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Peketema 6: Higiene de los dientes en niños y bebés

Higiene dental en bebés

Cuándo y cómo recomiendo a los padres empezar con la higiene de los dientes en los bebés.

Este Peketema se podía abordar de muchas formas. Pero nos vamos a centrar en lo que ha sido vuestra petición concreta: «Higiene bucal infantil, cuándo comenzar a cepillar y qué tipo de cepillo y pasta dental».

Esto en la práctica es hablar de caries en niños y la utilización del cepillo de dientes y pasta de dientes.

Caries por tomar biberón con líquido azucarado

Para empezar, vamos a aclarar el concepto de caries.

Simplificando, los dientes tienen tres capas (esmalte, dentina y pulpa). El esmalte es la capa externa más dura. La dentina no es tan dura y menos rica en flúor y la pulpa que es la zona más blanda con nervios y vasos sanguíneos que nutren al diente.

La caries es una destrucción del diente que empieza de fuera hacia dentro:

  1. Destruye primero el esmalte, muy lentamente, porque es la parte más dura.
  2. Si no la paramos progresa por la dentina con rapidez.
  3. Puede acabar afectando a la pulpa.

No duele hasta que alcanza a la pulpa, por lo que si no se busca, se detecta en muchos casos cuando ya se han destruido todas las barreras de protección del diente.

El causante son gérmenes que viven en nuestra boca y se alimentan fundamentalmente de azúcares que quedan en en los dientes tras las comidas. Por eso, la principal arma para evitar la aparición y progresión de las caries es eliminar los restos de azúcares tras las comidas. Y eso lo hacemos con el cepillado de dientes.

Cuándo comenzar a cepillar los dientes de los niños.

Esto lo voy a plantear al revés: ¿Cuál es la edad más tardía en la cual considero que los niños deberían de tener ya el hábito de cepillarse los dientes tras cada comida?

En el momento que tengan el primer diente definitivo. Lo que para la mayoría de los niños significa 5-7 años.

Es decir, las caries en los dientes de leche tienen su importancia, y ahora hablaremos de ese tema.

Pero una vez que salen los dientes definitivos la lucha con la caries es mucho más importante: Estos dientes tienen que durar el resto de la vida, y la aparición de caries antes de los 15 años si no se cuidan es muy habitual.

Podemos arreglar las caries. Pero toda reparación de un diente es imperfecta y lo debilita. Por lo tanto, si no hemos conseguido que un niño tenga el hábito de cepillarse los dientes antes de que salga el primer diente definitivo, no debería ser un tema que siguiésemos tomando a la ligera a partir de ese momento.

Cuidado de los dientes de leche.

Se puede leer en muchos manuales para padres lo siguiente: «la higiene de los dientes empieza desde el instante en que se tienen». Muchos manuales recomiendan limpiar los dientes de leche después de cada comida desde que salen los primeros dientes de leche. Lo que recomiendan al principio es limpiar los dientes con una gasita tras cada toma o con un dedil de silicona.

A mí eso, la verdad, me parece exagerado, innecesario y desagradable para el bebé.

Os explico: Muchos padres prueban a hacer esto y el resultado es que supone una lucha con el niño que a veces llega a provocarle incluso arcadas. Voy a intentar razonar un poco sobre el tema.

Hay niños que lo aceptan muy bien, especialmente con un dedil de silicona.

En algunos casos puede ser incluso buscado por él porque le da un estímulo, y puede ser útil para desensibilizar la encía y que duela menos la salida de los dientes. Así que si te deja o lo busca puedes hacerlo. Sin agobios. No pasa nada por no hacerlo tras cada toma.

Nuestra preocupación fundamental es:

– Evitar las caries.

– Introducir unos hábitos de higiene para evitarlas en el futuro.

Evitar las Caries en los dientes de leche:

Las caries son causadas por la proliferación de la placa dental generada por algunos gérmenes de nuestra boca entre los que destaca el Estreptococo Mutans.

Es un germen que se alimenta fundamentalmente de Azúcar (sacarosa). No metaboliza bien la lactosa. Por lo que la leche por sí sola no genera una caries significativa. Debe llevar azúcar añadidas para generarla.

  1. Mi experiencia me dice que salvo excepciones de niños cuyo esmalte es defectuoso la caries en lactantes tiene casi un único causante: Biberón con bebida azucarada como recurso para tranquilizar al bebé o aliviar la sed. Esta costumbre produce caries especialmente en los dientes centrales de arriba.
  2. Y en segundo lugar el consumo continuo de productos azucarados sólidos entre las comidas: Las chucherías y las galletas. Esta costumbre produce caries especialmente en las muelas.

El biberón con zumo proboca caries

 

Caries típica por tomar biberón con azúcar

Salvo casos como digo de niños que tienen un esmalte defectuoso si yo veo un bebé con caries en las «paletas de arriba» tengo claro que en el carro llevan un biberón con zumo, leche con azúcar (o batidos) o infusión con azúcar.

Aunque a veces se empeñen en negarlo (El doctor House diría: «Los pacientes siempre mienten»).

Y si tiene las muelas picadas, se que se toma chucherías o galletas con frecuencia, cosa que de nuevo pueden negar. En el concepto de chuches entran todos los productos ricos en azúcar que damos a los niños y que no comemos nosotros cuando se los damos: El rey de esta categoría son las Galletas.

Como al leer esto nadie tiene que justificarse, que quede claro: Si un niño tiene caries es que algo está mal, o sus dientes o más frecuentemente sus hábitos.

Los dientes no puedes cambiárselos, los hábitos sí. Para mí resulta más importante evitar estos dos hábitos que el cepillado de dientes.

