Categorías
Bebés sin Cólicos Blog Cólico del Lactante Enfermedades Crónicas en Bebés y Niños

El Cólico del Lactante no existe, pero tu bebé llora

El cólico del laxante no existe. Causas del cólico, llanto de tu bebé.

El Cólico del Lactante no existe. No hay un problema que explique el llanto de los bebés menores de 3-5 meses. Hay un libro que te explica cómo resolverlo.

Cuando hice la especialidad me explicaron que el cólico del lactante era un problema que afectaba según estadísticas a entre un 10% y un 40% de los niños. Según lo estrictos que fuésemos en la definición.

Pero lo peor viene después. Cuando vas a ver la causa y te encuentras con que no se define, tampoco hay un modo de diagnosticarlo con claridad ni un tratamiento que funcione….

Hace ya años que viendo sufrir a niños en mi consulta me planteé que tenía que haber respuestas a la altura del conocimiento que tenemos en el siglo XXI.

¿Y si eliminamos el diagnóstico de Cólico del Lactante?

En mi experiencia la respuesta ha llegado del hecho de descartar el Cólico del Lactante como diagnóstico. Ya que no podemos definir ni causa, ni diagnóstico ni tratamiento, cada vez que entra un niño en mi consulta que llora mucho con menos de 5 meses lo que hago es repasar los principales fallos en la adaptación inicial del bebé a la vida fuera del útero y ver si hay desviaciones que expliquen el llanto. La sorpresa es que entendiendo estos procesos adaptativos siempre encontramos respuestas.

Cuando un niño llora mucho en sus primeros meses suele haber uno, o más frecuentemente varios problemas de adaptación, que explican el llanto del bebé.

Los motivos de llanto del bebé que con más frecuencia encuentro en mi consulta son:

  • Una pauta de Alimentación incorrecta. Se sigue recomendando a los padres que alimenten a sus hijos con pautas rígidas que favorecen que el niño coma con ansiedad. Hay llantos que simplemente son por hambre, otros se producen cuando los gases o el reflujo empeoran por comer desesperado. Esta es una de las causas más fácil de tratar y sin embargo se bombardea constantemente a los padres con consejos en contra de hacerlo.
  • Necesidad de estímulos no cubierta. Si con la comida se dan consejos absurdos, en este campo es peor aún.
  • Bebés de alta demanda. No todos los niños son iguales. Los que tienen una mayor necesidad e estímulos son carne de cañón del “lo vas a acostumbrar a brazos”. Hay que entender a estos niños y cómo cubrir sus necesidades de forma más llevadera.
  • Alergias e intolerancias. Es un fallo en la asimilación de los alimentos que en sus formas más intensas suele diagnosticarse con facilidad, pero en sus formas leves o moderadas explican muchos llanto calificados como Cólicos.
  • Pseudoestreñimiento del lactante. En el control inicial del esfínter anal se puede producir un fallo de coordinación que suele superarse en semanas. Pero son semanas en las que hay una clara retención de heces y gases que lleva al llanto desconsolado.
  • Alteración de la Flora Intestinal. En los primeros meses de vida hay cambios constantes en esta flora y dependiendo de su composición pueden aparecer molestias evidente que pueden mejorar si regulamos esa microbiota.
  • Reflujo Ácido. Desde que el bebé nace la producción de ácido del estómago va aumentando progresivamente hasta cumplir su función de romper las proteínas en el estómago. Pero a veces supera lo que sería normal y aparecen problemas. Un llanto que interrumpe la toma arqueándose hacia atrás, acompañado de otra serie de signos claros de que sufre reflujo.

Estas siete causas explican más del 95% de lo que se ha llamado hasta ahora Cólico del Lactante. Pero estas sí son problemas definidos con un diagnóstico que puede confirmarse de forma objetiva y con medidas que pueden resolverlos.

En el libro Bebés sin Cólicos he hecho un esfuerzo por explicar de forma clara a las familias estos problemas, cómo identificarlos sin tener que recurrir a pruebas complementarias y las medidas para resolverlas recurriendo al mínimo de medicación necesaria.

