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Hace nada que mi niño ha empezado la guardería y ya está enfermo

Hace apenas dos semanas que empezó el curso de guardería y ya ha aumentado el número de niños enfermos en urgencias.

Muchos padres deciden llevar a sus hijos a la guardería, por la necesidad de «conciliar vida familiar y laboral». Esta es una de las frases más cargantes que pueden decirse hoy en día a los padres, porque es un sueño imposible de cumplir para la gran mayoría. No voy a entrar en eso ahora.

La cuestión es que en su mayoría los niños que van a la guardería lo hacen porque sus padres necesitan ir a trabajar. Pero poco después de que empiece el curso muchos descubren que la solución puede no serlo.

Veo a muchos que llegan a la consulta y tras el primer mes me comentan: «Si en total no habrá pisado la guardería más de 10 días, va 3 días y se pone malo 5.» La pregunta inmediata es: «¿No podemos darle algo que le suba las defensas?» Y por desgracia la respuesta es no. Bueno, darle le podemos dar muchas cosas, pero que sirvan, pues no.

Hay que entender que, para la mayoría de los niños, los dos primeros años de escolarización, son en realidad un máster en defensa anti-microbiana. Hasta ese momento, los niños suelen vivir en un ambiente en el que dominan los adultos. Adultos que han pasado ya la mayoría de las infecciones que sufrirán en su vida. Los adultos sufren y transmiten pocas infecciones.

Pero en cuanto un niño tiene contacto con algún germen nuevo, sufre su infección. Tras pasarla ya se habrá inmunizado contra ella, en algunos casos de por vida. Si el niño vive con adultos que ya han pasado la infección, no se extiende. Pero cuando eso ocurre en la guardería, tiene a su alrededor a otros 15 ó 20 niños susceptibles de sufrir la infección. Unos cuantos la sufrirán también, y se la irán contagiado a los que no la sufrieron a la primera.

El resultado es que cualquier centro de escolarización en el que se reunen niños pequeños es un mercado de trueque de gérmenes: «Pásame tu resfriado, que yo de doy mi gastroenteritis…»

Pero no afecta a todos los niños por igual. Por ejemplo, los que tienen hermanos mayores suelen pasar infecciones ya desde pequeños, en casa y cuando llegan a la guardería tienen parte del trabajo hecho.

Hay niños que pasan estas infecciones sin mayor complicación (algún moco, unas décimas de febrícula durante un par de día y listos) y otros a los que se les complica más la cosa. Os recomiendo estar especialmente atentos en los casos en los que la forma de enfermar es casi siempre similar. Los hay que cada vez que se les cae el moco, acaban con bronquitis. Los hay que sufren una amigdalitis tras otra. Otros que sufren continuas diarreas. Algunos con otitis y más otitis.

Lo que hay que plantearse de verdad es:

  • Si vuestro hijo sufre muchas infecciones el primer y segundo año de guardería, pero no se complican y van variando en sus síntomas, no os preocupéis.
  • Pero si se le complican y además lo hace casi siempre de la misma forma, la cuestión no es sólo tratar cada episodio, sino plantearse si es necesario algún tratamiento de base que reduzca la tendencia del niño a enfermar de esa forma concreta. Y para eso no sirve ningún «yogur con defensas» o similares. Es cuestión de tratamientos específicos según su patología.