Cepillarse los dientes tras las comidas. ¿Cuándo y cómo deberíamos hacerlo?

La respuesta aquí es que depende de cada niño.

En otras partes de esta web he explicado hasta la saciedad que cada niño es único y que para los cambios que suponen crecer, cada niño está mejor preparado en un momento concreto.

Y es preferible retrasar dentro de lo razonable un cambio a forzarlo. Porque cuando forzamos los cambios antes de que el niño esté listo suelen aparecer más problemas de los que intentábamos evitar.

La forma de saber cuando es el momento es contar en este tema como en otros muchos con tres aliados: La curiosidad, la tendencia a imitar y el gusto por el juego innato en los niños.

Pasos para introducir el cepillado de dientes en niños en la práctica:

  1. Compra un cepillo de dientes para tu hijo. El cepillo debe ser pequeño (no podemos meter un cepillo de adulto en la boca de un niño por simples razones de espacio) y con las cerdas lo más blandas posibles (el esmalte de los dientes de leche es mucho más blando que el de los definitivos y se rayaría y desgastaría con un cepillo duro).
  2. Pasta de dientes. Al principio ninguna. Cuando ya acepte bien el cepillo sin pasta podemos usar una de adulto a dosis testimonial o una baja en flúor para niños. El problema es que la mayoría de los niños se traga la pasta de dientes. Y un exceso de flúor puede también manchar los dientes y hacerlos más frágiles.

    Dientes de leche manchados por exceso de flúor

  3. Que tu hijo te acompañe tras las comidas al baño y te vea cepillarte los dientes. Dale su cepillo sin pasta para que juegue con él. No pretendas que se cepille ni lo hagas tú las primeras veces. Más tarde o más temprano todo niño coge el cepillo e imita a sus padres.
  4. En torno a los dos años, casi todos los niños a los que hemos hecho el paso previo juguetean ya con el cepillo. Deja que lo haga y prueba a que te deje que acabes cepillándole tu de forma algo más sistemática. O en los más colaboradores enseña a cepillar en cinco movimientos: Con los dientes cerrados, cepillo arriba abajo en las «paletas» y después en las muelas cada uno de los 4 grupos, adelante y atrás.
  5. Empezaremos a usar pasta (como os dije baja en flúor) cuando el niño quiera probarla.
  6. Para cuando salga el primer diente definitivo todo niño debería saber cepillarse los dientes de forma correcta y tener la costumbre de hacerlo después de las principales comidas. El mínimo, mínimo, sería tras la cena antes de acostarse.

Nos hemos centrado en el tema de la caries, otras cuestiones referentes a los dientes en niños podéis encontrarlas en estos artículos:

Los dientes de leche.

Peketip 11: Los dientes de leche

Peketip 4: Ayudar a un niño a dejar el chupe

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Peketemas

Peketema: Haz tu pregunta

Los Peketemas son la forma en la que respondo a vuestras peticiones en nuestra comunidad de Facebook.

Somos más de un millón de miembros en nuestra comunidad de Facebook. Y yo soy sólo uno.

El número de comentarios es tal que es imposible que los pueda responder uno a uno.

Pero eso no quiere decir que sólo publique y no me interesen vuestras preferencias y opiniones.

La forma que se me ha ocurrido para dar solución a esto es la siguiente:

  • Yo publico todos los días 3 temas en Facebook de lunes a viernes. Sábado y domingo se publica un repaso de los temas de la semana, para los que no hayan podido seguirlos durante la semana. Esa es mi aportación.
  • Vuestros comentarios son los que enriquecen esta comunidad. Yo aporto mi experiencia, aportad vosotras la vuestra. Me ayudan mucho también a mí para seguir aprendiendo.
  • Si compartís los artículos con vuestros contactos o les recomendáis que pulsen «Me gusta» en la página nuestra comunidad crecerá y nuestra experiencia será más rica.
  • Mi forma de responder a vuestras peticiones: Los Peketemas.

Peketemas, ¿Cómo y cuándo?

  • Cada jueves publicaré por la mañana (10:00 hora de la península -España-) un post en el que os invitaré a hacer vuestras peticiones.
  • Podéis sugerir el tema que queráis con un comentario. O si veis uno ya hecho que os guste dadle vuestro «me gusta».
  • Intentaré publicar la semana siguiente según vuestras preferencias.

Algunos temas se repiten con frecuencia, porque semana tras semana siguen siendo los más votados. Es normal. Cada semana entra gente nueva a formar parte de la comunidad y no saben lo que se ha publicado antes. Y los temas que más preocupan a los padres son una constante.

Recordad que todos los temas se van publicando en esta web y que podéis buscar el que os interese de los cientos ya publicados.

Si lo que quieres es hacerme una consulta personal

Todo esto es al final una forma de ir aprendiendo. Pero sé que en muchos casos las respuestas generales no son suficiente y que desearíais que os aconsejase sobre el caso concreto de vuestro hijo.

Una red social abierta en la que tienes que contarme los detalles íntimos sobre tu hijo y tu familia, no es el lugar adecuado para eso.

Debéis entender además, que hasta aquí, todo lo que hago es algo gratuito que ofrezco a costa de mi tiempo personal.

Si deseas que te dedique algo más de ese tiempo sólo a ti. ¿Crees justo compensarme?

Para responder a ambas cuestiones está el servicio de Qoolife, en el que contesto consultas privadas en menos de 24 horas cualquier dia del año.

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Edad para pasar a un niño a su dormitorio

Edad para que un niño duerma en su propio dormitorio

En respuesta a un Peketema solicitado porra las madres en Facebook: Cuál es la edad que recomiendo para pasar a un niño a su propio dormitorio.