Bebés sin Cólicos, Libro, ebook, el método para resolver los cólicos del lactante y el llanto de tu bebé.
Categorías
Bebé de 2 meses Blog Diarrea Digestivas Edad del Bebé o Niño Infecciones en Bebés y Niños Síntomas del Bebé y el Niño Enfermos

¿Por qué mi ??Bebé hace el ?popó verde??

Explicación de por qué mi bebé hace la caca verde

Te explico brevemente porqué hace un 👶🏻bebé la 💩Caca Verde a veces. Si implica algún problema y cómo actuar. El popó puede cambiar mucho de color.

Este artículo es parte de una serie en la que quiero desterrar mitos.

Por eso voy a centrarme en:

  • Porqué los bebés hacen cosas llamativas.
  • A qué suele atribuirlo erróneamente la gente.
  • Qué te suelen recomendar sin razón que hagas.
  • Lo que realmente hace que esto suceda.
  • Qué deberías hacer.

Los Bebes con frecuencia hacen popó verde

caca verde en bebé

Pues sí. La caca de un bebé que toma sólo leche puede ser blanquecina, amarillenta, anaranjada, distintas tonalidades de marrón, negruzca y verde.

El verde puede ir desde un verde limón casi amarillento hasta un verde aceituna oscuro, casi negro.

Caca verde en bebé sin diarrea
Esta caca es verde, pero tiene una consistencia normal. No es diarrea. Simplemente la bilis no ha sido digerida.

A qué suele atribuir la gente el color verde del popó

Es muy frecuente que te digan que es diarrea o que tiene intolerancia a la lactosa. Te aclaro al final que no tiene porqué ser así.

Qué suelen recomendar que hagas si la caca de tu bebé es verde

No es raro que te alarmen diciendo que debe estar enfermo y tienes que llevarlo al pediatra.

Otros directamente te recomiendan que le des algún probiótico para la diarrea.

En algún caso hay quien dice que debes cambiar la leche por una sin lactosa, si toma biberón o que la madre debe dejar de tomar lactosa.

De nuevo son recomendaciones que hay que matizar.

Lo que realmente hace que tu bebé tenga verde el popó

El color de la Caca depende de qué ocurre con las sales biliares. Esta secreción del hígado se vacía sobre el alimento en el intestino delgado para ayudar a la digestión de las grasas.

El color de la bilis es verde oscuro, casi negro.

Los gérmenes que hay en el intestino pueden romper las sales biliares. Y dependiendo de cómo lo hagan pueden cambiar su color a amarillo o marrón.

Si el paso de la caca es rápido y no da tiempo a que las sales biliares se rompan el popó es verde. Pero en los bebés este paso es bastante rápido sin que haya problemas.

Si los gérmenes que hay en el intestino no rompen la bilis, la caca es verde. Sean esos gérmenes buenos o malos, agresivos o no, pueden romper o no la bilis.

Qué deberías hacer si la caca de tu bebé es verde

Pues depende:

  • Si tu hijo hace de repente la caca verde, pero no tiene ninguna molestia, sigue comiendo bien y la piel alrededor de su ano no está irritada, no es necesario que hagas nada. Ha cambiado la flora de su intestino. Los gérmenes nuevos pasan de la bilis. Pero no son malos y al bebé le da igual.
  • Si con el cambio de color has notado que claramente tiene molestias, come peor o tiene dermatitis del pañal porque la caca se ha vuelto ácida, sí que es signo de que los gérmenes que hay en la tripa son más agresivos y hay que cambiarlos:
    • Dale un probiótico hasta que se revierta la situación. Es decir hasta que desaparezcan las molestias, aunque la caca siga siendo verde.
    • Si toma leche artificial debes cambiarla unos días por leche sin lactosa. Es típico en la intolerancia a la lactosa que el bebé tenga diarrea ácida verdosa con muchos gases y dolor de barriga.
    • Si toma pecho puedes seguir tomando lactosa sin problema. La lactosa que toma la madre se digiere para absorberse. La que hay en la leche materna la ha producido el propio pecho y va acompañada de lactasa, que la digiere, con lo que quitar la lactosa de la dieta materna no influye para nada.

Como ves lo que dice la gente y la realidad tiene algunos puntos en común, pero es porque la mayoría de la gente no tiene las ideas claras o recuerdan algo de información parcial en el mejor de los casos.

