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Gastroenteritis en niños

Gastroenteritis en niños y bebés

La gastroenteritis es una de las infecciones más frecuentes en niños. Te explico en qué consiste y cómo actuar para resolverla sin complicaciones.

La

¿Qué es una gastroenteritis?

Es una infección que afecta al estómago y al intestino.

Los síntomas más llamativos que suele presentar un niño con gastroenteritis son:

– Vómitos o náuseas.

– Diarrea.

– Dolor de barriga.

– A veces fiebre.

– Irritación de la piel alrededor del ano.

Tipos de gastroenteritis en niños según su causa

La mayoría son causadas por virus, pero algunas lo son por bacterias. Una tercera posibilidad es que esté causada por una alergia o intolerancia alimentaria. Esta distinción es la que marca las diferentes opciones de tratamiento.

Cuando la causa es una infección viral el tratamiento consiste en aliviar los síntomas hasta que los niños se recuperan de la infección evitando la complicación más frecuente: La deshidratación.

Sospechamos que puede tratarse de una infección bacteriana cuando la fiebre es muy alta, aparece sangre o moco en la caca o la gastroenteritis no mejora tras 3 días de tratamiento adecuado. Para confirmar que es bacteriana, cuál es el causante y a qué antibiótico es sensible debe hacerse un coprocultivo (examinar una muestra de caca de la que se hace un cultivo en el que crecen los gérmenes que causan la infección y comprobamos su resistencia a diferentes antibióticos). El problema del coprocultivo es que puede tardar bastantes días en dar resultados, por lo que ante la sospecha de que sea bacteriana, cuanto antes lo pidamos mejor.

En las infecciones bacterianas el tratamiento es un antibiótico adecuado junto a lo mismo del caso anterior: Aliviar síntomas y evitar la deshidatación.

Pensamos en intolerancias o alergias alimentarias cuando hay síntomas de gastroenteritis, pero sin fiebre, que han aparecido a partir de la introducción de un alimento en la dieta y que no acaban de mejorar tras más de una semana de tratamiento adecuado.

Es frecuente que tras una gastroenteritis infecciosa (sean virus o bacterias) pueda quedar una intolerancia transitoria a la lactosa. Cuando esto ocurre vemos que los vómitos y la fiebre cedieron hace días pero sigue teniendo una diarrea ácida que no cede mientras siga tomando lactosa.

Tratamiento de los síntomas de la gastroenteritis en niños y  bebés

Muchas gastroenteritis acaban cediendo sólas. Pero podemos hacer cosas para aliviar los síntomas del niño y de ese modo conseguir que le resulte más llevadera.

Vómitos o náuseas

Las infecciones que causan una gastroenteritis suelen hacer un camino de arriba hacia abajo. Cuando entran afectan antes al estómago produciendo vómitos o náuseas y después, al llegar al intestino, pueden dar diarrea.

El vómito es un intento del estómago de expulsar aquello que produce daño. Aunque puede parecer que es algo positivo, un mecanismo de defensa, tiene el problema de que es fácil deshidratarse con los vómitos. Cuando todo lo que entra es expulsado y nada llega al intestino donde debe absorberse…

Cuando un niño vomita lo recomendable es:

  • No dar nada de alimento o bebida inmediatamente tras el vómito. Uno de los errores que suelen llevar a los niños a urgencias es este. Tras vomitar casi todos los niños vuelven a pedir líquido. Pero si con el estómago irritado vuelve a beber mucho es fácil que encadene un vómito con otro. Si esto ocurre el estómago se irrita cada vez más hasta que llega el momento que no tolera nada. Por eso suelo recomendar que tras un vómito dejes al menos 30-60 minutos sin que tome nada.
  • Cuando pase ese tiempo es bueno que empiece tomando pequeñas cantidades. Si no lleva demasiados vómitos puede ser con cantidades pequeñas del líquido o comida que desee. Sí conviene evitar las cosas ácidas o grasas, porque pueden irritar más el estómago.
  • Si aún así vuelve a vomitar nos planteamos usar antieméticos. Son medicamentos que reducen la tendencia a vomitar. Pueden administrarse en una inyección, intravenosos, en jarabe o en supositorio.
  • Si son muy frecuentes y abundantes puede ser necesario rehidratatar con suero intravenoso o hacer una analítica para comprobar si hay alteraciones importantes de las sales o la acidez de la sangre. Está analítica de sangre puede orientarnos también para saber si la infección causante de la gastroenteritis es un virus o una bacteria.

