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Alergias Modernas

Alergias. El precio por una sobreprotección de nuestros hijos.

Las enfermedades originadas por un funcionamiento incorrecto de nuestro sistema defensivo son cada vez más frecuentes. Hablemos del porqué y entenderemos qué medidas tienen sentido para reducir y a veces resolver esos problemas.

Nos referimos a enfermedades como:

  1. Alergias.

  2. Enfermedades autoinmunes.

  3. Cáncer.

Podríamos considerarlas las epidemias de nuestro tiempo.

La principal diferencia con las epidemias clásicas es que no se transmiten por gérmenes, sino por unos cambios en nuestras condiciones de vida, que en muchos casos buscaban acabar con esas epidemias infecciosas de épocas anteriores, y han alterado el funcionamiento del sistema inmunitario.

El ser humano ha cambiado mucho su forma de vida en muy poco tiempo.

Algunos de los problemas de salud más importantes en la actualidad son causados porque esos cambios han sido demasiado rápidos, en comparación con el ritmo de adaptación de nuestra biología.

Hoy vamos a hablar de los cambios que afectan al sistema inmunitario y de las enfermedades relacionadas con él, que son cada vez más frecuentes.

Nuestro sistema defensivo es casi idéntico al de cualquier primate. Lleva funcionando sin grandes cambios desde hace cientos de miles de años.

Pero en pocos milenios hemos pasado de ser:

Nómadas a Agricultores Sedentarios. Esto ha significado por ejemplo que la eliminación de deshechos se convierte en un problema. Problema que aumentó al pasar de:

Agricultores Sedentarios a Urbanos. Lo que implica que al aumentar la concentración de seres humanos las infecciones se propagan con más facilidad. Tanto por el contacto directo con un número mayor de seres humanos, como porque los deshechos (orina, heces) son también vías de contagio. Más aún cuando las ciudades empezaron a proliferar y se empezaron a relacionar de forma regular mediante comercio. Un paso más en la modificación del entorno llegó con:

La Industrialización. Una mayor concentración de personas y con una contaminación del entorno con humos, metales y otros productos químicos tóxicos. Muchos de ellos capaces de irritar al sistema defensivo o de alterar su funcionamiento.

Todos estos cambios favorecieron un aumento de la población que hubiese sido imposible si el ser humano hubiese seguido con su forma de vida nómada.

Pero todos y cada uno de esos pasos han tenido costes para la salud del ser humano. El balance global puede considerarse positivo si tenemos en cuenta el número de habitantes y la esperanza de vida actual. Pero sin duda muchos de los problemas de salud de sufrimos en la actualidad son herencia de cambios a los que aún no nos hemos adaptado biológicamente ni en nuestros hábitos de vida.

Lo que en cada época se ha considerado como hábitos saludables ha ido evolucionando:

Sedentarismo: 

Establecerse como agricultor en un suelo fértil, cercano a una fuente de agua estable, fue sin duda un paso para reducir la actividad que un nómada tenía que realizar buscando recursos. Poco a poco, cuando la sociedad fue haciéndose más compleja y aparecieron las clases sociales, se llega a considerar una vida acomodada aquella que permite reducir al mínimo la actividad física. En la actualidad la actividad física que realizamos es claramente insuficiente para mantener nuestra salud. 

Higiene:

Cuando el nómada se asentó en una zona concreta y se hizo agricultor hubo cambios significativos:

