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Fracturas en Bebés durante el Parto

Fracturas del bebé durante el parto¿Tu bebé ha sufrido alguna fractura durante el parto?

Si necesitas orientación sobre los tipos de tratamiento, cómo es y cuánto durará la recuperación de tu bebé, no te pierdas este artículo del traumatólogo Eugenio Ferrer, creador de la web Traumatología y más.

Hay personas a las que la vida se les plantea dura ya desde el principio. Me refiero a que ya los inicios en este mundo pueden ser difíciles si surgen complicaciones en el parto. En concreto, en aquéllos que se desarrollan por vía natural a través de lo que los médicos denominamos el canal del parto.

¿Cómo se producen las fracturas en recién nacidos durante el parto?

Está claro que el canal del parto está diseñado para que un bebé pase por él, pero en algunos casos un recién nacido puede sufrir lesiones durante este proceso debido a:

  • Los giros y maniobras realizadas por la persona que está asistiendo el parto para ayudar en la expulsión del recién nacido. Generalmente ocurren en partos laboriosos o en los que el bebé se ha situado para salir en una posición que lo hace difícil.
  • Por ser un parto instrumentado (en el que se ha empleado un fórceps, unas espátulas o una ventosa)
  • Si el bebé venía en una posición anómala como es en la presentación de nalgas, podálica o braquial.
  • Otra causa puede ser una caída del bebé al salir al exterior, pero esto es mucho menos frecuente.

Los huesos que habitualmente se fractura un recién nacido en estos casos son la clavícula, el húmero o el fémur.

¿Cómo se diagnostican las fracturas que se han producido durante el parto?

El diagnóstico de una fractura en un recién nacido puede ser inmediato, al notar la persona que ha hecho la maniobra un chasquido y tras pedir una radiografía para confirmar la sospecha de fractura.

En otras ocasiones, la fractura se diagnostica a las semanas de nacer cuando sus padres lo llevan al pediatra porque notan que al vestirlo o bañarlo el bebé no termina de mover bien el miembro afectado. Si en la radiografía aparece un callo de fractura, este hallazgo confirma que la lesión está curada y que por tanto no hay que añadir ninguna medida adicional, ya que con el tiempo el bebé recuperará la movilidad.

La mayoría de las veces el diagnóstico de la fractura lo realiza el pediatra al detectar una asimetría en la movilidad entre ambos brazos o ambas piernas del bebé durante la primera exploración que se le realiza al nacer, y entre las posibles causas está la posibilidad de una fractura.

¿Cómo se trata una fractura en un recién nacido?

Cuando un bebé se hace una fractura, el tratamiento inicial que aplico es siempre conservador por 2 razones:

  • El esqueleto de un recién nacido tiene un gran componente de cartílago y no está preparado para recibir los implantes que se usan en niños más mayores o en adultos.
  • Asimismo, tiene una gran capacidad de reparación por lo que con una inmovilización y con manejo cuidadoso, debería de ser suficiente.

Por lo tanto, si la fractura es en una extremidad superior recomiendo colocar el brazo afectado por dentro de la camiseta que se le pone al niño para que haga de cabestrillo provisional. Es importante que los padres tengan mucho cuidado a la hora de asearle, empleando una esponja y sin separarle mucho el brazo del torso.

En el caso de una fractura en una extremidad inferior, en concreto una fractura de fémur, resulta algo más incómodo:

  • De inicio se le coloca al bebé un yeso que abarca la pelvis y la pierna afectada si la fractura no está muy desplazada o deformada.
  • Y si tuviese mucho desplazamiento, habría que tener al niño con un peso tirando de la pierna durante unos 10 días para luego pasarle a un yeso u otro tipo de inmovilización.

¿Cuánto tarda en consolidar una fractura en un bebé?

Las fracturas en los bebés consolidan rapidísimo por la gran capacidad biológica que tienen al ser un organismo en crecimiento.

Ya se pueden apreciar signos de consolidación de la fractura a las 2 semanas de producirse. Las inmovilizaciones no se suelen dejar más de 20 días o a lo sumo un mes, cuando ya se aprecia una consolidación más firme en las radiografías de seguimiento.

¿Supone una fractura en un bebé un problema para su crecimiento o algún tipo de invalidez en el futuro?

La repercusión en el crecimiento es escasa ya que al bebé le queda mucho desarrollo por delante y es capaz de corregir si ha quedado alguna deformidad.

Las fracturas que repercuten más en el crecimiento son las que se producen en las articulaciones o cerca de ellas y las fracturas en el parto no suelen afectar estas localizaciones.