Esta pregunta parte de un error. Y es el hecho de suponer que existen normas generales de cual es la forma correcta de hacer las cosas con los niños. Y especialmente es un error común pensar que los niños deben ir cumpliendo una serie de objetivos con un calendario más o menos fijo, porque no hacerlo es perjudicial o puede tener consecuencias muy negativas.

Hablamos así en ocasiones de:

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar el pecho?

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar de tomar biberón?

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar el chupe?

– ¿Cuál es la edad a la que debe dejar el pañal?

– … Dejar de comer triturado… ir al baño y limpiarse sólo… cepillarse los dientes…

Y la realidad es que en todos estos casos y algunos más la mejor respuesta es individualizada. Lo que pasa es que para poder dar respuestas personalizadas hay que conocer la situación real de desarrollo de cada niño y las preferencias y circunstancias de cada familia. Y muchas veces queremos una respuesta demasiado simple.

En esta pregunta concreta: Edad a la que es adecuado pasar a un niño a su propio dormitorio.

¿Cuáles son los aspectos más importantes en los que yo me oriento cuando me hacen esta pregunta en la consulta?

– ¿Tenéis otro dormitorio? Porque la realidad es que muchas familias no. En muchos casos tienen previsto cambiar de vivienda cuando sea necesario, pero ¿qué sentido tiene decir a unos padres que ya sería bueno cuando la realidad es que no pueden hacerlo?
– Lo esencial: Hasta ahora dormís en el mismo dormitorio. ¿Qué tal descansáis todos? Si la respuesta es que descansan bien. No hay ninguna necesidad de hacer el cambio. Otra cosa es que los padres prefieran hacerlo por otras cuestiones, como recuperar la intimidad de pareja… Que puede ser importante. Pero ¿y cuando no descansan bien? Entonces en algunos casos pueden mejorar si el niño duerme en su propio dormitorio. Pero no siempre es así. Depende de cual sea la razón por la que no descansan bien.

Hay un caso en el que puede mejorar claramente: Hay niños que son muy activos durante el sueño. Duermen, pero se mueven mucho, hacen ruidos… Y algunos padres tienen el sueño ligero y se despiertan cada vez que el niño hace una de esas cosas. En este caso es el más claro. El niño descansa, pero los padres no. Si el niño duerme en su propio dormitorio los padres no verán constantemente interrumpido su sueño para nada. Ya en en nada beneficia al niño que sus padres no descansen por oírle toda la noche.

Otro caso en el que puede ser útil es cuando los niños se despiertan con mucha frecuencia y para volver a dormirse piden siempre la colaboración de los padres. En este caso lo que ocurre es que tienen un ritual para dormirse que precisa la colaboración de los padres. Esto no es un problema en sí mismo. Es una elección de los padres. Pero se convierte en un problema si el número de despertares transforma la noche en una tortura que impide el descanso adecuado de los padres. Porque por el bien del niño, conviene que los padres descansen bien. Cuando esto ocurre, algunos suelen decir que les gustaría que su hijo aprenda a dormirse sólo. Puede conseguirse sin que el niño llore, pero es bastante complicado que el niño escoja el nuevo ritual de sueño «independiente» si cada vez que se despierta tiene a su lado «en bandeja» la forma en que se ha dormido hasta ahora. Y eso significa que es necesario que el niño empiece a dormir sólo en su dormitorio para lograr ese cambio.

Al final es cuestión de opciones. Hay padres para los que todo esto resulta innecesario y absurdo. Duermen con sus hijos en la cama «de matrimonio» y descansan razonablemente bien, o hasta muy bien. Y prefieren esta opción hasta que el niño escoja dormir sólo. Es una elección tan válida en mi opinión como la otra… Mientras descanséis.

Lo que me parece más importante

Más que una edad a la que es adecuado que un niño duerma sólo, os diría cuando no es adecuado. Antes de los 3-4 meses, que un niño duerma fuera del dormitorio de los padres tiene importantes riesgos. Especialmente la muerte súbita del lactante y las crisis de atragantamiento.

La mayoría de los padres que se plantean que el bebé duerma fuera del dormitorio, no suelen hacerlo antes de los 5-6 meses. Con esa edad ya no hay muerte súbita del lactante y las crisis de atragantamiento son muy poco habituales.

Pero no es cierto como dicen algunos que haya una edad por encima de la cual el niño no deba dormir en el dormitorio de los padres, porque si sigue haciéndolo…. (maldiciones bíblicas variadas según la imaginación del que intenta convencer a los padres). No me voy a molestar ni a apuntar las razones más frecuentes que se dan. Porque son absurdas.

La realidad es que cada familia tiene unas circunstancias y preferencias. Pero que incluso por encima de ellas cada niño está preparado para ese paso en un momento distinto. Y forzar ese cambio cuando la familia o el niño no están preparados para él es una forma de generar problemas innecesarios.

Incluso cuando creamos que ha llegado el momento y pensemos que nuestro hijo está preparado, es un paso con posibilidad de vuelta atrás. Y podemos y debemos ser flexibles en ello.

Y no tengáis una fecha preconcebida. Sólo sirve para generar ansiedad si la superamos y tiene tanta justificación esa fecha como cualquier otra que hubiésemos fijado.

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Ayudar a un niño a dejar el chupe.

Cómo ayudar a un niño a dejar el chupe. A partir de que edad. Trucos para conseguirlo fácilmente. Éste es el tema escogido como Peketema esta semana.

El chupe es algo que la mayoría de los niños empieza a usar porque los padres se lo damos. Pero llega un momento en que lo piden ellos cada vez más.

¿Para qué sirve?