Categorías
Alergias e Intolerancias Bebé de 18 meses, año y medio Blog Bronquitis Cuidados del Bebé y el Niño Dermatitis Atópica Dieta Sana Edad del Bebé o Niño Enfermedades Crónicas en Bebés y Niños Higiene del Bebé y del Niño Infecciones en Bebés y Niños Piel del Bebé y el Niño Protección Solar

Maduración del Sistema Defensivo Infantil

Detrás de muchas infecciones que se cronifican hay un sistema defensivo Hiperreactivo

Si te preocupa el sistema defensivo de tu hijo esta reflexión puede ayudarte a entender si realmente algo va mal y cómo actuar para mejorarlo.

Cuando hablamos de defensas en los niños solemos pensar en las infecciones, en lo recurrentes que son y lo desesperantes que pueden resultar, especialmente entre el año y los 3 años.

Muchos padres durante este periodo ven cómo su hijo no pasa dos semanas sin una nueva infección. Lo que es un desafío para la organización familiar en no pocos casos. Pero además causa preocupación, porque nos da la impresión de que es el nuestro el único que está pasando por eso.

Surgen dudas que podrían resumirse en “¿tiene las defensas bajas”. Y en “¿hay algo que pueda hacer para subir sus defensas?”.

Te propongo una visión diferente.

Maduración del Sistema Defensivo Infantil

El sistema defensivo es una de las piezas clave de nuestra salud. Y como otros muchos elementos del organismo debe madurar hasta estar preparado para cumplir de forma adecuada su función.

Básicamente su trabajo es mantener el orden en el organismo:

  1. Conteniendo a los gérmenes para que no generen daño. Lo cuál no siempre implica destruirlos. Son millones de gérmenes los que conviven en el organismo con nosotros, incluso en zonas que considerábamos estériles, donde cada vez entendemos mejor que están cumpliendo funciones importantes para nuestra salud.
  2. Impidiendo que un tipo de células crezca donde no debe. Constantemente se generan tumores en nuestro cuerpo, pero el sistema defensivo localiza y destruye la gran mayoría de ellos.

Para cumplir esta función los primeros años son claves, porque en ellos se produce una modulación y aprendizaje del sistema defensivo que le permiten realizar bien su trabajo el resto de nuestra vida.

En algunos casos el resultado no es bueno:

  1. Inmunodeficiencias genéticas. Hay personas que nacen con unos genes que pueden producir un mal funcionamiento del sistema defensivo. Cuando falta alguna de las piezas clave para que cumpla su función. Un ejemplo de esto son los defectos del Complemento (unas moléculas que el sistema defensivo usa para destruir gérmenes agresivos).
  2. Inmunodeficiencias por malnutrición. En los casos en los que la genética está bien, puede fallar un aporte insuficiente de algunos nutrientes imprescindibles para el correcto funcionamiento del sistema defensivo, como Hierro, Vitamina C…. Este fue un problema muy extendido en la historia humana. La malnutrición era casi la norma. Por eso cuando vemos que el sistema defensivo de un niño parece no funcionar bien pensamos inmediatamente en darle algún complemento nutricional para subir las defensas.

Cuando un niño tiene inmunodeficiencia, sea genética o por malnutrición se manifiesta como una tendencia clara a complicar las infecciones, necesitando con frecuencia el uso de Antibióticos Intravenosos.

Si un niño necesita ser ingresado con frecuencia en el Hospital para que le administren estos Antibióticos es porque su sistema defensivo ha fracasado en su función principal.

Esto, por suerte, es algo excepcional.

La gran mayoría de los niños que vemos en las consultas de Pediatría en la actualidad no son así. Sino todo lo contrario. Son niños en los que el ajuste del Sistema Defensivo no está fallando por defecto, sino por exceso. Niños que más que Antibióticos consumen de forma repetida corticoides y antihistamínicos. Medicamentos que no ayudan a defenderse contra las infecciones, sino a reducir una respuesta del Sistema Defensivo excesiva frente a esas infecciones.