Una pregunta muy clásica que me suelen hacer los padres en la consulta respecto a la fractura de fémur, es si el niño se puede quedar cojo. Decirte que el riesgo es bajísimo por lo que te he comentado sobre la capacidad de reparación que tienen los tejidos de un bebé. Las fracturas a esta temprana edad tienen un resultado muy bueno en cuanto a consolidación.

Reseña sobre el Autor:

Eugenio Ferrer TraumatólogoEugenio Ferrer es Traumatólogo y autor de la web Traumatología y más, donde publica un blog sobre lesiones en traumatología en el que puedes encontrar información médica de interés con respuestas e información sobre tratamientos, consejos y recomendaciones.

También ofrece consultas online de traumatología para quienes necesiten ampliar información,

una segunda opinión médica o aclarar dudas. ¡Tu 1ª consulta online es gratuita!

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Noveno mes de embarazo, el parto: ¡adiós embarazo, hola bebé!

Cómo evitar miedos y frustraciones relacionados con el parto. Independientemente del tipo de parto, lo importante es que el bebé ha nacido, ahora necesita tus cuidados y amor.

Semanas 36 a 40-42 de embarazo.

 

El parto puede ser origen de múltiples sensaciones y expectativas para la embarazada, no es extraño escuchar a una madre diciendo que su parto no fue como esperaba o como le hubiese gustado. Para evitar temores y/o frustraciones, la mejor opción es conocer bien el parto y sus diferentes alternativas.

Los temores o miedo al parto pueden tener diversas causas, pero habitualmente son lo desconocido y las complicaciones, siendo éstas últimas además, las responsables de la mayoría de las frustraciones. No podemos generalizar pero, por ejemplo, una cesárea puede ser causa de tristeza y frustración para una embarazada que deseaba tener a su hijo de una forma más participativa.

Para vencer los miedos, confianza en el equipo medico y familiarizaros con el parto.

No hay ignorar o suprimir los temores y dudas, todo lo contrario, hay que resolverlos, comenzando con las que tengan origen en experiencias previas, ya sean propias o ajenas, buscando las opciones que os hagan sentir seguras.

Desde aquí os animo a profundizar un poco vuestros conocimientos sobre el parto, de la forma más objetiva que sea posible, desmitificándolo. Que el parto sea un proceso natural, no significa que no necesite seguimiento o ayuda para desarrollarse, y cuando aparecen complicaciones, la intervención de profesionales sanitarios cualificados y capacitados.

La confianza debe ser la base de cualquier relación “medico-paciente». Si tenéis la posibilidad de establecer una relación de confianza con los profesionales que os ayuden durante el parto, eliminareis muchas incertidumbres consultándoles todas vuestras dudas, e incluso al conocer mejor los cambios que se experimentan, detectar posibles complicaciones previas al parto, o al menos, tomar conciencia de que están preparados para las se puedan presentar en vuestro parto.

Ante la frustración, buscar una postura positiva, o al menos objetiva.

Desde el principio debéis asumir que serán las características del embarazo y las condiciones del bebé las que determinen la modalidad del parto. Tened siempre presente que pueden surgir contratiempos que condicionen un parto diferente al proyectado, tener un embarazo y un parto perfecto no es lo habitual, y aún en estos casos, después del nacimiento viene la lactancia, el sueño, la alimentación, etc.., y lo que si que es habitual, es que haya algún aspecto que no sea como habíamos imaginado, nos han dicho o hemos leído.

Sois afortunadas, independientemente del tipo de parto que tengáis, vuestro estado de ánimo no debe condicionarlo el tipo de parto, porque lo importante, lo verdaderamente importante, es que el bebé ha nacido, ya está contigo y necesita de tus cuidados y de tu amor.

Para el bebé, nacer no es fácil, hace tiempo publiqué “El parto: Una descripción de los cambios que sufre un bebé en el momento del nacimiento”, con algo de licencia poética, relato la aventura de nacer y lo que siente el recién nacido, espero que os guste y que os ayude a conocer mejor el parto.

Justo en el parto, comienza en sentido estricto “mi trabajo” como pediatra. Desde mi punto de vista, es recomendable que un pediatra esté presente en los partos, algunos diréis que es una opinión interesada, pero es una opinión basada en mi experiencia. Aquí os explico la situación de sufrimiento fetal en el parto o la necesidad de reanimación del recién nacido, creo que justifican sobradamente mi criterio, no es habitual pero si os encontraseis en esta situación ¿no preferiríais tener un pediatra al lado de vuestro bebé?.

Ahora os voy a relacionar los tipos de parto, una breve definición con alguna puntualización.

