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Flora Intestinal y Alergia cada vez más frecuente

Flora intestinal y alergias. Cómo conservar una flora adecuada que evite las alergias.

El aumento de Alergias es evidente. Uno de los factores que influye es la flora intestinal y cómo nuestro modo de vida la está alterando. Algunos consejos para contrarrestar esta tendencia.

Hay un aumento evidente de alergias en la población infantil durante las últimas décadas.

Se han elaborado muchas teorías para intentar explicarlo.

Y también se han hecho recomendaciones para intentar revertirlo. Por ahora con poco éxito.

Una de las teorías es la higienista de la que ya hablé en algún artículo. Pero en esta ocasión quiero centrarme en tres aspectos concretos que pueden ayudar a tu hijo a tener una flora intestinal más rica que dificulte la aparición de alergias:

  • Cesárea.
  • Antibióticos en los primeros meses de vida.
  • Higiene en los primeros meses de vida.

La flora intestina tiene un papel fundamental en la regulación del sistema defensivo, especialmente en la etapa de lactante

La Cesárea, la Flora Intestinal y el aumento de alergias

En algunos casos el parto es imposible. En otros no es deseable. No todos los partos van bien. Y la Cesárea es una técnica que ha salvado a muchas madres y a muchos bebés. Un parto complicado en el que el bebé ya lo está pasando mal puede llevar a unas secuelas terribles de por vida que son evitables con una cesárea a tiempo.

Pero como todo, la Cesárea no es una solución sin efectos secundarios. Los tiene para la madre y también para el bebé.

Hay cada vez más estudios que muestran un aumento de la frecuencia de alergias en los niños que nacieron por cesárea.

La razón parece ser una flora intestinal pobre en estos niños que no modula adecuadamente al sistema defensivo en los primeros meses de vida. Las bacterias que recibimos al nacer y forman nuestra flora intestinal interactúan con el sistema defensivo regulando su funcionamiento futuro.

Cuando un bebé nace de parto natural, pasa a través de la vagina de su madre. Y obtiene sus primeros gérmenes de esa zona. 

Cuando nace de cesárea, evita ese paso, y obtiene sus primeros gérmenes de la piel de su madre y de los presentes en el hospital.

Ambos casos generan floras intestinales muy diferentes entre sí.

Se ha visto que los gérmenes presentes en la vagina de la madre dan lugar a una flora intestinal más rica y equilibrada. Una flora que modula en los primeros meses de vida la respuesta del sistema defensivo reduciendo la incidencia de alergias.

Algunos expertos sugieren que para evitar esto:

  • Las cesáreas deben estar siempre bien justificadas. Hay zonas en las que más de la mitad de los partos acaban en cesárea. Esto no es razonable. Pero como siempre, dan igual las estadísticas. Cada caso debe ser valorado de forma individual.
  • Tras la cesárea debería «contagiarse» al bebé con las secreciones vaginales de la madre. Para lograr así que el bebé sea colonizado por los gérmenes adecuados. Excepción evidente es cuando la madre presenta algún germen patógeno en su vagina, como el Estreptococo Agalactiae del grupo B (SGB), el VIH o el Tracoma…
  • Administración precoz de probióticos en los bebés que nacen por cesárea y no se ha hecho siembra de gérmenes vaginales de la madre.

Antibióticos en los primeros meses de vida, flora intestinal y alergias

Los antibióticos son medicamentos que matan bacterias.

Algunas de esas bacterias pueden causar infecciones graves, incluso mortales. Por lo que los antibióticos son una de las herramientas que más vidas ha salvado desde su descubrimiento.

Pero como ocurría con las cesáreas, no todo es positivo.

Cuando tratamos a un bebé con antibióticos estamos eliminando gérmenes perjudiciales. Pero también a la flora intestinal del bebé.

Si esto ocurre la flora se irá reconstruyendo con los nuevos gérmenes que vayan entrando en nuestro cuerpo. El problema es que los bebés tienen una flora muy concreta que adquirieron como hemos explicado en el parto. Cuando el antibiótico elimina esa flora será reemplazada por otros gérmenes presentes en nuestro entorno que nada tienen que ver con la flora vaginal de su madre en el parto.

Se ha visto que el uso de antibióticos en etapas precoces se asocia con la aparición de alergias con más frecuencia.

Para evitarlo, se recomienda:

  • Usar antibióticos sólo cuando está justificado. Es decir en infecciones bacterianas que pueden complicarse si no se tratan adecuadamente. No usar antibióticos simplemente porque hay fiebre alta o porque no ha cedido en unos días. Ante la duda hay analíticas que pueden decirnos si una infección está o no producida por bacterias.
  • Siempre que se dan Antibióticos debería acompañarse el tratamiento con Probióticos. Los probióticos son suplementos de gérmenes beneficiosos que podemos tomar para asegurar que tras el efecto del antibiótico el intestino se repuebla con la flora adecuada.

Retraso de la exposición a gérmenes, flora intestinal y alergias

Ya expliqué en otro artículo que las alergias alimentarias han aumentado desde que retrasamos la introducción de alimentos en la dieta.