Cuando esto ocurre, las infecciones normales que cualquier niño sano elimina en cuestión de un par de días pueden cronificarse, tardando semanas en resolverse o entrando en un estado de “siempre malo” en el que cuesta diferenciar cuándo acabó la penúltima infección y ha empezado la última.

Niños que siempre están con mocos y tos, con fiebres intermitentes que no acaban de desaparecer, con bronquitis, otitis, amigdalitis, laringitis constantes. Con diarreas intermitentes y malestar abdominal poco definido pero prolongado.

Llega un momento que el sistema defensivo está tan alterado que acaba respondiendo de forma inadecuada incluso a cosas no agresivas, con manifestaciones alérgicas como dermatitis atópica, alergias alimentarias, a pólenes, ácaros….

Cada vez es más frecuente todo esto, que agrupamos en el nombre de Hiperreactividad.

Al final del camino llega a una situación de tal confusión que puede atacar incluso al propio cuerpo generando Auntoinmunidad: Reacciones en las que el sistema defensivo ataca al propio cuerpo.

Cuando esta modulación ha fracasado generando Alergias y Autoinmunidad, es tal el consumo erróneo de recursos, que empieza a fracasar en la que era su función real. Aparecen infecciones oportunistas y muchos tumores no son detectados y eliminados.

Causas y soluciones de la Hiperreactividad

En este artículo no voy a entrar a fondo, porque quiero hacerlo en otros específicos de cada tema, pero sí voy a hacer una reflexión:

Estamos poniendo parches.

Cada vez que diagnosticamos una alergias y tratamos los síntomas o evitamos al alergeno, pero sin intentar normalizar la Regulación del Sistema Denfensivo, estamos poniendo un parche.

Lo normal es que tras ese problema aparezca otro, y otro, y otro….

En algunos pacientes no hacemos sino vigilar al paciente para ver cuál será la próxima alergia, la próxima reacción Autoinmune, el próximo brote de dermatitis.

Cuando lo que deberíamos hacer ante cualquiera de esas manifestaciones es plantearnos qué está fallando para que la Regulación Inmunológica esté generando estos problemas en serie. Y actuar aliviando los síntomas del problema de turno, pero con una estrategia de fondo que lleve a normalizar el funcionamiento del Sistema Inmunológico.

Apuntaré algunos de los elementos sobre los que podemos actuar para lograr este objetivo:

Nutrición inadecuada. Un exceso de Omega 6 y 9 de origen animal o una carencia de Omega 3 puede generar una mayor tendencia a la inflamación en los tejidos. También una dieta rica en azúcar y pobre en fibra puede ser negativa por favorecer el desarrollo de una flora alterada.

Flora alterada. En el intestino está el 70% de nuestro sistema defensivo. Tener una flora que lo excita constantemente puede generar hiperreactividad. Tener por el contrario una más amigable que no ataca y genera sustancias que calman al sistema defensivo puede reducir la hiperreactividad. Es importante favorecer que la flora intestinal del niño tenga la mayor variedad posible y evitar el uso de antibióticos cuando no sean necesarios, ya que pueden generar desequilibrios importantes que pueden llevar a una flora agresiva. Los gérmenes amigables se alimentan de fibra, los agresivos aprovechan para crecer y desplazarlos cuando hay un exceso de azúcares libres y falta de fibra en la dieta.

– Exposición solar. Una agresión solar que genere quemaduras puede ser perjudicial, pero una falta de exposición solar también es mala, ya que la radiación solar tiene un efecto inmunomodulador fundamental. Deberíamos exponer a los niños al sol tanto como sea posible sin que se quemen.

– Exposición a alergenos pobre. Un exceso de higiene o un entorno demasiado artificial hace que sustancias naturales sean algo extraño contra lo que puede acabar reaccionándose si los contactos son muy esporádicos y coinciden por casualidad con un daño. Exponer de forma regular a los alergenos cuando no hay daño asociado es la mejor forma de generar tolerancia y evitar alergias. Una vez generada la alergia, se puede llegar a eliminar con estrategias de tolerancia progresiva.

Medicación específica. En estos niños vamos a usar mucho antihistamínicos y corticoides para modular la respuesta del sistema defensivo. Pero hay medicamentos que van más allá del alivio de un síntoma y pueden modular al sistema defensivo en su conjunto. Algunos como los inhibidores de leucotrienos pueden ser muy útiles como tratamiento de fondo.