Diarrea

Cuando la infección pasa del estómago al intestino se sustituyen los vómitos por la diarrea.

Diarrea es hacer caca muchas veces, mucha cantidad y abundante. Suele ser blanda o líquida. Puede ser irritante o no. A veces con moco o sangre.

Pero cuando aparece la diarrea los vómitos suelen ser menos intensos. Es más fácil echar por abajo que por arriba.

La deshidratación es más fácil con los vómitos. En la diarrea, lo que comemos hace al menos el camino completo y algo permite que se absorba.

Ante la diarrea suelo recomendar:

  • Dieta: Los niños tienen tendencia a pasar con facilidad de la diarrea al estreñimiento. Con lo que una dieta astringente a rajatabla típica, a base de arroz, zanahoria y patata cocida con pollo o pescado blanco, manzana y plátano no suelo recomendarla. Es además complicado mantener esta dieta durante varios días en un niño. En los niños pequeños que toman pecho, pueden seguir tomándolo a demanda. Y como su alimentación suele ser bastante suave basta con ofrecer cantidades pequeñas con frecuencia tanto de líquido como de comida.
  • Probióticos. Son gérmenes buenos que si los introducimos en el intestino crecen ocupando el espacio y compitiendo con los gérmenes agresivos que están causando la diarrea.

Dolor de barriga

Es habitual que los vómitos y la diarrea causen malestar o dolor. Pero incluso cuando no llega a producir expulsión, en una gastroenteritis hay espasmos del intestino y el estómago que producen dolor intermitente.

Este dolor, que empeora cuando se come o bebe, especialmente si toma cantidades moderadas-grandes suele ceder tras expulsar. Con lo que cuando da el dolor, lo más efectivo para que ceda es ir al baño y hacer caca.

A veces los dolores de retortijones pueden permanecer incluso varios días después de que ceda la diarrea. Especialmente tras comer, lo que hace que muchos niños sigan tomando cantidades pequeñas durante algún tiempo.

En ocasiones se usan espasmolíticos para aliviar este dolor. No son efectivos los analgésico. Yo no suelo usar ninguno de los dos.

A veces fiebre

Cuando la causa es una infección puede aparecer fiebre. Hay gastroenteritis en las que casi no sube y otras en las que puede dar fiebre elevada.

Como los niños están con la barriga mal, cuantos menos medicamentos demos mejor. De forma que sólo recomiendo dar antitérmicos si la fiebre supera los 38º y no podemos controlarla con medios físicos.

Si es necesario usar antitérmicos prefiero usar el paracetamol al ibuprofeno en las gastroenteritis. Especialmente evito el ibuprofeno en los vómitos, porque es un medicamento que puede irritar más el estómago.

Cuando vomitan, pero no hay diarrea está la posibilidad de administrar el paracetamol en supositorio.

Cuando hay diarrea y no vómitos, mejor el jarabe.

Si hay tanto vómitos como diarrea y jarabe o supositorio son imposibles de dar, quedan los medios físicos o poner el antitérmico en un suero intravenoso .

Irritación de la piel alrededor del ano

Algunas diarreas son más irritantes que otras. Pero no es raro que la diarrea produzca dermatitis del pañal. Es decir irritación de la piel alrededor del ano.

Cuando ocurre lo más efectivo suelen ser las pastas al agua. Son emulsiones de agua con grasa y mucho Zinc. Su efecto es hacer una capa impermeable que protege la piel para que cuando haga caca no la irrite.

Evitar la deshidratación de un niño o bebé con gastroenteritis

La complicación más importante que puede tener una gastroenteritis es la deshidratación.

Se produce cuando un niño, en su intento de defenderse contra la irritación que causa la gastroenteritis, hace tantos vómitos o diarrea, o rechaza tanto el comer y beber que pierde una cantidad de agua y sales importantes.

Cuando un niño se deshidrata se nota porque:

  • La boca está seca.
  • El niño está muy decaído. Este es el signo principal.
  • La piel está pálida.
  • Ojeras marcadas.
  • Orina poco.

Para evitarlo es necesario que beba con frecuencia cantidades pequeñas de líquido. El líquido recomendable será:

  • Si toma pecho, es el mejor suero de rehidratación oral que existe. No solo aporta agua y sales en la proporción perfecta. También tiene alimento y defensas que ayudan a combatir la infección.
  • Si vómitos y diarrea son frecuentes y abundantes (y no toma pecho) es recomendable que tome sueros de rehidratación oral especiales para su edad. El Aquarius y otras bebidas para rehidratación deportivas no son adecuadas para esto.
  • Cuando no tiene muchos vómitos ni diarrea y un niño no muestra signos de deshidratación puede tomar agua.

