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Destete

Cómo pasar de la lactancia materna a leche artificial o leche de vaca según la edad del niño.

Existen muchas circunstancias que pueden hacer que se pase de la lactancia materna a la artificial.

No es cuestión de volver a repetir aquí las ventajas claras de la materna expuestas en la introducción sobre alimentación en el lactante.

Si finalmente habéis llegado a la conclusión de que vuestra situación hace deseable el paso a la lactancia artificial, intentaré explicaros el proceso.
Éste depende del momento en que se produce el paso

Destete desde el nacimiento:

Dado que en el momento del parto la naturaleza está diseñada para desencadenar un pico de hormonas (prolactina) que estimule la producción de leche por la madre, si se decide no dar pecho desde el principio y para evitar las molestias asociadas a una subida de la leche que va a ser inútil se puede recurrir a un tratamiento hormonal que puede prescribir el ginecólogo que atiende a la madre en el parto.

Ese tratamiento evita el efecto de la prolactina para suprimir la subida de la leche.
En cuanto a preparación, cantidades, tipo de leche, frecuencia de las tomas os remito al capítulo sobre lactancia artificial.

Destete pocos días después del nacimiento:

Es la situación que en más casos, atiende más a una frustración de las expectativas sobre el pecho que a una necesidad real.
Permitidme que en aquí sí insista en que antes de tomar la decisión pidáis el asesoramiento de alguien con los conocimientos adecuados para, si es posible, salvar la lactancia materna.
Si finalmente se decide el paso, el proceso es el mismo:
Tratamiento para retirar el pecho prescrito por el ginecólogo.
Pautas sobre lactancia artificial como las definidas en el capítulo de lactancia artificial.

Destete antes de los 6 meses:

Es hoy en día la situación más frecuente entre las madres trabajadoras. Y su razón suele ser la incorporación al trabajo después de acabar la baja maternal. Sería deseable para evitarla un incremento de la duración de la baja maternal…
Sin embargo, esta incorporación no tiene porqué suponer el fin de la lactancia materna si el horario laboral no es demasiado prolongado. El pecho puede adaptarse a lo que se le pida si es regular.
En aquellas madres que trabajan por ejemplo en horario matinal (de 8:00 a 15:00) se puede dar pecho antes de irse a trabajar y volver a darlo justo al llegar, con lo que se pierde una o dos tomas como mucho.
Si un par de semanas antes de incorporarse empezamos a reducir esas tomas sustituyéndolas por el alimento que tomará en su lugar (leche artificial, fruta, verdura o leche materna conservada…) conseguiremos en primer lugar quedarnos con la tranquilidad de saber como responde a la incorporación de esos alimentos y en segundo lugar que el pecho vaya reduciendo su producción para esas tomas de modo que el primer día de trabajo no suponga una tortura.
Si pasas simplemente a suprimir esas tomas el día que empiezas a trabajar, el problema es que el pecho se llenaría como si siguieras con el ritmo normal.
Aparte de ser doloroso, como el pecho se adapta a lo que se le pide, si se llena demasiado y no se vacia, empieza a mandar mensajes diciendo que sobra leche, lo que reduce la secreción de prolactina y de leche en todas las tomas.
En cuanto a la cantidad del sustituto del pecho, habrá que probar en esas dos semanas para darle la cantidad que sea capaz de tomar (subiendo hasta que sobre un poco sin forzar).
Si empezamos antes de los 6 meses a introducir la leche artificial, recomiendo que se haga con leche de inicio pasando a leche de continuación a partir de los 6 meses (tras llevar con la de inicio al menos entre dos semanas y un mes).
La introducción de la alimentación complementaria en estos casos seguiría la guía para niños con lactancia artificial.
Si lo que decidimos es suprimir totalmente el pecho, se pueden espaciar las tomas de pecho de forma progresiva sustituyéndolas por tomas de lactancia artificial, fruta, verdura… en el orden especificado en el enlace anterior.
La eliminación progresiva consiste en empezar dando todas las tomas de pecho menos una de cada tres.
En el momento que notemos que el pecho no se llena demasiado pasar a una de cada dos.
Cuando el pecho ya no moleste al saltarse las tomas pasamos a dar una toma de pecho de cada tres.
Si sigue sin molestar una sola toma al día, que se suprimirá en cuanto dejemos de notar presión.
Dependiendo de la madre el proceso puede tardar entre 10 días y un mes.
O si precisamos hacerlo de golpe tomando el tratamiento para retirar el pecho prescrito por el ginecólogo.

Destete entre los 6 meses y el año de vida:

Podemos de nuevo:

  • Mantener el pecho en las tomas en las que lo consideremos oportuno siempre que sean regulares.
  • Reducirlo poco a poco hasta suprimirlo según la pauta descrita justo arriba.
  • Eliminarlo de golpe con tratamiento hormonal prescrito por el ginecólogo.

En cuanto a la leche artificial se podría iniciar con una sola toma de leche de inicio (por simple precaución) y si no aparece ninguna reacción intensa pasar directamente a leche de continuación hasta el año.
Dos semanas después de la leche de continuación podría tomar el yogur natural.
A partir del año podría pasar a leche de vaca entera siempre que llevara al menos 2 semanas tomando yogur sin problemas.
La introducción de la alimentación complementaria seguiría la guía de introducción de la alimentación en niños con leche artificial, introduciendo aquellos alimentos que no tomase aún en el orden descrito dejando al menos 2 semanas entre dos distintos.
En cuanto a cantidades como siempre: Hasta que se quede sin hambre, pero sin forzar.

Destete por encima de los 12 meses:

Las tres opciones:

  • Mantenerlo en las tomas que podamos si tienen regularidad.
  • Reducirlo poco a poco hasta suprimirlo.
  • Eliminarlo con tratamiento hormonal prescrito por el ginecólogo.

Con esta edad la gran mayoría de los niños están preparados para digerir sin problemas la leche de vaca entera.
Podemos aún así, hacer una primera toma con yogur natural.
Si no hay ningún problema, dar una pequeña cantidad de leche entera de vaca.

Para aquellos que quieran introducir la leche de forma más segura (opción que yo os recomiendo):

  • Aplicar unas gotas de leche entera sobre la cara interna del antebrazo y esperar una hora.
  • Si no aparece enrojecimiento, aplicar un poco de leche entera en los labios y esperar una hora.
  • Si no aparece irritación, aplicar un poco de leche entera en la lengua o la cara interna de las mejillas y esperar una hora.
  • Si todo sigue bien, dar una toma pequeña de leche entera (unos 50 ml=50 cc).
  • Si no hay problema puede tomar leche entera.