Para los niños existe una clara relación entre la alimentación, el afecto que la acompaña al alimentar a un lactante y el chupeteo en sí con la relajación. Tal vez os interese saber mi opinión sobre el uso del chupe en las primeras semanas de vida.

El chupe es un elemento de sustitución. Parece que siempre hubiese estado ahí. Pero fue inventado en 1949. Hasta entonces los niños introducían todo tipo de objetos en su boca para chupar. El más habitual era el propio dedo, aparte por supuesto del pecho de la madre.

Chupar, para muchos niños es una forma de tranquilizarse, entretenerse, dormirse…

Llega luego otro elemento añadido: Los dientes (Aquí tenéis enlace a otro artículo sobre el orden de salida de los dientes de leche).

La aparición de los dientes tiene dos resultados respecto al chupe:

  • Por un lado, la salida de los dientes molesta. Y muchos niños usan el chupe como mordedor, y porque el propio chupeteo libera endorfinas (sustancias que alivian el dolor).
  • Pero por otro lado, el uso del chupe con frecuencia produce una deformidad de los dientes. Muy similar a la que produce el chuparse el dedo. Suele hacer que los dientes de arriba y los de abajo no coincidan. Los separa evitando que crezcan hasta su posición normal o desplazando los dientes de arriba hacia delante y los de abajo hacia detrás.

Los dientes de arriba y abajo dejan un espacio ocupado habitualmente por el chupe.

Los dientes de arriba han sido desplazados por el chupe hacia delante.

Eso define el momento de quitar el chupe. Es decir, que si quitamos el chupe antes de que al niño le hayan salido los dientes, lo más probable es que acabe metiéndose otros objetos en la boca, como el dedo (que suele ser más complicado de quitar).

Pero una vez que los dientes han salido, no conviene retrasar mucho la retirarda del chupe.

Os recuerdo que de los dientes de leche, los últimos en salir suelen ser los colmillos (están también las últimas muelas de leche, pero al estar mucho más atrás el chupe no sirve ahí ya como mordedor). Los colmillos suelen salir en torno a los dos años (pero es muy variable de un niño a otro).

Yo suelo recomendar a los padres que empiecen a pensar en retirar el chupe a su hijo cuando los colmillos han salido ya por completo y especialmente si empezamos a notar las deformidades de dientes mostradas arriba.

Trucos para ayudar a un niño a dejar el chupe

Vale, Y ¿cómo lo hacemos? Porque fácil, lo que se dice fácil, no parece de entrada.

Os voy a aclarar aquí algo. Un niño de 2 años, que es la edad de la que estamos hablando, puede ser bastante persistente cuando se propone algo. Es de hecho la edad de las Rabietas. Pero por otra parte se están adaptando continuamente a cosas nuevas. Por eso, si intentamos quitar el chupe generando un enfrentamiento en torno al tema, va a ser bastante complicado. Pero si lo hacemos dando una explicación al niño que le parezca razonable, y comprueban por sí mismos que se cumple lo dicho, lo hacen con bastante facilidad.

Los sistemas que os voy a explicar ahora no están sacados de ningún manual de Pediatría. Son trucos que las madres me han ido comentando desde que soy pediatra y que a su vez yo he recomendado a otras madres. Y si os los propongo es porque mayoritariamente las madres me han dicho que les ha funcionado.

Sistema número uno: Lo muerdes sin darte cuenta.

Cuando el niño se acueste a dormir con su chupe y lo suelte, cogemos el chupe y cortamos la tetina por la mitad.

En cuanto se despierte y pruebe a usar el chupe va a notarlo. Y además cuando el chupe se rompe y ya no hace vacío, pierde toda la gracia.

La clave está en la explicación: Debemos decirle que lo que ha pasado es que, como ya es grande y tiene dientes, sin darse cuenta cuando está dormido lo muerde y se rompe.

Es bastante probable que el niño te pida otro de sus chupes. Se lo das si es así, y cuando vuelva a dormirse le pasa lo mismo al segundo chupe. De nuevo al despertarse le damos la misma explicación.

Hay niños que usan el chupe incluso partido (los menos). Suele pasar especialmente en los que son «adictos» a un único chupe. Si esto ocurre, cada vez que se duerma y lo suelte le cortamos un trozo a la tetina, explicándole que mientras duerme lo sigue mordiendo y se está rompiendo. Y seguimos cortando trocitos hasta que la tetina desaparece.

Deja a la vista todos los chupes a los que le hayamos hecho el corte. Ofrece sólo uno de los que están enteros si te lo pide expresamente. Y repite el proceso hasta que se convenza de que los niños grandes no tienen chupe, porque los rompen por la noche con los dientes sin darse cuenta.

Este sistema es el que os recomiendo especialmente si debéis ayudar a dejar el chupe a un niño cuando ha nacido un hermanito y el bebé si tiene chupe.

Sistema número dos: Le han salido bichos

Éste es otro sistema que he recomendado mucho. Y que de hecho fue el que usé con mi hijo en su momento. Para que os hagáis una idea de la efectividad, mi hijo era de los que dormían con 5 chupes en la cuna. Lo dejó en menos de dos días sin llorar una sola lágrima.

Explicamos al niño en varias ocasiones a lo largo del día, que los niños grandes no tienen chupe, porque cuando crecen les salen bichos negros al chupe. Se lo recordamos antes de acostarlo. A lo que con casi total seguridad él va a responder que muy bien, pero que le demos el chupe.

Se lo damos. Y cuando se duerma, cogemos el chupe, una aguja para coser lana y lana negra. Enhebramos la aguja con lana y atravesamos la tetina del chupe. Cortamos un trocito de lana y repetimos la operación 8 ó 10 veces. De forma que dejamos el chupe atravesado por trozos de lana negra.

