Muchos niños que han llegado a controlar la orina durante el verano, de repente, al poco de empezar el colegio vuelven a no controlarla. Te explico por qué.
Más tarde o más temprano los niños llegan a controlar la orina. Suelen hacerlo primero durante el día. La mayoría lo logra en torno a los 2 años, edad en la que suele retirarse el pañal.
Conseguir que se controle la orina de noche puede tardar más. Hay niños que incluso por encima de los 5 años siguen sin controlarla, necesitando el pañal por la noche. Es lo que llamamos Enuresis nocturna primaria.
Esto ya lo había tratado en otros artículos cuyos enlaces veis en negrita más arriba.
Pero ¿Qué ocurre para que muchos niños que durante el verano habían alcanzado ya ese control empiecen de nuevo a tener escapes diarios y/o nocturnos?
Voy a empezar por los escapes exclusivamente nocturnos
Como os explico en el tema de enuresis nocturna primaria, para que un niño no se orine de noche en la cama hace falta que produzca un pico de hormona antidiurética al dormirse. Esta hormona reduce la cantidad de orina que filtramos durante la noche.
Esto se controla por medio de la melatonina. Una hormona que el cerebro produce en función de la exposición a la luz. Su función es definir para cuerpo cuándo es de día y cuándo es de noche.
Y aquí llega el problema, durante el verano los días son más largos y la luz más intensa, con lo que el pico de melatonina es más potente.
Ahora llega el otoño, coincide con el comienzo de curso pero no se debe a él, y al acortarse los días y ser la luz menos intensa los picos de melatonina son menos potentes. Esto hace que también lo sea el pico de hormona antidiurética que el niño produce al dormirse, con lo que aumenta la cantidad de orina filtrada y es más fácil que se escape.
Cuando esto ocurre hay dos opciones:
- Poner el pañal de nuevo sin darle mayor importancia. Cuando ni el niño ni los padres dan relevancia a esto ni lo ven como un paso atrás es la solución más sencilla.
- Damos un suplemento de hormona antidiurética. Hay una presentación en pastillas que se deshacen en la boca para los niños que no producen hormona antidiurética o lo hacen en cantidades escasas. Cuando se usa es normal que al llegar la primavera, con el alargamiento de los días y la mayor intensidad de la luz del sol se recupere fuerza en la secreción de melatonina, y con ella en la de hormona antidiurética haciendo innecesario el tratamiento.
Pero hay niños a los que vuelve a escapárseles la orina tanto de día como de noche
En este caso sí que tiene que ver el inicio del colegio. Y más concretamente que muchos niños en el colegio prefieren no ir al servicio.
Puede ser por muchos motivos:
- Les da vergüenza pedirlo.
- Les da asco ir al servicio del colegio.
- Están distraído y cuando podrían, en los descansos, prefieren aguantar para salir a jugar con sus amigos.
El resultado es que el niño retiene la orina. Cuando la vejiga se llena en exceso, la presión irrita a la pared muscular que la rodea y ésta empieza a hacer contracciones involuntarias. Es lo que llamamos vejiga hiperactiva.
Para evitar que se escape el cierre de la vejiga aumenta su fuerza.
El resultado es tripe:
- Cuesta relajarse para orinar. Y cuando consiguen hacer, en muchas ocasiones hacen poco pese tener la vejiga a tope.
- Se le escapan pequeñas cantidades de orina de forma involuntaria, lo que hace que la ropa interior siempre esté mojada o huela a orina. Esto tiene una gran importancia en la autoestima del niño, porque produce rechazo por parte de los demás.
- De noche hay más facilidad para que tenga escapes, porque la vejiga llega llena y excitada a la noche.
La solución es insistir en que vaya al baño con frecuencia para orinar. Si lo conseguimos, la irritabilidad de la vejiga suele desaparecer en cuestión de días, desapareciendo los escapes.
Otras causas a descartar en la enuresis secundaria
A veces, sin que tenga nada que ver con el inicio de curso un niño que controlaba la orina empieza a no hacerlo. Conviene pensar en la vejiga hiperactiva que he descrito justo antes, pero hay que descartar también:
- Infecciones de orina. A veces son muy leves y no se acompañan de fiebre ni más malestar que una leve irritación al orinar y la sensación constante de tener ganas de ir al baño. Puedes descartarlo con un sedimento de orina. Y la solución evidentemente pasa por tratar la infección aunque sea leve.
- Motivos psicológicos. Aquí hay muchas situaciones que pueden manifestarse como una incapacidad para controlar la orina. Algunas de ellas por mencionarlas: El nacimiento de un hermano, acoso escolar, cambio de casa…. Si descartas todo lo anterior hay que buscar en este campo. La solución reside en averiguar la causa y abordarla con una solución desde el punto de vista psicológico. Aquí no valen las soluciones médicas.
Lo que no hay que hacer: Dañar la autoestima del niño
Regañar a un niño porque se le escapa la orina no suele evitarlo y sí tiene un efecto perjudicial importante: Daña la autoestima.
El control de esfínteres es uno de los primeros aspectos que cuando no se cumple genera rechazo social. La mayoría de los niños lo saben. Ya es bastante desagradable para ellos. No le castigues por algo que como has visto en casi ninguno de los casos anteriores es voluntario, ni puede controlar de forma voluntaria.
Nos corresponde a nosotros buscar la causa y ponerle solución para evitar que un problema biológicamente banal acabe teniendo una importancia grave sobre su autoestima y capacidad de relacionarse socialmente.