La asociación perfecta para esto es el retraso de la exposición a gérmenes que tenemos en las «muy limpias» sociedades desarrolladas. Las alergias son muchísimo más frecuentes en Suecia que en Pakistán. Pero hay una clara asociación entre alergias y clase social. Siendo mucho más frecuentes en clases sociales acomodadas en las que las condiciones de higiene son mayores.

El problema es que los niños que se crían en condiciones de higiene tipo «NASA» tienen una flora intestinal menos rica que aquellos que crecen sin tanta antisepsia. Y esto es bueno porque en los primeros meses de vida, cuanto más rica es la flora bacteriana con la que vivimos mejor se modula la actividad del sistema defensivo.

Alergias de piel, respiratorias y alimentarias son menos frecuentes en niños que se han criado en condiciones de higiene «deficientes». Con lo que tal vez deberíamos cambiar de mentalidad y entender que las condiciones de higiene «deficientes» son en realidad las normales y que las que estamos dando a los bebés en sociedades «desarrolladas» son en realidad excesivas.

Recomendaciones concretas para corregir esto:

  • No aísles a tu bebé en una «burbuja» para que nadie pueda tocarlo o respirar cerca de él….
  • No esterilices.
  • Sal a la calle sin el paquete de toallitas. Deja de limpiar compulsivamente sus manos por si se mete gérmenes en la boca.
  • Deja que tu bebé juegue en la tierra y toque a los animales. Los niños que con menos frecuencia desarrollan alergias son aquellos que se crían en una granja con contacto directo con los animales.
  • Báñalo sólo cuando esté sucio. Especialmente evita los jabones cuando no sean imprescindibles.
  • Sal al campo con tu bebé tanto como puedas y déjale que se pringue. Báñalo de Naturaleza.

Como ves hablamos de 3 aspectos que identificamos habitualmente como avances que han salvado vidas.

Pero que si no sabemos manejar generan problemas cada vez más frecuentes.

Espero que entenderlos cambie realmente las posibilidades de que tu hijo acabe desarrollando una alergia.

Hay otros factores que han aumentado la frecuencia de alergias en los niños

Siempre suelen influir varios factores en el desarrollo de un problema.

Los más destacados a los que también se da protagonismo en el aumento de alergias son:

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Gastroenteritis en niños

Gastroenteritis en niños y bebés

La gastroenteritis es una de las infecciones más frecuentes en niños. Te explico en qué consiste y cómo actuar para resolverla sin complicaciones.

La

¿Qué es una gastroenteritis?

Es una infección que afecta al estómago y al intestino.

Los síntomas más llamativos que suele presentar un niño con gastroenteritis son:

– Vómitos o náuseas.

– Diarrea.

– Dolor de barriga.

– A veces fiebre.

– Irritación de la piel alrededor del ano.

Tipos de gastroenteritis en niños según su causa

La mayoría son causadas por virus, pero algunas lo son por bacterias. Una tercera posibilidad es que esté causada por una alergia o intolerancia alimentaria. Esta distinción es la que marca las diferentes opciones de tratamiento.

Cuando la causa es una infección viral el tratamiento consiste en aliviar los síntomas hasta que los niños se recuperan de la infección evitando la complicación más frecuente: La deshidratación.

Sospechamos que puede tratarse de una infección bacteriana cuando la fiebre es muy alta, aparece sangre o moco en la caca o la gastroenteritis no mejora tras 3 días de tratamiento adecuado. Para confirmar que es bacteriana, cuál es el causante y a qué antibiótico es sensible debe hacerse un coprocultivo (examinar una muestra de caca de la que se hace un cultivo en el que crecen los gérmenes que causan la infección y comprobamos su resistencia a diferentes antibióticos). El problema del coprocultivo es que puede tardar bastantes días en dar resultados, por lo que ante la sospecha de que sea bacteriana, cuanto antes lo pidamos mejor.

En las infecciones bacterianas el tratamiento es un antibiótico adecuado junto a lo mismo del caso anterior: Aliviar síntomas y evitar la deshidatación.

Pensamos en intolerancias o alergias alimentarias cuando hay síntomas de gastroenteritis, pero sin fiebre, que han aparecido a partir de la introducción de un alimento en la dieta y que no acaban de mejorar tras más de una semana de tratamiento adecuado.

Es frecuente que tras una gastroenteritis infecciosa (sean virus o bacterias) pueda quedar una intolerancia transitoria a la lactosa. Cuando esto ocurre vemos que los vómitos y la fiebre cedieron hace días pero sigue teniendo una diarrea ácida que no cede mientras siga tomando lactosa.

Tratamiento de los síntomas de la gastroenteritis en niños y  bebés

Muchas gastroenteritis acaban cediendo sólas. Pero podemos hacer cosas para aliviar los síntomas del niño y de ese modo conseguir que le resulte más llevadera.

Vómitos o náuseas

Las infecciones que causan una gastroenteritis suelen hacer un camino de arriba hacia abajo. Cuando entran afectan antes al estómago produciendo vómitos o náuseas y después, al llegar al intestino, pueden dar diarrea.