Cuando se despierta, descubre los «bichos». Ante eso hay algunos que piden otro chupe. Al que repetimos la operación cuando se duerma de nuevo.

De nuevo, dejamos los que tienen «bichos» a la vista, y son los que le ofrecemos cuando nos pide un chupe. Sólo damos otro sin bichos si lo pide expresamente. Y a ese, la próxima vez que se duerma le pasa lo mismo.

Si le funciona el primer sistema, prefiero el primero. Si no funciona podemos usar el segundo.

¿Qué vamos a notar al niño en los días siguientes a dejar el chupe?

Hay niños más nerviosos que otros. En los que usaban mucho el chupe como forma de relajarse, vamos a notar que el niño está más inquieto. En los que lo usaban para dormirse, notaremos que les cuesta un poco más. Pero en la mayoría de los casos lo han superado en menos de una semana.

Peketema 3
Peketema 5

 

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Cómo dormir a un bebe sin dejarlo llorar

Enseñar a un bebé a dormir sin dejarlo llorar es posible.

★¿Quieres que tu bebé aprenda a DORMIR SÓLO? NO LE DEJES LLORAR ☹. Hazlo sin que llore☺. Explico cómo. Al método Duérmete Niño le falta imaginación.

Un niño puede despertarse por muchos motivos durante la noche: Puede tener hambre, pedir afecto, porque esté incómodo o con dolor, pero también porque se haya despertado, quiera volver a dormirse y no sepa hacerlo sólo.

Cuando sale este tema muchos empiezan negando la mayor: «¿Y para qué quiero que mi hijo aprenda a dormir sólo?»

Yo, personalmente hace tiempo que no me dedico a juzgar a los demás. Tengo claro que existen muchas circunstancias diferentes en las familias, que pueden hacer que las mejor opción no sea la que en condiciones ideales pueda calificarse como óptima. Y cuando los padres me plantean cómo conseguir que su hijo aprenda a dormir sólo les explico lo siguiente.

Hay que entender varias cosas cuando hablamos de dormir a un bebé:

En primer lugar, la forma instintiva de dormirse de los bebés incluye en su ritual a los padres. Especialmente, si toma pecho a demanda, a la madre. En ese sentido yo recomiendo no plantearse el enseñar a un niño a dormir solo mientras sea posible evitarlo. Hasta aquí llegan muchos defensores de la crianza respetuosa, entre los que me incluyo.

Pero, hay situaciones en las que para que unos padres descansen (y en ocasiones también para que lo haga el hijo) hay que modificar ese instinto. Los motivos son muy variados.

Pero como digo, no es mi papel juzgar a los padres decidiendo si en su caso está más o menos justificado. Lo que sí tengo claro es que si unos padres no descansan con una calidad mínima, a la larga el niño se va a ver afectado negativamente.

Una de las causas más frecuentes es el inicio del trabajo por parte de la madre al acabar la baja maternal. En España, esa baja es claramente demasiado corta. Lo recomendable, como mínimo sería llegar a los 6 meses. Llegar a lo que tienen otros países europeos parece imposible…

Siendo como es esto, entiendo que hay padres para los que sin que su hijo aprenda a dormirse sólo, el ritmo de despertares nocturnos puede impedir un descanso mínimo «compatible con una existencia decente». Ante eso hay quien dice: «La prioridad es el bienestar del niño, y ser padres es sacrificarse». Lo que traducido a coloquial significa «ajo y agua…»

Pero, por favor, vamos a ser un poco menos radicales y a entender que si unos padres no descansan mínimamente, eso afectará negativamente al niño.

Muchos, aún así optan por mantener que la mejor opción es que los padres se sacrifiquen, porque la alternativa en España durante mucho años era el método Estivill, que resulta bastante agresivo.

La verdad es que escribir todo un libro sobre este método tiene mérito. Porque consiste en resumen en que dejes al niño en la cuna y acudas a calmarlo dejando un tiempo que va en aumento (reloj en mano) entre asistencia y asistencia, hasta que el niño se resigna a que no lo vas a coger y se duerme entre sollozos. Hala, ya te has ahorrado leer el libro.

En la mayoría de las ocasiones (aunque funcione, que funciona) supone situaciones límite para el niño y los padres que ponen seriamente a prueba la relación afectiva entre ellos. Pero lo más grave a mi parecer, es que hay alternativas viables e infinitamente menos traumáticas para conseguir el mismo objetivo. Eso es lo que voy a explicar ahora.

En los que eligen que su bebé aprenda a dormir sólo, ¿cuál es el objetivo?

Un niño puede despertarse por muchos motivos durante la noche: Puede tener hambre, pedir afecto, porque esté incómodo o con dolor, pero también porque se haya despertado, quiera volver a dormirse y no sepa hacerlo sólo. Cuando unos padres se plantean que su hijo aprenda a dormirse sólo, no es para no acudir en cualquiera de esos casos. La intención es sólo que no sea necesario en el último. Si un niño llama a sus padres por hambre, necesidad de afecto, dolor o incomodidad, la única opción razonable es que sus padres resuelvan esas necesidades del niño. En la mayoría de los casos de niños «que no duermen bien», los niños duermen bien, son los padres lo que no lo hacen. Y para el niño el problema es convivir con unos padres de mal humor. Por tanto el objetivo para mejorar la calidad de vida de la familia (niños y padres) es reducir el número de despertares de los padres al mínimo necesario. Hacer compatible que se atiendan las necesidades del niño y que los padres tengan la mejor calidad de sueño posible.

