

Aquí otra aclaración importante. Si nos planteamos lo que sigue no es porque queremos que el niño pase la noche del tirón, sino porque ha llegado a una situación en la que hay 5-6 despertares o más, lo que hace imposible un descanso adecuado de los padres. Lo que queremos no es que el bebé no nos pida ayuda si tiene hambre, miedo o necesidad de afecto. Lo que soluciona la situación es que cuando el bebé lo único que quiere es volver a dormirse, sea capaz de hacerlo sin nuestra ayuda. Eso reduce drásticamente los despertares de los padres y mejora su calidad de sueño hasta un nivel compatible con una existencia decente.

Se propone entonces a los padres que saquen al niño del dormitorio. Es decir, que sacrifiquemos el colecho para manteniendo el pecho hacer posible el descanso de los padres. Esto plantea dos opciones:

Aguantar a ver si acaba mejorando en un tiempo razonable. A mi modo de ver el tiempo razonable se ha terminado cuando la falta de descanso empieza a repercutir seriamente en los padres. Más concretamente en su humor. Si percibes que por agotamiento has acabado por responder de forma desagradable a tu hijo o tu pareja, no poner solución ya está perjudicando a tu hijo seriamante.

Decidirse a probar esta opción. Yo lo aconsejo antes de llegar a lo descrito arriba. Y lo hago, no porque esté en contra del colecho, sino porque la experiencia me dice que mejora mucho la calidad de sueño de la madre y eso beneficia mucho al niño.

Ventajas de sacar al niño del dormitorio de los padres cuando los padres duermen mal:

En primer lugar, a veces los niños se despiertan 6-7 veces en la noche, pero la madre se despierta cada una de ella y otras muchas cada vez que el niño hace un movimiento o un ruido bruscos. Sumados pueden ser 15-20 veces en la noche. Cuando el niño duerme fuera del dormitorio de los padres, los padres se despertarán las veces que de verdad necesita que le ayuden o asistan, pero no con cada movimiento o ruido que haga mientras duerme. Eso ya de por sí mejora mucho la calidad de sueño de la madre.

Segundo. Lo que queremos es que el bebé desarrolle un ritual de sueño nuevo en el que, sin ayuda de sus padres, cuando se despierta, pueda volver a dormirse sin ayuda. Aún cuando iniciamos ese ritual, es mucho más fácil que vaya cogiendo el nuevo ritual si las condiciones para hacer el antiguo no están a su alcance inmediato. Es decir, si su madre no está «durmiendo» a su lado.

En los despertares que siga llamando a la madre, recomiendo darle el pecho de forma inmediata para que vuelva a dormirse en el menor tiempo posible. No pretendemos eliminar el pecho, sólo un colecho que no estaba funcionando.

¿Y si el colecho funcionaba? Es que entonces sobra todo este artículo.

En cuanto a la forma de hacer el cambio de ritual, leed la parte final del Peketema 2:

Como enseñar a dormir a un bebe sin dejarlo llorar

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Dormir sólo o colecho: PekeTip 3

Lo más importante cuando hablamos de sueño en niños, es elegir la opción que consiga que toda la familia descanse.

Hablar de sueño y niños es un tema peligroso. Lo es porque se despiertan muchos prejuicios. Es un tema en el que en España hay mucho radicalismo. Casi se puede decir que los padres se dividen en pro y anti «Duérmete niño». O pro o anti «Colecho».

En mi práctica habitual como pediatra es muy frecuente que uno de los problemas que más afecta a las familias son las alteraciones del sueño.

El principal consejo que yo doy a las embarazadas es «duerme». Tanto como puedas, especialmente en el último mes. Y en los primeros días, duerme al ritmo que lo haga tu bebé.

A partir de ahí, en los siguientes 2-3 años las opciones son infinitas, casi tantas como familias.

Pero cuando se habla de cuál es la mejor opción a veces se pierde de vista el objetivo. Leeréis soluciones para todos, con explicaciones que las apoyan. Pero por convincentes que resulten si el resultado es que ese sistema no os permite descansar todos (primero el bebé, pero casi tan importante, vosotros también), es que no es válido para vosotros.

Para encontrar vuestro sistema, mi consejo general es: Observad a vuestro hijo, en la medida de lo posible adaptaos a sus necesidades, pero buscad de la forma más fácil para él, que eso sea compatible con que vosotros también descanséis.

Si elegís el colecho, disfrutadlo, pero si vosotros también descansáis.

El primer perjudicado si sus padres no descansan día tras día es el niño que tiene que con convivir con unos padres de mal humor.

Si preferís que aprenda a dormir sólo, hay sistemas para conseguirlo menos traumáticos para el niño y los padres que el «duérmete niño» y hay momentos adecuados para conseguirlo con más facilidad y pasos para hacerlo más sencillo para el niño.

Peketip 2
cada niño es único
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Un sitio para dormir el bebé

Preparar el sitio para dormir un bebé. La cuna o el colecho. Es una Elección de los padres que puede modificarse según el bebé.

Este es uno de los temas en los que los padres tienen que hacer su elección: Que el niño duerma en la cama con los padres, o en su propia cuna.

Pese a lo que podáis leer por ahí, mi opinión (y es sólo eso, mi opinión) es que no hay «lo mejor…» en este tema. Lo que para unas familias es lo mejor, puede ser mala opción para otras.

Sois vosotros los que debéis plantearos el tipo de crianza que deseáis hacer y ver cuál de las dos opciones es mejor en vuestro caso.