El vómito es un intento del estómago de expulsar aquello que produce daño. Aunque puede parecer que es algo positivo, un mecanismo de defensa, tiene el problema de que es fácil deshidratarse con los vómitos. Cuando todo lo que entra es expulsado y nada llega al intestino donde debe absorberse…

Cuando un niño vomita lo recomendable es:

  • No dar nada de alimento o bebida inmediatamente tras el vómito. Uno de los errores que suelen llevar a los niños a urgencias es este. Tras vomitar casi todos los niños vuelven a pedir líquido. Pero si con el estómago irritado vuelve a beber mucho es fácil que encadene un vómito con otro. Si esto ocurre el estómago se irrita cada vez más hasta que llega el momento que no tolera nada. Por eso suelo recomendar que tras un vómito dejes al menos 30-60 minutos sin que tome nada.
  • Cuando pase ese tiempo es bueno que empiece tomando pequeñas cantidades. Si no lleva demasiados vómitos puede ser con cantidades pequeñas del líquido o comida que desee. Sí conviene evitar las cosas ácidas o grasas, porque pueden irritar más el estómago.
  • Si aún así vuelve a vomitar nos planteamos usar antieméticos. Son medicamentos que reducen la tendencia a vomitar. Pueden administrarse en una inyección, intravenosos, en jarabe o en supositorio.
  • Si son muy frecuentes y abundantes puede ser necesario rehidratatar con suero intravenoso o hacer una analítica para comprobar si hay alteraciones importantes de las sales o la acidez de la sangre. Está analítica de sangre puede orientarnos también para saber si la infección causante de la gastroenteritis es un virus o una bacteria.

Diarrea

Cuando la infección pasa del estómago al intestino se sustituyen los vómitos por la diarrea.

Diarrea es hacer caca muchas veces, mucha cantidad y abundante. Suele ser blanda o líquida. Puede ser irritante o no. A veces con moco o sangre.

Pero cuando aparece la diarrea los vómitos suelen ser menos intensos. Es más fácil echar por abajo que por arriba.

La deshidratación es más fácil con los vómitos. En la diarrea, lo que comemos hace al menos el camino completo y algo permite que se absorba.

Ante la diarrea suelo recomendar:

  • Dieta: Los niños tienen tendencia a pasar con facilidad de la diarrea al estreñimiento. Con lo que una dieta astringente a rajatabla típica, a base de arroz, zanahoria y patata cocida con pollo o pescado blanco, manzana y plátano no suelo recomendarla. Es además complicado mantener esta dieta durante varios días en un niño. En los niños pequeños que toman pecho, pueden seguir tomándolo a demanda. Y como su alimentación suele ser bastante suave basta con ofrecer cantidades pequeñas con frecuencia tanto de líquido como de comida.
  • Probióticos. Son gérmenes buenos que si los introducimos en el intestino crecen ocupando el espacio y compitiendo con los gérmenes agresivos que están causando la diarrea.

Dolor de barriga

Es habitual que los vómitos y la diarrea causen malestar o dolor. Pero incluso cuando no llega a producir expulsión, en una gastroenteritis hay espasmos del intestino y el estómago que producen dolor intermitente.

Este dolor, que empeora cuando se come o bebe, especialmente si toma cantidades moderadas-grandes suele ceder tras expulsar. Con lo que cuando da el dolor, lo más efectivo para que ceda es ir al baño y hacer caca.

A veces los dolores de retortijones pueden permanecer incluso varios días después de que ceda la diarrea. Especialmente tras comer, lo que hace que muchos niños sigan tomando cantidades pequeñas durante algún tiempo.

En ocasiones se usan espasmolíticos para aliviar este dolor. No son efectivos los analgésico. Yo no suelo usar ninguno de los dos.

A veces fiebre

Cuando la causa es una infección puede aparecer fiebre. Hay gastroenteritis en las que casi no sube y otras en las que puede dar fiebre elevada.

Como los niños están con la barriga mal, cuantos menos medicamentos demos mejor. De forma que sólo recomiendo dar antitérmicos si la fiebre supera los 38º y no podemos controlarla con medios físicos.

Si es necesario usar antitérmicos prefiero usar el paracetamol al ibuprofeno en las gastroenteritis. Especialmente evito el ibuprofeno en los vómitos, porque es un medicamento que puede irritar más el estómago.

Cuando vomitan, pero no hay diarrea está la posibilidad de administrar el paracetamol en supositorio.

Cuando hay diarrea y no vómitos, mejor el jarabe.

Si hay tanto vómitos como diarrea y jarabe o supositorio son imposibles de dar, quedan los medios físicos o poner el antitérmico en un suero intravenoso .

Irritación de la piel alrededor del ano

Algunas diarreas son más irritantes que otras. Pero no es raro que la diarrea produzca dermatitis del pañal. Es decir irritación de la piel alrededor del ano.

Cuando ocurre lo más efectivo suelen ser las pastas al agua. Son emulsiones de agua con grasa y mucho Zinc. Su efecto es hacer una capa impermeable que protege la piel para que cuando haga caca no la irrite.