En las tres opciones lo mejor es darle los líquidos en cantidades frecuentes y pequeñas para que los tolere mejor.

Si la deshidratación es moderada o grave puede ser necesario rehidratarlo por vía intravenosa ingresando al niño en un hospital.

Pérdida de peso con una gastroenteritis en niños y bebés

Una de las cosas que más suele preocupar a los padres cuando un niño tiene gastroenteritis es la pérdida de peso. Especialmente en aquellos niños que tiene un peso bajo.

Pero cuando cede la gastroenteritis, y tras unos cuantos días en los que puede seguir teniendo retortijones, lo normal es que los niños vuelvan a comer y recuperen rápidamente el peso perdido.

Cuando esto no sucede debemos pensar en una intolerancia alimentaria. Como decía antes la más frecuente es la intolerancia a la lactosa.

Si les cuesta volver a la normalidad, no es raro que sea también por una carencia de hierro y una alteración de la flora intestinal tras la infección. A veces viene bien en estos casos dar un suplemento de hierro con Probióticos. 

Todas estas recomendaciones generales, es mejor siempre personalizarlas. Para ello lo mejor es que consultes a tu pediatra. Especialmente si sospechas que tu hijo está deshidratado.

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Qué hacer si mi bebé vomita

Qué hacer si mi bebé vomita

El Pediatra Jesús Garrido te explica de forma clara cómo actuar cuando tu bebé vomita. La respuesta sin rodeos que necesitas.

¿Qué hacer si tu bebé vomita?

  1. Diferencia vómito de bocanada. Da igual si es mucha cantidad o si sale con fuerza. Si un bebé echa el contenido de su estómago sin mostrar molestias (malestar, dolor, mala cara), es una bocanada. Vómito es cuando la expulsión se acompaña de malestar.
  2. No te preocupes demasiado. Los vómitos son muy comunes en los niños. Y en la mayoría de los casos no son graves.
  3. No le des nada de comer o beber en un rato. Si un bebé vomita y volvemos a darle alimentos o bebidas inmediatamente su estómago tiende a expulsarlo de nuevo e irritarse cada vez más. No le ofrezcas nada hasta que pase al menos 30 minutos sin náuseas.
  4. Fracciona las tomas. Cuando vuelvas a ofrecer líquido o comida hazlo en cantidades pequeñas más frecuentes.
  5. ¿Con qué empezar? Inicia con alimentos o bebidas suaves. Si toma pecho es ideal hacerlo con él.  Como la alimentación de los bebés suele ser suave puede empezar con lo que le apetezca. Pero pequeñas cantidades.
  6. Si no tolera nada debe valorarlo el pediatra cuanto antes. Un bebé puede deshidratarse en cuestión de horas si vomita todo lo que toma. Si los vómitos son intermitentes, vomitando alguna vez y asimilando la mayoría podemos esperar mientras el estado general del bebé no sea malo.
  7. La complicación a vigilar es la deshidratación. Si sigue vomitando el problema es que se deshidrate. Podemos pensar que un bebé se está deshidratando si tras vomitar varias veces seguidas:
    1. Tiene la boca seca.
    2. La piel está pálida y las ojeras marcadas. Es normal que esto ocurra inmediatamente tras el vómito. Pero si hace un rato que no ha vomitado y presenta este aspecto es signo de falta de líquido.

Ante la sospecha de que el bebé se esté deshidratando o si los vómitos se acompañan de muy mal estado general debes acudir a urgencias para que valoren al bebé.

En urgencias hay 3 cosas que harán:

  • Valorar el estado del bebé. Tanto la causa de los vómitos como su hidratación.
  • Cortar los vómitos. Con o sin medicación.
  • Rehidratar si es necesario. Con líquidos por boca o por una vía venosa (con suero).
  • Recomendaciones para tratar al bebé en casa. En función de la causa y el estado de tu bebé.

Si quieres más información sobre los vómitos en bebés puedes acceder al artículo «Vómitos en niños y bebés«.

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♨Temperatura normal en un Bebé

¿Cuál es la temperatura normal en un bebé?

¿Cuál es la ♨ Temperatura normal en un Bebé? Valores de referencia según el sitio donde la mides y cómo interpretarla. ¿Es grave o no?

