Categorías
Blog

Asimilación de frustraciones

La frustración existe, cómo afrontarla de forma positiva en la educación de los niños.

Otra palabra fea.

Será que no estabais avisados desde el principio.

Vamos a ponerlo en una frase en la que os va a sonar aún peor:

La Educación de los niños de una sociedad es un proceso por el que asimilan las Frustraciones acumuladas por esa sociedad a lo largo de su Historia.

Fea no. Es horrible.

Y sin embargo es una verdad como un templo.

A explicarlo.

Como dije en otro capítulo la frustración es como el dolor anímico o emocional.

Decimos que cuando alguien intenta una y otra vez algo, si no lo consigue llega un momento que se frustra.

Eso quiere decir que tras intentarlo y fracasar repetidamente, ya siente que al probar de nuevo tampoco lo conseguirá.

Y esa idea le resulta tan desagradable que prefiere no intentarlo más.

Se ha frustrado.

Hay muchas personas que defienden que la frustración es mala, y hay que evitarla en los niños.

Pero es que la frustración, como el dolor es algo inevitable en nuestra vida.

No siempre vamos a conseguir todo lo que deseemos en este mundo, y sobre todo no siempre lo vamos a conseguir a la primera y sin errores.

Luego la frustración aparecerá en ocasiones, por mucho que intentemos evitarla.

La diferencia entre unas personas y otras respecto a la frustración es la forma en la que la afrontan y lo que significa para ellas.

Lo primero que hay que entender es el significado de la frustración:

“Te estás equivocando, o en la forma o en el objetivo”.

Tener un avisador que nos alerte cuando nos equivocamos no es en ningún caso algo negativo.

Ante este aviso la reacción adecuada es valorar la importancia del objetivo:

Si no nos merece la pena hay que renunciar a él.

Si nos merece la pena, hay que buscar vías alternativas para alcanzarlo, porque la forma probada hasta ese momento no funciona.

Hay ciertos medios para alcanzar objetivos en la sociedad que han sido usados por el hombre desde siempre.

Algunos de ellos hemos ido aprendiendo que no funcionan o no debemos tolerar que sean usados por ninguno miembro de la sociedad porque limitaría la libertad y los derechos de los demás, alterando gravemente la convivencia.

Otros dañan fundamentalmente al que los aplica, simplemente porque no se ajustan a la forma general de actuar de los demás con los que vivimos.

Del primer tipo son la Violencia y la Manipulación.

Del segundo el Buenismo.

Asimilar desde pequeños en el ambiente familiar que estas conductas no son efectivas, evita muchos esfuerzos inútiles en el futuro.

Aprender a reconocer la frustración rápidamente como un aviso de que estamos actuando de forma errónea, nos da la oportunidad de no continuar un camino que no lleva a ninguna parte y tomar el adecuado antes de perder tiempo y dedicación de forma inútil.

Esto no quiere decir que busquemos activamente frustrar a nuestros hijos para que aprendan.

Pero sí, que no intentemos obsesivamente protegerlos contra ella, cuando usan medios que no funcionan o buscan objetivos contraproducentes.

Y de nuevo ¿Quién valora si un medio no funciona o los objetivos son contraproducentes? Pues vosotros, que para eso sois sus padres.

A este respecto, sed prudentes. Nadie, ni siquiera los padres somos poseedores de la verdad absoluta.

A veces tenemos tendencia a calificar un medio o un fin como inadecuado sólo porque a nosotros no nos dio resultado.

En algunos casos nuestro hijo necesita equivocarse por si mismo, y a veces demostrarnos que es capaz de algo que nosotros no supimos conseguir.