Observad en las siguientes semanas si empieza a tener diarrea, vomitos o dolores de barriga más frecuentes.
Cuando esto ocurre conviene hacer un pequeño experimento:
Echad agua oxigenada a las heces del niño. Si forma burbujas es que en la caca hay sangre en pequeñas cantidades, lo que puede ser signo de inflamación del intestino. Si esto ocurre, suspended la leche de vaca entera y comentádselo a su pediatra.
Si no aparece ninguno de los problemas descritos, la leche entera suele darse en dos o tres tomas al día (yo recomiendo que sin superar los 500 ml de leche al día).

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Lactancia materna en tándem

La lactancia materna en tándem es mantener el pecho como alimento de un hijo durante el siguiente embarazo y compaginarlo con la lactancia del recién nacido. Mis reflexiones sobre ella.

Es algo que puede aparecer en algunos casos de lactancia materna prolongada.

Cuando encontré el primer caso de lactancia en tándem como pediatra, reconozco que me asombré. A ese reconocimiento debo asociar que mis conocimientos sobre la lactancia en general eran bastante pobres en ese momento. Hacía varios años que había acabado mi especialidad pero como comento en otro artículo en el que describo mi relación con la lactancia materna como pediatra, la formación que recibí sobre lactancia materna en la especialidad dejaba bastante que desear.

Lo primero que me vino a la cabeza es que cuando un niño toma pecho se produce liberación de oxitocina. Y que esa hormona, entre otros efectos produce contracciones de la musculatura del útero. Eso me generaba el miedo de si dar el pecho durante el embarazo no sería capaz de dificultar la implantación del embrión en las primeras fases, o de favorecer un parto prematuro al final de la gestación. Mi experiencia es que ninguno de los dos problemas se han dado en los casos que conozco de lactancia en tándem.

Otro problema que le veía era el de la composición de la leche materna. Todos sabemos que una de las ventajas del pecho, es que la composición varía a lo largo del día y desde el nacimiento, adaptándose en cada fase a lo que la naturaleza, durante millones de años, ha escogido como lo mejor para el desarrollo de las crías de los mamíferos. En ese sentido no conozco ningún otro caso de lactancia en tándem en la naturaleza, entre otras cosas, porque el desarrollo de las crías de los demás mamíferos en mucho más rápido que el humano y para cuando se tiene la siguiente cría, en la mayoría de los casos, la anterior es ya autónoma en su alimentación.

A este respecto, en la lactancia en tándem se hizo un estudio sobre la composición de la leche materna durante el embarazo:

¿Existirá el calostro para el recién nacido? Es decir, lo que produce una madre al tener a su hijo pequeño si ha estado dando pecho durante el embarazo ¿es leche madura o calostro? Pues este estudio lo que nos dice es que las hormonas de la madre durante el embarazo actúan sobre la cantidad y composición de la leche haciendo que:

Se reduzca muchísimo la producción de leche. Es decir, que para el niño mayor que sigue con el pecho en la lactancia en tandem, toma en realidad poca cantidad, con lo que el interés de mantenerla durante ese tiempo en el niño mayor es más afectivo que nutricional. Lo que es también muy importante.

Conforme se acerca la fecha del parto, la composición de la leche toma la composición habitual del calostro. Es decir, se hace adecuada para el recién nacido.

Ventaja: Los problemas en el inicio de la producción de leche que acaban con muchas lactancias, no existen en la lactancia en tándem, porque aunque se reduce la producción de leche durante el embarazo, se mantiene un pecho productivo. Desde el primer día el pecho ya está en marcha.

Un último factor, que es para mí casi el más definitivo: el afectivo. Yo doy al pecho más importancia desde el punto de vista afectivo casi que en su composición. La pregunta es ¿cómo influirá en el hijo mayor el hecho de ceder o compartir el pecho con su hermanito recién nacido? Y la respuesta es: Depende de la personalidad del hermano mayor y de cómo lo planteemos.

En ese sentido, en niños con más propensión a los celos, puede ser mejor elección el destete antes del siguiente embarazo. Pero por desgracia no hay respuestas infalibles en esto.

Lamento si este artículo os deja más dudas que respuestas. Siempre prefiero que sea al revés. Pero en este caso especialmente, si tenéis experiencia, os animo a que me la contéis para aprender todos juntos. De hecho he conocido el estudio sobre la composición de la leche en las lactancias en tandem gracias a una madre (Raquel, gracias) que me lo envió tras leer este artículo.

Os dejo un enlace a un artículo muy recomendable sobre el tema:

Albalactancia.org

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Lactancia materna prolongada

Suele llamarse lactancia materna prolongada a la lactancia por encima de los dos años. Como en cualquier otra cosa hablando de crianza, las fechas son orientativas y dependen mucho de cada caso.

La fecha en la que se produce el destete ha cambiado. Si hablamos de estadísticas, en este momento los destetes son muy frecuentes en los primeros 6 meses de vida. Hace años, cuando no había otras opciones de alimentación a los lactantes, era raro que sucediese antes del año, y en la mayoría de los casos ocurría entre los 2 y los 4 años.

Cuando se habla en la actualidad de tiempos en la lactancia, la mayoría de los pediatras solemos recomendar que el pecho se mantenga, cuando así lo escoge la madre, como alimento exclusivo hasta los 6 meses, complementado hasta el año (introducimos otros alimentos, pero el pecho sigue siendo la base fundamental de la alimentación) y como parte de la alimentación normal hasta los 2 años, cuando ya suelen comer de todo.

Esto es una recomendación digamos utilitarista. Es decir mantenemos el pecho mientras seguimos introduciendo alimentos nuevos en la dieta, porque se ha visto que el pecho reduce las posibilidades de aparición de alergia a otros alimentos al introducirlos.

Pero hay otros factores a tener en cuenta a la hora de mantener o retirar el pecho. Y entre ellos el principal es que el niño y la madre estén o no preparados para el destete.

Yo nunca recomiendo un destete. Sondeo la forma en la que la madre vive su lactancia y cómo cree que lo hace su hijo para apoyar o no la insinuación de la madre sobre el destete. Es decir, yo nunca inicio una conversación sobre destete. No hablo del tema más que cuando la madre me dice que está pensando en retirar el pecho a su hijo. Y cuando lo sugiere, me intereso por los motivos que le llevan a pensarlo.

