Los niños y el agua
Es bueno que los niños aprendan a nadar pronto:
Es la mejor forma de evitar el peligro que supone el agua
y una forma sana de diversión.
Enséñale a nadar y refuerza dos pilares de su desarrollo:
Uno físico, su espalda y otro afectivo, su confianza
en sí mismo y en ti.
Empieza el verano. Esto es algo así como los propósitos de principio de año, pero del verano y para cumplirlo ¿¡Vale!?:
Enseña a tu hijo a nadar.
El agua y los niños son una combinación peligrosa. Existe un riesgo claro. El ahogamiento.
La mejor forma de evitar ese peligro, no es evitar el agua. El agua es algo que despierta poderosamente la curiosidad de los niños desde muy temprana edad.
La forma de reducir de verdad el riesgo de ahogamiento es enseñar al niño a nadar lo antes posible. Y eso es desde muy pronto. Se puede aprender a nadar con meses.
Si tú no sabes cómo hacerlo, apúntate a un curso de natación para niños. Y por supuesto no pierdas la oportunidad de acompañarlo.
Hazlo como un juego, no como una competición. Disfrutad de hacerlo.
Aprender a nadar tiene también ventajas muy numerosas en otros aspectos. Estas son sólo unos pocos ejemplos:
- Es un ejercicio divertido.
- Refuerza la espalda, que es uno de los pilares para un buen desarrollo físico de tu hijo hasta que acabe el crecimiento.
- Favorece la coordinación.
- Refuerza su confianza en sí mismo y su autoestima.
- Y si eres un actor principal de ese aprendizaje, refuerza muchísimo su confianza en ti. ¡No pierdas esa oportunidad!