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Sufrimiento fetal en el parto

Pérdida del Bienestar fetal o Sufrimiento fetal. Secuelas y tratamiento

El sufrimiento fetal o pérdida del bienestar fetal es uno de los problemas que pueden ocurrir en torno al nacimiento.

Decimos que un recién nacido ha sufrido, cuando durante el parto o antes de él tiene problemas para que le llegue el oxígeno a través de la placenta.

Una vez que sale, será capaz de conseguir el oxígeno a través de sus pulmones.

Pero hasta que puede respirar fuera hay varios motivos por los que puede faltarle oxígeno.

Las Causas más frecuentes de Sufrimiento Fetal

Puede haber muchas razones por las que a un bebé le falte oxígeno justo antes de nacer.

Las más habituales son:

Desprendimiento de placenta: La placenta es una parte del feto en realidad. Empezó a formarse al mismo tiempo que él, al comienzo del embarazo. Y tiene que seguir funcionando hasta que el feto sale de su madre. Es el filtro que toma de la sangre de la madre alimento y oxígeno para el feto y le sirve para limpiar su sangre de desechos. La placenta está fijada a la mucosa del útero. Deberá desprenderse cuando el niño salga. Pero a veces lo hace antes del nacimiento. Si eso pasa, el líquido amniótico se tiñe de sangre. Y el feto no recibe el oxígeno y nutrientes que necesita.

Alteraciones en el cordón umbilical: El cordón sirve para llevar los nutrientes y oxígeno de la placenta al feto. Pero a veces puede anudarse o enrollarse en torno al feto, y eso puede reducir el paso de sangre por él.

Se encaja y no sale: Durante la salida del feto a través del canal del parto, hay veces que por una mala postura o por ser demasiado grande, puede costar mucho que el feto salga. En esos casos el ginecólogo o la matrona deben sacarlo. Hay ocasiones en que las maniobras para extraerlo pueden provocar hematomas o incluso una fractura de clavícula al recién nacido. Pero es que cuando está ya encajado debe salir, porque en ese punto no llega suficiente oxígeno. Es preferible una clavícula rota que una secuela por sufrimiento fetal.

Cuando por cualquiera de estas causas hay una falta de llegada de Oxígeno al bebé puede generar daños.

Grados de Sufrimiento Fetal

Hay muchos grados de sufrimiento fetal.

Los dos datos más importantes que nos indican si el sufrimiento fetal ha sido importante o no son el Apgar y el pH de cordón umbilical.

Apgar

El Apgar es una forma de valorar la vitalidad con la que ha nacido un bebé. Tiene en cuenta la coloración, el tono muscular, la frecuencia del corazón, la respiración y las reacciones del bebé.

Cuanto más alta mejor. Puede alcanzar una puntuación máxima de 10.

Se suele valorar en varias ocasiones en los primeros minutos tras el nacimiento. Lo normal es que la puntuación sea ya superior a 7 al nacer. Y que suba rápidamente en los primeros minutos.

Es una valoración subjetiva del profesional que atiende al bebé tras nacer.

Ph de Cordón

El PH de cordón es una analítica que mide la acidez de la sangre del cordón umbilical del bebé nada más nacer. Es mucho más objetivo.

Lo normal es que tenga un PH superior a 7,1.

Cuanto más bajo sea es indicativo de una falta de oxígeno más prolongada y que por tanto puede tener peor pronóstico.

Secuelas del Sufrimiento Fetal

Cuando un niño tiene falta de oxígeno de forma prolongada el órgano más delicado es el Cerebro.

Y es esto lo que más nos preocupa.

Ya que puede dar lugar a secuelas en el desarrollo posterior del niño.

En la actualidad disponemos de muchos medios para evitar que se llegue a una situación así. Pero a veces no puede evitarse.

Cuando ocurre las secuelas pueden ser inmediatas o manifestarse en los primeros años de vida conforme el niño crece y su cerebro tiene que ir afinando sus funciones.

Las secuelas dependen de la zona del cerebro que se ha dañado y de si afecta a neuronas cuya función es irreemplazable o no.

Tratamiento tras padecer sufrimiento fetal

Para evitar llegar a esta situación, hoy en día se monitoriza el bienestar el feto durante el parto por medio del Registro Cardiotocográfico.

Ciertas alteraciones de ese registro son indicios claros de problemas y cuando se detectan se actúa para evitar que acabe produciendo un Sufrimiento Fetal intenso.

Cuando no se logra evitar, una vez nacido el niño lo primero es asegurar una reanimación que le permita oxigenarse adecuadamente ya fuera de su madre.

Si no es posible que lo haga él solo puede necesitar la ayuda de medios de los que disponemos hoy en día. Como el respirador mecánico.

Para reducir las secuelas y permitir una mejor recuperación tras el sufrimiento hoy en día se usa también la Hipotermia controlada. Consiste en mantener al bebé a una temperatura más baja de lo normal durante las primeras horas de vida hasta que pasa la fase inicial de reacción tras la falta de oxígeno.

Durante ese periodo pueden administrarse al bebé medicamentos que reducen la actividad del cerebro, para minimizar el daño.

Rehabilitación tras padecer sufrimiento fetal

Los niños que han pasado por una situación así necesitan un seguimiento más estrecho durante los primeros años de vida.

Algunos de los daños sufridos son reversibles con el apoyo necesario.

