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El Amor

El único fundamento de la relación Padres-Hijos. Que tu hijo sepa que lo quieres y lo respetas es lo más importante para educarlo. Lo demás son opciones.

La relación entre padres e hijos debe estar dirigida siempre por el amor. Si no quieres a tu hijo, ¿para quién te reservas?

El amor no se negocia. Nunca se debe condicionar a nada. No se debe decir a un niño: “Como te has portado mal tus padres ya no te quieren”.

Debe tener claro que siempre contará con vuestro afecto.

Ante una muestra espontánea de cariño por parte de su hijo, cualquier padre que se precie debería responder del mismo modo y apuntarse que le debe una.

No os cortéis lo más mínimo en vuestros deseos de expresar afecto a vuestros hijos.

Es de verdad la única cualidad que en unos años, cuando vuestro hijo se debata entre lo que opinéis vosotros y su entorno, hará que vuestra opinión esté un escalón por encima de los demás en su valoración.

Si vuestro hijo sabe que lo queréis y lo respetáis casi cualquier cosa que hagáis es secundaria.

El amor precisa respeto. Eso quiere decir que al actuar sobre vuestro hijo debéis tener en cuenta sus preferencias y necesidades.

Pero amor no significa no ser capaces de verlo llorar, o de llevarle la contraria, o de explicarle que algo que hace mal está mal.

El amor de los padres por sus hijos precisa también responsabilidad.

La responsabilidad como padres implica que en las decisiones que toméis sobre la educación de vuestro hijo debéis pensar en las consecuencias inmediatas, pero más aún en el largo plazo.

Esta es la diferencia fundamental entre los buenos y los malos padres.

Cuando actuamos para salir del paso continuamente, somos malos padres. Lo único que hacemos es diferir los problemas hasta que nuestro hijo no dependa de nosotros.

Los buenos padres, pasan malos ratos para evitar que sus hijos pasen ratos peores cuando ya no cuenten con ellos.

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Pediatría de Confianza: Seguimiento, Disponibilidad y diferencia.

Pediatría de Confianza: Seguimiento, Disponibilidad y Diferencia.

Una visión distinta de la Pediatría. Merecer la Confianza de los padres gracias al Seguimiento, la Disponibilidad y el tratamiento Diferenciado

 

Cualquier acto médico se basa en la Confianza.

 

Si un pediatra pretende ser un referente en la salud de un niño necesita ganarse la confianza de sus padres.

Una de las bases fundamentales de la confianza es la reciprocidad. No puedo pretender que los padres confíen en mí, como pediatra, si yo no confío en ellos.

 

Por eso yo uso una plataforma en mi trabajo, en la que la propiedad de la historia clínica es de los padres, pueden acceder a ella cuando quieran y pueden incluso, llegado el caso quitarme el acceso. La plataforma se llama Qoolife. Y mi servicio en ella, El Puericultor.

 

Se habla en salud cada vez más del concepto de Empoderamiento del paciente. Significa en pediatría, que los padres NO son alguien sobre quien el pediatra «todopoderoso» actúa. Sino que son el centro y principal actor implicado en la salud de sus hijos. Y el pediatra es, alguien que tienen a su disposición, para darles asesoramiento profesional cuando lo piden.

 

La plataforma Qoolife me da dos ventajas en esa dirección:

– Al ser la historia propiedad del paciente y tener libertad para quitarme el acceso y dárselo a otro pediatra, el poder real sobre el proceso de seguimiento de la salud de los niños está en manos de los padres. Y yo sólo puedo esforzarme por acompañar de forma respetuosa con mi asesoramiento ese proceso. Algunos pediatras ven esto como una amenaza. Pero no lo es. El respeto es base de Confianza real.

– Los padres participan activamente en la elaboración de la historia de sus hijos. De modo que hacen aportaciones sobre cómo viven ellos la evolución del niño en su patología o símplemente en su desarrollo normal. Eso de nuevo es algo que algunos pediatras no valoran. Para mí tiene un valor crucial. Los padres son observadores motivados y muy cualificados. Es una pena despreciar toda la información que pueden captar sobre sus hijos.

 

¿Cómo puede un Pediatra merecer la Confianza de los Padres?

 

A parte de aceptar como principio el respeto hay otros factores que influyen.

 

Seguimiento.

 

Hay un refrán que lo ilustra bien: «Un médico cura, dos médicos dudas, tres médicos, muerte segura…»

Lo que hay tras este refrán, es una experiencia muy común.

Cuando alguien tiene un problema de salud que no puede resolverse en una sola consulta surgen los problemas.

Si el Pediatra no se esfuerza en explicar a los padres en qué consiste el problema y que para resolverlo es necesario un proceso que puede requerir tiempo y cambiar de opciones según responda el niño, es fácil que los padres pierdan la confianza en el pediatra.

Si eso ocurre, suele empezar un peregrinar, en el que los padres pasan de un profesional a otro. Pediatras que empezarán una y otra vez el proceso y lo explicarán de formas que pueden parecer muy distintas. El resultado son unos padres totalmente perdidos en un mar de información que no les lleva a ningún sitio. Mientras el problema de su hijo sigue sin resolverse.

 

Lo que recomiendo a los padres de hijos con problemas no agudos, es que busquen un pediatra en el que confíen, aclaren todas sus dudas y sigan con él el proceso hasta el final. Cambiando sólo de profesional si el pediatra les remite a otro especialista, o el planteamiento del pediatra no les gusta claramente.

 

Qoolife me permite tener una gran herramienta de seguimiento para estos procesos.

 

Disponibilidad.

 

Los padres pueden necesitar a su pediatra en cualquier momento. Si un pediatra es magnífico, pero no puede atenderte hasta dentro de 2 semanas, porque es tan bueno que el número de pacientes que tiene es demasiado grande, es que no tienes pediatra. Y desde luego dejarás de confiar en él.

 

Teléfono: Si un pediatra coje llamadas telefónicas, no tiene vida. Y resta atención al niño que tiene delante cuando le llaman.

Además no queda registro de lo hablado. Y aunque pueda tener memoria, no llega a tanto.

 

De nuevo con Qoolife, yo puedo estar disponible todos los días. Aunque me manden un mensaje, no tengo que responder exactamente en ese momento. Pero lo suelo hacer siempre en menos de 24 horas. Lo que ya es mucho. Y la pregunta y mi respuesta quedan registrados para protegerme de mi mala memoria.

 

Diferencia.

 

No todos los niños son iguales. Y tampoco lo son los padres. Para que unos padres confíen en un pediatra, tienen que sentir que se les trata como a personas individuales.

Los protocolos son útiles para el profesional. Pero el buen pediatra no debe ver a los niños como enfermedades a las que corresponde un protocolo. Sino como niños que tienen un problema, pero que tienen particularidades en sí mismos o en sus padres, que hacen que la mejor solución en cada familia pueda ser diferente.

El buen pediatra que quiera la confianza de unos padres debe hablar con ellos lo suficiente para conocer esas particularidades y explicar a los padres las distintas opciones que hay para enfocar el problema de salud de su hijo, haciéndolos partícipes de la decisión. De nuevo respeto.