El cuerpo humano tiene capacidad de adaptarse a los cambios de temperatura que hay a nuestro alrededor. De forma que mantiene una temperatura estable entre unas cifras que son las adecuadas para que nuestro organismo funcione.

Los bebés cuando nacen tienen menos capacidad para compensar estos cambios lo que los hace más sensibles a temperaturas extremas.

Una de las dudas más habituales de los padres y madres novatos es: ¿Cuándo es fiebre en un bebé? ¿Cuándo debo preocuparme si la temperatura es muy baja?

Temperatura normal en un bebé

Es la misma que un adulto: Entre 35 y 37º Centígrados.

Estas cifras son tomadas en la axila.

Las temperaturas normales son diferentes en sitios distintos del cuerpo:

  • Temperatura normal del bebé medidas en la boca:
    • Entre 35,5 y 37,5.
  • Temperatura normal del bebé medidas en la ingle:
    • Igual que en la boca: Entre 35,5 y 37,5.
  • Temperatura normal del bebé medidas en el recto (introduciendo el termómetro en el culo):
    • Algo más que las anteriores: Entre 36 y 38º Centígrados.

Si la temperatura está por encima del límite superior en cada sitio, hablamos de febrícula.

Cuando supera en un grado el límite superior hablamos de fiebre.

Por tanto será fiebre si tiene más de 38º en la axila, más de 38,5º en la boca o en la ingle o más de 39º en el recto.

¿Qué hacer cuando la temperatura del bebé sube?

Si el bebé tiene febrícula

En los bebés más pequeños la febrícula puede aparecer simplemente porque esté muy abrigado o en un sitio donde hace mucho calor. Para saber si es por eso o realmente tiene febrícula:

  1. Lleva al bebé a un lugar con temperatura normal (20-25º) y quítale ropa. 
  2. Espera 5 minutos y vuelve a tomarle la temperatura.
  3. Si ha bajado a cifras normales simplemente estaba demasiado abrigado o en un ambiente muy caluroso.
  4. Si sigue con la febrícula o sube es que realmente tiene algo que le causa esa febrícula.
  5. Lo más frecuente es que sea una infección. Pero en bebés puede subir también con facilidad si están un poco deshidratados, tras una comida abundante o por reacción a una vacuna.

Si el bebé tiene fiebre

Cuando sube por encima de lo que consideramos fiebre asumimos que tiene una infección, está deshidratado o es una reacción a una vacuna.

La gravedad de la fiebre y por tanto la urgencia para que sea valorado por un médico depende de:

  • Edad del niño. Cuanto más pequeño más importante es que sea valorado pronto. Especialmente en menores de 3 meses en los que no relacionamos la fiebre con una vacuna puesta hace 24-48 horas.
  • Estado general. Cuanto más decaído esté el bebé más importante puede ser el problema que causa la fiebre.
  • Lo alta y persistente que sea la fiebre. No es lo mismo una fiebre de 38,2 que una de 41º. Y no es igual un sólo pico de fiebre que ha cedido y pasan horas sin que vuelva a aparecer que una fiebre casi constante.

De los tres factores, el principal es el Estado General. Aunque la fiebre sea alta, si el estado general es bueno, resulta tranquilizador. Aunque no sea muy alta, si el estado general es malo incluso cuando la fiebre baja, puede ser más serio.

Cómo controlar la fiebre hasta que lo vea el médico

Hay tres opciones:

  • No hacer nada. Es lo indicado en la febrícula con buen estado general.
  • Medios físicos. Es decir bajar la temperatura refrescando al bebé.
    • Llevando al bebé a un lugar fresco. Si estamos por ejemplo en la playa bajo una sombrilla, ten en cuenta que con un sol intenso puede haber más de 40º grados bajo la sombrilla. Vete de la playa y entra en algún edificio. Busca una temperatura por debajo de 25-28º. Si vas en coche abre las ventanas, busca una sombra o pon el aire acondicionado.
    • Quitándole ropa. Al quitar ropa facilitamos que el cuerpo elimine calor a través de la piel.
    • Hidratándolo. Como he dicho en los bebés puede subir la temperatura con facilidad si se deshidratan. Dale líquido. Si toma pecho, basta con el pecho.
  • Con medicamentos. Cuando los medios físicos no son suficientes y tiene fiebre o malestar podemos usar antitérmicos. Los más usados en España para los niños son el paracetamol, el ibuprofeno (mayores de 6 meses) y el metamizol. Puedes pulsar sobre cada uno de ellos y te llevará a la calculadora de la dosis en función de su peso.
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El recorrido del agua en el cuerpo de un niño o bebé

El agua es el principal componente del cuerpo del bebé. Es importante mantenerlo hidratado y hacerlo con agua de buena calidad.