Evitar la deshidratación de un niño o bebé con gastroenteritis

La complicación más importante que puede tener una gastroenteritis es la deshidratación.

Se produce cuando un niño, en su intento de defenderse contra la irritación que causa la gastroenteritis, hace tantos vómitos o diarrea, o rechaza tanto el comer y beber que pierde una cantidad de agua y sales importantes.

Cuando un niño se deshidrata se nota porque:

  • La boca está seca.
  • El niño está muy decaído. Este es el signo principal.
  • La piel está pálida.
  • Ojeras marcadas.
  • Orina poco.

Para evitarlo es necesario que beba con frecuencia cantidades pequeñas de líquido. El líquido recomendable será:

  • Si toma pecho, es el mejor suero de rehidratación oral que existe. No solo aporta agua y sales en la proporción perfecta. También tiene alimento y defensas que ayudan a combatir la infección.
  • Si vómitos y diarrea son frecuentes y abundantes (y no toma pecho) es recomendable que tome sueros de rehidratación oral especiales para su edad. El Aquarius y otras bebidas para rehidratación deportivas no son adecuadas para esto.
  • Cuando no tiene muchos vómitos ni diarrea y un niño no muestra signos de deshidratación puede tomar agua.

En las tres opciones lo mejor es darle los líquidos en cantidades frecuentes y pequeñas para que los tolere mejor.

Si la deshidratación es moderada o grave puede ser necesario rehidratarlo por vía intravenosa ingresando al niño en un hospital.

Pérdida de peso con una gastroenteritis en niños y bebés

Una de las cosas que más suele preocupar a los padres cuando un niño tiene gastroenteritis es la pérdida de peso. Especialmente en aquellos niños que tiene un peso bajo.

Pero cuando cede la gastroenteritis, y tras unos cuantos días en los que puede seguir teniendo retortijones, lo normal es que los niños vuelvan a comer y recuperen rápidamente el peso perdido.

Cuando esto no sucede debemos pensar en una intolerancia alimentaria. Como decía antes la más frecuente es la intolerancia a la lactosa.

Si les cuesta volver a la normalidad, no es raro que sea también por una carencia de hierro y una alteración de la flora intestinal tras la infección. A veces viene bien en estos casos dar un suplemento de hierro con Probióticos. 

Todas estas recomendaciones generales, es mejor siempre personalizarlas. Para ello lo mejor es que consultes a tu pediatra. Especialmente si sospechas que tu hijo está deshidratado.

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¿Sabes por qué algunos bebés rechazan la fruta de repente?

Sabes por qué algunos bebés rechazan la fruta de repente cuando antes la tomaban bien?

Hay bebés que tomaban fruta muy bien y de repente la rechazan. ¿Sabes por qué? Te lo explico para que sepas cómo actuar y no empeorar la situación.

La conducta de los niños es un misterio. Especialmente durante la etapa en la que aún no pueden usar el lenguaje para expresar los motivos de lo que hacen.

Pero es un misterio que puede resolverse en muchos casos pensando en cuestiones simples.

En este caso vamos a centrarnos en una situación muy común. Escribo esto porque son muchos los padres que me lo han preguntado y creo que viene bien entenderlo. Es útil en esta situación concreta, bastante frecuente, pero también a modo de ejemplo para entender otras conductas, aparentemente incomprensibles.

Un bebé que ya tomaba fruta sin problema de repente la rechaza

Puede haber niños a los que les gustan más unos alimentos que otros.

Pero lo llamativo en estos casos es que inicialmente han aceptado muy bien la fruta. Puede que incluso lleven varias semanas tomándola.

Y un día de repente la rechazan.

No parece haber un motivo, pero vemos que el bebé es insistente en el tema. Dejamos de insistir, le damos otro alimento, como por ejemplo la leche, y la acepta sin problemas. Volvemos a probar con la fruta y vuelve a rechazarla. Y cada vez con mayor insistencia.

Una modificación de conducta tan brusca nos resulta muy llamativa. No entendemos qué ocurre ni qué es más adecuado hacer:

  • ¿Dejamos de insistir con la fruta y que coma lo que sí acepta?
  • ¿Insistimos en que la coma porque la fruta es un alimento importante?

¿Qué opinas tú?

Debo confesarte que durante muchos años no tenía clara la respuesta o estaba más a favor de la segunda opción. Pero es que en unos años mi visión de los niños ha cambiado.

Los niños no siempre escogen lo que les conviene. Pero en muchos casos tienen motivos más que justificados para hacer ciertas cosas. Si entendemos esos motivos podemos hacer las cosas de forma que superemos los problemas. Si no las entendemos podemos empeorarlos.

Cuando un niño rechaza la fruta de repente suele ser por dolor

Y qué tiene la fruta que pueda producir dolor:

  • De forma inmediata, acidez.
  • A medio plazo, fructosa.