Por desgracia, muchas de las razones que llevan a las madres a pensar en dejar el pecho, no nacen de un deseo suyo de hacerlo, sino de miedos inducidos por mitos que les bombardean.

En la mayoría de los casos, más que hablando de cómo hacer el destete, acabamos haciéndolo sobre porqué los mitos que le llevan a pensar en hacerlo no tienen base.

Los más habituales son:

Deforma los dientes. Falso. El chupe (puedes leer aquí cómo retirar el chupe) o chuparse el dedo lo hacen por dos motivos: Son más rígidos que el pezón; y aunque parezca mentira a muchas personas del entorno de la madre, chupe y dedo se mantienen en la boca más tiempo que el pezón.

Si no se lo quitas con dos años no lo dejará nunca. Hay métodos para hacer el destete de forma no traumática para el niño. Y el momento en que están preparados para hacerlo depende mucho de cada pareja madre-hijo. No hay fechas mágicas.

Si estás pensando en tener otro hijo tienes que ir quitándole ya el pecho a este. Hay una cosa llamada lactancia en tándem. Consiste en continuar dando el pecho al primer hijo durante el embarazo y luego, cuando nace el bebé continuar dándoselo a ambos. Esto puede tener muchos matices de los que hablar. Pero es posible hacerlo. De nuevo es una opción.

Os dejo aquí un par de enlaces a artículos de otras webs que pueden completar lo dicho:

Albalantanciamaterna.org

laligadelaleche.org

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El día de la lactancia materna como pediatra

Hoy es el día de la lactancia materna 1 de agosto. ¿Qué significa para mí como pediatra?

Cuando yo acabé la especialidad de pediatría, hace 12 años, lo que sabía sobre lactancia materna se puede resumir en las palabras: «mitos y timos».

Hace no demasiados años, al empezar mi andadura en internet, empecé no solo a escribir, sino también a leer y comunicarme con mucha gente. Entre esas personas había madres, padres, enfermeros, psicólogos… Montones de personas de los que he aprendido mucho más de lo que pudiese imaginar. Gracias a todos por compartir en la www.

Uno de los temas en los que más tenía que aprender y sigo en camino es la lactancia materna. Es increible el daño que puede hacerse como profesional en un tema como éste si uno no se forma adecuadamente.

Voy a centrarme en este tema, por dos motivos:

  1. Primero, porque hace muy poco he podido leer también el artículo de una amiga mamá y bloquera (mamacontracorriente) en el que se lamentaba de lo que le había ocurrido hace poco al acudir a un servicio de urgencias en busca de ayuda. Básicamente y resumiendo, que los profesionales de la salud, en muchos casos, no estamos a la altura que deberíamos en un tema tan importante como la lactancia materna.
  2. Y segundo porque creo que es una pena que profesionales como los pediatras salgamos de la especialidad sin los conocimientos necesarios para apoyar y asesorar adecuadamente a las madres que escogen el pecho como alimento para sus hijos.

Las asociaciones de lactancia transmiten a veces cierto recelo hacia los pediatras. En algunas ocasiones se han visto manifestaciones de asociaciones de lactancia en los congresos de pediatría. No es que sea una norma, pero noticias como la dimisión de gran parte del Comité de Lactancia de la AEP dan una muestra de que meteduras de pata, y muy gordas las hay.

De hecho, más que meteduras de pata son el reflejo de gran parte de los pediatras no están concienciado sobre la importancia de la lactancia materna y cómo protegerla. Y que además, ante los problemas que pueden surgir en la lactancia, muchos escogen el camino fácil de «dale biberón» y «problema resuelto». Del mismo modo que ante una patología de la madre, muchos médicos aconsejan a la madre que deje el pecho, porque no saben qué medicamentos pueden darse con seguridad (se puede consultar en e-lactancia.org) o si la patología afecta realmente al bebé y si la lactancia puede ser un riesgo o más bien una protección para el niño (lo que es mucho más frecuente).

En algunas ocasiones he leído en foros de lactancia, redes sociales y algunos artículos debates sobre si los pediatras deberíamos asesorar sobre lactancia. Hay quien directamente dice que el pediatra es el médico del niño enfermo y ahí debería quedarse. Que para ser asesor de lactancia hay que estar formado adecuadamente. Y estoy de acuerdo en la segunda parte, pero no en la primera.

El pediatra es el médico que se preocupa por la salud infantil y que asesora a los padres sobre ella. Dejar fuera de la pediatría la asesoría sobre lactancia es algo que ha ocurrido porque los pediatras no hemos dado la talla.

Por supuesto se puede ser asesor de lactancia sin ser pediatra. Yo he aprendido más sobre lactancia materna de asesores no pediatras que de pediatras. Hay excepciones como Carlos González. «Un regalo para toda la vida» debería ser materia de examen a los residentes de pediatría antes de acabar la especialidad. Leerlo fue uno de los primeros pasos que yo di en la dirección de poder ayudar a las madres con la lactancia en lugar de poner palos en las ruedas.

La cuestión, y esto es una realidad, es que a los pediatras las madres nos consultan cuando tienen un problema con la lactancia materna. Está en nuestra mano ayudar o perjudicar. Y lo que separa una cosa de la otra son actitud y aptitud. Una actitud respetuosa hacia la decisión de la madre de amamantar a su hijo y una aptitup (preparación) para poder hacerlo.

Yo aún me considero aprendiz en este tema. Pero cada día soy más una ayuda a las madres que acuden buscando una apoyo en su lactancia y eso me hace sentir mejor pediatra.

Me uno con este artículo a la iniciativa de maternidadcontinuum para apoyar la lactancia materna en este día.

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Pekevídeo 13 Lactancia materna: Las primeras tomas

Un de las cosas que más preocupan a los padres los primeros días de vida son las tomas de lactancia materna.

Todos los que les rodean dan su opinión, lo que se suma a las propias dudas:

– Cuándo subirá el pecho.

– Tiene bastante o hay que ayudarle.

– Marcamos un horario de tomas al bebé o damos a demanda.

En este pekevídeo, el pediatra Jesús Garrido (mi pediatra online) os explica estas cuestiones de forma clara:

Pekevídeo 13 Lactancia Materna: Las primeras tomas.