El agua es el principal nutriente del organismo. Este vídeo explica fácilmente el camino que sigue en el organismo de un niño o bebé.

El agua es el nutriente más importante de los seres vivos. Para los seres humanos no es una excepción.

Y los niños tienen una mayor proporción de su cuerpo en forma de agua.

El vídeo nos muestra de forma esquemática algunos detalles importantes:

  • El agua entra en forma de líquido o con los alimentos.
  • En el intestino la absorbemos y pasa a la sangre.
  • La circulación la lleva a todos los puntos del organismo. Sirve de base de transporte, pasa a los tejidos ocupando espacio entre las células y en su interior.
  • Arrastra además los desechos del organismo que son purificados en el riñón y expulsados en la orina.
  • Pero no todo el agua que ingerimos es absorbida. Una parte debe quedar en las heces. Cuando esa cantidad es muy baja nos estreñimos. Cuando es demasiada aparece la diarrea.
  • La perdemos además a través de la respiración, en la mucosidad y con el sudor…

El cuerpo debe mantener una cantidad casi constante de este elemento. Y está muy bien preparado para hacerlo. Pero cuando hay pérdidas extraordinarias puede necesitar un aporte de agua por encima de lo normal.

Las situaciones que pueden hacer perder agua con más facilidad a un bebé o un niño son:

  • Diarrea. Cuando hay una irritación en el intestino que impide que absorba el agua que el cuerpo necesita. Aunque estemos tomándola en cantidad adecuada, se pierde.
  • Vómitos. Una irritación del estómago hace que lo que entra en él no pase hacia el intestino, sino que se retenga y sea expulsado por arriba. Suele ocurrir cuando el estómago detecta algo que le daña y se activan mecanismos para expulsarlo en lugar de permitir que pase hacia el intestino y lo dañe.
  • Fiebre. Cuando el cuerpo sube su temperatura puede perder agua por dos vías: Sudando y con la respiración, ya que cuanto más sube la fiebre más se acelera la respiración y más agua sale en ella.
  • Exceso de calor en el ambiente. Por ejemplo si dejamos a un bebé en la playa en las horas centrales del día. Aunque esté bajo una sombrilla puede estar a temperaturas muy superiores a 40º C. Y en esas condiciones la única vía para mantener la temperatura del cuerpo es sudar.

Aporte adecuado de agua

En todas estas situaciones es especialmente importante aportar cantidad suficiente a niños y bebés para evitar la deshidratación. Y será mucho más acuciante cuanto menor sea la edad del bebé. Ya que en los más pequeños la capacidad de adaptación es menor.

Cuando falta en el organismo hablamos de deshidratación. En un bebé suele notarse porque la boca está seca, la piel pálida y las ojeras marcadas.

Lo ideal para evitarlo es aportar cantidades pequeñas pero frecuentemente. Así suele ser mejor tolerada que si damos mucha cantidad de golpe. Especialmente será recomendable fraccionar las tomas cuando el bebé presente vómitos o diarrea. Porque cuando toma cantidades más pequeñas es más fácil que se retenga y asimile. Cuando toma cantidades mayores es más probable que se desencadene el vómito o el retortijón que acabe en diarrea.

En el cuerpo hay un equilibrio importante entre minerales y agua. Cuando aportamos un exceso de minerales deben ser eliminados por el riñón. Es parte de su trabajo. Entre las cualidades a destacar de un agua buena para niños y bebés está el hecho de que tenga una mineralización baja. Ya que si no es así, para el riñón supone una sobrecarga tener que eliminar constantemente una cantidad mayor de minerales que el cuerpo no necesita.

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Los Vómitos en niños y bebés

Vómitos en niños y bebés. Explicación a los padres de causas y soluciones.

¿Tu hijo tiene vómitos? Resuelve tus dudas, comprende cuando puede ser peligroso o no y cómo puedes actuar para aliviar su malestar y que cedan los vómitos.

Alarman porque resultan inesperados y porque se acompañan de síntomas vagales (palidez, ojeras, decaimiento…). Además son a veces signo de enfermedad grave. Y si se dan en niños pequeños o son persistentes pueden deshidratar a un niño en pocas horas.

Lo primero que hay que diferenciar hablando de vómitos y niños es:

¿Vómitos o bocanadas en el lactante?

