Categorías
Blog

Un aviso importante antes de hablar de educación en niños

No hay verdades absolutas en educación. Siempre influye la ideología de los padres. Su influencia en la educación infantil.

Esto no es la Biblia

Os recomiendo que entendáis bien esta parte antes de continuar. No es mi intención ser académico. Lo que intento es comprender como funciona la mente de nuestros hijos, para poder tomar decisiones prácticas en el día a día, pero entendiendo mejor sus consecuencias a largo plazo. Uso ciertos conceptos que no son académicamente exactos.

Matizo el significado de algunos, para intentar que se entiendan mejor entre personas que, como los padres en su mayoría, no tienen una formación en Psicología o Pedagogía demasiado profunda, ya que a ellos es a quienes va dirigido.

Uso también algunas palabras, dándoles un significado distinto al que reciben científicamente, porque las veo más gráficas y fáciles de entender por los lectores en general, aunque pueda ser desagradable para personas con una formación más profunda.

Para esas personas, este libro puede parecer algo falto de base científica por mi uso poco riguroso del lenguaje. Y porque no hago continuamente referencia a estudios científicos que lo avalen. Pero mi intención fundamental es que se entiendan los conceptos que en educación considero más importantes. Aunque para ello tenga que sacrificar el rigor en la forma de expresarlo. Y mi intención no es demostrar que llevo razón, sino intentar ofrecer una visión de la Puericultura que pueda resultar útil.

Si cualquier cosa de las que digo no os parece razonable o es contraria a vuestras ideas, desechadla sin más. Estamos hablando de la educación de vuestros hijos. Aunque hubiera 100 estudios que os recomendaran arrancarle una oreja porque es lo mejor para su futuro, no lo haríais. Por eso no aporto estudios (los hay para demostrar lo que se quiera en Puericultura, cualquier cosa y su contraria).

Tratar de definir la conducta de todos los seres humanos por un patrón único es imposible. Porque depende de demasiadas cosas de las que no somos conscientes.

Sin embargo ante esta realidad, se puede decidir entre dos caminos:

  • Renunciar a cualquier intento de entendernos a nosotros mismos y a los demás.
  • Ser lo suficientemente prudentes en nuestro intento de hacerlo, para corregir nuestra opinión ante las excepciones, pero intentando avanzar en nuestra comprensión.

Sin duda si sigo escribiendo es porque opto por la segunda opción.

Por eso en este libro encontraréis afirmaciones que parecen generalizaciones, que siempre tienen excepciones aunque no lo exprese una y otra vez, pero son un intento de acercarnos a la realidad de la conducta del ser humano. Es imprescindible al leerlas ser flexible. Tanto como diferentes somos los seres humanos.

En puericultura no hay verdades absolutas, hay niños diferentes, padres diferentes y circunstancias diferentes.

Si alguien tras leer mis teorías (no son más que esto) las aplica de forma rígida, sin modificarlas con lo que percibe en su propio hijo, le auguro el mayor de los desastres. El mismo que creo que se puede sufrir si, en cualquier otro campo de nuestra vida, seguimos a cualquier “iluminado poseedor de La Verdad” renunciando a nuestra propia experiencia y sentido común.

El segundo punto fundamental al hablar de educación infantil es el siguiente: Vais a leer muchas frases malsonantes. No en el sentido de que use tacos. Pero veréis como hay ciertas afirmaciones que os resultan muy chocantes o que directamente os generan rechazo. Soy consciente de ellas, por lo que intentaré explicarlas inmediatamente, para que se comprendan.

La razón del rechazo que suscitan es que estamos tan inundados por lo políticamente correcto en las teorías pedagógicas que se reacciona a la disidencia como herejía: y yo, si de algo estoy orgulloso es de ser un hereje.

Especialmente ante una forma de Pedagogía que se ha impuesto en nuestra sociedad, en la que el Esfuerzo, la Responsabilidad y el valor del Conocimiento se han sustituido por el Conformismo, el Infantilismo y la Popularidad.

Al hablar de teorías educativas conviene tener claro que es muy difícil enunciar una, sin que influyan (aunque sea involuntariamente) nuestras preferencias ideológicas, pues en el fondo una parte importante de la educación consiste en la asimilación de valores.

Tosas las teorías sobre educación tienen una importante carga ideológica. No hay una científicamente cierta.

Hay autores que al escribir sobre puericultura y pedagogía hacen continua referencia a estudios científicos que apoyen sus afirmaciones.

Fijaos en que nunca uso la palabra experto, porque no los hay. Los autores de libros o teorías sobre el tema, como es mi caso, simplemente leemos, comentamos con padres, somos padres (o deberían serlo) y pensamos cómo aportar algo que sea útil.

Hay estudios que defienden cualquier afirmación y su contraria. Incluso en muchos estudios podemos coger los datos e interpretarlos de forma totalmente opuesta a la que hace el autor del análisis.

Volvemos a lo mismo. No hay verdades absolutas científicamente demostradas en la forma de educar niños. Cualquier supuesta verdad en este campo es discutible (y de hecho no se para de discutir sobre cualquiera de ellas).

¿Hay entonces alguna regla que nos pueda llevar como padres a decidir si lo que propone un autor u otro es útil en nuestra familia?

Yo creo que sí. Cualquier cosa que veas factible aplicar en tu familia, que os beneficie a vosotros (en vosotros entra madre, padre e hijo) más de lo que pueda perjudicaros a largo plazo, consideradla como un consejo.

Si leéis algo que veis imposible o simplemente indeseable de aplicar en vuestro caso (nadie mejor que vosotros conoce vuestro carácter, vuestra forma de pensar y las circunstancias de vuestra vida), desechadlo sin más.

No permitáis que ningún supuesto experto presente argumentos en forma de amenazas: Es muy frecuente que algunos presenten sus teorías defendiendo que no aplicarlas hará de tu hijo un desgraciado toda su vida.

Tened la confianza de que si queréis profundamente a vuestro hijo y se lo manifestáis, lo demás es muy secundario.

Habrá niños a los que aplicando ciertos consejos mejorarán y otros que pueden incluso empeorar.

Pero si tenéis claro y hacéis lo principal (quererlos y que lo sepan) su efecto positivo o perjudicial será muy limitado.

En mi caso, si tus valores son los políticamente correctos en España en la actualidad, y estás orgulloso de ellos, quema este libro en la hoguera.

Estas teorías políticamente correctas son las que nos han llevado a la situación actual de la educación en nuestro país.

Si os parece buena, no tenéis más que no hacer nada y dejar que sean los demás los que eduquen a vuestros hijos.

Esto sería además un buen ejemplo de la corrección política actual: Ser conformistas con lo que decida el Estado por nosotros y no esforzarnos, que lo hagan los demás para que luego podáis exigirles responsabilidades.

Por último os aclaro que este libro está pensado para padres de niños recién nacidos o no más de 3-6 meses. Es un libro que se centra sobre todo en los 3 primeros años de vida, el período pre-escolar. Si tu hijo tiene ya 10 años y problemas de conducta, este no es tu libro. Este es un libro para prevenir problemas, no para tratarlos.

¿Y qué es un problema de conducta en niños? Aquella conducta de vuestro hijo que le genera sufrimiento o lo hará a largo plazo.

¿Y quién valora eso? Pues los únicos con capacidad para hacerlo, vosotros. Y cuando tiene capacidad de expresarlo, vuestro propio hijo.

Cuando yo hago referencia a algo como un problema es porque muchos padres lo viven como tal. Si en ese tema concreto no es vuestro caso… Ni lo leáis.

Dicho esto empecemos con las generalizaciones y las frases malsonantes.