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Pecho y biberón a demanda: PekeTip 5

El pecho es a demanda, el biberón también.

Con el pecho no mires el reloj, con el biberón tampoco.

Con el pecho le das hasta que no quiere más.

No hay razones para hacerlo de otro modo con el biberón.

Ya casi hemos naturalizado el pecho.

Va siendo hora de naturalizar el biberón.

La mayoría de los pediatras y de las familias han asumido ya que el pecho se da a demanda. Que no hay motivos para que un niño que toma pecho llore de hambre. Que en cuanto muestre su interés por comer, lo que hay que hacer es darle. Y en cuanto a la cantidad, que se da hasta que se quede sin hambre. Es decir, que hay que ofrecer el pecho con frecuencia y darle cada vez que pida y la cantidad que quiera.

Sin embargo, cuando hablamos de biberón, por alguna razón, la gente y muchos pediatras tienen tendencia a numerar, cuantificar y pautar. Empiezan a preocuparse de si toma mucho o poco. De si se «acostumbrará mal» por tomar con mucha frecuencia… De si se «empachará»… La cuestión es, que es frecuente establecer pautas rígidas de alimentación cuando usamos el biberón. Y no hay razones para hacerlo así.

De hecho, aplicar pautas rígidas de alimentación, limitando la frecuencia y cantidad de biberón que ofrecemos a un bebé, es una de las razones por las que aparece el cólico del lactante con más frecuencia en bebés que toman biberón que en los que toman pecho.

Los bebés, como nosotros tienen mecanismos de regulación. Mecanismos que habitualmente funcionan bien. Uno de ellos se encarga del hambre. No hay razón alguna para contradecir lo que nos indica ese mecanismo si no tenemos motivos claros para hacerlo. Esta es la idea que rige lo que se conoce como «crianza respetuosa». Suele asociarse esta idea a la de tomar el pecho. Pero en realidad, la crianza respetuosa es un concepto útil y recomendable para todos los bebés. Tomen pecho o biberón. Ya que nos salva de muchos problemas evitables y sobre todo, nos acerca más a nuestros hijos enseñándonos a comprenderles mejor.

cada niño es único
Peketip 6

 

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¿Porqué dar pecho a demanda protege contra la obesidad?

Dar comida a un bebé como forma de entretenerlo o tranquilizarlo favorece la obesidad. Pero el pecho a demanda lo evita, ¿Porqué?

Cuando explico la introducción de la alimentación complementaria, advierto a los padres de que la costumbre de dar comida al niño como forma de entretenerlo, favorece la obesidad.

Algunos padres preguntan si haber dado pecho (o biberón) a demanda al bebé, no tendrá el mismo efecto.

Lo que dicen los estudios es que no: Que la lactancia materna a demanda no sólo no aumenta las probabilidades de que el bebé sea obeso en el futuro, sino que le protege contra la obesidad.

Voy a intentar explicar la diferencia que hay entre ambas cosas, y porqué es coherente el pecho (o biberón) a demanda y evitar usar la comida como forma de tranquilizar a un niño.

¿Porqué la comida como entretenimiento produce obesidad?

Durante la primera infancia el bebé actúa de forma inconsciente. Aquellas conductas que se repiten con un resultado «positivo» se repetirán de forma inconsciente el resto de la vida.

Cuando un niño está aburrido, nervioso, tiene miedo o quiere afecto (necesidad afectiva), es frecuente ver a algunos familiares ofrecer al niño alimentos (ricos en azúcar) que el niño puede tomar sólo: Trozo de pan, gusanitos, biberón con zumo, leche o manzanilla…

Cuando el azúcar sube en sangre, se estimula la secreción de endorfinas. Unas sustancias que producen una sensación de placer, calma el dolor y relaja.

El niño pasa de una situación de falta de afecto a una de satisfacción, sin recibir afecto. Ha sustituido el afecto por comida.

Eso trasladado a un adulto, y tras haber repetido en su infancia esa maniobra miles de veces, hace que ante una necesidad afectiva insatisfecha, se active un circuito que le dice: Come y te sentirás mejor.

Eso favorece la obesidad.

¿Y porqué dar pecho a demanda protege contra la obesidad?

Muchos niños que toman pecho a demanda, lo piden cuando tienen hambre, pero también cuando tienen las mismas necesidades afectivas que comentaba antes.

Sería lógico pensar, que dar pecho a demanda es equivalente a lo anterior y por tanto debería predisponer a la obesidad. Sin embargo la experiencia dice lo contrario. ¿Cuál es la diferencia?

Pues es una diferencia sutil, pero muy importante:

  1. Cuando damos el pecho, no solo se alimenta, también se da afecto.
  2. Cuando damos el trozo de pan, los gusanitos, el zumo, las patatas fritas al niño, suele ser dejándolo sólo para que coma y nos deje hacer lo que estemos haciendo. Es comida sustituva del afecto.

Con el pecho, ante una necesidad afectiva, respondemos con afecto. Y al alimentarlo, la subida de endorfinas que explicaba arriba, refuerza la situación placentera. Es decir, una falta de afecto se resuelve con afecto y el alimento que da el pecho, refuerza esa relación.

En el futuro, cuando tenga una necesidad afectiva, buscará afecto como forma de resolverla.

En el segundo caso, sustituimos el afecto por la comida. En el futuro, cuando tenga una necesidad afectiva, buscará la comida como alternativa al afecto. Y eso le hará más fácilmente obeso.

¿Y qué hay de dar biberón a demanda a un bebé?

Como he explicado, la clave no es la composición del alimento, sino si el alimento se da acompañado de afecto o sin él.

Por lo tanto, dar a un bebé el biberón a demanda en los primeros meses (cuando el bebé no puede tomarlo sólo) es equivalente al ejemplo explicado con el pecho. Es dar afecto con comida. Se le da cogiendo al niño en contacto directo.

En el momento que el niño es capaz de tomar el biberón sin ayuda o comer solo, hay que saber distinguir y dar comida sólo cuando lo que en niño tiene es hambre. Y responder siempre a la necesidad de afecto, con afecto.