·      Parto por cesárea

La cesárea es el único parto no vaginal, el nacimiento del bebé se produce a través de un corte en las paredes del abdomen y en el útero.

No debe ser una elección, cuando el parto se produce por cesárea siempre debe haber una justificación médica, ya sea programada o de emergencia.

Conlleva una mayor estancia hospitalaria, puede dificultar la lactancia… Actualmente se suele realizar con anestesia epidural por lo que la madre estará consciente al nacer el bebé, pero al ser cirugía mayor, depende del hospital el que pueda entrar al quirófano el acompañante. Mi recomendación es que evidentemente esté.

Cualquier parto, ante una complicación, puede terminar por cesárea. No es una decisión que deba tomarse a la ligera. Pero puede evitar secuelas graves al recién nacido. Y dentro de unos meses poco importará si nació por parto o cesárea. Lo verdaderamente importante para vosotras como madres será si vuestro hijo está sano.

·      Parto natural, sin anestesia.

Habitualmente se habla de parto natural, cuando el bebé nace en un parto vaginal espontaneo.

El parto aunque sea un proceso natural va acompañado de dolor, si deseas este tipo de parto y el estado de tu bebé lo permite, es muy importante que realices una buena preparación al parto, posturas, técnicas de relajación, respiraciones, etc.

Posiblemente sea el tipo de parto en el que se hace más necesario un acompañante activo, el papá, un familiar o un doula.

·      Parto natural, con anestesia

Es un parto vaginal espontaneo en el que se usan medicamentos analgésicos para aliviar los dolores del parto.

El más utilizado es la epidural. La epidural es una anestesia regional que actuará del ombligo hacia abajo del cuerpo, permitiendo un estado consciente.

Con la anestesia epidural, según se ajusta la dosis se puede sentir calor, hormigueo, pesadez en las piernas, etc.., pero un vez ajustada no se siente dolor. Algunas veces pueden sentirse una ligera presión (sin dolor) de algunas contracciones, pero si no, puedes estar algo desorientada a la hora de pujar, necesitando ayuda para saber cuando pujar hasta el reajuste de la dosis.

Cada persona tiene un umbral de dolor, incluso puede variar de un embarazo a otro. Aliviar el dolor durante el parto no te hace menos mujer o madre, pero debes hablar con tu médico de los medicamentos disponibles y de los efectos para ti y para el bebé. Y debe ser una elección tuya.

·      Parto inducido-estimulado

Es un parto vaginal en el que es necesario inducir las contracciones del trabajo del parto.

Es bastante frecuente que una embarazada primeriza llegue a la fecha probable de parto sin apenas contracciones, la espera al pasar la fecha puede provocar bastante nerviosismo y ansiedad. Pero los deseos de que nazca el bebé, no deben ser motivo para pedir la inducción al parto. Tranquilidad, que el bebé va a nacer.

Actualmente es frecuente que llegados a la semana 41, si no se ha producido el parto, se realice la inducción, pero debe ser el médico el que determine el momento adecuado por el bien del bebé y de la madre.

FInal del parto

Recordar que los todos los partos vaginales no finalizan con el nacimiento del bebé, terminan con la expulsión de la placenta o alumbramiento que tiene una duración media de aproximadamente 30 minutos.

Y que, mas allá de una idea bucólica del nacimiento, el parto vaginal (espontaneo o inducido) es un proceso fisiológico con el que el cuerpo pone fin al embarazo. Somos seres orgánicos y además de expulsar sangre y liquido amniótico; tener nauseas, diarrea, gases, o perder el control de esfínteres, es de lo más habitual en cualquier parto. Que estás situaciones no os pongan incomodas ni os violenten, el equipo que os atiende está muy habituado.

Hay partos muy cortos y otros muy largos, incluso pueden ser muy diferentes de un embarazo a otro. Los “partos de libro” suelen quedarse en los libros, pero sea como sea, os aseguro que recordaréis vuestro parto como un momento muy especial: el nacimiento de vuestro bebé.

¡Adiós embarazo, hola bebé!

Este artículo pone fin al “Embarazo mes a mes visto por un pediatra”. Espero haber conseguido mi objetivo, y que la serie os haya resultado útil e interesante.

Yo soy pediatra y continuaré publicando artículos en mi blog. Cuando haya un tema que me parezca relevante, lo incluiré en la serie de embarazo, pero por el momento, me tomaré un descanso en mis aportaciones, aunque si que me gustaría que la sección quedase abierta para colaboraciones, desde aquí os animo a participar.