Despertares de bebés que no lo son

Los niños son seres vivos. Se mueven, y hacen ruidos. Incluso durante el sueño. Cuando unos padres llevan varios meses sin dormir, llega un momento que ante cualquier signo de actividad del niño, el padre más cercano al niño (habitualmente la madre) de forma instintiva hace cosas para intentar que el niño se vuelva a dormir (hablarle, acariciarlo, mover la cuna…). Pero es que en muchos casos, el niño está en realidad dormido. De hecho algunos de los despertares pueden ser provocados por hacer esas cosas. Los niños, como los adultos, tienen ciclos de sueño. En el caso de los bebés son más breves. A veces duran unos 45 minutos. Cuando sale de un ciclo de sueño y empieza el otro, pasa por una fase en la que se mueve más, hace más ruidos. Pero generalmente, sin llegar a despertarse. Si en ese momento hacemos algo que le estimule, podemos despertarlo con facilidad. En esto la regla es clara: «Si se mueve o hace ruidos, pero sigue tranquilo, no hagas nada.» Incluso en los padres que sabiendo esto no hacen nada, el resultado es que la madre se despierta cada vez que oye a su bebé hacer alguno de estos ruiditos. Y eso no son los 5-6 despertares que los padres suelen relatar como un problema para descansar. Pueden ser 15 ó 20 veces en una noche. Es decir, calidad de sueño = 0.

Ritual para dormirse

Para conseguir que el bebé, cuando se despierte y no tenga otra necesidad que dormirse, sea capaz de hacerlo sin ayuda, la clave es ¿cuál es el ritual que usa para dormirse? Todos lo tenemos. Para dormirnos, necesitamos una serie de condiciones: Luz/oscuridad, horario, temperatura, lugar, postura, ruido o ausencia de él… Hay una serie más o menos larga dependiendo de la persona. Y los bebés y niños no son una excepción. Si el ritual para dormirse implica la presencia de los padres, cuando el niño se despierte, va a reclamar esa presencia, simplemente porque quiere dormirse y son un elemento imprescindible para realizar el ritual que le permite hacerlo. Si tiene un ritual en el que la presencia de los padres no es un elemento esencial, cuando se despierte, si tiene sueño, volverá a dormirse sin pedir ayuda.

Y ahora la clave: ¿Como hacer el cambio? Dormir sólo a un bebé sin llorar

Es decir, ¿cómo cambiar el ritual que traen los bebés de serie para dormirse, que incluye a sus padres, por uno en el que sean capaces de hacerlo sin ayuda?

Y lo principal, ¿cómo hacerlo sin que el bebé lo pase mal y no dañar la relación afectiva con sus padres? Es decir, dormir al bebé sin llorar.

Como en la mayoría de los bebés, por desgracia, el punto de inflexión suele darlo el momento de la reincorporación de la madre al trabajo, voy a centrarme como ejemplo en esa situación. Ese momento está en la mayoría de los casos entre los 4 y 6 meses.

En esta época es, además, cuando algunos padres empiezan a plantearse cuándo sacar al bebé a su propia habitación.

Vuelvo a aclarar. Si hacéis colecho y todos descansáis bien, este planteamiento sobra. Pero si vuestra calidad de sueño es pésima y eso repercute en vuestra salud o gravemente a nivel anímico, podéis intentar lo que sigue.

Vamos a ver cual es el ritual de sueño ideal para mejorar la calidad de sueño de los padres. Como hemos dicho, buscamos que los despertares de los padres sean los mínimos durante la noche. Y por mínimos se entiende aquellos en los que pueden hacer algo por su hijo (darle alimento, afecto o aliviar alguna incomodidad).

No sirve para nada al bebé que su madre se despierte cada vez que en sueños hace un gemido, ni cada vez que sale de un ciclo de sueño, si es capaz de entrar solo en el siguiente. Para lo primero, la única solución es que la madre no oiga esos gemidos o ruidos normales del niño durante el sueño que no precisan que haga nada. Y eso no tiene más que una solución, y es que el bebé duerma en otra habitación.

Cuando esto se hace, si el niño tiene hambre, quiere afecto a está incómodo con más de 4-6 meses va a llamar a su madre. Y no parará de hacerlo hasta que se alivie su necesidad. Y en esos casos hay que acudir lo antes posible y actuar en consecuencia.

En cuanto a que sepa conciliar el sueño en su cuna y sin necesitar a sus padres, es necesario el cambio de ritual. Para eso:

  1. En su dormitorio, pon junto a su cama, un asiento cómodo para ti. Del que además no te cueste trabajo levantarte con tu bebé en brazos.
  2. Cuando notes signos de sueño, acúnalo en brazos sentado en ese asiento de su dormitorio. Dándole el pecho o el biberón. De la forma que suele hacerlo.
  3. Cuando veas que está tranquilo, pero no dormido, ponlo en su cuna. Pueden pasar dos cosas:
    1. Que se quede tranquilo en la cuna y se duerma a la primera. ¡Ya está! Pero eso sería lo fácil, y también lo menos frecuente.
    2. Lo normal es que conforme te levantas, o al echarlo en la cuna, te mire como diciendo «¿pero qué haces? que estaba a punto de dormirme» o se empiece a «mosquear». Aquí viene la diferencia radical con el método Estivill: Ni se te ocurra dejarlo llorar. Cógelo de nuevo y vuelve a acunarlo en brazos, alimentándolo de nuevo si es necesario. Cuando vuelvas a ver que está tranquilo, pero no dormido, de nuevo a la cuna.
  4. Repite esa operación, una y otra vez hasta que en una de las veces tu hijo se duerme en la cuna. Eso en algunas ocasiones son 3 veces y en otras 15.

¿Qué hemos conseguido?

Hasta este momento, tu hijo se dormía siempre en tus brazos, fuera de su cuna.