  • Acceso al agua: El acceso a una fuente de agua estable era una de las condiciones buscadas por el agricultor. Este acceso al agua mejoraba la posibilidad de limpiarse a si mismo y a su entorno.
  • Acumulación de residuos: Pero vivir de forma permanente en un sitio genera un problema que no tenía el nómada, especialmente cuando fue aumentando la concentración de personas: Que esas personas generan excrementos y basura. Y que en esos residuos hay gérmenes que son muy raros en la naturaleza y transmiten enfermedades infecciosas con facilidad.
  • Empeora con la concentración urbana: Suministrar agua suficiente y eliminar los residuos sigue siendo uno de los principales problemas de cualquier ciudad. La falta de cantidad o calidad del agua y la eliminación inadecuada de residuos es una de las diferencias fundamentales entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo.
  • Aparecen los Antisépticos y Antibióticos: Con el descubrimiento de que muchas enfermedades eran generadas por gérmenes y que había productos como los antisépticos, los detergentes y los antibióticos para combatirlos, hubo un cambio importantísimo. Ha sido uno de los responsables más significativos de la disminución de la mortalidad. Especialmente en la infantil.
  • Pero ha supuesto un empobrecimiento de nuestra flora bacteriana: Nuestro sistema defensivo vive en una relación constante con los gérmenes con los que convivimos. Entre ellos hay muchos que no son perjudiciales, sino inclusos beneficiosos. Todos los cambios de nuestros hábitos de vida han influido de forma clara en esa relación. En muchos casos hemos perdido a colaboradores importantes junto con los enemigos que pretendíamos erradicar. El resultado es que hay una alteración evidente del funcionamiento del sistema defensivo. Al eliminar Bacterias, Hongos y Parásitos de nuestro entorno el sistema defensivo concentra su actividad de forma muy llamativa en los Virus. Y muchas de las enfermedades modernas son una reacción excesiva frente a las infecciones virales.

Exposición Solar:

El sol no sólo no es perjudicial, es imprescindible para los seres vivos de este planeta. Claro que puede generar agresiones. Cuando uno se quema con el sol una vez tras otra está generando un daño que pude producir envejecimiento y cáncer de piel. Pero:

  • Durante la casi totalidad de la evolución de la especie humana hemos sido animales que vivíamos al sol y estamos preparados para ello: 
    • Nuestro sistema defensivo cuenta por ejemplo con que parte de las defensas de la piel van a ser neutralizadas por la radiación solar. Y cuando esta exposición no existe aparecen patologías como la dermatitis atópica, la psoriasis… Enfermedades en las que un exceso de actividad del sistema defensivo genera problemas.
    • Nuestro metabolismo necesita el sol para generar moléculas esenciales como la vitamina D o la Melatonina, que tienen un efecto directo sobre el funcionamiento del sistema inmunitario. Cuando hay una carencia de ellas no se regula de forma adecuada y genera tanto inmunodeficiencias como reacciones excesivas inadecuadas.

Contaminación:

Nuestra intervención sobre el entorno ha producido cambios buscados por el ser humano, pero con efectos siempre que alteran el entorno. Por ejemplo cuando usamos plaguicidas para proteger nuestras cosechas buscamos aumentar los alimentos disponibles. Pero esos plaguicidas no son inocuos para la salud del ser humano. Tras cubrir las necesidades de alimentación para toda la población empezamos a preocuparnos por mejorar la calidad. Y uno de sus puntos fundamentales es lograr los recursos que necesitamos generando la menor alteración posible del entorno natural en el que vivimos. Son las tendencias Ecológico-Biológico-Orgánico.

Exposición:

No sólo han cambiado las cosas con las que nuestro sistema inmunonológico se relacióna, también lo ha hecho la forma y el momento en que se produce muestra exposición a ellas:

  • Exposición tardía a infecciones: Tendemos a esterilizar el entorno de los bebé y podemos hacerlo, porque disponemos de herramientas para hacerlo que nunca existieron. Tenemos miedo a las infecciones y hemos confundido:
    • Salubridad: Condiciones de higiene que evitan el contagio de enfermedades infecciosas. Básicamente eliminación efectiva de los excrementos para evitar el contagio por contacto con los de personas infectadas.
    • Esterilidad: Eliminación indiscriminada de gérmenes en nuestro entorno. Tan intensa que hemos llegado a aburrir a nuestro sistema defensivo y a empobrecer de forma alarmante nuestra flora.
    • Paradoja del limpio: Los gérmenes no agresivos son menos resistentes, lo que hace que acabemos teniendo un entorno de gérmenes menos variado, pero más agresivo.
  • Exposición tardía a alimentos: Hemos retrasado la introducción de la alimentación hasta solaparla con la de debut antiinfeccioso generando una coincidencia que favorece las alergias.
  • Exposición tardía a pólenes, epitelios animales, ácaros: Elementos naturales con los que hemos convivido siempre se han eliminado de nuestro entorno. Nacíamos y crecíamos desde el principio en contacto con ellos. En la actualidad los niños de las ciudades suelen criarse en entornos en los que son la excepción. Suelen empezar a exponerse a ellos, de nuevo, cuando salen de la burbuja inicial en la que los mantenemos los primeros meses, y coincidiendo con las infecciones.