Toda información relacionada con el embarazo, con el cuidado de la embarazada y del futuro bebé será muy bien recibida, tanto si estás leyendo esto y consideras que tú la puedes aportar como si conoces a alguien que la posee, anímate o anímale, será muy bien recibida.

Termino dando las gracias a todos los que habéis compartido el contenido de los artículos. Con una embrazada que haya descubierto información útil o haber evitado algún riesgo en un bebé, yo me doy por satisfecho, creo que mi esfuerzo y el vuestro al difundirlo, habrá merecido la pena.

Espero seguir contando con vuestra ayuda, yo seguiré aportando la mía. Gracias a todos.

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Problemas en el parto

Los problemas que pueden aparecer tras el parto son en su mayoría fallos en la adapatación a la vida fuera del útero.

En el parto, un recién nacido pasa de estar en una situación en la que tiene todas sus necesidades cubiertas, en un ambiente totalmente estabilizado, sin contacto con sustancias ni seres extraños a tener que respirar o se ahoga, cambia el circuito de la circulación sanguínea, tener que comer o sufrir hambre y un ambiente de lo más agresivo en el que pierde calor, pierde humedad, todo es áspero, son materiales extraños y empiezan a colonizarle millones de seres microscópicos, algunos de los cuales intentarán producir una infección.
De cada una de las adaptaciones anteriores surgen los problemas que un recién nacido puede tener en las primeras horas de vida:

  1. La respiración supone que en cuestión de segundos un órgano que hasta entonces no había servido para prácticamente nada, empiece a funcionar a plena capacidad. Los pulmones estaban colapsados, eran como un racimo de globos cerrados, y en segundos tienes que abrirlos todos. Al hacerlo arrastran hacia su interior parte del líquido que estaba ocupando las vías respiratorias. Si es poca cantidad y va limpio se irá re-absorbiendo en las primeras horas de vida sin problemas. Pero a veces es demasiado, o los pulmones no consiguen abrirse del todo, o antes del parto, por un exceso de estrés el niño ha hecho caca en el líquido antes de salir y lo ha manchado con meconio (las heces que hace los primeros días de color negro verdoso). Lo primero, el exceso de secreciones en el árbol respiratorio suele ceder en cuestión de horas o pocos días en los que suele necesitar un mayor aporte de oxígeno y alguna que otra medida de apoyo. El caso de los pulmones que no consiguen abrirse del todo es más frecuente cuanto más prematuro es el recién nacido, debido a que en las últimas etapas del embarazo los pulmones producen una sustancia llamada surfactante que facilita que las paredes de los pequeños sacos (alvéolos) en los que se produce el intercambio de gases no se queden pegadas. Si un niño nace antes de que haya la cantidad necesaria de esa sustancia muchos de los alvéolos quedarán colapsados. En algunos casos se usa un sustituto de esa sustancia para paliar el problema. En otros puede suponer un esfuerzo tan importante el abrir esos alvéolos colapsados en cada respiración que será necesario mantener al recién nacido con respiración mecánica para evitar que se agote. El último caso da lugar a lo que llamamos síndrome de aspiración meconial. Generalmente tras el parto, el estrés sufrido hace que el recién nacido efectúe su primera defecación. Esta primera y las siguientes serán de un color negro verdoso. Son deposiciones compuestas casi exclusivamente por secreciones intestinales de las que el principal componente son las secreciones biliares, que dan el color a estas heces. Mientras las deposiciones tienen esas características reciben el nombre de meconio. A veces si el estrés que el feto sufre es excesivo antes de salir, puede hacer una primera deposición en el interior del útero. El meconio se mezclará con el líquido que envuelve al niño (líquido amniótico) y puede ser aspirado en el momento del nacimiento hacia el interior de los pulmones. Este meconio es una sustancia muy agresiva en las vías respiratorias, inflamándolas, lo que dificulta la respiración y favoreciendo las infecciones. Cuando esto sucede suelen precisar ayuda respiratoria (respiración mecánica), tratamiento antibiótico para evitar las infecciones y a veces control en una unidad de cuidados intensivos durante los primeros días de vida.
  2. La oxigenación por medio de los pulmones, la alimentación por vía digestiva y la desaparición de la placenta que realizaba ambas funciones determinan que el circuito de circulación sanguínea cambie por completo. Antes del parto el corazón debía enviar la sangre a la placenta para recibir el oxígeno y los nutrientes y eliminar el dióxido de carbono y las demás impurezas resultantes del metabolismo. El pulmón era un órgano más a mantener vivo y en desarrollo pero no el responsable de oxigenar toda la sangre del organismo. Las arterias pulmonares que le llevan la sangre antes del nacimiento, son las mismas que lo tendrán que hacer después con un volumen mucho mayor, con la diferencia de que antes del nacimiento es esta sangre la que debe llevar el oxígeno que necesita el pulmón.Para ello lo recibe por mezcla con la sangre que procede de la placenta a través de unos orificios abiertos en las separaciones internas del corazón y por un cortocircuito entre las dos arterias que salen del corazón (la aorta y la pulmonar). Si estas conexiones permanecen abiertas tras el nacimiento, se oyen unos ruidos anormales en los latidos (soplos), que nos están diciendo que esta adaptación no se ha producido del modo adecuado. Algunos de ellos no tienen repercusión en el riego y oxigenación correcto del organismo (soplos sin repercusión hemodinámica) pero otros pueden dificultarlos seriamente (soplos con repercusión hemodinámica). El cierre de estas conexiones se produce a veces de modo gradual durante los primeros días de vida por lo que durante este período es posible que se detecten soplos que desaparecen en poco tiempo, no teniendo repercusiones serias. En otros casos existen malformaciones graves en el corazón o los principales vasos sanguíneos que no impidieron el correcto desarrollo del organismo mientras funcionaba la placenta y estaban abiertas las conexiones fetales pero que hacen incompatible el correcto riego sanguíneo del organismo una vez se cierran éstas. Cuando sucede el cierre de las conexiones, a veces días después del nacimiento, se produce un empeoramiento claro del niño en cuestión de minutos con palidez de piel que puede llegar a ponerse azulada y un marcado decaimiento. Si esto ocurre debe ser visto por un pediatra de forma inmediata.
  3. En cuanto al hambre. Mientras el niño se alimentó en el interior de su madre a través de la placenta era como si tuviese un suero cogido al ombligo y por él le fuésemos pasando toda la alimentación necesaria. En el momento que nace, se cierra el grifo. A partir de ese momento su cuerpo tiene que acostumbrarse a abastecerse a partir de sus reservas y cuando estas empiezan a agotarse pedir comida y asimilarla. Es un cambio radical. Tan radical que los primeros días tras el nacimiento tiene mucha facilidad para que los niveles de azúcar en sangre bajen. Por ello, estos primeros días, no debe dejarse a un niño sin comer demasiadas horas. De hecho la mayoría de ellos se encargan de que sea así, exigiendo con el llanto que se les dé de comer cada 2 ó 3 horas como mucho.Son como un coche con el depósito de combustible pequeño. Pide pequeñas cantidades de forma continua. Poco a poco su estómago aumentará de tamaño y su hígado regulará cada vez mejor los niveles de nutrientes en sangre hasta que en torno a las 2 semanas de vida ya los controle perfectamente. Desde ese momento veremos que las tomas van espaciándose en el tiempo al ritmo que aumenta la cantidad que come en cada toma y si una noche por fin duerme del tirón 6 ó 7 horas, habrá que agradecerlo y descansar.
  4. Otro aspecto es el mantenimiento de la temperatura corporal. Los seres humanos para el buen funcionamiento de nuestro metabolismo precisamos una temperatura estable entre los 35 y los 37º. Una disminución por debajo de esas cifras enlentece nuestra actividad vital y dificulta el normal funcionamiento del organismo. Es lo que llamamos una hipotermia. Los recién nacidos que son abandonados de cuando en cuando en cubos de basura y similares mueren de hipotermia al agotar sus reservas de energía si no son rescatados antes. Son especialmente proclives a sufrirlas por su escasa capa de grasa y porque su superficie corporal es mayor en relación a su peso de lo que lo será en cualquier otra edad.Para reducir el esfuerzo que debe realizar el recién nacido para mantener su temperatura al principio se recomienda abrigar bien a los niños y mantenerlos en un ambiente cálido y con cambios de temperatura lo más suaves posibles. Abrigarlos bien quiere decir, durante los primeros días de vida 2 capas de ropa más que los adultos que haya a su alrededor. A partir del mes y hasta los 3 meses de edad una capa de ropa más. Y a partir de los 3 meses las mismas capas de ropa que los adultos que le rodean.Al nacer la propia naturaleza ha previsto un sistema para proteger al cuerpo contra la pérdida de calor. Es una grasa blanquecina que cubre el cuerpo del niño cuando nace (vérmix) que es más abundante cuanto más prematuro sea el niño, protegiendo mejor así cuanto más fina es su piel. En la reanimación se seca al niño pero intentando no retirar esa grasa que le protege del frío, pero también de las infecciones.
  5. Al igual que pierden calor, pierden mucho líquido a través de una piel y unas mucosas que hasta entonces habían estado permanentemente hidratadas (sumergidas en líquido amniótico). El efecto en la piel es la descamación durante los primeros días, que en algunos niños llega a ser de todo el cuerpo y muy llamativa.  Lo mismo que se seca la piel se secan las mucosas (nariz, garganta) dando como resultado una congestión nasal con estornudos y poca tos, pero sin moqueo, que a veces los padres confunden con un resfriado. Mejora con hidratar un poco la mucosa echando un par de gotas de suero fisiológico en los orificios nasales. No hace falta aspirar si no ves moco. A veces mejoran también poniendo una fuente de humedad en la habitación.
  6. Por último, otra gran novedad para el organismo, es descubrir que el mundo está lleno de seres y sustancias extrañas.Algunas de ellas agresivas, capaces de producir alergias e infecciones. Hasta el nacimiento el sistema inmunitario de la madre había establecido un cerco en torno al feto que hacía casi innecesario que actuase él, pero desde que nació, a excepción de los anticuerpos heredados de la madre, que no es poco, todo aquello con lo que tiene contacto (y son miles de microbios y sustancias) tienen que ser sobre la marcha catalogados como algo inocuo o algo peligroso y activar el sistema inmunitario en su contra o ignorarlo. De ello puede depender su supervivencia. Tan perjudicial resultaría desencadenar una reacción contra algo que nos rodea por todas partes produciendo una alergia como no reaccionar ante un microorganismo capaz de producir una infección grave. El resultado es que en los primeros días aparece una reacción alérgica más o menos intensa en muchos niños (exantema toxoalérgico) por reacción a ropa, colorantes, detergentes… con los que nunca había tenido contacto su piel, que suele ceder antes de los 10-15 días de vida sin necesidad de tratamiento.
  7. En el extremo contrario están las infecciones neonatales.Infecciones generalizadas (sepsis) y meningitis son más frecuentes y más graves en las primeras semanas de vida. Por lo que en algunos casos es preciso analizar y mantener en observación o incluso tratar preventivamente a los niños ante ciertas situaciones de riesgo que pueden favorecer estas infecciones, como por ejemplo una rotura de aguas de la madre más de 24 horas antes del parto, fiebre de la madre durante el parto o la presencia de un microorganismo en la flora vaginal de la madre (el estreptococo beta galactiae) que es el causante de infecciones neonatales más frecuentes.