Para ello se constituyen equipos multidisciplinares de profesionales que cooperan con los padres para detectar y tratar los problemas generados.

En este equipo suele haber Neuropediatras, Psicólogos, Fisioterapeutas, Logopedasa, Trabajadores sociales…

Muchos de estos niños acaban teniendo una vida normal hoy en día.

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Qué hacer si mi bebé recién nacido está resfriado

Recién nacido resfriado. Casi nunca. Rinitis seca del lactante, casi siempre

Resfriado en bebés recién nacidos: Algo muy poco común. Pero con frecuencia parece que lo estén. Te explico cómo diferenciarlo y qué hacer.

En las primeras revisiones no es nada raro que las madres me comenten que su bebé se ha resfriado.

Sin embargo es muy raro que un bebé se resfríe en los primeros meses de vida.

Cuando un bebé nace, parece indefenso. Pero en realidad tiene en su sangre los anticuerpos de su madre. Es lo que llamamos inmunización pasiva. Y le defienden de los gérmenes contra los que su madre ha generado defensas en toda su vida. Estos gérmenes son la mayoría de los que haya en el entorno del bebé.

Diferencia si está resfriado o no: ¿Se le cae el moco?

Esta es la pregunta inmediata: “¿Se le cae el moco?”

La respuesta en la mayoría de los casos es: “Sí, tiene mocos.”

No es eso lo que pregunto: “¿Se le cae?”

“No, pero se los saco yo.”

Lo que realmente tienen casi la totalidad de los bebés es congestión de nariz.

Pero el moco no cae.

Cuando un bebé está resfriado el moco cae, gotea.

Pero en la mayoría de estos casos lo que notan es que el bebé tiene la nariz atascada, y si le hacen lavados y le aspiran sale el moco. Pero si no hacen esto el moco raramente aparece. Si acaso algo de moquito seco.

Rinitis seca del lactante

Lo que está ocurriendo es realmente que el bebé tiene la nariz congestionada porque durante los meses del embarazo ha estado siempre mojada de líquido amniótico.

Al nacer la nariz tiene que adaptarse a un ambiente más seco. Y además sufre cambios bruscos de temperatura. Ambas cosas hacen que la nariz se defienda congestionándose.

Cuando la congestión se escucha, respirando como si fuese un cerdito, pero el niño está bien, comiendo y durmiendo como siempre, no hay que hacer nada.

Si en algún momento está tan congestionado que come mal o duerme mal, podemos aliviarle simplemente con una gota de suero fisiológico en cada orificio de la nariz.

El error más habitual es hacer lavados y aspirar

Para que te quede claro. Antes de hacerle el lavado ¿estaba llorando el bebé? Después del lavado ¿está llorando el bebé?

Si no lloraba antes y llora después, es que no le has hecho un favor. Le has hecho la puñeta.

Un lavado es algo molesto. Más que la molestia que pretendíamos corregir con él.

Pero además irrita la muchosa de la nariz, que se defenderá secretando moco y congestionándose cada vez más.

En casos excepcionales corticoide nasal

Hay casos en que algunos bebés tienen la nariz muy estrecha y la congestión es tan intensa que dificulta de forma muy llamativa la respiración. Cuando esto ocurre y no mejora simplemente con una gota de suero fisiológico, podemos usar corticoides nasales. Funciona muy bien, pero conviene no abusar de ellos, ya que si se usan  mucho pueden atrofiar la mucosa nasal favoreciendo que sangre con facilidad.

¿Y si realmente se le cae el moco en abundancia y no respira bien?

Si esto ocurre en un bebé con pocas semanas conviene que lo vea el pediatra. Ya que un catarro como decimos no es frecuente en un bebé, pero a veces ocurre. Y cuanto más pequeño es el bebé, más posibilidades hay de que se complique.

 

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¿Qué hacer si mi bebé recién nacido tiene Hidrocele?

Hidrocele en bebé recién nacido. ¿Hay que operar o no? Complicaciones y hernias.

Tu bebé ha nacido con un hidrocele. ¿Qué es eso? ¿Qué importancia tiene? ¿Hay que hacer algo, o se resuelve sólo?

En los recién nacidos varones, una de las cosas que pueden resultar llamativas cuando nacen, es el tamaño de los genitales.

Muchos al nacer tiene un escroto (la bolsa en la que están los testículos) que parece «bastante grande para tan poco niño».

En realidad no es que tengan unos testículos más grandes de lo normal. Sino que alrededor de ellos hay acumulada una cantidad mayor de líquido.

En esa acumulación de líquido hay dos componentes:

  1. Por un lado, el niño ha estado sumergido en líquido durante nueve meses. Muchos niños nacen hinchados, con los párpados edematizados… Un sitio donde la piel da de si con facilidad es el escroto, y ahí también se acumula líquido con facilidad. Esa parte se resuelve sóla en la semana posterior al nacimiento. De forma que muchos recien nacidos con los genitales «de toro», en una semana «se han quedado en nada».
  2. Luego está lo que es el hidrocele de verdad. Y este puede envolver a ambos testículos, o sólo a uno de ellos. Es lo que queda tras esa primera semana de pérdida de líquidos, o incluso va creciendo a partir de ese momento.

¿Qué es un hidrocele y porqué aparece en algunos recién nacidos y no en otros?