 

Si queréis información por escrito sobre este mismo tema podéis leer también el artículo del mismo nombre:

Lactancia materna, las primeras tomas

Tienes otros muchos vídeos sobre pediatría para padres en el Canal de Youtube de Mi Pediatra Online

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Me sumo a la iniciativa de Pilar Martínez de Maternidadcontinuum.com

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Fármacos y Lactancia Materna

¿Qué fármacos pueden tomarse durante la lactancia materna y cuales no?

Cuando una madre da lactancia materna puede a veces necesitar tomar algún medicamento. Una de las dudas que surgen siempre en esa situación es si ese fármaco pasa al bebé a través del pecho y si puede ser perjudicial para él. Ante ese miedo muchas madres optan por no tomar ningún medicamento mientras dan pecho.

En ese sentido os doy cuatro consejos:

  1. Recuerda siempre comentar a tu médico que estás dando el pecho cuando te mande algún fármaco.
  2. Tanto si estás embarazada, dando pecho o si no es el caso de ninguna de las dos cosas, los medicamentos siempre tienen efectos secundarios. Pero tener una enfermedad y no tratarla puede tenerlos también. Por eso usamos fármacos. Incluso cuando un medicamento no cura, sino que sólo alivia síntomas, no tomarlo puede ser perjudicial, si los síntomas alteran de forma importante el bienestar.
  3. Suele haber alternativas más seguras para tratar casi cualquier cosa en situaciones como el embarazo o la lactancia. Que el fármaco más habitual para esa dolencia no esté indicado no quiere decir que no podamos tomar nada.
  4. Lo mejor para reducir el miedo a usar medicamentos es la información adecuada. En ese sentido, y hablando de medicación en la lactancia, os recomiendo la siguiente página:

www.e-lactancia.org

En ella podéis buscar cualquier fármaco por principio activo y os informará de si una madre que da pecho puede tomarlo y de cuales serían los efectos en el bebé si los hay.

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Madres Juzgadas

Me gustaría que miraseis las dos fotografías. ¿Cuál de las dos es mejor madre?

Sé que estoy pisando campo minado. Pero no hablar de esto creo que está haciendo mucho daño. Y prefiero ser criticado a ser cómodo o popular.

Así que ruego vuestra indulgencia y que sigáis leyendo. Y por supuesto, espero vuestros comentarios.

Hay tres posibles respuestas:

– La que está dando pecho.

– La que está dando biberón.

– ¡Y yo que sé! No puedo saber cuál es mejor madre sólo porque dé a su hijo pecho o biberón.

«Pero si tienes que elegir una de las dos primeras, ¿Cuál?»

No voy a hacer apreciaciones sobre la que creo que se respondería. Cada uno tendrá su respuesta y sus apreciaciones.

 

Otra pregunta.

Esta va dirigida sólo a las madres (den pecho o biberón): ¿Te has sentido juzgada o criticada alguna vez por la forma en que crías a tu hijo?

Aquí no hace falta encuesta. Creo que por desgracia la respuesta es Sí en todas las madres.

Podría preguntar también si queréis a vuestros hijos, si deseáis hacer las cosas lo mejor posible pensando en su bienestar, si estáis dispuestas a sacrificarlo todo por su bien. Y de nuevo sé que vuestra respuesta es sinceramente Sí.

Y ¿Cómo os sentís cuando criando a vuestros hijos según esas guías, alguien os critica? Yo creo que entre dolida e indignada.

 

Ahora voy a hacer autocrítica como converso: Me explico.

Cuando yo acabé la especialidad de Pediatría, era de los que no podían dar consejos sobre lactancia, porque no me habían formado sobre ella. Sabía de enfermedades en niños. Pero las madres cuando tenían un problema me preguntaban también sobre temas en los que no me había formado. Uno de ellos, la lactancia, otro, la crianza en general.

Lo cómodo para mí ante una lactancia con problemas era recomendar el biberón. Y lo es para muchos pediatras, por desgracia.

Tuve la suerte de que alguien me hablase de crianza y especialmente de conceptos de crianza contrarios a lo poco que me explicaron en el Hospital.

Así conocí un concepto que es clave en mí como pediatra en este momento: la crianza respetuosa.

La crianza respetuosa es necesariamente informada. Porque consiste en conocer a los bebés y especialmente a nuestro hijo y observarlo mucho. E intentar actuar respetando sus ritmos y sus necesidades.

Para hacer crianza respetuosa hay que ser humilde, porque por muy claras que tengamos nuestras ideas, debemos aceptar, que si a nuestro hijo no le funcionan, eran un prejuicio y por su bien debemos cambiarlas.

 

La mayoría de los autores defensores de la crianza respetuosa lo son a su vez de la lactancia materna.

Tengo que decir que me alegro de que la mayoría de los autores sean defensores de la crianza respetuosa y de la lactancia materna, porque defiendo ambas.

 

Pero…

Hay dos preguntas cruciales, para mí:

¿Porqué hay tan pocos autores que hablen sobre cómo dar lactancia artificial con criterios respetuosos?

¿Porqué en la casi totalidad de grupos de crianza que conozco hay sólo madres que dan pecho a sus hijos?

La respuesta a la primera creo que es, que hablar de alimentación artificial es para mucha gente un claro signo de que no se defiende el pecho. «Y quien no está conmigo, está contra mí». Muchos autores prefieren salvaguardar su popularidad con un discurso totalmente coherente y sin fisuras.

La respuesta a la segunda, creo que es que en el fondo, la lactancia materna no es tan bucólica como la pintan algunos. Los que defendemos la lactancia materna estamos cargados de argumentos (que además son ciertos) a su favor. Y hacemos muy bien esa defensa. El pecho está renaciendo. Los conocimientos necesarios para tener una lactancia exitosa son más accesibles de lo que lo han sido nunca. Queda mucho por hacer, pero confío en el éxito de esta lucha.

Pero «olvidamos» hablar de algo. En muchos casos, elegir la lactancia materna y la crianza natural, implica sacrificios. Sacrificios personales y hasta profesionales de mucho calado. Muchas mujeres los asumen de forma totalmente consciente. Pero en otros casos, esos sacrificios contradicen lo que es su propia personalidad, poniendo a muchas mujeres entre la espada y la pared de renunciar a unos proyectos a los que ha dedicado gran parte de su vida o sentirse malas madres.