El vómito es echar el contenido del estómago por la boca de forma brusca y con fuerza. Vacían el estómago casi por completo. Es como si el propio estómago se exprimiera hasta la última gota.

La bocanada es como si escurriese el contenido del estómago poco a poco hacia fuera. Vacía sólo parte. Parece como si dejásemos abierta una bolsa de agua caliente, según la postura o si se le aprieta desde fuera derrama parte de su contenido.

En los lactantes las bocanadas son muy frecuentes. Debido a que el cierre superior del estómago en los primeros meses puede ser muy débil, con lo que cuando llenan mucho la barriga pueden echar, se va escapando su contenido como si rebosara. Suele coincidir con momentos en los que movemos al niño, de tal modo que si apretamos la barriga lo suficiente puede salir con fuerza como en los vómitos. Pero nunca vaciará del todo el estómago.

Ya que el vómito vacía el estómago y la bocanada sólo echa parte del contenido, con el vómito puede deshidratarse el niño, con las bocanadas (y a veces muchas más en número) queda contenido que pasa al intestino y se absorbe siendo más difícil que se deshidrate.

En las bocanadas el tema es cuánto echa y sobretodo cuánto queda, de modo que:

Si un niño echa 20 bocanadas al día, pero gana el peso que debe, es que echa lo que le sobra.

Pero si no gana o incluso pierde peso (lo cual sólo se comprueba pesándolo), es que está echando más de la cuenta.

En el primer caso (si gana peso) la razón de que eche es que come más de lo que debe y punto.

En el segundo es que hay un cierre del estómago excesivamente débil (Reflujo Gastro-esofágico), está enfermo (Infección de orina por ejemplo), hay algo que impide que el alimento pase hacia el intestino (Estenosis hipertrófica de Píloro) o no tolera el alimento que se le da (Intolerancias a las proteínas de la leche de vaca o a la lactosa).

Por tanto, si pierden peso, sí hay que averiguar la causa y tratarla.

Si gana peso, puede darse las tomas más frecuentes pero con menos cantidad y si aun así echa pero sigue ganando peso, pues se gasta más en leche y lavadora pero no pasa nada.

Todo lo anterior se refiere al lactante, ya que conforme crecen es cada vez más rara la bocanada.

El vómito en preescolares y escolares atiende a dos causas fundamentalmente:

Casi siempre a una enfermedad, pero hay niños que se lo provocan, bien porque les gusta (mericismo) o porque les sirve como arma de chantaje.

Lo más difícil de tratar es el mericismo.

Se pueden usar anti-eméticos pero la mayoría de las veces la única solución es psicológica.

En cuanto a los que vomitan como forma de chantaje, la clave es que el niño llegue a la conclusión de que no consigue nada vomitando.

Para ello hay que ser inflexible, de modo que si pide algo y como forma de presión si no se le da vomita, nunca debe cederse.

Se le limpia con las mínimas manifestaciones posibles de que nos moleste (nada de enfados) y se le explica porqué no se lo damos, se confirma que no se le va a dar y que nunca se le dará nada que pida con pataletas o vómitos.

Los vómitos de verdad, los que pueden deshidratar al niño se tratan desde 3 puntos de vista:

Dieta que recomiendo a un niño que vomita:

Cuando sólo hay vómitos sin diarrea no tiene sentido poner dieta astringente (arroz, zanahoria…).

En estos casos solo hay que evitar las grasas, que son los alimentos que más irrita la mucosa del estómago.

Es decir, se evitaran fritos, bollería, pastelería y embutidos y quesos curados.

En cuanto a cantidad, se dará de comer más veces al día pero menos cantidad en cada toma.

De este modo llenamos menos el estómago, lo que hace el vómito menos probable.

No debemos insistir con la comida en el niño con nauseas.

Si toma 2 cucharadas y no quiere la tercera es mejor aguantar dos que echar tres.

Reponer lo que se pierde con el vómito para evitar la deshidratación.

Se pierde agua pero también sales por lo que para reponer las pérdidas no vale el agua ni la manzanilla sola.

Se deben tomar sueros de re-hidratación oral en pequeños sorbos para que lo tolere mejor.

En los últimos años ha habido un esfuerzo por parte de los laboratorios por ajustarlos a las necesidades reales de los niños y a sus gustos.

Los más soportables a mi parecer son Recuperation, Bioralsuero, Oralsuero, Citorsal, Citoral e Isotonar.

Depende de las preferencias en sabor de unos niños y otros la elección entre ellos.