Todos estos cambios y la adaptación a su nuevo ambiente tras el parto se van completando en las primeras semanas, considerándose período neonatal el primer mes de vida. Es el período en el que suelen dar la cara la mayoría de los problemas congénitos: infecciones, malformaciones, alteraciones metabólicas, tumores neonatales… responsables de la mayor parte de las muertes infantiles.

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Parto

El parto: Una descripción de los cambios que sufre un bebé en el momento del nacimiento.

Si eres impresionable no leas esto hasta después de que nazca tu hijo.

El parto es uno de los momentos de más estrés de nuestra vida. El cambio que un recién nacido sufre es radical. Para poneros en su lugar piensa un momento que fueras él:

  1. Dentro del útero de tu madre, estás en un ambiente con una temperatura de treinta y tantos grados de forma continua. Aún suponiendo que tu madre tuviese fiebre no variaría más de 1 ó 2 grados arriba o abajo en los 9 meses de embarazo. No tienes que hacer nada para mantener la temperatura de tu cuerpo, puesto que es la misma del ambiente que te rodea.
  2. Tienes una humedad del 100%, es decir, estás sumergido en líquido, un líquido que además de tener esa misma temperatura continua, amortigua los sonidos y los movimientos. Ahí dentro todo es suave, fluido y oleaginoso.
  3. No necesitas respirar. El oxígeno que precisas y el dióxido de carbono que te sobra entran y salen respectivamente por los vasos sanguíneos de tu cordón y la placenta se encarga de hacer el intercambio al tiempo que elimina las impurezas de tu sangre y te aporta todos los nutrientes necesarios, por lo que tampoco comes ni sientes hambre.
  4. No hay nada extraño, todo lo que tiene contacto contigo es parte de ti mismo (las células de la placenta y la bolsa que te rodea son genéticamente parte de ti).
  5. Ni hay alergias ni infecciones.