Situaciones en las que un niño rechaza la fruta por su acidez:

  1. Aftas o llagas en la boca. Hay muchas infecciones vírales que pueden originar aftas o llagas en la mucosa de la boca. Algunas se acompañan de erupciones alrededor de los labios. Cuando es así es fácil suponer que pueda haber alguna lesión también en el interior. Pero en muchos casos las lesiones son escasas y sólo están donde no las vemos. Imagina qué le pasa a un niño que tiene un afta y que de repente toma fruta ácida. ¿No es normal que la rechace?
  2. Los dientes. Cuando los dientes salen las encías se están abriendo. Los receptores de dolor están hiperexcitados. Cualquier estímulo en ese momento puede ser más doloroso de lo habitual. Al tomar fruta ácida irrita las heridas de las encías que los dientes están abriendo al salir. ¿Es extraño que rechace la fruta en esta situación?

Situaciones en las que el bebé rechaza la fruta por intolerancia a la fructosa:

  1. En Intolerantes a la Fructosa. Hay personas que tienen un defecto que les impide digerir el azúcar de la fruta. La fructosa es un «azúcar doble» que nuestro intestino debe partir por la mitad para que pueda absorberse. Para eso usamos una enzima. Si no somos capaces de producirla en cantidad suficiente por un defecto genético, no podremos digerir y absorber ese azúcar. El resultado es que se queda en el intestino, es consumido por los gérmenes de nuestra flora intestinal que lo fermentan produciendo gases y ácidos que irritan la pared del intestino. El resultado es que al poco rato de tomar la fruta hay dolor de barriga y diarrea ácida. Si esto te ocurriese cada vez que tomas fruta, ¿no acabarías rechazándola?
  2. Tras algunas gastroenteritis virales se puede originar una intolerancia transitoria a la fructosa. En el punto anterior decía que hay personas que tienen un defecto genético que les impide digerir la fructosa. Pero en otros casos puede ser algo puntual. Si tienes una infección en el intestino y se altera la mucosa, la fructosa es digerida con una encima que se produce en la zona más expuesta, la superficie. Si esta superficie de la mucosa es barrida y perdemos la capacidad de digerir la fructosa (y la lactosa, el azúcar de la leche). Podemos recuperar esa capacidad en cuanto se regenera la mucosa. Pero es que la diarrea producida por la propia intolerancia puede mantener la mucosa dañada. Es la pescadilla que se muerde la cola. Estas diarreas ácidas suelen ceder en cuanto retiramos de la dieta del niño los azúcares que no digiere: Fructosa y Lactosa.

¿Qué hacer cuando un bebé rechaza la fruta de repente?

Una vez que entendemos mejor las razones del niño que rechaza la fruta, pensemos cómo actuar.

Evidentemente nuestro objetivo es que el bebé acabe tomando la fruta de nuevo.

Pero si hay un problema que produce dolor al tomarla, e insistimos, sólo conseguiremos que el rechazo a la fruta se haga cada vez más fuerte y duradero.

Lo adecuado es eliminar la fruta de su dieta mientras dure el problema y ayudar si podemos a que se resuelva la causa del dolor.

En la práctica lo que debes hacer en cada una de las situaciones que generan dolor al tomar fruta es:

  • Rechaza la fruta por dentición. Habitualmente los dientes crecen dando estirones. Suelen estar activos durante unos 3-4 días. Es la fase en la que van rompiendo encía para salir y en la que estará más sensible. Si vemos que un niño rechaza la fruta y tiene dientes saliendo deja de ofrecerle fruta hasta que veas que los dientes detienen su avance y un par de días más para que la encía se repare.
  • Rechaza la fruta por un afta o llaga. Lo normal en las infecciones que las generan es que estén saliendo llagas nuevas durante 2-4 días y tras eso tarden en curar otros 2-3 días. En total una semana más o menos. Para que las llagas molesten menos y se curen antes lo que parece dar mejor resultado son aplicaciones de ácido hialurónico. Lo que hace es formar una capa protectora sobre la lesión.
  • Rechazan la fruta con gases y diarrea ácida. En estas situaciones lo que recomiendo es que elimines la fruta y la lactosa (el pecho no tiene problema, si toma leche, sin lactosa, puede tomar yogur y queso) y le des un probiótico. Hacemos esto hasta que desaparezcan los gases y la diarrea ácida y una semanita más. Cuando pase este periodo vuelve a ofrecerle lactosa y fruta. Si al hacerlo empeora de nuevo elimínalas de su dieta un mes. Si al reintroducírselas en la dieta vuelve a empeorar consulta a su pediatra, porque tal vez, no se trate de una intolerancia pasajera.

Como os decía al principio del artículo, un niño no siempre sabe lo que le conviene. Pero sus reacciones no son por ello injustificadas, absurdas o imcomprensibles.

Insistir a un niño a que coma algo que rechaza no es nunca la solución. Incluir la pelea sólo puede empeorar el problema. Empeorará la relación del niño con la comida y contigo.

Pero ¿Y si el niño simplemente está seleccionando la comida y rechaza la fruta porque prefiere otras cosas?

Esto es bastante frecuente. Pero ocurre porque ofrecemos al niño una dieta inadecuada.

Si tú ofreces a un niño lácteos azucarados es fácil que estos vayan suplantando progresivamente a otros alimentos que resultan menos apetecibles al niño.