Cada vez que se despertaba y quería volver a dormirse, necesitaba realizar su ritual para dormir: En tus brazos, fuera de su cuna.

Cuando conseguimos que se duerma en su cuna unas cuantas veces, hemos creado un ritual alternativo. A partir de ahora, puede elegir.

Si las condiciones son que está en su cuna y tú no estás cerca, tiene la posibilidad de realizar sin ayuda su ritual alternativo.

Le hemos dado una herramienta nueva. Al estar durmiendo fuera de vuestro cuarto, no escucharás los ruidos normales que tu hijo hace durante el sueño, con lo que tendrás menos interrupciones en el tuyo.

Pero si tiene hambre, está asustado o desea tu afecto, o tienen dolor o incomodidad por algún motivo, te llamará como hacía antes. Y lo normal es que acudas para resolver su necesidad.

¿Algo más que pueda ayudar?

Hay varios detalles que a veces ayudan en este cambio para dormir a tu bebé:

  • Tu olor puede ayudar a dormir a tu bebé. Una de los sentidos más desarrollados de los bebés es el olfato. Si las sábanas de la cuna de tu bebé las metes en tu cama y duermes con ellas la noche anterior a ponerlas en su cuna, van a oler a ti. Eso a algunos niños les hace adaptarse con más facilidad a su cuna y a su nuevo cuarto.
  • El chupe no para dormir a un bebé. Intenta no introducir elementos nuevos en el ritual que el bebé no va a poder reproducir. Explicado claro. Si tu hijo no se dormía con biberón o con chupe, no lo uses para inducirle el sueño. Ya que si lo haces, como él sólo no va a poder buscar el chupe o el biberón para cogerlo, va a seguir necesitando tu colaboración para dormirse. Si lo usaba, al hacer el cambio intenta acunarlo sin chupe ni biberón, y acostarlo sin chupe.
  • ¿Medicación para dormir a un bebé?. Hay medicamentos que se usan para intentar resolver los problemas de sueño en niños. Lo más usado son anti-histamínicos que dan sueño. Los menciono en último lugar, porque no son la solución. Pueden ayudar. Pero por sí solos no resuelven el problema. Haciendo lo anterior, si damos uno de estos medicamentos puede hacer que el número de intentos de echarlo a la cuna antes de que se quede dormido se reduzca. No menciono el nombre ni la dosis, porque lo mejor es que vuestro pediatra os recomiende el medicamento y dosis disponible en vuestro país. Pero lo fundamental en estos medicamentos es saber que puede prescindirse de ellos y que por sí solos no solucionan nada.

De nuevo os aclaro, hablando de sueño, a mi entender, en una familia la prioridad es que todos sus miembros tengan la mejor calidad de sueño posible. Hay muchos padres que hacen colecho con sus hijos y todos descansan bien. Cuando eso es así, todo lo escrito en este artículo, sobra. Haced colecho.

Espero vuestros comentarios para mejorar este artículo. Me gusta estar en Internet para aprender al compartir.

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Rabietas en niños

Rabietas en niños

Esta semana se me ocurrió que sean los lectores los que decidan los temas que más les interesan.  Es algo así como que me hagáis una consulta comunitaria. Un Peketema.

De modo que en mi página de Facebook pedí que añadiéseis como comentario el tema que os gusta y escribiría esta semana un artículo sobre el que recibiese más «me gusta».

Algunos temas se han solapado un poco. Hay varias entradas sobre la dermatitis atópica. Pero el tema que se ha llevado el «premio» ha sido el de las rabietas en niños. Ha sido propuesto por tres personas:

Inma Bech Ruiz Rabietas en niños 16 Me gusta

Almudena Sanchez Perez Educación y saber estar desde temprana edad 14 Me gusta

Manoli Jimenez Arroyo Niño difícil respecto a rabietas y querer salirse siempre con la suya 3 Me gusta

Sumados ganan por goleada. Ha habido otros temas muy interesantes a mi parecer y de los que intentaré ir escribiendo poco a poco. Pero sobre el peketema ganador, Las Rabietas en niños, aquí tenéis mis consejos. Ahora faltan vuestras opiniones para enriquecerlo.

Las rabietas de los niños son algo especialmente común entre los 2 y los 4 años. Aunque algunos niños las empiezan antes de esa edad y otros siguen sufriéndolas (y haciéndolas sufrir) por encima de esa edad.

¿Qué es una rabieta?

Es una manifestación de que el niño no es capaz aún de manejar la frustración.

Desde el momento que un niño empieza a ser consciente de que es un ser independiente, y que para conseguir algunas cosas necesita la colaboración de otros, pueden aparecer.

Los niños en principio tienen necesidades y piden que se resuelvan. Y lo hacen del modo en que consideran más eficaz a su alcance.

Un niño pequeño no establece diferencias sutiles. Y cuando quiere o necesita algo, muestra su necesidad. Cuando no se le da lo que pide, se frustra y muestra su enfado. Y si sigue sin recibir lo que pide, el enfado va a más: Grita, pega, tira cosas, insulta, dice cosas “feas”…

Es una fase normal. Es la forma instintiva de responder a la falta de colaboración de los que le rodean.

Las rabietas son una de las conductas instintivas que todos tenemos codificadas en nuestro ADN para lograr lo que buscamos. Y están ahí porque hubo épocas en las que hacerlas era adecuado. Si pensáis en etapas anteriores de la humanidad en las que en una tribu había 15 niños y comida para 5, hacer rabietas, ser agresivo…. eran conductas que decidían la supervivencia. “El que no chilla no mama…”

De hecho, en esa época, cuando un niño pequeño peleaba más que los demás para lograr la comida apartando a los otros a tortas, los padres sacaban pecho: “el mío va a ser el jefe de la tribu…”

Pero esto ha cambiado. En la actualidad pegar o hacer una rabieta no funciona en nuestra sociedad. Si haces una rabieta delante del concesionario de BMW, no te van a dar un X6 (si lo hacen, avísame…).