Aquellas madres en las que mantener el proyecto profesional y la lactancia no son compatibles aparece una ansiedad y una culpabilidad que es difícil de vencer. En muchos casos imposible.

En otros casos, simplemente la lactancia se convierte en un motivo de sufrimiento. A veces los niños no consiguen alimentarse bien con el pecho, a veces dar el pecho es muy doloroso y exige una constancia que puede agotar a cualquiera. En muchos de esos casos son problemas subsanables con la ayuda adecuada. Pero a veces no, o no se dispone de esa ayuda y la madre, que quería dar pecho «se rinde». Eso le hace sentirse culpable: «Tal vez pude hacer algo más, tal vez me he rendido demasiado pronto…»

La forma en que se habla de la lactancia artificial no ayuda. Suele incrementar la presión atribuyéndole cualidades casi diabólicas que son en muchos casos claramente exageradas.

La razón para escoger el pecho al biberón, no es que la leche artificial sea venenosa. No lo es. Podría desafiar a cualquiera a que cogiese un grupo de niños de 5 años y haciéndole las pruebas que quisiera fuese capaz de decirme cual de esos niños tomó pecho y cual biberón. No hay forma de decirlo sin error.

La razón para escoger la lactancia materna es que el pecho es lo natural y por tanto su diseño es el mejor posible, y en la mayoría de los casos evita muchos más problemas de los que puedan aparecer y para muchas madres e hijos es una experiencia inigualable.

Hay patologías que son más frecuentes en los niños que toman leche artificial. Pero ninguna es comparable para mí al perjuicio que causa a un niño ser criado por una madre que sufre por serlo en lugar de sentirse realizada por serlo.

Algunas madres son conscientes del sacrificio que hacen al escoger la mejor opción posible. Y les duele perder lo que sacrifican. A veces eso las hace defender con más fuerza aún su elección, no entendiendo a quienes no toman esa decisión en situaciones «menos difíciles» que la suya. Y es entonces cuando nos volvemos radicales. Y cuando, aún no diciéndolo juzgamos a la otra madre y en nuestra mente la condenamos: «no está dispuesta a renunciar a lo que yo renuncié porque no quiere a su hijo lo suficiente». O buscamos justificaciones paternalistas: «ha escogido mal porque no está bien informada, si yo le contara…»

No estoy criticando a los lactivistas. Me estoy criticando a mí mismo como lactivista. De nuevo os pido, sed indulgentes con mi torpe exposición.

Y entonces tenemos «la respuesta», tal vez no la decimos, pero lo pensamos: «La que da pecho es mejor madre».

Acabamos haciendo con otras madres lo que tanto nos duele que hagan con nosotros, que nos critiquen, juzguen y condenen en algo tan importante como es la maternidad.

¿Qué me gustaría cambiar?

Algo debemos estar haciendo mal en nuestra forma de defender la lactancia materna, cuando dar un buen consejo a una madre sobre cómo dar lactancia artificial se considera prueba de cargo de que eres anti lactancia materna.

Y cuando una madre que compartía sus vivencias con otras madres y daba y recibía consejos en un grupo de crianza deja de sentirse cómoda en él y lo abandona sólo porque ha dejado de dar el pecho.

Lo que a mí me gusta de la crianza respetuosa, es que es humilde. Da una predisposición a ceder y aprender. No da nada por sabido o demostrado. Confía en la capacidad instintiva del niño para adaptarse lo mejor posible en cada situación. Y en que nuestra función es aprender con su crecimiento y apoyar sus intentos de adaptarse lo mejor posible a sus desafíos según sus propios recursos.

Pero para mí va más allá. Hay que respetar también la forma que cada madre tiene de adaptarse a los desafíos que supone serlo, confiando en su instinto, y en que si no entiendo lo que hace, es más posible que sea porque yo no tengo suficiente información sobre su situación, que porque ella no conozca las ventajas de lo que yo defienda como alternativa. Y que mi función como pediatra es apoyar a la madre dando los consejos que hagan su elección la mejor solución posible para su hijo.

Y por tanto, si escoge el pecho espero poder ayudarle a solucionar los problemas que puedan surgirle para que pueda seguir dándolo, y si escoge el biberón espero poder ayudarle para que lo dé a su hijo de la forma más beneficiosa para él.

Puedo haber sido torpe al expresarlo. Se que he tocado sentimientos que pueden resultar dolorosos.

Pero en esta lucha LM/LA me daría por satisfecho si en unos años fuesen cada vez menos las madres que hagan esa elección por no tener información o apoyo suficiente o por sentirse culpables. Porque cuando eso ocurre, pierden lo más importante para su hijo: haber tenido una madre que disfrutó de serlo, y cuya máxima preocupación fue dar todo su amor a su hijo.

Y sería muy feliz, si en los grupos de crianza pudiesen compartir sus vivencias madres que dan pecho y madres que dan biberón sin que se vean entre ellas con amenaza o reproche. Siendo simplemente lo que son, madres que quieren a sus hijos y les dan lo mejor que tienen a su alcance según sus circunstancias.

El primero de esos grupos de crianza respetuosa espero que sea mi página de Facebook. Participad, aprended y enseñad. Pero ante todo sed comprensivos y respetuosos con los demás.

Gracias por leerlo hasta aquí. Gracias por vuestra indulgencia y por supuesto espero vuestros comentarios para mejorar mi torpe exposición.

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Lactancia materna complementada

Lactancia materna complementada ¿En qué casos se acaba recurriendo a algo que no sea pecho y cómo resolver esas situaciones preservando el pecho?

Una duda inevitable para las madres que dan pecho: ¿Cómo sé si mi hijo saca suficiente?