Para mí las prioridades a la hora de tomar esta decisión serían:

  • Que escojáis la que escojáis el resultado sea que todos descanséis bien. Hay familias que eligen una de las dos opciones y a pesar de que no consiguen descansar tienen un rechazo frontal a la otra opción. Está bien que tengamos nuestras preferencias. Pero luego cada niño es diferente. Y en el día a día, lo que decidimos hacer en un principio, puede no funcionar. Es bueno ser realistas y flexibles teniendo claro que cualquier decisión puede ser modificada si no da los resultados que buscamos. Y que no tenemos porqué cumplir con un esquema concreto de crianza al 100%.
  • Tened claro que no hay una de las dos opciones que sea la «correcta», científicamente hablando, para todos.

Para los que eligen la cuna como sitio para dormir del bebé

Debe permitir que veamos al bebé con facilidad, para lo cual debe tener unas paredes que no pueden ser un panel opaco.

Lo mejor es que sean barras o material plástico transparente.

La cuna del bebé

Las barras deben ser verticales, nunca horizontales para que no escale el bebé y con una separación que no permita que la cabeza pueda introducirse entre los barrotes.

Es bueno que la altura de la barandilla sea ajustable de modo que cuando el bebé vaya creciendo podamos ir subiéndola para que no pueda salirse de la cuna.

No es necesaria la almohada. Los bebés no la necesitan para nada.

Y procurad que haya la cantidad mínima de objetos en la cuna: peluches por ejemplo o artilugios anti-vuelco que no sirven para nada en la mayoría de los bebés porque lo recomendable de entrada es que duerman boca arriba.

La ropa de cuna, especialmente lo que tenga contacto directo con el bebé es preferible que sea algodón 100% y sin colorantes.

En los bebés muy pequeños, mantas que no pesen demasiado.

En los más grandes que se mueven mucho, yo prefiero poner los pijamas necesarios y no usar sábanas (bebés que se despiertan por frío o calor).

Cuando el sitio para dormir todos es una sola cama

Vuelvo a hacer mención a una opción para la que la cuna sobra: El colecho. La eleción es vuestra.

Consiste en que el bebé duerma con los padres en la misma cama hasta que decida por sí mismo que prefiere su propia cama.

Esta opción tiene tantos defensores a ultranza como detractores. Ni es mala como dicen algunos ni es lo único bueno como dicen otros. Es una posibilidad que os animo a usar si lo deseáis y a seguir usando si haciéndolo descansáis mejor.

 

El colecho

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Duérmete Niño : Mi opinión☟ Le falta imaginación y es muy mejorable.

Porqué ya No Recomiendo el Método Duérmete Niño

El método «duérmete niño» para aprender a dormir sólo. Porqué recomendaba antes este método y Ya No lo recomiendo. Hay opciones mejores.

Cuando yo hice la especialidad (de 1996 á 2000) estaba de moda «Duérmete niño» como forma de enseñar a los niños a dormir sólos.

Mientras me formaba como pediatra, conocí el sistema y además cuando preguntaba a algunos padres que lo habían usado, te decían que les había dado resultado.

En la especialidad, en realidad, no nos explican gran cosa de estos temas. Primero porque son bastante controvertidos. Y segundo porque la formación como pediatra se centra más en el tratamiento de las enfermedades que en otros temas, como la crianza.

Sin embargo, los padres te piden información sobre temas de crianza en cuanto dejas el hospital y trabajas en atención primaria.

Por suerte, después de acabar la especialidad y ya trabajando en atención primaria, empecé a moverme en internet.

Aquí encontré lo que no había encontrado en el Hospital: Distintas opciones. Formas muy distintas de conseguir lo mismo: Que padres e hijos puedan descansar decentemente.

Opciones a Duérmete Niño

Aparte del «Duérmete niño» había otras opciones, como el Colecho. Los defensores de ambas opciones eran bastante críticos con la otra. Ambos consideran una barbaridad a la otra y argumentan en su contra.

En mi caso, al leer los argumentos de ambos, no es que haya ido acercándome al colecho. Es que he ido alejándome del «Duérmete niño«.

Hay padres a los que ambos sistemas han ayudado a descansar mejor en la familia.

Pero cuando en la actualidad unos padres me preguntan cómo conseguir que su hijo duerma mejor, y dormir mejor ellos, les expongo las opciones que recomiendo:

Colecho.

Enseñarle a dormir sólo.

Pero a aquellos que prefieren la segunda, no recomiendo el «Duérmete niño«.

Dejar a un niño llorando en su cuna, para que aprenda a dormir sólo, funciona. Pero pocos padres son capaces de hacerlo como recomienda el libro.

Y sobre todo, hay formas menos «traumáticas» de hacerlo.

En este punto quiero ser claro. De igual modo que tomar un batido de chocolate a veces no supone un problema de salud importante, tampoco que un niño llore unas cuantas veces destruye la relación afectiva con los padres (como algunos pretenden). Se tiene una dieta sana si habitualmente comemos bien, aunque un día, excepcionalmente se tome un batido de chocolate.

Así mismo, aunque un niño llore sin que se le consuele (sea para que duerma en su cuna o porque tiene el capricho de jugar con el cuchillo jamonero y no se lo dejemos), si a diario le mostramos cariño y respeto, la relación afectiva con sus padres será buena.

Pero hay que ser cuidadoso escogiendo cuales son las situaciones en las que eso está justificado.

A mi entender, enseñarle a dormir sólo no es una de ellas. Porque hay formas mejores de conseguirlo. Sólo había que echarle un poco de imaginación y tener claro que el se pueden buscar equilibrios entre las necesidades del bebé y las nuestras.

Os remito al artículo dedicado a ello en esta misma web:

Aprender a dormir sólo al bebé sin llorar.