Tu único entretenimiento es crecer y desarrollarte. Es el paraíso.
Un día, algo que te rodea, que ni siquiera sabías que existiese, empieza a comprimirte. Al principio es algo incómodo y ocasional, sólo has notado que cada vez tienes menos espacio para moverte y de vez en cuando una pequeña sacudida. Pero poco a poco el líquido que te rodeaba es cada vez más escaso y sientes que esa fuerza que te empuja te va encajando en un hueco aún más estrecho.
Llevabas un tiempo ya notando otra cosa extraña, una incomodidad rara, como si ya no te llegase todo el alimento que necesitas.
Y de repente esas contracciones empiezan a ser mucho más continuas, te van empujando no sabes hacia donde y no puedes hacer nada para resistirte.
Por si no fuese suficiente con los empujones parece haber otro espabilado que al lado contrario tira y tira de ti, más fuerte aún que los empujones.
Pasas por un hueco tan estrecho que nunca hubieses pensado que fuese posible. De hecho te han dado una paliza descomunal, y si no lo creen que te miren la cara, la traes hinchada y en algunos casos con morados por todas partes.
Tú no sabes lo que pasa, pero estás fuera.
El cambio en el Parto es TAN intenso y TAN brusco que vas a tardar meses en llegar a ser totalmente consciente de ello.
Cuando estabas dentro del útero eras todo el universo. Todo lo que tocabas a tu alrededor eras tú y aunque a veces notabas movimiento o sonidos estos estaban tan amortiguados y te afectaban tan poco que podías ignorarlos. Durante los primeros meses fuera del útero seguirás pensando que todo lo que te rodea es parte de ti. De hecho cuando algo de lo que te rodea no reaccione como esperas no entenderás porqué y te enfadarás y llorarás con frecuencia por tu frustración.
Pero eso será en los próximos meses, en este momento tienes problemas más inmediatos. Para empezar hace un frío horrible. Luego dirán que se han esforzado en que haya buena temperatura, pero es que eso para los que viven fuera son 25º o como mucho 30º. Dicen que más de eso es un calor que no hay quien lo aguante.¿Cómo que no? Si tú llevas nueve meses en los que cuando hacia fresquito a lo mejor estabas a 37º y eso muy de vez en cuando.
Serán hijos de…. Hechas de menos no saber tacos aún.

Pero encima notas una necesidad imperiosa de hacer algo que no habías hecho nunca: respirar. No sabes que está pasando, pero te estás ahogando. De nuevo echas de menos los tacos. ¡Pues no te han sacado a un sitio en el que encima no te llega aire por el cordón como siempre!
¡Y encima ése¡ ¿Qué hace? ¿No será capaz de poner una pinza en el cordón? Pues no, no poco, y por si intento quitarme la pinza va a cortarlo. Será… (Censurado, porque aún siendo educado y el más tímido de los bebés a estas alturas se está literalmente cagando en todos los de fuera y en su perra suerte como mínimo).
Total, que afortunadamente dentro de tu desgracia parece que hay algo que es tu instinto que te dice que a lo mejor si lloras te dejan en paz. Así que eso, lloras, porque si no, siempre hay algún otro que se ofrece a espabilarte como sea. Y tú: “oye que la paliza ya me la han dado antes”.
Sea antes o después de la nueva sesión lloras y ves que se te pasa la necesidad tan acuciante que tenías de oxígeno. Pues va a resultar que aquí fuera también te las apañas, y sin cordón. Pero es más incómodo porque tienes que hacerlo tú y si dejas de hacerlo un rato te ahogas otra vez. ¿No te ahogarás cuando te duermas? Después de un rato empiezas a respirar ya sin darte cuenta, como automáticamente. Menos mal.
Menos mal también porque al parecer tu cuerpo sabe qué hacer. Y una serie de agujeros de tu corazón por los que pasaba la sangre dirigiéndose hacia la placenta a coger aire y comida y luego distribuían la sangre por todo el cuerpo se están cerrando. Como por arte de magia, mira tú, justo los que se quedan abiertos son los que necesitas para que la sangre vaya a los pulmones a coger el aire, al intestino y el hígado a coger el alimento y de allí se repartan por todo el cuerpo.
Es que pareces listo con lo canijo que eres.
Pero sigue haciendo frío. Tanto que tienes la piel morada. Conforme vayas respirando y acostumbrándote a la temperatura la piel se pondrá más colorada. Lo último en pillar color serán los labios, las manos y los pies. Pero si baja la temperatura se te amoratarán enseguida.
Como estabas en líquido, al respirar al principio hay secreciones (flemas) que a veces no te dejan que entre bien el aire. Puede que alguien te meta  entonces una cosa por la nariz y la boca. Es muy desagradable y casi vomitas pero parece que ha quitado las secreciones y puedes respirar mejor.
La luz es fortísima y no consigues ver nada, a pesar de que han procurado que no fuese muy intensa. Los ruidos son fuertes como nunca hubieras imaginado y todo es áspero. Te han puesto sobre algo que notas más suave y caliente en comparación con el resto y con un sonido que te resulta familiar: como un tambor lejano que te acompañaba también en tu etapa anterior y que marca el ritmo de tu vida anterior, que sigue ahí. Ya tienes un color normal y le vas pillando el tranquillo a eso de respirar.
Han pasado unos minutos y empiezas a notarte incómodo, te falta algo. Haces repaso: frío parece que no hace tanto, respirar estás respirando, ¿que será?
Como no das con lo que es, te enfadas y vuelves a llorar al comprobar que tu universo ha cambiado y que ya no lo controlas todo. Antes nada te alteraba.
Si te faltaba algo, no sabías como pero se resolvía. Ahora notas incomodidades para todo y no sabes como resolverlas, así que haces lo que haría cualquiera. Lloras de impotencia.
Y entonces notas que el tambor sigue acompañándote, hay un olor que te resulta familiar y una extraña seguridad que te transmite la superficie sobre la que estás. Será el olor, el ruido de los latidos de su corazón, tal vez su voz. El caso es que por alguna extraña razón te recuerda un mundo en el que estabas hace poco y te sientes seguro.
Algo te toca en la cara, cerca de la boca. Invita a ser tomado. Huele bien, es húmedo y suave y al probarlo sabe bien.
Entra en tu boca, no sabes si eres tú quien la busca o entra por iniciativa propia, el tema es que tu boca, por puro reflejo, la chupa y alucinas.
Suelta algo, no sabes lo que es. Un líquido con el que casi te atragantas, pero parece que sabe seguir su camino de forma que puedes respirar y por alguna razón su sabor te gusta y te resulta agradable seguir chupando.
Esa sensación desagradable que tenías va desapareciendo. Además está calentito. No sabes qué o quién será pero sientes que te vas a llevar bien con Ella”.