El Recuperation lo venden ya preparado y hay de cola, plátano y mango, naranja, sabor a caldo de gallina y yogur. Por sabores no será.

En cualquier caso guardándolo en el frigorífico cualquiera de ellos mejora sensiblemente su sabor.

El Aquarius y demás bebidas para después de hacer deporte no sirven y pueden ser peligrosas.

Medicaciones para calmar los vómitos en niños: Hay muchas.

Cuando los vómitos son seguidos y muy frecuentes la medicación hay veces que hay que ponerla pinchada o en un suero intravenoso.

Tras el pinchazo, se deja al niño una hora sin que tome nada y a partir de ahí empieza con sueros de re-hidratación a pequeños sorbos durante 1-2 horas y si lo tolera ya puede empezar a comer (sin grasas y sin forzar).

Si haciendo todo lo anterior en cualquier momento vuelve a vomitar hay que dejarlo una hora sin tomar nada y empezar de nuevo poco a poco con los sueros de re-hidratación y después con la dieta.

Si aún así sigue vomitando todo lo que toma, debe re-hidratarse por vena (es decir en el hospital) y dejarlo a dieta absoluta (sin tomar nada por boca).

Tanto en los vómitos como en la diarrea, el problema principal es la deshidratación.

Cuando un niño se deshidrata se nota en:

La boca está seca. Si a un niño se le cae la baba, aunque halla vomitado 10 veces o hecho diarrea otras tantas, no está deshidratado.

En los lactantes pequeños que aún tienen abierta la fontanela (“mollerilla”), si está hundida cuando el niño está tumbado (que se hunda un poco cuando está de pie es normal) es signo de que anda escaso de líquido.

Cuando se van deshidratando, las ojeras se van marcando cada vez más.

El niño está más decaído y más pálido.

Si apretamos las uñas, al soltarlas el lecho de la uña se ha quedado pálido, pero recupera su color rápidamente. Si tarda más de 3 segundos es que el riego de sangre es escaso lo que entre otras puede ser signo de deshidratación (a veces ocurre con la fiebre o con la anemia por ejemplo).

Si aparecen estos signos es recomendable que sea valorado por un pediatra lo antes posible.

Pero, por encima de todo lo que te he explicado, no pierdas de vista lo esencial:

En la mayoría de los casos los vómitos son pasajeros y no son graves. Pero es una ocasión de que tu hijo sienta tu cercanía y le aportes un refugio seguro cuando sufre. No te agobies y hazlo todo dándole tanto afecto como preocupación sientes.

Cuéntanos tu experiencia en Facebook y si te parece útil, compártelo.

 

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Deshidratación en niños

La deshidratación en los niños empieza a preocupar en cuanto empieza el calor. ¿Cómo notarla y cómo evitarla?

Deshidratarse es perder una cantidad excesiva de líquido. Pero eso no es tan fácil como podría parecer. Nuestro cuerpo funciona muy bien, y tiene mecanismos para compensar situaciones muy diferentes.

La cantidad de líquido que hay en el cuerpo se regula como un equilibrio entre lo que entra y lo que sale:

  • Lo que entra: Lo hace por dos vías, comida y bebida. Cuando nuestro cuerpo nota que le falta líquido, aparece la sed. Y cuando esto ocurre nos apetecen más los alimentos ricos en agua y menos los más secos o ricos en sales.
  • Lo que sale. Hay 4 formas de perder agua: Sudor, aliento, orina y heces. Cuando uno se deshidrata empieza reduciendo la cantidad de orina (se vuelve más escasa y densa -oscura-), absorbe tanto como puede de los alimentos y la bebida (las heces se endurecen). La eliminación por el aliento no podemos regularla demasiado. El sudor aumenta si tenemos que compensar un exceso de temperatura. Es mayor cuando hace mucho calor.

Síntomas de deshidratación en niños:

  • En niños muy pequeños, hay veces que el primer signo de deshidratación es que sube la temperatura: Febrícula. Pero si se sigue deshidratando puede subir fiebre alta. Esto se debe a que los niños pequeños tienen menor capacidad de regular su temperatura, y cuando no disponen de agua de sobra para sudar y controlarla pueden subir su temperatura con facilidad.
  • También en los niños pequeños, en cuanto falta líquido se ahorra para los órganos importantes, y la piel no es uno de ellos: Vemos la piel pálida y las ojeras marcadas.
  • Si aún tiene abierta la fontanela (el hueco que queda entre los huesos de la cabeza por encima de la frente) suele verse hundida.
  • La boca está seca, sin saliva. Los ojos están secos, llora sin lágrimas.
  • En cuanto al comportamiento, el niño deshidratado está al principio irritable, pero cuando la deshidratación empeora pasa a estar decaído e inactivo.