De hecho, los primeros días son muchas las madres que tienen la sensación de que su hijo no tiene suficiente con el pecho. Los motivos que suelen llevarle a pensar eso son tres:

  1. No se nota que salga leche. Frase normal: «Sí, chupa, pero yo creo que no saca nada, porque no me noto que salga». Yo suelo preguntarles «¿lloraba, chupa y se calla? Pues entonces saca. Si llora, porque tenía hambre, chupa y se calla, es porque algo saca.»
  2. El bebé pide con mucha frecuencia. Otra frase habitual: «Creo que no tengo pecho, porque me lo pongo, chupa, parece que se queda tranquilo, pero en seguida pide de nuevo». Otro error: Cuando un niño nace tiene un estómago pequeño y está muy cansado. Con lo que necesita hacer tomas muy frecuentes de poca cantidad. Si cada vez que lo pones al pecho, chupa y se queda tranquilo, es que saca suficiente. Cuando no saca suficiente, lo sabes porque llora, chupa, llora, chupa, se enfada, se enfada, se enfada. Cuando esto último ocurre, podemos estimular el pecho aumentando la frecuencia de las tomas.
  3. Nos ha dado una noche horrible. Una historia que se repite mucho: «Esta noche no paraba de llorar, le daba el pecho casi continuamente, pero se quedaba con hambre y hasta que le hemos dado un biberón no ha parado.» Mi pregunta: «¿Cuánto fue el tiempo más largo que estuvo sin comer durante el día?» Es habitual que la respuesta sea: «Se pasó la tarde durmiendo». Si eso pasa, el problema es que tras pasar muchas horas sin comer se despierta el niño con mucha hambre. El pecho tras pasar demasiadas horas sin vaciarse tienen el pecho muy lleno, el pezón plano. El niño no puede cogerse bien y se desespera. Al no vaciar el pecho, éste interpreta que sobra leche, y en las próximas horas produce menos. Ya la hemos liado. Lo que recomiendo a los padres: Ahora, durante el día debéis ofrecer el pecho al niño con mucha más frecuencia, cada vez que pida. Y si no pide antes, ofrecédselo cada 2 horas. Al darle el pecho con más frecuencia, estimulamos el pecho para que produzca más, le damos antes de que esté desesperado por comer, con lo que come más tranquilo y traga menos gases. Y si come más durante el día, cuando llegue la noche tendrá menos hambre y más sueño.

¿Cuándo puede necesitar entonces hacer lactancia materna complementada ?

Hay varios casos en los que se acaba complementando con leche artificial:

  1. Si toma con frecuencia, se coge bien al pecho, pero aún así no para de llorar. ¿Puede complementarse con leche artificial? Hay situaciones en las que es la única forma de que deje de llorar. Y si esto ocurre es que se estaba quedando con hambre. Pero debemos tener claro que si llegamos a eso es porque algo no estamos haciendo bien. Lo más habitual es que haya pasado demasiadas horas sin comer y lo esté haciendo con ansiedad. También puede ser que el agarre no sea adecuado aunque creamos que sí. Lo importante en estos casos es que modifiquemos lo que falla para que los suplementos sean lo menos necesarios posibles y acabemos prescindiendo de ellos. Para aumentar el pecho, lo recomendable es que siempre tome primero el pecho, consultemos a alguien con experiencia en lactancia que puede ayudarnos a resolver el problema y no dar leche artificial a la ligera mientras podamos evitarlo. Pero si intentándolo todo no para de llorar, le damos biberón y se calma, tampoco es «sacrilegio». Es una solución momentánea que nos da algo de tiempo para resolver los problemas que han llevado a esa situación. .
  2. Si a pesar de que tome el pecho con frecuencia y succiona bien pierde demasiado peso en los primeros días. Suele aceptarse que es normal una pérdida de hasta el 10-12% del peso que tenía al nacer en la primera semana.
  3. Si en los primeros días de vida, a pesar de tomar el pecho con frecuencia el azúcar baja demasiado.

Si necesita algo diferente al pecho, ¿qué debemos darle al niño?

Chupe: No. El chupe no alimenta, sólo entretiene el hambre. Y eso significa que coma con más ansiedad.

Manzanilla: No. La manzanilla no alimenta. De nuevo, sólo entretiene el hambre.

Leche materna en biberón, vasito, jeringuilla o suplementador de lactancia. Puede ser una solución cuando la madre es capaz de sacarse cantidad suficiente o se dispone de leche materna de banco de leche. Pero si la madre se saca la leche, lo mejor es que lo saque el propio bebé. Si esto no es posible suele deberse a un problema de agarre: Los más frecuentes son el frenillo y una mala posición.

Leche artificial en biberón, vasito, jeringuilla o suplementador de lactancia. Cuando no disponemos de las posibilidades anteriores con leche materna. Eso no quiere decir que abandonemos la lactancia materna. Si seguimos estimulando el pecho ofreciéndolo con frecuencia, lo habitual es que poco a poco el pecho aumente, llegando un momento en que podamos abandonar los suplementos.

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Lactancia materna, las primeras tomas

Consejos para empezar la lactancia materna en un recién nacido.

Cuando un niño nace, una de las primeras dudas que surge en cuanto sabemos que el niño y la madre está bien es la alimentación.

Si la opción elegida es lactancia materna, hay algunas ideas que es importante saber:

  1. El recién nacido puede tomar el pecho desde el momento en que nace. Si está bien y no ha necesitado ayuda del pediatra, conviene que el bebé esté en contacto con la madre piel con piel. Disfrutad el momento. Si ves que el recién nacido se aproxima al pecho, puedes darle la oportunidad de que empiece a tomarlo. Pero sin agobiarse. No pasa nada si no lo hace en los primeros minutos de vida.
  2. En las primeras horas, madre e hijo necesitan tranquilidad. Es frecuente que haya demasiada gente en la habitación. Eso favorece que la madre se sienta incómoda a la hora de dar el pecho.
  3. Cada vez que veas activo al bebé, ofrécele el pecho. No esperes a que llore. Y no te desesperes si cuesta que lo coja. Aunque tienen el instinto necesario, a veces, tras el parto, están muy agotados y pueden pasar horas sin reaccionar.
  4. Si durante el primer día pasa más de 2-3 horas sin pedir, intenta despertarlo. No conviene que un recién nacido pase demasiadas horas sin comer. El problema es que si pasa demasiado tiempo, puede bajar el azúcar. Y si eso pasa, cuesta despertarlo.

Dudas que suelen surgir:

¿Cuándo me subirá el pecho? Esa no es la pregunta correcta. Las preguntas correctas son:

  • ¿Cómo sé si saca suficiente? Es simple: Si llora, chupa y se calla, es que saca.
  • ¿Qué pasa cuando no saca suficiente? Que llora, chupa, chupa, chupa, se enfada, chupa, se enfada, se enfada, se enfada.
  • ¿Qué tengo que hacer para tener más leche? Que vacíe más el pecho. El pecho funciona de modo que cuanto más lo vaciamos, más leche produce. Si el niño no es capaz de sacar, a veces es necesario usar un saca-leches. Pero siempre es más efectivo vaciando el pecho el niño que cualquier saca-leches.