Exposición tardía a alergenos y aparición de alergias

Todo esto dibuja un panorama con los cambios radicales que han afectado a la interacción de nuestro hipermodificado entorno y nuestro Sistema Inmunitario, que casi no ha evolucionado.

En otro artículo explicaré las medidas que hoy en día creo que podemos tomar en la crianza para amortiguar este conflicto.

 

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¿Debo evitar que la gente toque a mi bebé?

Gérmenes y bebés. Microbios, infecciones y miedo al contagio

Una de las preocupaciones más extendidas entre muchas familias: El miedo al contagio de gérmenes a su bebé. Te explico algo muy importante y con lo que pocos cuentan.

Entre las causas del increíble descenso de la mortalidad infantil en los países desarrollados, una de las más importantes es la mejora en la salubridad, en las condiciones de higiene.

Pero como en otras muchas cuestiones corremos el riesgo de pasarnos de un extremo al otro y pagar las consecuencias.

Evidentemente, crecer en una ciudad sin alcantarillado, donde es difícil conseguir agua no contaminada de los gérmenes de todo el mundo y sin una higiene básica, favorece el contagio de enfermedades infecciosas, parasitosis y todo lo que se nos ocurra.

Pero podemos dar por hecho que ese nivel básico de salubridad pública está garantizado en nuestra sociedad.

De lo que quiero hablar aquí es de algo muy común en esta “sociedad limpia”: El miedo casi obsesivo de muchas familias a que su bebé sea contagiado de una infección por cualquiera.

Costumbres como no salir a la calle en las primeras semanas, evitar los lugares bulliciosos con el bebé, limpiar constantemente las manos del bebé durante los primeros meses para que no se meta las manos sucias en la boca, hacer de “Guardia Pretoriana” para que nadie se le acerque….

Para que entandáis esto voy a aclarar un par de conceptos que no suelen explicarse.

¿Está indefenso un bebé durante los primeros meses de vida?

La especie humana ha sobrevivido durante cientos de miles de años sin jabón, sin antibióticos, sin toallitas esterilizantes….

El sistema defensivo del bebé está preparado desde que nace para defenderse de las infecciones. De hecho está mejor preparado durante los primeros meses. Y es así porque durante el embarazo, de la sangre de la madre, pasan al bebé los anticuerpos contra todas las infecciones que la madre ha pasado en toda su vida. Es lo que llamamos Inmunización Pasiva. 

En los primeros 6-8 meses, cuando un bebé tiene contacto con cualquier infección que su madre ha pasado, es bloqueada por los anticuerpos que su madre le pasó en el embarazo.

Sin que sufra fiebre, ni mocos, ni tos, ni vómitos, ni diarrea… Sin desarrollar síntomas, los anticuerpo de mamá frenan al germen y avisan al sistema defensivo del bebé.

Le dicen: “Míra, sistema defensivo del bebé, este bicho es malo, liquídalo… Y a partir de ahora, cuando vuelvas a verlo por aquí, a por él.”

Este proceso se repite con un germen tras otro durante los primeros meses. Lo normal es que si el niño vive en el mismo entorno en el que lo ha hecho su madre, en esta etapa identifique y frene en estos primeros meses un amplio porcentaje de los gérmenes con los que va a tener que vivir el resto de su vida. 

De indefenso nada.

¿Qué ocurre cuando evitamos el contacto del bebé con gérmenes durante los primeros meses de vida?

Evitar este contacto al 100% es imposible. Porque en este mundo hay bichos por todas partes.

Pero podemos reducir mucho el contacto con gérmenes que pueden crecer en nuestro cuerpo si limitamos el contacto con otros seres humanos. ¿Debemos hacerlo o no?