La solución en estos casos pasa por 3 consejos simples:

  1. Confía en la capacidad de tu hijo de comer la cantidad necesaria. No hagas nada para que coma más. No suele funcionar y suelen ser soluciones contraproducentes.
  2. Elimina de la dieta del niño esos productos comodín que están suplantando a la comida. No le des más productos azucarados. Son caros, no aportan nada que no tenga una dieta variada y se cargan la dieta sana.
  3. Ofrécele comida variada pero en plato único. Es decir, no pongas primero, segundo y postre. Ofrece plato único. Y hazlo de forma que en conjunto haya variedad. Pero en cada comida ofrecemos un sólo alimento y de eso que coma la cantidad que quiera.

Haciéndolo así conseguirás sin pelear que tu hijo tome una dieta variada. Este es el objetivo, y lo haremos mejorando su relación contigo y con la comida.

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Probióticos en el tratamiento del Cólico del Lactante

Probióticos en el tratamiento del Cólico del Lactante

Probióticos: esos suplementos a base de gérmenes buenos. ¿Cuál es su papel en el tratamiento del Cólico del Lactante? ¿Son la solución o una parte de ella?

Creo que ya conocéis mi planteamiento sobre el cólico del lactante, pero por si no es así os hago un resumen muy breve:

  • El Cólico del Lactante no existe.
  • Es sólo una etiqueta con la que agrupamos bebés que lloran mucho. 
  • Si un bebé llora siempre es por algo. 
  • Hay una serie de causas identificables que por sí solas o con más frecuencia combinadas entre sí producen el llanto en cada bebé concreto.
  • Son identificables y tratables. 
  • No existe un remedio único para el cólico. 
  • Sí un Protocolo de actuación para resolverlo. Es lo que aplicamos en el Proyecto Bebé sin Cólico.

Uno de los elementos que siempre uso en el Protocolo de Bebé sin Cólico es un Probiótico. Pero es importante entender su papel, que no es el de protagonista, sino el de un colaborador necesario.

El Probiótico por sí sólo no puede curar el Cólico del Lactante

La idea con la que se prescriben Probióticos en el Cólico es que suele identificarse con Gases. Y los gases pueden estar en el intestino por tres motivos:

  • Entran muchos. Esencialmente por comer con ansiedad.
  • Salen pocos. Estreñimiento y Pseudo-estreñimientos del lactante.
  • Se producen muchos en su interior. Por intolerancias alimentarias y/o alteración de la flora intestinal. Sólo en este último caso el Probiótico es la solución.

Pero es que hay otras causas que no tienen que ver con los gases.

Por eso, pretender que un Probiótico sea la solución para cualquier Bebé con Cólico del Lactante no es realista.

Y sin embargo recomiendo dar un Probiótico a todos los bebés con Cólico del Lactante

El motivo es el siguiente. Sea cual sea la causa o causas del Cólico del Lactante, para tratarlo hago a los padres unas recomendaciones que tienen algo en común. Todas influyen en las condiciones que hay en el intestino y eso va a modificar la Flora Intestinal. Digamos que abrimos el «Casting para elegir Flora Intestinal nueva».

Esto es un poco lotería. Dar un Probiótico durante todo el proceso en el que resolvemos el Cólico del Lactante es trucar la lotería garantizando que al final de todos esos cambios lo que quede sea una flora intestinal amigable.

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Los Probióticos y la Lactancia Materna

Momentos más frecuentes en que puedes tener la duda de si Falta Leche Materna

Los probióticos están de moda. En la Lactancia Materna no es una moda, son la herramienta más útil en prevención y tratamiento de obstrucciones y mastitis.

¿Qué son los probióticos?

No vivimos solos en este mundo. Lo compartimos con muchos otros seres vivos. Entre ellos gérmenes microscópicos que están en todas partes, incluso en nuestro cuerpo. Sobre nuestra piel, en nuestras mucosas y en todo el tubo digestivo hay gérmenes siempre. La mayoría de ellos conviven con nosotros sin producirnos ningún daño. De hecho, algunos de ellos nos ayudan en la digestión o en la defensa de esos espacios evitando que lo ocupen gérmenes más agresivos.

Hablamos de probióticos para referirnos a cualquier forma de aportarnos esos gérmenes beneficiosos. Habitualmente se dan por vía oral, ya que una vez se asientan en el intestino son capaces de extenderse por superficie hasta los lugares más insospechados. Así por ejemplo, hay probióticos que tomados por vía oral se asientan en el intestino, son expulsados por las heces y por la piel se extienden y asientan en las zonas donde tienen un entorno que les resulta más propicio.

Hay probióticos específicos para lactancia materna. Son Lactobacilos que están presentes en la leche materna de madres sin problemas en el pecho. Dar estos probióticos como prevención y como parte del tratamiento de algunos problemas frecuentes en la lactancia es algo que suelo recomendar.

Problemas en los que los probióticos pueden ser útiles en lactancia materna

En el pecho hay también gérmenes. Ocupan la superficie del pezón y los conductos por los que sale la leche. Cuando los gérmenes son los adecuados todo va bien. Pero cuando prolifera un nuevo microbio que irrita la zona los problemas aparecen.