En cada niño, dependiendo de sus antecedentes, de sus síntomas y de sus condiciones de vida tendremos que diseñar una estrategia adecuada. Pero esto es posible, consiguiéndose especialmente en los primeros años de vida normalizar el funcionamiento del Sistema Defensivo. Lo que puede hacer que acabe siendo un Aliado en la salud futura del niño, y no un generador constante de problemas el resto de su vida.

No nos perdamos en una sucesión interminable de síntomas y abordemos el problema de fondo: La maduración adecuada del Sistema Defensivo.

 

Categorías
Alergias e Intolerancias Alimentación Complementaria del Bebé Alimentación del Bebé y el Niño Blog Dieta Sana Enfermedades Crónicas en Bebés y Niños Infecciones en Bebés y Niños Maternidad Otros temas de Salud Infantil Primer Mes de vida del Bebé

Flora Intestinal y Alergia cada vez más frecuente

Flora intestinal y alergias. Cómo conservar una flora adecuada que evite las alergias.

El aumento de Alergias es evidente. Uno de los factores que influye es la flora intestinal y cómo nuestro modo de vida la está alterando. Algunos consejos para contrarrestar esta tendencia.

Hay un aumento evidente de alergias en la población infantil durante las últimas décadas.

Se han elaborado muchas teorías para intentar explicarlo.

Y también se han hecho recomendaciones para intentar revertirlo. Por ahora con poco éxito.

Una de las teorías es la higienista de la que ya hablé en algún artículo. Pero en esta ocasión quiero centrarme en tres aspectos concretos que pueden ayudar a tu hijo a tener una flora intestinal más rica que dificulte la aparición de alergias:

  • Cesárea.
  • Antibióticos en los primeros meses de vida.
  • Higiene en los primeros meses de vida.

La flora intestina tiene un papel fundamental en la regulación del sistema defensivo, especialmente en la etapa de lactante

La Cesárea, la Flora Intestinal y el aumento de alergias

En algunos casos el parto es imposible. En otros no es deseable. No todos los partos van bien. Y la Cesárea es una técnica que ha salvado a muchas madres y a muchos bebés. Un parto complicado en el que el bebé ya lo está pasando mal puede llevar a unas secuelas terribles de por vida que son evitables con una cesárea a tiempo.

Pero como todo, la Cesárea no es una solución sin efectos secundarios. Los tiene para la madre y también para el bebé.

Hay cada vez más estudios que muestran un aumento de la frecuencia de alergias en los niños que nacieron por cesárea.

La razón parece ser una flora intestinal pobre en estos niños que no modula adecuadamente al sistema defensivo en los primeros meses de vida. Las bacterias que recibimos al nacer y forman nuestra flora intestinal interactúan con el sistema defensivo regulando su funcionamiento futuro.

Cuando un bebé nace de parto natural, pasa a través de la vagina de su madre. Y obtiene sus primeros gérmenes de esa zona. 

Cuando nace de cesárea, evita ese paso, y obtiene sus primeros gérmenes de la piel de su madre y de los presentes en el hospital.

Ambos casos generan floras intestinales muy diferentes entre sí.

Se ha visto que los gérmenes presentes en la vagina de la madre dan lugar a una flora intestinal más rica y equilibrada. Una flora que modula en los primeros meses de vida la respuesta del sistema defensivo reduciendo la incidencia de alergias.

Algunos expertos sugieren que para evitar esto:

  • Las cesáreas deben estar siempre bien justificadas. Hay zonas en las que más de la mitad de los partos acaban en cesárea. Esto no es razonable. Pero como siempre, dan igual las estadísticas. Cada caso debe ser valorado de forma individual.
  • Tras la cesárea debería «contagiarse» al bebé con las secreciones vaginales de la madre. Para lograr así que el bebé sea colonizado por los gérmenes adecuados. Excepción evidente es cuando la madre presenta algún germen patógeno en su vagina, como el Estreptococo Agalactiae del grupo B (SGB), el VIH o el Tracoma…
  • Administración precoz de probióticos en los bebés que nacen por cesárea y no se ha hecho siembra de gérmenes vaginales de la madre.