Si limitamos el contacto con otras personas para evitar contagios:

  1. Estamos impidiendo que el bebé tenga esos primeros contactos cuando cuenta con la ayuda de los anticuerpos de mamá. Antes o después acabará recibiéndolos. Evitarlo en la primera etapa sólo le retrasará el trabajo para que se le venga todo encima cuando ya no cuente con la ayuda de la Inmunización Pasiva. Pasará con fiebre, tos, mocos, vómitos y/o diarrea infecciones que pudo superar sin síntomas en los primeros meses. 
  2. El sistema defensivo debe aprender a reaccionar de forma adecuada. Para regularse debe trabajar. Cuando tiene contacto con muchos gérmenes diferentes, aprende a reaccionar de forma más intensa con los más agresivos y a ser más tolerante con los que no lo son. Cuando no se le deja una carga mínima de trabajo, va acumulando capacidad defensiva y en cuanto puede, tiende a reaccionar con más intensidad de la adecuada. Por eso muchos niños que viven en su burbuja antiinfecciosa, en cuanto pillan un virus que irrite un poco la vía respiratoria, desarrollan bronquiolitis.
  3. Las medidas de higiene permiten fundamentalmente evitar bacterias, hongos y parásitos. Pero son muy poco efectivas frente a virus. Es por eso que en la actualidad generan más ingresos hospitalarios las infecciones virales que las bacterianas. Cuando siempre fue al revés. El problema es un sistema defensivo infrautilizado que concentra toda su capacidad en reaccionar frente al único estímulo que no logramos evitar: Los virus. Por eso la mayoría de los niños pequeños, cuando se les hace una analítica y vemos sus células defensivas tiene Linfocitosis: Entre las células defensivas hay Linfocitos (que luchan fundamentalmente contra virus) y Neutrófilos (que luchan especialmente contra las bacterias). Los niños suelen tener un porcentaje de neutrófilos bajo y de Linfocitos alto. Esto acaba generando hiperreactividad frente a esas infecciones virales. Algo responsable de las bronquitis de repetición que si no se soluciona acaba generando asma.

Por lo tanto:

Es razonable que tu bebé no gatee por un urinario de un bar.

No lo bañes en una alcantarilla.

Es adecuado que limpiemos las hortalizas que han sido regadas con aguas residuales…

Pero evitar de forma obsesiva que nadie se acerque a él es claramente contraproducente.

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Sexto mes de embarazo, infecciones y vacunas en el embarazo

Anticiparnos siempre que sea posible, el contagio durante el embarazo puede afectar a la salud de la madre y a la del bebé.

Semanas 23 a 27 de embarazo.

 

Uno de los objetivos de las pruebas que se incluyen en las analíticas del primer trimestre es determinar la  inmunidad de la embarazada frente a algunas infecciones.

Pero ¿son estas infecciones las únicas que puede tener una embarazada?, evidentemente la respuesta es no, entonces ¿por qué se incluyen éstas? y ¿qué pasa con las otras?

Para empezar son pruebas que se incluyen en “protocolos básicos” para embarazadas y evidentemente se ven afectados por las características generales y limitaciones de los protocolos en medicina, la información sobre protocolos que comparto en el artículo “¿Pediatría 2.0 de protocolo o personalizada?” aclara mi opinión al respecto.

En este caso, factores como son resultados de epidemias previas, el económico y la gravedad de su repercusión son determinantes para su inclusión en el protocolo, a los que se suman la posibilidad de tomar precauciones para evitar su contagio en casos de no inmunidad, posibilidades de tratamiento y pautas de actuación en infecciones maternas recientes e infecciones crónicas.

Será vuestro médico ginecólogo el que debe decidir si es necesario hacer otras determinaciones y el que interprete los resultados, ya que siempre deberá de hacerlo un facultativo que conozca vuestro historial.

Salvo que sucedan situaciones de riesgo, normalmente no se vuelven a realizar estás pruebas, pero si se da el caso de exposición, debéis ponerlo en conocimiento del equipo que os realice el seguimiento del embarazo, ya que entonces según la situación vivida, si que resulta habitual repetirlas o incluso hacer nuevas determinaciones.