Los testículos se forman dentro del abdomen. Y están cubiertos por una capa que también cubre a los intestinos (peritoneo). Cuando los testículos bajan hacia los genitales, lo hacen envueltos por esa capa, pasando por las ingles (canal inguinal). Por ese canal llegan al testículo los vasos sanguíneos que lo alimentan y sale el conducto por el que el testículo expulsa a los espermatozoides y las secreciones que los acompañan.

A veces ese canal inguinal es más amplio de lo normal y permite el paso de líquido desde el abdomen. Como el escroto es una piel que da de si con facilidad y tiene menos presión que la pared del abdomen, en algunos niños se va acumulando líquido poco a poco en esa zona. Eso es un hidrocele.

¿Qué importancia tiene que un recién nacido tenga un hidrocele?

El hidrocele tiene tres problemas fundamentales:

  1. Estético. Cuando el hidrocele va creciendo, tiene tendencia a seguir haciéndolo. Con lo que más tarde o más temprano tiene un tamaño que «no queda bien». Aparte de que molesta.
  2. Fertilidad. El testículo está en el escroto, porque para funcionar bien necesita una temperatura más baja que la que hay en el interior del abdomen. Cuando los testículos no bajan pierden fertilidad y poco a poco van produciendo menos espermatozoides y de peor calidad. El hidrocele, tiene el problema de que hace una manta líquida alrededor del testículo que aumenta su temperatura. Y eso, si no se soluciona, con el tiempo produce pérdida de fertilidad.
  3. Hernias. Cuando un bebé tiene un hidrocele, quiere decir que el canal inguinal es más amplio de lo que debería. Eso hace más fácil, que con un esfuerzo, pueda escapar por ese canal parte del intestino. Eso es una hernia inguinal.

¿Hay que hacer algo con los hidroceles en bebés, o se resuelven solos?

En muchos casos, los hidroceles empiezan a reducirse sólos, y acaban por desaparecer. Pero cuando esta evolución no es clara o lo que se aprecia es justo lo contrario (van creciendo), la solución es la operación.

Es una operación bastante sencilla y que da muy buenos resultados.

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Vermix caseoso

vérmix caseoso del recién nacido

El vérmix caseoso es la grasa que envuelve a los niños cuando están en el útero y que muchos tienen al nacer. Va cambiando con la edad gestacional.Durante el embarazo se va formando una capa de grasa que envuelve al bebé.

Es el resultado de la acumulación de células muertas de su piel junto con la grasa producida por sus glándulas sebáceas. Va acumulándose conforme avanza el embarazo.

Al final del embarazo suele desaparecer poco a poco. De modo que es más abundante en los recién nacidos prematuros que en los que nacen por encima de las 38 semanas de embarazo.

Aunque algunos niños nacidos a término pueden conservar mucho vérmix.

Hubo un tiempo en que se lavaba a los niños nada más nacer y se les retiraba todo el vérmix caseoso.

Pero hoy en día sabemos que es bueno dejarlo, ya que protege la piel durante los primeros días de vida:

– Forma una barrera que dificulta la entrada de infecciones.

– Ayuda a mantener la temperatura.

– Hidrata la piel evitando que se reseque demasiado tras el nacimiento.

Si no la retiramos va desapareciendo poco a poco, pegada a la ropa o reabsorbida en parte por la piel.

Es frecuente que sigamos encontrando restos de esa grasa en los pliegues de axilas, ingles, orejas y genitales bastantes días después del nacimiento.

El vérmix caseoso y la descamación de la piel tras el nacimiento

Muchos bebés tras el nacimiento sufren una descamación llamativa de su piel.

Se debe a que cuando un bebé nace, tiene una piel que ha estado durante todo el embarazo sumergida en líquido amniótico.

Cuando la exponemos al aire y se reseca, la piel debe adaptarse. Lo hace descamando la capa superficial. La piel que se va formando por debajo ya tiene unas características que se adaptan a ese nuevo ambiente seco.

Esta descamación es mucho más llamativa cuando no hay vérmix caseoso o cuando lo retiramos. Por eso preferimos dejarlo. La grasa que lo compone se va diluyendo y es absorbido por la piel ayudando en esta adaptación.

El vérmix caseoso y la edad gestacional

Esta grasa aumenta su secreción en el final del embarazo. De forma que los bebés muy prematuros apenas tienen Vérmix.

Poco a poco se va acumulando y en torno a las 38-40 semanas alcanza su máximo.

A partir de este momento se va perdiendo el vérmix, diluido en el líquido amniótico. De modo que los bebés que nacen tras un embarazo más prolongado tienen una menor cantidad de vérmix. Esto hace que la piel se reseque más y descame.

Podemos verlo en lo que llamamos bebés postmaduros. Han nacido con 41 o 42 semanas de embarazo y una de las cosas llamativas es que tienen muy poco vérmix caseoso. Las palmas de sus manos y las plantas de sus pies están arrugadas, como cuando dejamos las manos metidas en agua mucho rato. Y tras unos días es habitual que la piel descame de forma llamativa en todo el cuerpo. Pero especialmente en las zonas donde más se dobla, se descama más: tobillos, muñecas, caderas y hombros.

En resumen: Deja su vérmix caseoso. Ponle la primera muda directamente sobre esa grasa y deja que se absorba poco a poco en la piel para ayudar en su primera adaptación.

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Rinitis seca del lactante

Rinitis seca del lactante: Nariz congestionada sin moco en bebés.

¿Porqué algunos bebés recién nacidos tienen la nariz atascada, pero no se les cae el moco? Y porqué no es recomendable lavarles ni aspirarles cuando ocurre.