En la actualidad hay conductas como la colaboración, convencer a los demás con argumentos, la zalamería, el pacto, el cumplimiento de normas… que funcionan mejor. Y lo que hacemos al educar es enseñar a nuestro hijo cuáles de todas las posibles conductas funcionan mejor.

Dependiendo del carácter del niño y de lo que nosotros hagamos cuando aparece una de estas situaciones, cederán antes o después las conductas inapropiadas y las sustituirá por otras que sí funcionan.

De hecho el carácter del niño está formándose y algunos aspectos se reforzarán y otros se suavizarán, dependiendo de nuestra forma de responder a su conducta.

Por tanto, en primer lugar, como padres, es importante que entendáis esto:

–        Que vuestro hijo tenga rabietas no quiere decir que seáis malos padres. El que más y el que menos, todos las tienen durante un tiempo.

–        No es que vuestro hijo sea “el niño del exorcista”, pura maldad y deseo de amargaros la existencia. Es normal. Y está empezando a definir su carácter y conocer los límites del ambiente que le rodea.  Eso es bueno. Pero no siempre es fácil.

Para reducir y manejar mejor las rabietas hay cosas que los padres podemos hacer.

Antes de la rabieta: Prevenir.

Hay situaciones en las que es previsible que va a sufrir la rabieta.

Ejemplo:

“Dando un paseo se nos ocurre meternos en una tienda de juguetes, por mirar, que no vamos a comprar nada…”

“Tengo prisa para volver a casa, puedo pasar por esta calle que tiene los columpios, o por la paralela que no. Pues echo por la de los columpios que tardo 10 segundos menos…”

“Hay cierto detalle de decoración que yo sé que al niño le gusta. No quiero que lo rompa, pero lo dejo a su alcance…”

Y hay situaciones casi inevitables:

“Los supermercados, que conocen bien el tema, ponen los expositores de chuches y juguetes cerca de la caja, para que cuando los padres vayan a comprar comida (eso no hay más remedio) con sus hijos preescolares “caigan en la trampa” mientras hacen cola. Eso no puedes evitarlo, pero si descubres un supermercado en el que no son tan “estrategas”,  puedes comprar en ese y no en el de la “trampa mortal”.

Evitar situaciones como estas precisa pensar las cosas antes de hacerlas. Pero en la mayoría de los casos merece la pena el esfuerzo.

En el momento: Calma y cabeza.

Cuando vemos que empieza a liarla, antes de llegar a la crisis, piensa:

–        ¿Puedes darle lo que pide sin perjudicarle? Dáselo. Antes de que la cosa vaya a más y empiece a hacer conductas que no quieres premiar, dale lo que pide.

–        Si no lo has hecho, con toda la tranquilidad del mundo, toca aguantar. Si un niño pega, grita, insulta… y es entonces cuando logra lo que pedía. La próxima vez que quiera algo pasará antes a la fase de pegar, gritar e insultar, que es la que le funciona. Y apúntate que si ha sido por algo que podías haberle concedido sin problema, la culpa ha sido más tuya que suya. La próxima vez piensa un poco antes de decirle que no.

–        Y si la petición en cuestión es claramente perjudicial para él concederla: Toca tranquilidad y aguante. Pegue, grite, insulte o tramite una denuncia por triplicado, la solución no es darle el cuchillo jamonero para que juegue con él o dejarle que meta la mano en el fuego o meta la aguja de punto en el enchufe… Ni tampoco por supuesto pegar más fuerte que él, gritar más alto, o insultar de forma más hiriente que él. La crianza respetuosa no es criar respetando todas las peticiones del niño, sino actuar respetando en primer lugar lo que beneficia al niño, a corto y a largo plazo. Y contradecirlo hasta donde haga falta si algo le perjudica, no es ser poco respetuosos con nuestro hijo. Es ser responsables como padres.

Después de la crisis: Afecto y diálogo.

Una vez que la crisis ha pasado, hemos llorado todos un poquito y ha bajado la temperatura de la sangre, da tu siempre el paso de ofrecer tu afecto.

Dile claramente: “No estoy enfadado y te quiero, ¿me das un abrazo?”

Cuando se entregue al abrazo (si lo la habéis soltado aún, ahora podéis soltar la lagrimita) es el momento de explicarle con toda la calma y el afecto que podáis porqué le hemos dicho que no y hemos mantenido nuestra postura. Y porqué gritar, pegar, insultar… no es una forma de conseguir las cosas y papá y mamá no van a darle nunca lo que pida de ese modo.

Como en cualquier otro tema de educación, los resultados no son inmediatos. Las cosas se aprenden a fuerza de prueba y error. Algunos lo entienden con 3 veces y otros con 30. Pero como es vuestro hijo y vosotros sois sus padres os toca repetir la operación las veces que haga falta y con la máxima tranquilidad y el mayor afecto por vuestra parte.

Si sois constantes los resultados acaban llegando. Si os dejáis llevar por la solución fácil y el salir de cada rabieta como más cómodo resulte, vais a tener problemas para rato: Hay adultos que siguen pensando que pegando, gritando o insultando se consiguen las cosas. Ya se encarga el resto del mundo de demostrarles lo que, por desgracia para ellos, no les enseñaron sus padres.

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A los que queráis profundizar más en este tema os recuerdo que tengo un eBook sobre el tema:

Crianza y Educación.

Crianza y Educación Entre el amor y la responsabilidad