Algunas infecciones que pueden afectar el embarazo se han agrupado bajo el acrónimo TORCH:

T: toxoplasmosis

O: otras infecciones (sífilis, varicela, parvovirus B19, papilomavirus, malaria, tuberculosis, etc.)

R: rubeola

C: citomegalovirus

H: herpesvirus

Las infecciones TORCH son infecciones que pueden originar anomalías congénitas, retraso en el crecimiento, alteraciones del sistema nervioso central, anemia fetal, sepsis, etc.

Debéis saber que una infección tiene diferentes efectos según la fase en la que se encuentra el embarazo, dado el interés que suele despertar la exposición a la varicela cuando la pasan los hijos de embarazadas que ya son mamás, os pongo como ejemplo los posibles efectos de la varicela en el embarazo.

Vacunas en el embarazo

Cuando hablamos de infecciones resulta inevitable hablar de vacunas, un tema controvertido y que suele abrir debate, podéis ver que he escrito bastante sobre vacunas y he compartido tanto las razones para vacunar a un niño como las teorías en contra de la vacunación.

La vacunación en el embarazo no es una excepción en la general polémica sobre las vacunas, pero se consideran indicadas cuando hay un riesgo elevado de exposición a la enfermedad y cuando la infección natural supone riesgos graves para madre y/o feto.

La mejor medida es la vacunación antes del embarazo, todas las futuras mamás deberían llegar al embarazo con el calendario vacunal completo y actualizado, y tanto médicos (pediatras y ginecólogos) como padres deberíamos encargarnos de conseguirlo.

Las vacunas recomendadas en el embarazo son la dTpa (tétanos, difteria y tosferina) y contra la gripe (influenza), ya que se consideran seguras y beneficiosas, no se ha podido demostrar riesgos para el embarazo y los anticuerpos que se forman protegen al bebé de estas infecciones en su forma neonatal.

Las vacunas recomendadas en casos de riesgo de exposición durante el embarazo son las vacunas contra hepatitis A y B, la rabia, el neumococo y meningococo.

Y las vacunas contraindicadas son la triple vírica (rubéola, sarampión, paperas), contra la varicela, tuberculosis, tifoidea y antigripal intranasal. Se incluyen también en este grupo la vacuna contra la fiebre amarilla, aunque en este caso, ante una exposición inevitable a partir del segundo trimestre de embarazo se vacuna, ya que es preferible el riesgo de la vacunación a la enfermedad. Y la vacuna contra la poliomielitis, que no está aconsejada, pero dados los riesgos de esta enfermedad, ante una situación de epidemia se vacunaría a las embarazadas.

Comparando infecciones y vacunas, encontramos ausencias importantes. Actualmente para algunas infecciones no hay vacunas o están en fase experimental, si no hay inmunidad previa al embarazo la única medida es la prevención, es el caso de la toxoplasmosis y del citomegalovirus. Incluso hay casos en los que la única alternativa es prevenir, un ejemplo la listeriosis para las que no hay vacuna y además su contagio parece que no crea inmunidad.

Para completar la información sobre las “controvertidas” vacunas os dejo un enlace a la Asociación Española de Vacunología.

Resumiendo

A lo largo de nuestra vida estamos expuestos a muchas infecciones y es imposible evitarlas todas. El embarazo es una etapa especial en la que el contagio puede afectar salud de la madre y a la del bebé, y por esto, es una etapa en la que intentamos evitar las infecciones con todos los medios a nuestro alcance.

Para disminuir el riesgo de problemas graves para ambos, cada vez hay más conciencia de que lo mejor es prevenir mediante una consulta preconcepcional que nos permitirá diagnosticar y equilibrar posibles problemas antes del embarazo.

Considero recomendables, siempre que se pueda, tanto la consulta preconcepcional como la visita prenatal, sin lugar a dudas, anticiparnos evita problemas.

A partir de ahora, según progresa el embarazo y el desarrollo del feto, los daños potenciales por infección serán más parecidos a las que tendría un bebé ya nacido.

Las vacunas recomendadas en el embarazo protegerán también al recién nacido porque previenen que se contagie con estas infecciones durante los primeros meses de vida.