Antibióticos en los primeros meses de vida, flora intestinal y alergias

Los antibióticos son medicamentos que matan bacterias.

Algunas de esas bacterias pueden causar infecciones graves, incluso mortales. Por lo que los antibióticos son una de las herramientas que más vidas ha salvado desde su descubrimiento.

Pero como ocurría con las cesáreas, no todo es positivo.

Cuando tratamos a un bebé con antibióticos estamos eliminando gérmenes perjudiciales. Pero también a la flora intestinal del bebé.

Si esto ocurre la flora se irá reconstruyendo con los nuevos gérmenes que vayan entrando en nuestro cuerpo. El problema es que los bebés tienen una flora muy concreta que adquirieron como hemos explicado en el parto. Cuando el antibiótico elimina esa flora será reemplazada por otros gérmenes presentes en nuestro entorno que nada tienen que ver con la flora vaginal de su madre en el parto.

Se ha visto que el uso de antibióticos en etapas precoces se asocia con la aparición de alergias con más frecuencia.

Para evitarlo, se recomienda:

  • Usar antibióticos sólo cuando está justificado. Es decir en infecciones bacterianas que pueden complicarse si no se tratan adecuadamente. No usar antibióticos simplemente porque hay fiebre alta o porque no ha cedido en unos días. Ante la duda hay analíticas que pueden decirnos si una infección está o no producida por bacterias.
  • Siempre que se dan Antibióticos debería acompañarse el tratamiento con Probióticos. Los probióticos son suplementos de gérmenes beneficiosos que podemos tomar para asegurar que tras el efecto del antibiótico el intestino se repuebla con la flora adecuada.

Retraso de la exposición a gérmenes, flora intestinal y alergias

Ya expliqué en otro artículo que las alergias alimentarias han aumentado desde que retrasamos la introducción de alimentos en la dieta.

La asociación perfecta para esto es el retraso de la exposición a gérmenes que tenemos en las «muy limpias» sociedades desarrolladas. Las alergias son muchísimo más frecuentes en Suecia que en Pakistán. Pero hay una clara asociación entre alergias y clase social. Siendo mucho más frecuentes en clases sociales acomodadas en las que las condiciones de higiene son mayores.

El problema es que los niños que se crían en condiciones de higiene tipo «NASA» tienen una flora intestinal menos rica que aquellos que crecen sin tanta antisepsia. Y esto es bueno porque en los primeros meses de vida, cuanto más rica es la flora bacteriana con la que vivimos mejor se modula la actividad del sistema defensivo.

Alergias de piel, respiratorias y alimentarias son menos frecuentes en niños que se han criado en condiciones de higiene «deficientes». Con lo que tal vez deberíamos cambiar de mentalidad y entender que las condiciones de higiene «deficientes» son en realidad las normales y que las que estamos dando a los bebés en sociedades «desarrolladas» son en realidad excesivas.

Recomendaciones concretas para corregir esto:

  • No aísles a tu bebé en una «burbuja» para que nadie pueda tocarlo o respirar cerca de él….
  • No esterilices.
  • Sal a la calle sin el paquete de toallitas. Deja de limpiar compulsivamente sus manos por si se mete gérmenes en la boca.
  • Deja que tu bebé juegue en la tierra y toque a los animales. Los niños que con menos frecuencia desarrollan alergias son aquellos que se crían en una granja con contacto directo con los animales.
  • Báñalo sólo cuando esté sucio. Especialmente evita los jabones cuando no sean imprescindibles.
  • Sal al campo con tu bebé tanto como puedas y déjale que se pringue. Báñalo de Naturaleza.

Como ves hablamos de 3 aspectos que identificamos habitualmente como avances que han salvado vidas.

Pero que si no sabemos manejar generan problemas cada vez más frecuentes.

Espero que entenderlos cambie realmente las posibilidades de que tu hijo acabe desarrollando una alergia.

Hay otros factores que han aumentado la frecuencia de alergias en los niños

Siempre suelen influir varios factores en el desarrollo de un problema.

Los más destacados a los que también se da protagonismo en el aumento de alergias son: