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Violencia en la Familia

Maltrato y Violencia en la familia

Hay familias en las que alguien ejerce la violencia. Quienes la sufren a veces se plantean soportarla por los niños. Cuando no deben precisamente por ellos.

¿Qué es una familia?

Una familia existe desde que dos personas sin vínculos previos deciden compartir sus vidas voluntariamente.

A veces fruto de esa unión vienen los hijos. Nuevas personas indefensas que crecerán en esa familia. Para las que serán todo su mundo al principio y una parte de su realidad fundamental el resto de su vida. La familia será su primera escuela. El lugar donde aprenderán algo tan importante como el funcionamiento de las relaciones cercanas.

Pero por desgracia no todas las familias funcionan bien.

En una relación sana de pareja debe haber equilibrio. Un equilibrio en el que ambos aporten en plano de igualdad y reciban también por igual. Especialmente en lo no material.

Siempre que nos relacionamos con otras personas hacemos una especie de intercambio de energía. Cuando en una discusión alguien impone su opinión está absorbiendo la energía de aquél que cede. Visto así es como si fuésemos parásitos de la energía de otras personas.

Pero no es siempre así. Cualquier pareja que está enamorada, cualquier grupo de amigos que funciona, sabe que cuando están juntos hay una relación que hace sentir bien a todos sus miembros. Estas relaciones positivas son generadores de energía. Revitalizan a todos los que participan en ellas.

Existen por tanto dos formas de relacionarse con los demás:

– Generando energía de forma constante que revitaliza a todos. Esto se llama Amor.

– Robando energía al otro, con lo que uno se refuerza debilitando al otro. Esto, que algunos llaman amor, es Violencia.

¿Qué es la violencia?

La violencia no tiene porqué ser física. De hecho, para mí, la peor es la psicológica. En muchos casos se soporta porque no llega a lo físico, argumentando la persona que la sufre que no lo aguantaría ni un minuto más si la otra persona “le tocase”.

¿Porqué lo ve esa persona como “aguantar un minuto más”? Porque en realidad ya está soportando un maltrato. Y no hay justificación para que siga haciéndolo. Aunque jamás se haga física.

Violencia no es sólo si alguien te pega. Violencia es también cuando alguien:

– Controla lo que haces.

– Controla con quién hablas.

– Controla de qué hablas.

– Ignora tu opinión y toma decisiones por ti.

– Te humilla, en público o en privado haciéndote sentir inferior.

– … Te roba energía haciéndote sentir cada vez más débil.

¿Cómo es posible que nadie soporte esto?

Cuando esto se ve desde fuera solemos preguntarnos esto. ¿Porqué la persona maltratada no abandona esa relación? Con todo lo que hoy en día se habla del tema…

Y siempre hay razones:

– “Es que en realidad quien me maltrata es buena persona”.

– “En realidad esa persona que me maltrata sufre mucho”.

– “Está cambiando y necesita mi ayuda para hacerlo”.

– “Me ha prometido que no volverá a hacerlo”.

– “No puedo romper la familia por nuestro(s) hijo(s)”.

– “Todos me animan a luchar por nuestra familia”.

– “Si me separo signifiará un aislamiento social para mí (y los niños)”.

– “Ninguna familia es perfecta, y es mejor mantener una imperfecta que romperla”.

¿Cómo es posible que el maltratador haga esto a quien dice querer?

También quien maltrata tiene sus razones, razones que no para de repetirse a si mismo en su interior y que a veces expresa:

– “Lo hago por su bien”.

– “Es que me saca de mis casillas”.

– “Me obliga a actuar así. Si no hiciese… yo no tendría que…”

– “Somos la familia perfecta, pero por su culpa me veo en la obligación de hacer esas cosas”.

Y también tienen su forma de ver las cosas cuando la situación se rompe, cuando la persona maltratada no lo soporta más y se va:

– “Cómo puede haberme ocurrido esto a mí”.

– “Éramos la familia perfecta y la otra persona se ha vuelto loca tirándolo todo a la basura”.