Las alteraciones en las que están implicados son:

  • Infecciones del pezón.
  • Perlas de leche.
  • Obstrucciones del drenaje de una zona del pecho.
  • Mastitis.
  • Abscesos.

Vamos a repasar cada uno de ellos y cuando los probióticos son una parte o la solución esencial.

Infecciones del pezón

En ocasiones durante la lactancia materna la madre presenta un enrojecimiento del pezón con escozor y pinchazos al dar el pecho. Son signos de que está infectado por algún germen que no debería estar ahí y cuya presencia da lugar a las molestias.

Cuando esto ocurre mi recomendación suele ser:

  • Recoger un frotis del pezón y un cultivo de la leche materna para saber cuál es el germen que está dando los problemas. Esto nos sirve para tener esta información si luego aparecen otros problemas (mastitis) en los que puede ser útil para pautar un antibiótico.
  • Higiene normal. Usar un jabón poco agresivo y frotar lo menos posible.
  • Dar un probiótico específico para la lactancia materna que aporte gérmenes buenos que desplacen a los malos.

Obstrucciones del drenaje y perlas de leche

Los agrupo porque van una con la otra. Si esa infección del pezón progresa y afecta a los conductos por los que sale la leche, los bichos malos irritan las paredes de esos conductos. Esa irritación hace que se engruese la pared hasta taponar el paso de leche. El taponamiento va siendo expulsado y acabamos viendo en el pezón un punto blanco denso que llamamos «perla de leche».

Notamos entonces una zona del pecho que presenta un bulto doloroso, pero ni caliente ni enrojecido. Puede aparecer febrícula, pero no fiebre.

Para resolverlo:

  • Recoger un frotis del pezón y un cultivo de la leche materna para saber cuál es el germen que está dando los problemas. Esto nos sirve para tener esta información si luego aparecen otros problemas (mastitis) en los que puede ser útil para pautar un antibiótico.
  • Hay que vaciar el pecho bien en las tomas. E interesa que el bebé succione especialmente la zona obstruida. Esto se logra poniendo al bebé de tal modo que cogido al pecho su barbilla quede apuntando a la zona en la que está la obstrucción. Hay toda una variedad de posturas para cada zona.
  • No aplicar calor, ya que puede favorecer que la zona se inflame y proliferen los gérmenes agresivos.
  • Aplicar masaje en la zona obstruida, en círculos y arrastrando hacia el pezón.
  • Si hay perlas de leche se puede puncionar por el borde para ayudar a que drene.
  • Y de nuevo, dar un probiótico específico para la lactancia materna que aporte gérmenes buenos.

Mastitis durante la lactancia y uso de probióticos

Cuando una zona obstruida retiene la leche hasta que se infecta puede aparecer la mastitis. La diferencia con la obstrucción es que el bulto se vuelve caliente y enrojecido, la fiebre sube habitualmente por encima de los 38,5ºC y aparece malestar general.

En estos casos:

  • Si no lo hemos tomado en etapas anteriores, recoger un frotis del pezón y un cultivo de la leche materna para saber cuál es el germen que está dando los problemas.
  • Por supuesto dar un probiótico específico para lactancia materna.
  • Se pueden dar antitérmicos/antiinflamatorios.
  • Se puede aplicar frío, pero no antes de las tomas, sino después y evitando siempre la zona del pezón y la areola.
  • Hay que vaciar el pecho bien en las tomas. E interesa que el bebé succione especialmente la zona obstruida. Esto se logra poniendo al bebé de tal modo que cogido al pecho su barbilla quede apuntando a la zona en la que está la obstrucción. Hay toda una variedad de posturas para cada zona.
  • Aplicar masaje en la zona obstruida, en círculos y arrastrando hacia el pezón.
  • Si el mal estar general y la fiebre no son muy intensos podemos empezar tratando sólo con probióticos y darle un par de días de oportunidad. Pero si hay mal estado general, fiebre alta o no evoluciona bien sólo con los probióticos debemos dar antibióticos. En caso de dar el antibiótico lo importante es mantener el probiótico tras la resolución.

Absceso mamario durante la lactancia materna y uso de probióticos

Debemos pensar en un absceso siempre que en una mastitis vemos que la fiebre baja pero no desaparece, la inflamación se reduce pero sigue el bulto.

La prueba de elección para diferenciar absceso de mastitis es la ecografía.

Y el tratamiento incluye todo lo indicado en la Mastitis pero con drenaje.

Es importante para no dificultar más la lactancia que la incisión se haga lo más alejada posible del pezón y la areola.

Resumiendo, son muchos los problemas en los que la colonización del pecho por los microbios inadecuados pueden generar problemas. Tanto en la prevención como en el tratamiento los probióticos juegan un papel esencial.

Yo daría dos recomendaciones:

  • Tomar un probiótico específico para lactancia materna en las últimas semanas de gestación para facilitar que cuando empiece a trabajar el pecho los gérmenes presentes sean los adecuados.
  • Si no lo hemos tomado como prevención, mantenerlo tras resolverse cualquiera de los problemas mencionados durante al menos un mes para evitar las recaídas.