 

 

 

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Introducción de la alimentación en el lactante

Alimentación del lactante: Una guía de lactancia materna, artificial y alimentación complementaria

 

No hace demasiados años en nuestro país aún se morían niños de hambre. De hecho resulta difícil eliminar la idea de muchas abuelas (y alguna no tan mayor) de que un niño gordo es un niño sano. «No se si el niño come suficiente» es una duda que casi todos los padres han tenido alguna vez.

Un lactante come bien si está sano, toma una dieta variada para su edad, tiene un peso y talla adecuados y su relación con la comida es buena.

Porque no queremos que un lactante tome 150 mililitros de leche por kilo y día. Lo que queremos, repito, es que esté sano y crezca bien. Para eso hay lactantes que necesitan 180 y otros que con 100 tienen de sobra. De hecho cuando un bebé toma 100 y otro 180 y ambos tienen el mismo peso y talla, en principio si hay que preocuparse por alguno de ellos es por el que toma 180, ya que tomando una cantidad mayor de alimento, si no crece más es porque asimila el alimento peor que el que crece como él con sólo 100 ml. El único problema que les plantea el segundo a sus padres es que les saldrá más barato.

Antiguamente la introducción de los alimentos se hacía en función de lo que se disponía en la casa y poco a poco como Dios le daba a entender a cada uno. Con el paso de los años se han ido estableciendo pautas cada vez más claras de cómo debe hacerse, con razones para ello.

No suele faltar la abuela, que cuando empiezo a explicar a unos padres las pautas de introducción de la alimentación dice: «pues en mis tiempos no había tantas tonterías y le dábamos harina de trigo tostada y leche de vaca a los 2 meses, y se criaban muy hermosos».

A lo cual suelo responder con algo que les refresca un poquito la memoria:
“-¿Recuerda en sus tiempos la cantidad de niños que se morían de diarreas que no había quien cortara?
-Pues si, es verdad (suelen responder, porque era así).
-¿Y conoce Usted algún niño en los últimos 10 años que se haya muerto de diarrea?
-Pues no.
-Pues eso.”

La razón es que tal como se hacían antes las cosas, se introducían los alimentos de forma que desencadenaban alergias que podían haberse evitado y para las que además no se disponía de las herramientas para diagnosticarlas ni tratarlas.

A veces se introducían alimentos que les sentaban como un tiro, porque no estaban aún preparados para digerirlos y les producía tal irritación en el intestino que les impedía absorber cualquier otro nutriente.
Morían de desnutrición.
Salía adelante el que tenía suerte o un aparato digestivo a prueba de bombas.

Ante eso, algunas empresas no paran de sacar productos especiales (alimentos modificados) para bebés según su edad, defendiendo que son mejores que los alimentos naturales.

Pues tampoco es eso. Se puede hacer una dieta sana en un lactante sin recurrir a alimentos procesados. Lo importante es hacer una introducción gradual que nos permita identificar los problemas y solucionarlos, si aparecen. 

La única excepción en mi opinión, son las leches adaptadas en bebés que no tomen pecho.

Pero si toma pecho y en los que toman leche adaptada, todos los demás alimentos a introducir en la dieta de un lactante, podemos obtenerlos «a granel» para prepararlos nosotros. 

Una vez que queda claro lo anterior, entremos en faena.

Algunas normas generales en cuanto a alimentación del lactante:

1º Cantidad de comida: Hay cosas que de modo general cumplimos todos los seres vivos. Pero dentro de esa generalidad hay variantes. Por eso hay gordos y flacos, altos y bajos…

La necesidad de comer para crecer y mantenerse sano es generalizada. Pero no todos necesitan la misma cantidad de comida para conseguirlo. Por ello hay que tener claro que ningún lactante come mucho ni poco en relación a unas tablas inmutables de valores. Cualquiera come lo que debe si el objetivo se cumple: su peso y su talla son normales y sobre todo está sano.

Los propios mecanismos de regulación del cuerpo sobre sus necesidades son la guía más fiable en este aspecto. Siempre que no estén alterados por una infección, malos hábitos o problemas psicológicos. Por norma, yo suelo decir que la cantidad de comida que debe ofrecerse a un lactante es la necesaria para que sobre un poco. Si se la acaba entera sistemáticamente y no se queda tranquilo es que se queda con hambre.

¿Tiene esto algún límite? Pues si, aunque relativo: Las bocanadas.
Cuando un niño es muy tragón, llega un momento que a pesar de que comería más, no le cabe en la barriga.
Si pasa eso, echa más conforme vamos subiendo la cantidad.
Por tanto, hay que dar la cantidad necesaria para que sobre un poco mientras no aumenten las bocanadas.
¿Y si al darle menos no para de llorar de hambre? Pues le damos y lavadora. Algo que suele funcionar en estos niños, es dar las tomas con más frecuencia. Os recuerdo que hablo de lactantes.
2º Calidad de la comida: Como hemos comentado antes para estar sano y crecer bien hace falta introducir los alimentos de forma ordenada y lógica.

Suele cometerse el error de sustituir los alimentos que menos le gustan por los que toma mejor. Ejemplo: Yogur en lugar de fruta.
Podemos tener cierta flexibilidad, pero teniendo claro que el objetivo es ampliar la dieta no reducirla.
Un día no pasa nada. Pero hay que intentar insistir para que acabe comiendo de todo. Y por insistir me refiero a ofrecer, no a meterle la cuchara en la boca a la fuerza.

No deben darse «mijitas» de nada.

Casi siempre hay algún voluntario alrededor del bebé dispuesto a darle a probar por primera vez algo que según las indicaciones del pediatra no debería, con el aplastante argumento de «si no le va a pasar nada por una mijita».
Toma argumento.

La aparición de alergias alimentarias es más frecuente por la toma esporádica de pequeñas cantidades del agente alérgico que si se introduce ese mismo alimento en cantidades grandes y dándolo a diario.
Hacer a alguien alérgico a algún alimento quiere decir que posiblemente no podrá tomarlo sólo ni combinado con otros alimentos el resto de su vida.
Y dada la tendencia cada vez mayor a consumir productos elaborados que llevan en su composición lo más insospechado, eliminar cuando es necesario un alimento en concreto es poco menos que labor imposible.
Que se lo digan a los padres de niños alérgicos.
Se acaba volviendo uno paranoico, porque además la mayoría de los alimentos no tienen una declaración de ingredientes real.
Por ejemplo, a un alérgico no le sirve para nada que digan que un producto está elaborado con proteínas de origen animal, grasas y harinas vegetales.
Decir eso y no decir nada es lo mismo.
El resultado es que ante la inseguridad de si le sentará bien o no, se acaba por no darle ningún producto elaborado.