– “Ha destrozado mi vida”.

– “Yo lo daría todo por mi familia, pero la otra persona no me da una oportunidad”.

– “Todo el mundo me da la razón y piensan que la otra persona se ha vuelto loca al dejarme”.

¿Cómo afecta esto a los niños?

Hay personas maltratadas que quieren mantener la situación “sólo por los niños”.

No entienden lo que esta situación significa para ellos.

Para empezar hablaré de un concepto que creo importante: La Resiliencia. Es la capacidad de mantener a salvo nuestras emociones en un ambiente adverso.

Hay quien tiene más capacidad de Resiliencia y quien menos. Por lo tanto criarse en una familia en la que hay violencia no tiene porqué marcarte de por vida de forma negativa. Pero siempre afecta.

Yo me crié en una familia equilibrada en la que mis padres eran un equipo y en la que sus 7 hijos crecimos viendo el respeto y Amor que se profesaban y sientiendo ese mismo respeto y amor hacia nosotros. Es el mayor regalo que creo haber recibido en la primera etapa de mi vida.

Encontrar una persona con la que compartir mi vida en una relación similar ha sido el mayor regalo que he recibido siendo adulto. Es lo que tengo en la actualidad y lo cuido como mi bien más valioso.

Los modelos de relación se heredan

No me imagino privar a unos hijos de algo así.

Hay familias en las que este regalo se hereda de generación en generación. Pero también hay familias en las que la herencia no es tan positiva.

Los niños asimilan lo que ven. Lo que les dices es importante. Pero mucho más es lo que haces.

Para los niños el lenguaje no verbal es mucho más potente que el verbal. De hecho lo es para todos. Da igual lo que dices, lo importante es cómo lo dices.

Por mucho que quien maltrata diga a su víctima que le quiere, la persona maltratada no se siente amada, sino dañada.

Y los niños viven e interiorizan eso.

Seguir manteniendo una familia “unida” a pesar de la violencia no es un sacrificio por ellos. Es sacrificarlos también a ellos.

Un niño que vive una situación de maltrato es más fácil que en el futuro crea que esa es la dinámica normal en una familia. Y que acabe maltratando o soportando el maltrato como “lo normal”.

Si vives en una familia en la que sufres maltrato: No tiene porqué ser así. No todas las personas son como quien te maltrata. No es lo normal, de hecho lo normal es lo contrario. No es culpa tuya. No le debes el aguantar, aunque le quieras. No eres egoísta si decides dejar de soportarlo y ser feliz. No está cambiando si no lo reconoce públicamente y no pide ayuda externa a la relación para solucionarlo. Si para salir de la situación necesitas ayuda, ¡pídela!

Y si tienes hijos, especialmente por ellos debes salir de esa situación.

Si eres tú quien ejerce la violencia: No lo haces por su bien. No es culpa de la otra persona. Sólo tú eres responsable de tus actos. Si de verdad no quieres perder a aquellos a quienes quieres debes aprender a amar de verdad. Porque lo que sientes, que tú llamas amor no lo es. Tal vez fue lo que viviste en tu infancia, pero eso no te justifica. Puedes cambiar, puedes llegar a sentir amor de verdad. Pero para ello debes empezar reconociendo que tienes un problema y pedir ayuda. Y no puedes imponer a los demás el acompañarte en ese camino.

Si eres amigo de alguien violento: No le justifiques. Haciéndolo únicamente garantizas que en el futuro se quedará sólo.  Para ayudarle de verdad hazle ver que el amor no es eso. Puede que entonces pierdas a tu amigo. Pero reforzar su pensamiento erróneo no es ser un buen amigo.

Si eres amigo de alguien maltratado ayúdale a salir de ahí. Ponte a su lado frente a quien le maltrata. Rompe los discursos de justificación y expresa de forma clara que jamás hay razones para maltratar.

Cada vez que oigo una noticia de maltrato pienso en las personas a las que quiero. Y que cualquiera de esas personas puede  sufrirlo. No es algo que pasa a otros. Es algo que nos afecta a todos como sociedad.