La primera vez que los padres piensan que su bebé recién nacido está resfriado suele ser muy pronto. La mayoría, ya desde el primer día de vida y durante las primeras semanas:

  1. Notan que el bebé no puede respirar bien.
  2. Hace ruido como si tuviese la nariz taponada.
  3. Pero el moco no cae de la nariz y si le hacen un lavado nasal suele salir poca cosa.
  4. El bebé come bien aunque haciendo ruido y estornuda más que tose.
  5. No tiene fiebre y por lo demás el bebé está bien.

Ese bebé no está resfriado, lo único que le sucede es que durante el embarazo la nariz estaba siempre mojada (estaba sumergido en líquido) y desde que ha nacido está en un ambiente más seco y al resecarse la mucosa de la nariz se congestiona, se hincha dificultando el paso de aire, pero con poco moco.

En este caso lo único que hay que hacer es humedecer la mucosa con frecuencia echándole un par de gotas de suero fisiológico en la nariz de vez en cuando y aspirándolo a los pocos segundos, sólo si vemos el moco asomar.

Si no vemos moco, no se aspira.

Porque si aspiramos con frecuencia le da más congestión.

Por lo tanto:

Si tu bebé tiene la nariz atascada, hace ruido al respirar, pero no se le cae el moco, lo único que hay que hacer es echarle un par de gotas de suero fisiológico en la nariz cuando lo veamos más atascado.

Verás que a los cinco minutos respira mejor.

La idea no es lavarle la nariz, sino mojarla.

Sirva esto de ejemplo para que entendamos algo importante.

Los bebés están cambiando constantemente, y muchos de esos cambios que nos pueden parecer preocupantes son en realidad parte de su desarrollo normal.

No os preocupéis tanto y tened la tranquilidad de que muchas «molestias» aparentes son en realidad procesos para los que el propio bebé tiene su solución en su momento. Si no le produce una molestia intensa, no le impide comer ni descansar, en la mayoría de los casos es que no es nada importante en lo que tengamos que interferir.

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Cosas para la limpieza del bebé

Limpieza del bebé

La limpieza del bebé: Los Pañales, Toallitas, Jabón, Crema Hidratante, Bañera. Consejos sobre higiene del recién nacido.

El baño del bebé

Hay quien dice que los bebés se resfrían de bañarlos: Pues no.

Lo que hay que evitar son los cambios bruscos de temperatura, para lo cual hay que bañar al bebé en una habitación suficientemente caldeada con agua templada y secarlo bien en cuanto salga del agua.

El jabón para lavar a un bebé debe ser suave, (de ph neutro, algunos que suelen ir bien son ph 5 Eucerin, Sebamed, Leti AT-4….) procurando que no entre en los ojos para evitar irritación. Aunque si entra tampoco es una catástrofe, basta con enjuagar con agua y ya está.

Tras el baño, secar al bebé con toalla de algodón sin colorantes, empapando, no frotando.

La crema hidratante no es necesaria si la piel del bebé está bien.

Las primeras semanas, los bebés suelen tener la piel muy reseca, ya que llevan meses metidos en líquido y al salir a un ambiente más seco es fácil que se descame la piel. Cuando sucede esto no hay que intentar arrancarle las tiritas de piel seca, simplemente aplicad crema hidratante varias veces al día y se irá descamando poco a poco.

Lo habitual es que se seque más en manos, pies (sobre todo en los tobillos, donde no es raro que aparezcan grietas) y en la zona cubierta por el pañal.

El pelo se puede lavar con el mismo jabón y después se puede secar con la toalla, no con secador y se puede peinar con un cepillo suave.

El cambio de pañales

Hay dos tipos de pañales: Los pañales desechables y los pañales ecológicos.

Cada vez que se llena un pañal es conveniente cambiarlo. El principal objetivo es mantener la piel seca, ya que una zona de piel húmeda y con temperatura mantenida favorece las infecciones y la piel de los recién nacidos es especialmente sensible a ellas. No es que no pueda esperar unos minutos, pero desde luego dejar un pañal sin cambiar durante horas porque sólo ha orinado no está justificado, ya que por mucho que absorba el pañal la zona está húmeda y acabará irritada.

Cuando un bebé llora para que lo cambien es que estamos dejándolo demasiado.

Al principio las heces son oscuras, de color verde negruzco y bastante pegajosas: Es el meconio. Está formado casi exclusivamente de las secreciones del intestino del bebé.

El meconio como he dicho es muy pegajoso, y para quitarlo del todo suele hacer falta frotar. No os empeñéis en quitarlo del todo si está muy pegado, porque podéis dañar más la piel por el frote que si lo dejáis. Al final se acaba despegando.

Cuando las heces toman ya su color normal, marrón o más bien amarillento, se despegan con facilidad y la forma menos irritante de limpiarlas es con agua templada y poco jabón, frotando lo mínimo posible y secar empapando.

Las toallitas son más irritantes y os recomiendo que las uséis sólo de forma esporádica cuando no se puede limpiar de otra manera.

Yo prefiero lavar con agua y una esponja y secar con una toalla de algodón empapando, sin frotar.

En los varones hay que limpiar bien en los pliegues entre los testículos y las ingles.

En las niñas lo principal es limpiar siempre de adelante hacia atrás. Si se hace en el sentido contrario estamos arrastrando las heces hacia los genitales lo que favorece las infecciones de orina.