De eso tienen la culpa las «mijitas de».

Esto sí que es un argumento para no dárselas.
Si hacemos las cosas bien el niño va a tener toda la vida para comer de todo.
¿Por qué habría que arriesgar esa posibilidad sólo por hacer una gracia?
El gracioso, que cuente un chiste y deje en paz al niño.

3º La actitud de los padres al alimentar a sus hijos:

Hay padres para los que cada comida parece un examen final.
Cuando empiezan a preparar las cosas para dar de comer al niño se ponen tensos y empiezan a «comerse el coco»: ¿Sabré darle? ¿Y si no le alimento bien?…

Aunque nos resulte difícil creerlo, los niños lo notan.
El resultado es que se acaba relacionando la comida con algo desagradable, cuando biológicamente es lo contrario.

Comer es la satisfacción de una necesidad fisiológica.
Debe procurarse estar lo más relajado posible antes de alimentar al niño.
Si una persona no es capaz de dar de comer tranquilo a su hijo, que busque alguien capaz de hacerlo.

Las demás normas eran generales. Esta es muy concreta. Tan concreta que debe haceros pensar hasta que punto la considero importante:

No se come con la tele.

Niño + tele = niño embobado = colaboración nula = no come bien.
 

Introducción gradual de la alimentación:

Lo que voy a describir a continuación es la guía de introducción de alimentos que yo doy a mis pacientes.
Otros pediatras tienen ciertas variaciones, pero no grandes, ya que el orden se basa en estudios científicos sobre alergia y tolerancia infantil.

Por ejemplo, ningún pediatra que yo conozca, recomienda dar pescado azul con 4 meses, pero sí puede haberlo que prefiera introducir la fruta antes que los cereales.

La primera distinción importante es: ¿Toma leche materna o artificial?

La leche es el primer alimento de todo mamífero durante el inicio de su vida.

Mientras el feto estaba en el útero de su madre se alimentaba a través de la placenta que filtraba la sangre materna extrayendo todo lo que el niño necesitaba para sobrevivir y desarrollarse.

Cuando el niño sale fuera, pasa a ser autónomo en la obtención del oxígeno, (respira) que no es poco.
Pero todo lo demás lo obtiene a través de un único nutriente, la leche que es un filtrado de la sangre de su madre con todo (hidratos de carbono, proteínas y grasas, vitaminas, minerales, defensas y líquidos) que el niño necesita.

El pecho de la madre es similar a la placenta, filtra a partir de la sangre de la madre.
Eso quiere decir que mientras se da el pecho siguen pasando por la leche al niño algunas de las cosas que toma la madre, igual que en el embarazo: Por ejemplo el café o el tabaco.
Aprovecho aquí para decir que las bebidas gaseosas que toma la madre no hacen que el niño tenga más gases (pero la cafeína de los refrescos de cola sí los pone más irritables, y la nicotina del tabaco si favorece la muerte súbita del lactante).

Las leches artificiales han mejorado mucho en los últimos años, pero siguen existiendo una serie de claras ventajas a favor del pecho tanto para el niño como para la madre:

  1. La leche materna varía en su composición a lo largo de la vida del niño e incluso a lo largo de las horas del día. Y es el producto nutricional diseñado por la evolución de cientos de miles de años con la mayor muestra estadística posible en cualquier estudio científico (toda la raza humana de toda la historia). Es difícil, por no decir imposible, que la investigación humana llegue nunca a desarrollar y demostrar que exista algo mejor para sustituirlo.
  2. No incluye sólo nutrientes, sino defensas en forma de anticuerpos y células defensivas de la madre, hormonas que regulan ciertas funciones del niño…. Eso no lo ha conseguido ni de lejos ninguna leche artificial.
  3. Es más cómoda y segura. Cuando una madre sale a algún sitio con su hijo lactante y usa leche artificial precisa llevar agua estéril para prepara el biberón, en un termo o calentarla, el polvo para hacer la leche, el biberón… Si toma pecho necesita a su hijo y a sí misma. Pero además la leche materna es estéril cuando sale y lo hace a la temperatura idónea.
  4. Beneficios para la salud del niño: Además de ser el alimento más adecuado a sus necesidades nutricionales y reforzar sus defensas a largo plazo la lactancia materna reduce el riesgo de algunos tipos de cáncer en el niño, de obesidad, de diabetes, de colesterol alto, de alergias respiratorias, alimenticias y dermatitis atópica, enfermedades autoinmunes… Además de estimular el desarrollo intelectual y afectivo del niño.
  5. Beneficios para la salud de la madre: Reduce el sangrado y el riesgo de infecciones tras el parto. Reduce la probabilidad de artritis reumatoide y osteoporosis. Disminuye la posibilidad de desarrollar cáncer de ovario y de mama.
  6. En la afectividad hay pocas relaciones tan íntimas y satisfactorias como la de dar el pecho para una madre que disfruta haciéndolo (sinceramente, como hombre, me da envidia).

Una aclaración importante:

Casi todas las madres al principio tienen la sensación de que no tienen pecho.

Si eso fuese cierto aquí no estaríamos ninguno, porque antes no había otra cosa.

De hecho no llega al 1% el número de madres que realmente no tiene pecho.

En cuanto a la duración de la lactancia:

Cuando es posible conviene mantener el pecho como alimentación exclusiva hasta aproximadamente los 6 meses de edad (pueden ser cuatro o ser ocho).

Hasta el año complementado con otros alimentos.

Y a partir del año como complemento de la alimentación hasta que se produzca el destete «voluntario».

En mi opinión voluntario significa cuando el niño o la madre lo deciden.

 

La otra opción: Actualmente hay una amplia variedad de leches artificiales que permiten alimentar perfectamente a aquellos niños que por distintos motivos no pueden tomar el pecho, o cuyas madres no desean darlo.

Tampoco es una catástrofe.

No comparto la actitud de muchos defensores de la lactancia materna, que consiste en hacer que se sienta culpable toda madre que decide no dar el pecho. Yo expongo sus claras ventajas, pero es una decisión personal:

LACTANCIA MATERNA      LACTANCIA ARTIFICIAL