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Probióticos y antibióticos en niños

Probióticos frente a antibióticos en niños

Respuesta a una consulta en Facebook: ¿Qué probióticos dar a los niños tras un antibiótico? Los probióticos son gérmenes que fortalecen nuestra flora intestinal.

Los antibióticos son medicamentos que matan bacterias. Los utilizamos cuando una bacteria produce una infección para ayudar al cuerpo a eliminarla.

Anti- Antibióticos.

Hay gente que está en contra del uso de los antibióticos.

Se dicen cosas como que:

«Son sustancias químicas que interfieren con la capacidad del organismo de defenderse por sí mismo»

Para empezar, los antibióticos son sustancias que obtenemos de la naturaleza. Lo que hacemos es observar cómo ciertas sustancias (presentes en la naturaleza) dificultan el crecimiento de microbios que causan infecciones en el ser humano. Cuando identificamos una de ellas, se estudia cual es el efecto de esa sustancia en nuestro organismo. Le los miles de sustancias presentes en la naturaleza que pueden atacar a los microbios que nos infectan se escogen aquellas que siendo más potente contra microbios más peligrosos, tienen menos efectos indeseables en el ser humano. Han salvado millones de vidas y evitado secuelas que antes del descubrimiento de los antibióticos eran frecuentes.

«Cuando toma antibiótico el niño come peor»

Es cierto. Pero es debido a que cuando toma antibióticos es porque el niño está enfermo.

«Destroza la flora intestinal»

Hay antibióticos más agresivos en esto que otros. Pero es cierto. Los antibióticos actúan sobre mecanismos que afectan no sólo a gérmenes perjudiciales. Toda nuestra piel y mucosas están cubiertos por gérmenes que no nos dañan. Es lo que llamamos nuestra «flora saprofita». El sitio donde es más rica es el intestino y de hecho lo que hay en el intestino acaba definiendo en gran medida lo que acaba colonizando el resto de nuestra piel y mucosas.

Los antibióticos pueden también matar una parte importante de los gérmenes no perjudiciales (o algunos incluso beneficiosos) que conviven con nosotros. Y eso sí es perjudicial porque el espacio que no ocupan ellos puede ser conquistado por otros perjudiciales.

Para evitarlo, cuando tomamos antibiótico podemos acompañarlo de probióticos. Son gérmenes de los beneficiosos que queremos que ocupen el espacio libre tras el efecto de los antibióticos.

Es recomendable tomarlos siempre que tenemos que tomar antibiótico hasta acabar el tratamiento y  unos días más. Haciéndolo podemos obtener el beneficio de los antibióticos para vencer infecciones que pueden ser graves evitando los efectos perjudiciales de una flora pobre.

Por tanto, la solución no es no usar los antibióticos. Es escoger el adecuado, usarlo sólo cuando es necesario y recuperar de forma adecuada la flora intestinal.

Para mí la mejor opción sería que los antibióticos se vendiesen de forma conjunta con el probiótico más adecuado para reparar la flora tras su uso (idea de marketing para laboratorios).

Cuál es el mejor probiótico con los antibióticos

En los últimos años se han comercializado montones de probióticos. Están de moda. Y evidentemente todos los laboratorios tienen estudios que defienden al suyo.

La realidad es que posiblemente a cada persona le va mejor uno concreto, porque se adapte mejor a las características de su organismo.

Pero yo los que más recomiendo son Lactobacillus fermentum Lc40, Lactobacillus reuteri y una levadura, Sacaromices Boulardii.

Especialmente Sacaromices Boulardii es útil en reparación de la flora intestinal con tratamientos antibióticos. Ya que al ser una levadura y no una bacteria los antibióticos no le hacen daño. Eso permite empezar a reparar incluso durante el tratamiento antibiótico.

Hay muchos antibióticos y no todos afectan igual a la flora intestinal. Si tuviese que nombrar a «la bestia negra de la flora» en niños sería sin duda la Amoxicilina con ácido clavulánico. Pero es un gran antibiótico en cuanto a efectividad contra las infecciones. Esto significa que no debe usarse a la ligera. Que si la infección creemos que puede combatirse con otros antibióticos menos agresivos, optemos por otros. Pero que si es una infección grave y necesitamos este antibiótico debemos usarlo.

Pero eso sí, siempre con probióticos. Y en este caso mi recomendación es empezar al mismo tiempo que el antibiótico a tomar Sacaromices boulardii y seguir tomándo el probiótico hasta unos días después de acabar el tratamiento antibiótico.

Los probióticos como tratamiento preventivo de infecciones

Otro uso posible de los probióticos es que en algunos casos de infecciones de repetición los probióticos pueden actuar reduciendo la tendencia de algunos niños a desarrollar algunas infecciones concretas.

Algunas mastitis, orzuelos, enterocolitis, amigdalitis, otitis de repetición pueden reducir su frecuencia o desaparecer cuando reforzamos la flora con probióticos.