La orina se limpia con agua templada y secamos empapando y punto.

La utilización de cremas especiales para la zona del pañal no es imprescindible más que cuando hay irritación. En esos casos la crema a aplicar dependerá del tipo de irritación, que debe valorar un pediatra. Cuando no existe irritación suele ser suficiente con las mismas cremas hidratantes que se aplican en el resto del cuerpo.

Las Uñas del bebé

Otra duda frecuente es cuando y como cortar las uñas de un bebé. Al principio y durante las primeras semanas no es necesario cortarlas ya que se acaban rompiendo y descamando solas.

Pero es frecuente que los padres se agobien un poco por la tendencia de los recién nacidos a arañarse la cara. Por mucho que las cortaran seguirían teniendo la uña suficiente para arañarse y si apuramos demasiado al cortar corremos el riesgo de hacer una herida que cuesta que cure ya que no pararía de mover las manos y rozaría con todo, siendo fácil que se infecte.

Por tanto debemos empezar a cortar las uñas a partir del momento en que veamos que siguen creciendo sin partirse y el borde de uña libre tiene ya mas de 1 ó 2 milímetros de largo.

Para cortarlas usar tijeras de punta redondeada. Aunque parezca que controláis no os fiéis de las normales de punta porque el bebé se mueve y podéis llevaros un susto.

El Pelo del bebé

Por esa misma razón la mejor forma de pelar a un bebé son las máquinas eléctricas. Mejor que las tijeras. Además de ser menos peligrosas el pelado queda con menos trasquilones.

Muchos detallitos. Pero el más importante de todos, haz que todas estas labores sean placenteras para ti y para tu bebé. A fin de cuentas no está trabajando en una mina de carbón y muchas de estas cosas pueden esperar a mañana. No fuerces… Si un día no se baña (o dos, o tres…) no pasa nada.

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Pénfigo del recién nacido

pénfigo en el recién nacido

Algunos bebés tienen ampollas en la piel al nacer: Es lo que llamamos Pénfigo del recién nacido. ¿Qué aspecto tiene? ¿Es grave? ¿Cómo podemos tratarlo?

Algunos niños al nacer tienen el cuerpo cubierto de ampollas superficiales. Son como pequeñas burbujas circulares de pocos milímetros. Pueden tener un contenido que parece pus. Y a veces vemos restos de algunas de esas burbujas que se han abierto ya y de las que sólo quedan pequeños circulitos en la piel como si se hubiese descamado.

pénfigo bebé

Hay varias causas posibles. En algunos casos es debido a alguna infección. En otros la madre tiene una alteración de la piel producida por anticuerpos que pasan por la placenta y producen esa reacción en la piel del bebé.

El pediatra debe diferencias las distintas causas. Y para hacerlo, a veces se realizan analíticas de sangre al recién nacido.

En algunas es necesario tratar la infección causante.

En otros casos solo es necesario evitar la sobreinfección, ya que el resultado es que tiene una piel que está dañada y puede servir como vía de entrada a infecciones.

El tratamiento que solemos usar para favorecer que las ampollitas se sequen sin infectarse es un antiséptico. Disponemos de muchos, pero el que solemos usar para esto es el Permanganato Potásico 1/10.000. Es un antiséptico que elimina las infecciones de la piel y la reseca un poco. Suele ser suficiente con aplicarlo una o dos veces al día durante los primeros días de vida.

En su mayoría desaparecen sin dejar marcas en menos de una semana tras el nacimiento.

No deben usarse para esto antisépticos a base de iodo (como el betadine). Estos antisépticos están contraindicados en los recién nacidos, porque pueden absorberse con facilidad y alteral el funcionamiento del tiroides. Tenemos opciones alternativas de sobra hoy en día para no usarlos al menos en los 3 primeros meses de vida.

En los casos más leves, mejora incluso sin necesidad de aplicar nada en los primeros días de vida.

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Noveno mes de embarazo, el parto: ¡adiós embarazo, hola bebé!

Cómo evitar miedos y frustraciones relacionados con el parto. Independientemente del tipo de parto, lo importante es que el bebé ha nacido, ahora necesita tus cuidados y amor.

Semanas 36 a 40-42 de embarazo.

 

El parto puede ser origen de múltiples sensaciones y expectativas para la embarazada, no es extraño escuchar a una madre diciendo que su parto no fue como esperaba o como le hubiese gustado. Para evitar temores y/o frustraciones, la mejor opción es conocer bien el parto y sus diferentes alternativas.

Los temores o miedo al parto pueden tener diversas causas, pero habitualmente son lo desconocido y las complicaciones, siendo éstas últimas además, las responsables de la mayoría de las frustraciones. No podemos generalizar pero, por ejemplo, una cesárea puede ser causa de tristeza y frustración para una embarazada que deseaba tener a su hijo de una forma más participativa.

Para vencer los miedos, confianza en el equipo medico y familiarizaros con el parto.

No hay ignorar o suprimir los temores y dudas, todo lo contrario, hay que resolverlos, comenzando con las que tengan origen en experiencias previas, ya sean propias o ajenas, buscando las opciones que os hagan sentir seguras.

Desde aquí os animo a profundizar un poco vuestros conocimientos sobre el parto, de la forma más objetiva que sea posible, desmitificándolo. Que el parto sea un proceso natural, no significa que no necesite seguimiento o ayuda para desarrollarse, y cuando aparecen complicaciones, la intervención de profesionales sanitarios cualificados y capacitados.

