El vérmix caseoso es la grasa que envuelve a los niños cuando están en el útero y que muchos tienen al nacer. Va cambiando con la edad gestacional.Durante el embarazo se va formando una capa de grasa que envuelve al bebé.
Es el resultado de la acumulación de células muertas de su piel junto con la grasa producida por sus glándulas sebáceas. Va acumulándose conforme avanza el embarazo.
Al final del embarazo suele desaparecer poco a poco. De modo que es más abundante en los recién nacidos prematuros que en los que nacen por encima de las 38 semanas de embarazo.
Aunque algunos niños nacidos a término pueden conservar mucho vérmix.
Hubo un tiempo en que se lavaba a los niños nada más nacer y se les retiraba todo el vérmix caseoso.
Pero hoy en día sabemos que es bueno dejarlo, ya que protege la piel durante los primeros días de vida:
– Forma una barrera que dificulta la entrada de infecciones.
– Ayuda a mantener la temperatura.
– Hidrata la piel evitando que se reseque demasiado tras el nacimiento.
Si no la retiramos va desapareciendo poco a poco, pegada a la ropa o reabsorbida en parte por la piel.
Es frecuente que sigamos encontrando restos de esa grasa en los pliegues de axilas, ingles, orejas y genitales bastantes días después del nacimiento.
El vérmix caseoso y la descamación de la piel tras el nacimiento
Muchos bebés tras el nacimiento sufren una descamación llamativa de su piel.
Se debe a que cuando un bebé nace, tiene una piel que ha estado durante todo el embarazo sumergida en líquido amniótico.
Cuando la exponemos al aire y se reseca, la piel debe adaptarse. Lo hace descamando la capa superficial. La piel que se va formando por debajo ya tiene unas características que se adaptan a ese nuevo ambiente seco.
Esta descamación es mucho más llamativa cuando no hay vérmix caseoso o cuando lo retiramos. Por eso preferimos dejarlo. La grasa que lo compone se va diluyendo y es absorbido por la piel ayudando en esta adaptación.
El vérmix caseoso y la edad gestacional
Esta grasa aumenta su secreción en el final del embarazo. De forma que los bebés muy prematuros apenas tienen Vérmix.
Poco a poco se va acumulando y en torno a las 38-40 semanas alcanza su máximo.
A partir de este momento se va perdiendo el vérmix, diluido en el líquido amniótico. De modo que los bebés que nacen tras un embarazo más prolongado tienen una menor cantidad de vérmix. Esto hace que la piel se reseque más y descame.
Podemos verlo en lo que llamamos bebés postmaduros. Han nacido con 41 o 42 semanas de embarazo y una de las cosas llamativas es que tienen muy poco vérmix caseoso. Las palmas de sus manos y las plantas de sus pies están arrugadas, como cuando dejamos las manos metidas en agua mucho rato. Y tras unos días es habitual que la piel descame de forma llamativa en todo el cuerpo. Pero especialmente en las zonas donde más se dobla, se descama más: tobillos, muñecas, caderas y hombros.