Situaciones que causan deshidratación con frecuencia. Las más frecuentes que vemos son:

  • Golpe de calor. Es lo que ocurre cuando sometemos a alguien a un calor excesivo de forma prolongada. Hay dos situaciones a destacar:
    • Actividades al sol, como la playa o las excursiones al campo.
    • Efecto invernadero. De esto el ejemplo más destacable es lo que ocurre cuando se deja a niño pequeño en el interior de un coche al sol. Hace unos meses se publicó un vídeo durísimo sobre esta situación. Que en su momento enlacé porque aunque no es frecuente son cientos los niños que mueren cada año en el mundo por esta causa.
  • Diarrea: Cuando el intestino no es capaz de absorber líquido y seguimos perdiendo, acaba apareciendo la deshidratación. Es más fácil que ocurra cuanto más pequeño es el niño. Pero no tan sencilla como algunos creen. Depende también de la cantidad de líquido y del tipo de líquido que se tome.
  • Vómitos: Cuando todo lo que entra sale sin llegar al intestino la deshidratación es mucho más fácil que aparezca. Los vómitos pueden deshidratar gravemente a un niño en menos de 24 horas si son constantes. La diarrea suele tardar más tiempo.
  • Rechazo de la alimentación y la bebida: Esto no ocurre porque un niño sea «mal comedor» sino cuando por alguna enfermedad rechaza realmente tomar nada (es frecuente por ejemplo en gastroenteritis, infecciones de orina y a veces en infecciones de la boca con llagas que son tan dolorosas que no pueden ni tragar (estomatitis herpética).

Evitar la deshidratación en niños:

  • Evitar exposiciones prolongadas a situaciones de mucho calor: Evitar el sol a las horas centrales del día, lugares que hagan efecto invernadero (como el interior de un coche parado al sol), no abrigar en exceso…
  • Hidratar bien: Ofrecer líquido y comida rica en líquidos con frecuencia (especialmente frutas y verduras). Hago aquí un inciso. En los lactantes, no es necesario más líquido que la leche. Si hace calor dale leche con más frecuencia. Un niño que toma pecho puede pasar el mes de agosto con 40º a la sombra sin mayor problema tomando sólo pecho. En este caso la clave es que la madre esté bien hidratada, y evitar la exposición al calor excesivo (a medio día, en verano, un bebé menor de 3 meses no debe estar en la playa, ni siquiera debajo de la sombrilla).
  • Ante la aparición de situaciones especiales como diarrea, y especialmente vómitos repetidos, acude a tu pediatra para que valore el grado de deshidratación y ponga el tratamiento adecuado lo antes posible.

Tratamiento de la deshidratación:

  • Lo primero, si es posible es corregir la causa. Si está pasando calor, quitarle ropa o llevarlo a un lugar menos caluroso. Si tiene vómitos o diarrea tratarlos…
  • En segundo lugar reponer la falta de líquido y, a veces, de las sales que acompañan ese líquido. Esto se puede hacer dando líquidos para que beba en los casos más leves. En los graves puede ser necesario introducir los líquidos directamente en sus venas (Rehidratación intravenosa).

Los sueros de rehidratación:

Hay que distinguir entre la pérdida de líquidos por sudor y cuando se produce a través del tubo digestivo. En el sudor se pierde fundamentalmente agua con sodio. A través del tubo digestivo (vómitos o diarrea) se pierde mucho menos sodio y más potasio que con el sudor. Y eso hace que los sueros adecuados para cada caso sean diferentes:

  • Bebidas para deportistas: Son adecuadas para reponer la pérdida de líquido por sudar demasiado. Pero aún así no son recomendables en niños menores de 2-3 años.
  • Sueros de rehidratación oral de farmacia: Son necesarios cuando los vómitos o diarrea frecuentes están causando deshidratación. Si un niño vomita un par de veces, o hace 2-3 deposciones de diarrea, no son necesarios. Pero cuando empieza a deshidratarse por vómitos o diarrea abundantes y muy repetitivos son la primera opción. Y si no consiguen corregir la deshidratación o el niño no los tolera hay que rehidratar con suero intravenoso. No deben usarse las bebidas para deportistas en esta situación. Estas bebidas aportan un exceso de sodio y poco potasio que pueden ser muy peligrosas en deshidrataciones graves.