La confianza debe ser la base de cualquier relación “medico-paciente». Si tenéis la posibilidad de establecer una relación de confianza con los profesionales que os ayuden durante el parto, eliminareis muchas incertidumbres consultándoles todas vuestras dudas, e incluso al conocer mejor los cambios que se experimentan, detectar posibles complicaciones previas al parto, o al menos, tomar conciencia de que están preparados para las se puedan presentar en vuestro parto.

Ante la frustración, buscar una postura positiva, o al menos objetiva.

Desde el principio debéis asumir que serán las características del embarazo y las condiciones del bebé las que determinen la modalidad del parto. Tened siempre presente que pueden surgir contratiempos que condicionen un parto diferente al proyectado, tener un embarazo y un parto perfecto no es lo habitual, y aún en estos casos, después del nacimiento viene la lactancia, el sueño, la alimentación, etc.., y lo que si que es habitual, es que haya algún aspecto que no sea como habíamos imaginado, nos han dicho o hemos leído.

Sois afortunadas, independientemente del tipo de parto que tengáis, vuestro estado de ánimo no debe condicionarlo el tipo de parto, porque lo importante, lo verdaderamente importante, es que el bebé ha nacido, ya está contigo y necesita de tus cuidados y de tu amor.

Para el bebé, nacer no es fácil, hace tiempo publiqué “El parto: Una descripción de los cambios que sufre un bebé en el momento del nacimiento”, con algo de licencia poética, relato la aventura de nacer y lo que siente el recién nacido, espero que os guste y que os ayude a conocer mejor el parto.

Justo en el parto, comienza en sentido estricto “mi trabajo” como pediatra. Desde mi punto de vista, es recomendable que un pediatra esté presente en los partos, algunos diréis que es una opinión interesada, pero es una opinión basada en mi experiencia. Aquí os explico la situación de sufrimiento fetal en el parto o la necesidad de reanimación del recién nacido, creo que justifican sobradamente mi criterio, no es habitual pero si os encontraseis en esta situación ¿no preferiríais tener un pediatra al lado de vuestro bebé?.

Ahora os voy a relacionar los tipos de parto, una breve definición con alguna puntualización.

·      Parto por cesárea

La cesárea es el único parto no vaginal, el nacimiento del bebé se produce a través de un corte en las paredes del abdomen y en el útero.

No debe ser una elección, cuando el parto se produce por cesárea siempre debe haber una justificación médica, ya sea programada o de emergencia.

Conlleva una mayor estancia hospitalaria, puede dificultar la lactancia… Actualmente se suele realizar con anestesia epidural por lo que la madre estará consciente al nacer el bebé, pero al ser cirugía mayor, depende del hospital el que pueda entrar al quirófano el acompañante. Mi recomendación es que evidentemente esté.

Cualquier parto, ante una complicación, puede terminar por cesárea. No es una decisión que deba tomarse a la ligera. Pero puede evitar secuelas graves al recién nacido. Y dentro de unos meses poco importará si nació por parto o cesárea. Lo verdaderamente importante para vosotras como madres será si vuestro hijo está sano.

·      Parto natural, sin anestesia.

Habitualmente se habla de parto natural, cuando el bebé nace en un parto vaginal espontaneo.

El parto aunque sea un proceso natural va acompañado de dolor, si deseas este tipo de parto y el estado de tu bebé lo permite, es muy importante que realices una buena preparación al parto, posturas, técnicas de relajación, respiraciones, etc.

Posiblemente sea el tipo de parto en el que se hace más necesario un acompañante activo, el papá, un familiar o un doula.

·      Parto natural, con anestesia

Es un parto vaginal espontaneo en el que se usan medicamentos analgésicos para aliviar los dolores del parto.

El más utilizado es la epidural. La epidural es una anestesia regional que actuará del ombligo hacia abajo del cuerpo, permitiendo un estado consciente.

Con la anestesia epidural, según se ajusta la dosis se puede sentir calor, hormigueo, pesadez en las piernas, etc.., pero un vez ajustada no se siente dolor. Algunas veces pueden sentirse una ligera presión (sin dolor) de algunas contracciones, pero si no, puedes estar algo desorientada a la hora de pujar, necesitando ayuda para saber cuando pujar hasta el reajuste de la dosis.

Cada persona tiene un umbral de dolor, incluso puede variar de un embarazo a otro. Aliviar el dolor durante el parto no te hace menos mujer o madre, pero debes hablar con tu médico de los medicamentos disponibles y de los efectos para ti y para el bebé. Y debe ser una elección tuya.

·      Parto inducido-estimulado

Es un parto vaginal en el que es necesario inducir las contracciones del trabajo del parto.

Es bastante frecuente que una embarazada primeriza llegue a la fecha probable de parto sin apenas contracciones, la espera al pasar la fecha puede provocar bastante nerviosismo y ansiedad. Pero los deseos de que nazca el bebé, no deben ser motivo para pedir la inducción al parto. Tranquilidad, que el bebé va a nacer.

Actualmente es frecuente que llegados a la semana 41, si no se ha producido el parto, se realice la inducción, pero debe ser el médico el que determine el momento adecuado por el bien del bebé y de la madre.

FInal del parto

Recordar que los todos los partos vaginales no finalizan con el nacimiento del bebé, terminan con la expulsión de la placenta o alumbramiento que tiene una duración media de aproximadamente 30 minutos.