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Reanimación del Recién Nacido

Reanimación del Recién Nacido tras el parto.

Una explicación para padres de lo que hace el pediatra en la reanimación tras el parto, cuando nace el bebé.

Es recomendable que esté presente un pediatra en los partos.

El parto es una situación de riesgo para el recién nacido. Tiene que adaptarse a muchas cosas nuevas.

Para eso su cuerpo tiene que hacer algunos cambios en pocos minutos que son importantes.

Es, a pesar de todo algo tan natural, como que todos hemos pasado por ahí.

En la mayoría de los casos el pediatra no tiene que hacer nada, porque todo funciona según lo previsto por la naturaleza.

Cuando eso no es así, interviene el pediatra.

Se suelen establecer 5 grados en la reanimación:

– Tipo 0: El pediatra mira al niño sobre su madre y no hace nada porque todo va bien. El recién nacido tiene buena vitalidad y va cogiendo el color poco a poco. No os asustéis porque al principio esté morado, es normal. Conforme va llorando, pasará a pálido y después a sonrosado unos minutos después.

– Tipo I: Aspiración de secreciones. Esto es necesario cuando se ve al recién nacido que respira con dificultad como si tuviese muchos mocos en la garganta. Lo que se hace es introducir una sonda que aspira los restos de líquido y sangre que hallan quedado en la boca y la garganta. Es especialmente importante hacerlo en los casos en los que el líquido amniótico sale manchado de verde.

– Tipo II: Además de aspirar las secreciones se ayuda a llenar los pulmones de aire con una mascarilla. Esto se hace en aquellos bebés que tras la aspiración de las flemas tardan más de lo normal en coger el color.

– Tipo III: Cuando el recién nacido no es capaz de respirar bien sin la ayuda de la mascarilla, necesita un tubo por el que meter aire en sus pulmones. Decimos que necesita intubación.

– Tipo IV: Cuando además es necesario poner una vía de suero para meter medicación al niño.

Deja al Pediatra trabajar

Esto no lo explico con la intención de que hagáis de maestrillos en el paritorio, enseñando al pediatra a hacer su trabajo.

De hecho el peor favor que puedes hacer a tu hijo en un momento así es interferir en el trabajo del pediatra.

Si veis algo distinto al Tipo 0, lo que tenéis que entender es que el pediatra está haciendo lo necesario por el bien de vuestro bebé.

Al final de la reanimación, suele pesarse y medirse al niño y se da una puntuación según la vitalidad del recién nacido llamada Test de Apgar.

Y si todo está bien el niño sale del paritorio sobre su madre.