Y que, mas allá de una idea bucólica del nacimiento, el parto vaginal (espontaneo o inducido) es un proceso fisiológico con el que el cuerpo pone fin al embarazo. Somos seres orgánicos y además de expulsar sangre y liquido amniótico; tener nauseas, diarrea, gases, o perder el control de esfínteres, es de lo más habitual en cualquier parto. Que estás situaciones no os pongan incomodas ni os violenten, el equipo que os atiende está muy habituado.

Hay partos muy cortos y otros muy largos, incluso pueden ser muy diferentes de un embarazo a otro. Los “partos de libro” suelen quedarse en los libros, pero sea como sea, os aseguro que recordaréis vuestro parto como un momento muy especial: el nacimiento de vuestro bebé.

¡Adiós embarazo, hola bebé!

Este artículo pone fin al “Embarazo mes a mes visto por un pediatra”. Espero haber conseguido mi objetivo, y que la serie os haya resultado útil e interesante.

Yo soy pediatra y continuaré publicando artículos en mi blog. Cuando haya un tema que me parezca relevante, lo incluiré en la serie de embarazo, pero por el momento, me tomaré un descanso en mis aportaciones, aunque si que me gustaría que la sección quedase abierta para colaboraciones, desde aquí os animo a participar.

Toda información relacionada con el embarazo, con el cuidado de la embarazada y del futuro bebé será muy bien recibida, tanto si estás leyendo esto y consideras que tú la puedes aportar como si conoces a alguien que la posee, anímate o anímale, será muy bien recibida.

Termino dando las gracias a todos los que habéis compartido el contenido de los artículos. Con una embrazada que haya descubierto información útil o haber evitado algún riesgo en un bebé, yo me doy por satisfecho, creo que mi esfuerzo y el vuestro al difundirlo, habrá merecido la pena.

Espero seguir contando con vuestra ayuda, yo seguiré aportando la mía. Gracias a todos.

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El sueño en el recién nacido

Uno de los consejos que doy a todos los amigos o familiares embarazados que conozco en el último mes es: ¡¡¡Dormid!!!

Hay tres aspectos en los primeros días de vida de un bebé que preocupan a los padres:

–       Que el parto haya ido bien y el bebé no tenga ningún problema de salud.

–       La alimentación.

–       El sueño.

Hoy vamos a centrarnos en este último: ¿Cómo suele cambiar el patrón de sueño de un bebé desde su nacimiento?

Existen las típicas reglas de cuantas horas “debe” dormir un bebé según su edad. Pero en realidad no es más que algo que se le ocurrió hacer a alguien a partir de un estudio estadístico. Algo a mi parecer inútil, porque luego cada niño tiene su propia evolución y además no es constante. Unos días dormirá más y otros menos.

Todo lo que voy a describir ahora es también una generalización y debe entenderse de forma flexible.

Primeras horas tras el nacimiento:

Cuando un niño nace se tiene que adaptar a muchas cosas nuevas (temperatura, estímulos, respiración, circulación sin la placenta, alimentación). Es normal que el bebé esté agotado y tienda a dormir mucho. Prácticamente se despierta para comer y poco más.

Tras las primeras 24-48 horas:

Iremos notando que el niño empieza a estar más activo. Especialmente a partir del 3º día de vida. Empezará a tener periodos en los que está despierto sin tener hambre.

En muchos casos todavía no tienen un ritmo definido entre el día y la noche. A veces pasan 3-4 horas sin dormir durante el día y luego no paran de pedir comida durante la noche.

Acabarán durmiendo más de noche y comiendo más de día. Pero hasta que lo alcanzan los padres pueden pasar algunas noches “complicadas”.

Podemos ayudar a que el ritmo se regule antes con dos acciones simples:

1.     Intentar que durante el día haya la mayor iluminación posible y de noche, cuanta menos mejor. Es la luz lo que marca el ritmo de la melatonina, la sustancia encargada de marcar el ritmo de sueño.

2.     Si de noche pide con mucha frecuencia, ofrecer durante el día las tomas con más frecuencia. Al hacerlo, si está tomando el pecho aumentará la producción de leche, comerá menos ansioso y cuando llegue la noche tendrá más sueño y menos hambre.

¿Es necesario despertarlo para comer?

Se suele decir que la lactancia es a demanda (tanto si toma pecho como si es biberón). Pero ¿eso quiere decir que si pasan las horas sin que el bebé se despierte para comer no debemos hacer nada?

No. Que la lactancia sea a demanda significa que no hay tiempo mínimo entre las tomas ni cantidad máxima a comer o duración máxima de la toma. Si quiere, dale.

Pero hay casos en los que el problema es el contrario: Algunos recién nacidos están más débiles y no se alimentan bien. Cuando eso ocurre en las dos primeras semanas de vida existe el peligro de que baje el azúcar en sangre. Y si sucede, el niño está cada vez más débil y menos activo, come peor, baja más el azúcar…

A partir de las dos semanas el hígado ya actúa como reserva de azúcar, de modo que si pasan unas cuantas horas sin comer tiene reservas de las que tirar.

Lo que se deduce de esto es que en las primeras semanas no conviene que el bebé pase demasiadas horas sin comer.

Y ¿Cuánto es demasiado en esas primeras 2 semanas?

Pues de nuevo no hay cifras mágicas.

En los recién nacidos a término de peso normal puede decirse que es mejor si no pasa más de 3 horas seguidas sin comer durante el día ni más de 5 horas sin comer durante la noche.

Esos tiempos se acortan cuanto menos pese el bebé y más inmaduro sea, de modo que en niños de 2 kilos y poco es mejor dar las tomas no dejando más de 2 horas sin comer durante el día ni más de 4 horas sin comer durante la noche.

Si se superan esos tiempos conviene que intentemos despertarle para comer.

En ambos casos, no hay tiempo mínimo. Si un niño pide a los 10 minutos de haber comido volvemos a darle.

A partir de las dos semanas:

Tras esas primeras semanas en las que ha ido acumulando azúcares en el hígado, si un niño duerme 6-8 horas durante la noche, ya no hay peligro de hipoglucemia (bajada de azúcar), con lo cual, si tenéis esa suerte, dejadle dormir y hacedlo vosotros, que a estas alturas lo necesitaréis.

En los meses siguientes:

Conforme un niño crece suele necesitar dormir cada vez menos y es normal que esté poco a poco más activo. Pero no tiene sentido decir un número de horas que debe dormir.

Si le dejamos dormir cuanto desee (recordad que a partir de las dos semanas ya no le va a dar una bajada de azúcar por dormir toda la noche) y está sano es que duerme lo que necesita. Aunque haya niños que lo hagan 18 horas al día y otros que con 10 horas tengan suficiente.

La forma de dormirlo:

Hay padres que prefieren que su hijo aprenda a dormirse sólo desde el principio y otros que prefieren que lo haga con su colaboración. Son opciones. Cada familia escoge la suya.

Pero a veces se escoge la primera porque los familiares amenazan a los padres con el conocido “lo vas a acostumbrar a dormirlo en brazos”.
Mi experiencia me dice que dormir sólo a un niño en los primeros 2-3 meses es bastante irreal. En la mayoría de las tomas, sea pecho o biberón lo que tome, el niño se queda dormido comiendo.

Si la opción que deseamos a largo plazo es conseguir que el bebé sea capaz de dormirse sin nuestra ayuda, es posible conseguirlo unos meses más adelante, y desde luego sin tener que dejarlo llorando en la cuna. Hay medios más civilizados de conseguir lo mismo llegado el momento.

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Problemas respiratorios del recién nacido prematuro

Pediatra Neonatóloga María Blanca Garrido GarcíaEl problema respiratorio más frecuente en prematuros es la enfermedad de la membrana hialina.

¿Por qué los prematuros tienen problemas para respirar bien?

La dificultad para respirar es el problema más frecuente que los prematuros presentan de forma inmediata tras el nacimiento, en mayor o menor medida. En muchos casos es la causa principal por la que muchos niños prematuros “leves” (34-36 semanas) precisan ingresar en las unidades neonatales. Los niños de menos de 34 semanas de gestación suelen tener más problemas, pero éste suele ser el más importante en los primeros días de vida.

Su causa fundamental, aparte de la propia inmadurez del pulmón, es la falta de una sustancia llamada surfactante pulmonar. Se conoce como enfermedad de la membrana hialina por el aspecto que tiene el pulmón afectado por este problema cuando lo miramos al microscopio.

Los pulmones son como un árbol y las hojas serían lo que llamamos alveolos, que son unos “saquitos” en donde entra el aire y se pone en contacto con los vasos sanguíneos, siendo allí donde realmente respiramos, es decir, captamos el oxígeno hacia la sangre y eliminamos otras sustancias hacia el aire.

El surfactante forma una especie de recubrimiento dentro de los alveolos, haciendo que no se queden totalmente vacíos tras cada respiración y sea más fácil que se vuelvan a llenar. Para entenderlo mejor, imaginad que intentáis hinchar un globo. Meter aire al principio cuesta, hay que soplar mucho más fuerte, pero una vez que lo habéis hinchado un poco ya es más fácil seguir introduciendo aire, ¿verdad?

Cuando falta surfactante, los alveolos se quedan totalmente cerrados tras la salida del aire, lo que hace mucho más difícil que se vuelvan a llenar, comprometiendo la función del pulmón, a veces de forma tan importante que puede producir problemas de salud graves en el recién nacido e incluso comprometer su supervivencia.

Los síntomas de la enfermedad de membrana hialina suelen empezar de forma inmediata tras el nacimiento y reflejan la dificultad para respirar y los intentos de compensación que el cuerpo hace para intentar respirar mejor. Los síntomas que vemos son:

  • –  Polipnea, que quiere decir respirar más rápido de lo normal. Lo normal para un recién nacido es hasta 60 respiraciones por minuto (como veís mucho más rápido que un adulto o que un niño mayor). Niños con este problema pueden respirar a más del doble.

  • –  Aleteo nasal, que es una mayor apertura de los orificios de la nariz, para intentar que el aire entre mejor.

  • –  Tiraje. Es la retracción que se produce entre las costillas y por debajo y por encima de ellas debido al sobreesfuerzo de los músculos intercostales.

  • –  Quejido, que es un ruido que produce el recién nacido al final de la respiración, como si se quejara, para intentar aumentar la presión dentro del pulmón.

  • –  Cianosis, es decir, se ponen morados porque los pulmones no funcionan bien y no llega suficiente cantidad de oxígeno a la sangre.

    En los siguiente artículos hablaremos del tratamiento de la enfermedad de membrana hialina y de sus posibles complicaciones.